75
Apenas pudo bajar de la balsa, tomó una enorme bocanada de aire, no debería estar ahí, de hecho, había prometido hace dos semanas no volver, pero, aparentemente tenía un serio problema con cumplir lo que prometia. Su embarazo estaba avanzado, cumplía casi los siete meses, su vientre crecía, aunque no de forma exagerada, ya era más que evidente, ahora estaba usando ropa de Zoltan, se cansaba con facilidad y no sentía las fuerzas para hacer algo más que dar pequeños paseos, sin embargo, eso no le impedía ir a la isla prohibida a ver a Namjoon, lo había hecho durante esos meses, al menos un día a la semana, le llevaba agua y comida, tenían pequeñas conversaciones, siempre siendo observados por Thorkell quien parecía desfallecer cada que lo veía ahí, aun no lo traicionaba y estaba dudando que lo haría. Subió la pequeña colina hasta el lugar en donde estaban los prisioneros y esclavos, descubrió el horario perfecto para hacerlo, cuando no había demasiados guardias. Se escondió dónde siempre, Thorkell miró en su dirección y negó cansino. Después, él y Namjoon se acercaron.
—Es en serio Kadet, tienes que parar—bufo cuando estuvo más cerca.
—Hola a ustedes también, ten también te traje algo hoy, es pan con mermelada de frambuesa.
Los ojos de Namjoon se iluminaron, tomó el pan que le ofrecía y comenzó a comer, Kadet estuvo satisfecho de ver qué no había nuevos golpes o heridas esa semana. Namjoon no mentía cuando decía que era fuerte, Thorkell le contó que la mayor parte del tiempo Namjoon tenía heridas porque era un bocón, no quiso decirle más y Kadet tampoco pregunto, no quería preocuparse de más. Namjoon bebió toda el agua que le había llevado, y cuando terminó lo miró con una mueca divertida.
—Estás más gordito ¿Has estado bien? El estúpido de tu esposo ¿Te trata mal?
—He estado bien.
No mentía, últimamente Zoltan no lo maltrataba como siempre, no sabía si era por el hecho de que estuviera esperando a su hijo o simplemente porque tenía otras cosas que hacer, de cualquier forma lo agradecía.
—¿Y tú? ¿Cómo has estado está semana? ¿Te metiste en problemas?
—Más de los que pudieras creer—rio por lo bajo—. Estoy bien, te lo dije, soy muy fuerte.
Kadet suspiró. —Esa arrogancia tuya.
—Es lo único que me queda, lo que ellos no han podido romper, se creen mejores, pero acá entre nos—susurró para que Thorkell no lo escuchará—. Soy unos imbéciles débiles.
Rio por lo bajo al tiempo que negaba. Namjoon le agradaba, debido a su personalidad petulante y a su gran instinto de supervivencia, lo admiraba en cierta forma, él también quería ser así de valiente y de fuerte, pero sabía que jamás sería de esa forma. Ayudarlo era una forma también de ayudarse a sí mismo, por primera vez sentía que estaba haciendo algo porque quería y no por complacer a los demás. Era difícil tener voz y voto en su hogar, en su relación, todos decidían sobre él, lo que tenía que vestir, comer, como debía comportarse y la forma correcta de callar. Estaba cansado, no sabía quién era en realidad, a veces, sentía que su vida no era realmente suya, que estaba viviendo una mentira, no tenía recuerdos de nada debido al accidente, ni de su familia, todo parecía tan irreconocible.
—Sólo cuídate Namjoon.
Namjoon aligeró el gesto y asintió, se acercó bajo la intensa mirada de Thorkell y llevó una mano al vientre hinchado de Kadet.
—Cuidate también, aunque me gusta tu compañía y estoy agradecido por lo que has hecho por mí, tienes que dejar de venir, por lo menos un tiempo, puede ser peligroso. ¿No te sientes cansado? Cuando mi esposo estaba esperando a nuestro Soobin, siempre estaba cansado e irritable.
—Un poco—suspiró—. Pero, no es como si tuviera permitido quedarme en cama.
Namjoon bufó. —Algun día ellos van a pagar, lo prometo.
—Si dejó de venir por un tiempo ¿Estarás bien?
