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77

Las Cumbres, en reino secreto y perdido, envuelto en un misterio enloquecedor, se abría frente a él como una ilusión. Lo que había escuchado de aquellos marines era verdad, el puerto estaba plagado de comercio, no en la misma medida que ScarLanding, pero, podía apreciar varios barcos pertenecientes a muchos reinos, otros más que no supo identificar, los faltantes eran RyuuMoon, ScarLanding y El Norte. Podía llegar a comprender lo del reino de Jeon y Min, porque su comercio era meramente terrestre, hace mucho dejaron de usar las vías marítimas, pero con ScarLanding no era el caso. Kilómetros de puestos de mercancía rodeaban la primera isla, antes de desembarcar pudo reconocer un poco el terreno, se trataba de tres grandes islas, las cuales no sabía cómo es que se conectaban, la principal era a dónde llegaban los barcos, no podía ver las otras dos.

—Suy Jung Hoseok, general principal de ScarLanding, es un placer—dijo mirando a Zoltan, por su postura podía asegurar sin problema que se trataba de un guerrero.

—Es un placer conocerlo general, me han encomendado la tarea de escoltarlo hasta el castillo, entenderá que a partir de aquí, tendrá que ir solo, mis hombres le ayudarán a cargar sus cosas.

Hoseok se volvió hacia los soldados que lo habían acompañado, JongDae se acercó, podía ver en su rostro la desconfianza y la preocupación.

—Hoseok ¿Estás seguro de esto?

—Sí, regresen, estaré bien.

—No dejes de mandar cartas, estaremos al pendiente.

Hoseok asintió, puso una mano en el hombro de JongDae y apretó ligeramente, no quería hacer de ese momento una despedida, necesitaba mostrar la fortaleza que siempre lo había caracterizado, sonrió a sus hombres quienes hicieron una reverencia hacia él, ahora estaba solo en esa travesía, no iba a morir, estaba empeñado en hacer una buena labor y regresar, aunque la duda prevalecía en su interior. Los hombres de Zoltan tomaron sus cosas, las cuales sabía serían revisadas una vez que llegara al castillo, siguió al general sin mirar atrás, este lo llevó por el puerto hacia un carruaje.

—Por favor, suba.

—Bien—dijo subiendo, en la cabina soltó el aire que había estado reteniendo hasta el momento, se pusieron en marcha, miró a través de la pequeña ventanilla.

Estaban cruzando un camino que era custodiado por guardias, ahora comprendía porque nadie había sido capaz de ir más allá del puerto, todo parecía muy bien controlado, no se les escapaba nada. Era un camino limpio, alrededor había árboles y mucha vegetación, fue un largo camino hasta que llegaron a un puente, el río corría con ferocidad, tuvo un momento de nerviosismo, pero, se controló así mismo, después de cruzar el puente, anduvieron un tramo más hasta el pueblo, había pocas personas fuera, intuía que habían ordenado que no estuvieran en las calles por seguridad, había casas pequeñas, no muy bien hechas, la gente era pobre, algunos de los habitantes se veían demacrados y delgados, hizo una mueca, vislumbró muy pocos negocios, era un pueblo fantasma, llegaron a una cerca enorme, las puertas las abrieron dos guardias, entonces todo cambio, la división de clases sociales era muy notoria, en esa parte de la isla pudo ver mejores casas, comercios más ricos y personas vestidas acorde a su posición economica, eran muchos, catruajes, caballos de excelente calidad, alimentos frescos y mozos que seguían a sus señores, pero, que también estaban bien vestidos. Miró hacia el frente, dónde había una tercera muralla, ahí se alzaba con ímpetú un enorme castillo de piedra oscura, era imponente, tan grande que atemorizaba, con largas torres en dónde había arqueros, guardias por doquier, sonrió a medias, entrar o salir de ese lugar era imposible, pararon frente a la entrada. Abrieron la puerta del catruaje y bajó.

Podía sentir las miradas sobre él, algunas curiosas, otras desconfiadas, era obvio que para ellos era un intruso, guardó la compostura, parándose derecho, no dejando que nadie viera que por dentro se sentía ansioso e intimidado, para él enfrentarse a esos sentimientos era extraño, jamás había sentido algo como eso y le molestaba, era Jung Hoseok, venía de un linaje impecable de guerreros ¿Por qué sentía temor de estar ahí? Tal vez era porque sabía que si hacía un movimiento en falso sería asesinado sin demora.

