60
Los meses pasaron y con ello el tiempo de traer al mundo a su hijo estaba llegando, tenía miedo, sin embargo, esperaba de todo corazón que sólo fuera un bebé, recordaba sus partos pasados y le daba terror pasar por lo mismo. Era extraño para él, pero aquel embarazo fue el más tranquilo de todos, su bebé no se movía mucho, no lo hacía tener síntomas negativos, solo dormía, parecía que no estaba ahí, para Jimin tal vez era una forma de despedirse de esa parte de su vida. Después de saber de boca de Yoongi que la ley que le obligaba a seguir teniendo hijos estaba disuelta y que era libre de que ambos lo evitarán, un peso enorme cayó de sus hombros.
Sin embargo, aunque el peso de sus más grande obligación estaba aligerado, otro más llegó, para destrozar sus hombros, el concubinato. Había escuchado mucho acerca de ese tema en las últimas semanas, sus amigos le decían que no debía preocuparse, que no importaba si estaba permitido, ya que el rey podía negarse a tener concubinos, como pasaba en el reino del Norte y en ScarLanding. Pero, eso lejos de calmarlo, sólo le preocupó más, estaba al tanto del daño que el harem le había hecho a ScarLanding, tenía terror de que eso ocurriera.
Y aunque se decía que Yoongi le había dado su palabra de que jamás tomaría un concubino, aún estaba el problema con el consejo, Jimin no era tonto, sabía que si ellos habían roto la ley, era porque tenían planeado hacer que de alguna manera Yoongi tomara a alguien. Lamentablemente su reputación en el reino no era la mejor, no después de que se enteraran del juicio que había tenido por adulterio, que aunque resultó inocente, las personas lo juzgaban, Jimin se sentía un fracaso, que había arruinado todo, porque de ser un consorte amado, paso a ser el peor consorte de la historia.
No ayudaba en nada el hecho de que Yoongi pareciera tan distante y ocupado, casi no hablaban, estaban juntos, hacían el amor y se besaban, pero no habían palabras de por medio, la situación le hacía sentir inseguro, de nuevo, estaba cayendo en una ola de reproches internos y pensamientos negativos, él sentía que Yoongi ya no lo amaba.
Pero, por el momento tenía problemas más graves, porque Jimin estaba a nada de dar a luz, su bebé tendría que llegar pronto al mundo y aunque paso uno de los embarazos más tranquilos, no estaba preparado para su llegada al mundo, aún no, mucho menos en la situación en la que se encontraba su matrimonio. Yoongi nunca hablaba del bebé, era diferente a otras veces, no tocaba su vientre, no le hablaba, no le preguntaba nada, pero, Jimin tampoco hablaba de ello, su hijo no se movía mucho y cuando lo hacía lo ignoraba por completo.
El ignorarlo había ayudado a no sentirse tan mal emocionalmente en ese embarazo, sin embargo, no podía hacer lo mismo cuando diera a luz, no podía ignorar a su bebé, no era justo.
Sintió el dolor desde la noche anterior, fue leve, así que se relajó, no pudo dormir bien, y su fuente se rompió esa mañana, llevaba varias horas de labor, cada vez, el dolor aumentaba aún más y eso le causaba nauseas, era el parto más doloroso, y no sólo físicamente. Todos estaban en la habitación, el doctor, la partera, sus damas y sirvientes, estaba en cama, sudando y aguantando las ganas de gritar.
—Ya casi es momento mi señor, unos minutos más y comenzaremos.
Jimin jadeó mirando a KyungSoo. —¿Dónde está Yoongi? ¿Le dijiste?
KyungSoo asintio. —Le hemos avisado, estoy seguro de que no tarda en llegar.
Jimin sollozo, si bien, no era normal ni común que el rey estuviese en los partos de sus hijos, Yoongi jamás había fallado a ninguno, siempre estaba ahí acompañándolo, dándole ánimos, que no estuviese a su lado en ese momento, le hizo cuestionarse muchas cosas y la gravedad de su situación, no podía hacerlo, no así. Se sentó en la cama a pesar del dolor y la presión que sentía, todos a su alrededor quedaron pasmados cuando se levantó, agarrándose con fuerza de la cabecera de la cama.
—¡Mi señor, no puede levantarse!
KyungSoo trato de acercarse, pero Jimin le miró con enojo.
—¡No me toquen!
Se quedaron estáticos, gimió de dolor antes de intentar caminar, KyungSoo lo tomó del brazo a pesar de su orden.
—No seas terco Jimin, recuestate en la cama y ten a ese bebé, después puedes resolver cualquier cosa que quieras con él, pero, no ahora, esto puede ser peligroso. ¡Jimin haz caso!
