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30

La mirada fría de Hoseok quien observaba mientras torturaban a los soldados que fueron cómplices del ataque, podía congelar a quien sea, este estaba fijo en Changbin, a quien le había propinado una seria golpiza, apenas estaba consciente mientras los azotaban hasta la muerte. Era la forma de hacerlo, no estaba orgulloso, pero no podía proteger el reinado de SeokJin sin miedo y tiranía, en ScarLanding la idea de que un doncel fuera regente del reino era mal visto, aún si este había sido adorado por el pueblo o si era el esposo del rey. No importaba, el consejo era el enemigo en esos momentos.

—Vernon cantó como un pájaro, dijo que Seungri y DongHae estuvieron planeando esto, ChangBin fue llenado de mierda en la cabeza, sobre ser uno de los generales supremos. Quisieron sacarte del camino, pero al no lograrlo, planearon la emboscada.

—Fue un plan estúpido—bufó—. Pero, llegará alguien que planee algo mejor, eso es lo que temo.

—SeokJin también, es preocupante.

—Ken necesito que traigas a uno de los soldados más experimentados de las fronteras, ahí tenemos verdaderos guerreros, yo te necesito allá, quiero que él se encargue de aquí, de la seguridad y de investigar a los del consejo.

—Tengo en mente al hombre perfecto, es uno de los que se queda en mi lugar cuando viajo aquí.

—Perfecto. Sé que quieres quedarte aquí, pero, es mejor que tomes distancia, las cosas en el consejo y la corte no estarán bien, así que, mientras mantengamos al margen cualquier cosa que puedan usar en su contra será lo mejor.

—¿Hablas de lo que hubo entre nosotros? —suspiró—. No hay nada ni lo habrá jamás.

—¿Lo amas aún?

—Sí, pero él no lo hace conmigo.

—He estado ahí, es un lugar frío y duro, lo lamento, es mejor que te tomes un tiempo en la frontera.

—Sí, es lo mejor.

Hoseok suspiró, Ken era uno de sus mejores amigos y la persona en quien más confiaba, sin embargo, estar al lado de Jin era contraproducente en esos momentos, cualquiera podía usarlo en su contra. Subió la mano para dar la orden de asesinar a los traidores.

Tanto él como Ken se encaminaron al lugar en donde sería la ejecución de Seungri, Vernon y DongHae, al acercarse escuchaba el revuelo del pueblo de ScarLanding, quienes se habían reunido para presenciar el castigo. Gritaban muerte a los traidores, tenían la ventaja de que ScarLanding amara a Jin y que respetarán el legado de Namjoon.

Subió al balcón, en dónde Jackson, SeokJin y JiYong se encontraban, se posicionó al lado de Jin, quien le miró y sonrió tenuemente.

—¿Sabes lo que dirás?

—Voy a improvisar—dijo SeokJin con una mueca—. Mándalos a callar.

Uno de los generales tocó la trompeta, haciendo que las personas se quedarán en silencio, esperando por Jin, este dió un paso al frente, se veía imponente, con un traje negro, una capa del mismo tono que se abrochaba con un broche de oro en el cuello, su semblante era frío, llevaba la corona de rey, la que Namjoon había usado por años, para enfatizar quien era el mandatario.

—¡Pueblo de ScarLanding! —dijo con voz dura y firme, sin demostrar ni una pizca de temor—. Esta tarde los he reunido para presenciar el castigo de tres traidores, quienes son miembros del consejo, quienes fueron en contra de los deseos del rey Kim Namjoon, y trataron de atentar contra la vida de mis hijos, uno de ellos es el heredero ¡Su próximo rey! Hicieron todo esto para robar un trono que no les pertenece.

La gente comenzó a gritar, lanzando piedras a los tres traidores. Nuevamente el sonido de la trompeta les hizo callar.

—¡Han querido eliminar al heredero, un pequeño niño de apenas un año! —hizo una señal a una de sus damas quien se acercó cargando al bebé, Soobin era muy hermoso y tenía un parecido a Namjoon, llevaba un traje blanco, con brillantes, y un gorro del mismo color, Jin lo cargo en brazos y después lo mostró al reino, Hoseok podía ver los ojos brillantes de estos—. Kim Soobin, su heredero, primer hijo varón de Kim Namjoon, estuvo en peligro de no ser por uno de nuestros grandes guerreros.

—¡Muerte a los traidores!

SeokJin le entregó al bebé a Irene, y ella se fue, los miembros del consejo miraban a Jin esperando, con una mezcla de emociones.

—¡Kim DongHae, Kim Vernon y Kim Seungri son condenados a la horca!

