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18

—¿Casarme? ¿Esa era tu mejor opción?

SeokJin le observó con una ceja alzada, antes de comenzar a verlo muy mal, estaban alejados del consejo, la reunión había terminado, pero eran cuidadosos, más ahora que habían comprobado que cada uno de sus movimientos estaban siendo vigilados.

—¿Tenías otra idea genio? —bufó—. Agradece que pudimos salvarlos, ahora tenemos que tener cuidado, hablo de que trates de mantener un bajo perfil.

—Si sabía que esto iba a ser así, entonces me habría dejado morir en la guerra, mucho trabajo.

—No seas estupido, anda, ve a hacer tu labor.

Hoseok hizo una mueca ligera. —Llevaré primero a Xiumin a su casa.

—No, he decidido que se quedará en el palacio hasta el día de la boda, debemos de cuidar cualquier inconveniente, no te preocupes, estará bien aquí.

—Si eso es lo que quieres. ¿Quién se hará cargo de los preparativos de la boda?

—Llamaré al organizador real, es momento que sepas que tú boda también es un evento importante, al final del día eres el encargado de todo el ejército de Scarlanding, así que haremos algo digno.

—No creo que sea la mejor idea, ¿No dijiste que guardia baja?

—Oh vamos, es tu boda, hace mucho que no tenemos una.

—Si quieres una boda cásate tú—dijo tosco, antes de arrepentirse por el ceño fruncido de Jin—. Lo siento, pero sabes bien lo que pienso, es una jodida estupidez.

—¿Qué esperabas? ¿Dejar a Minseok y que tu hijo crezca siendo un bastardo? No, no seas estúpido, no es como si no hayas hecho algo para que esta situación sucediera, es momento de que te hagas cargo de tus actos.

Hoseok rodó los ojos, ambos pasaron el extenso pasillo para entrar a la oficina de Jin, una vez dentro se relajaron.

—Ordene que lo pusieran cómodo en el ala este, puedes ir a verlo, dile que por más que sea difícil, no hable de más con nadie.

—Bien, no sé cómo veré a mis hombres ahora.

—Te respetan, dudo que digan algo frente a ti.

—Aunque no lo digan en mi cara hablarán.

—¿Desde cuando te importa lo que digan? Siempre dices que lo que las personas piensen te importa un carajo ¿Qué cambió?

Hoseok hizo una mueca. —Simplemente...

—A menos que no te importe lo que digan de ti, sino lo que digan de él ¿Hasta cuándo vas a fingir que no lo quieres?

—No se trata de querer, el chico ya perdió todo, ponerlo en más tensión es cruel.

—Habla con él y pregúntale qué es lo que quiere, no supongas.

—¿Por qué te importa tanto Xiumin?

—Es un buen chico, puedo verlo en sus ojos, es de esas personas que valen la pena, ya casi no hay gente así, por eso, te mantendré vigilado, por favor, no cometas los errores de Yoongi, Jungkook y Namjoon, tú eres diferente.

Hoseok suspiró profundamente. —Nunca quise una familia Jin, bueno, tal vez en algún momento de mi infancia lo quise, pero, sinceramente jamás lo he tenido, mi madre murió cuando era muy pequeño, mi hermana y mi padre lo hicieron tiempo después, y...hubo cosas que me marcaron, todo a quien amo está destinado a perecer, no quiero eso para Xiumin, pero lo peor de esto, es que el destino parece ser cruel, y no me dejará tranquilo, no lo asimilo.

SeokJin asintió. —Cambia la vida, pero puede ser algo bueno ¿Quién dijo que tenía que resultar en un fracaso? Sé más positivo.

—Positivamente no puedo—rio por lo bajo—. No te sobrepases con los preparativos, no me gusta esa clase de cosas.

—Lo haré, sobre lo demás no te preocupes.

—¿De qué hablas? —preguntó con una ceja alzada.

—Los preparativos y la dote, lo haré yo.

—Tengo cómo pagar su dote, no te preocupes.

