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82

Algo no estaba bien y aunque no había forma de saberlo, Kadet lo intuía, si Thorkell lo estaba buscando usando a otros miembros de la guardia significaba que era importante, jamás se expondría ni lo expondría a ser descubiertos, su mente divagaba entre todas las posibildiades, terminando por preocuparse demasiado, ¿Y si algo le había sucedido a Namjoon? pasó tiempo desde la última vez que lo vio, admitía con derrota que la situación con Hoseok lo había distraído demasiado, ahora tenía que buscar el momento perfecto para encontrarse con Thorkell.

—No me siento muy bien—le dijo a Clara una vez que estuvieron en su habitación—. Creo que voy a descansar.

—¿Quiere que le traiga más té? —preguntó preocupada.

—No, sólo quiero dormir, no me despiertes para la cena y si puedes cuidarlo hasta la noche, sería bueno, dámelo, lo alimentaré para que no te cause molestias.

—Claro, señor—dejó a su bebé en sus brazos, Kadet lo tomó con cuidado y cariño, estaba despierto y un poco inquieto, se sentó en el sillón cercano a la ventana cerrada y lo alimentó—. El general Jung fue muy amable con usted.

—Lo es—asintió sin mirarla—. Por lo poco que sé, de donde viene se trata a los donceles de diferente manera, su rey consorte es uno, y él estuvo casado con un doncel. Esa es la razón de su amabilidad.

Miró de reojo a Clara, quien asintió con una mirada tiste. —Ese lugar suena mucho mejor que aquí, no me malentienda, pero, estoy segura de que usted habría sido muy feliz viviendo en un lugar así, lo que dijo la princesa, fue cruel.

Kadet suspiró pesadamente, terminó por mirarla para sonreírle. —No sientas pena por mí, estoy bien, me he acostumbrado a esas cosas.

—No deja de ser injusto señor, recuerde que yo estoy de su lado, debe descansar, por lo que escuché esta mañana, la señora y la señorita estarán fuera creo que buscando algo para usar por el baile de mañana.

—En verdad espero no tener que asistir—hizo una mueca—. No me gustan esas cosas.

Clara le sonrió antes de acercarse a él, tomó al bebé en brazos y lo puso en su hombro para darle palmadas.

—Es hora de descansar ¿Quiere que le ayude a prepararse o a prender el fogón?

—No, sólo descansaré—negó levantándose—. Por favor, cuida bien de él.

—No tiene nada de qué preocuparse, descanse—le ofreció una sonrisa antes de salir de la habitación.

Kadet esperó un par de minitos antes de comenzar a desvestirse, se quitó aquel molesto vestido más grande de lo normal y los adornos en su cabello, se hizo una trenza baja y se puso un vestido sin volumen de algodón blanco, era lo que siempre usaba en casa. Faltaba un poco para el anochecer, salir vestido como hombre sería demasiado arriesgado, tomó varías bocanadas de aire antes de salir de su habitación, miró hacía ambos lados del pasillo, tras asegurarse que este se encontraba vacío, salió si alguien lo veía podía decir que estaba buscando a su dama para que le sirviera té, no sería extraño, ya que ella era la única que le servía a él, bajó las escaleras y una vez abajo se dirigió a la parte trasera, para salir por el área de servicio. El aire golpeo su rostro, el cielo estaba nublado, no había nadie cerca, por lo que casi corrió a la cerca, la cual abrió con cuidado escondiéndose de cuclillas, una vez que pudo salir, corrió dentro del bosque.

Para ir al río debía cruzar y dar vuelta en varios caminos, unos que no se recorrían con frecuencia, eran su vía de escape, contenía la respiración, cada momento subía la adrenalina de su cuerpo, no sabía que esperar o con que noticias lo recibiría Thorkell. Una vez que cruzó un camino rocoso y llegó al otro extremo del bosque se sintió un poco más tranquilo, conocía bien esos lugares, los cuales recorría cada que se sentía atrapado o en peligro, incluso en la oscuridad era fácil llegar a su destino. Escuchó el cauce del río y bajo la intensidad de su andar, miró alrededor, encontrándose con Thorkell recargado en un árbol mirando hacía el agua.

—Thorkell—dijo llegando a su lado.

Thorkell lo miró y sonrió con alivio. —Pensé que no habías recibido mi mensaje.

—Lo hice, dime ¿Sucedió algo? —preguntó con cautela, inseguro de su respuesta—. ¿Él está bien?

—Tranquilo, él está bien, siendo un dolor de cabeza como siempre, pero, en buen estado—asintió—. Me mando a averiguar quien es la persona que vino desde ScarLanding.

—Oh Dios—susurró con una mueca—. Él me pidió que lo averiguara, lo lamento mucho, he estado distraído estos días, tanto que lo olvidé por completo, además de que me han encargado ir al castillo y Zoltan no me ignora tanto como antes, me da miedo que me descubra.

—Lo entiendo y sé bien que él también lo entiende, no tienes nada de qué preocuparte, es peligroso para ti ponerte en situaciones como esta—Thorkell frunció un poco el ceño, como si se debatiera en decir las palabras que vinieron un segundo después—. No quiero pedirte esto, pero es importante, necesito que me ayudes.

—¿Con qué necesitas ayuda? —lo miró atento—. Dime y lo haré, tú me has ayudado demasiado con el simple hecho de mantener oculto mi secreto.

—Tiene que ver con Namjoon, mira, es complicado de explicar, pero necesito que Jung se encuentre con él.

Kader entrecerró los ojos. —¿Hablas de llevar a Jung a la isla? Eso es peligroso.

—Y casi imposible—asintió—. Pero, tenemos que hacerlo antes de que las cosas se compliquen más.

—¿Por qué tendrían que reunirse? ¿Se conocen? —preguntó perplejo.

