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80

La adrenalina recorría su cuerpo, contenía la respiración mientras se escabullia al jardín del castillo, si es que podía llamarlo de esa forma, era sucio, con arboles y flores muertas, anduvo con cuidado, escondiéndose cuando veía que alguno de los guardias se acercaba, memorizo el camino, aunque no veía viable regresar por el mismo lugar, no mentian cuando dijeron que había demasiados guardias alrededor. Anduvo por el pasillo de piedra, con enredaderas muertas, hasta que dió con el hoyo, escondido entre la meleza, era pequeño, ¿Nadie se había dado cuenta de él? Se arrastró para salir, tratando de no hacer ruido alguno y una vez que estuvo fuera, caminó un tramo de bosque hasta que vio dos caminos, uno a cada lado, despejados, fue por en medio, su cuerpo era arañado por las ramas, pero no importó, el camino fue muy largo, demasiado, creyó que estaba perdido hasta que escuchó el cause del río, fue más lento, mirando alrededor, agradecido de la luna llena y el cielo despejado que iluminaba parte de ese lugar, vio a alguien parado al lado de una enorme roca. Era él, era claro, pero estaba vestido de forma diferente, con un traje que le quedaba un poco grande de soldado, su cabello largo estaba trenzado en su espalda. Se volvió, sin maquillaje, con el rostro limpio, era tan parecido a Xiumin, que se quedó petrificado.

—Xiumin—susurró conteniendo la voz, con un dolor horrible en su pecho.

Lo vio acercarse con cuidado, su rostro mostraba cautela. —¿General? ¿Está bien?

Todo se derrumbó a su alrededor, de repente ya no era Jung Hoseok, el general de ScarLanding, que había llegado a ese reino con una misión, era un hombre dolido que había pedido de forma injusta al amor de su vida y que ahora se paraba frente a un chico igual a él, las gruesas lágrimas recorrieron sus mejillas, no podía detenerse, era imposible hacerlo, Kadet llegó hasta él y sin pensarlo, lo abrazó, hacerlo era como sentir su corazón latiendo de nuevo, mostrándole que estaba con vida, como encontrar el camino después de tanto tiempo perdido, como tomar agua después de caminar horas por el desierto, era todo y nada al mismo tiempo, escondió la cabeza en su cuello, aspirando su aroma, fresco y dulce, había una escencia a lavanda que le encantó. Lo estrechó, Kadet suspiró y regresó el abrazo, fue lo mejor que vivió en mucho tiempo, la estatura perfecta, encajaba en su cuerpo de forma correcta.

No pudo dejar de llorar, era imposible hacerlo, no cuando sus sentimientos estaban encajados en su pecho, Kadet acarició su nuca, y lo sintió sollozar. Se separó un poco de él, mirando sus ojos húmedos y su labio tembloroso.

—¿Y tú por qué lloras? —preguntó en un susurro.

—No lo sé, realmente no sé...no sé que está pasando conmigo, pero, tú dolor es mío.

Hoseok sonrió a medias, sostuvo con fuerza su cintura atrayendolo más a su cuerpo, y con la otra acarició su mejilla, era delicada y suave. Había esperando mucho por tocarlo, por sostenerlo y ahora que lo hacía, quería ponerse de rodillas y agradecer al cielo.

—Lo siento, te pareces tanto a él. Es como si estuviera viendolo.

—¿A él? —preguntó sin dejar de mirar sus ojos, buscando una respuesta.

—Al amor de mi vida, la persona que más he amado en el mundo, y yo...lo perdí, hace años lo perdí de la forma más cruel y dolorosa y tú, te pareces mucho a él, es como si lo viera de frente y vestido así, como un guerrero, es imposible no llorar.

Kadet sonrió con tristeza. —¿Era un doncel? ¿De esos que entraron al ejército?

—Sólo él lo hizo—rio por lo bajo, sin dejar de acariciar su mejilla—. Eres tan...tan precioso, dios, tus ojos me tienen hipnotizado y quiero hacer algo, que está mal, pero, necesito hacerlo, porque si no lo hago moriré.

—¿Qué? ...

Lo besó, tomó su mentón y lo acercó a sus labios, juntandolos, suspiró sobre estos, Kadet se tensó un momento y con su mano quiso alejarlo, pero, terminó cerrando los ojos, cediendo,  Hoseok hizo lo mismo, moviendo sus labios con profundidad, besando con una necesidad tan grande, hambriento de él, sintiendo que era todo lo que necesitaba para mantenerse con vida. Besó profundamente por unos momentos antes de que sus respiraciones se volvieran más inestables, Kadet abrazo su cuello, poniéndose de puntillas para mantenerse cerca, eso ayudó a que lo abrazara más cerca, sintiendo cada curva de su cuerpo, era delgado, mucho más que Xiumin, pero, eso era sencillo de explicar, no debía comer mucho, no le sorprendía, compartir su calor, su sabor y la calidez de sus labios, Kadet se separó primero, huyendo de sus brazos, su pecho subía y bajaba debido a la falta de respiración.

—No...esto....esto está mal—susurró negando.

Sus labios rojos y húmedos, sus ojos abiertos y cristianos, y sus mejillas enrojecidas, crearon la mejor imagen para su mente, una que recrearía hasta el final, tomó un poco de aire y lo siguió, tomando su muñeca para detener su huida, lo volvió hacia él, miró sus ojos, no parecía asustado ni enojado, sólo confundido.

—Lo siento, pero, no me voy a disculpar por lo que hice, no lo voy a hacer, porque eso sería decir que estuvo mal y nada en mi maldita vida se sintió tan correcto como este momento—lo acercó, sorprendido de lo sencillo que era moverlo a su lado, porque podía hacerlo, él lo estaba dejando, junto sus frentes, volviendo a abrazar su cintura para acercarlo—. Dime ¿Quieres que me disculpe?

Kadet boqueo, sorprendido por sus palabras, Hoseok también estaba sorprendido de su actitud, era demasiado arriesgado, tomando en cuenta que aún no descubría quien era en realidad ese hombre, si eso se trataba de una trampa o las consecuencias de ser descubiertos por Zoltan o cualquier persona.

