78
La pesadez que se mantenía en su cuerpo lo tenía exhausto, sin embargo, por más cansado que estaba, era imposible poder conciliar el sueño, estaba alerta, cada sonido erizaba el vello de sus brazos y aumentaba los latidos de su corazón, se estaba volviendo loco, dando vueltas en la cama, levantándose para ir de un lado al otro, pensando, analizando y planeando, su mente no paraba. Tomó varias respiraciones antes de salir de la habitación, en el salón, fue al lugar donde se mantenían los licores, mordió su labio inferior, necesitaba alcohol, pero, no podía beber nada de ahí, no confiaba ni en su sombra. Cerró los ojos unos momentos, y cuando los abrió, decidió que no podía quedarse ahí, volvió a la habitación para cambiarse de ropa, llevando consigo sólo la daga de Xiumin, si salía con sus espadas era claro que lo tomarían a mal, tal vez había guardias en la puerta, a quienes les diría que necesitaba tomar aire, no creía que se lo impidieran. Cuando estuvo seguro de lo que iba a decir y hacer salió de la habitación, el pasillo estaba en completa soledad, elevó una ceja ¿Era una broma? Tal vez lo era, o simplemente le estaban tendiendo una trampa.
Estaba siendo vigilado, podían estar observándolo en ese momento, por eso debía ser muy cuidadoso con las cosas que hacía, tenía que mostrarse como un hombre preocupado, convencerlos de que podían eliminarlo fácilmente, así, no sospecharían sus planes. Caminó por el extenso pasillo, con calma, bajando las grandes escaleras, tenía una buena memoria por eso sabía a dónde ir, estaba oscuro, algunas antorchas iluminaban su camino, pero no era suficiente, cuando estuvo cerca de la puerta, está fue abierta por uno de los guardias.
—Quiero tomar un poco de aire, dime un camino que pueda tomar—dijo con serenidad.
El guardia observó a su compañero antes de asentir.
—Lo escoltaremos mi señor.
—Bien.
Los siguió por el gran patio, ¿Por qué lo estaban llevando fuera del castillo? Los observó desconfiado.
—El general Zoltan dijo que si quería salir, tendría que ser fuera del castillo, hay un prado, eso es porque los jardines están prohibidos a estás horas.
—Gracias.
No preguntó más, simplemente los siguió, abrieron las enormes puertas y estuvo fuera, rodeado por un extenso terreno de árboles y arbustos, aunque parecía un bosque hermoso, había cierta penumbra que podía ser aterradora para las personas inexpertas, tomó un poco de aire, mirando con discreción alrededor, era casi imposible escapar de ahí.
—¿Aquí si está permitido pasear?
—Si está fuera del castillo, sí. Siguiendo ese camino puede llegar a la gran plaza, por aquí viven los nobles y la gente importante, así que siempre hay vigilancia, no tiene de qué preocuparse.
—Es bueno saberlo—suspiró—. ¿El mar está cerca? —preguntó tras escuchar el oleaje del mar.
—Sí, si sigue por allá podrá llegar a la playa, aunque a estás horas la marea es alta.
—¿Conoces algún lugar donde tenga una buena vista? Creo que eso me ayudaría a relajarme.
—El risco, venga.
No sabía si eran idiotas, demasiado amables o simplemente buenos fingiendo, pero, actuaban como si él no fuera un desconocido o una amenaza, eso sin duda dañaba un poco su ego, los siguió adentrándose un poco en el bosque y después cuesta arriba, podía escuchar el oleaje y el aroma estaba cambiando, llegaron a la cima que seguía en un terreno plano.
—¿Podrían esperarme aquí? Necesito estar solo unos momentos.
Ellos no parecieron muy convencidos, Hoseok bufó, les sonrió con amabilidad falsa.
—¿Alguno de ustedes es padre? —uno de los guardias asintió. Hoseok chasqueo la lengua—. Tú entiendes por qué quiero estar solo ¿Verdad?
—Lo esperaremos aquí señor—dijo con rostro más amable.
Hoseok asintió y siguió caminando, lo hizo lento, la realidad es que quería ver un panorama más amplio de la isla en donde estaban, era un terreno extraño y hasta cierto punto hostil, confuso y misterioso, no le parecía extraño, al contrario, sabía que todo era una táctica para confundir a los enemigos, ¿Cómo le diría eso a Jin? Y sobre todo ¿Cómo saldría de ahí con Namjoon? ¿Dónde podría estar? No tenía idea y la ansiedad hacia que su estómago se estrujara. Estaba llegando al borde del risco, cuando lo vio.
La figura que le daba la espalda, llevaba un camisón blanco hasta los tobillos que oleaba alrededor de su cuerpo, su cabello sujeto a una trenza larga caía por su espalda baja, era una mujer o un fantasma, desechó la última idea cuando escuchó como sollozaba. Hoseok no era estúpido y sabía lo que esa mujer estaba haciendo ahí, sin pensarlo aclaro un poco su garganta.
—Espera, no hagas esto.
