72
Jackson miró el rostro de aquel hombre y su interior se rompió, por su entrecejo fruncido supo que algo malo estaba pasando, sin embargo, se limito a sonreírle a su esposo antes de salir de la habitación, caminó junto al doctor hacia la salida de la casa, de modo que sus hijos o su esposo pudieran escuchar algo de lo que hablarían. Esperaba un milagro, pero, nada parecía funcionar y estaba perdiendo las esperanzas.
Empezó como algo normal, cansancio, sueño excesivo, mareo y problemas con la comida, pensaron que estaban esperando otro bebé, ya que lo habían intentado por mucho tiempo, pero, la suerte no parecía estar de su lado, Mark era un chico muy terco, nunca hacía lo que se le decía y descansar no estaba en su vocabulario, así que después de muchas negativas a sus plegarias de volver a ser padres, dejó de quejarse y de prestarle atención a esos síntomas. Jackson trataba de estar al pendiente, pero no ayudaba nada la despreocupación de su esposo, quien le decía que todo estaba bien, estúpidamente le creyó, hasta que el deterioro de su cuerpo se hizo más evidente, a veces había días en que no podía levantarse de la cama, bajo de peso, su cabello perdia el brillo y ya no sonreía como siempre.
Llevaba mucho tiempo en tratamientos de todo tipo, pero, algo estaba mal, no parecía funcionar, quería mantener la esperanza, pero, su esposo estaba muriendo frente a sus ojos y él no podía hacer nada para evitarlo. Era frustrante, cruel y odiaba cada segundo que pasaba. Mantenía la calma, por Mark y sus hijos, quienes sabían que su padre estaba enfermo, pero no la gravedad de su situación. Jihoon tenía diecisiete años y aunque era un adulto, no querían preocuparlo, Seoulgi en cambio sólo tenía diez años, no estaba preparada para lo peor, ninguno de ellos lo estaba.
—¿Es muy malo? —preguntó conteniendo la respiración.
—Algo no está funcionando, no he visto antes un deterioro tan complejo, las infusiones están ayudando a qué no sienta dolor, pero no está deteniendo cualquier cosa que le esté pasando, buscaré más información, hablaré con algunas personas, Jackson, lo lamento, pero no puedo asegurar que él estará bien, lo único que podemos hacer es tratar de retrasar lo inevitable, me preocupa mucho su pérdida de peso, tiene que comer todo lo que pueda, aunque no tenga hambre, te recomiendo que la persona que les ayuda este al pendiente de eso, si hay más dolor o algún cambio, tienes que llamarme.
—Gracias doctor.
No hubo más que decir, cada tercer día el doctor iba a visitarlo, y no encontraba mejora alguna, Jackson sabía lo que sucedería, pero no estaba realmente consciente de ello, se sentía en el limbo, no podía pensar o actuar con claridad, tenía miedo, jamás estuvo tan asustado en su vida. Regresó a la casa y subió a su habitación, Mark estaba sobre la cama con los ojos cerrados, los cuales abrió cuando lo escuchó. Le sonrió ligeramente.
—Es muy malo ¿Verdad?
Se acercó a la cama, se sentó a su lado y acaricio su mejilla pálida.
—Lo vamos a resolver, tú vas a estar bien, lo prometo.
Mark suspiró, tomó su mano y entrelazó sus dedos.
—No necesitas prometerlo, hay cosas que no podemos detener Jack y está bien, lo acepto.
—No, no lo vas a aceptar, porque no te vas a rendir, ninguno de los dos lo va a hacer, vas a mejorar—sonrio de forma tensa antes de besar su frente—. Y cuando todo pase, nos vamos a reír de esto, y vamos a ser felices, como lo hemos hecho hasta ahora Mark, estaremos juntos toda la vida, no es momento de pensar en la muerte.
Mark quiso decirle algo, pero no lo hizo, Jackson sabía que era para no hacerle sentir más miserable, sólo sonrió de una forma dulce y besó su mano.
—Ve al castigo yo voy a estar bien, quiero descansar.
—No, me quedaré, puedes descansar yo voy a cuidar de ti, allá las cosas están bien, no me necesitan.
—Bien, eso me gusta.