—N...no, no quiero—susurró sobre sus labios.

Hoseok volvió a besarlo, está vez, con más lentitud, disfrutando cada segundo, se movia con delicadeza, delineando su rostro, saboreando su boca y compartiendo respiración, cada suspiro era un aliento para su corazón. Kadet jadeaba sobre sus labios, demaciado impaciente, le recordaba a Xiumin, las primeras veces que se besaron, tan inexperto y ansioso, Kadet parecía ser igual y eso sólo le trajo recuerdos tristes y amargos, Siguió dando besos pequeños, sin despegarse más de un segundo de sus labios.

—Tengo....tengo que irme—susurró Kadet.

—¿Lo amas? —dijo mirándolo a los ojos, con una profundidad enorme—. Dímelo, ¿Lo amas? ¿Sientes algo por él?

No quería escuchar la respuesta, le dolía tan solo de pensarlo, sin embargo, Kadet hizo una mueca triste y sus ojos se ensombrecieron.

—¿Qué pasaría si digo que si?

—Te diría que me alejaría, pero realmente no estoy seguro de ello, así que tendré que hacerlo mejor que él para que dejes de amarlo.

—Y si te digo que no sé cómo se siente el amor ¿Qué pasaría?

Hoseok sonrió, acariciando su mejilla, recorriendo el borde de sus labios, sus párpados y la punta de su nariz, enrojeció bajo su toque, y sus ojos, brillaban, como un par de estrellas.

—Que soy la persona perfecta para enseñartelo, y que jamás dejaría que dudaras de que quieres permanecer a mi lado, te amaría tal y como lucho en las guerras, con fuerza y sin rendirme un sólo momento, amarias cada segundo de estar a mi lado, porque aunque soy un bruto, estaré todo el tiempo a tus pies, sin pensar en nadie más que en ti, te protegería con mi vida y está vez lo haría funcionar. Haría todo lo que jamás he hecho.

—Eso...—sus ojos se cristalizaron, ligeras lágrimas recorrieron sus mejillas, mismas que él intentó limpiar con sus dedos—. Eso sería maravilloso, no dudaría en que lo lograrías, si nosotros, estuviéramos en otro tiempo, en otro lugar, en otras circunstancias, pero, es imposible.

—¿Por qué sería imposible el amor? —apretó la mandíbula, sin querer escuchar la realidad.

—Porque soy estoy casado, tengo un hijo con él y aunque jamás he sido tratado con cariño o respeto, es mi destino y no puedo dar paso atrás y tú, estas por casarte con una princesa, con la que vas a tener un hijo, esto es cruel, es inaudito y malo en muchos sentidos, y seremos castigados, no sé por qué me siento de esta forma contigo, porque no quiero alejarme de ti o pienso demasiado en tu presencia, eres un total desconocido, pero al mismo tiempo siento que te conozco de toda una vida, yo...tal vez te atraigo sólo por el hecho de que me parezco a él y tal vez, tú has sido el único hombre que me ha mostrado afecto. Es todo lo que podemos decir, está noche no pasó, jamás volveremos a hacer esto.

Hoseok rio por lo bajo, negando, queriendo gritar y romperlo todo, tomó sus mejillas y volvió a besarlo, está vez el sabor del beso era amargo, triste y doloroso, Kadet no dejó de llorar y él se contuvo, al separarse limpio sus lágrimas y beso sus párpados para que abriera los ojos.

—Voy a seguir besándote, no me importa el lugar, no me importa nada, no dejaré de hacerlo, y ¿Sabes qué? Tú me vas a corrsponder, porque te gusto, porque sientes que esto es correcto y porque no lo amas.

—Yo...

—Tenemos que volver, aún no podemos irnos, tengo que encontrar a alguien más—suspiró—. ¿Sabes si puedo volver por el mismo lugar?

Kadet parpadeo perplejo limpiando sus lágrimas. —Este...hay un camino, si vas por allá, por dónde estaba el risco, puedes llegar a la torre más alejada, la puerta está abierta aunque parezca que no es así, entraras al pasillo que va al ala de la princesa y...eso.

—¿A dónde irás tu?

—Al otro lado...estaré bien—se alejó de él.

Hoseok volvió a tomar su mano para volverlo y besar sus labios, no lo quito, no dijo nada más, sonrió y se dió la vuelta tenía que volver, porque si no lo hacía, no podría dejarlo ir, había tomado una decisión, no era estúpido, él era Xiumin, y no tenía dudas de ello, quería mantenerse en esa seguridad, encontrar a Namjoon y salir de ese lugar cuanto antes, no podía seguir jugando, tenía que actuar.



Estaba amaneciendo, el cielo apenas iba a aclararse, pero, él ya estaba en pie, cargando esas grandes piedras en la espalda, no había comido bien a pesar de que Thorkell le llevaba alimento extra, nada entraba en su estómago, porque se sentía nervioso, habían pasado algunos días de no ver a Kadet y el tiempo se estaba volviendo insoportable.

—¿No lo has visto? —preguntó a Thorkell cuando dejó las piedras y nadie estaba mirando en su dirección.

—No—suspiró—. He estado aquí contigo, no sé nada.

—¿Qué pasa si ese malnacido le hizo algo? —gruñó por lo bajo.

—Yo...no lo sé—podía ver en sus ojos la preocupación pura.

—Deberías buscar la manera de contactarlo.

Thorkell hizo una mueca, Namjoon esperó unos momentos antes de que esté le mirara con molestia.

—¿De verdad te preocupas por él o simplemente estás ansioso por saber quien es el invitado de ScarLanding? —bufó—. Tal vez para ti es diferente, tuvo que serlo, eras un rey, y todo lo que decías se realizaba, sin contratiempos, pero, esto es diferente, no tienes idea del peligro en el que se encuentra Kadet. Le pediste investigar sabiendo que no podría decirte que no y...ahora...no conoces a Zoltan, no sabes cómo es en realidad en algún momento puede hacerle mucho daño. No debiste pedirle eso.

Namjoon entrecerró los ojos, algo dentro de él hirvio por la furia, apretó las manos sin dejar de mirar a Thorkell.