—Bien, sé que no sabes mucho de ScarLanding, nadie aquí lo sabe, pero, ese reino perdió a su rey hace seis años—explicó en voz baja—. Ese reino actualmente está regido por el esposo del antiguo rey.

—Eso lo sé, es un doncel—asintió recordando las palabras de Hoseok—. El general Jung lo conoce bien, es la mano derecha del rey. ¿Namjoon pertenecía al ejercito?

—No, Kadet, por imposible e irreal que parezca, Namjoon no es alguien insignificante, todo lo contrario, se llama Kim Namjoon y él es el rey de ScarLanding.

—¿Qué? —susurró frunciendo el ceño, sin comprender del todo la información que estaba recibiendo—. Pero, acabas de decir que está muerto, Hoseok también lo dice.

—No sé qué fue lo que sucedió, yo no sabía quién era cuando llegué a la isla, pero, por alguna razón el rey de ScarLanding está aquí, así que Jung tiene que verlo. Tenemos que ayudarlo a salir de aquí, ha prometido que si lo hace cambiará las cosas en este reino.

Kadet estaba helado, sin habla, su mente estaba hilando las cosas y de pronto mucho de lo que Hoseok decía empezó a tener sentido para él, siempre hablaba de que debía buscar a alguien, era claro que de alguna manera ellos sabían que Namjoon estaba con vida, hizo una mueca, su cabeza comenzó a doler, sufrió un mareo que lo desestabilizó un poco, Throrkell se dio cuenta de que algo no estaba bien, así que tomó con delicadeza su brazo.

—¿Estás bien? —preguntó preocupado.

—Mmm, sí—susurró tocando un poco su cabeza—. No he comido nada y lo que me dices me ha tomado por sorpresa—relamió su labio inferior un poco nervioso—. Dios, esto es demasiado confuso, pero si lo que dices es verdad y Namjoon es el rey, se supone que deberían estar vigilando a Hoseok ¿No es así?

Se sintió más enfermo, si Hoseok estaba siendo vigilado, entonces, había una gran posibilidad de que lo hayan visto con él y de ser así, estaban en un gran peligro.

—Sí, lo están haciendo, pero tenemos que encontrar el momento correcto para reunirlos y creo que es mañana en la noche, siempre que hay un baile la mayor parte de la vigilancia recae en el castillo y sus alrededores.

—Yo...no creo que sea buena idea.

—Es muy arriesgado, eso lo sé, pero, no tenemos otra alternativa, algo me dice que las cosas se pondrán peor, no quisiera pedirte esto, pero Dion dice que te has vuelto amigo de Jung.

—Sí, algo así—mordió su labio inferior—. ¿Cómo deberíamos hacer las cosas?

—¿Crees que tengas que asistir al baile?

—No lo sé, Zoltan no me ha dicho nada, pero he asistido ya a dos bailes desde que Jung vino, tal vez pueda asistir.

—Bien, necesito que sólo le digas a Jung que tiene que verte aquí en la madrigada, tanto Dion como Kian esperarán aquí y los llevarán a la isla, yo estaré al pendiente, es importante que no le digas nada aún a Jung, no sabemos de lo que es capaz, el enojo es ciego.

Kadet sabía que ese plan era descabellado y peligroso, que no había forma de que pudiera salir bien, sin embargo, había algo dentro de él que lo obligaba a aceptar, era una fuerza que nunca antes había sentido, que estaba acompañada de una rabia irracional.

—Intentaré acercarme a él de cualquier forma para darle el mensaje.

—Sé que es estúpido decirlo, pero por favor, ten mucho cuidado. No te lo pediría si no fuera estrictamente necesario, si Dion o Kian le dicen a Jung es probable que este no confíe en ellos, necesitamos usar esa amistad que tienes con el general para hacer el plan posible, te prometo que todo esto es por una buena razón, tú más que nadie sabe que no se puede vivir en este reino. Necesitamos ayuda.

—Está bien, lo haré, pero tú también debes tener cuidado—le sonrió a medias—. Tengo que irme, me están vigilando.

—Gracias Kadet—susurró con una sonrisa llena de cariño.

Kadet lo miró un poco más antes de darse la vuelta y alejarse rápidamente de ahí, en su camino de regreso estaba pensando en el plan, en lo imposible que se escuchaba que tuvieran cautivo al rey de SacrLanding, tenía miedo de hacer un mal movimiento y arruinarlo todo, así como pensaba en la forma de acercarse a Hosoek, si es que Zoltan le pedía no asistir al baile, tendría que buscar la manera de entrar al castillo plagado de vigilancia para hablar con él, ese era otro gran problema. Tuvo mucho cuidado de no ser descubierto mientras regresaba, una vez dentro de la casa pudo suspirar tranquilo, tenía nauseas. Se estaba exponiendo a un gran peligro y aunque no pensara que su vida valía algo, no quería poner en peligro a Thorkell, a Namjoon y mucho menos a Hoseok.

—¿Kadet? ¿Qué estás haciendo despierto?

Se petrificó, contuvo la respiración al tiempo que se daba la vuelta, cruzando el recibidor principal se encontraba Zoltan, este acababa de llegar, relamió su labio inferior y bajó la mirada.

—Lo lamento, estaba durmiendo, pero, quería un poco de té.

—Mmm, sube, les diré que te lo lleven, la hora de la cena ya pasó y deberías estar descansando, recuerda lo que dijo el médico.

—Sí, enseguida—asintió aun sin mirarlo, subió las escaleras con lentitud guardando las apariencias.

