24
Era un día nublado, había mucho viento y todo apuntaba a que habría una gran tormenta por la tarde. El día era tranquilo, todo en el castillo parecía envuelto en un aura de calma y relajación, se preparaban para la tormenta. Un poco de lluvia estaría bien para el reino de ScarLanding, ayudaría a la cosecha y a los bebederos de los animales, llegaba en un buen momento.
SeokJin suspiró separándose del balcón y entrando a la oficina, ahí, sentados revisando unos papeles se encontraban Jackson y Hoseok, habían tenido poca trabajo, muy poco movimiento, seguían cuidando del reino, y al mismo tiempo no soltaban sus ideales al seguir buscando a Namjoon.
—Es un buen clima.
Jackson rio. —Tan bueno que se antoja quedarse en cama toda la tarde.
—O trabajar—bufó Hoseok elevando una ceja.
Jin les sonrió. —Ahora tienes una familia Hoseok, y es importante pasar tiempo con ellos.
—Mi deber siempre es primero.
—Lo dices porque tú hijo aún no ha nacido—respondió Jackson—. Cuando lo haga verás las cosas de una forma distinta.
Hoseok bufó. —Lo dudo mucho.
—Pues debería ser así—riñó Jin—. Las cosas han estado tranquilas en el reino, así que me tomaré un par de días, aún estaré al tanto, pero quiero pasar estos momentos con mis niños, en un momento van a crecer y yo ya no podré estar detrás de ellos. Deberían hacer lo mismo.
—¿Cómo mi señor? —preguntó Jackson confundido.
—Vayan con sus familias dos días, no hay nada qué hacer.
—No podemos dejar nuestros puestos—negó Hoseok.
—No estarán lejos, si los necesito sólo tengo que mandarlos a llamar, aquí el general Lee estará al pendiente, vamos, vayan con sus familias.
Jackson hizo una mueca. —¿Está seguro señor?
—Tengo tiempo libre, tiempo, que quiero pasar con mis hijos, hagan lo mismo—dijo poniéndose de pie—. Es una orden, hablaré con Minseok y Mark y sabré si no están haciendo lo que dije. Pasen buena tarde. Nos vemos con historias interesantes.
Jackson y Hoseok se pusieron de pie haciendo una reverencia, no irían en contra de los deseos de Jin, porque sabían que este era lo suficientemente terco como para no aceptar un no como respuesta.
—¿No lo ves más decaído? —preguntó Jackson.
—En unos días será el cumpleaños número uno de Yeosang, está deprimido.
—Lo entiendo, no puedo imaginar lo que siente, ya ha pasado por mucho.
—Le pesa el hecho de que Namjoon ni siquiera supo que estaban esperando otro hijo, bien, me marcho, Jackson, disfruta a tu familia.
—Te deseo lo mismo, mima a tu esposo, aunque Xiumin es un guerrero, también está esperando un bebé, y tienden a ponerse sentimentales. Suerte.
Hoseok bufó, últimamente veía poco a Xiumin, sólo en la cena, dormían juntos, pero él tenía que irse antes del amanecer, Xiumin lo entendía muy bien, así que nunca se quejó.
Pasó por la sala donde estaban Jin con sus pequeños, los niños eran lindos, abrazaban a su padre y trataban de llamar su atención y aunque Jin sonreía, no podía ocultar la tristeza en sus ojos, Namjoon había dejado un gran hueco en el interior de todos.
Tomó su caballo, saliendo del terreno del castillo para cabalgar a su casa, estaba tranquilo, por no decir ansioso, pensaba cómo podría pasar un buen rato con Xiumin.
Estaba a nada de terminar los arreglos de la casa de sus padres, era más grande, amplia y elegante, estaba seguro de que sería mucho mejor vivir ahí, sin embargo, los recuerdos que estaban entre esas paredes le tenían atormentado. Todo lo que quería había desaparecido en ese lugar, no quería llevar ahí a Xiumin.
Dejó a su caballo en la entrada, como siempre lo hacía, entró a la casa y la encontró vacía.
—¿Xiumin?
