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Se sentó en el cómodo sillón, mirando el libro que estaba a su lado, se encontraba de nuevo envuelto en dudas, dejó la taza de té en la mesita y abrió el diario. Había estado leyendo a escondidas las cartas de RyuJin, además de su diario, eso lo hacía sentir un entrometido, no debería estar haciendo aquello, pero la curiosidad era más grande, descubrió que la hermana de Hoseok se había visto por mucho tiempo con alguien de las cumbres, quien la visitaba sin que nadie lo supiera, y con quien engendró un hijo, no se atrevió a preguntarle a Hoseok sobre un supuesto sobrino, porque si este peguntaba cómo es que sabía esa información, no sabría qué decirle. En las cartas ambos profesaban un amor tan hermoso y puro, que muchas de las veces, lloraba, por saber el desenlace de esa prohibida y secreta relación.

El hombre de las cartas, no dejaba de decir lo mucho que la amaba y lo que añoraba estar a su lado, no sabía su nombre, sólo que provenía de Las Cumbres, y que a parecer tenían que ocultar su amor porque él estaba comprometido con otra persona. Con el fin de saber un poco más había comenzado a leer su diario, ella relataba ahí lo solitaria que era su vida, había perdido a sus padres cuando era una niña, Hoseok como hermano mayor, se hizo cargo, pero su estadía en la frontera, hizo que la dejara viviendo en esa enorme casa sola, sin amigos, sin nadie que realmente se preocupara de su bienestar.

Xiumin comenzó a empatizar con ella, porque sus historias eran muy parecidas, podía sentir su dolor y su angustia, por eso quería descubrir qué es lo que había sucedido realmente, lo que sabía era que ella había muerto debido a una enfermedad, nadie le pudo decir más.

Los secretos...

Hoy lo vi de nuevo, siempre viene aquí, cuando nadie más está cerca, cuando se asegura de que todos en la casa duermen, entonces, escala la pared y me encuentra en mi habitación, pasamos horas hablando y amándonos, pero, esta vez fue diferente, recibí una nota mientras estaba en el jardín, uno de sus mensajeros la dejó detrás de la muralla, sé que hay algo, porque todas las mañanas lo reviso, él sabe a qué hora tiene que dejarme las cartas, justo después del desayuno, cuando salgo a caminar y leer, sé que hay algo porque siempre hay cerca una flor roja, después yo contesto y dejó la carta en el mismo lugar por las noches, nadie se ha dado cuenta. Pero, está vez fue diferente, me pidió que lo encontrara en el muelle en la madrugada, fue un reto salir sin que nadie se diera cuenta, pero lo he hecho, he aprendido algunas cosas provechosas de mi hermano, él siempre quiso enseñarme a pelar, pero eso no me interesa.

Llegué al muelle y lo vi, cerca de uno de los barcos, estaba junto a un par de personas, el capitán del barco y un chico, llamado Mino, a quien presentó como su hermano, nuestro encuentro fue rápido, me dijo que me vería en un tiempo indefinido, que alguien estaba sospechando y que sería peligroso, porque su padre era un hombre atroz, mientras me explicaba eso vi que en el barco subían mercancía sospechosa, además de personas, tuve miedo, él estaba actuando muy extraño, por lo que cuando me dijo que me fuera, me fui sin mirar atrás.

Xiumin se quedó en silencio, ¿Mino? ¿Por qué le sonaba ese nombre? No entendía y le dolía la cabeza, entonces, recordó a las personas de Las Cumbres hablando de un tan Mino aquella noche, además de que Hoseok le había platicado la charla que tuvo con un mercader de nombre Mino, no podía ser una coincidencia, relamió sus labios, pensativo.

Hilando los hechos, sabía que Mino era alguien importante de Las Cumbres, o por lo menos conocido, que había estado implicado en cosas sospechosas y que era hermano de la pareja de RyuJin, en su escrito algo llamó su atención, este habló sobre alguien que era malo y que estaba por descubrir su relación, negó, algo no estaba bien.

No puedo olvidarte...

Se ha casado, después de mandarme aquella carta donde decía que me amaba y que esperaba verme y a su bebé, después de saber que yo esperaba un hijo de él, se fue, me dejo, supe de su matrimonio, porque un mensajero me mandó una carta, donde decía que no me amaba más, que todo había sido un juego, no lo creo, él no me haría algo así. En un arranque de temor fui al muelle esa noche, busqué el barco y lo encontré, pedí hablar con el capitán, cuando estuve frente a él, le pedí que le dijera que no me podía dejar así, que no me podía abandonar cargando a su hijo, que si no regresaba a darme la cara yo comenzaría a hablar del negocio ilegal que estaban llevando a las espaldas del rey Namjoon.