—¿Cuántas veces tengo que repetirte que soy fuerte? —rio por lo bajo antes de acercarse y poner la mano en su cabeza—. Estaré bien, lo prometo.
—Bien—sonrió apenas—. Me tengo que ir, cuídate Namjoon.
—Cuidate Kadet y descansa.
Asintió antes de alejarse de él, como siempre Thorkell lo llevaba con los demás, y regresaba para acompañarlo al río, en el camino no dijo nada, ambos parecían inmersos en sus pensamientos.
—Yo puedo ayudarte, en este tiempo mientras estás alejado por tu salud, yo llevaré comida y agua a Namjoon, trataré de cuidar de él.
Kadet lo miró con una sonrisa enorme antes de abrazarlo con fuerza, Thorkell se quedó pasmado, no le correspondió, y cuando se separó pudo ver el rubor en sus mejillas. Se sintió avergonzado de su sorpresiva efusividad, pero, a él no pareció molestarle, al contrario, pudo ver algo en sus ojos, un brillo especial, le sonrió y se encamino a la balsa, Thorkell se acercó rápidamente para ayudarlo a subir.
—Gracias Thorkell.
—Ve con cuidado Kadet.
Asintió alejándose de ahí, a veces, se preguntaba como sería su vida de no haberse casado con Zoltan, debido al accidente que tuvo dónde perdió gran parte de su memoria, no recordaba a ciencia cierta como es que ellos se habían enamorado, o por qué tomó la decisión de casarse, sabía que sus padres y hermanos habían muerto en un incendio cuando era niño, fue criado por una mujer que falleció en aquel accidente, pero, Zoltan jamás le había dicho como es que ellos se conocían, por que estaban juntos, a pesar de que era obvio que su esposo lo odiaba, si Zoltan no estuviera en su vida, si él se hubiese enamorado de alguien más ¿Sería más feliz? ¿Podría disfrutar realmente de lo que sucedía en su vida? Pocas veces se detenía a pensar que iba a tener un bebé, la madre de su esposo y sus hermanas no estaban felices con la idea, para ellas era sucio que un doncel estuviera esperando un bebé, Zoltan no decía nada, sólo que esperaba que fuera un verdadero varón, no una mujer no un doncel, había mucha presión sobre sus hombros, si su bebé fuera un doncel o una mujer ¿Cómo sobrevivirían? Ya no sólo él sería maltratado sino también su hijo, estaba preocupado, ¿Y si tenía que volver a tener otro bebé? El simple pensamiento le daba escalofríos, recordaba esa noche tan dolorosa, había llorado, sangrado y estuvo días en cama porque el simple hecho de caminar le dolía, no quería volver a hacerlo, para él la intimidad era algo espantoso.
Llegó a la casa, subió a escondidas a su habitación y se cambió de ropa, lo bueno de que su estómago haya crecido era que ahora los vestidos que usaba eran más ligeros y sueltos, podía usar capas sobre ellos para ocultar su estado, la gente lo miraba con asco, en Las Cumbres los donceles eran lo último de la jerarquía, sólo estaban sobre los esclavos, pero debajo de los sirvientes, que alguien como él pertenezca a una clase alta por su matrimonio era extraño.
La puerta de su habitación fue tocada, abrió temeroso viendo a un soldado, pensó lo peor, creyó que había sido descubierto.
—Joven Choi, la princesa solicita de su presencia en el castillo.
Elevó una ceja, soltando el aire lentamente, aún estaba asustado, pero, sonrió y asintió, salió de la habitación acompañando al hombre, cuando bajaron, su suegra le miraba con una ceja alzada, pero no dijo nada, habían llegado por él en un carruaje, subió con ayuda del guardia y se relajó en el asiento. Había visitado antes a la princesa, era una mujer muy agradable y dulce, le gustaba su compañía y creía que estaban formando una buena amistad, no vio extraño que lo fuera a buscar, el viaje fue relativamente corto, cuando menos lo espero ya estaba bajando y entrando al palacio, siempre que llegaba a ese lugar sentía escalofríos que recorrían su cuerpo entero, el aura no era la más ideal, al contrario, había cierta oscuridad alrededor, no le tomó importancia, lo guiaban a la sala privada de la princesa. El guardia se quedó afuera mientras que él entraba.