—¿Quieres tomar un baño? Yo puedo ayudarte.
—Suena bien, pero después de dormir un poco, el té me deja muy cansado, no sé si pueda mantener los ojos abiertos por mucho tiempo, acuéstate conmigo.
Jackson se recostó en la cama y dejó que Mark lo abrazara, descansando su cabeza sobre su pecho, acarició su cabello, trató de tragar el nudo en su garganta, pero no podía, quería llorar, salir corriendo y gritar lleno de frustración, estaba perdiendo al amor de su vida ¿Por qué la vida tenía que ser tan cruel con ellos? Era injusto. Besó su cabeza y se quedó muy cerca de él, oliendo su aroma dulce, sintiendo su cuerpo caliente sobre el suyo, ahí es donde quería estar, a su lado para siempre.
—¿En dónde está Yuna? —preguntó a una de las damas que eran encargadas de cuidar de su hija.
Está le miró confundida. —Mi señor, ella está con Wenn, vino está mañana y dijo que tenía órdenes de usted para llevarla a la casa Jung, que allá lo esperarían.
Hoseok entrecerró los ojos, eso no había pasado, lo menos que quería era que su hija se acercará a ese lugar, en el último tiempo había la idea en su cabeza de que esa casa estaba maldita, por eso, tantas desgracias habían llegado a su vida, estaba molesto, encaró a la nana con furia.
—¡Las órdenes tienes que recibirlas de mí, no de nadie más! —gruñó antes de salir de la sala infantil, necesitaba ir por su hija, nadie podía decidir sobre él cualquier cosa que incluyera a Yuna, él era el responsable de su hija, quien tomaba las decisiones y sabía lo que era mejor para la niña, molesto subió a su caballo.
Había estado recibiendo mensajes de Wenn durante mucho tiempo, está pedía verlo, incluso lo buscaba en el castillo, pero él no quería, desde el día que Xiumin murió, trató de mantenerse alejado de todo, mandó a alguien para verificar que las cosas estuvieran bien, todo estaba en orden, sólo quedaba el hecho de que Wenn quería hablar con él sobre esa noche, fue la razón principal por la cual se alejó, no quería revivir el recuerdo, no quería regresar a esa casa que estaba impregnada de los últimos recuerdos del amor de su vida, no era algo en lo que quería pensar, estaba sobreviviendo a la vida, pensar en Xiumin, en el hecho que había muerto ahí, podía trastornar su mente.
Al llegar y mirar su residencia, se dió cuenta que todo estaba bien, parecía que el tiempo no había pasado en lo absoluto y que el lugar no estaba tan abandonado, daba una buena pinta, Wenn y los últimos trabajadores que quedaban estaban haciendo un buen trabajo, relamió sus labios nervioso, antes de bajar de su caballo, un chico joven se acercó a él.
—Mi señor—dijo con una inclinación—. ¿Quiere que lleve su caballo a la caballeriza?
—No, cuídalo aquí, no voy a tardar.
Subió los escalones, se detuvo unos segundos antes de abrir la puerta, como lo sospecho, todo estaba exactamente como lo dejó, salvó por la alfombra que había sido cambiada, la otra tenía las manchas de la sangre de su esposo, apretó las manos, recordando el momento donde había entrado con lo último que le quedaba de esperanza, mirando la sangre, la espada de su esposo y sus sueños rotos. Tocó una de las espadas que llevaba en su cintura, era la de Xiumin, aunque no la usaba, siempre la llevaba consigo.
—¡Papá!
La voz chillona de su hija lo sacó de sus pensamientos, la niña bajo las escaleras casi corriendo, al llegar abajo, se lanzó a sus brazos, Hoseok la sostuvo con fuerza, ella estaba bien y era lo único que importaba.
—Vámonos.
—Pero la señora Wenn dijo que me prepararía algunas galletas, por favor, quiero quedarme.
—No Yuna—dijo bajandola al suelo.
Los ojos de su hija mostraron falsa tristeza, ella era buena manipulandolo, pero era algo en lo que no podía ceder, le faltaba el aire con el simple hecho de estar ahí.
—Estaba viendo las cosas de papá, por favor, quiero quedarme aquí.
