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76

—¿Papá estás bien?

Hoseok salió de sus pensamientos, se había quedado mirando al horizonte, suspiró antes de volverse hacia Yuna y sonreír, estaba completamente despeinada debido a la brisa del mar, ambos se hallaban ese día de paseo en la playa, muy alejados del muelle, que era el último lugar donde quería estar, esos meses después de descubrir la verdad fueron bastante duros, entre hilar los hechos y llorar en las noches debido a la valentía y estupidez de Minseok, descubrir su diario, leer sus palabras, empaparse de sus pensamientos abrió de nuevo la herida de su ausencia, lo extrañaba cada día más. Aunque se culpaba a sí mismo por no haberse dado cuenta, por no protegerlo como debía, por pensar que todo estaba bien y que jamás le ocultaria algo, se confío demasiado, y ese descuido hizo que Minseok tomara una mala decisión. Mirando a su hija sintió un dolor en el pecho, su adorado esposo los amaba tanto que decidió protegerlos, dió su vida por ellos.

—Sí, sólo estaba pensando.

—¿Qué pensabas? —preguntó sentándose a su lado.

—En lo grande que es el océano, me preguntó qué hay más allá del horizonte.

—¿No te da miedo? ¿Y si hay monstruos gigantes? —ella abrió mucho sus ojos.

—No, no les tengo miedo.

—¿Tú jamás tienes miedo?

Hoseok rio por lo bajo. —Le tengo miedo a cierta niña bruja, ve esos cabellos, Jin nos regañara.

—Odio esos peinados—arrugó la nariz, un gesto que le hacía parecerse enormemente a Xiumin.

—Está bien, te ves linda de cualquier manera, vamos, tenemos que regresar.

Se levantó, sacudiéndose la arena y tomó la mano de Yuna, caminaban en silencio, ella se agachó y tomó una concha marina pequeña y rosada, sonrió en grande, Hoseok la observó sin decir nada, de no ser por ella, estaría muerto en su propia desdicha. Día tras día despertaba con una única cosa en mente, quería venganza, necesitaba hacerlos pagar por todo el daño que le habían causado a su familia y a su reino, esa sed de brutalidad le hacía tener pensamientos muy crueles y negativos, que sólo podían aplacarse si estaba cerca de su hija, por eso, cuando se hacía insoportable, buscaba la forma de estar con ella, escuchar sus gritos de emoción y su risa era un alivio a su alma herida.

Subieron al caballo, la llevó de nuevo al castillo, dónde estaba segura por ahora, habían hecho muchos cambios, entre ellos, poner más atención a la vigilancia y a las personas que estaban dentro del castillo, lo hacian con cuidado, sin revelar las cosas que ya sabían. Una vez en el palacio, dejó a Yuna al cuidado de las nanas y se encaminó a ver a Jin, este estaba de un humor cambiante. Desde que supo que Namjoon estaba vivo por los escritos de Xiumin, no dejaba de sentirse presionado y ansioso, como lo imaginaba, Jin estaba entrando en la desesperación por encontrarlo y traerlo de vuelta.

—Buenos días—dijo entrando, ahí sólo estaba Jin y Jackson, este último pasaba menos tiempo en el palacio por la delicada salud de Mark, su esposo.

—¿Qué tal el paseo? —preguntó Jin con una sonrisa—. ¿Ya te sientes mejor?

—Sí, supongo, lamento lo de tu mesa, no era mi intención romperla de una patada.

—Todos estamos tensos, más sabiendo que en estos últimos siete meses no hay noticia alguna de Las Cumbres.

—Lo se—bufó.