A diferencia de otras veces, la princesa no estaba sonriendo, se veía decaída, con los ojos rojos posiblemente por haber llorado demasiado, Kadet sintió pena por ella.
—Princesa ¿Está bien?
Karina le miró con dolor y negó. —No, no lo estoy Kadet, siento que mi alma está escapando de mi cuerpo, estoy...ni siquiera sé cómo debo sentirme.
—Por favor siéntese, le serviré té.
Se acercó a la pequeña mesita y sirvió una taza de té para la princesa, quien se había sentado, parecía enferma, pálida y sin vida, Kadet nunca fue muy bueno consolando a las personas, pero si ella lo había llamado era por algo, se sentó a su lado y le tendió la taza, la cual ella tomó bebiendo un poco.
—¿Puedo preguntar qué es lo que le sucede?
—¿Crees en los milagros? —preguntó mirando hacia la ventana.
—Mmm no realmente, bueno, es que jamás me ha sucedido nada bueno en la vida como para llamarlo milagro—rio nervioso—. ¿Usted cree en ellos?
—No lo creía, no hasta hoy—su labio inferior tembló—. Creo que sabes mi condición ¿Verdad? Sí, claro que lo sabes, todo el mundo lo hace.
Kadet sabia de lo que ella hablaba, pero no lo diría, no sería grosero, no después de sentir que era injusto las críticas que recibía la princesa, sólo por el hecho de no poder tener un hijo, estaba mal y era cruel, ella no tenía la culpa de ello.
—¿Eso la ha puesto triste? No debe escuchar lo que las personas dicen, no es bueno escuchar a quienes sólo quieren herir.
Karina se volvió y le sonrió con dulzura. —¿Sabes? Creo que eres la única persona que considero un amigo. Yo...me case joven, pensaba que todo estaría bien, no estaba enamorada, pero no era ajena a él, nos llevamos bien, bueno, al principio, después de saber que no podía tener hijos, la distancia fue mayor, y más cuando supe que él amaba a alguien más, cuando falleció, me sentí desdichada, para este reino no sólo era deficiente, sino también ya no era elegible para volver a amar, creí que estaba bien con eso, pero, al ir a ScarLanding la esperanza renació...Kadet, estoy embarazada.
Kadet abrió los ojos en demasia, miró a la princesa con sorpresa, ella tenía los ojos llenos de lágrimas y una sonrisa temblorosa.
—¿En verdad? —fue lo único que pudo responder.
—Sí, me acabo de enterar, había tenido algunos problemas, pero, bueno, jamás preste atención a esas cosas, me sentía enferma y llamé al médico, para él también fue una sorpresa, dice que debo tener unos tres meses, el tiempo justo que ha transcurrido desde mi regreso a Las Cumbres, yo...estoy esperando un hijo del hombre que amo y estoy asustada.
—Pero, eso es una buena noticia ¿No es así? No tiene que ser malo, al contrario, la vida la ha recompensado. ¿Por qué no se siente feliz?
—Tengo miedo—susurró—. Porque sé que esto significa.
—Lo ama ¿No es así? ¿Por qué tendría que ser algo malo? Tener el hijo de la persona que ama después de pensar que no podría hacerlo, es algo bueno, lo demás no importa, creo que está bien disfrutarlo.
Ella lo miró fijamente. —¿Crees que debería decirle?
—Creo que debería buscar su felicidad ante todo.
—¿Tú amas a Zoltan? Vas a tener un hijo con él, eso debe ser bueno ¿No es así? Hablo de que no podrías dejarlo o engañarlo ¿Verdad?
La pregunta le tomó por sorpresa, no comprendía y por un momento se sintió incómodo, no hablaba de su relación con su esposo, porque simplemente no existía, pero, tenía un compromiso, iban a tener un hijo, serían una familia a pesar de todo.
—El matrimonio es algo sagrado ¿No es así? Debemos respetar y ser fieles a la persona con la que estamos.
—No es lo que pregunté.
—No podría hacerlo.
Karina asintió. —Quiero que él esté aquí, hablaré con mi padre, necesito verlo.
—Todo estará bien—sonrió tratando de animarla.
Karina asintió, quería a Hoseok ahí, pero ¿Qué significaría para Kadet? ¿Lo recordaría? Negó, era imposible, su padre sabría qué hacer.
