15
La tensión y la frialdad del ambiente, dejaba sin aliento los tres cuerpos que se miraban sin expresión alguna, Hoseok estaba cayendo, era una caída libre y dolorosa, que traía consigo un escalofrío en todo su cuerpo, su mente estaba en blanco, no dejaba de ver a Xiumin quien mantenía la cabeza abajo. Todo aquello parecía tan ajeno, que no sabía realmente cómo actuar, una parte de él quería gritarle, pero su cuerpo no respondía.
—¿Hoseok? —Ken irrumpió con aquella tensión.
Sin mirarlo le respondió. —Dejanos solos. Vete.
Ken asintió, caminó a la puerta mirando con reproche a Xiumin, mentir en Scarlanding era una falta muy grande, repidiaban el engaño, estaba enojado con aquel chico que fingió ser alguien que no era y que puso en problemas a todos.
Cuando escuchó la puerta cerrarse, Hoseok empuñó las manos, estaba realmente molesto, por la situación y por lo que podría pasar.
—¿Por qué no me dijiste que eras un doncel? ¡Habla!
—Lo siento...
—¡¿Crees que con un lo siento vas a solucionar esto?!
Xiumin no aguantó y comenzó a llorar, un llanto desgarrador que hirvio la sangre de Hoseok, frustrado caminó de un lado al otro tratando de controlar sus pensamientos.
—Minseok—dijo con frialdad—. ¿Sabes lo que significa?
—Voy a morir—sollozo.
—Lo vas a hacer—asintió—. ¿O esperas que me vuelva un traidor para mí reino?
—No—negó mirándolo por fin—. No quiero eso, jamás quise eso, esa fue la razón por la que me fui.
—Te van a matar, por haber faltado a las leyes, los donceles no pueden pertenecer a la guardia real ¿Entiendes eso?
—No me importa morir.
—¿Y también sabes que yo pagaré? Porque ese bebé es mío.
—Perdóname—se ahogaba en sus palabras—. Te juro que no le diré a nadie que es tuyo.
—Y sabes también que moriré—gruñó—. Porque no permitiré que te lastimen.
Xiumin abrió los ojos en demasía, le observó perdido, con las manos temblorosas, Hoseok se acercó y él no hizo ademán de alejarse, sintió entonces los brazos envolviendo su cuerpo y se quebró por completo, se aferró con las manos a la chaqueta del general, quien con un nudo en la garganta besó su sien. Estaba cometiendo una equivocación, una traición, lo que juró no hacer, pero, no quería dejarlo morir, mucho menos ahora.
—Basta...yo...
—Matame—susurró contra su pecho—. Hazlo tú.
—Xiumin—lo separó de su cuerpo—. No puedo...yo...maldita sea ¿Por qué hiciste esto?
—Lo siento, yo...
Se separó de él, las emociones que sentía en ese momento eran indescriptibles, se acercó a la puerta y salió. Afuera, Ken estaba recargado en la pared, miraba a la nada con una mueca.
—¿Lo vas a entregar?
—Debería hacerlo.
—Pero no lo harás ¿Verdad? Mierda, jamás lo vi venir, no parece nada un doncel, no es como los demás.
—¿Quién más sabe?
—Sólo yo, ellos no saben quién es—señaló a los hombres—. Piensan que es un doncel cualqueira, no mostraba su rostro, cuando lo interrogue, no deje que nadie lo viera, menos sabiendo a quien pertenecía ese niño.
—Si alguien se entera estoy muerto, más sabiendo que el consejo sólo está buscando algo para desaparecerme y a cualqueira que apoye a Jin.
—Tú dime qué vamos a hacer.
—Tengo que hablar con Jin, debe haber alguna manera, pero, por el momento, se quedará aquí, esta noche, toma la habitación de huéspedes.
—Iré a beber—sonrió a medias—. Cualquier cosa que decidas te voy a apoyar.
—Gracias.
Regresó a la casa, Xiumin se encontraba aún de pie, mirando sus pies, caminó a la cocina, se sirvió vino, y tomó unas piezas de pan y algo de leche, los puso en la mesa. Sin mirarlo, porque no sabía cómo hablarle.
—Siéntate y come.
—No tengo hambre—susurró.
—Que te sientes—gruñó.
Xiumin caminó inseguro a la mesa, en donde se sentó, quedando frente a él. Hoseok simplemente bebía alcohol, pero le acercó el pan, tomó uno y lo pellizco.