Lo primero que hizo cuando llegó a su recamará fue deshacer su cama, entró al baño llevando su camisón y bata de dormir y se cambió de ropa, lavó su rostro con el agua fría que estaba en el cuenco para eliminar cualquier indicio de tensión, escuchó a lo lejos la puerta siendo abierta, un par de pasos y después siendo cerrada de nuevo, contuvo la respiración antes de salir de nuevo.

Encendió la vela que estaba al lado de su cama, se volvió hacía la mesa pequeña donde había algo de té y galletas, tenía hambre, pero también el estómago revuelto, no se movió, espantado de la presencia de Zoltan que estaba de espaldas a él mirando hacía la ventana cerrada. Sus manos temblaban, las entrelazó juntas para ocultar su temblor, su mente estaba divagando hacía lugares muy peligrosos, las palabras de Throrkell se volvieron más reales, ¿Zoltan sabía algo sobre lo que estaba pasando entre Hoseok y él? se negaba a creerlo, por el simple hecho de que sabía que si Zoltan llegaba a enterarse no dudaría en matarlo.

—¿Quiere un poco de té? —trató de que su voz sonara lo más tranquila posible.

—No—respondió con simpleza, se volvió y lo observó—. Me dijeron que tu dama pidió un poco de té para ti, porque no te sentías muy bien ¿Pasó algo?

Debido a la poca luz que desprendía la vela, era imposible ver su rostro y analizar su gesto, el no saber si estaba enojado lo puso mucho más nervioso.

—Sí, lo lamento mucho, estaba un poco mareado.

—Entiendo—su voz sonaba tranquila, se sentó en la silla alta al lado de la mesa y suspiró—. ¿Has tomado de forma diligente las infusiones que el doctor te dio?

—Sí—mintió—. Las tomo todos los días por las mañanas.

—Ven.

No pudo moverse, aunque su voz sonara tranquila, sabía que eso podía cambiar en cualquier momento, mordió su labio inferior con fuerza.

—Kadet, te dije que vinieras.

Asintió, moviéndose inseguro hacía él, sus piernas temblaban al igual que sus manos, no sabía qué esperar y eso le aterraba. Se quedó de pie a su lado, Zoltan lo miró, de cerca era más visible su rostro, seguía siendo duro como siempre, eso era algo que dudaba que cambiaría en algún momento, pero su mirada no lo evaluaba con enojo como era costumbre, sino con atención. Alargó la mano tomando su muñeca y jalándolo hacía él, se congeló sin saber cómo actuar, dejó de respirar cuando Zoltan terminó por sentarlo en su regazo. Su cuerpo entro se tensó, al no saber sus verdaderas intenciones. Aunque Zoltan había dejado de tratarlo mal, de gritarle o levantarle la mano, no dejaba de tenerle miedo, de sentirse incómodo y tenso a su lado. Sintió su mano en su cintura y su nariz en su cuello, donde aspiró su aroma, al tenerlo tan cerca se dio cuenta de su aliento alcohólico.

—¿Sabes? Hoy salí a beber con unos compañeros—rio entre su cuello, su nariz estaba fría lo que erizó su nuca—. Ellos hablaban de lo bien que se sentía llegar a casa y ser recibidos por sus esposas, lindas y complacientes, yo tuve que quedarme callado, no sólo tengo un doncel como esposo, sino uno que me huye a cada oportunidad que tiene ¿Te parece bien humillarme de esa manera?

Tragó en seco, aunque su voz era tranquila y adormilada, parecía un reclamo claro, lo estaba culpando por algo que desconocía y si daba una respuesta equivocada sería su fin.

—Lo siento, no quise hacerlo, nunca ha sido mi intención humillarlo.

—Lo sé—suspiró pesadamente—. Hay algo extraño pasando en mi cabeza. Muy raro, pero, no he dejado de pensar en ti.

Zoltan, tomó su mentón con delicadeza e hizo que lo mirará a los ojos, estaba sonriendo de forma ladina, bajó sus dedos por su garganta, hasta sus clavículas, donde acarició con sus nudillos. Se estremeció, no se sentía igual a cuando Hoseok lo tocaba, su cuerpo no estaba reaccionando de forma ansiosa o deseosa. Zoltan lo acercó más a su pecho sosteniendo su cintura y su aliento cálido acarició sus labios.

—Di que eres mío, quiero escucharte decir que eres completamente mío, que tu cuerpo, tu mente y tu corazón me pertenecen, dímelo.

Era una orden clara y directa, que, aunque no sentía, tendría que responder con una mentira, porque Kadet ya no sentía que le pertenecía a nadie más que a Hoseok.

—Sí, te pertenezco, siempre lo haré—susurró.

—Bien—asintió antes de tomar sus labios y besarlo.

Era la misma manera en la que era besado siempre por él, con dominancia y fuerza, era imposible seguirle el ritmo y tampoco era como si Zoltan esperaba que lo hiciera, el dominio sobre él le gustaba, sin embargo, para Kadet, ese beso marcó una diferencia muy grande ante los besos que Hoseok le daba, los cuales le robaban el aliento, lo ponían ansioso y esperando mucho más. El beso duró un poco más de lo que acostumbraba, sus manos recorrían su cadera con la intención de seducirlo. No podía relajarse, al contrario de ello el miedo creció, no quería estar entre sus brazos. Zoltan terminó soltándolo, suspiró casi como un ronroneo y lo miró adormilado.

—Dormiré aquí contigo, ve a la cama.

Se levantó como un muerto en vida, caminó lentamente a su cama y se metió bajo las cobijas, quería llorar, escuchaba a Zoltan quitarse las botas y el traje de guerrero, contuvo la respiración cuando se recostó a su lado, lo tomó de la cintura y lo acercó a su cuerpo, recostó la cabeza en su pecho duro y cálido, no pudo dormir hasta que Zoltan lo hizo primero, se separó un poco de su cuerpo y lo observó, soltando un par de lágrimas ligeras. ¿Por qué no podía estar al lado de la persona que en verdad amaba?





