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20

Ya que me he dado cuenta que no les gusta lo hetero (que también está mal que se expresen con asco de eso amigos jajaja) hay una parte medio smut hetero, empieza desde la letra cursiva, sino quieren leerlo, pásenlo hasta donde terminan las cursivas, sin explicación, ni lloriqueos, gracias. Jajajaja 🥴 Muy bien, comencemos....



—¿Conseguiste el anillo?

—Buenos días también para ti Jackson, ¿Cómo están los hijos? ¿Ya hablan?

Jackson bufó. —La boda es mañana.

—¿De verdad? —dijo tratando de parecer sorprendido, en un gesto que era más una burla—. Tal parece que todos están más entusiasmados por esa boda que yo.

—Nuestro señor te va a matar si consigues una tontería de anillo a última hora, es lo único que tienes que hacer, debes tomar en cuenta que es lo más representativo que Xiumin va a tener en sociedad, debe ser lindo.

—¿Cuánto tiempo tardaste en elegir el de Mark?

—Más de un mes, estábamos contra el tiempo, pero al final he elegido algo que sé que le gusta, y que lo representa. ¿Conoces lo suficiente a Xiumin para saber cuál es el anillo perfecto para él?

—¿De verdad me estás haciendo está pregunta? —elevó la ceja—. Ni siquiera sabía que era un doncel.

—Bueno esos son detalles, de igual manera tienes que estar listo ¿O estás pensando en huir?

—¿SeokJin te mandó para asegurarse de que no estuviera intentando huir?

Jackson se quedó en silencio unos momentos. —Está preocupado, porque sabe que esto no es lo que querías.

—No, me estresa todo el show que están montando, ¿Por qué es necesario hacerlo tan grande? Yo no soy un rey, no soy de la realeza.

—Porque eres el encargado de todo el ejército de ScarLanding, porque tienes el aprecio de los reyes y además, mucho están felices por tu unión, me parece haber escuchado que el rey de Ryumoon mando toneladas de vino, y muchos regalos, el del Norte hizo lo mismo, mandó regalos y toneladas de leña. Ellos querían estar aquí, pero al ser tan rápido no pudieron.

Hoseok hizo una ligera mueca, no era mentira cuando decía que no comprendía realmente lo que estaba sucediendo a su alrededor en esos momentos, estaba a unas horas de casarse, y había mucho movimiento en torno a la celebración, no había podido ver a Xiumin debido a las estúpidas tradiciones, necesitaba verlo, recordar porque se había arriesgado en primer lugar, las dudas y los miedos pasados también acechaban cada paso de su existencia, las pesadillas habían empeorado, ahora más que nunca, porque no era capaz de meterse con otras personas, había prometido fidelidad y él nunca faltaba a su promesa.

Ese día pasaba más rápido de lo deseado, no quería ver a nadie, estaba absorto en sus pensamientos, reviviendo recuerdos que estaban clavados en su pecho, muchas veces en el pasado, soñó con casarse y tener una familia con una persona en especial, una que había llegado rompiendo con cada fibra de su ser, transformándolo por completo, llevándolo a un abismo donde la pasión y el deseo estaban interpuestos a su deber y la moral. Sólo ella, había hecho que deseara ser amado.

—Mi señora—dijo inclinando la cabeza.

Había pasado un tiempo desde aquel primer beso, dónde Hoseok se había subido a una nube llena de ilusiones, todo en ella le llamaba, su belleza, tan etérea y completa, sus ojos atrayentes de un color hermoso, su voz melodiosa y dulce, sus labios suaves y sus manos cálidas. Lo que comenzó como un beso por error debido al alcohol, se convirtió en un hábito, todas las noches entraba a su habitación por petición de la reina, se acercaba a ella, charlaban un poco, para después tener sus labios sobre los suyos, sacándole suspiros.

Porque para un chico de dieciocho años, estar con alguien como ella era un sueño hecho realidad, cada día trabajaba y entrenaba, soportando a los tres reyes mimados y volviéndolos fuertes, para después regresar al lecho de su reina y besarla, su cuerpo estaba experimentando otra clase de sensaciones que sólo le había podido dar la batalla, esa adrenalina que recorría su cuerpo sin detenerse.