En esos meses no había nada de ellos después de la partida de los príncipes, Hoseok incluso había mandado un par de cartas a Karina, que jamás fueron respondidas, estaba tan enfurecido por haber dejado que les vieran la cara. Era ridículo, sin embargo, tenían que actuar como si nada hubiese pasado, Yoongi y Jungkook también estaban enterados de lo que estaba aconteciendo, sobre todo, de las personas que eran tomadas como esclavos, Hobark también ayudó mucho a saber sobre el mercado negro en el muelle, ahora había gente de su mayor confianza vigilando, haciéndose pasar por marines, estos les daban informes detallados sobre los piratas que estaban a cargo de aquella labor, todo estaba listo, ya sólo quedaba esperar y ser pacientes, aunque la paciencia ya no figuraba entre sus habilidades, cada día estaban más ansiosos, anticipando que cualquier cosa podría pasar.

La puerta del despacho fue abierta sin llamar, sólo una persona hacia eso y era Ken, su semblante era frío. Hoseok se enderezó.

—¿Qué es?

—Una carta para ti, de Las Cumbres.

Elevó una ceja al tiempo que se acercaba y tomaba la carta, tenía el sello real, miró la caligrafía detrás, era de Karina, tragó en seco antes de abrirla y comenzar a leerla, no vio el rostro de los demás, pero sí podía sentir su tensión.

Querido general Jung.

Quiero comenzar disculpándome por haber mantenido el silencio estos meses, he recibido sus cartas y créame cuando le digo que me han ayudado mucho a recobrar la fuerza. No he estado bien de salud, me avergüenza mucho decirle lo que sucede de esta manera, pero, no hay otra forma de hacerlo, general, ¿Cree en los milagros? Sé que tal vez no es así, yo tampoco creo en ellos, pero, ha sucedido uno, cuando regresé a Las Cumbres, comencé a sentirme extraña, pensaba que estaba enfermando de dolor por tenerme que separar de usted, pero, fue algo incluso más increíble, yo nunca esperé que esto sucediera, jamás, no era posible, yo le conté no desdicha y la razón por la cual era tan infeliz, pues ahora, mi querido Jung, debo decirle que en mí ha ocurrido algo maravilloso. Estoy esperando un hijo, y usted es el padre, tengo miedo de que no crea en mis palabras, he tardado tantos meses en decirle porque mi salud es muy delicada, el doctor dice que soy demasiado vieja para tener un hijo por primera vez, me he mantenido en cama por la amenaza de perderlo, y también he tenido que hablar con mi padre, quien no estaba nada feliz, para rogarle que le permitiera venir a verme. Él ha accedido, puede venir a Las Cumbres, tan sólo tiene que mandar una confirmación, mi padre es muy estricto y ha aceptado con la condición de que venga solo, espero que lo considere, si usted cree que puede corresponder mi amor y aceptar a nuestro hijo, entonces lo esperaré con ansias. Sé que no es algo sencillo, mucho menos para usted, aún así, espero que venga.

Con cariño y esperanza. Choi Karina, princesa de Las Cumbres.

Bajó la hoja, la cual fue tomada por Jin quien estaba a su lado, la leyó, Hoseok pudo ver cómo cambiaba el semblante a uno más oscuro.

—Esto es imposible ¿Es posible? ¿Tuviste intimidad con ella?

—Sí—asintió—. Soy un caballero y no hablaré de como pasaron las cosas.

—¿Crees que es verdad? ¿Realmente ella no podía tener hijos? ¿Y si estaba mintiendo?

—No lo sé—se encogió de hombros—. Ella me dijo que era imposible, no sé si habrá mentido.

—No creo que esa criatura sea tuya.

Hoseok suspiró. —Si es o no mi hijo no me importa ¿No lo ves? Tenemos una forma de entrar por fin.

SeokJin entrecerró los ojos volviendo a leer la carta, hizo una mueca y terminó negando.

—No, esto es muy sospechoso y peligroso ¿Por qué esperaron tanto tiempo? No tiene el menor sentido, además, no vas a ir solo, sería suicida.

—Es la única forma, por Dios, Jin, hemos estado esperando esto durante meses, es la única manera que tenemos para descubrir lo que está sucediendo, voy a ir.