—No, será un regalo de mí para ti, lo único que debes hacer es conseguir un anillo. Asegúrate que sea uno lindo.

—De verdad que esto es jodido.

—Hoseok, no desperdicies el tiempo, sé feliz ahora que puedes serlo, porque después será tarde.

Vio en sus ojos el dolor y por un momento trató de comprender por qué estaba haciendo tanto por ellos. Jin era un romántico empedernido, siempre fue de esa manera, desde que era un niño soñaba con un cuento de hadas, con hacer todos sus sueños realidad al lado de la persona que amaba, con usar finos trajes y brillantes coronas, lo conocía desde pequeño, sabía sus anhelos, por eso, estaba seguro de que este siempre apostaría por el amor, a pesar de que los resultados podían ser críticos. Pero, las cosas eran diferentes para él, no quería estar en esa posición, porque el fatalismo formaba parte de su día a día, por eso era buen guerrero, porque no le importaba morir, sin embargo, teniendo una familia hacia todo mucho más complicado, el amor siempre había sido trágico y ni siquiera había tenido el tiempo ni quería tener el tiempo para pensar en el hecho de que iba a tener otro hijo, uno que no quería, que no esperaba, que no deseaba, que estaba aterrado de tener.

Cuando salió de aquella oficina prometiendo que conseguiría un estúpido anillo, la presión regresó, Jin le ayudaba a aplacar sus pensamientos, pero no podía hacer mucho. Recorrió el pasillo, estaba cabreado, todo lo sucedido le tenía de un humor cambiante, quería matar a todos los miembros del consejo, quería ver correr su sangre, despellejarlos vivos, eso es lo que ayudaría a calmar su enojo, pero, no podía y la impotencia lo jodia.

Traspasó el lago pasillo, veía a Ken regresar, ambos se miraron con seriedad.

—Está en la última habitación.

—Bien, espérame en el campo de entrenamiento.

—Perfecto.

Hoseok siguió su camino, se detuvo en la habitación, tomó aire antes de abrir la puerta, era una habitación mediana, Xiumin estaba sentado en una silla con la mirada fija en la ventana, al escuchar la puerta se volvió y lo miró, sus ojos se agrandaron y se puso de pie para ir de inmediato que su lado.

—Hoseok—dijo con alivio.

Cerró la puerta, suspiró y le sonrió a medias. —¿Estás bien? Deberías descansar.

—Quiero ir a mi casa.

—No puedes, te vas a quedar aquí hasta que sea la boda, son ordenes de su majestad.

Xiumin bajo la mirada, estaba incomodo, muchas cosas sucedían al mismo tiempo y no le gustaba nada, estar en esa situación.

—Yo...no creo que sea buena idea...

—Lo que creas o no, aquí no importa ¿Olvidas quién es tú rey?

Elevó la vista negando con seriedad. —Claro que no, me quedaré y obedeceré.

—Bien, la boda será en unos días, simplemente mantén el perfil bajo, y no hables con nadie, no sabemos quiénes pueden tener malas intenciones.

—Claro...Hoseok...¿Estás molesto?

—¿Por qué tendría que molestarme? —gruñó—. ¿Por qué me mentiste? Todo esto podría haberse evitado, si hubieses sido honesto conmigo, pero, no fue así, ahora tenemos que hacer esto.

—Lamento haberte llevado entre las manos.

—No importa ya, sólo prepárate y ten cuidado.

—Siento que la resolución sea una boda.

Hoseok apretó la mandíbula. —Jamás quise casarme, pero no podemos hacer nada, por el momento tenemos que adaptarnos a las leyes.

—Yo...

—No digas nada, acata las órdenes del castillo, tendré mucho qué hacer con el ejército, no podré verte, cuídate.

Se dio la vuelta dispuesto a irse, pero Xiumin lo detuvo del brazo, hizo que se volviera nuevamente y le miró con melancolía.

—Yo...

—Xiumin no, no digas nada.

Cerró los ojos unos momentos antes de alejarse. —Bien, cuídate.

