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29

Hoseok observó el rostro de Xiumin, inconsciente, pero con aquel surco en la frente de dolor, bajo su vista a su cuerpo, su camisa estaba manchada de sangre, trató de elevarla, mirando una cortada en el costado derecho, iba en diagonal, empezaba en la espalda y terminaba bajo el pectoral izquierdo, sangraba mucho, puso sus manos haciendo presión a la herida.

Alrededor todo era un caos, niños llorando, soldados apresando a los traidores, pasos y susurros, pero, él no podía concentrarse en nada que no fuera en Xiumin. En su mente repetía una y otra vez. No mueras.

—Llevalo arriba, el doctor irá a verlo enseguida.

Sabía que era la voz de Jin, pero, no tenía forma de comprobarlo. Estaba pasmado, no reaccionaba, hasta que la mano de Jackson en su espalda le despertó.

—¡Hoseok ve arriba, yo me encargo de lo demás!

Sus pies se pusieron en marcha, subió las escaleras, directo a la habitación que era suya dentro del castillo, sus manos temblaban, sus ojos no dejaban de arder debido a las lágrimas que quería derramar. Abrió la puerta, alguien le seguía, pero poca importancia le daba, dejó a Xiumin sobre la cama y le quitó la camisa, usándola para poner presión en la herida. Estaba en blanco.

—Dejame ver la herida—dijo Dongwok acercándose, apenas pudo moverse, el doctor tocó la herida y chaqueo la lengua—. Es profunda, tengo que coserla, trae el agua—le dijo a alguien a sus espaldas—. Hoseok, necesito que lo sostengas con fuerza, por nada del mundo dejes que se mueva.

Lo soltó para acostarse en la cama frente a él, alzó su brazo izquierdo dejando espacio, lo tomó con fuerza del hombro y de la cintura, podía sentir su vientre pegado a su estómago y tuvo náuseas, ¿Y si algo le había sucedido al bebé? Apretó la frente con la suya, estaba sudando, afiebrado, suspiró lentamente, estaba tan asustado, jamás en su vida había tenido tanto miedo. Era una sensación inhumana, atroz y cruel. Cerró los ojos un momento, el doctor estaba limpiando lo más que podía la herida, Hoseok se cabreo, estaba tan enojado, que se sentía seguro de matar al responsable con sus propios puños.

—Xiumin, por favor, resiste.

—Voy a comenzar, sostenlo con fuerza, que no se mueva.

Hoseok afianzó el agarre sobre su cuerpo, miró de reojo cómo preparaba la aguja y el hilo, apretó la mandíbula, en su vida, había tenido muchas heridas cosidas, estaba seguro que Xiumin también, pero, no dejaba de preocuparlo, de llenarlo de coraje por lo herido que estaba, él no podía ponerse en peligro de esa forma.

Cuando Dongwok comenzó, Xiumin soltó un alarido de dolor, trató de moverse, pero Hoseok lo tomaba con fuerza, escondió su cabeza en su pecho, y comenzó a hablarle al oído con voz contenida.

—Ya, tranquilo mi amor, pronto pasará, vas a estar bien, Xiumin te amo tanto, por favor, resiste un poco más.

Besó su rostro, su mueca de dolor, parecía que estaban pasando horas, pero cuando Dongwok termino y vendo la herida, le miró con un suspiro.

—Ahora es mejor que descanse, estaré monitoreando, le bajarán la fiebre con paños calientes, la herida estaba limpia, tiene que lavarla cuando despierte, por el momento es mejor dejarlo dormir.

—¿Y el bebé?

—No hay sangrado, no presentó dolor en el vientre, eso indica que está bien, cuando despierte revisaré con mayor eficacia.

Hoseok asintió. —Muchas gracias.

Lo dejó en la habitación, podía ver qué aún había un par de damas ahí, esperando, Hoseok no quería separarse, pero, beso su frente y ayudó a acomodarlo de lado, para que no lastimará su herida.

—Volveré muy pronto mi vida, muy pronto.

Se levantó y salió de la cama, miró a las mujeres que llevaban agua en un cuenco hondo.

—Volveré, traten de bajar su fiebre, si empeora llámenme.

