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—Lo siento, no volveré a hacerlo, por favor—sollozó realmente aterrado mientras era jalado con fuerza, su muñeca estaba ardiendo, realmente lastimada por la fuerza que estaba empleando—. ¡Zoltan, por favor!

El nombrado se volvió rojo de la furia, sus ojos eran fríos, podía ver qué lo odiaba por completo y que no le importaba lastimarlo, al contrario, había dejado muy claro que quería desaparecerlo  de su vida, Kadet comenzó a llorar temiendo lo peor, siempre que hablaba era maltratado, ya sea por sus suegros o por su esposo, no importaba si hacía las cosas que le correspondían a la perfección o si se quedaba callado sin quejarse, de alguna manera siempre terminaba siendo el malo, regañado o golpeado, no había diferencia. Creyó, que estar en cinta ayudaría a que ellos dejarán de maltrtarlo, no por él, sino por el bebé que esperaba, con sus suegros funcionó, pero, no con Zoltan, quien parecía más furioso que antes debido a eso.

—¡Te atreves a desperdiciar la maldita comida! Te la pasas en el bosque sin cumplir tus obligaciones, estoy cansado de ti y de tu maldita existencia.

Lo soltó cuando estuvieron adentrados en el bosque, Zoltan lo miraba de una forma tan vil, que no pudo moverse ni siquiera responder. Sacó entonces su espada y la alargó hacia Kadet.

—Estoy cansado de ti, me arrepiento haberte aceptado en mi vida, sabía que no lo lograría, estoy asqueado, sólo quiero que desaparezcas.

Kadet tembló de pies a cabeza. —Hazlo, por favor hazlo.

Zoltan se acercó asechandolo, con una clara intención en la mente, lo iba a matar, y Kadet no tenía miedo, al contrario, quería que lo hiciera, que por fin terminara toda esa agonía y sufrimiento, estaba cansado de vivir de esa forma, siempre teniendo miedo de hablar o actuar, se sentía pequeño, un torpe y que su vida simplemente no valía nada.

Se acercó, y Kadet miró el final en sus ojos oscuros, estaba listo para morir, de hecho, era algo que esperaba, por más que quería intentarlo, por el bebé que llevaba en el vientre, no podía más. Tomó una larga respiración, la última que daría en su vida.

¡General! Sucedió algo en la isla de la muerte.

Zoltan gruñó, bajo la espada y lo observó fijamente, haciendo que su cuerpo entero experimenta un escalofrío de terror.

—Es mejor que no te vea, desaparece, porque si tengo la oportunidad lo voy a hacer, te voy a aniquilar, te has salvado—dijo dándole la espalda—. Nuevamente—susurró para sí mismo.

Kadet soltó el aire que tenía en sus pulmones y sollozo, gruesas lágrimas recorrían sus mejillas, negaba, mirando alrededor, ¿Era acaso esa una muestra del destino? Debía huir, porque creía en las amenazas de su esposo, si tenía la oportunidad lo iba a asesinar. Conocía el bosque a la perfección, Zoltan no mentía cuando decía que se la pasaba ahí, huyendo de todo, podía pasar horas para que alguien lo encontrará, era un lugar en donde podía respirar tranquilo, conocía cada camino, cada claro, las corrientes del rio y la calma del lago, todo estaba en su mente, memoriaba cada lugar, como si creyera que en algún momento lo necesitaría, justo como sucedía esa noche.

Estaban oscuro, pero eso no lo detuvo. Corrió hacia el río que dividía las tres montañas, estaría bien si se quedaba cerca de alguna de las cuevas, al amanecer, iría al muelle, se haría pasar por un esclavo o trabajador y subiría a un barco ¿A dónde lo llevaría? No lo sabía, pero cualquier lugar era mejor que quedarse en Las Cumbres.

Se detuvo para recargarse en un árbol, le faltaba el aire, podía ser debido a que lleva tres días castigado sin alimentos, sólo podía beber agua y comer un pedazo de pan duro. Era algo normal, a lo que estaba acostumbrado, sin embargo, no creyó que eso siguiera a pesar de que estaba esperando un bebé.

Obligadose a seguir el camino, corrió, tenía una balsa que había escondido, con la que pasaba hacia la otra orilla, explotaba, no sabía realmente en dónde estaba, pero, estaba consciente de que no debía hacer eso, pasar a las otras islas estaba prohibido. Hasta el momento nadie lo había descubierto, escuchaba historias en el pueblo, donde decían que ese lugar estaba encantado, cualquiera que pasará moriría, Kadet no era una persona superticiosa, al contrario, se reía en silencio por las tradiciones que tenía su reino.