Por más habitaciones que recorría, no había rastro de él, comenzaba a pensar que había salido de la casa, pero, al llegar al jardín y verlo, sonrió ligeramente. Xiumin estaba en el piso plantando algo.
—¿Qué se supone que haces?
Xiumin le miró, su rostro estaba lleno de tierra, al igual que su cabello, llevaba ropa cómoda, que normalmente usaba cuando nadie sabía que era doncel, se levantó y fue a su alcance, no se acercó demasiado, porque no quería mancharlo de tierra.
—¡Estás aquí! ¿Por qué? Es muy temprano.
—Jin nos dió un descanso de dos días, pero esa no era la pregunta ¿Qué haces?
—Pues, ayer salí en la tarde, fui a comprar algo de pan, entonces la vecina, me vio, hablé con ella y le pregunté sobre sus plantas, dijo que aunque me dijera los donceles no eran buenos en la jardinería, estoy empeñado en tener un jardín más bonito que ella.
Hoseok no aguantó las ganas de soltar una carcajada.
—Sé que lo harás.
—¿Tienes hambre? Acabo de almorzar, puedo preparar algo para ti.
—Vamos a salir, iremos a la costa, hay una pensión de aguas termales. Ve a empacar algo. No mucho.
—Oh, muy bien, ya vuelvo.
Entró a la casa dejándolo ahí, Hoseok sonrió, tener a alguien más en aquella casa que había estado vacía era cómodo. Miró las plantas y suspiró. Xiumin siempre le sorprendía de alguna manera.
Jackson llegó a su hogar con una sonrisa, hace tiempo que no estaba con ellos un día completo, así que la idea de tener libre dos días le emocionaba. A la primera que vio fue a su hija, su pequeña Seulgi de cuatro años, quien al verlo corrió a sus brazos. La sostuvo con cariño y besó sus cachetes.
—Hola cariño, que linda te ves hoy.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a estar con ustedes—dijo antes de bajarla—. ¿Y Jihoon?
—Fue a un mandado de papá.
—¿Y papá?
—Cocina.
—Muy bien, sigue jugando.
Seulgi se sentó en el piso y siguió jugando con sus muñecas, Jackson miró a Mark preparando el almuerzo. Se acercó sigiloso, abrazándolo por la espalda, este dió un brinco de la sorpresa, hasta que reconoció su aroma, sonrió y ladeo la cabeza para que Jackson diera pequeños besos en su cuello.
—¿Qué haces aquí? —preguntó en un susurro.
—SeokJin nos dió a Hoseok y a mi un par de días de descanso, no pudimos negarnos, así que me tendrás aquí.
Mark se volvió y lo abrazo con efusividad, dando besos en todo su rostro. Jackson lo sostuvo de la cintura disfrutando de los arrumacos.
—¿Te hace feliz la idea?
—La amo, sabes que a los niños y a mí nos encanta que estés aquí.
—Y a mí me encanta estar con ustedes, te amo.
—Yo también amor.
—¿Qué pasó? Fuiste a hacer eso ¿Verdad?
—Fui a qué revisaran—suspiró pesado—. Pero no, lo lamento, no estamos esperando otro bebé.
Al ver el rostro afligido de Mark, Jackson le beso la frente con dulzura.
—No pasa nada cariño, está bien, me preocupa los mareos que has tenido.
—Me dieron medicina, unas hierbas para té, estoy seguro que pronto estaré bien. No te preocupes demasiado.
—Está bien—suspiró—. Pero, si te sigues sintiendo mal, quiero que me lo digas.
—Lo haré, no te preocupes demasiado.
—Ah, por cierto, Jihoon ha hecho un buen trabajo, ha cuidado muy bien de los hijos del rey, claro que es más como un niñero, pero todos sabemos que los generales a cargo de su majestad lo somos.
—Siempre viene emocionado, dice que no puede esperar para empezar su entrenamiento real.
—Apenas tiene doce años, le falta un año más para comenzar, que disfrute mientras pueda hacerlo.
—No puedo creer que haya crecido tanto, está aprendiendo lenguaje de señas. En el castillo le enseñan.