Una de las cosas por las cuales alejaba a Yuna de esa casa era porque estaba impregnada de Xiumin, no quería que su hija viviera en el pasado, recordando a alguien que no estaba, sintiendo el dolor de su ausencia.
—Señor Jung.
Al ver a Wenn su molestia creció, se acercó a ella, cuadrando su cuerpo, furioso porque alguien pensó que era buena idea decidir algo que no le correspondía, apretó las manos hechas puños.
—¿Con qué derecho pensaste que podías hacer eso?
Wenn era una anciana, la conocía desde que era un niño, estuvo con él cuando sus padres murieron, cuando Ryujin lo hizo, era la única que lo había visto en sus peores momentos, como una madre, le miró de forma amorosa y al mismo tiempo melancólica, porque ella sabía el dolor que guardaba su corazón.
—He hecho de todo para llamarlo aquí mi señor, por favor, perdone mis métodos, pero es muy importante, déjeme hablar y después decida si quiere ignorarlo.
—Es que no entiendo de que tenemos que hablar, ya te dije que no me importa saber nada, no quiero hacer esto Wenn.
Hoseok se dió la vuelta, pensando en tomar a Yuna a la fuerza e irse, jamás volver, estaba abrumado con sus propias emociones como para soportar más de lo que podía abarcar.
—El joven Jung dejó un mensaje para usted.
Detuvo sus pasos, un escalofrío recorrió su cuerpo entero, enchinando su piel de pies a cabeza, se volvió lentamente, mirando a Wenn con una interrogante en el rostro.
—¿De qué estás hablando?
—¡Jia! —llamó en voz alta.
Una mujer joven apareció del pasillo que llevaba a la cocina, está hizo una reverencia.
—Lleva a Yuna a comer galletas, entretenla mientras el señor Jung y yo hablamos.
Jia asintió, fue hacia Yuna quien parecía satisfecha por poder comer galletas, miró a su hija desaparecer por el pasillo y apretó la mandíbula, no sabía a qué estaba jugando Wenn o qué es lo que ganaba con esa actitud y misterio, pero definitivamente había terminado por llamar su atención, está camino hacia las escaleras y fue subiendo, Hoseok suspiró soltando todo el aire en sus pulmones y terminó por seguirla. Su mente estaba en blanco, siguieron por el extenso pasillo, pasando todas las habitaciones, no se volvió a ver la suya, la que compartió con su esposo, siguió de largo hasta la biblioteca, dónde Wenn entró y le observó, Hoseok cerró la puerta y bufó, ese lugar le traía muchos recuerdos, a Xiumin le encantaba estar ahí.
—Habla, hazlo antes de que olvide la persona que eres y te mande al carajo de este lugar.
—Tenía una orden señor, y traté de cumplirla, pero, por más que esperaba usted nunca apareció aquí, he tratado de hablar con usted, y entiendo la razón por la cual no quiere hacerlo, créame que lo comprendo, sin embargo, es tiempo de hacerlo.
—¿De qué estás hablando?
—Yo no sabía lo que él estaba haciendo, jamás lo supe, créame que de haberlo sabido, iría a decírselo, lamentablemente no lo detuve a tiempo.
La adrenalina recorría su cuerpo por completo. —Habla claro Wenn que me estás haciendo perder la cabeza.
—El día que todo sucedió, encontré aquí al joven Jung, estaba preocupado, llorando y aterrado, me dijo que vendrían por él, sabía que iban a atacar y lo querían muerto, traté de que me dijera la razón, pero no dijo nada, le supliqué que le llamara, pero, dijo que usted no debía saber nada, no hasta que dejara de llorar su muerte, me dijo que aquí estaba la respuesta, sin embargo, yo no pude hacer nada, todo sucedió tan rápido, me hizo prometer que me llevaría a Yuna, he tratado de buscar, hasta que lo encontré, esto—se acercó al escritorio y señaló dos libros de pasta de piel marrón, Hoseok se acercó a ellos, los recordaba, en una ocasión Xiumin estaba escribiendo en uno de ellos, cuando le preguntó le dio alguna excusa a la que no prestó atención en ese momento—. Hace unos días vino Choi Minhyuk, me amenazó, yo...no sabía quién era él, hasta que me habló de Ryujin, la persona de la que ella estaba enamorada, el padre de su hijo es el principe de Las Cumbres.