Llegó a la orilla del río, sonrió al sentirse a salvo, sobre su cabeza la luna brillaba, y aunque no creyera en las supersticiones, esa noche se sentía diferente a las demás, como si algo malo estuviera por suceder, estaba caminando hacia donde tenía escondida su canoa, una que había encontrado y reparado él mismo, pero al llegar algo lo detuvo, las cosas estaban movidas de lugar, las ramas que la cubrían se hallaban en el suelo. Se acercó creyendo lo peor, que había sido robado, movió algunas ramas que aún quedaban ahí y soltó un ligero grito de sorpresa y terror.

Acostado en la canoa estaba un hombre, delgado, tanto que sus costillas se marcaban, sucio, no parecía que había tomado un baño en mucho tiempo, con cabello hasta la mitad de la espalda y una barba pronunciada, sólo vestía un viejo pantalón negro, lleno de lodo, sus manos y pies estaban negros debido a la suciedad, no podía ver su rostro, pero sabía que seguía respirando por el movimiento de sus hombros.

Kadet estaba asustado ¿Quien era ese hombre? ¿Qué estaba haciendo ahí? Miró alrededor, no había forma de que haya llegado hasta ahí por el pueblo, era imposible, se acercó más, viendo ahora su cabello empapado, miró entonces la otra orilla ¿Habría venido de la segunda isla? Abrió los ojos al comprender, esa persona era un esclavo, un criminal y había escapado, tembló, ¿Debería dar aviso a alguien? Cuando se estaba debatiendo qué hacer, unos ojos oscuros se pasaron sobre él.

—Por favor....ayúdame...

Su voz era gruesa, pastosa y quebradiza, parecía sediento, ¿Qué debía hacer? ¿Ayudar a un criminal? ¿Un completo extraño? Mordió su labio inferior, negó antes de quitar las ramas de la canoa, estaba loco, realmente demente si quería ayudar a esa persona, pero, al verlo tan herido y maltrecho, no pudo evitar sentirse identificado, tal vez él no era un criminal, pero, si era un esclavo cautivo, empujó la canoa al río y subió tomando los remos. Lo escucho removerse, volverse para verlo,  y le sonrió apenas.

No tenía un rostro que conociera, pero, sus ojos eran realmente profundos, imperturbables para ser un esclavo. No devolvió la sonrisa, estaba realmente atemorizado, eso sin duda cambiaba sus planes de escapar, bufó, los guío a través del cauce del río, para no hacer alboroto, sabía dónde tenían que ir, un lugar donde estarían seguros, se dirigieron a una curva, estaba oscuro, pero sólo dejó que la corriente los llevara, después de largos minutos salieron a la pequeña laguna, estaba iluminada por la luna, alrededor había cuevas huecas dónde podían esconderse, algunas estaban limpias debido a él y a sus interminables escapadas, dejó la canoa en la orilla y bajo, miró la hombre esperando, este se sentó con dificultad.

—¿Dónde estamos?

—En la laguna, no creo que alguien nos busque aquí, siempre vengo y está vacía.

El hombre asintió. —¿Puedes ayudarme a salir?

—Es que... sí está bien.

Se acercó, el hombre puso su brazo alrededor de su hombro, Kadet tomó su cintura y le ayudó a levantarse, a pesar de ser alto, era demasiado delgado, por lo que no pesaba casi nada, casi caen al pisar la tierra mojada, Kadet tuvo pena por los pies del hombre, que estaban descalzos, lo llevó hacia la curva más cercana, que también era la más fresca, podía sentir su piel caliente, demasiado afiebrada, no parecía estar sano. Lo ayudo a recostarse en la piedra lisa y se separó, olía muy mal, y le estaban dando náuseas, se sentó lejos de él.

—Apesto ¿Verdad?

—Un poco, sí.

El hombre rio sin energía. —¿Quien eres tu? ¿Eres real o te estoy imaginando? No sería algo nuevo, siempre me pasa, últimamente es difícil, saber que es verdad y que es mentira.

Kadet elevó una ceja. —Pues soy real, me llamó Choi Kadet.

—Yo soy Kim Namjoon. Es un gusto Kadet. ¿Por qué tienes ese moretón en el ojo?

Kadet se escondió, dejó que un mechón de su cabello cubriera su rostro. Mordió su labio inferior.

—Lo siento, ¿Pregunté algo que no debía?

—No, no lo sé, no me permiten hablar de ello.

—Sólo estamos tú y yo ¿No? Ayúdame a distraerme, creo que tengo una costilla rota.