—Eso es bueno, la princesa Tzuyu es muy cercana a él, siempre lo está siguiendo, a sus siete años es muy parecida a la antigua reina.
—Será preciosa cuando crezca, seguro que Jin logra que se case con un príncipe.
—Conociendo a Jin, dejará que ella elija a quien amar, aunque dudo que le sea fácil dejarla ir.
—Jin es muy protector con sus hijos. Espero que Jihoon esté bien.
Jackson asintió. —Jihoon lo lleva en la...—sonrió apenado al darse cuenta de su equivocacion, y es que a veces olvidaba que no era su hijo—. Se ha criado conmigo, aprenderá bien.
—Claro, aprende del mejor guerrero. Y del mejor padre—sonrió besando su mejilla.
Hoseok bajó del caballo, tomando de la cintura a Xiumin, para hacer que bajara también, tomó ambos bolsos y le dió el caballo al mozo de la posada, estaba cerca del risco, dónde se escuchaban las olas del mar golpear las piedras, el aroma salado y la brisa húmeda, les recibió. La posada estaba sobre una pequeña montaña, había una serie de cuevas dónde se asentaban las aguas termales, era un lugar famoso, por los viajeros.
Entraron, siendo recibidos por una mujer robusta, que les sonrió.
—Bienvenido mi señor—dijo inclinándose.
Su rostro era bien conocido por todos, al ser el general supremo de las tropas del reino y el hijo del mayor guerrero que ScarLanding tuvo jamás.
—Buenas tardes, quisiéramos una habitación y una caverna privada, por favor.
—Claro señor—dijo volviéndose para tomar una llave de hierro—. Es la mejor habitación que tenemos, se servirá la cena en unos quince minutos, después el mozo los llevará a su caverna.
Hoseok asintió tomando la llave, se dirigió a las escaleras siendo seguido por Xiumin, tuvieron que subir varios peldaños para llegar al tercer piso, en el fondo había una habitación de puerta blanca, por dentro era amplio, paredes claras, una cama grande y una tina de hierro en la esquina.
—Que bonito lugar ¿Vienes aquí seguido?
Hoseok negó. —Vine hace mucho tiempo, quería ver si seguía siendo igual, ha cambiado.
—¿Con quién viniste? —preguntó sin poder ocultar su curiosidad. Había mucho que no sabía de Hoseok, que le intrigaba.
—Eso es algo que no quiero recordar.
—¿Con tu antiguo amor? Podemos hablar de eso, no pasa nada.
—No es bueno hablar de más—elevó una ceja.
—Las relaciones estables no tienen secretos.
—Todos tenemos secretos, nadie debe ser completamente abierto.
—¿Por qué no?
—Por la misma razón que no me dijiste que eras un doncel.
Xiumin desvió la mirada. —Bien, creo que tienes razón.
—Siempre la tengo.
—Dejaré que ganes está vez, pero algún día me lo dirás.
—¿Cómo estás tan seguro?
—La seguridad es una virtud que no debemos desechar—se encogió de hombros.
—¿Desde cuándo dejaste de tenerme respeto?
—Te respeto, pero ya no te tengo miedo, ya no me puedes castigar entrenando hasta el amanecer.
Hoseok bufó. —Hay muchas otras formas en las que puedo castigarte.
—¿De verdad? Ahora estoy más curioso. No ayudas mucho.
—Te daré unos azotes.
—Te pondrás creativo ¿Eso es un castigo?
Hoseok soltó una carcajada, se acercó a Xiumin y despeinó su cabello, estaba relajado, sentía que podía ser él mismo a su lado, y eso era agradable, estuvo solo por mucho tiempo, que tener una compañía tan cálida le hacía sentir muchas emociones que creía muertas.
—A veces eres extraño.
—Quisiera que confiaras en mí, puedo guardar secretos y comprenderte.
—Dudo que alguien en el mundo logré comprenderme.
—¿Qué es lo que escondes en tu corazón Jung Hoseok?
—Dolor.
Xiumin suspiró, alargando la mano para acariciar su mejilla, el tacto era tan cálido que cerró los ojos y recargo el rostro contra su mano.
—Igual quiero saberlo, me gustaría saber todo de ti y que tú supieras todo de mí.