...el entrenamiento había sido más duro que otros días, podía sentir su cuerpo adolecer por completo, pero más aún, su pierna derecha ardía como fuego, no había podido evitar un golpe directo y ahora tenía miedo de mirar, hace rato que dejó de sentir la humedad de la sangre, no dijo nada, no podía quejarse, era un guerrero al final de todo, ninguno de sus compañeros debía ver que estaba herido. Todos estaban durmiendo o bebiendo, algunos habían tomado un baño, él se dirigía al río cuando se detuvo, Hoseok estaba fuera de su tienda, lo miró un segundo, y este hizo una señal con su cabeza, indicándole que debía entrar a su tienda, quiso negarse, pero no podía seguir engañándose, necesitaba verlo de nuevo, esas últimas dos semanas Hoseok lo evitó por completo, llamando a otros a sus aposentos, se suponía que dada su informal relación, no podía enojarse, mucho menos ponerse celoso, ellos no eran nada, Hoseok nunca prometió exclusividad, además para los ojos de los demás era un hombre más con necesidades, no un doncel.

Entró y lo miró quitarse la camisa, dejando su torso descubierto, su cabello hasta los hombros estaba suelto y sus músculos se marcaban mucho más debido a las horas de entrenamiento, tenía el deseo de acercarse y fundir su rostro en su pecho.

—Desnúdate y tiéndete sobre las mantas.

Su corazón latió con fuerza descomunal, sonrió para sus adentros antes de comenzar a desvestirse, cuando llegó a sus pantalones recordó su herida y se detuvo unos momentos, mordió su labio inferior terminando por hacerlo, siseo ligeramente al ver el corte en su muslo derecho, se recostó esperando. Hoseok se acercó con un cuenco de agua y un paño, tomó su tobillo derecho y bajó su pierna, chasqueo la lengua.

—Eres demasiado descuidado ¿Sabes? —negó—. Una herida así tiene que ser atendida antes de que se infecte, el armamento que tenemos aquí en la frontera no es de las mejores condiciones, algunas espadas están oxidadas, tendré que mandar a alguien para que las reforme y pedirle a Namjoon nuevas, les hemos dado un uso extremo.

Acomodó sus codos en las mantas para enderezar la parte superior de su cuerpo y mirar como limpiaba su pierna con el paño, hizo una mueca cuando tocó la herida, Hoseok lo miró con una sonrisa divertida.

—¿Por qué no te detuviste? —preguntó volviendo a concentrarse en limpiar la herida.

—Es mi deber continuar hasta el final ¿No es así? Siempre has dicho que no quieres guerreros débiles, no puedo decepcionarte.

Aunque no dijo nada, sabía que la sonrisa de Hoseok estaba llena de orgullo, terminó de limpiar su herida, aplicó una pomada de hierbas que era perfecta para ayudarlos con las heridas y vendó con cuidado.

—Listo—dijo acariciando sobre su muslo, en su cadera, caricias que le quitaron el aliento y lo llenaron de deseo, Hoseok sonrió agachándose un poco besando el interior de su muslo, muy cerca de su ingle, gimió con la boca abierta, haciendo la cabeza hacía atrás, disfrutando de la dulzura y el calo de su boca, así como las caricias en su cadera.

El placer que sentía se derramaba por todo su cuerpo, llenando cada espacio de su ser, era perfecto, Hoseok lo miró saboreando sus labios y se acercó a su cuello, susurrando en su oreja.

—¿Me extrañaste bebé? No te preocupes, te voy a hacer sentir muy bien...



Se sentó en la cama de golpe, su corazón latía con fuerza, tragó en seco sintiendo el frío en su nuca y frente, estaba sudando, acalorado, podía sentir sus mejillas rojas, ¿Qué había soñado? Estaba solo en la cama, aun no amanecía, quitó un poco las cobijas subiendo su camisón por la pierna derecha, acarició con sus dedos la cicatriz blanquecina, larga y lineal que se encontraba ahí y negó. Su cabeza dolía, como si no hubiese dormido nada, también había una sensación extraña en su estómago, una necesidad que se volvía dolorosa, con terror se dio cuenta que estaba excitado, subrió su regazo con las mantas cuando escuchó la puerta del baño.

—Pensé que seguías durmiendo—dijo Zoltan mirándolo con incomodidad—. ¿Pudiste dormir?

—Ammm, sí, ¿Durmió bien? —peguntó sin aliento.

—Sí ¿Sucede algo? ¿Por qué pareces agitado? —lo miró con extrañeza.

—Creo que tuve un mal sueño—sonrió con timidez—. ¿Se va ahora?

—Sí—asintió—. He dado órdenes a tu dama para que te ayude a prepararte, el carruaje estará listo antes del anochecer, te llevará al baile en el castillo, te estaré esperando.

—Oh, claro—asintió ahora más nervioso.

—Ten buen día—dijo acercándose a la puerta.

—Tenga un buen día—correspondió con amabilidad, Zoltan lo miró un par de segundos antes de salir de la habitación.

Kadet se dejó car en la cama, cubrió su cuerpo entero con las mantas y soltó un suspiro. Había mucho en su mente en ese momento, primero, su misión, debía encontrar el momento indicado para verse con Hoseok y darle el mensaje, pero, eso significaba otro problema más, ¿Cómo podía verlo a la cara después de aquel sueño? Fue una fantasía subida de tono, una que aún estaba en su mente y causaba grandes estragos a su cuerpo. Necesitaba un baño frío. Trató de volver a dormir, pero cada que cerraba sus ojos lo veía, vivido y magnifico, terminó dando vueltas en la cama, hasta que el cielo se aclaró y Clara entró, esta le sonrió.