—Sí, señor.

Hoseok salió de esa habitación, suspiró, cambiando su expresión, a una más seria y fría, camino a paso firme por el pasillo, bajo las escaleras y siguió adelante, dirigiéndose a los calabozos, sus manos temblaban debido a la furia, no podía controlarse, llegó a la celda indicada, lo supo cuando vio a Jackson, entró, Seungri estaba sentado en una silla, amarrado de pies y manos, había hombres custodiando, no paró, levantó el puño y lo impacto contra su mejilla.

—¡¿Qué es lo que quieres maldito hijo de puta?! ¿Creiste que te saldrías con la tuya?

Dos golpes más, en uno de ellos escuchó el crujir de su nariz, se la había roto, sangre salía de sus fosas nasales y boca, sonrió con los dientes rojos.

—Ese maldito trono tenía que ser mío, nadie más que yo lo merecía.

—Encantador. Bien, no digas que no te lo advertí.

Comenzó a golpearlo con fuerza descomunal, sin detenerse, impactando en todo su rostro hasta dejarlo desfigurado, amoratado e inconsciente. Jackson puso una mano en su hombro.

—Hoseok...

—Vamos a hablar con Jin.

Salió de ahí, Jackson iba a su lado, lo conocía lo bastante bien como para saber que estaba molesto al igual que él.

—Dios, tengo una deuda con tu esposo, Mark estaba muy asustado.

—Una parte de mí lo admira y otra quiere gritarle por ser tan tonto y exponerse.

—¿Cómo está?

—Tiene una herida, la han hecho diez puntadas, sólo tiene eso, está inconsciente.

—Esperemos que pronto pueda recuperarse.

—Lo hará.

Llegaron a la oficina de Jin, ahí estaba Ken quien miraba fijamente unas notas.

—El pelotón de Changbin tuvo que ver, ya estás apresados, creo que DongHae y Vernon tienen algo que ver.

—Claro que tienen que ver—bufó Jackson—. Es imposible que no lo supieran.

Jin entro interrumpiendo la charla, cargaba a su bebé Yeosang, su rostro se veía gélido, sus ojos rojos debido al llanto, se sentó frente a ellos y les miró con severidad.

—Los quiero muertos. A todos

—¿Quieres que aprendamos a DongHae y a Vernon? Es el padre y el hermano.

—A todos—dijo con la voz contenida—. Quiero que todos mueran a primera hora mañana, no me importa nada, ellos no van a meterse con lo que más amo, no lo harán.

—¿Cómo están los niños? —susurró Ken preocupado.

—Asustados, mis damas también lo están, mi pequeño no quiere separarse de mí—susurró besando la cabeza de Yeosang—. Una cosa es que se metan conmigo, no pueden meterse con mis hijos, es una ofensa a la corona, Soobin es el heredero. Los quiero muertos, que sea un castigo ejemplar.

—Yoongi estaría muy orgulloso de ti—sonrió Hoseok—. No puedes gobernar con amor, no ahora, ellos deben morir, el consejo debe entender que no hay forma que se puedan revelar contra ti, los soldados implicados serán torturados, nadie puede traicionarte.

SeokJin asintió. En sus ojos podía ver el enojo, se reflejaba, pero también veía temor, suponía que no creía que ser regente viniera con tantas dificultades.

—¿Cómo está Minseok? Dios, le debo tanto, no sé cómo pagar lo que hizo, protegió a mis hijos. Jamás dejaré de estar en deuda con él.

Hoseok apretó la mandíbula, cada que pensaba en Xiumin, y en el aspecto tan lamentable que había tenido cuando lo sostuvo en sus brazos se llenaba de rabia, quería volver y romperle la cara a todos.

—Su herida ha sido atendida, sigue inconsciente.

—Entiendo—asintió—. Ken y Jackson se harán cargo de todo. Tú ve a estar con él, es una orden Hoseok, cuídalo.

Los tres guerreros asintieron, Hoseok se puso de pie antes de que alguien más hablara, por una vez, dejaría que ellos se encargarán, no confiaba en su templanza, estaba perdiendo la razón, sus sentidos, pensamientos y mente estaban enfocados en Xiumin, cruzó el pasillo largo, hasta que llegó a la habitación, abrió la puerta, una de las damas se puso de pie.