Ella paró su llanto, se volvió lentamente, Hoseok estuvo atento en todo momento sintiendo la tensión en sus músculos, entonces, sus ojos se abrieron en demasia, había suficiente luz para ver su rostro, se heló por completo ¿Era un sueño? ¿La muerte? O ¿En verdad estaba frente a un fantasma? Se quedó sin aliento, un estrujón en su pecho le dejó frío de pies a cabeza, estaba ahí, era él, pero al mismo tiempo no lo era. Tenía sus mismos ojos, grandes, pero estos estaban apagados y ojerosos, su piel era más clara como si no hubiera visto la luz del sol en mucho tiempo, pero, sus labios, esos labios eran exactamente los mismos que besó aquella mañana antes de marcharse para jamás volver a verlos, esa persona, era igual a Xiumin. Sus labios empezaron a temblar, entrecerró los ojos, sin saber si estaba teniendo una alucinación o si en verdad eso estaba pasando.
—Tú...tú...Xiu...—boqueo.
—Por favor, váyase—susurró—. Tiene que irse.
La misma voz. Más liviana y apagada, pero era la misma tonalidad, jamás podría olvidarla, su mente parecía experimentar un corto circuito, no podía entenderlo, pero en eso lo vio dando un paso hacia atrás y levantó ambas manos para detenerlo, no podía pensar claramente, cerró los ojos con el único fin de aclarar sus ideas, de pensar y regresar a la realidad, cuando los abrió el mismo rostro estaba observándolo asustado y débil, Xiumin jamás había mostrado una expresión como esa, lo observó fijamente, tratando de encontrar la cordura que necesitaba.
—No, espera, no te muevas, no... tú no tienes que hacer esto.
—¡Tengo que hacerlo! —sollozo de forma destrozada—. Váyase, por favor, sólo váyase.
—No me iré, por favor, habla conmigo...—aclaró su garganta, encontrando la voz para hablar con su fantasma, con su pesadilla personal o más bien, con el sueño más cruel, necesitaba entender—. ¿Tú...cual es tu nombre?
—Tiene que irse.
—Por favor, calma, no tienes que hacerlo.
—No quiero esto, ya no... sólo... váyase...déjeme tranquilo...
—No lo haré—dijo conteniendo su respiración—. Tú...por favor, dime quién eres, te lo suplico—no pudo contener el temblor en su voz.
Las ráfagas de dolor regresaban a su cuerpo y los recuerdos a su mente, se sentía vacío, quería correr a sus brazos y no soltarlo, en su mente había descubierto a Xiumin escondido en Las Cumbres y lo llevaba a casa a dónde pertenecía, salvó que ese chico no era su esposo, ni siquiera podía reconocerlo, pero ¿Por qué era tan parecido? ¿Se trataba de alguna broma de mal gusto del cruel destino, que lo odiaba? Lo vio dar un paso más atrás y negó.
—¡No hagas eso! —soltó—. No des pasos atrás, sólo veme, ¿Está bien? Veme fijamente a mí.
Se acercó, sin despegar la mirada de sus ojos, por Dios, eran tan parecidos, aunque ¿En verdad lo eran? O simplemente se estaba dejando llevar por su imaginación, ¿Su memoria era tan buena? La sensatez y racionalidad habían dejado su cabeza, estaba volviendose loco.
—No...—lo vio levantar una mano, Hoseok no pudo contenerse, necesitaba tocarlo, saber si era real o no, cuando su mano se cerró en su muñeca todo a su alrededor desapareció.
Fue una descarga eléctrica que recorrió su cuerpo entero, algo que hizo que su pecho doliera como el infierno, ese dolor, que había cargado por demasiado tiempo, pudo ver los ojos llenos de sorpresa del chico, quien se hizo hacia atrás terminando por caer. Hoseok gritó y se lanzó junto a él abrazando su cuerpo. Lo escuchó gritar, mientras ambos caían al abismo, soltó su cuerpo al llegar al agua por el impacto, por un segundo no supo de sí mismo, no podía ver nada, movió sus brazos y piernas tratando de encontrar estabilidad, entonces comenzó a buscarlo con desesperación, estaba entrando en pánico cuando sintió su mano, la tomó con fueza jalandolo hacia él, lo abrazó por la cintura tratando de llegar a la superficie, el oleaje era terrible, los hundía, pero, era fuerte, dejó que la marea los arrastrara a la orilla, luchó contra todo, sus piernas estaban temblando, se arrastró llevándolo consigo, las piedras se encajaban en su cuerpo, todo dolía, tosió sacando el agua que estaba en su pecho. Llegó a un lugar seguro detrás de una gran piedra, era un espacio reducido pero, estaba a salvo de las olas, se sentó respirando con inestabilidad, acomodó al chico en su regazo, quitó el cabello de su rostro y golpeó ligeramente sus mejillas.
—No, carajo no—dio golpes en su espalda, apretando su estómago, llevó sus labios a su boca y sopló dentro, aplastaba su pecho, su estómago y espalda, de forma desesperada le daba respiración boca a boca, hasta que vómito toda el agua que había tragado, tosió de forma violenta y dió grandes bocanadas buscando aire—. Tranquilo, con calma.
Miró sus enormes ojos asustados, respiró con él hasta que pudo lograr que se calmara, suspiró pesadamente y lo abrazó, puso su cabeza en su cuello y apretó sus hombros.
