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19

Kim Minseok había tenido una vida tranquila, hasta hace seis años que conoció al general Jung, de quien se enamoró a primera vista. Hoseok tenía una fama de ser uno de los mejores guerreros, inteligente y excelente estratega, también tenía fama de acostarse con cualquiera, de no centrarse en relaciones, vivía libre, algo que compartían, el amor por la libertad y la lucha. Trató de llamar su atención, siendo el mejor soldado, pero, también necesitaba más, quería estar a su lado, hacer que se enamorara de él, no dudo en aceptar ser su amante, a pesar de que sufría cada que estaba con alguien más, aceptó todo viniendo de él, porque con cada beso o cada caricia se senta vivo. Bastó sólo unos meses de esos encuentros para amarlo por completo. 

Había noches donde dormía llorando debido al desprecio de quien amaba, cada que lo veía con un doncel o mujer temía que se enamorara y formara una familia, le dolía, sin embargo, siempre fue respetuoso y cuidadoso, no quería un hijo, pero, cuando este estuvo más a su lado, se confió, si en seis años no había pasado nada, pensó que las cosas seguirían de esa manera.

Ahora tenía lo que quería, se casaría con Hoseok, aunque había terminado por perder algo especial, siempre quiso seguir los pasos de su padre y hermano y ser un gran soldado, cosa que no pudo cumplir y además tendría un hijo, realmente no se había detenido a pensar en su estado actual. Y sentir que estaba obligando a Hoseok a hacer algo que no quería le estaba poniendo más triste aún.

No quería arruinarlo, pero sentía que lo estaba haciendo, aunque no haya sido su intención se culpaba de todo. Faltaba poco para la boda y se estaba arrepintiendo.

En el castillo se sentía ahogado, había muchas personas que querían ayudarlo, pero al mismo tiempo le abrumaban con la cantidad de información que le daban, desde cómo cuidar de un hogar, de un bebé y los deberes esenciales de un doncel.

Él no se sentía como uno, jamás tuvo esa delicadeza, ni la simpatía de un doncel, al contrario, era bruto y torpe, sus manos no eran delicadas, estaban callosas debido al agarre de la espada, su cuerpo siempre fue pequeño y le costaba ganar musculatura, pero seguía sin ser delineado y suave, su cabello un desastre, no sabía vestirse bien, ni arreglarse para ser lindo, ni las reglas de etiqueta, tanta información le estaba llenando de estrés, se preguntaba constantemente ¿Esa es la clase de esposo que quería Hoseok? Y de ser así ¿Podría lograr serlo alguna vez?

No sé había dado cuenta del peso que significaba el puesto de Hoseok hasta esa mañana, cuando SeokJin le pidió que se reuniera en el salón para una fiesta en honor a su compromiso, lo habían vestido bien, con un traje color oscuro y una túnica beige, peinaron su cabello, le pudieron maquillaje discreto en los ojos y labios, y algunas joyas en el cabello, no se reconoció al verse en el espejo, parecía una versión diferente a él.

—Por aquí—dijo una de las mujeres que lo acompañaba.

Al abrir el salón, que estaba decorado con elegancia, vio en el fondo aperitivos y té, tenía hambre, pero esperó, Seokjin estaba increíblemente bien vestido, para todos en el reino él era el prototipo de esposo, doncel y padre ideal, no había nadie quien no le admirara por su belleza e ímpetu.

—Bienvenido Minseok—dijo el rey acercándose.

—Mi señor—respondió inclinando la cabeza.

—Ven conmigo, tengo que presentarte a unas personas—SeokJin lo tomó del brazo y lo guio hasta donde estaban las demás mujeres y donceles.

Todos bien vestidos, con joyas y sonrisas brillantes, parecían estatuas debido a su perfección, se notaba que venían de las mejores familias, al llegar hasta donde estaban hizo una reverencia.

—Mucho gusto, mi nombre es Kim Minseok—dijo con amabilidad.

—El gusto es nuestro—respondió un hombre de rostro angelical y largo cabello—. SeokJin había dicho que eras lindo, pero creo que se ha quedado corto. Soy Hong JeongHan.