—¿Crees que no me importa? —gruñó—. ¿En verdad piensas que la única razón por la que me preocupo por él es por la información? Pues no, no es así, le tengo aprecio a la única persona en este reino que se ha arriesgado por mí, que me dió el beneficio de la duda y que a pesar de saber que era peligroso me dió alimento y amabilidad, yo le prometí que lo ayudaría a salir de aquí y es una promesa que voy a cumplir, por eso quiero saber quién es la persona que viene, porque dependiendo de eso, podremos salir. Estás enamorado de él ¿Verdad? Entonces lucha por su maldita libertad en vez de mantenerte aquí llorando por su desgracia, eso es amor, y, yo lo aprendí tarde, no sabes nada de mí Thorkell, lo que ellos dicen no es verdad.

Thorkell bajo la mirada unos momentos antes de soltar un suspiró.

—Tengo un amigo, se llama Dion, él sirve en el castillo como un guardia, trataré de hablar con él y averiguar lo que está pasando, o mejor, pediré permiso para bajar al pueblo, yo mismo lo voy a buscar. 

—Gracias—dijo antes de volver a trabajar.

No pudo dormir en toda la noche, se mantuvo despierto, mirando hacia el techo, pensando, imaginando y recreando en su mente ese momento, esos besos, esas palabras y esas miradas. Se había vuelto completamente loco, ¿Cómo fue capaz de besar a alguien más? De decir aquellas palabras, a un completo desconocido, se golpeó mentalmente, algo estaba muy mal con él, debía sentirse avergonzado, mal consigo mismo por ser un sucio doncel que traiciona a su esposo y a la princesa, pero, no se sentía de esa forma y eso le causaba un gran conflicto interno, cerró los ojos, tocando sus labios, sonriendo, sintiendo calor en su cuerpo, sensaciones que no eran normales. Se sentó, tenía que ver a Namjoon, decirle el nombre del general y acabar con todo. Tenía la ventaja de que la nana de SungChan se lo haya llevado después de darle de comer esa mañana, tenía un poco de tiempo libre, se levantó y miró debajo de su cama, dónde estaba la ropa que usaba para salir a la tercera isla, la misma que había usado esa noche, la tomó entre sus manos y olió, aún podía apreciar el aroma de Hoseok en ellas, eso lo distrajo un poco. Tocaron a la puerta, escondió todo debajo de la cama de nuevo y se levantó.

—¿Si? —preguntó con voz quebradiza.

—Soy yo.

La voz de Zoltan lo puso alerta, su mente comenzó a dar vueltas ¿Y si se había enterado de todo? Estaba aterrado, aún así, abrió la puerta, tratando de controlar el temblor en sus manos. Zoltan estaba frente a él ya vestido y listo para salir al castillo, se hizo a un lado dejandolo pasar, dándose cuenta de repente que sólo llevaba un camisón, abrazo su cuerpo con delicadeza, sin mostrar lo que trataba de hacer. Zoltan entró mirando alrededor, fue a su ropero y lo abrió, lo vio esculcar, se puso nervioso, perdió el aliento por unos segundos, mirando rápidamente debajo de la cama, sus manos temblaban, ¿Él realmente lo sabía?

—¿Por qué no tienes nada decente qué usar? —bufó terminando por tomar un vestido y examinarlo—. Tendré que llevar al sastre, toma, cámbiate.

—Pero...¿Por qué? —susurró aliviado.

—La princesa solicita tu presencia, ve a lavarte y regresa aquí, hazlo rápido, nos iremos juntos—dijo con una mueca.

Kadet asintió, entró al cuarto de baño, dónde se lavó, entró a la tina con agua fría y fregó su cuerpo con delicadeza, aun tenía miedo, no quería ir al castillo, debido a la posibilidad de ver a Hoseok, estaba apenado con la princesa, se sentía un ser terrible. Terminó el baño rápido, secó su cuerpo con una toalla y se puso la bata, al salir no espero ver a Zoltan mirando por la ventana, se puso nervioso, su dama no había aparecido, jugo con sus manos unos momentos antes de terminar suspirando y tomando la ropa interior, la cual se puso sin necesidad de mostrar su cuerpo, debajo de la bata, lo siguiente era un camison de tirantes que usaba debajo del vestido, para esto, tuvo que quitarse la bata, pero, se cambió con rapidez, sintiéndose aliviado de que Zoltan no lo haya visto. Tomó el vestido, jamás lo había usado antes, una camisa blanca con de cuello alto con olanes en el pecho y mangas largas y holgadas, arriba de esta un vestido de tirantes gruesos, con un corset medio, de color negro con rayas blancas verticales, botones dorados, era bonito, recordaba que nunca lo había usado ya que fue un regalo de Zoltan después de su primera noche juntos. Apretó la tela ligeramente entre sus dedos y negó, empezó a vestirse, era complicado hacerlo solo, más cuando llegó a las cintillas del corset. Se tensó cuando las manos ajenas empezaron a ayudarle, estirando las cintas para acomodarlas en su cintura, contuvo la respiración, Zoltan olió su cuello, acariciando su cabello hasta su cintura, lo hizo a un lado y beso su nuca.

—Te ves bien, me gusta tu cabello suelto, manténlo así hoy.

—Está bien.

—Tenemos que irnos—besó su mejilla—. Ponte zapatos cómodos, la princesa quiere tomar un paseo.

Asintió, hizo lo que le dijo, aún pasmado, se miró al espejo, maquillándose lo justo, peinando su cabello, no se sentía bien, quería recogerlo, parecerse más a la versión de sí mismo de la noche anterior, la que le había gustado tanto a Hoseok que terminó besandolo, guardando sus pensamientos salió de la habitación y bajó, le sorprendió no ver a su dama cerca, quien debía acompañarlo si la intención sería dar un paseo.

—Tu dama se quedará cuidando de SungChan, no te preocupes lo más probable es que no salgan de las tierras del castillo. Vamos.

Salieron de la casa, Zoltan lo ayudó a subir al carruaje, subiendo detrás de él, se sentó a su lado y suspiró.