Zoltan bajó de su caballo, dió una orden y las grandes puertas de madera gruesa empezaron a abrirse, ahí, estaba en interior del castillo, espero a que el general se moviera para seguirlo, entraron al patio principal, dónde había aún más guardias, otra puerta se abrió y dejó ver el interior del castillo, era aterrador por no llamarlo de otra manera, oscuro, sin decoraciones, impetuoso y frío, le recordó vagamente a RyuuMoon.

Pasaron a un pasillo extenso, podía sentir el latido de su corazón en su piel, estaba en terreno peligroso y desconocido, apretó su mandíbula, al termino del pasillo, había una puerta ornamental, Zoltan se detuvo, uno de los guardias que estaban en la puerta entró, saliendo después de un par de minutos, dando el permiso para entrar. Contuvo la respiración, conocería al rey de Las Cumbres. Cada paso fue dado con una contención y tensión en su cuerpo que no podía dejar pasar, apretó las manos, una bola de nervios estaba en la boca de su estómago.

Era una enorme sala, había soldados en ambos lados de la pared, serios, en posición de firmes, esperando y custodiando, frente a él, arriba de cinco escalones amplios estaba un trono de madera oscura, con detalles de oro en los bordes alargados, como ramificaciones. Casi suelta una carcajada, toda tensión desapareció, era absurdo, pero, ahí estaba, siendo un estúpido a quien le veían la cara.

—Bienvenido general Jung—dijo el principe Minhyuk que le miraba imponente en aquel trono—. Estoy aquí en representación de mi padre, él quiere que sepa que lo lamenta, pero, por motivos importantes no puede estar aquí para darle la bienvenida personalmente, espero que lo entienda.

Hoseok hizo una reverencia con total respeto al príncipe.

—Príncipe Choi, agradezco la oportunidad de dejarme entrar a su reino, entiendo a la perfección que su padre debe estar muy ocupado.

Minhyuk sonrió dando una señal con la mano para que se pusiera de pie.

—Mi padre me ha dicho lo que quisiera transmitirle, créame que está situación nos ha tomado por sorpresa, ¿Usted sabía sobre la condición especial de mi hermana?

—Ella me contó sobre ello alteza—asintió.

—Primero que nada, quiero ofrecerle una disculpa por haber tardado tanto, pero, debido a la condición de mi hermana, ella no se ha encontrado con buena salud, estábamos esperando lo peor, pero, los doctores reales han dicho que ha mejorado y que tiene buenas posibilidades de sobrevivir—dijo con seriedad, sin una nota de emoción en sus ojos—. Mi padre quiso que supiera la situación, también mi hermana, ella tiene muchos deseos de verlo, pero, antes de que eso ocurra, quisiera preguntarle general ¿Cuáles son sus intenciones con ella?

Hoseok se paró derecho y lo miró con una seguridad tan grande, que pudo sentir las miradas curiosas sobre él.

—Yo estoy aquí porque soy un hombre de honor alteza, jamás he huido a mis responsabilidades y está no será la primera vez, respeto a su hermana y aunque la noticia me ha tomado por sorpresa, yo quiero hacerme cargo de esto, de ella y del bebé, quiero su mano en matrimonio, por ningún motivo dejaré que el prestigio de la señorita Choi sea puesto en duda.

—Le agradezco que piense en el prestigio de mi hermana, mi padre estará feliz de escucharlo, general Jung, estoy seguro de que está ansioso por ver a mi hermana, lo llevarán con ella y después le enseñaran dónde se quedará, mi padre tomara una decisión tomando en cuenta sus deseos y la situación—Minhyuk sonrió condescendiente.

—He de esperar con paciencia su alteza—bajo un poco la cabeza en señal de respeto, para después mirarlo con la misma seguridad de siempre—.  Agradezco que me hayan permitido venir aquí.

—Sabra que es algo que no sucede a menudo—asintió—. Mi padre es cuidadoso y no le gusta que alguien ajeno entre a su reino, creo que se dió cuenta de la protección que existe en Las Cumbres, es el primer invitado especial que ha tenido este reino después de mucho tiempo, mientras mi padre evalúa su presencia y toma una decisión sobre darle la mano de mi hermana, hay una serie de reglas que debe cumplir, espero que lo entienda y no le moleste—suspiró—. Zoltan le irá explicando lo que está permitido y lo que no hacer dentro y fuera del castillo, es su primer día aquí, ha tenido un viaje largo y cansado, puede ir a ver a mi hermana para tomar la cena con ella y después descansar, mañana podremos mostrarle como son Las Cumbres en realidad.