Era un terreno peligroso, lo sabían a la perfección, sin embargo, no había forma de pararlo, porque simplemente no quería, comenzó a odiar al rey, por una parte estaba el hecho de que era un desgraciado que la maltrataba, y por el otro, ella seguía perteneciendole y así sería para siempre, dejó de tenerle lealtad, algo que según su padre era lo peor que podía hacer un guerrero.

Esa noche era diferente, lo sentía en sus venas, mientras se acercaba a la habitación de la reina, en su mano había una rosa, que le regalaría como muestra de su afecto, estaba nervioso. Hablar con ella, tocarla y besarla siempre le mantenía en el borde del acantilado.

Espero a que la puerta se abriera, a esas horas el pasillo estaba envuelto en la penumbra, Hoseok se preguntaba si las damas de compañia de la reina sabían su secreto, pero no quería pensar en eso para evitar la paranoia, no por miedo a lo que pudiera pasarle a él, sino por cualquier cosa que el rey le hiciera a Taeyeon.

Dio un par de toques a la puerta, tenues, pero que estaba seguro que ella escucharía.

—Adelante—escuchó desde dentro.

Abrió la puerta haciendo el menor ruido, su respiración estaba detenida, como siempre que tenía que estar frente al amor de su vida. Entró, y se dio cuenta que la habitación como siempre estaba iluminada con velas, pero ahora ella no estaba sentada cerca de la ventana como siempre. Se quedó esperando, mirando alrededor hasta que escuchó su risa.

Se fijó entonces en la cama, la cual estaba cubierta por un dosel transparente y fino blanco, tragó en seco, a través de la luz de las velas podía ver su silueta y sus curvas marcadas, su cabello suelto, sus manos sudaban al igual que la frente.

—Ven...

Tardó unos momentos para poder comenzar a moverse, sus pasos eran inseguros, como un niño que aprendía a caminar, daba sus primeros pasos sin darse cuenta lo que estaba dejando atrás, con las manos temblorosas, fue abriendo ligeramente el dosel, entrando, mirando con detenimiento aquella mujer que estaba más allá de su imaginación.

Sus ojos eran enigmáticos, llevaba una bata de seda pegada al cuerpo, podía ver su pecho blanco al descubierto, Taeyeon, era su delirio, una estrella que iluminaba su camino, se acercó a ella, teniéndola tan cerca que sus cuerpos cálidos compartían el temblor de sus extremidades, porque lo que estaban haciendo iba más allá de cualquier beso travieso.

Ella llevó su mano a la mejilla derecha de Hoseok, quién cerró los ojos conteniendo la respiración, se acercó lentamente a sus labios y beso tenuemente.

—Estoy perdida en tu dulzura Hoseok, no puedo sacarte de mi mente y la verdad es que no quiero.

Hoseok abrió los ojos alargó la mano para tomar su cintura, con temor, tocar su cuerpo era como tocar oro.

—Mi señora, soy tu ciervo, soy tu esclavo, soy todo lo que tú quieres que sea, toma de mi lo que necesites, que con gusto te lo daré, porque mi mente, mi alma y mi corazón son tuyos.

—Eres puro y hermoso, Hoseok, el destino es cruel porque juntó nuestro camino en está situación, quiero estar contigo, ser la primera mujer que toques, te necesito.

Se separó de él, recostandose lentamente en la cama, sin despegar la vista de sus ojos, Hoseok era joven, pero por sus compañeros sabía ciertas cosas, sin embargo, en ese momento su mente estaba en blanco, la miró, tan etérea, sus piernas largas estaban al descubierto, su piel que parecía suave al tacto, con la rosa que llevaba en la mano, acarició la piel de su pierna, sus ojos brillaron, no supo si era de amor o de pasión, subió lentamente, hasta llegar a su estómago, donde la bata estaba anudada, con dedos torpes y temblorosos quitaba el nudo, abriendo lentamente la tela, dejando al descubierto su cuerpo de piel lechosa desnudo, la perfección de su abdomen y la voluptuosidad de sus pechos y reafirmó sus pensamientos, ella era la mujer más hermosa del mundo.