—¿Dormiste bien? No parece que lo hayas hecho.

—Tuve...pesadillas—susurró.

—¿Sobre qué? —preguntó ahora muy interesado en la conversación.

Kadet pensó en algo rápidamente antes de hablar, no podía descubrir que estaba mintiendo y la verdadera razón de su insomnio era por pensar en otro hombre.

—No lo recuerdo, pero, no pude dormir, desperté varias veces, ¿Me veo muy mal?

—No, te ves bien, sólo un poco cansado, debes descansar, creo que a partir de este momento la princesa pedirá más de tu tiempo, quiere que la ayudes eligiendo algunas cosas para la boda y con lo del bebé.

—Oh, será un honor.

—Lo es, por eso tienes que hacer las cosas bien, confío en que te vas a comportar ¿Verdad?

—Lo haré, me comportaré.

Zoltan lo miró fijamente, como si quisiera decir algo, pero terminó por arrepentirse y volvió la vista hacia el frente. Kadet miró por la ventana, tenía que encontrar la manera de mantenerse alejado de Hoseok, de que lo sucedido la noche anterior no vuelva a pasar por nada del mundo, tenía demasiado que perder.

—Llegamos—dijo con seriedad—. Baja.

Lo ayudó a bajar, estaban en el patio principal del castillo, uno de los guardias se acercó e hizo una reverencia.

—Mi señor, bienvenido.

—Lleva a Kadet con la princesa, por favor, yo tengo cosas qué hacer—miró a su esposo con seriedad—. Ve con cuidado.

—Cuídese general—dijo dando un ligero asentimiento de cabeza.

Zoltan desapareció junto a varios de sus soldados, Kadet no miró al guardia, dejó que este avanzará, no entró al castillo, al contrario lo llevo por la parte posterior, era un camino largo por recorrer, pero, supo a donde se dirigían, en uno de los costados del castillo estaba un pequeño estanque, ahí, la princesa acostumbraba a tomar el té, había varios guardia y damas alrededor, el estanque tenía peces y patos, además de algunas flores silvestres, había una mesa y sillas de jardín, dónde se encontraba la princesa tomando el té, hizo una reverencia apenas la vio.

—Buen día princesa—dijo con total respeto.

—Kadet, por favor siéntate—dijo con tono alegre—. Acaban de servir el té, ven.

Se sentó al lado de ella y sonrió, Karina era hermosa como siempre, salvo que lucía un poco enferma, más pálida de lo normal, con bolsas bajo los ojos, su vientre estaba realmente hinchado, aún así, sonrió con dulzura. Kadet sintió en su pecho un pinchazo de remordimiento, ella era amable, siempre fue buena con él, le hablaba como a una persona normal y jamás lo había menospreciado por ser un doncel, y él, le pagó de la peor manera su amabilidad, besando a su prometido, padre de su hijo que estaba pronto a nacer, no tenía justificación, había hecho algo terrible, sintió vergüenza de sí mismo.

—Luces encantador como siempre Kadet, me encanta tu cabello, veo también que has recuperado muy rápido tu figura después del parto, espero que sea igual para mí.

—Claro que lo será mi señora, usted es hermosa, ¿Cómo se siente?

Karina acarició su vientre y suspiró. —He tenido días buenos y días malos, desde la llegada de Hoseok son días hermosos, pero, aún me siento un poco cansada, es difícil dormir por las noches ¿Crees que es normal?

—Absolutamente, yo también tuve problemas para dormir cuando se acercaba la fecha de alumbramiento, debería descansar.

—Todos me dicen eso, pero, me aburro, deberías venir más seguido a visitarme, trae a tu bebé, me encantaría verlo.

—Veré si es posible, me gustaría hacerle compañía.

Karina sonrió, aunque esa felicidad no llegó a sus ojos, miró hacia el estanque.

—La temporada de lluvias está por llegar, será una lastima no poder salir al jardín, el doctor dice que no puedo pasar frío.

—Es un sacrificio que tendrá que hacer por el bien de su bebé y el suyo.

—Siempre sabes que decir para hacerme sentir bien Kadet—suspiró—. ¿Sabes? Eres la única persona que considero un amigo, nadie me entiende como tú y nadie tiene tu corazón noble y tierno, me alegra que seamos amigos, y como amigos sé que jamás harías nada para lastimarme, confío en ti.

Esa declaración se sintió como un duro golpe en su corazón, la miró con pena, sintiéndose avergonzado de sí mismo ¿Cómo fue capaz de hacer algo tan cruel y vil? Cada que su suegra o Zoltan le decían que era un sucio cualquiera, tenía la certeza en su corazón de que no era cierto, que era mentira, porque sabía que sería incapaz de hacer algo para lastimar a otra persona, pero ahora, lo que ellos pensaban de él se había cumplido, estaba desecho ¿Por qué se dejó envolver tan fácilmente? ¿Qué es lo que tenía Jung Hoseok que le hacía difícil mantenerse alejado de él?

—Oh, mira, aquí viene mi amor—dijo con una enorme sonrisa.

Kadet no se volvió, escuchó los pasos acercándose, contuvo la respiración antes de levantar el rostro para ver a Hoseok de pie cerca de ellos, su estómago burbujeo, su manos sudaron y estaba seguro de que su rostro se enrojeció, miró sus ojos, unos que le examinaron con profundidad.

—Buenas tardes joven Choi, disculpe princesa, no sabía que estaba ocupada, volveré más tarde.

—Oh, no tiene que hacerlo—dijo Karina con un poco de tensión en la voz, cosa que pasó desapercibido por ellos—. Por favor, tome asiento, estábamos a punto de tomar el té.

Hoseok negó. —No quiero molestar, ni interrumpir.

—Claro que no lo hace ¿Verdad Kadet?

—No—negó al instante con una sonrisa tensa—. Claro que no, general, ¿Gusta un poco de té?

—Creo que me vendría un poco bien—sonrió antes de sentarse al lado de Karina, justo frente a él, tomó la mano de ella y dió un ligero beso, Kadet desvió la mirada a su taza, conteniendo la respiración, luchando contra esa sensación de celos—. Hace un día maravilloso.