Sin esperar, salió de la habitación con una presión en el pecho.









Miraba a sus hombres mientras entrenaban, nadie se había dignado a mirarlo de forma extraña, porque sabían que su humor estaba a un límite y que podía golpearlos sin dudarlo dos veces. Ken vigilaba sus acciones con seriedad, había dicho que se quedaría hasta el día de su boda, sin embargo, Hoseok sabía bien que no sólo lo hacia como apoyo moral, sino que quería estar cerca de Jin. 

Podía llegar a entenderlo, y porque lo hacía, sabía que terminaría con el corazón destrozado, nada salía bien de amar a una persona cuyo corazón estaba ocupado por el recuerdo de alguien más. El amor estaba lleno de egoísmo.

—Empecemos—dijo con seriedad tomando su espada.

Ken lo observó de cerca, tenía órdenes específicas de SeokJin, los entrenamientos eran duros, pero no significaban gran problema para alguien como él. vigilaba que Hoseok no perdiera la paciencia, lo conocía, sólo esperaba que alguien le mirara mal para perder el control, pero al parecer los soldados eran más inteligentes que eso.

Miró hacía el castillo, y observó a SeokJin quien les miraba con seriedad, su corazón comenzó a latir con fuerza y en el momento en que sus miradas se encontraron sufrió una descarga, no era dueño de sí mismo, si se trataba de él jamás podría actuar con cordura, por algo se había mantenido alejado, y ahora que regresó y que no estaba Kim Namjoon, no se sentía seguro de sí mismo.

Lo vio alejarse y despertó de su entonación, se concentró en el entrenamiento, así hasta que oscureció, Hoseok clamó que quería ir a beber, estaba por acompañarlo, pero le repitió que quería estar solo, no creía que era buena idea, pero estaba agotado, su plan era dormir un poco antes de tener que buscarlo para asegurarse de que todo estaba en orden. Estaba por salir, cuando un soldado se le acercó.

—General Lee—dijo alargando la mano donde tenía una hoja.

La tomó abriendo el sobre, dentro había una nota, apretó la mandíbula y rompió la hoja guardando los pedazos en su pantalón. El soldado se hizo a un lado y se alejó de su camino, miró alrededor, encaminando sus pasos de regreso al castillo. 

Avanzó por los extensos pasillos, iluminados tenuemente con algunas velas, no había nadie, tuvo que ser muy cuidadoso, no estaban en el castillo de las Rosas. Llegó hasta la oficina, tocó dos veces y espero, cuando escuchó la afirmación, entró, era una habitación muy amplia e iluminada, SeoKjin estaba sentado leyendo un libro en el sillón, se puso de pie y le sonrió.

—Hola Ken, es bueno verte, desde que llegaste no he tenido oportunidad de saludarte.

Ken tragó en seco, ver a Seokjin siempre sería un sueño. —Mi señor—dijo con una inclinación—. Me alegra ver que goza de salud.

—No seas tan formal, no es la primera vez que nos vemos.

—Es la primera vez que lo veo siendo rey—sonrió a medias—. Ha cambiado mucho.

—¿Quieres beber algo?

—Por favor.

SeokJin sirvió dos copas de vino, le ofreció una la cual tomó, ambos se sonrieron y tomaron asiento en los sillones, la chimenea estaba abierta, se quedaron en silencio, había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron.

—Me preocupa Hoseok—suspiró al final de un trago—. No lo veo feliz con la decisión.

—¿Cree que vaya a faltar a su palabra? —elevó una ceja—. Yo no lo creo, siempre ha sido un hombre de palabra.

—Él cumplirá con su deber, pero me preocupa que esto lo haga infeliz.

—Hoseok ama a Xiumin—dijo con seguridad—. Sólo es muy tonto para admitirlo, se puso como loco cuando supo que podría morir.

—La vida sería más sencilla si todos admitieran lo que dice el corazón.

Ken le miró de soslayo. —A veces es imposible decir lo que nuestros corazones guardan, el miedo y el riesgo es muy grande.