—¿Ha despertado?

—No señor.

—¿La fiebre bajo?

—Sí, ha bajado.

Asintió. —Prepara agua caliente, y traela en una hora, lo despertaré para que tome un baño.

—Enseguida.

Se acercó a la cama, se quitó las botas y el traje de combate, quedándose en pantalones y camisa negra holgada, se recostó en la cama con cuidado, llevó la mano a su mejilla, su cabello aún estaba húmedo por el sudor, acarició con el pulgar sus labios y apretó la mandíbula.

—Me paralizó cada ves que cierro los ojos y veo tu imagen inconsciente y herido.  Vas a matarme. No sé si ponerme a tus pies y alabarte con orgullo por lo valiente que eres o darte unos cuantos gritos por lo imprudente que fuiste.

Cerró los ojos unos momentos, controlándose, no podía con los sentimientos que estaba experimentando.

—Lo siento.

Abrió los ojos de golpe, topándose con aquellos ojos grandes y castaños que le miraban cansados, su garganta se seco, elevó la mano y acomodo un mechón de su cabello detrás de su oreja. Xiumin sonrió.

—Tengo sed.

Hoseok se levantó, buscó una jarra con agua y vertió en un vaso, se acercó a la cama, lo ayudó a levantarse, este hizo una mueca de dolor, llevó el vaso a sus labios y lo hizo beber lentamente, cuando estuvo satisfecho, lo recostó nuevamente y dejo el vaso en la cómoda al lado de la cama. Mirándolo a los ojos relamió sus labios.

—¿Te duele mucho? ¿Cómo te sientes?

—Me arde cada que me muevo—suspiró—. Estoy bien.

—¿Tienes idea de lo que hiciste? —preguntó con voz contenida—. Casi muero pensando que estabas herido, no tenía idea que te encontrabas en el castillo, ¿Qué estabas haciendo aquí?

Xiumin suspiró ligeramente. Le sonrió con melancolía.

—Vine a buscarte, quería hablar contigo...de lo que pasó, quería disculparme—bajo la mirada—. No debí haber dicho eso. Lo siento.

Hoseok bufó, se acercó a él, y tomó su mentón, para levantar su vista, los ojos de Xiumin estaban cristalinos, se golpeó mentalmente, lamentando la situación, el haberlo hecho sentir mal, sólo ahora se daba cuenta de que debería ser honesto y claro.

—No mentí, cuando te dije que te amaba, no mentía, te amo, muchísimo.

—También te amo Hoseok. No importa nada, yo estaré feliz con lo que tengas para darme.

Lo acercó a su cuerpo, puso la mejilla sobre su cabeza y suspiró, no podía escuchar esas palabras, le dolía.

—Tenía quince años cuando la conocí—susurró—. Cuando estuve cerca de ella, apenas comenzaba, pero mi padre era un general respetado.

—No tienes que contarme.

—Tengo que hacerlo—trago en seco, a nadie le había dicho de su boca el secreto que lo atormentaba—. Jamás le he dicho a nadie esto.

—Jamás le diré a nadie, tu secreto es mi secreto.

—Lo sé—dijo besando su frente—. Ella era impresionante, en toda la extensión de la palabra, nadie podía despegar la mirada de sus ojos, eran hipnóticos, era preciosa y muy amable, ella siempre me trató bien, yo, era muy joven, me enamoré de su belleza, nos fuimos acercando, y ahí me di cuenta que todo era una fachada, que ella en la intimidad era miserable, que el rey la maltrataba, y vivía con soledad, le di confianza para hablar, y el calor de un corazón enamorado, ahí comenzó todo, fuimos amantes que nos amamos en secreto, que decíamos palabras prohibidas en cartas que eran destruidas, me imaginé una vida a su lado, la amaba como jamás pensé amar. Ella quedó embarazada, sabía que era mío, fue la primera vez que me di cuenta lo que habíamos hecho, yo amaba a una mujer que llevaba a mi hijo, pero ella no era mía, el rey le hizo la vida miserable, yo quería intervenir, pero no podía, cuando el bebé nació, me dijo que estaba muerto, años después me di cuenta que no, enfermó y la perdí, el dolor me hizo alejarme de todo, no podía con el dolor que me causo su muerte. La cicatriz con la T en el corazón me la hice yo, para jamás olvidar. .