—Mi madre murió cuando me parió—susurró mirando fijamente las migas de pan—. Papá y mi hermano me cuidaron solos, ellos no sabían nada de cuidar un bebé, pero aún así lo hicieron, mi padre nos entrenaba, ellos pensaban que todo estaba bien, pero enferme y supieron que era doncel—algunas lágrimas recorrieron sus mejillas—. Entonces, papá comenzó a tratarme diferente, después de un tiempo murió, mi hermano hizo lo que pudo, me enseñaba a entrenar y también me compraba ropa linda para donceles. Eramos inseparables, pero murió, estaba perdido, sin una familia, no habría quien pagara mi dote para casarme, nadie se fijaría en mí, tenía quince años cuando las convocatorias se abrieron, me inscribí, era tan bueno que ellos jamás imaginaron que era un doncel.
Hoseok le observó con seriedad, tragó en seco recordando cuando lo vio por primera vez, jamás podría haber pensado que era un doncel, su fortaleza en combate era envidiable, le gustaba por eso.
—¿Cómo es que no quedaste en estado antes?
Xiumin limpió sus lágrimas. —Tomaba unas hierbas especiales, todo estaba bien, porque nosotros no pasábamos más tiempo juntos, las tomaba de inmediato, pero cuando comenzaste a vivir conmigo, era imposible hacerlo sin que te dieras cuenta, también pensé que no sucedería nada. Lo lamento.
—¿Cuando te diste cuenta?
—Unos días antes de que te fueras, tuve miedo, demasiado, porque era arriesgado, pensé en...no tenerlo, pero, tuve más miedo, entonces pensé que lo mejor era irme.
—¿En donde estuviste? —preguntó con una ceja alzada.
—En un refugio para viudos.
Hoseok hizo una mueca, esos lugares eran lo peor, casas donde aceptaban a donceles y mujeres que han perdido a sus parejas, donde trabajaban forzadamente para tener un poco de dinero, vivían en situación precaria, imaginarlo ahí hizo que su corazón doliera, mordió su labio inferior con fuerza.
—Escape, porque vivir en ese lugar era atroz, quería ir al norte, pero no sabía que habían mejorado la vigilancia.
—Ha habido mucho flujo de migrantes, hay que vigilar.
—¿También revisaron por el río? Es sencillo cruzarlo, sobre todo en estos días, en cause ha bajado casi por completo.
—Lo hemos hecho, aunque hay algunas complicaciones, las vías de acceso peligrosas deben ser cerradas antes de que alguien se lastime intentando cruzar.
—El barranco es peligroso, han muerto muchas personas, una división especial sería lo correcto, no hay suficientes soldados capacitados.
—Entrenar a un nuevo grupo es complicado, pero deberíamos hacerlo, aunque...—Hoseok le observó, ya no lloraba, sus ojos parecían decididos y su semblante serio. Negó con una sonrisa melancólica.
—Lo siento.
—¿Cuánto tiene...? —señaló con la cabeza su cuerpo.
—Oh, creo que unos cuatro meses, casi cinco, a menos que sea más. No se nota tanto, bueno, sí un poco, era demasiado delgado.
—¿Pensabas volver?
—No—suspiró—. Porque no quería lastimarte, no quería arruinar tu vida. Estaba haciendo lo correcto.
—¿Mentirme toda la vida es hacer lo correcto? ¿No crees que merecía saber que eras un doncel? Yo fui honesto contigo.
—No lo fuiste Hoseok—relamió sus labios—. Jamás fuiste honesto, yo...ni siquiera sé si realmente me quieres o es sólo algo sexual, que no me molesta, yo lo acepté, te dije que no quería nada a cambio, en verdad sigo sin esperarlo, por eso me fui, porque no te iba a hacer elegir, no es justo para ti.
—¿No confías en mi?
—Dejarte fue lo más doloroso que he hecho en mi vida, sigue doliendo como el demonio, quería regresar, correr hacia ti, pero no quería meterte en problemas, tragué el dolor, porque era mejor que hacerte daño a ti, yo...te amo, tal vez es estúpido, pero te amo demasiado, eres la primera persona además de mi familia que se ha preocupado por mi, que me ha demostrado cariño, te amo, porque para mí eres el único, jamás estuve con nadie más, aún si veía como llamabas a otros a tu cama, yo nunca pensé en hacer lo mismo. Te amo tanto que me fui para protegerte.
Hoseok se quedó en silencio, mirando sus ojos, cristalinos y sinceros.
—Yo...