—Muchas gracias, su alteza-hizo una reverencia.

—Bien, espero verlo mañana general Jung, estoy seguro de que le gustará estar aquí, Zoltan, por favor, escolta al general al ala de la princesa.

—Sí, mi señor—respondió con seriedad.

Hoseok miró por última vez a Minhyuk antes de presentar respeto y seguir a Zoltan, algo no estaban bien en ese lugar, nunca supo de un rey que delegará sus responsabilidades a su primogénito, mucho menos que no mostrará su rostro, aunque, tomando en cuenta que nadie conocía a Choi Seunghyun, era de esperarse. Por el momento, tenía que cuidar bien de sus palabras y acciones, era importante no dejar nada entre visto, eso significaba portarse como un hombre enamorado con la princesa, en quien no confiaba, pero que era su único seguro para pertenecer en ese lugar.

El camino fue aún más largo y confuso, más que un castillo parecía un laberinto, subieron para llegar a una parte del castillo más cálida, con jarrones llenos de forraje, cuadros y color, femenino y que olía bien, Zoltan se detuvo en una de las puertas.

—La princesa está dentro, general.

—Gracias, general—dio un asentimiento de cabeza.

—Esperaré aquí para llevarlo después a sus aposentos.

Hoseok hizo una mueca, pero lo aceptó, no estaba acostumbrado a tener niñeras o personas yendo detrás de él, era algo que tenía que soportar si planeaba quedarse en ese lugar, lo odiaba, pero, no había otra manera de hacerlo, espero a que la puerta fuera abierta, después de que anunciarán su presencia, entró a una sala privada, más iluminada y agradable a la vista. Karina estaba sentada en uno de los sillones individuales, lucía muy diferente a la última vez que pudo verla, más pálida de lo normal, corroboró lo que Minhyuk había dicho sobre su delicada salud, esa era la definición correcta para ella en esos momentos. Delicada.

Se puso de pie, llevaba un vestido color ciruela, que cubría sus brazos y cuello, era flojo debajo de sus pechos, pudo ver su vientre abultado, tenía un buen tamaño, tragó en seco. No había pensado en el bebé, estaba muy ocupado con la idea de entrar a Las Cumbres como para analizar con detenimiento la situación, mucho menos pensó en lo que esto significaría para él, no el hecho de ser padre, lamentablemente no sentía aprecio o apego por el bebé, tampoco sentimientos de amor por Karina, lo único que esa situación dejaba en él, lo que veía y lo que sentía era un dolor inmenso al recordar. Si cerraba sus ojos, podía ver a Xiumin, sonriente, acariciando su estómago hinchado, hablando hasta los codos sobre su bebé. Apretó la mandíbula y trató de dejar esos pensamientos atrás.

Le sonrió con afecto, acercándose a ella, no podía huir y mucho menos ser cruel. Karina le observaba con temor, hasta que llegó a estar muy cerca de ella, espero paciente, la vio quebrarse, gruesas lágrimas recorrían sus mejillas, su labio inferior temblaba, terminó en sus brazos, rodeándolo con fuerza, acomodando la cabeza en su pecho, Hoseok, correspondió el abrazo, posicionando una mano en su cabeza y otra en su cintura, estaba incómodo, podía sentir su vientre y eso le ponía nervioso.

—Lo lamento, en verdad lo siento—susurró en un sollozo—. Yo...jamás planee esto, y...lo siento.

—¿Por qué te estás disculpando? —dijo conteniendo su voz, tratando de que sonara lo más calmada posible—. No ha hecho nada malo alteza.

—No, no me digas así, se siente lejano, y... sé que no nos conocemos muy bien, pero, creo que por la situación puede llamarme por mi nombre, por favor.

Hoseok suspiró. —Ven aquí—la separó de su cuerpo y la llevó de nuevo al sillón, se sentó a su lado sin dejar de tomar sus manos—. Me alegra poder verte de nuevo, pensé que jamás lo haría.

—Traté—susurró—. Pero, hay reglas que debo complir.

—Lo sé, ahora lo entiendo, sé que es algo muy sorpresivo—sonrió elevando la mano y limpiando la lágrima en su mejilla—. Pero, es algo bueno, estoy seguro de que lo es, estamos aquí, después de encontrarnos en el momento que menos esperamos, y ahora hay un bebé creciendo, una parte de ambos, así que no tienes que llorar o lamentarlo, estuve muy preocupado, pero me siento bien de verte.