—Un gusto.

Como él algunos donceles y mujeres se acercaron a saludarle, al principio se relajó porque pensó que eran encantadores, ya que le halagaban por su belleza y por cómo iba vestido. Pronto, pasaron a tomar el té y comer algunos aperitivos, todos hablaban alegremente de las últimas noticias del reino, Xiumin sólo escuchaba, pensando que a esa hora Hoseok debía estar entrenando.

—Lamento la tardanza—una mujer rubia y alta entró al salón, los demás le sonrieron—. Tenía un asunto pendiente, pero estoy aquí, mi señor—se inclinó hacia SeokJin quien estaba nervioso.

—HyoYeon—respondió—. No sabía que tenías interés en venir.

—Oh, claro que lo haría, además tenía curiosidad—dijo sentándose frente a Xiumin, quien le miraba confundido, porque sentía que la conocía, pero ¿De dónde?

—¿Se puede saber sobre qué es tu curiosidad? —preguntó JeongHan bebiendo de su té.

HyoYeon sonrió de lado, miró a Xiumin quien estaba tratando de recordar quién era.

—Tenía curiosidad de quien había sido capaz de hacer que nuestro general supremo sentara cabeza—rio por lo bajo—. No sé porqué pensé que sería diferente.

—Hyo basta—advirtió SeokJin.

—Oh, no me malentienda mi señor, es sólo que el general Jung se caracterizaba por tener estándares altos en cuestión de parejas, me sorprende que este chico haya cautivado su corazón, aunque ahora que lo veo, entiendo la razón. Felicidades por el bebé.

Entonces la recordó...

Era una noche larga y oscura, ese día estaban cuidando una celebración en el castillo, Xiumin estaba cansado, y hambriento, pero se mantenía firme en el pasillo este, podía escuchar la música instrumental proveniente del gran salón, su compañero suspiró cansado.

—Oye, iré al baño. Ya no aguanto.

—Está bien—asintió—. Vas tú y después yo.

Se recargó en la pared, pensaba en dónde estaba Hoseok, aquella era una celebración del cumpleaños del rey Namjoon, aunque por ningún lugar veía a su majestad, sino a un par de chicas bien vestidas al lado del rey, no entendía, para él, su majestad SeokJin era el más perfecto y hermoso, entonces ¿Por qué el rey estaba con alguien más? Cuando quiso preguntar, Hoseok le llamó la atención diciendo que no era su asunto.

Estaba aburrido, quería descansar de estar parado vigilando, tenía hambre y deseaba ver en donde estaba Hoseok, hace días que no podía estar cerca de él, eso lo desanimaba mucho. La última vez que habian estado juntos en aquella vigilancia, se le había escapado decirle que le gustaba, gran error, porque después de eso Hoseok lo evitaba por completo, se sentía un idiota.

Estaba ensimismado en sus pensamientos cuando escuchó ruidos extraños provenientes del pasillo siguiente, extrañado y alerta se acercó sosteniendo la espada que descansaba en su cadera, cualquier intruso sería eliminado en segundos, porque era realmente rápido.

Se acercó sigilosamente, tomando su último aliento con tal de no hacer ningún ruido, se asomó lentamente por el borde, para ver, entonces el sonido desconocido tomó sentido cuando vio a esos dos besarse con pasión, el hombre abría el escote de la mujer y besaba sus pechos como si fuese una bestia, los gemidos y más sonidos obscenos le asquearon por completo.

Hizo ruido, no por accidente, se posicionó en medio del pasillo, logrando que el hombre mirara sobre el hombro desnudo de la mujer, lo vio elevar una ceja, burlándose de la situación, después la arrastró a la habitación, Xiumin se quedó ahí parado, con la mandíbula temblando debido al enojo y al llanto, pero no lloró, no lo haría esa noche.

—Maldito seas Jung Hoseok.

Estaba determinado a terminar todo, sin escusas, pero días después nuevamente se encontró gimiendo su nombre, entre la paja de la caballeriza.

Xiumin tenía buena memoria, entonces recordó que aquella rubia era la que había estado detrás de Hoseok y con quien se había acostado en más de una ocasión. Era en esos momentos donde maldecia la vida promiscua de Hoseok.