Kadet suspiró, empezaba a sentir mucha lastima por el hombre, se levantó y fue hacia el lago, corto una parte de su vestido y mojo la tela, regresó, posicionándose a su lado, llevando la tela escurriendo a su boca, Namjoon gimió y chupo la prenda sediento, cuando terminó de humedecer su garganta sonrió.

—Gracias.

Kadet volvió a su lugar, abrazado sus piernas.

—¿Le duele mucho?

—Sí, pero, he estado peor, créeme, no me hables de usted, me hace recordar y no quiero hacerlo. Dime Namjoon.

—Namjoon—asintió—. ¿Eres un criminal o un esclavo? Estabas en la isla prohibida ¿Verdad?

—Soy prisionero—dijo apretando la mandíbula—. Un maldito esclavo, vaya que irónico.

—¿Eres de aquí? —preguntó ahora más curioso por la chispa de furia que pudo ver en los ojos de Namjoon.

—No, no soy de aquí, vengo de muy lejos.

—Oh, ¿De dónde eres?

—ScarLanding—susurró con un aire de melancolía, sus ojos se humedecieron, al darse cuenta de eso, Kadet sintió culpa.

—Lo lamento, no quería ponerte triste.

—Está bien, ¿Sabes? Eres la primera persona que veo que no es malvada.

—Podria decir lo mismo—bufó.

—¿Quien te puso el ojo así?

—Mi esposo, es normal, supongo.

—¿Por eso estabas en ese bosque? Parece que lo conoces muy bien.

—Sí, me dijo que si me volvía a ver me iba a matar—se encogió de hombros—. Ni siquiera le importa que esté esperando un bebé suyo.

Namjoon hizo una mueca. —Habemos hombres que no tenemos perdón.

—¿Tú eres así de malo?

—Lo fui, y ahora estoy pagando las consecuencias.

Se quedaron en silencio unos momentos, Namjoon estaba sucumbiendo ante el cansancio, no podía creer que había escapado, aún no estaba lejos del reino, pero, sin duda no estaba en esa celda. Lo buscaban, era obvio, se preguntaba cuánto tiempo pasaría hasta que lo encontrarán.

—¿Cómo es ScarLanding? Me da curiosidad, jamás he escuchado sobre otros lugares ¿Está muy lejos de aquí?

—Sí, es lejano, tendríamos que subir a un barco para poder llegar, es un lugar hermoso, no como aquí, allá hay muchas flores, buena vegetación, no es grisáceo, hay personas que son amables, es un lugar increíble para vivir.

—¿Ahí está tu familia?

—Sí—su voz tembló—. Estoy casado, con el doncel más hermoso del universo, se llama SeokJin, tenemos hijos, Tzuyu, una niña preciosa, creo que tendría doce años si no me equivoco, ya no sé ni cuánto tiempo ha pasado, adoptamos a un bebé llamado Yeonjun, está Mina y JiEun, y tambien Soobin, la última vez que lo ví era un bebé de brazos.

—¿Por qué estás aquí? ¿Qué fue lo que pasó?

—No lo sé—suspiró—. No sé cómo llegue aquí, pero es obvio para qué me quieren, deseaba destruirme, lastima que soy más fuerte de lo que creyeron, eso es gracias a Jung Hoseok, el mejor guerrero del mundo, él me entrenó....¿Estás bien?

Kadet gimió, un dolor extraño en su cabeza le hizo que cerrará los ojos con fuerza, en su mente se repetían ese nombre, Hoseok, Hoseok, Jung Hoseok, ¿Por qué le parecía tan íntimo? Negó soltando algunas lágrimas.

—Me duele la cabeza—susurró—. No te preocupes, pasa muy seguido.

Namjoon asintió. —¿Es por el bebé? ¿Cuánto tienes? No es notorio.

—No mucho—suspiró, recargó la cabeza en la piedra y miró al cielo ¿Qué estaba haciendo? Cerró los ojos, aún sentía dolor.

El silencio reino entre ambos y cuando menos lo esperaron, se quedaron dormidos, profundamente, como si sus mentes y cuerpos supieran que estaban en un lugar seguro para ambos, lejos del peligro.







Despertó desorientado, bostezo y se estiró, había amanecido, los pajarillos se escuchaban alrededor, Kadet suspiró y se sentó, recordó dónde estaba y lo que había sucedido antes, miró alrededor, no había nadie ahí, abrió los ojos en demasia ¿Y si alguien se lo había llevado? Pero aún ¿Lo habría imaginado?