—¿De verdad crees que está bien? Hablo del bebé, yo...no sabía cómo ibas a responder.

—Es algo bueno—sonrió apretando sus manos—. Las cosas buenas suceden Karina y esto es algo bueno, estoy sorprendido, pero me alegra esta noticia. Te lo dije, estoy listo para estar contigo, dime ¿Tú quisieras estar conmigo?

—Sí, no hay algo en esta vida que quisiera más que estar contigo.

—Entonces, estamos juntos en esto querida, ahora quiero escuchar ¿Cómo estás? Tú hermano me dijo que habías estado delicada de salud ¿Algo que deba preocuparme?

Karina bajo la mirada unos momentos antes de suspirar.

—Mi cuerpo al principio fue muy débil, pero, he estado mejorando, casi no podía comer nada, ahora estoy mucho mejor, y sé que estando tú aquí, todo va a mejorar ¿Pudiste hablar con papá?

_No, el príncipe fue quien habló conmigo.

Ella asintió. —Él casi nunca sale de su sala, es reservado, espero no lo tomes a mal.

—No, claro que no, es entendible, creo que va a pasar tiempo hasta que ellos se acostumbren al hecho de que estaré aquí, pero, no te preocupes, por algo soy fuerte, y confiable, estoy aquí como Jung Hoseok, no como un general.

Hoseok tenía que usar sus palabras de forma cuidadosa, se sentía avergonzado de tener que mentirle a Karina de esa forma, sin embargo, era lo que debía hacer, mantener la confianza de ella en él era escencial si quería convencerlos de que era inofensivo. Tenía un plan y debía aplicarlo a la perfección.

Una de las damas tocó la puerta, Karina limpió sus mejillas y aceptó que entrara, la dama hizo una reverencia.

—Mi señora, mi señor ¿Quiere que les sirvan la cena aquí?

—Sí, por favor—sonrió ella con amabilidad.

La dama se retiró dejándolos nuevamente a solas.

—El castillo es muy grande, parece un laberinto.

—Lo es_asintió Karina—. Cuando eramos niños, Minhyuk y yo jugábamos al escondite, siempre perdimos, pues era imposible encontrar al otro.

—Me gustaría conocer el castillo o los alrededores, ¿Crees que podrías darme un recorrido? —preguntó con una sonrisa—. Claro, si te sientes bien para hacerlo.

—Lo haré con gusto, aunque debo advertirte que no es tan bonito como ScarLanding, no hay flores y carece de muchas cosas, es más bosque y piedra.

—En todas las cosas prevalece una belleza oculta—suspiró.

Karina le miró con ojos llenos de dulzura y ternura, una mirada que le hizo sentir culpable. Los sirvientes entraron de nuevo llevando consigo los platillos para la cena, estos fueron puestos en una mesa cuadrada de tamaño considerable al fondo de la habitación. Hoseok se levantó y tomó su mano.

—Vamos, necesitas comer algo.

-Gracias, tu también lo necesitas, fue un viaje largo, pronto vas a poder descansar.

Hoseok asintió, ambos tomaron asiento y fueron servidos, la comida lucía bien, algo simple y normal, pero, no comió hasta que Karina comenzó a hacerlo, tenía que ser muy cuidadoso, el sabor era bueno, no identifico nada extraño, sin embargo, evitó romar vino y té. Después de la cena se despidió de ella, y salió de la sala, Zoltan lo esperaba, sin expresión alguna o muestra de fastidio o cansancio, lo siguió sin algún intercambio de palabras, sentía el rechazo del general hacia él, no lo veía como algo extraño, porque sería algo que él haría.

—Es aquí, general, espero que descanse bien, buenas noches.

Hoseok asintió, entró a la habitación, había una sala de descanso, con un escritorio y área de alcohol, caminó hacia la segunda puerta, la habitación era grande, sus cosas ya estaban ahí, acomodadas en los cajones, busco de forma minuciosa riendo por lo bajo, la mayoría de sus armas ya no estaban, sólo contaba con las dos espadas que llevaba al igual que la daga de Xiumin que estaba escondida entre su ropa. Podrían quitárselas también, lo cual lo dejaría en una enorme desventaja, aunque, le sorprendía que desde el inicio le dejarán llevarlas consigo, ¿Lo habían pasado por alto? No, ellos no lo harían, era incoherente, entonces ¿Fue una forma de burla? Una manera de hacer que vea que no importa que lleve un par de espadas consigo, no sería suficiente para defenderse y salir de ahí. Le dolía la cabeza, estaba cansado, pero, seguro de que no podría dormir, se sentó en la cama y suspiró mirando la puerta, había entrado en la cueva del lobo.











