22
Reino del Norte
El cielo estaba despejado, un día soleado, no había muchos de ellos en esa parte de las montañas, por eso, cuando aparecían los días soleados, las personas regocijantes, salían a pasear. Una de las cosas que JungKook amaba hacer era cazar en las montañas, iba con un equipo pequeño de hombres y preparaban los arcos y las trampas, para cazar algunos venados, jabalíes y algún aguila, eran días, por lo menos siete días dónde disfrutaba de ser un bárbaro y de cazar hasta ya no poder más. Los días no eran tan frío, y aunque lo fuera, ni él ni sus hombres estaban demasiado preocupados por eso. Amaba el frío.
Su vida estaba marchando bien, con una tranquilidad que le espantaba, pero, intentaba no pensar en ello, porque no quería perder la estabilidad que con esfuerzo habían logrado. Estaba feliz, con su esposos al cual amaba con todas sus fuerzas, ese tiempo con Taehyung le había enseñado que el amor podía crecer día con día, y dudaba que alguna vez dejara de amarlo, eso sería imposible, moriría sin él. Sus pequeños hijos eran su todo, un niño que era tan dulce e inteligente, siempre curioso, un completo travieso, pero la luz de sus ojos, cada que lo veía, se sentía fortalecido, sus ojos eran extraños, al principio fueron grises, pero después se volvieron de una tonalidad azul grisácea que lo hacía ver enigmático. Una pequeña niña que era apenas una bebé, pero que era tan tranquila, su rostro apacible, sus ojos oscuros y su sonrisa, era preciosa, la adoraba y quería hacer un reino seguro para ella.
Podía relajarse y ser feliz, porque su periodo de grandeza estaba empezando, porque sentía que ahora era un mejor hombre, mejor rey, esposo y padre. Intentaba todos los días controlarse, no dejarse llevar por sus duras emociones, ni por los miedos que tenía. Ser fuerte y afrontar la vida.
—Es una buena caza mi señor—dijo Yugyeom cuando se sentó a su lado—. ¿Quiere seguir?
—Hemos estado fuera días, tenemos una buena caza en las manos, algunos mozos han regresado al castillo con una parte, y aún tenemos suficiente para un festín, creo que es momento de regresar.
—Antes podías pasar semanas fuera, ¿Por qué lo hacías?
—Sonará infantil, pero, sólo buscaba la forma de no estar en el castillo, de alejarme de mi esposo, siempre que estábamos juntos era peligroso. Ahora, no quiero estar lejos de él ni un segundo.
—Has cambiado mucho, sobre todo desde su regreso de ScarLanding.
—Lo que sucedió ahí, fue muy traumático, casi lo pierdo, jamás quisiera estar de nuevo en esa situación, pero, vaya que me impresionó, me siento tan orgulloso de él. Lo amo.
—Las segundas oportunidades pueden ser las mejores ¿No?
—Lo son. Vamos, quiero regresar al amanecer.
—Claro, mi señor.
Otra noche más sin JungKook, la espera estaba siendo dolorosa, insoportable, casi no podía dormir, y el resto del día se la pasaba preocupado, ¿Cuándo es que se había acostumbrado tanto a su presencia? Años atrás, ni siquiera se miraban a la cara aún viviendo en el mismo lugar. Trataba de no pensar en el pasado, el cual había dejado uns herida en su corazón, una que sanaba conforme pasaba el tiempo y nuevos recuerdos felices renacian.
Sus hijos eran una maravillosa distracción, Beomgyu era un niño activo y demandante de atención, ruidoso y divertido, su hija Shuhua, era dulce y encantadora, muy tranquila y dormilona. Era cómodo tenerlos en sus brazos. Siempre había querido una familia y ahora la tenía. Se sentía tan bien.
JungKook era diferente a quien conoció, más paciente, dulce y siempre estaba riendo si se hallaba a su lado, las noches a su lado eran increíbles, podían besarse toda la noche, amándose, siendo complacientes el uno con el otro.