Salió de la cueva, parecían ser las primeras horas de la mañana, hacia un poco de frío, bajo hacia el lago, al principio no vio nada, hasta que giro a la derecha, ahí, dentro del agua estaba Namjoon, tomando un baño, sus ojos se encontraron, Kadet se puso rojo y se volvió.

—¡Lo siento!

—No te preocupes—dijo riendo—. Ya voy a terminar, hace mucho que no tomaba un baño y aunque no hay jabón, es mejor que nada, ahí, cerca de esa piedra hay algunas moras y raíces que recolecte, come un poco.

Kadet miró las cosas y ladeó la cabeza. —¿Y si son venenosas?

—No, no lo son, confía en mí.

—Pero...¿Cómo sabes que no lo son?

—Ya te dije que fui bien entrenado, si pude sobrevivir con nada en el bosque del Norte entonces puedo con esto, anda, come, debes tener hambre.

Tomó un par de moras y las llevó a su boca, el sabor era bueno, un poco diferente, era difícil tener frutas dulces en Las Cumbres, pero esas moras eran dulces y refrescantes. En ningún momento se volvió, se limito a comer y a pensar ¿Zoltan ya debería estarlo buscando? Tuvo miedo de ello.

Namjoon regresó, de nuevo con aquel sucio pantalón, pero limpio, pudo ver mejor su rostro, era delgado, a pesar de su barba castaña, su cuerpo desnutrido, había muchas marcas cicatrizadas, sobre todo en su espalda.

—¿Cómo es que estás de pie si ayer dijiste que tenías una costilla rota?

—Me dolía, pero, al parecer sólo es un feo golpe, aún tengo energía, te lo dije soy difícil de derrotar.

Kadet sonrió. —¿Cómo es que escapaste?

—Lo he intentado muchas veces, pero, está vez funcionó, tuve ayuda de un par de personas, esclavos que vienen de ScarLanding también, ellos no se dieron cuenta, pero estoy seguro que me están buscando.

—¿Eres un prisionero importante? —elevo una ceja—. ¿Hiciste algo muy malo?

—No, no hice nada de lo que te imaginas, soy inocente, ellos me tienen aquí porque quieren algo que yo tengo, pero, bueno—suspiró—. Tengo que encontrar una manera de salir de aquí. Kadet, sé que es muy peligroso que te pida esto, pero ¿Me ayudarías a escapar? Sabes como moverte aquí, por favor, nos iremos los dos, te prometo que en ScarLanding vas a tener la protección que necesitas.

Kadet hizo una mueca, si bien, ese era su plan inicial, escapar, hacerlo con alguien quien al parecer era un prisionero buscado e importante, no parecía la mejor de las ideas, pero ¿Qué más le quedaba hacer? Suspiró.

—Podriamos ir al muelle, pero, para eso debemos cruzar el puente. Si ellos te están buscando, posiblemente estén ahí, mmmm a menos que nos arriesguemos y crucemos por el río.

Namjoon asintió. —Podemos hacerlo. Estaremos lejos de aquí, necesito llegar a ScarLanding.

—Bueno, está bien—susurró comiendo una mora más.

Recibió una sonrisa cálida. —¿Crees que podemos mezclarnos?

—Por lo que he visto los marinos casi siempre se ven como tú, eso sería bueno, el problema seré yo.

—¿Por qué? —preguntó con una ceja alzada.

—No hay muchos donceles en Las Cumbres, de hecho somos muy mal vistos, nos odian, así que llamaré la atención.

—¿Por eso vistes como mujer? Hablo del cabello largo y el vestido.

—Sí, aunque no se nos permite vestir de otra manera, o tenernos que vestir como hombres cuando no estamos casados o como mujeres. Es complicado, pero, la vestimenta que uso, y esto—dijo mostrando el lazo de liston negro que estaba alrededor de su cuello—. Me distingue como doncel, tengo que usarlo siempre.

—Quitatelo, tienes la cara bonita, puedes pasar por una mujer, sólo quítate eso.

Kadet hizo una mueca pero desató el liston y lo tiró al suelo, Namjoon se puso de pie, estaba ansioso por salir de ahí, Kadet suspiró antes de subir a la canoa, debían ser extremadamente cuidadosos, Kadet sentía que el corazón estaba por salirse de su pecho cuando salieron de la laguna y llegaron a la parte central del río, era complicado, tanto, que Namjoon comprendió la complejidad de Las Cumbres, había varias corrientes, demasiados caminos, sin embargo vio a Kadet guiandolos, sabiendo exactamente a dónde se dirigían.

—¿Cómo es que conoces este lugar tan bien?

—Odio estar en el pueblo, en el reino y en mí casa.