Miraba el techo con una opresión en su pecho, era incómodo y extraño, pero, tenía que soportarlo, no tenía opción. El doctor le miró con seriedad antes de alejarse de él, normalmente tendría que estar alguien en la habitación con ellos, ya sea su suegra o Zoltan, sin embargo, ese día, sólo su dama se encontraba ahí, su suegra no quería saber nada de él, estaba concentrada en sus propios asuntos y en su bebé, al cual no podía ver tanto como quisiera. Eso lo ponía ansioso y triste.

—Esta hecho, joven Choi—dijo sin expresión alguna.

—¿Todo está bien? —preguntó con miedo.

—Lo está, le diré a su esposo que se encuentra sano y bien para cumplir sus obligaciones maritales.

La tensión cruzó por todo su cuerpo, empezó a temblar de pies a cabeza, no podía, se negaba a volver a pasar por un dolor tan insoportable, más aún, no quería volver a tener un bebé, no después de lo traumático que fue la última vez.

—Por favor—susurró casi inaudible—. Se lo imploro, por favor, no le diga eso, dígale que aún no estoy listo.

—No puedo hacer eso y usted lo sabe, es inaudito que me pida algo asi—dijo con molestia.

—Usted sabe que...lo que sucederá, usted me revisó la última vez, él me va a matar, no pude levantarme en días, se lo imploro, por favor, no le diga, eso puede matarme—suplicó con lágrimas en los ojos.

El doctor le miró con tristeza por unos momentos, era claro que él recordaba lo lastimado que había quedado la última vez que tuvo intimidad con su esposo, Kadet se hincó en el suelo y suplico, sin importarle su dignidad, al final del día, eso era lo menos que quedaba de él.

—Por favor, se lo suplico, no deje que esto me pase, no voy a poder soportarlo.

—Aunque quisiera, no puedo hacerlo joven Choi, lo lamento—dijo antes de salir de la habitación.

Lloró, no pudo controlar su llanto, grito desgarrando su garganta, negando, su dama se acercó a él y lo abrazó, se aferró a ella.

—Mi señor, por favor no lloré así, si lo escuchan van a reprenderlo.

—No es justo, no es justo, no quiero...—balbuceo.

Ella no dijo más, simplemente lo consoló, lo abrazó, cosa que agradeció, bajó un poco la intensidad de su llanto, porque su dama tenía razón, iba a molestar a las personas en esa casa y lo reprenderian, Kadet estaba cansado de que le gritaran o castigarán.

—¿Les dirás lo que escuchaste hoy? —preguntó con preocupación.

Ella lo miró con melancolía y negó. —No señor, claro que no lo haré. Venga, tiene que levantarse.

Lo ayudó a levantarse y a sentarse en la cama, Kadet se abrazó a sí mismo.

—Le traeré un poco de té.

—¿Puedes traer a mi bebé? Por favor.

—Sí, lo traeré señor.

Salió de la habitación dejándolo a solas, mordió con fuerza su labio inferior para no ponerse a llorar de nuevo con mayor fuerza, cerró los ojos unos momentos, no podía, estaba completamente seguro de ello, su dama volvió, trayendo consigo a su bebé, lo puso en sus brazos, verlo era un alivio, por unos segundos su vida desaparecía al igual que el dolor y la desdicha. Besó su cabecita, lo necesitaba, sin embargo, no podía hacerlo de nuevo. Una idea cruel cruzó por su mente, una muy egoísta tomando en cuenta que su bebé estaba en sus brazos, quería creer que él estaría bien, hasta el momento todos parecían felices con su llegada, lo abrazó por mucho tiempo, lo alimento y durmió, cuando la noche llegó lo puso en su cuna, ahora estaba solo, su dama se fue después de asegurarse de que haya tomado un poco de té y lo preparara para dormir.