—¿Quieres un amor de libros? —sonrió abriendo los ojos—. Mi hermana era fanática de leer historias de amor, tenía muchos libros.
—Todos soñamos con un amor así ¿No lo crees?
—Sí, supongo que es así.
Xiumin lo abrazó, colocando la cabeza en su pecho. —Sé que tal vez no era lo que esperabas, no soy como los demás, me cuesta ser un buen doncel, pero, igual quisiera que algún día llegarás a confiar en mí y amarme.
—Te tengo aprecio, cariño y respeto.
—Sabes de lo que estoy hablando ¿Has amado antes?
—Lo hice, de una persona que se llevó todo de mí.
—La envidio, porque pudo tener todo de ti, no soy esa persona, pero ¿Podría quedar algo para mí en tu interior?
Hoseok tenso cada parte de su cuerpo, porque no sabía cómo responder a eso, relamió sus labios, beso su cabeza y se separó de él.
—Vamos a cenar, muero de hambre.
Pasó por alto el rostro lleno de decepción de Xiumin, saliendo de la habitación, sabía que lo estaba siguiendo, no queria hablar más de lo debido, no deseaba decir algo que pudiera condenarlo, porque el amor era para él una condena a muerte, estaba tan asustado para admitir sus sentimientos, para volverse a mostrarse vulnerable frente a otra persona. El simple pensamiento le causaba angustia. Estaba sobrepasando sus propias barreras, por Xiumin, y eso era peligroso.
Bajaron a cenar, se sentaron en una mesa y esperaron que les sirvieran la cena, sólo se servía un platillo y cerveza de raíz, bebió un poco, Xiumin miraba atento alrededor, había un número considerable de personas, sin llegar a ser alarmante.
—Ellos no parecen ser de Sacarlanding.
—Hay muchas embarcaciones, vienen muchos hombres de diferentes partes.
—¿Por eso venimos? —susurró—. Estás investigando ¿Verdad?
—Matamos dos pájaros de un tiro.
Xiumin asintió, sin despegar la vista de un par de hombres, parecían ser guerreros.
—Creo que los conozco, llámame paranoico, pero, creo que a esos dos los he visto antes.
—¿De dónde?
—No puedo recordarlo—chasqueo la lengua.
—Bebe un poco, y come.
—¿El alcohol no es malo para el bebé?
—Realmente no lo sé, pero Jin tomaba una copa de vino de vez en cuando.
—Bien.
Tomó un sorbo, mirando a Hoseok, quien parecía serio observando alrededor.
—Ellos saben quién eres.
—Lamentablemente si.
Xiumin comenzó a comer, Hoseok suspiró profundamente.
—¿Por qué decidiste enamorarte de mi?
—¿Qué? —Xiumin elevó la vista mirándolo.
—Sabes de lo que hablo, tú entraste a mi tienda esa noche, ¿Por qué?
—Me gustaste, no sé cómo te percibas, pero, para los demás te ves un hombre imponente, varonil y fuerte, me gusta eso.
—¿A sí? ¿Sólo por mi aspecto?
—Eso fue al principio, también tenía miedo y pensé que si me entregaba a ti, podía estar bien y protegido. Ellos te respetaban.
Hoseok asintió. —¿Y si no volvía a verte? Pude haberme negado a ti ¿No crees que estabas siendo muy seguro de ti mismo?
—No iba a dejar que eso pasará, me gustaste y te tome como mío. Iba a hacer cualquier cosa para que me quisieras, aunque fuera de forma sexual. Por eso siempre estuve a tu disposición.
—¿Por qué hablas así? Estás loco, un demente. Se nota que te criaste con soldados, eres desvergonzado.
—Ahora eres lo más importante que tengo Hoseok, y te quiero mucho, por eso, haré todo lo posible para que siempre estés a mi lado y que me ames. Suena desvergonzado, pero lo haré.
Hoseok se sintió nervioso, era la primera vez que se sentía de esa manera estando al lado de Xiumin, su seguridad, la forma en la que hablaba y su decisión, le mantenían confundido. Relamió sus labios y bebió de un trago la cerveza.