Zoltan entró a la sala de reuniones, dónde Minhyuk, Mino y Kreg se encontraban, le pareció extraño que convocarán una reunión de repente, cuando las cosas estaban bien, hizo una reverencia y se sentó, el rey no estaba presente, pero no necesitaba estarlo, Minhyuk era su representante, al igual que Kreg, en primo del rey.
—Zoltan es bueno que hayas llegado, estábamos hablando de ti.
Elevó una ceja, una de las cosas que más le molestaba era la petulancia y el sarcasmo de Mino, no podía hacer nada al respecto, aún a pesar de ser un bastardo era muy protegido por el rey, podría decir que era incluso más cercano a él que Minhyuk.
—¿Ha sucedido algo altezas?
—Hay problemas—dijo Minhyuk con un suspiro, parecía molesto y cansado, se había estado comportando extraño desde su regreso de Las Cumbres—. Están relacionados con Karina.
—Nuestra querida hermanita, tan santurrona—soltó Mino con una carcajada—. Las soñadoras y dulces son peores, por eso me gusta mi chica, es mala y no lo niega.
Kreg bufó. —Tú chica tiene al palacio del sur de cabeza, es demasiado exigente.
—Tiene caracter—se encogió de hombros—. Pero, bueno, continúa Minhyuk, al final del día esto le concierne a Zoltan.
—¿Qué es lo que ocurre? ¿De qué está hablando? —preguntó confuso.
—Karina está embarazada, no sabemos cómo es eso posible, pero el doctor lo ha confirmado está mañana, hablé con ella, el padre del bebé es Jung Hoseok.
Zoltan se quedó en extrema seriedad, ahora podía comprender lo que Mino insinuaba, la razón por la que él estaba involucrado era porque ellos tenían planeado algo mucho más grande.
—¿Vendrá aquí? Es un riesgo muy grande que entre al reino.
—Lo sé y nuestro padre también lo sabe—dijo Minhyuk con seriedad—. Pero vendrá, no pronto, tenemos que dejar pasar un poco de tiempo para que las cosas se acomoden a nuestro favor, pero Jung Hoseok vendrá a Las Cumbres, muy pronto. Debes estar preparado, la isla tiene que estar bien custodiada, Hoseok no tiene que enterarse de nada si no le damos motivos para sospechar, no sé los planes exactos de mi padre, pero, debenos acatar sus órdenes, quiere que Karina se case con el general.
—Está bien—asintió, la decisión estaba tomada, no tenía más que decir.
—¿Saben? Creo que Hoseok estará muy ocupado como para pensar en algo más—rio Mino, encantado con la situación—. Sería bueno llamarlo después de que tú esposo de a luz, Kadet o mejor dicho Minseok será una fuerte distracción, piénselo bien, él vendrá a buscar algo, y lo que encontrará es un chico perfectamente parecido a su difunto esposo, que no lo recuerda, eso le volará la mente.
—No usaremos a Kadet para esto—dijo Zoltan con seriedad.
—¿No me digas que te has encariñado? Recuerda bien que él no es tuyo, la única razón por la cual está contigo es porque queríamos tenerlo bien vigilado, hasta tu hijo fue planeado, así que, si mi padre quiere usarlo como distracción, será usado como tal, lo bueno es que Kadet no recuerda nada.
Zoltan miró a Mino con rabia, porque tenía razón, él jamás quiso tener que cuidar de Kadet, era un estorbo en su vida, odio la solución que dieron para mantenerlo vigilado, ellos no se amaban, no lo quería, pero aún así, en ese tiempo había comenzado a ver a Minseok como Kadet, no el guerrero de ScarLanding, sino su doncel, que estaba esperando un hijo suyo, uno que no quería ni planeaba, pero que era suyo al final de cuentas, llevaba su sangre, sentía posesividad y no sabía lo que haría de tener cerca a Jung Hoseok.
—Es arriesgado, traer a Jung sólo abrirá la posibilidad para que él se entere de cosas que pueden perjudicarnos.
—Mino tiene razón Zoltan, son órdenes de nuestro padre, usaremos a Kadet como distracción, la conmoción hará que Hoseok olvide la razón por la cual está aquí, incluso Karina y el bebé son buena estrategia, estará confundido, jugaremos con su mente, además Jung no se irá, hallaremos la forma de ser nosotros quienes le saquemos información valiosa, incluso podríamos pedir un rescate o un trato, eso lo decidirá nuestro padre más adelante.