El no quería dormir, estaba nervioso, ¿Y si el doctor ya había hablado con Zoltan? Miró la puerta con terror, ¿Y si llegaba en cualquier momento? ¿Qué haría? ¿Podría sobrevivir? No tenía la respuesta y eso le asustaba, miró a su hijo una vez más, tomó una decisión en ese momento. Siendo sigiloso, salió de su habitación, cuidando que nadie estuviera cerca, lo hacía a menudo, sabía cómo salir de ahí sin que nadie se diera cuenta, así fue que llegó a la salida, y siguió caminando, casi corriendo, al único lugar en donde sabía las cosas sucederían, subió al risco, que daba al mar, su cuerpo temblaba, sus manos estaban entumecidas, las lágrimas no dejaban de descender por sus mejillas, sus labios estaban rotos por lo mucho que los mordió, su mente en blanco.

Toda su vida sintió que era un error en el mundo, había un vacío en su interior que no podía llenar con nada, una sensación en su pecho, un dolor que no podía comprender, tenía sueños en donde vivía una vida completamente diferente, dónde se sentía él mismo, y después despertaba y su realidad le golpeaba, odiaba su vida, odiaba lo que ellos le había hecho, y lo único que deseaba en ese momento era acabar con todo, sollozo, pensando en su hijo, ¿Él lo entendería? ¿Llegaría a comprender la razón por la cual lo dejó solo? Negó, ellos jamás le hablarían de él. Dió un grito de garganta, frustrado.

Escuchó un ruido detrás de él, pero no le tomo importancia, en vez de eso, dió un paso al frente. Sollozo, limpiando sus lágrimas con agresividad, debía hacerlo, acabar con el dolor, sólo tenía que saltar y acabaría para siempre.

—Espera, no hagas esto.

Su corazón se detuvo, aquella voz, hizo que algo despertara en su pecho, una sensación diferente, extraña y confusa, se volvió lentamente. Cerca había un hombre, un completo desconocido, jamás en su vida lo había visto, pero esos ojos, le hicieron querer acercarse. Era alto, mucho más que él, fornido, con piel media, cabello oscuro y facciones duras. El hombre lo observó sin hablar, sus labios empezaron a temblar, lo miró entrecerrando los ojos con una expresión que no supo descifrar.

—Tú...tú...Xiu...—boqueo.

—Por favor, váyase—susurró—. Tiene que irse.

No recibió respuesta, aquel hombre parecía perturbado, dió un paso atrás y él se movió levantando ambas manos, cerró los ojos unos momentos y después los abrió, ahora, su mirada era diferente, había una ferocidad en ellos que le heló la sangre.

—No, espera, no te muevas, no... tú no tienes que hacer esto.

—¡Tengo que hacerlo! —sollozo—. Váyase, por favor, sólo váyase.

—No me iré, por favor, habla conmigo...—aclaró su garganta—. ¿Tú...cual es tu nombre?

—Tiene que irse.

—Por favor, calma, no tienes que hacerlo.

—No quiero esto, ya no... sólo... váyase...déjeme tranquilo...

—No lo haré—dijo conteniendo su respiración—. Tú...por favor, dime quién eres, te lo suplico.

La forma en la que lo observaba, su voz temblorosa y su expresión llena de dolor, hizo que Kadet se sintiera terrible, ¿Por qué ese hombre despertaba en él una gran compasión? ¿Por qué quería acercarse? ¿Por qué deseaba tocarlo? Todo lo que sentía le asustó hasta morir, dió otro paso atrás.

—¡No hagas eso! —soltó—. No des pasos atrás, sólo veme, ¿Está bien? Veme fijamente a mí.

Kadet se sentía desconcertado, miró al hombre frente a él, y sus ganas de llorar aumentaron. Él se acercó, y por un momento, Kadet deseo que se acercará mucho más, hasta que lo tocara. Eso le estaba confundiendo aún más.

—No...—levantó la mano para detener su andar, pero, eso no lo detuvo en lo absoluto, porque el hombre se acercó y tomó su muñeca.

Fue una descarga eléctrica que recorrió su cuerpo entero, algo que hizo que su cabeza doliera como el infierno, ese dolor, combinado con la sorpresa hicieron que Kadet terminara por llevar su cuerpo hacia atrás, el hombre grito y se lanzó junto a él abrazando su cuerpo. Con un grito se aferró a su cuerpo mientras sentía que ambos caían al abismo, cerró los ojos cuando su cuerpo golpeó el agua, entonces dejó de sentir. Dejó de doler.






Y que se encontraron, me emociona mucho esta parte de la historia porque se vienen cosas bien buenas, espero que a ustedes también les guste, por favor comenten y voten que eso me ayuda mucho. Los amo mucho bebés patos 🤍

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