—No, no lo haré, estoy cansado de esto, ayúdame a ir.
KyungSoo negó pero, no se alejó, lo ayudo a caminar, el dolor era grande, sin embargo, no importaba, no podía más con la incertidumbre y estaba tan molesto, que quería gritar de coraje, salieron de la habitación, andando por el pasillo que los llevaría a la oficina del rey, Jimin se sostenía de las paredes, encorvandose cuando el dolor atacaba de nuevo, sentía demasiado que quería tirarse en el piso en ese momento, KyungSoo no dejaba de decirle que regresarán, podía escuchar a muchas personas andando detrás de él, tratando de hacer que recobrará la consciencia, fue un camino eterno.
Cuando estuvieron fuera de la oficina, los guardias le miraron con horror, no sabían que hacer, sólo se hicieron a un lado, Jimin se soltó de KyungSoo y abrió la puerta, tres pares de ojos le observaron, SeHun, JongIn estaban pasmados, al darse cuenta que sólo llevaba un camisón, se volvieron para no verlo, y Yoongi, la expresión de Yoongi fue todo, lo miró con horror.
—¡¿Qué se supone que estás haciendo aquí Jimin?!
—¡Salgan! —ordenó Jimin a los generales, quienes hicieron una reverencia y salieron de ahí, al escuchar la puerta, Jimin se recargó en el respaldo de uno de los sillones y respiró profundamente.
—Jimin, te has vuelto completamente loco, vamos a la habitación.
—¿Por qué? —susurró mirándolo con reproche.
—¡Porque estás en labor de parto! ¿Cómo pensaste que podías venir aquí?
—¡¿Por qué tú no estabas ahí?! —soltó desgarrando su garganta—. ¡¿Por qué me dejaste solo?!
Yoongi negó con una mueca. —Esta por ir, hubo un problema en la frontera, otra vez fuimos atacados por mercenarios desconocidos, sé que debía estar ahí, pero, necesitaba saber que el reino estaría a salvo.
—¿Y por qué no me dijiste nada? —susurró con lágrimas en los ojos—. ¡Yo no lo sabía! ¡Yo no sé nada!
Yoongi lo observó, estaba preocupado y al mismo tiempo enojado, ¿Cómo era posible que Jimin estuviese haciendo aquello? Era peligroso, pero, al mismo tiempo al ver sus ojos llenos de desesperación, tuvo un arranque de sinceridad, no podía seguir ocultando lo que sentía y pensaba.
—¡Porque no sé cómo es que debo hablarte!
—¿Qué? —dijo con una mueca, confundido.
—No sé cómo debo tratarte Jimin, ya no sé, no quiero herirte, no quiero hacerte sentir mal, estás tan frágil, que siento que cualquier cosa que te diga te va a trastornar, ya te causé mucho dolor como para seguir avivandolo.
Jimin gimió y negó, gruesas lágrimas caían por sus mejillas, era lo que Yoongi había temido.
—Yo...me siento tan mal y culpable, siento que jamás me vas a perdonar lo que hice.
—¡No hiciste nada Jimin!
—No confío en ti, esa es la verdad, jamás he confiado y todo alrededor me hace dudar, ¿De verdad puedes amarme tanto? Me preguntó eso a menudo, no soy Mark, te he causado muchos más problemas. No tiene sentido que me ames.
—¡Te amo más que a mí vida! —se acercó para tomar sus hombros—. ¿Por qué no puedes verlo? He hecho cosas por ti, que jamás había hecho por ninguno, no te amo porque me parezcas lindo o me encante tocarte, no eres un premio de consolación, eres mi todo Jimin—gimió de desespero—. Sé que no confías en mí, que también te he fallado, pero no me importa, yo te amo, y haré que estés seguro de mí, pero, no sé cómo hacerlo.
—Lo siento mucho—sollozó bajando la mirada—. Debí decirte todo lo que sentía, pero, me daba miedo, soy un cobarde Yoongi, ¿No lo entiendes? Todo lo he arruinado por miedo.
—Es que nada está arruinado, estamos juntos, carajo, vamos a sobrevivir a esto, porque no hay forma de que yo te deje, no lo haré, jamás.
Jimin gimió de dolor y se encorvo. —¿Por qué me amas? Necesito saberlo.
—Porque nadie me ha visto como tú lo haces, porque para todos soy el maldito rey de la muerte, alguien cruel y despiadado, pero para ti, fui sólo Yoongi, me ves como nadie más me vio, y lo sé por la forma en la que me miras, y porque estás aquí, en vez de mantenerte en cama. Tenemos que volver.