Zoltan asintió a regañadientes, no podía hacer nada, era el general supremo, ir en contra del rey sería un acto que se tomaría como una total traición, tenía que cuidar bien su boca y la forma en la que actuaba, aún si veía ilógico lo que estaba sucediendo, habían sido muy cuidadosos hasta el momento como para echarlo a perder de repente, a veces no podía comprender la mente de su rey, pero sabía que había algo más allá.
—Dicho esto, tenemos que hablar de las especificaciones y de las cosas que se tienen que hacer antes de su llegada. ¿Bien?
—Bien—dio un asentimiento, no pudo pasar por algo la mirada profunda y de burla que le daba Mino.
La reunión duró más de lo que creyó, cuando terminó era casi de madrugada, estaba cansado, necesitaba beber algo y pensar. ¿Por qué le importaba tanto? Kadet no era siquiera real, su historia su relación, su personalidad, todo fue fabricado por ellos, para que olvidará por completo, cuando el rey decidió que debían quedarse con él, que tenía que hacerlo su esposo, no entendió la razón, entendía por qué conservar con vida a Namjoon, pero ¿Por qué Minseok? Pero, ahora se daba una idea de la razón, quería jugar, al rey le encantaba hacerlo, jugaba con la vida de las personas, sin necesidad de mover un dedo, no creía que estuviera en sus planes que la princesa quedará embarazada, pero, por algo fue mandada a Las Cumbres.
Llegó a su casa, completamente cansado y molesto, se encaminó a la cocina porque quería beber algo de alcohol, grande fue su sorpresa al ver ahí a Kadet, comiendo un panecillo con mermelada y leche, se quedaron observándose mutuamente, ambos sorprendidos de ver al otro.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Lo siento—dijo bajando la cabeza—. Tenía hambre y...
—Está bien—suspiró yendo a servirse un poco de cerveza de barril—. Sigue comiendo.
Kadet asintió en silencio y comió un poco más, no estaba muy al pendiente de lo que sucedía en su casa, dejaba que su madre diera los castigos y sabía que uno de ellos era dejarlo sin comer, pensaba que tal vez debería hablar con ella, pero ¿Por qué debería hacer eso? Bebió un largo trago antes de sentarse frente a él en el pequeño comedor de la cocina, se dejó caer en la silla relajando su cuerpo, estaba cansado, confundido y molesto.
—¿Fuiste al castillo?
—La princesa me mandó a llamar.
Zoltan asintió. —No quiero que estes mucho tiempo allá, da la excusa de que el bebé te tiene en reposo.
—Creí...creí que le gustaba que fuera cercano a la princesa.
—Sí, claro que eso es bueno, pero, el castillo se estará preparando para recibir visitas, se quedará un tiempo, así que no puedes ir e irrumpir.
—Bien, yo...puedo decirle a la princesa que tomemos paseos—asintió—. Aunque no se ha sentido bien, no creo que quiera seguir saliendo o recibiendo visitas de forma constante.
Zoltan lo observó con una mueca, a veces Kadet resultaba ser demasiado dulce y amable a pesar de ser infeliz, relamió sus labios bebiendo un poco más.
—¿Has terminado? Debes ir a dormir, te acompaño.
Kadet asintió tenso y se levantó de la mesa, él salió de la cocina siendo seguido, tenía tanto en la mente que lo único que deseaba en ese momento era dormir, ya mañana pensaría en lo que se vendría. Llegaron a la habitación de Kadet y espero a que entrara.
—Descansa.
—Gracias, descanse también—dijo con una tenue sonrisa antes de cerrar la puerta.
Zoltan se quedó ahí, mirando la puerta con las manos empuñadas ¿Por qué quería entrar? Gruñó molesto alejándose a grandes zancadas, tenía que alejarse por completo de Kadet y pensar bien las cosas, volver a la sensatez, tenía poco tiempo para hacerse a la idea que él no era nada suyo.