—Dios mío, maldita sea, eso...estuvo cerca, ¡Carajo! —gruñó volviendo a verlo, negó molesto, puso su rostro en su cabeza, aspirando con fuerza—. Shhh, tranquilo, estás a salvo.
Él no se movió, sólo sollozó, aferrando sus manos a su cuerpo, Hoseok lo sostuvo con mayor fuerza, negándose a soltarlo, miró su rostro una vez más, observándolo de cerca, era increíble el parecido que tenía con Xiumin, de no saber que su esposo estaba muerto creería que era él, acarició su mejilla, con ternura, ¿Era posible que hubiera dos personas idénticas en el mundo? Sus ojos se llenaron de lágrimas, besó su sien. Estaba a salvo, lo había logrado salvar y era todo lo que importaba, no quería despertar de ese sueño cruel y doloroso.
—No debiste...no tenías que salvarme—susurró con voz rota.
Hoseok volvió a mirarlo, entrecerrando los ojos.
—Lo siento chico, pero no iba a dejar que murieras frente a mí.
—¿Quien eres? —le preguntó con un poco de desesperación en la voz.
—¡Ahí están! ¡¿General Jung, está bien?!
A regañadientes volvió la vista hacia arriba, cerca estaban los dos guardias que lo habían acompañado, suspiró.
—¡Sí! Pero, creo que este chico está herido.
El guardia miró a quien cargaba en sus brazos y abrió los ojos en demasia. Vio como se volvía hacia su compañero y le decía algo con rapidez, entonces el otro hombre salió corriendo.
—¿Puede caminar general? —preguntó llegando hasta él.
Hoseok asintió, sosteniendo con fuerza el cuerpo del chico se levantó, el guardia le miró señalando las rocas secas.
—Por aquí, tenga cuidado, si quiere yo puedo llevarlo.
Apretó el menudo cuerpo, el chico aferró su mano a su chaqueta.
—No, yo puedo hacerlo, creo que está asustado, muéstrame el camino.
Fue realmente difícil mirar en la oscuridad a donde se dirigía y maniobrar cargandolo en un terreno tan incierto, pero logró escalar un poco, para salir de ese hoyo, después bajo a la playa, a partir de ahí, fue más sencillo, no quería soltarlo, estaba tan cómodo teniéndolo a su lado, que era cálido.
—¡Kadet!
Tuvo que mirar hacia el frente, Zoltan llegaba con varios de sus hombres pisándole los zapatos, su rostro demostraba preocupación y algo más, pero, lo que realmente llamó la atención fue el temblor que sacudió el cuerpo del chico, su mano se aferró a su chaqueta, Hoseok apretó la mandíbula, el chico tenía miedo. Zoltan llegó rápidamente hacia ellos y sin esperar se lo arrebato de su cuerpo, tuvo que apretar las manos para no recuperarlo de nuevo, cerró un par de segundos los ojos, necesitaba recuperar la consciencia, dejar de llevarse por sus emociones.
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Zoltan mirándolo con frialdad.
—Salí a dar un paseo, estos dos guardias me acompañaron, me dijeron que el risco sería un buen lugar para ver la vista y caminé hacía el, ahí estaba el chico, tropezó y salté para ayudarlo, creo que está herido, debería llevarlo a que sea revisado y se seque.
—Gracias—dijo con desdén—. Tiene una herida en la cabeza general—miró a uno de sus hombres—. Lleva al general Jung de vuelta al castillo y haz que lo revisen de inmediato.
—Sí, general. Por favor señor, acompañeme.
Hoseok miró por última vez al chico que estaba en brazos del general, tragó en seco antes de seguir al soldado de regreso, porque no estaba seguro de lo que iba a hacer, ¿Qué le pasaba? Por poco arruinaba todas las cosas, por un chico que era parecido a su esposo, y ni siquiera sabía si eso era verdad, estaba oscuro, ¿Y si su imaginación le estaba dando una mala jugada? Se sentía cansado y estresado, no estaba pensado con claridad. Cuando llegaron al castillo se sintió encerrado, asfixiado, tenía la ansiedad creciente por salir corriendo y buscarlo.
—¿Señor Jung? —despertó de sus pensamientos y miró al guardia que lo había acompañado a sus aposentos—. El doctor viene en camino, debería cambiar su ropa, está empapada.
Suspiró asintiendo. —Gracias.
Sin decir nada más, perdido en lo que sentía, entró en la habitación y cambio su ropa, estaba actuando mecánicamente, su cabeza dolía, pero ese dolor no se compraba con lo que sentía en el corazón, apretó la mandíbula para no llorar, terminó de vestirse y regresó a la sala privada. Un hombre estaba ahí junto al guardia, era anciano y serio.
—Mi señor, Choi Wonhae—dijo en forma de saludo—. Por favor, siéntese para que pueda revisarlo.
Hoseok hizo lo que se le pidió, se sentó, no se había visto en el espejo, pero podía sentir un dolor punzante en su frente, el hombre sacó lo necesario para curar su herida, ardió un poco cuando empezó a limpiarla, pero, aguantó, el guardia sirvió una copa de alcohol y se la entregó.
—Beba esto señor, le va a ayudar.
En ese momento no le importó las precauciones que había tomado, simplemente bebió la copa de un sólo trago, el líquido quemó su garganta, no sabía diferente, así que se relajó, suspiró pesadamente mirando a la nada.