—¿Por qué te siento tan lejos? —jadeo.
—Porque en estos momentos soy una maldita bestia que quiere venganza, porque descubrí cosas horribles y no sé cómo vivir con ellas.
Jimin le miró con tristeza. —¿Y por qué no me lo dices? ¿Por qué es tan difícil hablar?
—Es algo en lo que debemos trabajar, ninguno confía en el otro, y no es porque no nos amemos, es porque tenemos miedo.
—Lo haremos mejor ¿Verdad? —dijo temblando.
—Sí, lo haremos, te diré todo, lo prometo, pero ahora tenemos que regresar a la habitación.
Jimin gruñó tomando la parte baja de su estómago. —Ya no hay tiempo, necesito...
Yoongi estaba aterrorizado, miró alrededor, no había un lugar donde Jimin pudiera acostarse, maldijo, tomó los cojines de los sillones individuales y los puso sobre la alfombra, después volvió por él y le ayudó a recostarse.
—Llamaré al doctor.
—¡No! No quiero.
—¡Deja de ser terco!
Jimin le miró suplicante al tiempo que gruñía y se apalancaba hacia adelante, tomó aire y lo saco de forma errática, Yoongi se posicionó entre sus piernas y levantó su camisón.
—¡Carajo! —estrujó su propio cabello—. Hazlo, anda, hazlo.
Tomó su mano con fuerza y sostuvo a Jimin mientras esté pujaba con fuerza, había gritos alrededor, la puerta fue tocada.
—¡Entren!
Un gran número de personas entraron, Jimin negó, al observarse a los ojos Yoongi pudo ver lo que este quería, no entendía la razón, pero, levantó la mano haciéndolos parar.
—Quedense ahí. Vamos amor, estamos solos tú y yo, nadie más, trae a nuestro bebé, el pobre ya ha sufrido mucho debido a nuestra estupidez. Te prometo que todo va a cambiar, lo haremos cambiar. Porque nos amamos, y nadie nos va a quitar esto, nadie, ni un amor perdido, ni los errores que hemos cometido, ni siquiera el miedo lo hará. Estoy aquí y jamás me iré.
—¿Lo...lo prometes? —preguntó con dificultad.
—Lo prometo con mi maldita vida.
Jimin gruñó de nuevo y Yoongi se quitó la chaqueta para ponerla entre sus piernas. Era irreal, estaba aterrorizado, pero, continuó con fortaleza, porque Jimin lo necesitaba, era su momento, uno que a pesar de todo era especial, estaba recibiendo a su hijo.
—Ya está, ya casi, hazlo.
De nuevo, Jimin pujó hasta que sintió su cuerpo liberado, Yoongi tomó al bebé en su chaqueta, y este lloró al instante, todos en la habitación soltaron el aire que habían retenido, sus labios temblaron al igual que sus manos, Yoongi miró a Jimin y sollozo.
—No sabes cuánto miedo tuve de perderte, no sabes lo que sentí cuando pensé que no me amabas, eres todo lo que tengo Jimin.
Jimin también sollozo, alargó las manos y Yoongi se acercó, el doctor y la partera también se acercaron, ella tomó al bebé de las manos de Yoongi e hicieron su deber, Jimin se abrazo al cuerpo de Yoongi y sollozo en su pecho.
—Tengo miedo...tengo mucho miedo de no lograrlo...soy tan frágil, y tan débil. Lo siento, lamento lo que dije ese día, claro que te amo, te amo demasiado Yoongi, por favor, no dejes de mirarme como siempre, por favor no me saques de tu vida, no elijas a nadie más.
—Jamás...eres mi todo chico tonto ¿Cómo puedes pensar lo contrario? Tú has llegado para calmar mi dolor, lo lamento, debí protegerte mejor.
Nadie los molestó, dejaron que permanecieran abrazados, llorando, Yoongi ni siquiera pensó en la imagen que le estaba dando a sus sirvientes, nada más que abrazar a Jimin y soltar el dolor que sentía en su pecho importaba, había cargado con tanto, estaba tan asustado y molesto, pero Jimin calmaba esa parte de su ser, esa parte negativa que sólo quería sangre.
—Mi señor—dijo el doctor—. Debemos llevar a su alteza a la habitación.
Yoongi no respondió nada, tomó en brazos a Jimin y lo llevó fuera de la habitación, este se aferraba a su cuerpo, camino por el pasillo, dónde había muchas personas entre ellas su madre, al verla la fulminó con la mirada y paso de largo, lo llevó a sus aposentos, dónde lo depósito en la cama, sus sirvientes entraron detrás, Yoongi se separó mientras lo limpiaban, tomó un camisón y él mismo lo cambio, Jimin no dejaba de llorar.