—Eres la mujer más hermosa del mundo.

Ella sonrió dulcemente, al tiempo que tomaba sus hombros y lo acercaba a su cuerpo, era inexperto y sus piernas temblaban, ella era luz y calidez y la amaba, aquella noche, que fue la primera de muchas otras, galardonó su vida como la mejor experiencia de todas. Porque se entregó en cuerpo y alma, porque a través de sus besos y caricias le dejo claro que la amaba, ¿Ella sentía lo mismo que él? La respuesta no importaba, porque se conformaba con estar a su lado, no quería separarse nunca. No llegaría a amar como lo estaba haciendo en ese momento, porque Taeyeon era su sueño hecho realidad, pero ese sueño, terminó siendo una pesadilla que lo atormentaria por el resto de su vida.

Apenas estaba amaneciendo, era una mañana cálida, parecía que sería un buen día, perfecto para una boda. Debería estar preparándose, pero en vez de eso había caminado a un lugar en específico, cerca del castillo había una capilla, alrededor estaba el cementerio real, dónde descansaban aquellas personas importantes de la historia de ScarLanding, incluidos los reyes y su progenie. Se encaminó a la tumba más grande, una que visitaba a menudo cuando estaba en la capital.

Suspiró dejando el ramo de rosas blancas sobre la lápida. Kim Taeyeon, amada reina, esposa y madre, su amada.

—Hace tiempo que no nos vemos ¿Verdad? Quiero pensar que donde estás me miras ¿Crees que lo he estado haciendo bien? Tus últimas voluntades, he tratado de cumplirlas, creciendo para ser el mejor y protegiendo a quienes amabas—paró un momento—. ¿Sabes que día es hoy? Cuando era joven pensaba ilusamente que este momento lo viviría contigo, pero la realidad es otra.

Su corazón estaba destrozado, cada que se encontraba en ese lugar podía sentir el dolor que le causó su muerte como si fuese un evento reciente, odiaba esa sensación, la inseguridad y la debilidad.

—Me casaré, pero tengo miedo, a las personas que he amado las he perdido, no hay excepción, mi madre, mi padre, mi hermana, tú, mi hijo y Namjoon, temo que esto se repita nuevamente, temo amarlo y perderlo, por eso estoy tan asustado, nunca en mi vida había tenido tanto miedo como el día de hoy.

Rio de forma amarga, la sensación de que estaba haciendo todo mal, de que aquella sería su sentencia de muerte, era algo que no podía quitarse de la mente, ¿Y si caía?

—No dejaré de amarte, aunque dudo que tú me amarás, ¿Qué fui para ti?

No dijo más, sacó de su bolsillo una cajita de madera oscura, la abrió dejando ver el anillo, había mentido vilmente, consiguió ese anillo desde el momento en que le dijeron que tenía que casarse, sólo esperaba que fuera del agrado para Xiumin.

Se encaminó a otra de las tumbas, una que estaba más alejada, correspondiente a su hijo, el niño que no conoció, que no crío, que pensaba que estaba muerto, pero que resultó estar más cerca de lo que pensaba.

—Hijo...





Todo estaba listo, SeokJin había hecho un gran trabajo preparando todo para la boda, aunque estaba haciendo todo eso por el cariño que le tenía a Hoseok, tambuen era una forma de despejar su mente, de olvidarse de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor, y sobre todo del dolor. El reino se había sumido en el dolor después de la muerte de Namjoon, nadie disfrutaba de las festividades, empezar a crear un ambiente de gozo también era bueno para su gente, así, podrían ser felices y disfrutar, porque cuando Namjoon regresará vería que su reino no padeció en la miseria.

—No encontramos a Hoseok por ningún lado.

—¿Qué? —preguntó con una ceja alzada.

Sabía bien que Jung Hoseok no era afín a estar en una relación. Que odiaba el compromiso, por eso, tuvo miedo de que huyera de sus responsabilidades y al parecer eso era lo que estaba pasando.