—Ya está señor, vendré a verlo más tarde, por lo pronto, tiene que descansar, con su permiso.
—Gracias—asintió sin mirarlo.
El guardia acompañó al doctor hasta la puerta, después se volvió hacia Hoseok, e hizo una reverencia.
—Me iré para dejarlo descansar mi señor, si necesita algo no dude en llamarme, tengo ordenes de quedarme cerca a su disposición.
—Está bien, gracias—respondió mecánicamente, pero antes de que el guardia se fuera habló—. ¿Sabes quién era ese hombre? Hablo de a quien salvé.
—Se llama Kadet, es el esposo del general Zoltan.
—Entiendo, iré a descansar...¿Cuál es tu nombre?
—Dion, señor, estoy a su servicio, descanse—dijo con una reverencia antes de salir y dejarlo solo.
Se levantó para tomar otra copa de alcohol, necesitaba beber, aclarar su mente que no estaba yendo por un buen lugar, al contrario, aquello le parecía demasiado extraño, se encontraba confundido y en una gran desventaja, ¿Sería posible? No, desechó esa idea de su mente porque era cruel pensar que algo así estuviera pasando, se negaba a creer que ese chico era en realidad Xiumin, era absurdo, bebió lentamente saboreando el sabor amargo, ese lugar estaba haciendo algo en su mente, no era normal y habia subestimado a las personas fácilmente, tenía que ser más fuerte e inteligente.
La puerta se abrió nuevamente, esperaba ver al guardia, pero, no fue así, Karina entró a la habitación, llevaba una gran bata sobre un camisón oscuro, su cabello estaba suelto y lacio, caía más allá de su cintura baja, sus ojos parecían preocupados, se acercó rápidamente a él y puso una mano en su mejilla.
—Estás herido.
Tuvo que pasar un momento para que Hoseok recordara lo que tenía que hacer, se obligó a sonreírle, como si de verdad estuviera feliz de verla, negó levantándose para ayudarla a sentarse en una silla a su lado, después volvió a servir más alcohol y regresó a su lado.
—No es nada mi amor, estoy bien, fue una noche interesante y peligrosa, ideal para mí primera vez en Las Cumbres, ya te dije, siempre causó una impresión grande al llegar a un lugar.
Ella rio por lo bajo, pero, podía ver qué estaba tensa.
—Ha sido muy valiente.
—¿Cómo es que te enteraste querida? ¿No deberías estar descansando? —preguntó elevando una ceja.
—No podía dormir, es difícil hacerlo con este vientre, escuché revuelo y mandé a mi dama a buscar información, entonces supe que había salvado a una persona, le agradezco que lo haya hecho, es mi amigo.
Hoseok la miró de golpe, aclaró su garganta y bebió un poco más, necesitaba claridad, quería información.
—Sí, no sé qué es lo que ese chico estaba haciendo ahí, pero terminó tropezando, no lo pensé mucho, aunque ahora veo que fue un terrible error, no puedo imaginar que si algo me hubiese pasado tú te habrías quedado sola y también nuestro hijo—suspiró, alargó la mano para tomar la suya y la apretó ligeramente—. Dices que es tu amigo, me dijeron que es el esposo del general Zoltan, no puedo pensar en lo preocupado que está.
Karina relamió sus labios, bajo la mirada por unos momentos, podía sentir su nerviosismo, al final, asintió volviendo a mirarlo.
—Sí, conozco a Kadet desde que éramos niños, el pobre ha sufrido demasiado, me preocupa, también al general, pero, no hay mucho que podemos hacer con una mente perturbada ¿No es así?
La seguridad en la voz de Karina le hizo sentir incómodo, la forma en la que lo miraba, tan apacible y con preocupación genuina, le hizo tener un corto en sus pensamientos, ¿Se había equivocado entonces? Quiso soltar una carcajada amarga, claro que si, el destino había demostrado ser lo bastante cruel y vengativo con él, de ninguna manera le daría la posibilidad de estar con Xiumin, en vez de eso, lo había llevado a un lugar peligroso, donde existía una persona idéntica a su difunto esposo, corroboró que era odiado por el destino.
—Esperemos que esté bien, al principio estuve confundido, no parece un doncel, sino una mujer.
—Oh, eso es porque...me avergüenza decirlo.
—Seremos esposos amor y es mejor que me digas estás cosas, no quiero llegar a cometer un error.
—Verás, Las Cumbres tiene costumbres diferentes a las de otros reinos, aquí, los donceles son escasos, y están mal vistos por la gente, por eso son criados como mujeres, es difícil para ellos, pero es la única manera que tienen para buscar pareja o poder dedicarse a algo.
Hoseok bufó, lo que escuchaba era una estupidez.
—Es demasiado cruel ¿No es así?
—Lo es—asintió—. Pero, son costumbres que aún no pueden eliminarse, nuestro reino es muy apegado a sus modos de vivir, ha sido así siempre y lamentablemente hemos crecido creyendo que es lo mejor, me ha sorprendido que ScarLanding piense diferente, aquí, por ejemplo, un doncel jamás sería capaz de reinar, o incluso ser pareja de un rey, está prohibido.