—Lo hace, estaba hablando de eso con Kadet, se acercan las lluvias, son terribles, espero que no le molesten.

—Es parte de la naturaleza—se encogió de hombros—. Como soldado he estado en muchos lugares, algunos con condiciones atroces, por ejemplo, El Norte tiene uno de los inviernos más crudos y frios, es casi imposible sobrevivir sin experiencia en el bosque, afortunadamente pase una temporada allá, así que puedo soportar cualquier cosa.

Kadet le miró curioso, pero no dijo nada, Hoseok, no lo veía, estaba concentrado en la princesa y eso le causaba complejos, tristeza y enojo, bebió un poco más de té y trató de ocultar su inconformidad.

—Suena sumamente interesante—rio Karina—. Me alegra saber que un poco de lluvia no lo hará salir huyendo.

—No debe preocuparse por eso, la fiesta fue muy hermosa ¿No lo cree joven Choi?

Kadet asintió. —Fue muy hermosa, elegante—sonrió a la princesa—. Lo lamento, que descortés de mi parte, felicidades por su pronto matrimonio.

—Oh, muchas gracias querido, fue muy rápido, pero, no existe medida de tiempo cuando algo es correcto, además, es justo antes de que llegue el bebé. Me vas a ayudar ¿Verdad? Necesitaré tu opinión.

Karina se veía completamente feliz y satisfecha con el compromiso, vio de reojo la reacción de Hoseok, pero, este se mantenía plano, sin mostrar algún indicio de algo.

—Yo no soy bueno en esas cosas, lamento decirle que no tengo en mejor de los gustos, pero, ayudarla será un honor para mí.

—Me gusta escucharte.

—¿No fue usted quien eligió las cosas para su boda con el general? —preguntó Hoseok mirándolo fijamente.

—Esa es una larga historia—dijo tropezando con las palabras.

—Tenemos tiempo de sobra, es un buen día, ¿Soy demasiado imprudente?

Kadet negó con una sonrisa tensa. —No es eso general, sólo que es algo complicado.

—¿Por qué lo es? —insistió sin dejar de mirarlo.

—Porque no lo recuerdo—susurró.

Karina los miró con alarma, aunque ellos estaban tan centrados en el otro que no se dieron cuenta.

—Es verdad—interrumpió—. Nuestro pobre Kadet sufrió un terrible accidente, no tiene que hablar de ello si se siente incómodo.

—No se preocupe, estoy bien—sonrió a medias—. No recuerdo nada de mi vida antes del accidente, por lo que sé, vivía en lo alto de las cumbres, en la parte más vieja y pobre, con mis abuelos, mis padres murieron cuando era muy joven, un día, mientras íbamos en la carreta del abuelo, hubo un desborde de la montaña, y ellos murieron, yo quedé enterrado bajo las piedras, un grupo de soldados me rescató, y tuve problemas, quedé dormido mucho tiempo, al ser doncel, alguien tenía que responder por mí, pero estaba solo, así que el general Zoltan fue amable en ocuparse él de los gastos y los cuidados, supongo que tuvo lastima o pensó que moriría pronto, cuando desperté, estaba desorientado, y no sabía nada de mí, ellos me explicaron lo que sucedió, al ser un doncel, bueno, tenía que ser echado del pueblo, pero el general fue piadoso y se casó conmigo, algo pequeño y privado, así que yo no elegí nada para mí boda—hizo una mueca al recordar lo asustado que estaba en esos momentos, la desesperación por no recordar nada y lo herido de su cuerpo.

Hoseok se mantuvo en silencio, sin dejar de mirarlo, parecía contener la respiración, asintió y forzó una sonrisa.

—La amabilidad del general Zoltan es grande. ¿Desde hace cuánto están casados? Parecen muy unidos.

—Creo que poco más de cuatro años.

—Ellos acaban de tener un bebé precioso ¿Verdad Kadet? ¿Cuánto tiene el pequeño SungChan?

—Sí...tenemos un bebé, tiene un mes de nacido—sonrió con cariño al recordar a su bebé.

—¿Fue difícil? —tanto la princesa como Kadet se volvieron hacia Hoseok, confundidos, por la forma de hacer esa pregunta—. Hablo del alumbramiento ¿Fue difícil para usted?

—El embarazo fue complicado en cierta medida, el alumbramiento lo fue más, pero, mi bebé está bien y es sano, es lo único que importa, estoy seguro de que su hijo nacerá con bien, rezo para que así sea.

—¿El general fue de ayuda para usted?

Eran preguntas demasiado personales, pero los ojos de Hoseok eran tan insistentes, que Kadet de vio en la obligación de responder.

—El general tenía sus propias obligaciones, usted debe entenderlas, era difícil para él ocuparse por completo de nosostros.

—El papel de un padre es importante en todo momento joven Choi.

—Habla como si usted hubiese pasado por eso, general Jung—retó con la mirada—Hoseok cambió a un semblante más serio, lo que le hizo arrepentirse de sus palabras—. Lo lamento, no quise ser grosero.

—En lo absoluto, yo también he hecho preguntas demasiado personales, lo lamento. La verdad es que yo estuve casado antes, mi esposo doncel se llamaba Minseok, aunque todos le decíamos Xiumin, un apodo que le dió su hermano y que llevó con amor y orgullo, tuvimos una hija, mi niña, se llama Yuna, tiene cuatro años.

—¿Yuna? —susurró.

—Sí ¿Le parece conocido el nombre? —no dejaba de mirarlo con intensidad.

—Es un bonito nombre—dijo con un hilo de voz.

—Para una hermosa niña—dijo Karina con una sonrisa—. Es la niña más vivaz y hermosa que he conocido, es una pequeña guerrera.

—En mi defensa—bufó Hoseok—. Tuve que criarla solo, así que ella aprendió de mí, es una chiquilla llena de energía, muy fuerte para su corta edad.

—Después de la boda, deberíamos mandar por ella, espero que le guste este lugar.