Me siento desdichada y ahora tengo mucho miedo...

Después de ahí no había nada escrito, temblando, Xiumin cerró el diario, relamió sus labios y se quedó estático, con muchas cosas en su mente, mordió su labio ante su instinto curioso, algo estaba mal, con Las Cumbres, algo que se aproximaba, guardó entre dos libros el diario y sacó una libreta en blanco. Se quedó mirando la hoja ¿Qué debería de hacer? Empezó con el principio, escribió sobre él, sobre su historia y sobre el amor que le tenía a Hoseok y a su hija, tardó días haciendo eso, mientras despejaba su mente, entonces, en una hoja nueva escribió. La traición de Las Cumbres al reino de ScarLanding, estaba decidido a encontrar la verdad, no quiso decirle a Hoseok, este jamás se lo iba a permitir, así que una noche, cuando este estaba en servicio, salió de la casa rumbo al muelle.
























—¡Llegaste!

Hoseok sonrió al verlo despierto a esa hora y sobre todo al escucharlo gritar, como hacía cuando Yuna aún no llegaba a sus vidas, se acercó cansado a abrazarlo, besó sus mejillas, ambas, antes de detenerse en sus labios, dando un beso más profundo, tomando su cintura con posesividad.

—¿Y Yuna?

—Ella está durmiendo en su habitación.

—¿Y eso? —elevó una ceja viéndolo.

—Quería estar esta noche contigo—susurró acariciando su mejilla—. Toda la noche.

Hoseok sonrió y asintió, sintiendo la adrenalina subir por su cuerpo, Xiumin lo tomó de los hombros y comenzó a quitar su traje de entrenamiento, lo despojó de la chaqueta, doblándola y dejándola en una de las sillas, después la protección, Hoseok no se perdía ninguno de sus movimientos, lo estaba tratando con total cariño y cuidado, desabotonó lentamente la camisa, deshaciendo las cintas de sus costados, la bajó, mirando su pecho ancho y bien trabajado, cada músculo se marcaba de forma perfecta, con las palmas de sus manos acaricio su pecho, sediento, se acercó a besar uno de sus pectorales, la piel caliente se sentía perfecta bajo sus labios. Llevó sus manos al pantalón, deshizo las cintillas y el botón, y lo bajó por sus piernas lentamente, le miró desde abajo antes de relamer sus labios.

Acarició sus fuertes muslos, su entrepierna estaba dura, suspiró antes de meterla en su boca, Hoseok soltó al aire de golpe, lo tomó de los cabellos, acariciando la suavidad de este, mientras que Xiumin probaba su hombría, moviendo con lentitud la cabeza, llevándola al fondo de su garganta, saboreando su sabor, con los ojos fijos en su reacción, estaba disfrutando viéndolo perder el control. Hoseok lo tomó de los hombros separándolo, con el rostro enrojecido y el sudor en la frente, lo puso de pie y besó sus labios, quitando la bata blanca que llevaba, sólo para descubrir su desnudez.

Miró su cuerpo con total adoración, antes de fundirse en un abrazo, lo quería debajo de su piel, sentirlo en cada espacio de su ser, repasó con sus dedos la suavidad de su cuerpo, aquellos bordes y curvas que amaba tanto, Hoseok lo llevó a la cama, acostándose sobre él, entre sus piernas, sin dejar de mirar sus ojos, que brillaban bajo la luz de las velas, conocía su cuerpo como si fuera su propia espada, cada una de sus cicatrices, de sus matices, beso sus labios, dulces pétalos de rosas, su sabor era adictivo, tan perfecto que se sentía en el limbo cada que estaba a su lado, recorrió con sus labios todo su cuerpo, dejando marca, amaba verlo marcado por su amor.

Escuchaba los mejores sonidos de su vida, tan desesperado y necesitado, se fue adentrando lentamente en su cuerpo, disfrutando de la calidez, de la forma tan única con la que lo abrazaba, jadeando su nombre, Xiumin estaba perdido en un mar de sensaciones, de colores que veía cada que cerraba sus parpados, aquella noche era tan perfecta, tan correcta y especial.

Con cada movimiento, sentía que la conexión entre ambos crecía, era especial, los dos sabían que jamas encontrarían algo tan perfecto, como lo que tenían juntos. Sin dejar de mirarse, sin dejar de besarse, en plena noche, abrazado, conteniendo el calor de sus cuerpos y suspirando, susurraron. Te amo. 

Los misterios 🤍

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