—Muchas gracias—respondió forzando una sonrisa. Aún tenía modales.

—Pero—dijo una mujer que cruzaba los cuarenta—. ¿No es mal visto casarse estando en espera? Es un mal augurio.

—Sí—asintió un chico más—. Siempre es mal presagio, pero, no creo que suceda algo.

Jeonghan soltó una carcajada. —Por dios, hablan con inconsciencia, esas son palabrerías y mitos, nada malo sucede, mucho lo han hecho así, sólo que lo ocultan bien—miró a Xiumin—. Tu matrimonio será feliz.

—Quien sabe—rio HyuYeon—. El general Jung no es el prototipo de fidelidad, creo que debes estar preparado para eso.

SeokJin estaba por interrumpir aquellos comentarios fuera de lugar, pero paró cuando escuchó a Xiumin reír, lo hacía de forma falsa mientras miraba a los presentes, quienes elevaron una ceja al escucharlo.

—No creo tener problemas con eso, puesto que Hoseok me ha elegido para ser su esposo y padre de su hijo, ambos estamos muy felices, y puede que todo es apresurado para ustedes, sin embargo, las mejores cosas nunca de planean, yo, agradezco su preocupación—miró específicamente a HyoYeon—. Y no temo por nada, porque mientras otras personas fueron la diversión de Hoseok, meros pasatiempos, yo seré su esposo.

SeokJin sonrió. —Como ven Xiumin es especial, no hay nadie como él y ha logrado hacer caer al indomable Jung. Estoy seguro de que su matrimonio y pronta familia estará llena de bendiciones.

—Gracias mi señor.

Xiumin bebió su té, que tenía un sabor asqueroso, habían cambiado de tema, todos reían, sólo participaba si le preguntaban algo, pero no podía evitar la mirada molesta de Hyoyeon, que parecía encolerizada con lo que había dicho, cosa que le hizo sentir muy bien. Aunque, la duda se había sembrado en su mente, ¿Cómo evitaría que Hoseok le fuera infiel? ¿De verdad dejaría su vida de excesos y libertinaje por él? Lo dudaba y eso le mataba.











La noche había llegado, estaba cansado, aun sabiendo que su cuerpo podía aguantar una guerra, esos días el cansancio venía más del estado mental en el que se encontraba, agotado y triste por no haber podido ver a Hoseok, se acostó a dormir.

El castillo era inmenso y todas las habitaciones eran hermosas, pero no podía evitar extrañar su hogar, un lugar pequeño, pero acogedor. No quería llorar, no deseaba pensar, simplemente necesitaba descansar y prepararse para los últimos días siendo soltero.

Estaba adentrándose en el sueño y la comodidad de la cama, cuando escuchó la puerta ser abierta, se sentó de golpe, teniendo un mareo, las velas seguían prendidas, por lo que no le fue difícil saber de quién se trataba, su estómago se removió del nerviosismo. Se encontraba en su traje de entrenamiento, cerró la puerta y se acercó estirando la mano en su dirección, en ella había una manzana roja.

—Toma, de camino me encontré con un huerto.

La tomó con una sonrisa. —Gracias.

—Realmente no es para ti—suspiró quitándose la parte superior del traje, quedándose en una camisa negra con los botones descubiertos—. Jackson dice que es bueno para...eso—señaló su estómago—. SeokJin me dijo que tuvieron una reunión interesante ¿Qué tan mal estuvo estar con los donceles y mujeres más engreídos?

—Supongo que bien—se encogió de hombros mordiendo la manzana.

Hoseok se sentó en la cama y se quitó los zapatos, le miró fijamente.

—¿Hay algo que quieras preguntar o aclarar?

—¿Debería haber algo?

—No lo sé—chasqueo la lengua—. ¿Cómo te sientes?

—Aburrido—bajo la mirada a sus manos—. Demasiada información que no sé cómo poner en práctica, es incluso más difícil que pelear.

—¿Qué es lo que tienes que poner en práctica? —preguntó elevando una ceja.