Levantó la mano, Hoseok podía ver en la postura de Jin que estaba indeciso, temía que se arrepintiera, pero bajo la mano lentamente dando la orden y los cuerpos de los tres traidores se balancearon en el viento. Hubo silencio, un silencio que heló los cuerpos de cada uno de los presentes.

Después el revuelo del pueblo se escuchó, el nombre de su regente rompió aquel silencio.

—¡Rey Kim SeokJin!

Hoseok miró a los miembros del consejo, quienes observaban a todas esas personas con una enorme seriedad, casi se ríe en sus caras, SeokJin saludó y después se dió la vuelta, cuando entraron al castillo, los gritos aclamando aún se escuchaban.

—No pensé que lo ibas a presentar.

—Ellos tenían que verlo, debían ver el parecido que tiene con Namjoon, porque deben amarlo desde este momento, es un bebé, eso puso en tela de juicio lo que ellos hicieron.

—Fue una buena decisión.

SeokJin suspiró pesadamente. —No quería exponerlos, pero, mantenerlos en secreto es peor. Me alegra que hayan muerto, pero ambos sabemos que esto no ha terminado.

—No, no ha acabado, pero estaremos listos para cualquier cosa.

—¿Cómo está Minseok?

—Bien, es fuerte, se va a recuperar.

—Voy a verlo—miró a Jackson con complicidad, algo que Hoseok no comprendió—. Vamos. Necesito agradecerle.

—Bien.

Caminaron por uno de los pasillos, hasta llegar a la habitación, SeokJin entró, Hoseok pensaba que Xiumin seguía durmiendo, pero, este estaba despierto, sentado en la cama, bebiendo algo de agua, al ver al rey, dejó el vaso en la cómoda e intentó levantarse.

—No, no te levantes—dijo Jin con una sonrisa.

—Mi señor.

SeokJin se sentó a su lado en la cama y tomó sus manos.

—No tengo las palabras para poder agradecer lo que hiciste por mis hijos y por mis damas, eres tan valiente, ellos son lo que más amo en la vida, si algo les hubiera pasado, no sobreviviría, Minseok, ¿De qué forma podré pagarte lo que has hecho? Puedes pedirme lo que quieras, sin importar nada, te concederé tus deseos.

Xiumin boqueo, busco con la mirada a Hoseok, quien sonrió.

—No, no hay nada qué agradecer, soy leal a usted, siempre trataré de protegerlos. No me debe nada, con su agradecimiento es más que suficiente para mí.

SeokJin rio por lo bajo. —Eres alguien muy especial, un gran guerrero y por eso mereces esto.

Jackson se acercó, con una caja de terciopelo negro cuadrada, la abrió, dejando ver su contenido, se trataba de una insignia de oro, con el escudo de ScarLanding, tenía debajo un listón rojo mediano. SeokJin se acercó, y le puso aquella insignia en la parte izquierda de su pecho, en el camisón, Xiumin no dejaba de abrir los ojos con sorpresa.

Aquella insignia era especial, la recibían los más importantes generales del ejército de ScarLanding. Hoseok tenía la suya, como su padre y su abuelo, verla en Xiumin, la persona que amaba, le hinchaba el pecho de orgullo.

—Pero...yo ya no soy un soldado.

—No lo eres, pero sí eres el más valiente habitante de ScarLanding, mereces este honor, es tuyo.

—Gracias, mi señor, muchas gracias.

—No, quien está agradecido soy yo—le sonrió antes de acariciar su mano—. Sientete libre de acudir a mí siempre que necesites algo—miró sobre su hombro a Hoseok—. Para agradecerte, le daré unos días libres a Hoseok, tiene que cuidar bien de ti.

—Yo...no creo que él...

—Me vendría bien unos días—bufó Hoseok—. Después tengo que reforzar todo.

—También estoy agradecido contigo Jung Minseok—dijo Jackson con una sonrisa amable—. Mark no deja de decir lo increíble que eres, al igual que Jihoon.

—Ambos fueron de mucha ayuda—asintió—. Su hijo general, es un niño muy valiente, estoy seguro que se convertirá en el mejor general de ScarLanding.

Jackson asintió satisfecho, su hijo era increíble, a sus casi doce años, podía hacer cualquier cosa, estaba orgulloso de él. SeokJin se levantó de la cama.

—Déjaremos que descanses.

—Mi señor.

Jin salió de ahí no sin antes mirar a Hoseok. —Cuida bien de mi mejor soldado Hobi.

—Planeo hacerlo Jinnie, ve con tus niños.

—Mi ejército de bebés me espera—sonrió.

Ambos se quedaron solos en la habitación, Hoseok se acercó a él, pasando una mano por su cabello.

—¿Hay mucho dolor?