—Buenos día señor, ¿Ha dormido bien?

—Sí, he descansado. ¿Sungchan durmió bien?

—Sí, despertó un par de veces en la noche, pero calenté un poco de leche de vaca y volvió a dormir después de comer.

—Bien—asintió, Clara no dio indicios de estar enterada de que Zoltan se había quedado a dormir en su habitación, y él no sería quien le diría, si nadie lo sabía era mejor, no quería lidiar con las preguntas de su suegra en ese momento—. ¿Puedes traerlo para alimentarlo? Y también trae agua fría, quiero tomar un baño, por favor.

—¿Agua fría? —preguntó ella confundida—. ¿Está seguro?

—Sí, tengo que estar muy despierto para prepararme, en la noche iré al baile.

—Sí, el señor Choi me dijo que lo ayudara, bien, iré por el pequeño y después pediré que suban el agua.

—Gracias—le sonrió, pero deshizo su sonrisa una vez que ella salió, suspiró pesadamente, algo dentro de él le decía que esa noche muchas cosas cambiarían.












El carruaje se detuvo frente al castillo, Kadet contuvo la respiración, apretó sus manos sobre su regazo y espero a que la puerta se abriera, estaba realmente nervioso, no podía con la sensación en la boca de su estómago, odiaba estar en esos lugares donde sabía que las personas lo mirarían y hablarían, no importaba lo mucho que se esforzara, el resultado era siempre el mismo. Se imaginó que alguien de la guardia lo recibiría, pero cuando las puertas del carruaje se abrieron fue la mano de Zoltan la que recibió como apoyo, este le observó con una media sonrisa.

—Llegas a tiempo—dijo como un cumplido.

—Sí, fui cuidadoso esta vez—regresó la sonrisa—. ¿Ha esperado demasiado?

—No, estamos a tiempo para que comience—suspiró.

Lucia muy diferente a cuando lo vio aquella mañana, llevaba el traje formal del ejército de Las Cumbres, pulcro y formal, bajó del carruaje con la ayuda de su mano y guardó la compostura, no sentía que se veía mal, había usado lo que Zoltan eligió para él, un vestido liso beige con decoraciones doradas un collar de perlas, además de unos guantes dorados. Su cabello también lucía bien, un simple recogido, que enmarcaba su rostro, Clara le había dicho que se veía hermoso, pero él no lo creía de esa forma, aun así, esperaba que para Zoltan fuera más que suficiente.

—Es una fiesta algo extravagante—dijo Zoltan con una mueca—. La princesa ha invitado a una gran cantidad de personas, tal vez, tenga que dejarte solo unos momentos durante la velada, tengo que asegurarme que todo marche bien.

—Está bien—asintió por lo bajo.

Zoltan no mentía cuando dijo que era un baile extravagante, había una gran cantidad de flores falsas hechas a mano adornando todas partes, velas sobre soportes de oro y telas color azul brillante colgando de los arcos alrededor del salón, todos vestían acorde a la ocasión y había muchas más personas. Eso le preocupó de inmediato ¿Cómo se suponía que debía encontrar a Hoseok y hablar con él? Parecía imposible.

Hizo una reverencia a las personas que les miraban, a él podían ignorarlo, pero no al general primero de la guardia, se sentía incómodo, sobre todo al sentir algunas miradas de burla. Mantuvo la cabeza abajo todo el tiempo, Zoltan se encargaba de guiarlo, este no podía estar tan lejos de los príncipes, dio un rápido vistazo, pero no pudo ver por ningún lugar a Karina.

—¿Buscas a alguien? —preguntó Zoltan llamando su atención.

—Ammm a la princesa, quería saludarla—dijo con timidez.

—Ella no bajará—respondió con simpleza—. No se sentía bien para hacerlo, el doctor le aconsejo que guardara reposo.

—Oh, entiendo, espero que mejore—susurró con un poco de preocupación, la había visto el día anterior y parecía estar mejor, pero, su salud seguía siendo delicada.

—Ten, bebe esto, te va a ayudar a relajarte—le ofreció una copa la cual tomó y dio un pequeño sorbo. Más que las miradas de las personas, la actitud de Zoltan era lo que lo tenía más nervioso, desde la noche anterior le había dejado un sabor amargo en la garganta, por el simple hecho de no saber sus verdaderas intenciones.

—Te ves muy bien hoy—dijo llevando una mano a su mejilla en donde acarició tenuemente—. Sabía que este color te quedaría muy bien.

—Gracias, tiene un excelente gusto—susurró sin mirarlo.

Zoltan levantó su mentón y lo hizo que lo mirara a los ojos, la antelación le hizo experimentar náuseas, antes, había esperado esa clase de atenciones, era su sueño, conmover el corazón de su esposo y hacer que lo amara, pero, con el tiempo desechó esa idea por completo, y ahora que sucedía, no podía encontrar el alivio o corresponderle. Estaba muy cerca de su rostro, Kadet se encontraba muy seguro de que algunas personas los observaban, no era bien visto esa clase de demostraciones públicas de afecto, estaba a punto de besarlo en un salón lleno de personas cuando un carraspeo de garganta lo interrumpió. Zoltan se enderezó y miró a su derecha, Kadet hizo lo mismo con las mejillas a punto de estallar.

—Lamentamos la interrupción general—la voz femenina lo hizo levantar la mirada.

Se quedó quieto, observando la sonrisa llena de diversión de EunHa, este estaba hermosa con un vestido rojo que remarcaba su palidez y grandes ojos, a su lado se encontraba Hoseok, Kadet lo miró fijamente, este le observó con un musculo tenso en su mandíbula, sintió vergüenza de sí mismo al instante, le afectaba el hecho de que Hoseok haya presenciado esa muestra de afecto, aún si Zoltan era su esposo y tenía derecho a ello.