Xiumin se quedó en silencio, no dijo nada, Hoseok espero, pero sólo sentía su cuello húmedo debido a sus lágrimas.

—Yo creí que jamás podría amar a nadie como la amé a ella, por eso me refugie en los brazos de cualquiera, pero, no fue suficiente, vivía con un vacío, hasta que llegaste tú—se separó de él y lo miró a la cara, tomando sus mejillas, limpiando sus lágrimas—. Eras impresionante, en combate eras el mejor, me atrajo eso de ti, y cuando estuviste en mi cama, al día siguiente quería que volvieras a ella, te empecé a necesitar más y más, te miraba, te soñaba y te imaginaba, Xiumin, te metiste en mi corazón, vives en él, y aunque tengo miedo, saber que estás a mi lado y que me amas, me da una fuerza que jamás pensé poseer, te amo, y aunque antes amé, no se compara con lo que siento ahora, no podría hacer lo mismo que hice con ella contigo, no podría ocultarme, dejar que alguien te lastime, no podría, si algo llega a pasarte no sobreviviría. Y no sólo te amo, me llenas de orgullo, de anhelo, todo lo que siempre desee lo tengo en tus ojos.

—Hoseok...¿No me mientes?

—No, no podría mentir con eso, te amo y amo a nuestro bebé, mucho, espero que tenga tus ojos, que sea tan valiente como tú, eres mi familia. Te pido perdón, por el daño que te cause, no sólo por la pelea, sino por todo lo que te hice pasar antes de dejar de ser un cobarde y aceptar que estaba enamorado de ti, no puedo imaginar lo que soportaste al verme con otras personas, perdóname.

Xiumin sollozo, tomó a Hoseok del cuello y lo acercó, para besar sus labios, tenuemente, el general sonrió, antes de unir sus bocas, de probar el sabor de su lengua, de cautivarse con esos movimientos lentos pero profundos. Dejó de besarlo, para juntar sus frentes, y sonreír.

—Fue difícil, mucho, cuando estábamos juntos pensaba que había una posibilidad de tenerte y después, al día siguiente, era algo diferente, pero no me rendí. Te amo, mucho, y quiero estar en tu vida, quiero ser tu destino.

—Lo eres—susurró sobre sus labios—. No volveré a causarte temores, ya me cansé de tener miedo, al ver inconsciente, después de haber luchado con mi hijo en tu vientre, supe que no puedo y no quiero vivir con miedo de perderte, necesito disfrutarte, hacerte feliz. ¿Me dejarías empezar de nuevo y hacerte feliz?

Xiumin asintió con una enorme sonrisa. —Si, siempre sí.

La puerta fue tocada y Hoseok suspiró.

—¡Adelante! —dijo sentandose con cuidado de no mover a Xiumin demasiado, los sirvientes subieron con agua caliente—. Pedí que trajeran el agua—se adentraron al cuarto de baño—. Debes tomar un baño.

—Necesito uno—asintió.

Cuando los sirvientes terminaron, Hoseok lo tomó en brazos, lo llevó cargando al cuarto de baño, hizo que se parará y le ayudó a quitarse la ropa y el vendaje con cuidado, le adentró al agua caliente, Xiumin hizo un gemido de dolor, tomó aire antes de soltarlo lentamente. Hoseok le miró con preocupación.

—¿Duele demasiado?

—Puedo soportarlo.

—Espera aquí, te vengo.

Se levantó, y salió a la habitación, se encaminó a la puerta y abrió, buscando a una de las damas, miró alrededor, una de ellas se acercó.

—¿Necesita algo señor?

—Trae la cena, por favor.

—Enseguida señor.