—A ella le gustará el lugar donde yo esté, es muy apegada a mí, es mi pequeña, daría todo por ella, sólo tenía a Xiumin y a mi hija, pero ahora tengo a alguien más—dijo sin dejar de mirar a Kadet, cerró los ojos unos segundos, cuando los abrió, miró a la princesa y tomó su mano—. Y pronto llegará el bebé, lo cual aumentará la dicha.

Kadet dejó de escucharlos, se concentró en su taza de té, Yuna, Yuna, Jung Yuna, mi pequeña Yuna. Sintió un ligero dolor de cabeza, cerró los ojos conteniendo sus lágrimas ¿Por qué quería llorar tan desesperadamente? Se mantuvo al margen de la conversación, una dama se acercó a la mesa.

—Mi señora, es tiempo de que vaya a descansar, recuerde lo que dijo el doctor.

—Oh, pero no quiero ir a descansar.

—Tienes que hacerlo cariño—dijo Hoseok—. Vamos, te acompañaremos.

—Me siento mal, Kadet vino hasta acá sólo por una taza de té.

—No...no tiene de qué preocuparse—la miró con una sonrisa—. Fue una plática amena, me dió gusto verla, ahora tiene que descansar, sólo serán unas cuantas semanas, tiene que ser paciente y obedecer al doctor.

Karina suspiró. —Bien, pero tienes que venir en otra ocasión, por favor, y trae a tu bebé.

—Lo haré, la acompañó.

Hoseok ayudó a la princesa a levantarse, Kadet los siguió de cerca, en completo silencio, sintiendo un sofoco en su interior, apretó sus manos juntas, mordiendo su labio inferior, bajando la mirada, mientras ellos hablaban de forma amena y cariñosa, eran pareja, prometido y pronto serían esposos, él mismo tenía un esposo al cual debía respetar, ¿Por qué estaba dejándose llevar por los celos? Era obvio que para Hoseok esos besos y palabras no habían significado nada, no se conocían, eran ajenos el uno al otro, pero, entonces ¿Por qué estaba tan enojado y deprimido? ¿Por qué el sólo hecho de pensar en una niña que no conocía le causaba ganas de llorar? Era ilógico, se estaba comportando de manera errónea, y tenía que acabar con eso.

El camino hacia los aposentos de la princesa fue largo, pero él estaba demasiado entretenido pensando, cuando elevó la vista, Hoseok miró discreto sobre su hombro y le sonrió, no regresó el gesto, volvió a bajar la cabeza, no volvería a caer en sus ojos, no cuando era extremadamente peligroso.

—Gracias por acompañarme general—dijo Karina con una sonrisa, apretando la mano de Hoseok, se volvió hacia él—. Kadet, vuelve a visitarme pronto.

—Lo haré su alteza, descanse—hizo una ligera inclinación.

La princesa y sus damas entraron a su ala, en el pasillo sólo se quedaron Hoseok, un par de guardias que reconocía del paseo y él.

—Dion, por favor llama al carruaje del joven Choi, y tu Kian quédate en el pasillo, llámame si la princesa se siente mal.

—Sí señor—dijeron ambos al tiempo que hacían lo que Hoseok decía.

Ellos caminaron por el pasillo, dando vuelta, yendo a otro lugar, Kadet jamás había estado por ahí, buscó las escaleras, pero no encontró nada, Hoseok lo asustó al tomarlo del brazo para adentrarse a una habitación vacía, lo dejó pegado a la puerta, sin soltar su brazo, mirándolo fijamente a la cara, pego su cuerpo y le sonrió.

—No...no hagas esto aquí—susurró.

—¿Recuerdas lo que te dije en la madrugada? No me importa donde estemos, voy a besarte.

Kadet cerró los ojos, esperando, deseándolo en verdad, era como si todo ese sermón interno que tuvo al estar cerca de la princesa haya terminado siendo silenciado por el deseo que sentía, por el calor de su cuerpo tan cerca del suyo, o sus labios suaves que besaron su boca con movimientos profundos y hambrientos, suspiró sutilmente, abrazando sus hombros, era fuerte y podía sentir sus músculos, jamás había visto a un hombre de la forma en la que lo veía a él. ¿Estaba perdiendo la cabeza? Tal vez, pero le encantaba, mientras sus lenguas se acariciaban, lentamente, probando su sabor dulce y azucarado, fue gratificante, demasiado, su cuerpo empezó a sentirse ansioso, había una sensación extraña en su vientre bajo, y enfureció, abrió los ojos en demasia alejándose de él, eso estaba mal.

—No, basta—susurró sin aliento, vio a Hoseok, su cabello era un desastre, ¿Cuando hizo eso? —. No podemos hacer eso, está mal, usted está muy mal, así que, no quiero volver a verlo a solas y...

Paró su discurso cuando Hoseok se acercó, tomó sus mejillas y acarició su piel con los pulgares con parsimonia, en todo momento no dejó de mirar sus ojos, era una mezcla de emociones que le transmitían la mayor de las calmas. No debería sentirse de esa forma, no tendría que relajarse en sus brazos olvidando que estaba cometiendo adulterio y traición, no tenía que disfrutarlo tanto y sentirse vacío cada que de alejaba de sus brazos.

—Veamonos está noche, dónde mismo, por favor, te lo suplico, necesito verte a solas.

—No, no está bien.

—¿Sientes que es incorrecto? Si lo fuera ¿Por qué nos necesitamos tanto?

—Zoltan y Karina, ellos no lo merecen.

Hoseok apretó la mandíbula con fuerza. —Hablemos de esto en otro lugar, por favor, iré ahí está noche y te voy a esperar. En verdad lo haré.

Kadet relamió su labio inferior, antes de asentir.

—Bien, tengo que irme ahora—susurró alejándose de su toque, porque si seguía de esa forma, no podría alejarse más.

Hoseok fue el primero en salir, cuando se aseguró que no había nadie alrededor le dió una señal para salir de ahí, ambos iban arreglando sus cabellos, bajaron las grandes escaleras en silencio, pero, no era un silencio incómodo, al contrario, era tranquilo, lleno de expectativa, salieron al exterior, el aire aclaró su mente, su carruaje estaba esperando.

—Kadet.