—No ha interrumpido nada princesa—dijo Zoltan con una inclinación.

—Quise venir a saludarlos, Kadet, me alegra mucho que estés aquí—ella le sonrió de forma condescendiente, evaluándolo de pies a cabeza—. Es la primera vez que te veo en un lugar así.

—Princesa—susurró como saludo inclinando la cabeza.

—General—dijo ella desviando su mirada a Zoltan—. ¿Su esposo le comentó que he conocido a su hijo? Es un bebé precioso, mis felicitaciones.

—No, no lo hizo, pero muchas gracias alteza—asintió un poco incómodo.

Kadet podía darse cuenta del intercambio de miradas entre Zoltan y EunHa, pero no le tomó mucha importancia, ya que sus ojos se fijaron en Hoseok, su corazón sufrió un vuelco al ver lo perfecto que lucía esa noche, mordió ligeramente su labio inferior al recordar su sueño.

—Joven Choi, la princesa Karina quería que le dijera que lamentaba no estar aquí, tenía deseos de verlo, espera que la pueda acompañar otro día para tomar el té.

—Sería un honor—asintió—. Por favor, hágale llegar mis mejores deseos para su recuperación.

—Lo haré—sonrió.

—Oh, es verdad, pobrecita de mi hermana, esperemos que se encuentre mejor general—sonrió EunHa mirando a Hoseok y tocando su brazo.

Kadet sintió algo muy feo en sus entrañas, no quería que EunHa tocara a Hoseok, se aterró de lo posesivo que parecía estar en torno al general.

—Que pasen una buena velada—sonrió EunHa antes de tomar del brazo a Hoseok para alejarse de ellos.

Suspiró bajito, no le gustaba esa situación, se sentía en completa desventaja, miró a Zoltan, quien no apartaba la vista del lugar por donde la princesa y el general se habían ido, su rostro perdió toda tranquilidad, dejando una mueca de molestia, Kadet bebió un poco más de la copa en silencio. El humor había cambiado por completo y permaneció de esa forma por un buen rato, lo único que hacía era seguir a Zoltan y saludar a las personas que él saludaba, miraba a las personas bailar, esperando que Hoseok y Eunha no lo hicieran, no creía que podría soportarlo.

—Tengo que ir a vigilar algo, por favor, quédate por aquí.

—Claro—asintió.

No quería estar a su lado, pero tampoco quería quedarse a solas, cuando Zoltan se fue, caminó alrededor, detrás de los peldaños, tratando de pasar desapercibido, se recargó en una pared cercana a los pasillos, miraba a las personas bailando y riendo, relajados, sin ninguna preocupación, no podía ver a Hoseok por ninguna parte. Sintió que alguien tomaba su mano y lo jalaba hacia el pasillo que llevaban a las torres, soltó su aliento por la sorpresa, miró hacía el frente completamente descolocado, pero se relajó al ver que quien lo jalaba hacía la oscuridad era Hoseok. Una vez en el pasillo lo soltó.

—¿Tienes idea de lo que estaba por hacer? Si su boca se hubiera acercado más a tus labios, estoy seguro de que lo habría matado.

Kadet lo miró con una sonrisa, Hoseok parecía muy molesto, pero para él, era la mejor imagen que alguna vez pudiera haber visto.

—Lo siento—susurró sin dejar de mirarlo—. Jamás había pasado algo así, él odia que lo vean conmigo en público.

—Es un cabrón egoísta que quiere lo que es mío, pero, no lo voy a permitir—bufó acercándose un poco a él, acorralándolo en la pared—. Luces tan perfecto.

—Yo...—pararon cuando escucharon ruidos provenientes del pasillo, Hoseok tomó su mano y abrió una de las habitaciones, era un salón que tenía un piano en medio, cerró la puerta con cuidado.

—Esta ha sido una noche terrible, me encargaron acompañar a esa niña mimada, me exaspera por completo—lo miró recargado en la puerta—. No sé si pueda soportarlo más tiempo.

La forma en como lo miraba le puso nervioso, la mirada de Hoseok era intensa, le recordaba a su sueño, sus mejillas se enrojecieron y bajó la mirada, estaba por decir algo cuando nuevamente lo tomó de la mano y lo guío al fondo de la habitación, detrás del piano había una puerta, la abrió y los adentró, el espacio era reducido, se trataba de un armario vacío, quiso preguntar qué estaba pasando cuando cerró la puerta.

—Shh, alguien viene—susurró en su oreja erizando su cuerpo al sentir el calor de su aliento.

Se tensó al instante cuando escuchó la puerta abrirse, tembló ligeramente, estaba recargado en la pared, muy cerca de Hoseok, este lo tomó de la cintura y se acercó a su cuello, aspiró su aroma y se mantuvo ahí. Kadet quería concentrarse en el hecho de que tal vez alguien los iba a descubrir, pero, el aroma en el cabello de Hoseok no le dejaba aclarar su mente, sintió sus labios en su cuello, justo debajo de su oreja y suspiró muy bajito, su pecho subía y bajaba por la adrenalina que recorría su cuerpo. Relamió sus labios hasta que escuchó las voces conocidas.

—¿Qué carajo pretendes? Estoy cansado de tus juegos.

Kadet entrecerró los ojos mirando hacía la puerta, esa era la voz de Zoltan, su terror aumento al máximo.

¿A qué estás jugando tú? Dime, ¿Lo quieres ahora? ¿Es por qué tiene a tu hijo?

Hoseok levantó su cabeza de su cuello y miró también a la puerta, después hacía él, no podía ver su rostro por la oscuridad que los envolvía, pero era claro que lo observaba fijamente. Kadet tragó duro, sin comprender lo que estaba sucediendo.