—No estamos pensando con claridad—dijo Ken con una mueca—. Cómo Jin dice, esto es muy sospechoso, además ¿Quien nos asegura que no es una trampa?

—Si es una trampa y me toman como prisionero, ten la seguridad de que de mi boca jamás saldrá una lo palabra—Jin hizo una mueca dolorosa tras escuchar esas palabras—. Escuchen, no vamos a tener una oportunidad como está, tenemos que arriesgarnos, haré la carta de respuesta, tendrá que ser mandada de inmediato, ellos saben que no vamos a desaprovechar esta oportunidad, estaré zarpado en dos días.

Tres pares de ojos le observaron con seriedad, ninguno de ellos estaba seguros de tomar esa decisión, al contrario, creían que era demasiado peligroso, sin embargo, Hoseok parecía decidido a hacerlo, y ellos no podían convencerlo de dar marcha atrás, porque una parte de ellos sabía que estaba en lo cierto, que no podían desaprovechar una oportunidad que jamás volvería a presentarse ante ellos. SeokJin puso la mano en el brazo de Hoseok y le miró fijamente.

—Quiero que me mandes cartas de forma constante.

—¿Recuerdas en lenguaje en clave que les enseñé? —preguntó—. Ellos no me van a dejar tranquilo, mucho menos mandando información, leeran todo lo que mande.

—Sí, lo recuerdo—asintió—. Hoseok, por favor, en verdad te lo pido, no mueras, eres lo único que me queda, no quiero perderte.

—No lo haré, soy el guerrero más fuerte que existe en este reino, yo voy a volver y no sólo eso, volveré con él Jin, lo prometo.

Acarició tenuemente su mejilla antes de volverse hacia Ken y Jackson.

—Siganme, tenemos trabajo qué hacer y cosas que debemos planear antes de mi partida, Jin, no lo pienses demasiado, todo saldrá bien.

SeokJin apretó la mandíbula y asintió, mirando como los tres generales se alejaban, preocupado, sentía que le faltaba el aire, caminó hacia él balcón y salió, el aire golpeo su rostro, estaba nublado, eran épocas de lluvia, miró a su jardín, sus rosas estaban muriendo lentamente, el presagio de que algo sucedería, no podía sacarlo de su mente ni de su corazón, después de haber leído las notas de Minseok, se dió cuenta que sus enemigos eran mucho más fuertes e inteligentes de lo que llegaron a imaginar, ¿Y si Hoseok no volvía? ¿Y si a esas alturas Namjoon ya estaba muerto? Era una angustia tan grande, que arrañaba sus entrañas, tenía un mal sabor de boca, apretó la piedra fría bajo sus manos y suspiró, no podía rendirse, necesitaba ser fuerte, tomar lo último que le quedaba de dignidad y templanza para resolver cualquier cosa que viniera en un futuro cercano, si Hoseok iba a arriesgar su vida, él sería fuerte, un rey completo.







No estaba pensando con claridad lo que estaba por hacer, de hecho, la decisión fue tomada de forma impulsiva, no se puso a pensar en las posibles consecuencias, no era momento para hacerlo, Hoseok sabía que era la única forma de saber la verdad, necesitaba eso, regresar a Namjoon y al mismo tiempo descubrir la verdad, tener su venganza, era la única forma de liberar su vida, no importaba si moría en el intento.

—Creo que tienes mucha fé en ti mismo si pretendes ir allá solo—dijo Jackson sentándose a su lado.

Hoseok había tratado de huir para pensar a los jardines, había una pequeña colina por dónde podía ver el campo de entrenamiento.

—Lo que pasa querido amigo, es que a mí no me importa morir, hace tiempo deje de tenerle miedo a la muerte.

—Que envidia, yo estoy aterrado de ella—suspiró.