—Cada reino tiene sus costumbres y muchas de éstas llegan a ser idiotas, no estoy tratando de faltarte al respeto a tu reino ni a tu manera de vivir querida, es sólo la opinión de un soldado.
Karina sonrió. —Es alguien sabio, me he preocupado demasiado ¿Podría dormir a su lado? Quiero cuidarlo.
—Ya te dije que me hablaras de tu, por mi no hay problema, pero, ¿Y tú familia?
—No creo que ellos estén interesados en esto, y no me importa, lo único que quiero hacer hoy es permanecer a tu lado.
Hoseok apretó la mandíbula, no quería estar cerca de ella, no podía fingir afecto por mucho tiempo, pero imaginó que tal vez eso le ayudaría a dejar de pensar en ese chico, se levantó y tomó su mano, llevándola a la habitación, en donde sintió su presencia a su lado en la cama toda la noche, no pudo dormir, miraba el techo sumido en la penumbra, pensando en ese par de ojos grandes que le observaba rotos y asustados, apretó las manos.
—¿Por qué te pareces tanto a él?
—¿Y bien? —preguntó cuando el doctor salió de la habitación—. ¿Qué sucede?
—Está inconsciente, no puedo saber que es lo que pasa hasta que despierte, tendremos que esperar, respira bien y no tiene golpes, lo más probable es que despierte pronto, que prendan la chimenea para que no sufra más frío, puede enfermar.
—Lo llamaré cuando despierte—dijo terminando de entrar en la habitación—. Salgan—dijo a las dos damas que se hallaban dentro, una de ellas arropando el cuerpo de Kadet y la otra avivando el fuego, hicieron una reverencia antes de salir.
Zoltan observó detenidamente el cuerpo cubierto de su esposo, habían cambiado su ropa y destrenzado su cabello, que se esparcía por la almohada como una cascada oscura, estaba más seco. Apretó la mandíbula, estaba cabreado, quería golpearlo por su estupidez de haber salido sin permiso, no era estúpido, estaba consciente de que no había tropezado, y eso le llenó de furia, ¿No lo había tratado bien esos días? Su comportamiento era intolerable, y peor aún, había sido visto por Jung Hoseok, quien por su cara era obvio que había reconocido las facciones de su esposo. Eso complicaba mucho las cosas, sin embargo, algo dentro de él le hacía preguntarse ¿Por qué estaba tan molesto? Por el hecho de que haya sido visto antes de tiempo o por la creciente posesividad que estaba apareciendo en su interior.
Se sentó al lado de la cama en la silla que la dama había acomodado para cuidar de él y lo observó. Al principio, la apariencia masculina del chico le había causado repulsión, tuvo que pasar un tiempo para que perdiera los ligeros músculos de su cuerpo y blanqueara su piel bronceada por el trabajo como soldado, lo hacía usar guantes para no ver la callosidad de sus manos por sostener un arma y tuvo que hacer que lo instruyeran con castigos a comportarse lo más femenino posible, hasta su tono de voz se volvió más delicado, pronto, Kadet nació, un doncel débil, sentimental y torpe. Fue asqueroso acostarse con él, odio cada momento, y no le importó casi asesinarlo en el proceso, al contrario, esperaba que muriera, pero resultó ser más resistente de lo que creyó, aún así, con el paso de los días, empezó a mirarlo más a detalle, era bonito, sus ojos eran hermosos y después de dar a luz a su hijo, lo deseaba. Había visto más su cuerpo y le gustaba, quería tenerlo de nuevo, creyó que tendría tiempo para acercarse más a él, su plan era enamorarlo, para que Hoseok no tuviera oportunidad, aún si iba en contra de lo que su rey quería. Lo observó, dándose cuenta que se removía entre sueños.
—Hoseok...Hobi...—susurraba.
El miedo se apoderó de él, sin esperar, lo tomó de los hombros y lo movió haciéndolo despertar, sus ojos parecían confundidos cuando lo miró.
—¿Kadet? —preguntó con temor.
—¿Qué.... qué pasó? —susurró sin dejar de mirarlo. Zoltan suspiró al comprender que él no había recordado nada.
—¿Recuerdas que es lo que sucedió?
—Yo...estaba en el risco y...caí—susurró con una mueca.
Zoltan suspiró pesadamente, se sentó en la cama y lo tomó de los hombros para que se sentará, Kadet lo hizo mirándolo con temor, era una mirada que no podía cambiar, lo entendía, fue cruel con él y ahora que quería cambiar su percepción sobre su relación, era complicado.
—¿Por qué lo hiciste? ¿Qué estabas haciendo ahí?
—Yo...no lo recuerdo.
—Ambos sabemos que sí lo haces, quiero preguntarte la razón, ¿Es por nosotros? ¿Hay algo que te ponga triste o molesto?
Kadet bajó la mirada, jugando con sus manos.
—No lo sé, no me siento...ha sido difícil, en verdad lo lamento yo...—su voz se quebró.
Zoltan tomó su mentón para hacer que lo mirara a la cara, sus lágrimas recorrían sus mejillas de forma fluida, su labio inferior temblaba, acarició su labio con delicadeza. Tenía que hacer algo, rebajarse, no podía permitir que sus dudas lo llevarán de vuelta a los brazos de Hoseok.