Hoseok volvió a entrar, cerró con un suspiro, cuando iba camino al cuarto de baño, escuchó una dulce voz, una melodía que reconoció como una canción de cuna, se acercó sin hacer ruido, ayudaba que estuviera descalzo, miró a través de la puerta y se encontró a Xiumin cantando mientras acariciaba su estómago, miraba al techo distraído, anonadado, con un escalofrío que recorrió su cuerpo al escuchar su voz, se acercó lentamente, Xiumin regreso la mirada y paro de cantar.

—No te detengas—dijo sentandose a su lado, posicionando la mano sobre su estómago.

—Le gusta cuando canto.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque se mueve.

Hoseok elevó una ceja. —¿Ya lo hace? ¿Por qué no me dijiste nada?

—Casi no hablamos del bebé y sentía que la razón era por...tu hijo, no quería incomodarte.

—Cada vez me convenzo más que soy un idiota—susurró besando su sien—. Quiero saber todo lo que sucede con el bebé, estás cosas son importantes, lo que dije...lo siento, es verdad que la paternidad no formulaba como parte de mi vida, pero, tener un hijo contigo me hace sentir feliz, así que, perdona.

—Se está moviendo, lo hace cuando te escucha—dijo moviendo su mano a un pinto en medio de su vientre.

Había movimiento, era tenue, pero podía sentirlo, sonrió en grande, la sensación era cálida.

—Es fuerte, serás muy fuerte hijo o hija.

—¿Quieres que sea varón? La mayoría de los guerreros quieren un varón.

—No me importa, sólo espero que esté sano—se acercó para besar la piel de su barriga—. Y que tenga tus ojos.

—Yo quiero que se parezca a ti, lo exijo.

—Lo sabremos en poco tiempo. Voy a lavarte.

—Puedo hacerlo yo mismo—dijo claramente avergonzado.

—Te voy a atender como se debe atender a un guerrero—tomó un paño y lo llenó de jabón, comenzando a tallar de forma delicada su piel, había algunas cicatrices, que lejos de hacerlo ver mal, le llenaban de anhelo, Xiumin se dejó consentir—. Esto va a doler—llenó su mano de jabón y la paso por la herida de forma delicada, lo escuchó sisear, su frente tenía un surco de dolor, la mojo, estaba roja y un poco hinchada, pero, era normal.

Lavó su cabello, y cuando estuvo listo lo ayudó a salir, cubriéndolo con una toalla, lo llevo en brazos a la cama y ahí vendo de nuevo la herida y le puso un camisón limpio, seco su cabello y lo recostó, él se desnudo, acostándose a su lado.

—Duerme mientras traen la cena.

—Me siento tan cálido.

—Descansa cariño—besó su frente.

Hoseok se quedó dormido, no supo de sí mismo, estaba tan cansado y cálido en sus brazos que dejó que la bruma lo arrastrará. No supo cuánto tiempo se quedó dormido, pero, la frialdad en la cama hizo que sus ojos se abrieran, suspiró buscando, pero se hallaba solo, se sentó de golpe.

—¿Xiumin?

—Aquí.

Miró a dónde estaba la chimenea, sentado en la silla estaba Xiumin, su cuerpo se iluminaba por el fuego, no recordaba haberlo prendido, se levantó y se acercó, sentandose frente a él.

—Debes estar en la cama descansando.

—Llegaron con la cena, y les pedí que prendieran el fuego, tenía ganas de ir al baño, me quede aquí, es cálido.

Hoseok miró la bandeja de comida humeante, se acercó a ella y tomó el cuenco de sopa de pollo, rompió la distancia entre ambos y llevó la cuchara a los labios de Xiumin, quien abrió la boca y comió con una sonrisa.

—¿Está buena?

—Sí, deberías comer también.

—No tengo hambre, me interesa más que comas algo tú.

Siguió alimentándolo, Xiumin no quitaba la vista de él. Sentía su pecho explotar por la sensación de amor que estaba experimentando en ese momento. Hoseok lo estaba tratando con tanta ternura, mirándolo con dulzura, cosa que no había pasado antes. Siempre lo sentía lejano, pero ahora, era como un libro abierto esperando ser leído y memorizado.

—¿Agua?

—Por favor.