—¿Cómo está Mark? —dijo con una mueca, Jackson había dejado de ser el mismo después de la enfermedad de su esposo, no podía entenderlo al cien por ciento, sin embargo, sí sabía lo que era sufrir por alguien a quien amas y que significa tu vida entera.

—Mal, trata de mantener una sonrisa, pero la realidad es que no queda mucho tiempo, me preocupan los niños, más Jihoon, se ha encargado de guardar todo lo que siente.

—Es un guerrero Jackson, sabes que así es como actuamos, está en nuestro entrenamiento.

Jackson asintió antes de reír por lo bajo. —También está en sus venas ¿No?

—Podría decirse—se encogió de hombros—. Lo lamento, no deberías estar pasando por esto.

—No, no debería, como tú tampoco deberías pasar por lo que estás pasando, Hoseok ¿Estás seguro de lo que harás?

—Muy seguro—asintió.

—Cuidate mucho, el mundo no está listo aún para perder al gran Jung Hoseok.

Hoseok soltó una carcajada. —Eso espero, ve a casa Jack.

Jackson asintió, puso la mano en su hombro y le dió un apretón antes de levantarse e irse, Hoseok se quedó ahí, pensando, ¿Realmente Karina tendría un hijo suyo? No quería desconfiar de ella, lo poco que la conoció parecía ser una buena persona, pero, después de todo lo descubierto, y la implicación de sus hermanos, no estaba tan seguro de que así lo fuera, no importaba, tener un hijo o no con ella era lo de menos, sólo una forma de entrar a Las Cumbres. Se levantó y regreso al castillo, necesitaba descansar, aunque esos días era difícil hacerlo, ¿Podría ser un presentimiento? Algo estaba por suceder, y Hoseok se hallaba listo para enfrentarlo.

Los días siguientes fueron de pura organización, dejó todo listo y las especificaciones de su viaje, a unas horas de partir, tuvo que enfrentarse a su mayor aliada, Yuna. Ella no sabía lo que sucedería, lo único que le causaba angustia era dejarla, no quería hacerlo, pero, tampoco podía llevarla.

—Yuna—dijo sentandola en la mesa frente a él—. Tengo que irme, voy a estar fuera un tiempo.

—¿Por qué te vas? No entiendo.

—Tengo una misión que cumplir, tú vas a estar bien, te vas a quedar con el tío Jin, y me vas a esperar, es algo muy importante lo que tendré que hacer, nadie más puede, y cuando regrese podré contarte todo lo que he vivido, será emocionante, iré en barco hasta allá, te traeré un regalo ¿Está bien?

Los ojos enormes de su hija le miraron con dolor, Hoseok le sonrió, acariciando su cabello.

—Te prometo que volveré pronto y podremos estar juntos nuevamente, soy un guerrero y debo cumplir con mi deber, haré que te sientas orgulloso de mí, tal vez ahora no lo entiendes, pero cuando crezcas vas a ver todo lo que tú padre Xiumin y yo logramos, por favor, no estés triste, mi pequeña guerrera tú eres demasiado fuerte, ¿Puedo confiar en que estarás bien y me esperarás?

Yuna hizo un puchero, pero asintió, se lanzo a los brazos de Hoseok, quien la recibió con cariño, se dieron un abrazo fuerte, cálido, lleno de amor y de esperanza, Hoseok sabía que era cruel prometer a su hija volver sabiendo que eso podía ser imposible, sin embargo, no iba a romper su corazón, había prometido a su esposo que jamás le haría daño. Esa tarde pasaron todo el día juntos, Yuna no lloro, no la vio llorar incluso cuando subió al barco y se despidió, ella sólo sonrió, Hoseok no vería que después de perderlo en el horizonte se lanzo a los brazos de Jin a llorar con fuerza.

Estaba en el mar, navegando en un barco de ScarLanding, con hombres que sólo iban a dejarlo, y mientras miraba la oscuridad del océano, pensaba, ¿Así se sentía el miedo? Hoseok nunca fue un cobarde, pero esa sensación en su pecho fue difícil de ignorar.