Nadie lo había preparado para sufrir el dolor más grande en su vida, nadie le había dicho que el parto era largo y doloroso, que sentía todo su cuerpo estallar, que quería gritar y salir corriendo desesperado, sudaba y lloraba con fuerza, no importaban los regaños de su suegra por ser tan cobarde, ni los de la matrona por no hacer caso y estar tranquilo, dolía como el demonio, estaba temblando, no podía más, sentía que iba a desmayar y a morir, quería morir.
—¡Puja ya!
Muchos gritos, muchas manos sobre él, hizo lo que le dijeron porque tenía miedo de que volvieran a pegarle una bofetada por llorar, apretó los dientes y las manos y gruñó.
—El bebé es demasiado grande, tal vez muera el doncel.
—No importa eso—dijo la madre de Zoltan sin inmutarse.
—¡Hazlo de nuevo chico!
—¡No puedo, no puedo!
"Tú puedes, mi pequeño guerrero, tú puedes con esto y más"
Aquella voz desconocida se repetía en su mente, por algún motivo se sentía cálido, sus ojos se llenaron de lágrimas. Te extraño, te extraño demasiado, repetía esas palabras sin sentido, ¿Estaba delirando por el dolor? Era lo más aceptado, volvió a intentarlo y después de sentir que algo salía de su cuerpo, se relajó, cayó en la cama respirando con dificultad, a lo lejos escuchaba el llanto de un bebé, pero sus oídos estaban obstruidos, quería dormir, descansar, pero, abrió los ojos mirando a las mujeres que limpiaban al bebé, este no dejaba de llorar.
—Es un varón—sonrió su suegra—. Ahora esperemos que no sea un doncel.
Quería sostener al bebé, pero parpadeó y de repente dejo de saber de sí.
—Fue un varón—dijo su madre al instante que entró a la casa.
—¿Sano? —preguntó con un nudo en la garganta al no hacer la pregunta que en verdad quería hacerle.
—Sí, tiene pulmones fuertes.
—¿Y Kadet?
Su madre se encogió de hombros. —Se desmayó después del parto, pero, creo que está bien, descansa.
—Bien, iré a dormir.
Subió las escaleras, iba a su habitación, pero se detuvo en la de Kadet, con una mueca entró, este estaba sobre la cama, despierto mirando a la nada, gruesas lágrimas recorrían sus mejillas.
—Has hecho un buen trabajo, es un varón ¿Te sientes bien?
—Sí, estoy bien, el doctor dijo que todo estaba bien—asintió cabizbajo.
—Si todo está bien y el niño está sano ¿Por qué lloras?
Kadet le miró de forma destrozada, lucía realmente mal y cansado, Zoltan apretó la mandíbula.
—No me dejaron ver al bebé—su labio inferior temblaba.
No le importaba lo que su madre hiciera en realidad, pero aquello le pareció un tanto exagerado, se volvió para salir de la habitación, llamó a uno de los sirvientes y le pidió que le llevarán al bebé, espero paciente fuera de la habitación, una mujer llegó cargando al pequeño bebé envuelto en mantas, se lo arrebato de los brazos con cuidado.
—Diles que traigan la cuna del bebé, Kadet tiene que hacerse cargo de la criatura—entró nuevamente y le llevó al bebé, Kadet lo sostuvo con delicadeza y lo observó fijamente—. Ahí está, serás tú quien va a cuidarlo mientras esté recién nacido.
No respondió, sólo observó al bebé y sonrió, de una forma que jamás había visto, a pesar de que se veía lamentable y enfermo, esa sonrisa le dió un aire especial, una ternura que no había visto antes, acariciaba al bebé de forma delicada, sonriendo y dando pequeños besos en su frente, lo quería, a pesar de ser su hijo, de no amarse, él quería al bebé. Hipnotizado por la escena, Zoltan se acercó y se sentó a su lado, miró al bebé con curiosidad.
—Se llamará SungChan.
Kadet sonrió. —SungChan—susurró muy bajito.
Zoltan dejándose llevar por lo emotivo del momento, tomó el mentón de Kadet y se acercó, besando tenuemente sus labios. Se separó mirándolo a los ojos, antes de lavantarse y salir de la habitación. Entrecerró los ojos, había llegado a la conclusión, no importaba si ellos se amaban o no, Kadet era suyo, el bebé también y no había forma que le dejara el camino libre a Jung, no, eran de su propiedad.
5/5
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