Le tendió el vaso, después de beber, dejó todo en la bandeja, y se hincó a sus pies, puso la cabeza en su regazo y acarició sus muslos, Xiumin llevo la mano a su cabello, Hoseok no dejaba de ver las llamas ardientes.

—¿En qué piensas?

—En muchas cosas, voy del pasado al presente y a veces soy avaricioso y pienso en el futuro.

—¿Puedo saber qué es lo que piensas del futuro?

—Nos imagino a los dos juntos, rodeados de niños, unos tres por lo menos.

—Tres suena bien. ¿Qué más?

—Estoy retirado, así que puedo estar todo el día contigo, te ayudaré a plantar, porque no tienes buena mano amor, y, entonces, dormiré contigo todas las noches, después de hacerte el amor.

—¿Haremos el amor todas las noches? Entonces, no creo que sólo tengamos tres hijos. Yo quiero más, al menos unos cinco.

—Si me lo pides, podemos hacerle competencia a Yoongi.

—Sería buena idea—rio por lo bajo—. Te amo.

—Permanece conmigo para toda la vida. Por favor.

—Ya te dije que no planeo morir o dejarte solo.

—Entonces, ya no te pongas en riesgo.

—Tenía qué hacerlo, y no me arrepiento.

—Es lo que admiro de ti, amor, vamos a que descanses.

—Quiero que me hagas el amor.

—No podemos, estás herido, podemos abrir la herida, no quiero lastimarte.

—Hazlo con cuidado, por favor.

Hoseok se levantó, recargó las manos en los posabrazos de la silla y suspiró mirando sus ojos, relamió sus labios y lo pensó, tenía que negarse por su bien, pero, por alguna razón, los ojos suplicantes de Xiumin despertaron la excitación en su cuerpo, su entrepierna dió un tirón, lo tomó el brazos, siendo muy cuidadoso, al extremo cuidadoso, lo llevó a la cama, quitó el camisón, beso la punta de su nariz, su mejilla derecha, sus labios acariciaban su piel cálida y suave, beso su frente y su mandíbula, Xiumin suspiró de placer, una de sus manos bajo a su cadera, levantando un poco su pierna, sus labios se encontraron en un beso ligero, apenas perceptible, pero que llevo una descarga de adrenalina a todo su cuerpo.

Con la mano abierta, ahueco su trasero, suave y bien formado, sus dedos tentaron su entrada y comenzó a prepararlo, sin despegar su vista de sus ojos, pendiente de cualquier reacción, para no pasar desapercibido el dolor que pudiera sentir. Besó su cuello, chupó sus clavículas.

Liberó su erección, abrió sus piernas, siendo cuidadoso y lentamente se adentró en su cuerpo, Xiumin suspiró mordiendo su labio inferior. Hoseok comenzó a moverse, con estocadas lentas y profundas, apretó la mandíbula, para no hacerle daño, miró los ojos brillosos de Xiumin y se detuvo un momento.

—¿Te estoy haciendo daño?

Este negó. —Jamás fui más feliz en mi vida.

Hoseok beso sus labios y acarició su mejilla. —Te amo, Xiumin, te amo como no tienes una idea, te amo más que a nada, y te amaré toda mi vida, incluso después de esta.

—Te amo, Hoseok, te amo tanto—susurró sobre sus labios, tomando sus hombros con fuerza y atrayendolo a su cuerpo.

Lo besó con cariño, entregando todo en ese acto tan íntimo, en cada caricia, en cada beso estaba implícito el amor que se tenían. Hoseok estaba apostando al destino, sin saber el resultado, porque por primera vez no tenía miedo de amar.












—¿A dónde vas?

Sus ojos apenas abiertos miraron a Hoseok calzarse el traje de batalla, se acercó y le sonrió.

—Duerme, apenas está amaneciendo, regresaré a medio día.

—Está bien.

—Regresaré pronto, te amo—dijo besando su frente.

Xiumin asintió y se acurrucó para dormir nuevamente, Hoseok salió de la habitación, cambiando su semblante por completo, a uno más duro y frío, porque esa mañana morirían los traidores y jamás había estado más satisfecho con ello.






Awwee el amor, ¿Qué creen que sea el bebé?

Gracias por leer. Los amo mucho 🤍

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