—¿Mi bebé?
KyungSoo se acercó con el bebé ya en una cobija blanca, lo puso en brazos de Jimin, todos salieron para darles espacio. Yoongi beso la cabecita del bebé, era precioso, de tez blanca, mejillas rellenas y cabello muy oscuro, estaba tranquilo a pesar de todo.
—Se parece a Taehyun, pero su cabello es negro, como el mío—dijo Yoongi con voz ahogada. Si a alguien le quedaba dudas de que el bebé era suyo, al verlo se callarían la boca.
Jimin lo mecio y acarició su mejilla con una sonrisa.
—Está vez es uno solamente.
—Creo que es lo justo, nuestro último hijo.
—¿De verdad quieres eso? —dijo mirándolo con melancolía.
—Sí, ya no quiero más hijos y necesito que vivas, hay mucho que quiero enseñarte.
—¿Qué te atormenta Yoongi?
—Te lo contaré todo—suspiró ayudando al bebé a pegarse al pecho de su padre—. Pero, no hoy, ha sido mucho por este día y quiero estar contigo y con mi bebé. Pero, hablaremos, de todo. Lo prometo. Hay mucho que saber del otro y también mucho que debemos perdonar, y ya no podemos seguir jugando a las escondidas, debemos ser honestos.
Jimin le sonrió y dejó correr más lágrimas. —Estaremos bien, hace unas horas no lo sentía así, pero, quiero creerlo.
—Lo haremos—sonrió a medias—. Es precioso.
—Es como tú. Me gusta eso. ¿Cómo debemos llamarlo?
Yoongi tembló, mordió su labio inferior y sus ojos nuevamente se llenaron de lágrimas, Jimin elevó la mano para acariciar su mejilla.
—Hubo una vez un hombre que admiré demasiado, inteligente, audaz y sobre todo, justo, tal vez para los demás era cruel y despiadado, pero, me dio los mejores consejos, estuvo a mi lado en todo momento, y me hizo fuerte, murió cuando no lo merecía, debido a alguien que decía amarlo, descubrí que todo era mentira y hoy más que nunca, estoy desecho por él—miro a Jimin a los ojos y sonrió—. Quiero que se llame Min Jonghyun, en honor a mi padre.
Jimin asintió, ambos estaban envueltos en una atmósfera de dolor y melancolía, pero, se sostuvieron de las manos con fuerza.
—Será un gran hombre como él.
—Haremos que lo sean Jimin, sé que contigo puedo lograrlo. Te amo.
—También te amo y no quiero volver a alejarme de ti.
—Creo que es momento de que los niños regrese.
Los ojos de Jimin se iluminaron. —Van a estar muy sorprendido por él.
—Lo estarán, pero, creo que a estas alturas ya están acostumbrados—rio por lo bajo.
—Gracias.
—Gracias a ti Jimin, ahora, yo me encargaré de cuidarte. Nadie, jamás, volverá a hacerte daño. Lo juro.
El tiempo pasaba, sus hijos habían regresado, estaban sorprendidos por la llegada del bebé, pero felices, era reconfortante tenerlos ahí, escuchando sus gritos y risas. Eso les había ayudado, confesó todo a Jimin, lo que sucedía en el consejo y el secreto de su madre, este, lo sostuvo toda la noche mientras lloraba, Jimin también le hablo de sus miedos, de lo que había sucedido y ambos hicieron el trato de hacerlo mucho mejor. Todo estaba bien.
—Mi señor, tiene una carta de ScarLanding.
Yoongi la tomó y abrió, al tiempo que leía sus músculos se tensaban.
—No puede ser...
Reino del Norte.
JungKook quería llorar, lo hacía mucho últimamente cuando estaba solo y no tenía que fingir que todo estaba bien, era cansado y desgastante, tomó con fuerza el borde de la ventana, estaba destrozado, no quería enfrentarse a su peor miedo, se sentia como un niño pequeño, pero, nadie podía ayudarlo.
—Jungkook, hay una carta de ScarLanding.
Se volvió a regañadientes, miró a Yugyeom quien no le preguntó nada acerca de su aspecto, ya sabía la respuesta. Tomó la carta y la abrió. No quería más problemas de los que sus hombros podían sostener, sin embargo, ahí estaban, nuevos y terribles problemas. Su ceño se frunció.
—¿Sucede algo?
—Jin se va a casar—apretó la mandíbula—. Con el heredero de Las Cumbres.
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