—Lo buscamos en su casa y en los alrededores, pero no pudimos encontrarlo.

—Maldición, Jackson dile a todos que esperaremos un poco más. Y que avisen a las damas que se encargan de Minseok que se retraso todo, pero no le digan la razón.

Jackson asintió, con una mueca, pensaba que Hoseok estaba faltando a su palabra, pero, no tenía ningún sentido, porque a pesar de todo, Jung Hoseok tenía palabra, no dejaría de cumplir con su deber, eso era lo que le caracterizaba.

SeokJin estaba preocupado, pasaba por los pasillos pensando en donde podría haberse metido. Hasta que lo vio entrar por la puerta del castillo. Lucia alucinante, con un impetu que se alzaba a su son, llevaba el traje de gala, el que tenía todas sus medallas, con el cabello peinado hacia atrás, bien lustrado y arreglado.

—¡¿Dónde carajos estabas?!

—Calma, ya estoy aquí.

—Jung, estaba a punto de matarte. 

Hoseok rodó los ojos. —Mi palabra siempre es ley, lo sabes.

—Sí, tenemos que darnos prisa, vamos a tu boda.

Hoseok asintió, ambos se encaminaron a la salida del castillo, deberían tomar los carruajes para ir al templo, subió en el mismo que SeokJin, mientras que este le miraba curioso.

—¿Cómo te sientes?

—Realmente no lo sé.

—¿Lo quieres? —preguntó con preocupación en la voz.

Hoseok suspiró profundamente. —Es alguien especial, no te lo voy a negar, lo quiero y lo aprecio demasiado, no te preocupes por él, lo cuidaré bien.

—Lo siento, es sólo que, Minseok me parece alguien tan frágil y dulce.

—No lo es. Puede asesinar a alguien en un parpadeo, sé a qué te refieres, pero no te preocupes, si hago algo mal, estoy seguro de que me partirá la cara.

SeokJin soltó una carcajada, más relajado, sus pensamientos habían cambiado, porque al ver los ojos de Hoseok y la forma con la que hablaba de él, llena de orgullo y con tanta seguridad, le confirmó, que lo apreciaba más de lo que quería dejar al descubierto. No entendía la razón de ocultar sus sentimientos, creía que era estúpido, pero no dudaba en que no pasaría mucho tiempo para verlo caer por completo por amor.

—Eres un buen hombre Hobi—suspiró—. Siempre lo has sido, por eso creo que harás lo posible para hacer feliz a Minseok.

—Está será la primera y la última vez que me case. Es demasiado—rodó los ojos.

—Entendido.

Llegaron al lugar, había perdonas que estaban esperando ya dentro, algunos miembros del consejo, no todos, porque algunos de ellos realmente odiaban a Hoseok, también había personas de la alta sociedad y algunos generales con su familia. Hoseok tenía un puesto muy importante dentro de ScarLanding, ayudaba a liderar el ejército, y fue muy cercano a Namjoon, además de ser el maestro de los reyes de las tres grandes naciones. Fue el guardia de la reina y quién realizó expediciones secretas para el rey, era alguien de confianza y palabra, con muchos enemigos, pero también con buenos amigos alrededor.

Bajó del carruaje, volviéndose para ayudar a Jin, los guardias hicieron una reverencia a su alteza, Jin debía entrar primero así que le sonrió. Hoseok entró detrás de él sintiendo todas las miradas sobre su persona, no le gustaba, le ponía ansioso y muy a la defensiva, como soldado evaluaba su entorno, muchas cosas podrían salir mal sino se tenía el cuidado y que Jin estuviese ahí no ayudaba.

Tuvo que pararse en frente de ellos, esperar por un buen tiempo, trataba de mantener la vista en alto, pero era difícil. Cuando escuchó el sonido del carruaje acercándose suspiró aliviado, al menos sabía que Xiumin no huiria, bajo momentaneamente la mirada tratando de recobrar su compostura, así hasta que escuchó como las personas se volvían. Él levantó la vista y lo vio.