Bajó de la balsa con una emoción que no pudo controlar, era la primera vez en mucho tiempo que estaba fuera de su casa, sonreia en grande, aunque amaba pasar tiempo con su bebé, la realidad es que estaba un poco cansado y no ayudaba que su suegra estuviera sobre él todo el tiempo diciéndole como hacer las cosas, era nefasto. Estaba mirando alrededor, cuidando de no ser descubierto, había terminado la cuarentena y decidió ver a Namjoon, no sabía mucho de él, en realidad no sabía mucho del mundo en general, tampoco vio más a la princesa, ella también fue recluida en el castillo, Zoltan había dicho que era debido a que no estaba bien de salud.

Al verlo cerca de donde siempre esperaba Thorkell abrió los ojos en demasia, él le sonrió y saludo con su mano, el soldado suspiró negando, volvió a esconderse a esperar. Pasaron algunos minutos antes de verlo a lo lejos, Namjoon caminaba sin problema, siendo seguido por Thorkell quien estaba nervioso como siempre. Lucía igual, su cabello un poco más largo, barba pronunciada y su torso desnudo sólo dejaba ver lo mal alimentado que estaba, sin embargo, su rostro mantenía ese semblante indestructible, le sonrió al verlo.

—Mira nada más, te ves diferente sin esa panza, dime ¿Qué tal estuvo?

—Fue lo más doloroso que he vivido—hizo una mueca—. Pero, mi bebé es precioso, se llama SungChan.

—¿Y el estúpido de Zoltan? Dime que no te ha tratado mal.

—Sorprendentemente no—Kadet pudo ver el semblante oscuro de Namjoon y el preocupado de Thorkell—. Toma, hoy traje pan, queso y cerveza.

—Dios, eres increíble niño—dijo tomando las cosas y empezando a comer con entusiasmo.

—¿Te has portado bien? No veo nuevos golpes.

—Algo asi—se encogió de hombros.

Thorkell se acercó a Kadet. —No deberías arriesgarte a estar aquí, sabes que las cosas no están muy bien.

Namjoon escuchando la conversación los miró. —¿Qué es lo que está mal?

—No lo sé—se encogió de hombros Kadet—. He escuchado que vendrá alguien a Las Cumbres.

—¿Quien? —preguntò más insistente—. Hay demasiado movimiento y vigilancia.

—Viene alguien de ScarLanding, al parecer muy importante—respondió Thorkell, sorprendiendo a Kadet, pero, su interacción ahora parecía diferente, más estrecha.

Namjoon abrió los ojos en demasia. —¿Saben quién es?

—No, no sé nada—dijo Thorkell negando—. Me la paso aquí, así que sólo sé lo que los generales dicen.

—Kadet, tienes que descubrir quien es, tú estás cerca de Zoltan, por favor, tienes que decirme quien viene—se acercó tomando sus hombros—. Sé que es demasiado, pero, por favor, dime qué me ayudarás con eso.

Kadet asintió. —Voy a tratar, porque Zoltan no me deja salir de la casa, mucho menos ir al castillo, pero, tranquilo, lo voy a descubrir.

El rostro lleno de agradecimiento de Namjoon le hizo sentir aliviado, al menos sentía que estaba sirviendo para algo bueno, Namjoon siguió comiendo y bebiendo, y cuando terminó, se despidieron, Thorkell le hizo esperar antes de acompañarlo al río, una vez ahí, lo tomó del hombro y llamó su atención.

—No tienes que hacerlo.

—Viste como se puso, tal vez sea alguien que lo pueda ayudar, vamos, pensé que se estaban cayendo bien.

—Me cae bien, pero, hay muchas cosas que aún no sabes, va a ser imposible sacarlo de aquí.

—¿Por qué? Tienes que decirme.

—No, aún no, ve a casa, has tardado demasiado y si dices que el general no te deja salir, puede ser malo para ti, anda vete.