—Ya lo creo.

—¿Cómo está?

—No me hables de usted, no me gusta.

—¿Cómo estás SeokJin?

Le miró con una mueca. —Las cosas son más difíciles de lo que pensaba, pero, lo intento, hay días buenos, otros no tanto, esa es mi forma de vivir ahora.

—Estás haciendo un buen trabajo, no le dejas todo al consejo, tomas la responsabilidad, desde la muerte del rey, todo ha sido como caminar en arena movediza.

—Namjoon no está muerto—dijo mirando a la nada.

Ken le observó con una ceja alzada. —Hoseok me platico lo que crees, pero Jin, eso es imposible. Namjoon murió.

—Eso no lo sabemos, su cuerpo no fue encontrado.

—Cayó al río, que desemboca en el mar, es imposible que haya sobrevivido, lamento ser quien te dice esto, pero tampoco estoy de acuerdo con que todos intenten hacerse los ciegos y simplemente cumplir tus exigencias. La realidad es dura, Kim Namjoon murió, y tienes que aceptarlo, porque sino vivirás vuelto loco pensando en algo que no sucederá, no volverás a verlo, ha muerto.

SeokJin le miró con furia, se levantó molesto, aunque sabía lo que los demás pudieran pensar de su locura, nunca se atrevieron a decírselo en la cara, no de la forma en la que Ken lo hacia, era el único que podía enfrentarlo sin temer lastimarlo.

—No quiero.

—Tines que aceptar que Namjoon no va a regresar.

—No puedo hacerme a la idea que no está, porque lo amo.

—¿Lo amas SeokJin? Kim Namjoon te destrozó de todas las formas posibles, ¿Quieres que te recuerde cómo llegaste al castillo de las rosas? Maltratado, golpeado, muriendo lentamente porque decidió que eras un cualquiera en vez de escucharte, cómo trataste de quitarte la vida, si no hubieses bebido esas hierbas jamás te habrías dado cuenta que estabas esperando aa Tzuyu, el dolor de cuando nació y supiste que era suya. Te humilló, te hizo menos siempre y te lastimó.

SeokJin derramó las lágrimas que había estado sosteniendo durante todo el día, bajo la mirada, nunca olvidaría todo el dolor que había sentido, eso era imposible, pero el recuerdo de Namjoon los últimos meses a su lado eran más fuertes, mordió su labio inferior evitando sollozar.

—Cuando mueres te santifican, pero ambos sabemos que Namjoon no fue bueno contigo, hizo cosas que no merecías y si me preguntas tampoco merece que lo esperes de esta manera.

—Es más complicado de lo que crees.

—¿Qué es lo complicado?

—No decides a quien amar.

—Claro que lo haces, pero, eres tan ciego que no quieres verlo y te aferras a una ilusión.

—Ken...basta.

—Yo te amo, ¿Eso alguna vez significó algo para ti?

Lo miró fijamente, esperando una respuesta que no vino de inmediato. Estaba sufriendo.

—Significó mucho para mí. Sigue significando.

—¿Puedes amarme?

—No ahora.

—Pero, ¿Alguna vez crees que puedas hacerlo? —se acercó, terminando por llevar su mano a la mejilla ajena y acariciar, su piel era tan suave.

Sus ojos estaban fijos en el otro, sus rostros cerca. SeokJin suspiró tembloroso.

—Cuando acepte que él no volverá, podré. Antes no, lo siento.

Ken tragó en seco y se alejó, dio una reverencia. —Mi señor, me retiro por hoy.

—Adelante—susurró.

Lo vio alejarse con el corazón destrozado, SeokJin se sentó sin dejar de llorar.

—¿Hasta cuándo seguirás atormentandome así Namjoon?












Minseok, miró alrededor, era aburrido, a esas horas podría estar entrenando, pero no podía hacerlo jamás. Se sentía desdichado, como si le hubiesen quitado una parte de su ser. Movía sus pies dentro del agua fría, estaba en la orilla del río, sentado en una enorme roca, con ropas que no le gustaban, dignas de un doncel.