—Sé que nunca he sido un buen esposo contigo, jamás me he portado bien y te he lastimado mucho, no tengo justificación alguna, pero, después de que SungChan nació, quise hacer las cosas diferentes, ser una familia de verdad, yo, quiero que lo seamos Kadet, tardarás en perdonarme, pero te prometo que jamás volveré a hacerte daño, quiero amarte y que me ames. No sabes lo asustado que estaba cuando te ví de esa forma, por favor, no vuelvas a hacerlo de nuevo, me vas a herir.
Siguió acariciando su mejilla, Kadet lo miraba con ojos demasiado abiertos y confundido, Zoltan sonrió, estaba en sus manos, podía hacerlo.
—Lo siento—susurró—. Sólo que es muy difícil—relamió sus labios nervioso—. No me he sentido bien y yo...pensé que si desaparecía todo estaría mejor.
—Lamento lo que te he hecho, dime qué puedes llegar a perdonarme ¿Puedes?
—S...sí.
—¿Te sentiste presionado por lo que te dije? Sobre nosotros volviendo a tener relaciones. La primera vez fue...yo no sabía cómo hacerlo Kadet, esa es la realidad, jamás había estado con un doncel, y...no pensé que fuera tan difícil, no es justificación, en ese entonces estaba muy molesto, lo sabes bien, nuestro matrimonio fue arreglado y yo no sentía nada por ti, pero ahora es diferente, te quiero y te aprecio, estoy tratando de ser honesto, de ser más comprensivo y amable, puedo llegar a perder la cabeza fácilmente y no quiero que creas que sólo puedo ser así de agresivo, soy un guerrero, nadie me enseñó a amar, no puedo hacerlo, pero quiero intentarlo contigo, no lo haremos aun, así que deja de preocuparte por ello, dejaré que tu vengas a mí, y te mostraré el placer que puedes tener, uno de sólo yo puedo darte.
No espero a que dijera algo, a qué pensará, era peligroso si dudaba, lo besó, sintiendo su tensión, su cuerpo entero se tenso por su toque, eso le hizo ser más demandante, lo besó con profundidad, moviendo sus labios, hasta que Kadet reaccionó y regresó el beso. No podía perderlo, no estaba en condiciones de hacerlo, era atroz la forma tan posesiva en la que se sentía por él, no sabía si realmente podría llegar a amarlo, era imposible teniendo en cuenta que su corazón y mente estaba ocupada por ella, sin embargo, no podía dejarlo ir, era suyo, solamente suyo. Dejó de besarlo y le sonrió.
—Dormiré contigo, no te preocupes, no te tocaré, lo haré mejor de ahora en adelante.
Kadet asintió, Zoltan se levantó quitándose la ropa, lo vio desviar la mirada y eso lastimó su ego, se recostó a su lado y lo atrajo a su pecho, no estaba en calma, su postura era tensa, besó su cabeza y acarició su hombro. Lo lograría, enamoraría a Kadet y lo haría amarlo, no dejaría que Hoseok lo tuviera. Jamás.
—Abré la boca—dijo con seriedad sin dejar de mirarlo.
Kadet abrió la boca dejando que el doctor lo mirara, este se alejó y lo observó.
—¿Realmente fue un tropiezo?
—No—susurró sin dejar de mirarlo—. No lo fue y si usted no me ayuda, lo voy a volver a intentar de cualquier manera, así, cuando muera tendrá en la mente que usted pudo ayudarme y no hizo nada.
Kadet sabía que se estaba arriesgando, que era una locura, pero estaba desesperado, odiaba al destino por haber sido salvado, por no terminar con su dolor y frustración. Zoltan le habia dicho muchas cosas que lejos de alegrarle, de hacerlo sentir bien, sólo causaron miedo y repulsión, habría dado todo por escuchar eso hace tiempo, sin embargo, esa mañana había despertado sintiéndose diferente, algo en su interior se sentía incómodo y extraño, no quería estar cerca de Zoltan, le daba asco pensar en besarlo o en tener intimidad con él. ¿Por qué estaba sintiendo esas cosas? No sabía lo que le pasaba, de lo único que estaba seguro es que tenía que hacer algo para evitarlo.
La conversación fue interrumpida por la llegada de Zoltan, estaba cambiado y listo para regresar al castillo.
—¿Y bien? ¿Cómo está? —preguntó al doctor.
—Está perturbado, he visto casos como este en mujeres que acaban de tener partos, ya que el suyo fue complicado, es normal, le he de recetar unas hierbas para mantenerlo calmado, pero, esto puedo volver a suceder, tiene que mantenerse tranquilo, ninguna emoción fuerte, y nada que pueda hacerlo sentir demasiadas emociones, no peleas y no intimidad. Es necesario que se encuentre bien.
Mantenía la mirada en el piso, pero estaba pendiente de lo que Zoltan pudiera decir, su corazón latia con fueza descomunal.
—Está bien, no hay ningún problema, por favor dele las indicaciones de las hierbas a su dama, ella le dará las infusiones, supongo que debe estar vigilado ¿No?
—Esas infusiones lo mantendrán tranquilo, vendré a verlo en dos días, por lo que hablé con él estamos a tiempo de hacer algo, sólo tiene que mantenerlo tranquilo, salir y tomar aire le ayudara, puede acompañarlo su dama de compañía, es mejor a que sea vigilado por soldados, sé que se preocupa señor, pero le aseguro que su esposo estará bien.