—No es nada que no pueda soportar—sonrió—. Ya que te tendré para mí unos días, quisiera que durmieras conmigo, desnúdate.

Hoseok bufó, a medida que pasaban juntos la incomodidad estaba desapareciendo, podían ser honestos y hablar sin restricciones, eso era algo que le gustaba, comenzó a desnudarse, quedándose en ropa interior, entró a la cama a su lado, y lo acercó a su cuerpo, cuidando de no lastimarlo, besó su cabeza y suspiró.

—Tengo curiosidad sobre algo.

—Bien ¿Sobre qué? —preguntó con cautela.

—Me parece curioso cómo es que lograste que los reyes te tuvieran tanto respeto. ¿Qué hiciste siendo tú también joven?

Hoseok rio por lo bajo. —No te voy a mentir era muy complicado, ellos tenían defectos muy grandes, por ejemplo, Namjoon era un niño consentido, nunca hacía nada por sí mismo, fue complicado convencerlo de que no importaba que fuera un futuro rey, si no tenía la fuerza para hacerlo, JungKook era muy bueno, pero demasiado frio, individualista y egoísta, no sabía trabajar en equipo, y Yoongi—suspiró—. Era el peor de los tres, las costumbres de RyuuMoon son muy diferentes, ahí son tiranos, la muerte no les atemoriza, Yoongi era muy ególatra, sólo veía por él, no le importaba pasar sobre cualquiera si conseguía lo que quería, fue difícil hacerle entender que yo no era su trabajador, sino su superior. Pero, lo logré, me respetan proque fui el único que pudo joderlos, y ellos no pudieron contra mí.

Xiumin le miró con los ojos muy abiertos. —Eres muy bueno en lo que haces, siempre te he admirado, eras incluso mejor que mi padre cuando me entrenaba, duro, pero justo.

—Si, es todo lo que conozco, mi familia ha permanecido en esto por mucho tiempo.

—Entiendo.

—Pensé que me preguntarías otra cosa, creía que estabas curioso por lo que te he contado.

Xiumin suspiró, se separó de él y le miró con una mueca. —Lo estoy, pero, para ser sincero, me pone celoso, así que...

—Vaya, eres más posesivo de lo que pensé—rio por lo bajo.

—¿Tú no lo serías? ¿Y si te dijera que estaba enamorado de alguien más?

—No me interesa, sigues siendo mío.

—Tienes mucha confianza en ti mismo Jung.

—La tengo—alargo la mano para acariciar su estómago—. Hay una sorpresa que tengo para ti, pero, la sabrás cuando estés mejor.

—¿No puedo saberlo ahora? No me gusta esperar.

—No, esperarás.

Xiumin suspiró pesadamente pero terminó asintiendo, se recostó en el hombro de Hoseok y cerró los ojos para dormir, estaba cómodo y calientito. No podía pedir más.













—¿Te vas?

Ken asintió. —Partiré de inmediato, por un tiempo, hasta que vuelvan a necesitarme.

SeokJin le miró con una sonrisa amable. —Gracias por todo lo que estás haciendo.

—No hay nada qué agradecer, tú sabes muy bien por qué lo hago.

—Sí, pero eso no quita el hecho de que deba dejar de agradecer tus atenciones, por favor cuida de ti.

—Jin, es eso mismo lo que te pido a ti, cuida mucho tu salud y cuídate de cualquier persona, lamentablemente no estás seguro aqui.

—Lo sé, jamás estaré seguro mientras esté al poder, pero, debo defender este trono, no por mí, sino por Soobin.

—Ellos son muy afortunados de tenerte, él es afortunado de tener tu corazón.

—Ken...

—No digas nada, ya lo sé, te veré después Jin, su majestad, cuídate mucho.

Dió una inclinación y salió de la oficina, SeokJin se sentó en la silla y negó con una sonrisa melancólica, sabía que su vida sería muy diferente si no fuera rey, sino se hubiese casado con Namjoon, habría sido una persona completamente normal, sin sufrimiento, sin dolor ni agonía, pero, el hubiera no existía, se levantó yendo a la puerta del balcón, salió al frío de la tarde y miró el laberinto de rosas, mordió su labio inferior. Necesitaba a Namjoon, quería saber si aún había alguna posibilidad de que estuviera con vida.














—¡Muevete maldito esclavo!

Su cuerpo desfallecía, estaba cansado, con sed, adolorido, su piel ardía debido a los latigazos que recibía en la espalda, con frío, se hallaba en condiciones deplorables, y temiendo morir de cansancio, cuando paró un segundo para mirar el cielo estrellado. Cerró los ojos y suspiró lentamente, dejando ir detrás la agonía.

—Buenas noches Jinnie.












Chan 🤍

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