No sé de qué estás hablando—gruñó.

—¿No lo sabes? ¿O no lo quieres ver? Quiero escucharlo de ti ¿Sientes algo por él? tú...dijiste que jamás llegarías a quererlo o aceptarlo, me prometiste que yo soy la única que está en tu corazón.

—Tú eres la única que está en mi corazón, en mi cuerpo entero, no tienes una maldita idea de lo que sufrí cuando te fuiste. EunHa, tus reclamos no tienen fundamento, te esperé y ahora que has regresado no le quitas el ojo a ese idiota.

—¿Estás celoso? —susurró con voz melosa.

—Sí y por lo visto tú también. Dime ¿Tienes celos de un estúpido doncel?

—No quiero que vuelvas a hacer esa estupidez de tocarlo en frente de las personas, te lo advierto, no quedamos en eso, dijiste que nunca le mostrarías más que desprecio, que lo odiabas y te causaba asco, que el sólo hecho de tocarlo era nauseabundo, pero lo hiciste y tiene a tu hijo.

—Fue una maldita vez y odie cada segundo, no he vuelto a tocarlo, sabes que esto no es mi idea, ellos querían que tuviera un hijo, lo aborrezco, no puedo siquiera pensar en él de esa forma, me produce asco, lo he maltratado todo lo que merece, no lo quiero, a la única persona que amo es a ti.

—Demuéstralo—susurró.

Se petrificó cuando escuchó los sonidos de besos descarados, si bien, siempre supo que era imposible que Zoltan le guardara fidelidad, nunca imaginó que estuviera enamorado de la princesa, no sabía cómo sentirse, por una parte, estaba enfermo de asco y por la otra realmente triste por la manera en la que se expresaba de él. Sus ojos picaban queriendo derramar lágrimas sin sentido, si ya sabía que Zoltan lo aborrecía ¿Por qué se sentía herido? Distrajo su mente cuando sintió el agarre fuerte en su cintura, no estaba solo en ese reducido lugar, Hoseok se tensó por completo, podía sentir la furia emanando de su cuerpo, Kadet tenía que detenerlo de hacer una locura si querían salir ilesos de ese lugar, con manos temblorosas tocó su rostro, duro por la tensión, delineó con delicadeza cada una de sus facciones, sus ojos estaban fuertemente cerrados, ignoró los besos y otros sonidos al otro lado de la puerta y se concentró en calmar al hombre que lo apretaba a su cuerpo con posesividad.

—No duele—susurró muy bajito—. Soy tuyo.

Hosok respiró con profundidad, manteniendo fijo su agarre en su cintura, sin embargo, este estaba perdiendo la fuerza alimentada por la ira. Kadet delineo su rostro en la oscuridad, pero, no era suficiente, se quitó los guantes desnudando sus manos, fascinado de las partes rugosas y suaves de su cara, acarició sus labios, suaves y carnosos, su barbilla rasposa y su cuello, recordó su sueño, la fantasía de verlo desnudo, ¿Su cuerpo sería el mismo? Bajó sus manos hacía su pecho, elevando una ceja por su dureza, Hoseok pegó la frente a la suya y aspiró con inestabilidad, su aliento temblaba, al igual que su cuerpo. Kadet nunca tuvo la intención de tocar a alguien de esa forma, no sentía ese deseo que todo el mundo decía que era incorrecto, la pasión era mala, y el deseo sólo servía a la hora de procrear un hijo, su suegra se lo dejó claro, pero, en esos momentos, Kadet deseaba más de lo que alguna vez obtuvo. Bajó las palmas de sus manos a su vientre duro, Hoseok suspiró pesadamente, besó su nariz y su mejilla, guiando sus dulces labios a su cuello, Kadet abrió en demasía sus ojos al sentir la caliente y húmeda lengua recorrer su cuello hasta el lóbulo de su oreja, sus piernas temblaron, recordaba ese mismo calor en sus muslos debido al sueño que quiso hacer realidad.

Estaba perdido en el mar de sus emociones que no prestó atención a lo que sucedía afuera, su mente y sus sentidos estaban inundados de Hoseok, su respiración era inestable, mordía con fuerza su labio inferior para no soltar algún sonido vergonzoso. Su mano tentaba la dureza de su vientre, sin pensarlo dejándose llevar por el placer que sentía por sus besos en su cuello, bajó un poco más, encontrándose con la dureza en su pantalón, se detuvo, creyendo que estaba haciendo algo equivocado, pero Hoseok no pensaba lo mismo, gimió ronco en su cuello, lo que erizó su cuerpo entero, no se movió, tratando de recuperar el aliento, Hoseok besó su cuello, tomando su mano y llevándola de nuevo a su entrepierna, guiándolo a acariciarlo, al mismo tiempo que tomaba sus labios y lo besaba con profundidad.

Su mente estaba en blanco, se concentraba sólo en disfrutar la forma como lo hacía sentir, estaba en las nubes, quería más, no podía imaginar perderse de esas hermosas sensaciones. Mientras que Zoltan hablaba de lo repulsivo que le parecía, Jung Hoseok estaba deshaciéndose por sus caricias, besando sus labios con una necesidad sobre humana, nada más importaba, sólo el hecho de estar en sus brazos.

Se detuvieron al escuchar un agudo sonido de mujer, Hoseok rio regresando nuevamente a su oreja.

—Él ha terminado y yo sólo estoy comenzando, no sólo es malo luchando, tienes suerte de tenerme a mí cariño.

—Quédate conmigo esta noche—dijo Eunha sin aliento—. Te necesito tanto.

—Bien, haré lo que tú quieras, siempre, tenemos que salir.

Hubo diferentes sonidos antes de que la puerta principal se abriera y terminara cerrándose segundos después. Kadet suspiró pesadamente, tomó las mejillas de Hoseok y besó sus labios con cariño.