—¿Puede estar cerca del bebé?
—Sí, puede, no hay pensamiento malos acerca del bebé, al contrario, estar en contacto con él y que lo amamante le ayudará con sus perturbaciones.
—Muy bien, gracias por su atención.
—Gracias señor, me retiro, joven, mandé a llamarme si necesita algo.
—Gracias—susurró.
Escuchó la puerta cerrarse, Zoltan se acercó hincándose frente a él, tomó sus manos y le sonrió, Kadet hizo lo mismo.
—Lo lamento, siento mucho esto, yo debería ser fuerte.
—Basta, vas a estar bien, sólo tienes que escuchar lo que dice el doctor. Tengo que irme al castillo.
—¿Puedo salir a tomar aire está tarde?
—Puedes ir al pueblo, compra algo que te guste, pero lleva a tu dama, nada más, no te acerques al castillo ni al risco, sabré si lo haces.
—Gracias—sonrió.
Zoltan se levantó para besar su mejilla. —Estoy confiando en ti Kadet, te dije que lo haría bien, pero, necesito que tú sigas siendo como eres, no hagas que me arrepienta ¿Lo entiendes?
—S...sí—asintió.
—Descansa.
Kadet lo miró marcharse con un nudo en su garganta, se dejó caer en la cama cerrando sus ojos, lo único que pudo pensar era en aquellos ojos oscuros que le miraron con tanta preocupación, dolor y algo más, no podía dejar de pensar en él, tanto que su estómago se estrujó, abrió los ojos y contuvo la respiración, ¿Quien era? Y más importante aún ¿Por qué no podía dejar de pensar en él? ¿Cuál era esa necesidad tan grande que sentía?
Karina estaba nerviosa, era normal, sabía que en algún momento Hoseok y Kadet se encontrarían, pero nunca imaginó que fuera en la primera noche de llegada del general. Estuvo pendiente de él, de cada una de sus reacciones, pero todo parecía indicar que las cosas estaban bien y eso la ponía aún más ansiosa. ¿Qué es lo que harían ahora? Nunca pensó de sí misma como una persona rencorosa, mucho menos egoísta, porque jamás había tenido algo que hubiese deseado lo suficiente como para tener el miedo de perderlo, y ahora que Hoseok estaba en su vida, que milagrosamente estaba esperando un hijo de él, tuvo terror de perderlo, no odiaba a Kadet, al contrario sentía pena por él debido al dolor que había pasado, a la realidad que lo rodeaba, sin embargo, en esos momentos no podía pensar con amabilidad, sino con miedo. No quería perder a Hoseok, no quería que ellos volvieran a estar juntos y eso le hacía sentir miserable.
—No puedo dejar de agradecer lo que hizo ayer general Jung, fue algo heroico y valiente.
Miró a su hermano, estaban tomando el almuerzo sólo ellos tres en el gran comedor, Hoseok miró a Minhyuk y dió un ligero asentimiento de cabeza, era obvio que su mente se encontraba ocupada en esos momentos.
—No hay nada qué agradecer príncipe, lo hice por deber.
—No deja de ser impresionante—rio por lo bajo—. Estoy seguro de que Zoltan se encuentra muy agradecido.
Hoseok cambió la expresión en su rostro y sonrió de forma tensa, Karina tragó en seco, sentía náuseas.
—Espero que el esposo del general este en buena salud.
—Esperemos que así sea, debería descansar.
—No me siento cansado, no ha sucedido nada que amerite estar en cama, de hecho, quería preguntarle si podía dar un paseo por el pueblo, me gustaría conocer más.
—No hay problema alguno, le designaré unos guardias por su seguridad.
Karina miró a Hoseok y sonrió. —Yo quiero acompañarlo.
—Por supuesto...
—No puedes—dijo Minhyuk con seriedad—. Nuestro padre quiere hablar contigo de la propuesta formal que hizo el general Jung sobre su matrimonio, así que tienes que quedarte aquí, deja que el general salga un momento a solas, estará bien a no ser que se le ocurra salvar a otra alma desdichada—rio por lo bajo bebiendo una copa de vino.
—Es un mal chiste hermano—bufó Karina.
—Lo es, ciertamente lo es, mis disculpas, creo que he pasado mucho tiempo con los soldados, hablando de pasar el tiempo, general Jung, mañana se llevará a cabo un baile en su honor, es el primer invitado en mucho tiempo y quisiéramos darle la bienvenida como merece, sé que las primeras impresiones no han sido las más positivas, pero, confío en que su percepción cambie después de conocer a las personas importantes de este reino.
Hoseok hizo una ligera reverencia de cabeza.
—No debería molestarse por un simple general como yo su alteza, pero, aprecio mucho su hospitalidad y estoy seguro de que a medida que conozca sobre Las Cumbres mi interés sólo se avivará.
—Me alegra escucharlo, bien, vaya a su paseo, mi hermana y yo debemos presentarnos ante nuestro padre.
—Le pido que le mandé mis saludos y respeto, con permiso—se levantó de la mesa y miró a Karina fijamente antes de sonreír, ella regresó la sonrisa y la mantuvo hasta que salió del salón—. ¿Por qué hiciste eso? —dijo preguntando a su hermano.