La voz de Zoltan le petrificó, detuvo su camino, y se volvió hacia él. Su esposo, se acercaba, con ímpetú, seguro de sí mismo, le sonrió de forma tensa, esperando que él no notará algo extraño en rostro.

—General Jung—dijo Zoltan—. Gracias por escoltar a mi esposo.

—No hay problema—dijo Hoseok de forma fría.

Zoltan se acercó más a él, cosa extraña, algo que jamás había pasado antes, porque a Zoltan siempre le pareció asqueroso que alguien los viera juntos. Alargó la mano para acariciar su mejilla con los nudillos, podría ser un toque delicado y dulce, si no tomara en cuenta que la había golpeado varias veces.

—Hoy no iré a la casa—dijo en voz baja—. Tengo que quedarme, prepararemos el camino para el regreso de la princesa EunHa, cuídate y trata de dormir temprano.

—Claro—asintió incómodo, conocía a EunHa, la princesa menor, la mujer más cruel a la que se había enfrentando, ella fue demasiado dura con él en el pasado—. Por favor, cuidé bien de usted.

—Lo haré, espero que pronto podamos pasar un momento juntos—se acercó demasiado, por un momento creyó que besaría sus labios, pero en vez de eso, beso su mejilla y se alejó un paso—. Ve.

Kadet hizo una reverencia hacia su esposo y otra hacia Hoseok, quien no dejaba de observar a Zoltan de forma gélida, salió de ahí, subiendo al carruaje, soltando el aire cuando la puertecilla se cerró. Puso una mano en su pecho, sintiendo los latidos de su corazón. Necesitaba parar antes de que fuera demasiado tarde.

El resto de la tarde fue estresante, Kadet se mantenía con su bebé, besando su cabeza, hablándole y alimentándolo, eso le ayudó a dejar de pensar un poco, a mantenerse en calma aunque era imposible, no dejaba ir la ansiedad de verlo, se sentía fatal, pero al mismo tiempo lo sentía tan perfecto y correcto. Jamás sintió amor, nunca, no había experimentado un sentimiento como ese, una conexión que iba más allá de todo, nunca deseo ser tocado o abrazado. Jamás imaginó, querer tener a un hombre sobre él, besando y tocando su cuerpo, era extraño. Negó tratando de sacarlo de su mente, estaba mal y era imposible. Hoseok estaba jugando con él, era imposible que lo deseará, tal vez sólo el parecido que decía tenía con su esposo fallecido era lo que influía en sus acciones, porque no había forma que lo eligiera sobre Karina, una princesa y la mujer más hermosa del mundo.

Llegada la noche, se cambió con su camisón, no iría, no se presentaría, no iba a cometer otro error como ese, su dama, Clara fue por SungChan para dejarlo descansar, su bebé estaba dormido, por lo que no lo impidió, se recostó, las luces se apagaron, y él se mantuvo apretando las mantas en sus puños.

Era una sensación horrible, casi lo hace llorar de la desesperación, no supo cuánto tiempo pasó, pero, se levantó y cambio con aquella ropa de soldado y recorrió la ruta de siempre para salir, siendo extremadamente silencioso, había mejorado mucho en su destreza, nadie estaba al tanto de que había escapado de nuevo, una vez fuera, se encaminó en el bosque, tomó aire, había tardado demasiado, tal vez Hoseok se habría cansado de esperarlo, se apresuró, casi cae varias veces por no fijarse al caminar, su respiración fallaba, era inestable, llegó al río, encontrandolo completamente vacío.

Se quedó quieto, mirando a la nada, pensando en que su corazón se había partido en miles de pedazos, se regañaba mentalmente por no haber llegado antes, su orgullo no importaba cuando quería ver a la persona que le atraía. Suspiró pesadamente, dándose la vuelta para regresar, cuando algo llamó su atención, alguien estaba en el río, que había bajado su cause, haciéndose lento y en calma, pudo ver su espalda, de la cintura para arriba, los músculos que se marcaban a la luz de la luna, su cabello hasta sus hombros, mojado, tragó en seco, se quedó ahí, recargado en la gran piedra, sólo observado.

—¿Por qué no vienes? —escuchó su voz, sin volverse.

—Está fría—dijo hincándose en la tierra, posicionó sus manos en sus muslos y apretó—. Pero, supongo que no es nada como pasar un tiempo en el bosque de El Norte ¿Verdad?

—Me gusta que recuerdes esa clase de detalles, tienes una buena memoria a pesar de todo.

—¿Nunca has sentido que estás viviendo una vida que no es tuya? —preguntó sin despegar la vista de su espalda.

—No, pero he sentido que vivo una vida destinada al dolor y a la soledad. ¿Crees que tú vida no es tuya?

—A veces—suspiró—. Es complicado, he vivido en el mismo lugar, con las mismas personas y los mismos pensamientos, pero a veces creo que no es mi lugar.

—Es por qué no lo es—dijo volviendose a medias para observarlo—. Está no es la vida que tienes que vivir, no así, no con una persona como él, en un maldito reino que te desprecia. Tú no perteneces aquí.

Kadet dejó de respirar, observando como se acercaba, no despegó la vista de sus ojos, quería bajar, mirar sus músculos, su estómago, su pecho, y mucho más, pero se mantuvo fuerte, Hoseok llegó hasta la orilla y se hincó frente a él.

—¿Y a dónde pertenezco? —susurró con voz entrecortada.

—A mí—dijo con simpleza.

—No es justo que hagas esto—negó con una mueca llena de dolor—. No es justo que hables de esta forma cuando pasé la hora del té escuchandote decir que ella es la persona que has esperado y quién te dará un hijo. Es malvado, promiscuo y cruel—estaba por ponerse de pie y salir huyendo, pero, Hoseok tomó sus manos y entrelazó sus dedos con los suyos.