No pudo dormir, no lo podía hacer, por eso cuando el cielo comenzó a aclararse se levantó y comenzó su día. Estaría supervisando que todo saliera bien, como siempre, había días dónde se aburría, le gustaba andar en caballo, pero, siempre y cuando JungKook le acompañará, aún tenía miedo del bosque.
Estaba en el saloncito esperando el desayuno, con Hwasa y Solar a su lado haciéndole compañía, estaba adormilado, cuando escuchó las trompetas anunciando que el equipo de caza y el rey estaban de vuelta. Su corazón latio con fuerza, se levantó corriendo por el pasillo que llevaba a las escaleras, al tiempo que la puerta principal era abierta. Miró en la cima de la escalera a JungKook, quien al verlo le sonrió, no pensó y bajó corriendo.
—¡No corras!
JungKook se acercó, para recibir su abrazo, uno que chocó contra su pecho, lo sostuvo con fuerza, su cuello olía delicioso, su cuerpo caliente, estaba tan reconfortado.
—Por dios, he sentido que el alma regresa a mi cuerpo.
Se separó para mirarlo. —Te he dicho muchas veces que no corras, me has dado un susto.
—No aguantaba las ganas de abrazarte, te amo y te he extrañado.
—Yo también lo he hecho—besó su frente—. Mucho ¿Y los niños?
—Aun duermen, todavía no se sirve el desayuno, debes estar cansado—se separó de su cuerpo, JungKook le tomó la mano y la posicionó sobre su mejilla—. ¿Quieres comer algo o tomar un baño primero?
—Comer algo, vengo hambriento—se volvió a sus hombres—. Vayan a descansar y a comer.
Taehyung le ayudó a quitarse la chaqueta. —Suban agua caliente, prepara el desayuno para el rey y un tarro de cerveza. Vamos amor.
JungKook lo tomó de la mano y lo siguió a uno de los salones privados, dónde había un par de sillones, enormes cuadros y una chimenea, un mozo estaba avivando el fuego.
—Sientate.
Se sentó en la silla al lado del fuego, cerró los ojos unos momentos, la sensación cálida sobre su cuerpo era gratificante. Taehyung se agachó ayudándolo a quitarse las botas, puso sus pies en un pequeño banquillo. Suspiró de placer, abrió un ojo para mirarlo, parecía atento a lo que deseara.
—Sientate aquí—dijo palmeando su regazo.
—Estás cansado y...
—Es una orden. Vamos, te necesito.
Suspiró sentándose en su regazo, las manos grandes de JungKook rodearon su cintura y su cabeza se acomodó en su cuello, dando pequeños besos, cortos y fríos.
—No creo que haga esto en un buen tiempo.
—¿Besarme?
—No, eso lo haré hasta el último día de mi vida. Hablo de ir de cacería, me mató el tiempo que estuve lejos de ti.
Taehyung acarició su mejilla haciendo que abriera los ojos, perdiéndose en aquel mar azul. Besó sus labios tenuemente.
—No podía dormir, no podía comer, me sentía tan triste sin ti.
—¿No dormiste? ¿No comiste? Amor, no, sabes que se acerca el invierno y tú salud no es la mejor.
—Lo sé, lo lamento. Estaba triste, los niños también te extrañaron, no dejaban de preguntar por ti.
—Entonces, no me iré, estaré aquí para cuidar de ti y de ellos—beso su sien—. Quiero estar todo el día contigo, y también toda la noche.
—Perfecto majestad.
La puerta fue tocada, JungKook les permitió el acceso, Taehyung quiso levantarse, pero no le dejo hacerlo, lo mantuvo en su regazo. Pusieron la charola con comida y la bebida en la mesa y se despidieron con una reverencia. Taehyung alargó la mano tomando un pedazo de pan y le unto mantequilla, lo acercó a los labios de JungKook quien comió complacido.
—Esto es increíble—suspiró—. Me siento muy mimado ¿Qué debería hacer para compensarlo?
—¿Crees que te estoy pidiendo algo?
—No, no lo estás haciendo, pero aún quiero hacer algo lindo por ti.
—Me preguntaba, si podría usar la cabaña de tu madre.
—¿Para?
—Quiero aprender a pintar—sonrió.