—Ammm, cosas como tener arreglado el hogar, cuidar de un bebé, atender a las exigencias de mi esposo, cuidar mi boca y mis acciones para no molestarlo, estar siempre impecable y ser dulce, atento y amable, yo...deberé estar dispuesto a todo.

—Eso es verdad, lo que busco es un doncel que pueda atender mis necesidades en todo momento, tienes que levantarte a alimentarme y a limpiar, todo tiene que estar en orden porque odio las cosas sucias ¿Entendiste?

Xiumin se quedó callado, lo miró lleno de confusión y algo más, en más de seis años Hoseok había aprendido a leer sus expresiones, así que se dio cuenta que ese algo, era molestar, no pudo aguantar más la fachada de seriedad y rompió en carcajadas, Xiumin se molestó aún más terminando por golpear su hombro y cruzar los brazos molesto.

—¡Debiste ver tu rostro!

Xiumin, molesto, se acostó de nuevo, cubriendo su cabeza con la manta, quería golpear a Hoseok, pero, trataría de no hacerlo por su bien.

—No seas infantil, sal de ahí. Bueno, me largo entonces.

Sintió como se levantaba y bajo ma manta hasta su nariz, Hoseok, sonrió y se acercó, dando un beso en su frente, con su mano, bajó la manta hasta que su rostro completo estuvo descubierto, entonces, besó sus labios, tenuemente, apenas un roce, pero eso fue suficiente para que el corazón de Xiumin latiera con fuerza y la sangre subiera a sus mejillas y orejas, le miró confundido, pero Hoseok seguía riendo.

Se recostó a su lado, dando un profundo suspiro. Xiumin le miró esperando.

—No quiero eso, en verdad no deseo un sirviente, me gusta como eres, así que no tienes que cambiar nada, las costumbres son estupidas, hacen que donceles y mujeres soporten a hijos de puta que sólo los ven como máquinas de bebés, por eso no me gustan las relaciones, mucho menos hacerlas públicas, todos pueden opinar.

—Yo...yo creo que lo hacían para ayudar.

Hoseok bufó. —Déjame adivinar, te dijeron sobre el mal augurio que era casarse estando en espera ¿Verdad?

—¿Y si es verdad?

—No, no lo es, ve a Jin, no se caso embarazado, pero si sufrió en su matrimonio, nada de lo que te digan es verdad, así que no te estreses, deja que las cosas fluyan.

—¿Qué es lo que se supone que un matrimonio hace? ¿Cuáles son las órdenes y los hábitos que tengo que seguir?

Hoseok se volvió para mirarlo fijamente, Xiumin hizo una mueca, pensaba que había dicho algo malo, pero la realidad es que eso era lo único que rondaba por su mente, eso y muchas más inseguridades y dudas, por primera vez en su vida podía decir que estaba realmente confundido de quien era y de su deber en la vida.

—Sólo hay una cosa que tienes que cumplir al pie de la letra, la mayor orden que vas a recibir de mí—sus ojos eran tan profundos que se perdió en ellos unos momentos—. No puedes morir antes que yo, tienes prohibido morir, es lo único que tienes que saber, debes mantenerte con vida.

—¿Por qué?

—Porque...siempre pierdo a las personas que quiero, y yo—desvío la mirada para no verlo—. Te quiero.

—¿De verdad? —su corazón estaba latiendo con fuerza.

—Nunca miento.

Xiumin sonrió, se acercó y recostó la cabeza en su hombro. —También te quiero.

—Bien, eso está bien.

—Hoseok, te quiero mucho.

—Sí, ya entendí, cállate.

—Gracias.

Hoseok bufó, se volvió y se recostó, abrazandolo. —Duerme y cállate.

—Dilo de nuevo.

—No.

—Anda, una vez más. Sólo una...

—Te quiero—susurró en su oreja.

Xiumin sonrió en grande y lo abrazó, estaba feliz y las dudas se estaban yendo. Había logrado que lo quisiera y lograría que lo amará, estaba dispuesto a enamorarlo por completo, y permanecer para siempre a su lado.





Maldición está pareja me gusta mucho 🤍

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