Llevaba un traje beige con detalles dorados en los bordes, una capa blanca con pequeños detalles en rosas doradas, adornos del mismo color en la cabeza, discretos, ocultaba bien el hecho de que estaba embarazado.

Caminaba lentamente, no había quien le acompañará, así que Hoseok caminó hacia él, estaba rompiendo el protocolo, sin embargo, en ese momento no importaba, alargó la mano para tomar su brazo y caminar a su lado. Xiumin sonrió discreto, estaba nervioso, tanto que pensaba que iba a caer.

—Bienvenidos, estamos aquí para presenciar la unión de dos almas destinadas, Jung Hoseok y Kim Minseok.

Hoseok le miró, era más fácil verlo a los ojos que ver alrededor, lucía hermoso, no sabía qué se había hecho, pero parecía dulce y angelical, no el guerrero que había conocido.

—Jung Hoseok, acepta como esposo a Kim Minseok para respetarlo, cuidarlo y protegerlo, en la salud y la enfermedad hasta que la muerte los separé.

La muerte, esa palabras que le causaba un gran escalofrío, asintió con un nudo en la garganta.

—Acepto.

—Kim Minseok, acepta como esposo a Jung Hoseok, para respetarlo, cuidarlo y serle fiel, hasta que la muerte los separé.

—Acepto.

Hoseok no quería condenarlo a su mala suerte, no quería que nada le sucediera, pero estaba hecho, sacó el anillo y tomó su mano izquierda y lo deslizó por su dedo, se fijó en su reacción, lo vio sonreír, y mirarlo de una manera que hizo que su corazón palpitara con fuerza.

—Los declaro esposos.

Hoseok tomó la manos e Minseok y beso ligeramente, las personas sonrieron, pudo ver a Jin con una enorme sonrisa, Hoseok suspiró, desviando la mirada del rostro de Xiumin. ¿Por qué se sentía de esa manera?









El baile estaba lleno de personas que hablaban y reían de forma alegre, Hoseok apenas y conocía a la mitad de ellos, Xiumin estaba a su lado, en completa seriedad, se casó y tomó su mano para jalarlo fuera del bullicio, llegaron a un pasillo, dónde se miraron antes de soltar una carcajada.

—Esto es un circo.

—Lo es—asintió.

—¿Te gustó?

—¿Qué?

—El anillo—dijo tratando de ocultar su nerviosismo.

—Me encanta—miró su mano—. No había visto uno igual.

Hoseok sonrió satisfecho. —Es de jade imperial, es duro y resistente, se usa para armamento, y la perla, se asocia a la lealtad, generosidad y pureza—miró por la ventana observando más allá del reino—. Tú eres un guerrero, fuerte, pero también eres leal y bueno, tienes un corazón puro, por eso elegí este anillo.

Xiumin soltó lentamente el aire antes de sonreír, se acercó a Hoseok y lo abrazó por la espalda, era más pequeño que él, por lo que acomodó sin problema su cabeza en su espalda, entrelazando los dedos en su estómago. Hoseok acarició su mano, la que tenía el anillo. Había sido duro conseguir uno que realmente fuera acordé a lo que Xiumin significaba para él.

—Xiumin, te ves hermoso este día.

Se volvió lentamente para estar frente a él, tomó sus mejillas y acarició con sus pulgares, se agachó, rozando sus labios, terminando con darle un beso lento y profundo, Xiumin llevó sus manos atrás de su cuello para abrazarlo cerca.

—Me encanta, gracias por esto.

—Recuerda bien tu deber.

—No moriré, basta, jamás te vas a deshacer de mi, nunca.

Hoseok río por lo bajo. —Me gusta su determinación soldado.

—A mí me gusta usted general, sus deseos son órdenes.

Volvió a besarlo está vez con más intensidad, tomando todo de él, era muy diferente, besarlo era fresco y le llenaba de una sensación de tranquilidad y deseo. Lo quería mucho, y estaba listo para tomarlo y no soltarlo. ¿Podría haberse enamorado?

Hace un mes que no actualizaba. Espero que les haya gustado. Gracias por todo, no se olviden de comentar. Besos 🖤🤍🤍🤍🤍🤍

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