Hoseok le observó fijamente, sin comprender lo que ella estaba diciendo.
—¿Cómo es que ella lo conocía?
—En el puerto, Ryujin acostumbraba a ir ahí, a veces se escapaba en las noches, le juro que cuando lo supe era tarde, ella estaba bastante asustada como para decirme cualquier cosa, al parecer el príncipe no sabía cómo había muerto, la abandonó antes de que ella fuera herida, pero, estoy segura que tiene algo que ver, que ellos le hicieron daño, como al joven, algo sabía, no he sido capaz de leer esto, lo dejo en sus manos señor. Lamento mucho ocultarle las cosas, no eran mis secretos, no eran mis vivencias, yo realmente no sabía mucho, pero, es momento de que usted sepa la verdad.
Sus piernas parecían carecer de fuerza, se acercó al escritorio y tomó el primer libro.
—Déjame solo.
Wenn asintió y salió de la biblioteca, dejando a Hoseok mirando aquel libro que pesaba en sus manos, lleno de dudas y de sentimientos encontrados, se sentó, porque si no lo hacía caería al suelo de golpe, su corazón latía con fuerza descomunal, mordió su labio inferior y lo abrió, la letra era de Xiumin, sus palabras escritas que hacían que su voz se reprodujera en su cabeza, sus ojos se llenaron de lágrimas, tocó con la yema de sus dedos las palabras escritas en tinta y sollozo.
¿Por qué? No lo entendía, parecía estar viviendo una vida que no conocía, empezó a leer de forma desesperada, era su vida, Xiumin había escrito sobre él mismo, sobre su familia, su infancia, sus sentimientos, como sus padres murieron al igual que su hermano, su entrenamiento, el que jamás se haya sentido seguro de quién es, la razón por la cual mintió, todo estaba ahí, Xiumin, su querido esposo había desnudado su alma en esas hojas, escribiendo cosas tristes, realistas y algunas felices, Hoseok tenía que detenerse para limpiar sus lágrimas, era demasiado, cruel e insensible.
....Jamás sentí que perteneciera a está vida, pensaba que mi existencia se reducía a la simpleza, nunca desee más de lo que podía tener, me imaginaba que viviría de forma rápida y moriría en batalla, justo como mi padre y mi hermano lo habían hecho, no pensé en las consecuencias de ocultar quien era en realidad hasta que sus ojos me cautivaron al grado de no poder dejar de pensar en él, entonces, todo cambió, empecé a desear más, una vida a su lado, dormir y despertar en su compañía, tener a sus hijos, amarlo, y ser alguien especial en su vida, enamorarme de Jung Hoseok, fue por mucho lo mejor que me ha pasado en la vida...
Se detuvo porque era más de lo que su corazón podía soportar, se reclinó en la silla, mirando el techo, sintiendo el nudo en su garganta crecer, ahogarlo por dentro, cerró los ojos recordando su sonrisa, su risa, la forma en la que sus ojos se arrugaban cuando estaba molesto, sus labios suaves, sus manos que recorrían sus mejillas siempre que podía, en sus ojos veía las estrellas, era su perdición y lo que creyó una maldición, en realidad fue su salvación. Estaba en el borde, conteniendo su llanto, ¿Por qué la vida se lo había arrebatado de esa forma?
Hojeo el libro, saltando más de su historia, de sus sentimientos, porque no podía seguir leyendo sin sentirse miserable, pasó al otro libro, que relataba las cosas más actuales, desde el nacimiento de Yuna, mientras leía, las lágrimas empezaban a borrarse de su rostro, dejando un camino seco, sus labios susurraban las palabras, sus ojos se abrían en demasia, empezó a sentir náuseas, su respiración se volvió errática.
—¿Qué hiciste Minseok? ¿Por qué mierda lo hiciste?
No podía creerlo, era como estar leyendo a una persona completamente desconocida, su interior se debatía entre sentir enojo y admiración, sabía que su esposo era un excelente guerrero y que era muy inteligente, sin embargo, nunca llegó a imaginar que su curiosidad le llevará a descubrir esas cosas, su mente empezó a recrear esos escenarios, esas conversaciones y todo comenzó a tener sentido, apretó la mandíbula, porque estaba temblando de pies a cabeza.