Kadet asintió. —Bien, cuida de él, nos vemos después—le sonrió antes de subir a su balsa.

Normalmente no se interesaba en nada de lo que sucedía en Las Cumbres, porque no eran asuntos que siquiera pudiera comprender, sin embargo, había sentido la tensión en todo el reino, sobre todo, Zoltan, no lo veía mucho, y las veces que se pasaba a su habitación, sólo veía al bebé y se iba, no intercambiaban palabras, pero, podía ver algo oscuro en sus ojos, preocupado de ser descubierto llegó rápidamente a la casa, había pedido que la nana se ocupará del bebé para "descansar" ella aceptó sin problema, subió a su habitación y se cambió de ropa, estaba terminando de abrochar las cintas en su cintura cuando la puerta fue tocada, su respiración se alentizo y sus manos sudaron, cuando la puerta se abrió vio a Zoltan.

—¿Qué estabas haciendo?

—¿Yo?...no...nada.

—¿Apenas vas a cambiarte la pijama?

—Ammm, si, estaba algo cansado y pedí que cuidarán un poco a SungChan, tuvimos una mala noche.

Zoltan asintió sin expresión alguna, se posicionó detrás de él y amarro las cintas sueltas, apretó un poco más de la cuenta sacándole el aire, después las soltó lentamente, hizo el nudo y hundió el rostro en su cabello, aspiró, su corazón palpitaba con fuerza.

—Hueles bien, últimamente hueles muy bien—susurró en su oreja, erizando su cuerpo entero, era una sensación extraña.

—Gra...gracias.

Zoltan lo volvió tomando sus hombros, lo miró fijamente antes de besar sus labios, de forma tenue, cosa que se repetía desde el nacimiento de SungChan, pero que no escalaba más, cosa que agradecía, aunque le gustaba que Zoltan lo tratara bien, aún no olvidaba el hecho de que siempre lo lastimara. Se separó de repente, dejándolo pasmado.

—No quiero que salgas de aquí, mucho menos que vayas al pueblo o al palacio ¿Entendido?

—Ammm...¿Por qué? —se arrepintió de hacer la pregunta.

Espero un golpe por su insolencia, pero en vez de eso Zoltan suspiró alejándose de él.

—Viene un invitado de otro reino, aún no sabemos sus intenciones, y me gustaría que te mantuvieras aquí, al menos hasta que te diga, eso ayudará a que me sienta más tranquilo. ¿Quedó claro?

—Sí, no saldré, pero...bueno, ¿Al menos puedo salir al jardín?

Zoltan lo pensó unos momentos antes de suspirar.

—Sí, sólo un rato por la tarde, te haría bien tomar un poco de sol, estás muy palido—se encaminó a la puerta—. En unos días vendrá el doctor, si él dice que puedes, entonces vamos a pasar la noche juntos, espero que lo tengas en mente.

Kadet palideció, lo vio salir de la habitación, cayó de bruses contra el suelo, estaba perdido, su labio inferior tembló, él no quería estar nuevamente con Zoltan, no después de la última vez, tendría que pensar en algo. Limpió sus lágrimas y miró alrededor ¿Qué podría hacer?











Miró con inseguridad aquella gran isla que se mostraba con vehemencia frente a la embarcación, apretó la mandíbula al tiempo que bajaba, Hoseok observó alrededor, por fin estaba en el lugar que se hallaba plagado de misterios. Un hombre alto se acercó a él, su traje formal y elegante, contrataba con sus ojos fríos y calculadores.

—General Jung Hoseok, bienvenido a Las Cumbres. Soy el general Choi Zoltan, lo escoltaré al reino.

No sabía lo que le deparaba ese lugar, pero Hoseok, sentía que no estaría a salvo, un nuevo peligro estaba frente a él.












Por fin Hobi llegó a Las Cumbres jijiji 🤍

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