Minhyuk la observó con una ceja alzada. —Espero que no estés cuestionando las decisiones de tu padre y tu hermano mayor.
Eso la hizo guardar de nuevo la compostura y negar, Minhyuk se levantó y ella lo siguió a la sala de asambleas, al llegar ahí, vio el rostro burlesco de Mino, sus tíos y Zoltan, su padre, como siempre, brillaba por su ausencia. Se sentó esperando a que Minhyuk hiciera lo mismo en la cabecilla, su hermano amaba el poder que estaba logrando obtener. No lo juzgaba, lo prefería a él al poder que a su propio padre.
—Tenemos que hablar del incidente de esta madrugada—inició Minhyuk mirando a los presentes—. He hablado con mi padre de todo lo sucedido y le he dado también informes de lo que el general Jung está haciendo, es obvio que busca información de forma indirecta, no creo que sea tan estúpido como para pensar que le hemos dado libertad, es claro que sabe que es un plan, así que nuestro padre ha mostrado interés en la situacion, él quiere que la intervención de Kadet se haga inmediata.
Karina se quedó helada, miró a su hermano con horror, su respiración cambió a una más inestable y sus manos se hicieron puños sobre la mesa, observó a Zoltan que a pesar de mantener una postura fija, podía ver su tensión y molestia.
—No, no es posible—susurró ella—. ¡No quiero!
—Lo que quieras o no es irrelevante aquí, te vas a casar con él, ¿Qué más quieres? Sabías que si venía esto iba a pasar, es mejor que te acostumbres—desvió la mirada de ella a Zoltan—. Los dos y que no intervengan en sus encuentros. ¿Está claro Zoltan?
—Sí, señor—dijo con clara tensión en su voz.
—Jung necesita estar lo suficientemente distraído antes de que el plan se ponga en marcha, no debe saber nada de Namjoon. El rey es justo y los va a recompensar, Karina el anuncio de tu matrimonio se hará en el baile de mañana, se casarán en una semana y Zoltan, bueno—rio por lo bajo—. EunHa regresa de su exilio.
—¡Maldita sea gracias al cielo! —soltó Mino con una carcajada—. Esa mocosa me tiene harto, junto a Jisoo se ha vuelto una verdadera víbora, espero que estén listos para su regreso, aún está enojada.
Karina hizo una mueca, odiaba a su hermana menor, miró de reojo a Zoltan quien había bajado la mirada y contenido la respiración, era obvio que la noticia lo había afectado, pero ¿De qué forma?
—Está hecho entonces, atentos todos a los cambios, esto se pondrá interesante—dijo con una sonrisa maquiavélica.
Hoseok miró alrededor, el pueblo principal, el que estaba lleno de riquezas era interesante, Dion y otro de los guardias estaban a su lado, caminando detrás de él.
—¿Hay alguna armería por aquí? Me gustaría ver lo que se hace en Las Cumbres, al final del día soy un guerrero.
—Claro, señor—dijo Dion con una sonrisa amable, una que aún no sabía si era honesta—. Está por allá.
El negocio era grande, se encaminaron hacia allí, podía sentir la mirada de los curiosos sobre él, pero ignoró por completo, guardando sus modales.
—Esperaremos aquí señor.
Asintió, entró a la armería, era enorme, había demasiadas cosas interesantes, espadas de un tallado hermoso, escudos con el emblema de Las Cumbres y dagas brillantes, el hombre que atendía, hizo una reverencia.
—Mi señor, estoy a sus servicios.
—Gracias—asintió sin prestarle mucha atención, porque estaba concentrado mirando los estantes llenos de armas ¿Será que podía comprar alguna? No iba a negar que eran hermosas y de una calidad excelente, no mejores que ScarLanding o que las de RyuuMoon, pero, pasaban por buenas.
Escuchó a alguien más entrar y al hombre dar la bienvenida, pero, no se volvió a ver de quien se trataba, miraba las espadas con interés, tratando de aligerar su mente de todos esos pensamientos. Se volvió a ver las dagas y se quedó petrificado. Llevaba un vestido azul petróleo, que resaltaba la palidez de su piel, su cabello ahora estaba acomodado de forma bonita sobre su cabeza, dejando al descubierto su nuca, ¿Era él o estaba viendolo en todas partes? Sin pensarlo, hipnotizado se acercó.
—¿Deberé salvarlo de estás cosas también? —dijo con voz inestable.
La tensión del cuerpo ageno fue visible, dejó la daga que había estado sosteniendo en sus manos enguantadas de blanco y se volvió, Hoseok dió un paso atrás, a la luz del día, en aquel lugar, sus ojos resaltaban, sus labios también, apretó sus manos tratando de mantener al margen el temblor y sólo lo observó, era mirarlo a él, era Xiumin.
—Es usted—dijo con un susurro antes de sonreír.
Hoseok se fue al carajo, fue al maldito infierno después de ver la sonrisa más hermosa del mundo. Era él. Era su Xiumin. Pero ¿Cómo?
6mil palabras, salió bien largo, pero espero interesante. Estos días estaré actualizando mucho, porque traigo bastante inspiración 🤍🤍
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