....moriré, sé que estás leyendo esto, espero que lo hagas, no me odies, no te culpes tampoco, no podía decirte nada, la vida de Yuna y la tuya corrían peligro, pensé que podría ayudarte, pero, no pude hacerlo, no de la forma que me hubiese gustado, ahora lo sabes, quienes son ellos en realidad, te pido que pienses con la cabeza fría, si no lo haces personas inocentes pueden sufrir, no sé si se encuentra ahí, pero, ellos hablaban como si él siguiera con vida. Lo único que importa saber es que Kim Namjoon está vivo y Las Cumbres planean una invasión.
Perdóname, creí que estaba haciendo lo correcto, pero no es así, debí decirte cuando tenía la oportunidad, no ahora, sólo espero que esto no llegue tarde a tus manos, eres el hombre más fuerte que conozco, confío en que harás lo correcto.
Te amo Hoseok, te amo como jamás imaginé amar, aún puedo sentir el sabor de tus besos, tus caricias en mi cuerpo, aún puedo saborear ese te amo que me dijiste la noche anterior, en mi mente todo es un mal sueño, y en realidad nosotros podremos estar juntos para siempre, pero, la triste realidad es que no es así y yo soy el único culpable de ello ¿En qué estaba pensando? Alguien tan débil como yo lo arruinó todo, en mi corazón y mi alma estará siempre el remordimiento de lo que hice, todas esas vidas inocentes que serán tomadas hoy, como guerrero en deshonrra, lo único que puedo hacer es aceptar la muerte que me toca vivir. Lo haré con la frente en alto, tal y como me enseñaste, lamento manchar mi imagen, lamento haberte fallado, si después de esto maldices mi existencia estaré más que de acuerdo.
No me queda más tiempo, tengo miedo Hoseok, pero, pensaré en ti, lo haré hasta el último de mis suspiros, ama a mi hija como yo la amo, y vive la vida con honor y fuerza. La persona que más te ha amado en el mundo. Jung Minseok "tú Xiumin"
Hoseok se levantó de la silla, miró por el ventanal, estaba amaneciendo, entonó los ojos, el puerto podía verse a lo lejos, tomó el libro y lo guardó en su chaqueta, saliendo de la casa rápidamente, tomó su caballo y cabalgó hacia el puerto, por el mismo camino que Xiumin había recorrido, ¿Cómo es que no lo vió antes? Todo estaba tan claro, ¿Por qué sus hombres no habían podido encontrar nada? La respuesta estaba ahí, brillando en todo su esplendor, no lo vieron venir, porque ellos sabían demasiado, había alguien infiltrado, el traidor supo cada movimiento. Xiumin había descubierto algo que lo puso en peligro desde el primer momento.
La confirmación de que Namjoon estaba con vida en Las Cumbres, sólo le dejo un mal sabor de boca, la relación de Minhyuk con su hermana, la razón por la cual este le miraba tanto, la desaparición de las personas en las fronteras, todo tenía sentido, paró su caballo y miró alrededor, había muchos hombros, demasiados barcos provenientes de muchos lugares, importando y exportando mercancía, era increíble, demasiadas personas entrando a ScarLanding.
Bajo de su caballo, camino con seriedad a la taberna más cercana, dónde había sucedido todo, trato de calmarse, cuando entró muchos marinos le miraron, algunos reconociendo su rostro, el cantinero hizo una reverencia.
—Mi señor.
—Una cerveza.
—Claro, enseguida.
Se sentó en la barra, sintiendo las miradas en su espalda, no debía estar ahí, tenía que pensar con la cabeza fría, pero, necesitaba saber el lugar donde Xiumin se había metido ¿Qué tenía en la cabeza? ¿No vio los peligros? Cerró los ojos unos momentos antes de suspirar, le sirvieron la cerveza de barril, la cual empezó a beber casi de un trago, miró al cantinero quien evitaba su mirada, algo no estaba bien, el silencio en el lugar daba pie a ello.