—¿Pintar? —elevó una ceja—. ¿No puedes hacerlo aquí?
—El día que fuimos a ese lugar me sentí tan tranquilo, era un ambiente diferente, me gusta.
JungKook acarició su cabello. —Está bien, puedes hacerlo. Pero cuando pase el invierno, vienen días muy fríos y está en medio del bosque.
—Gracias—le sonrió—. Ahora come, tienes que tomar un baño y descansar.
—Come conmigo—besó su mejilla.
Comieron con tranquilidad, cuando JungKook terminó su cerveza, subieron a la habitación, Taehyung ayudó a desvestirlo y a entrar al agua caliente, con un trapo ayudó a limpiar su cuerpo, los ojos del rey estaba siempre sobre él, llenos de lujuria.
—Entra conmigo.
—No puedo—mordió su labio inferior.
—¿Por qué no?
—Los niños van a despertar en cualquier momento, Shuhua no me va a dejar en paz.
—Diremos que los entretengan un rato, ven, anda.
—¿No puedes esperar a la noche?
—¿Tú puedes? —elevó una ceja.
—Me estoy conteniendo.
—Yo no quiero que te contengas.
Lo acercó a su cuerpo, besó sus labios con fuerza y necesidad, al tiempo que jalaba su ropa, Taehyung se desnudó lo más rápido que pudo, así, hasta que estuvo a su merced, JungKook se levantó de la tina, tomándolo en brazos para llevarlo a la cama, observó su cuerpo, delgado y perfecto, bajó sus besos a su cuello, pecho y estómago. Taehyung jadeó, arqueando la espalda. Cuando sus labios acariciaron la parte más sensible de su cuerpo.
JungKook estaba desesperado por tenerlo entre sus brazos, abrió sus piernas, y se enterró en él, haciéndolo soltar un gritó de placer, eso fue el recordatorio de los sirviente de que no tendrían porque interrumpirles.
—Te amo—susurró al tiempo que movía sus caderas fuerte.
Era mantequilla cálida, sus labios tan adictivos y exquisitos.
—Mi Jeon JungKook.
—Tuyo y tú mío. Para siempre.
Ambos eran buenos encajando juntos, sus cuerpos se amoldaban perfectos y sus corazones se sentían conectados. Amándose.
JungKook estaba disfrutando de sus pequeños, Beom estaba extasiado no le dejaba tranquilo ni un segundo. Su hija al ser pequeña lo único que quería era estar en brazos de Taehyung en todo momento.
—Llegaron cartas mi señor—dijo un mozo entrando, le entrego un par de cartas, y a Taehyung le entregó otra.
Las leyó en silencio, no eran cosas tan importantes, últimamente todo estaba en orden. Miró de soslayo a Taehyung quien mordía su labio inferior.
—¿Pasa algo? ¿Quién es?
—Ammm...Jimin, no, todo está muy bien, lo extraño es todo.
Asintió. —Podríamos ir a verlos terminando el invierno.
—Sería buena idea. Iré a supervisar la cena, tengo hambre.
—Claro amor.
Taehyung salió de la sala, con el corazón desbocado. ¿Por qué había mentido? Miró de nuevo la carta con una mueca.
Mi querido señor
Sé que a estás alturas ya debe haber olvidado quien soy, porque, no hay forma que mi recuerdo este en su vida.
Estar aquí en la frontera es la situación más horrible que he pasado en mi vida.
Sé bien que no merezco su compasión, pero mi señor, te he pensado mucho, no puedo pedirlo, yo, ya no quiero estar aquí, de pasar más tiempo, creo que moriría. Se lo imploro, quiero salir de aquí, tener una familia y ser feliz.
Mi señor, es usted mi única esperanza.
Con respeto y aprecio, su fiel sirviente hasta la muerte. BoGum.
BoGum no era una mala persona y su carta sólo le hizo dolor el corazón, tenía que encontrar una manera de decírselo a JungKook, pero, dudaba que este entendiera.
¿Sería muy malo ocultarlo?
Los secretos son malos Tae. Muy malos ¿No? Jajaja 🤍
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