—¿Por qué estás aquí?

La voz conocida le hizo volverse, lo vio perfecto, en su traje de batalla, con la seriedad en todo su rostro, su cabello agarrado en una pequeña coleta en la nuca.

—Paso el tiempo, no tengo nada mejor qué hacer.

—Te ves gracioso en esa ropa—dijo mirándolo de pies a cabeza, algo que le molestó.

—No es como si pudiera usar algo más—dijo de forma tajante.

—¿Estás molesto conmigo?

—No Hoseok, ¿Por qué lo estaría?

—Lo que esta pasando no es mi culpa.

—Ya sé que es mi culpa.

—Bueno, si hubieses sido honesto, nada de esto estaría pasando.

Gruñó bajando la mirada. —Bueno, igual no me arrepiento.

—¿No lo haces? Has perdido todo.

—Perdí, pero también gané algo.

—¿Qué? —preguntó con una ceja elevada—Xiumin no contestó, pero llevó una mano a su vientre, entonces Hoseok recordó que no sólo estaría casado, sino que también tendría un hijo—. Ah eso.

—¿Eso? —le observó molesto—. Come mierda Jung.

—No me puedes hablar así—bufó molesto.

—Ya no eres mi superior.

—Seré tu esposo.

—¿Y? ¿Por eso dejaré que me trates mal, me humilles o lastimes?

—Ya, lo siento, estás muy emocional. Debe ser el embarazo.

—O tal vez es porque te estas portando como un idiota—dijo poniéndose de pie.

Estaba por irse, entonces Hoseok apretó la mandíbula antes de agacharse y tomar agua con la mano para lanzarsela, mojando su espalda. Xiumin se volvió molesto, metió la mano rápidamente al río y le lanzó agua, su rostro quedó mojado, ambos se miraron fulminandose con la mirada, comenzaron a atacarse y a mojarse, Hoseok era feroz, pero Xiumin más rápido, pronto ambos terminaron mojados de pies a cabeza, riendo, la tensión y el enojo entre ellos disminuyo, no se veían retandose, sino con diversión.

Hoseok encontraba en Xiumin la jovialidad que le faltaba, podía relajarse, se sentía liberado, pero no estaba listo para admitirlo en voz alta. Cuando Xiumin estaba dispuesto a atacar de nuevo, cayó de nalgas al agua, Hoseok se aproximó a su lado y le tendió las manos.

—Debes tener cuidado.

Xiumin aún riendo tomó sus manos y lo atrajo al agua, ambos estaban dentro del río, empapados, Hoseok lo tomó de la cintura y lo subió a su regazo, sin importarle que estaban dentro del agua, la cual llegaba a sus pechos.

Tomó sus mejillas y le miró con picardía. —No te ves gracioso, te ves bien. Lamento lo que dije, no es tu culpa solamente.

Xiumin lo abrazó, recargando el mentón en su hombro y suspirando.

—Gracias por decirlo. Hoy estoy molesto porque tuve que entregar mi traje de batalla y mi espada, fue duro.

—Lo siento, de verdad que eres un excelente guerrero.

—¿Mejor que tú?

—Nadie es mejor que yo—bufó.

Se separó de su cuerpo para mirarlo, acarició sus mejillas y le besó, fue un beso tierno, Hoseok sonrió entre sus labios y tomó su nuca para intensificar el toque. La pasión se sentía en todo espacio de su ser.

—Ve a cambiarte, pescaras un resfriado.

—Tú también—susurró Xiumin.

Hoseok le ayudó a levantarse y tomó su mano para salir del río, ambos se encaminaron al castillo, sin soltarse, algunas personas les observaban como bichos raros, porque estaban riendo, empapados y con las manos enlazadas. Cosa, que les importó menos, estaban tranquilo, Hoseok pensó que no sería tan malo casarse con alguien como Xiumin, ya que le traía paz en una tormenta llena de tempestades.

Lo quería.














¿Queremos a Xiumin? 🤍

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