—Tienes un brillo especial, siempre pude notarlo.
—Hay algo que quiero preguntarte desde hace mucho tiempo ¿Puedo hacerlo ahora?
—Dime.
—El día de la guerra, cuando nos encontramos en las caballerizas, dijiste que querías que me quedara en el castillo y que vigilará a alguien ¿Por qué? ¿Quien era esa persona?
—Una persona importante para el reino, sólo eso.
—¿Estás seguro que no era importante para ti?
—Sí, hablando de ese día—dijo rápidamente cambiando de tema—. Fue la primera vez que te negaste a seguir una de mis órdenes ¿Por qué?
—No habría podido soportarlo, quedarme en el castillo sabiendo que estabas afuera peleando, no podía hacerlo, así que preferí ir contigo.
—¿Y cuál era tu magnífico plan?
—Ver, sólo eso, si sobrevivias que sabía que sería así, lucharía con fuerza para hacer lo mismo, pero si llegabas a morir, yo moriría en ese campo por ti.
—¿Por qué habrías hecho eso? —preguntó por completo descolocado, su pulso estaba disparado mientras miraba sus ojos decididos.
—Te lo dije, eras lo único que tenía, no quería perderte, aún no quiero hacerlo, moriría si lo hago, por eso sí el destino me da la oportunidad de elegir, siempre elegiría morir primero que tú.
—¿Y no crees que eso es egoísta? ¿No piensas que tu muerte me afectaría?
—¿Lo haría?
—Todo al que he amado, todas las personas que me han importado alguna vez, murieron, dejando una marca en mí, por eso no quería compromisos, por eso no quiero llegar a amarte, porque no quiero tener que sufrir perderte. Así que sí, si algún día murieras, yo sufriría. No puedes hacerlo.
—Si es algo que te hará sufrir, entonces no moriré. Me quedaré contigo para siempre.
—Bien.
Xiumin hizo una mueca ligera. —Nunca hablamos del bebé.
—¿De qué quieres hablar?
—Nunca quisiste ser padre ¿Verdad?
—No.
Supo que su respuesta le había dolido, cuando vio la expresión en su rostro, Xiumin mordió su labio inferior y asintió, resignado, porque sabía de antemano la respuesta.
—Lamento haber...
—No, no sigas, no vas a lamentarte por esto, sería un miserable si permito que te disculpes por nuestro hijo—suspiró de forma pesada, tratando de acomodar las ideas en su mente—. No quería un hijo, algún día espero poder contarte mis secretos, pero no estoy listo aún, es ese miedo el que me hace querer alejarme de todo, pero, estoy entusiasmado, si tiene tus ojos yo estaré satisfecho, así que puedes hablar del bebé sin miedo, yo no sé mucho de eso, es muy nuevo para mí.
—Tengo miedo de perderlo, casi lo hago.
Hoseok le miró preocupado. —¿Cómo? ¿Por qué no me habías dicho?
—¿Por miedo? No lo sé, pasó cuando llegue a la casa de las viudas, tenía dolores y sangrado, pensé que lo había perdido, pero una de ellas me ayudó, con unas hierbas y descanso, un par de semanas después ya estaba mejor. Ahora tengo miedo que pase de nuevo.
—Mi hijo es fuerte y sobrevivirá, pero tienes que ayudarle, siendo cuidadoso, no puedo estar al pendiente de ti como quisiera, porque tengo un deber qué cumplir, por eso, tienes que ser un soldado obediente y cuidar del bebé y de ti, mientras estoy fuera, cuando esté contigo, yo los cuidaré a ambos.
Xiumin sonrió a medias, asintió y alargó la mano para tomar la suya.
—No sabes, jamás en tu vida vas a entender cuando te quiero y lo agradecido que estoy contigo.
Hoseok bufó. —Deja el sentimentalismo y come, tratemos de pasar unos días tranquilos ¿Te parece?
—Hagamos eso.
Se miraron con complicidad, habiendo algo más escondido en el brillo de sus ojos y Hoseok, creía que no podría negarlo por mucho más tiempo.
Ya extrañaba mucho escribir esto 🤍
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