—Veo que eres alguien importante—la voz rasposa provenía de alguien que estaba sentado a un asiento de él—. Pero, jamás te había visto por aquí.
—Soy el general de este reino ¿Quien eres tu? —gruñó.
—Capitan Hobark, vengo de BlackTrekt.
Hoseok asintió, era uno de los reinos amigos, sin embargo, ahora no estaba tan seguro de la fidelidad de nadie, la traición hacia ScarLanding era innegable, apretó con fuerza el tarro antes de beber más.
—Otro.
—Ha sido un mal día ¿No?
—Podría asesinar a alguien con mis propias manos.
—Espero no ser yo—rio ronco—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—No es nada que te interese.
—¿Puedo al menos saber tu apellido?
—Jung—bufó mirando por fin al hombre.
Este le observó con una ceja alzada. —Es un gusto, me voy, mi barco zarpa pronto—dijo levantándose antes de acercarse más—. El doncel guerrero.
Hoseok se quedó petrificado, no se movió, el hombre salió de ahí, bebió lo que quedaba del tarro y pago, se levantó mirando a todos alrededor con frialdad y salió, miró sobre su hombro, pero todos parecían volver a sus asuntos, espero en la penumbra, mirando alrededor, todo parecía tranquilo, camino hasta el barco de BlackTrekt y espero. El capitan se acercó a él.
—¿Cómo es que lo conoces? —soltó mirándolo con odio, con la mano en su espada.
El hombre sonrió, le faltaban algunos dientes, era robusto, de cabello cano y barba larga.
—Tranquilo, yo no le hice nada, lo ví un par de noches en el bar, no parecía ser un guerrero de otro lugar, mira, todos los que estamos aquí, sabemos que hay cosas turbias, no todos lo hacemos, pero sí sabemos quienes lo hacen, el muchacho preguntó por los barcos de Las Cumbres, y por qué había uno que desembarcaba más allá de la montaña, le dije lo que le diria a cualquiera, que dejara de buscar, no hizo caso, después lo salve de unos tipos que querían pasarse de listos, me dijo su nombre Jung Minseok.
Hoseok sintió sus hombros hundirse, no sabía si creerle o no, desconfiaba hasta de su propia sombra.
—¿Cómo sé que no estás mintiendo?
—Mi rey es un hombre honorable y respetable y mantiene su lealtad a ScarLanding, no tengo por qué mentirte, ese chico estaba buscando cosas y se estaba metiendo en problemas, era demasiado vistoso aunque estuviera vestido de guerrero, le ayudé en esa ocasión y me dijo que no volvería aquí, creí que eso había hecho, hasta que volvimos y supimos de la desgracia, ahí escuché nuevamente su nombre, lo lamento, no puedo decirte nada más.
—Hablas de cosas turbias ¿Qué es lo que sabes de eso?
—El antiguo rey de ScarLanding, Kim SooJong hacia tratos con los reinos, para manejar un mercado negro, entre ellos de esclavos, ScarLanding se deshacía de gente indeseada y los otros reinos se beneficiaban, aunque sólo Las Cumbres lo hacen, no sé por qué siguen haciéndolo, todos pensamos que tú rey lo sabía. Se han llevado a mujeres y niños también, oro y armas.
—Eso no está permitido.
—¿Y crees que a ellos les importa? No, ya tienen los contactos con las personas correctas, no sólo de ScarLanding, ¿Por qué crees que este reino es tan atractivo? Es por qué está cerca de RyuuMoon, allá la gente desaparece muy fácilmente, los bandidos son muy escurridizos.
—Ven al castillo conmigo.
—¿Cómo una orden?
—No, como alguien que sabe demasiado y puede salir muy beneficiado de esto.
Hobark sonrió a medias. —Lo haré, a cambio de una carta de tu rey dirigida al mío, quiero un nuevo barco.
Hoseok bufó. —Te espero allá.
—Bien Jung.
Tomó camino hacia su caballo, de regreso al castillo convocó a Jin, Ken, JiYong y Jackson, todos tenían que saber la verdad. Apretó el libro en sus manos, tendría su venganza, lo haría cueste lo que cueste.
Los próximos dos cap serán sobre el pasado y lo que descubrió Xiumin.
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