—Debemos salir de aquí—dijo Hoseok con voz ronca—. No estoy pensando con claridad.

Kadet asintió, él tampoco lo estaba haciendo, abrió la puerta con cuidado, aliviado de encontrar el salón vacío, se sentía acalorado, una vez afuera regresó a la realidad, su timidez volvió, además de un claro sentimiento de temor, no quería que Hoseok pensara mal de él.

—¿Te duele? —preguntó Hoseok con seriedad.

—No, sabía que no era fiel a mí y también que no me tenía aprecio—suspiró mirándolo, tratando de sonreír—. Lo que él piensa de mí es lo que piensan la mayoría de las personas aquí, ¿Quién preferiría a un asqueroso doncel sobre una hermosa princesa?

Hoseok bufó negando. —No sólo lo dices por él ¿Verdad? Sigues desconfiando de mis palabras de afecto.

—Jamás recibí atenciones o afecto, lo que estoy sintiendo es nuevo, es demasiado extraño, lo que pasó ahí dentro, los besos, los sueños, todo es muy confuso.

—¿Sueños? —preguntó con una ceja alzada, sonrió a medias acercándose a él—. ¿Qué clase de sueños?

—No lo diré—bajó la mirada avergonzado.

Hoseok tomó sus mejillas levantando su vista y acarició con cariño. —Si te sirve de consuelo, yo sueño contigo todos los días, no veo la hora para irnos de aquí, aun no lo entiendes, pero me vuelves loco en todos los buenos y malos sentidos, voy a demostrarte que eres más valioso y perfecto que una princesa.

—¿Lo prometes? —susurró muy cerca de sus labios.

—Lo prometo—asintió con una sonrisa—. Seremos tan felices juntos.

—Yo...hay algo que quiero pedirte—dijo sin dejar de mirar sus ojos—. ¿Podemos vernos esta madrugada? Antes del amanecer, en el mismo lugar de antes.

—Por supuesto—suspiró besando sus mejillas—. Hay algo de lo que quiero hablarte.

—Yo también—susurró—. Tengo que irme—se separó de él a regañadientes—. Te esperaré ahí.

—No faltaré—le sonrió, aunque apretó la mano para no volver a tocarlo.

Era imposible lo mucho que le estaba costando estar lejos de él, aun no salía de la habitación y ya deseaba sus brazos, lo miró antes de abrir la puerta y salir, no sin antes mirar alrededor para cerciorarse que nadie lo viera, una vez afuera tomó un poco de aire tratando de calmar los latidos de su corazón. Estaba hecho, aunque su mente se encontraba ensombrecida por los acontecimientos previos, pudo darle el mensaje. Mientras caminaba de regreso a la fiesta, se sintió enfermo, dándose cuenta de la realidad de su vida, todo empeoró cuando vio a Zoltan.

—Aquí estás, llevo rato buscándote—dijo con una sonrisa.

—Oh, estaba por allá mirando al baile—su voz sonó mucho más seria de lo que había planeado—. Quisiera regresar a casa, aun no me siento muy bien. ¿Podría hacerlo?

—Claro, ve primero—Zoltan miró sus manos, frunció el ceño y tomó una de sus manos tensándolo de inmediato, quería alejarse, pero, no lo hizo, algo consciente dentro de él le decía que no era buena idea—. ¿Dónde están tus guantes?

Sintió nauseas al darse cuenta que había abandonado sus guantes, apretó la mandíbula y alejó un poco su mano, enlazándolas para ocultarlas con sus mangas.

—Derramé el vino en ellos, lo siento—susurró sin dejar de mirarlo para evaluar sus reacciones.

Zoltan asintió con una mueca. —Está bien, no te preocupes, les diré que traigan el carruaje, oh, tendré que quedarme aquí, tal vez no te vea hasta mañana por la noche.

—¿Todo bien? —fingió preocupación, aunque por dentro se sentía asqueado por saber exactamente la razón por la cual Zoltan quería quedarse en el castillo.

—Sí, pero, es mi deber estar aquí.

Kadet asintió con una sonrisa incómoda, observó unos momentos a Zoltan, quien le sonreía sin preocupación, ¿Cuál era su juego? Se preguntó profundamente, lo acompañó a la entrada, donde esperaba el carruaje.

—Ve con bien—dijo ayudándolo a subir.

Cuando la puerta se cerró, Kadet se permitió derramar las lágrimas que era imposible seguir conteniendo, estaba furioso, nunca antes había sentido esa clase de enojo, uno incontrolable y que le estrujaba por dentro. No creía justo ser lastimado de esa manera por alguien que lo odiaba, en medio de un juego pasional, recibiendo lo peor de otras personas quienes lo miraban con desdén y superioridad, como si no fuera nada. No conforme con el daño físico y mental causado, jugaba con él, tratándolo bien, cuando era una mentira cruel. No lo quería cerca, comenzaba a aborrecerlo también y a odiarlo con todas sus fuerzas, no quería que criara a su bebé, uno que por lo escuchado no quería. Entonces, pensó en lo que Thorkell le había dicho, sobre la esperanza que recaía en Kim Namjoon y al mismo tiempo en las promesas de Hoseok, de llevarlo lejos de ahí y darle una mejor vida. Decidió que haría todo lo posible para lograrlo y que no importaba como, se aseguraría de que las cosas sucedieran, quería creer que podía tener una nueva oportunidad. 






Hace mucho que no pasaba por aquí, espero que les haya gustado, no se preocupen, voy a actualizar más seguido estos días. Tal vez la próxima semana la actualice todos los días, depende.

Comenten y dejen su voto, por favor, que me encanta leerlos.

Los amo y gracias patos 🤍

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