Namjoon asintió. —Tu rostro me recuerda a alguien, siento que te he visto antes.

—Lo dudo, jamás te había visto—miro hacia atrás—. Ahí está el mar, lo que haremos es que iremos por la playa, la vamos a rodear.

La corriente no era fuerte, agradecía que no hubiera llovido durante la noche, Namjoon se sentía incómodo de estar rodeado de agua, lo último que recordaba era soltar la mano de Jin y caer al río, después, despertó en ese lugar. Desorientado y a punto de ser torturado. Kadet guío la canoa a la orilla, él lo ayudo, bajando y empujando, la amarro a un árbol y lo ayudó a bajar, empezaron a caminar por la playa, en la parte posterior de la isla principal.

—¿Dónde estamos?

—Mmm, Las Cumbres tiene tres islas, la primera que es donde estamos, es el pueblo y el muelle, la segunda isla, más cercana es el reino, ahí vive la realeza y las personas con poder, y después está la isla más alejada de todas, dónde tú estabas.

Namjoon asintió, ahora comprendía por qué podían caminar horas por la isla boscosa sin que nadie los viera.

—Ahora tiene sentido, ¿La única entrada es por el río?

—No, la verdad es que no lo sé, pero no lo creo, ya que los esclavos y prisioneros vienen y nadie puede verlos. Es extraño. Este reino parece más un laberinto.

Caminaron por mucho tiempo, Namjoon estaba cansado, pero, se esforzó, Kadet señaló, habían llegado al muelle, el cuál era inmenso, pudo ver algunas banderas que conocía, una de ellas era la de RedScorpion, conocia al rey, el reino estaba cerca de RyuuMoon, tomó la mano de Kadet y corrió hacia ahí, cuando escuchó una fecha impactar en la arena a su lado, miró sobre su hombro y observó a los hombres que los seguían de cerca. Gruñó, tomando con fuerza la mano de Kadet para correr por la arena, lo cual era extremadamente pesado, estaba por llegar al muelle cuando decenas de soldados les cortaron el paso, pararon en seco, Kadet tembló mirando a uno de ellos, Namjoon lo reconoció, era Choi Zoltan, el generan supremo de las tropas de Las Cumbres. Este sonrió encantado al verlos.

—Kim Namjoon, ¿De verdad creíste que podías escapar? Vamos, pensé que eras más inteligente. Veo que recibiste ayuda ¿Verdad?

Todo estaba jodido, no lo logró, cerró los ojos un momento pensando en Jin, lo siento mi amor, aún no es el momento, suspiró abriendo los ojos, miró sobre su hombro, al chico que lloraba y temblaba, apretó la mandíbula y se volvió tomándolo del cuello, dando la impresión de que quería lastimarlo, romperle el cuello, Kadet soltó el aire de golpe.

—Si te acercas lo mato. Lo he estado manteniendo cautivo para que me saque de aquí.

Kadet abrió los ojos en demasia, Namjoon no le estaba haciendo daño, comprendió lo que estaba sucediendo, intentaba salvarlo, y al parecer funcionaba, los ojos de  Zoltan se volvieron frío, apretó la mandíbula, Kadet no lo comprendía ¿Por qué parecía molesto? No tenía sentido si horas atrás lo quería muerto.

—Déjalo, el rey Choi quiere hablar contigo, si vienes por voluntad propia, prometo que no te romperemos nada cuando te demos tu merecido, es mejor Namjoon.

Namjoon gruñó. Kadet negó, pero lo detuvo. —Escucha niño, cuidate mucho, recuerda que no voy a morir, soy más fuerte de lo que imaginan—susurró en su oído—. Lamento no haberte podido sacar de aquí.

Lo aventó hacia la arena, no quiso se brusco, pero era la única manera de hacer ver qué no tenían ninguna complicidad, se acercó a los guardias, quienes lo tomaron de los brazos y lo arrastraron, lo último que vio fue a Kadet llorando.

Zoltan observó a su esposo y lo levanto del brazo de forma dolorosa, lo miró unos instantes antes de soltarlo.

—¿Estás bien?

—S...sí—susurró aún más conmocionado.

—Llévalo a mi residencia, dile a mi madre que mandé a llamar al doctor y que lo revise.

Kadet entrecerró los ojos, Zoltan se separó de él y se fue detrás de los soldados que habían llevado a Namjoon, sollozó con fuerza, hasta que el encargado de escoltarlo tomó su hombro.

—Kadet, vamos, tienes que moverte de aquí.

Lo siguió, temiendo por su vida, y también por la vida del prisionero Kim Namjoon. Estuvieron tan cerca.















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