—Fui promiscuo, demasiado, me acosté con muchas personas, siempre tratando de buscar lo que perdí, hasta que él llegó y cambio mi vida, cuando lo perdí, no pude volver a abrir mi corazón o incluso estar con alguien más, Karina es hermosa, pero apenas la conozco, no hay una conexión, no siento que la necesite a mi lado para mantenerme con vida, no la quiero y dudo alguna vez poder hacerlo, ni siquiera siento algo por el bebé, es cruel, pero, he vivido como un muerto por años Kadet, con un vacío que jamás se llena con nada, ni con entrenamiento, ni con alcohol, con nada, me he dedicado a cuidar a una niña que amo con todo mi ser, pero que tiene los ojos de su padre y es imposible no extrañarlo, no pensar en todo lo que se está perdiendo. Y...vengo aquí, a cumplir con mi maldito deber y te encuentro y vuelvo a sentir demasiado y al mismo tiempo, y me vuelvo loco.

Bajó la mirada, estaba emocionado, feliz, sentía tantas cosas, que dolía. Dolía demasiado.

—Sólo... sólo dices eso porque piensas que me parezco a él, no me conoces, no sabes quién soy o... tú no sabes nada de mí y...yo no soy Xiumin, no puedo serlo, soy Kadet, estoy casado con un general y tengo un hijo, sólo estás confundido.

Hoseok tomó su mentón, haciendo que levantará la cabeza, le sonrió y negó.

—Quiero conocerte, quiero saber todo de ti y quiero que sepas todo de mí. Te estoy abriendo mi corazón, te estoy confesando que no sé lo que pasa conmigo, que soy un idiota, porque esto no es a lo que vine, pero, no puedo apartarme de ti, no puedo dejarte ir—acarició su mejilla—. Y...te quiero, te deseo, te pienso y te extraño, todo al mismo tiempo.

—No puedo, él va a matarme si lo descubre.

—¿Te hace daño? Dímelo.

Kadet negó. —No, no, pero, entiende, te vas a casar con ella.

—Este no es mi lugar Kadet, y tampoco el tuyo, necesito encontrarlo y después nos iremos y vendrás conmigo, tú y tu bebé, vendrán conmigo, ¿Entendiste?

—No me des esperanza—susurró.

Hoseok lo tomó de la cintura y lo besó en los labios, era lo que necesitaba, lo que quería, lo que había esperado. Regresó el beso, cargado de intensidad, se abrazó a su cuerpo desnudo, suspirando con satisfacción, su piel era fría y suave, olia bien, estaba mojado, con las palmas de su mano acariciaba la extensión de su espalda tratando de calentar su piel, sin saber que eso despertaba el deseo de Hoseok, quien no dudo en acercarlo más a su cuerpo, jadeo sobre sus labios, un sonido ronco y varonil, erizo su piel, cada vello de su cuerpo de levantó, temblaba, sintiendo la misma sensación en su vientre bajo, endureciendolo, trató de separarse, pero fue imposible, quería sus besos, necesitaba sus brazos. De un momento a otro su espalda estaba sobre la tierra y el cuerpo de Hoseok sobre él, entre sus piernas, que apretaba cada centímetro de su cuerpo, entonces lo sintió, la dureza de su entrepierna frotándose sobre él, lo que le hizo recordar esa terrible noche con Zoltan.

Negó despegándose de sus labios, lo aventó con sus manos, era obvio que no podía moverlo ni un centímetro, pero, Hoseok se movió rápidamente fuera de su alcance.

—No...no puedo...

—Yo...Kadet, no te estoy usando.

Tembló. —No me toques, sólo no hagas eso, besos si, lo demás no. No puedo...

Hoseok lo observó fijamente, entrecerró los ojos, pero terminó por levantarse, Kadet abrazó sus piernas, pegandolas a su pecho. Escuchaba a Hoseok ir y venir, hasta que estuvo a su lado, lo abrazó, completamente vestido, llevó su cabeza a su pecho y acarició sus hombros.

—Él te hace daño, no mientas.

Llevó un brazo tembloroso a su torso y lo abrazó, escondió la cabeza en su pecho y aspiró con fuerza, temblaba, mientras las lágrimas recorrieron sus mejillas, Hoseok besó su cabeza.

—Él me odia, aborrece el haberse casado conmigo, no deja de decirlo, en todo momento, las palabras hirientes, los golpes, eran soportables, y después él me tocó, de una forma...fue tan doloroso, que grité y grité, pero no se detuvo, estuve en cama muchos días, creían que iba a morir, pero no lo hice, en cambio quedé embarazado. Jamás sentí esto que estoy sintiendo por ti, es tan extraño, muchas sensaciones y sentimientos que no creía posibles, me gustas, me atraes, mucho, pero, no es posible soñar, no lo es para mí.

—Lo voy a matar—dijo conteniendo la voz—. Voy a matarlo, de forma lenta y dolorosa, yo te juro que lo voy a matar, por haberse atrevido a tocarte, por hacerte daño, yo lo voy a hacer, es una promesa.

Kadet sollozó sobre su pecho. —Esa noche, cuando nos conocimos, quise morir, pero, llegaste y lo impediste y ahora, me estás dando ilusiones y eso es cruel.

—Es obvio que no me conoces mi amor, no sabes cómo soy, o al menos no... tú no...—suspiró—. Nos voy a sacar de aquí, y cuando eso pase, tú jamás vas a volver a llorar. ¿Entendiste?

—¿Puedo soñar con eso?

—Sí—besó su frente—. Puedes hacerlo Kadet, porque ahora yo estoy aquí, y te voy a salvar, cómo tú me salvaste a mí.

No entendió sus palabras, pero, se mantuvo abrazando su cuerpo, llorando sobre su pecho, sintiendo su corazón aliviado por unos momentos, seguro y sintiéndose amado por primera vez en su vida.


















El carruaje llegó, Zoltan se acercó abriendo la puertecilla y ofreciendo su mano, la cual fue tomada por una enguantada, pequeña y delicada, bajó del carruaje, llevaba una capa con caperuza, la cual bajo y mostró su hermoso rostro.

—Hola Zoltan ¿Me extrañaste?

Su sonrisa encantadora como venenosa le hizo volver a sentirse vivo. Choi EunHa había regresado y eso sólo traería problemas, pero la amaba y no la dejaría ir de nuevo.
















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¿Qué les está pareciendo todo hasta el momento? Lo aman, lo odian, cuenten. Gracias por leer 🤍🤍














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