—No tienes que decir nada, quiero irme—suspiró—. Si me ayudas a salir de aquí, entonces nada malo tendría que suceder.
Hoseok se levantó, caminó dándole la espalda, apoyó las manos en la encimera y las apretó, cerró con fuerza los ojos, lo que Xiumin decía era lo mejor para ambos, podría llevarlo a un lugar lejano, donde le visitaría, pero, una parte de él no quería perderlo, estaba cansado de perder a todo el que amaba, estaba tan confundido.
Escuchó pasos a sus espaldas, no se volvió, unas pequeñas manos abrazaron su espalda, sintió su cabeza acomodada en su espalda, mordió con fuerza su labio, se volvió y tomó sus mejillas.
—No te perderé, pensaré en algo.
—Hoseok—susurró con tristeza.
—Estoy cansado de perder todo lo que quiero en esta miserable vida y cuando te fuiste, me volví loco, no dejaré que te vayas, menos con mi hijo.
Las lágrimas de Xiumin descendieron de nuevo, Hoseok suspiró profundamente antes de tomar sus labios por completo, unos que le regresaron la vida.
Hoseok miró a Xiumin dormir a su lado, estaba cansado, besó su mejilla y se puso de pie, tomó sus cosas para darse un baño rápido e irse, el agua fría heló sus pensamientos, tenía mucho que perder y pocas posibilidades de que las cosas terminaran bien.
Salió secando su cuerpo, y tomando la ropa de alrededor, al mirar a la cama se percató de Xiumin, quien estaba sentado, adormilado y confundido.
—Vuelve a dormir, volveré pronto, no salgas, por nada del mundo y no huyas, es peligrosos, en la capital muchos te conocen.
Asintió lentamente. —No lo haré...
—Hay comida, duerme.
Estaba por salir de la habitación, pero, regresó para acercarse a él y beso su frente. Xiumin sonrió en grande. Hoseok salió casi corriendo, miró la casa por última vez y tomó su caballo, tenía el tiempo medido.
Las puertas del castillo se abrieron, entró caminando a paso veloz hasta la oficina de SeokJin, a esa hora estaría terminando sus deberes de padre para atenderlo, le daba tiempo para pensar en qué hacer, pero cuando llegó a esa puerta, Jackson ya estaba esperando.
—Hola Hobi.
—¿SeokJin ya está aquí? —preguntó con una ceja alzada.
—Sí, desde temprano, ¿Pasa algo?
—Entra, necesito hablar con ustedes.
—Bien.
Jackson abrió la puerta, en el escritorio estaba SeokJin escribiendo unos documentos, últimamente estaba trabajando demasiado. Se plantó frente a él, SeokJin le sonrió.
—Veo que estás sobrio, eso es bueno ¿Pasa algo? Pensé que estaban en entrenamiento y...
—Xiumin volvió.
Los ojos de SeokJin se agrandaron y sonrió. —Bueno, eso es excelente, me alegra mucho ¿Volverá? No me digas que lo vas a castigar...
—Está esperando un hijo mío—dijo de una.
El rostro de Jin cambió por completo, con una sonrisa que se borrando lentamente, a su lado Jackson le observó perplejo.
—¿Qué?
Hoseok gruñó, tomó la botella de alcohol de la cantinela y dio un gran tragó.
—Es un doncel, no lo sabía, cuando se fue, lo hizo porque se enteró que estaba embarazado. Ayer regresó, lo detuvieron antes de que cruzara al norte.
Jin boqueo. —¿Es tuyo?
—Lo es—asintió.
—Si alguien se entera ¿Sabes lo que sucederá? —preguntó Jackson con una mueca.
—Va a morir y yo lo haré con él, porque no dejaré que le hagan daño y...—bufó—. Por eso estoy aquí, sé que es imposible que te pida esto, que no es parte de mi deber, que debo obedecer a las normas, pero Jin, ayúdame. No puedo dejarlo morir.
SeokJin se levantó, caminó hasta la ventana y suspiró. —Tenemos que pensar en la forma correcta de decirle al consejo.
—Jin...
—No te preocupes, te voy a ayudar, aunque no lo creas le debo más de lo que cualquiera imagina y tú eres parte de mi familia.
—No será fácil, pero podemos planear algo.
Hoseok sintió alivio, los miró a ambos y sonrió melancólico. —Gracias, en verdad gracias.
La puerta se abrió, dejando ver a Ken agitado, tres pares de ijosbse posaron en él.
—Lo tienen—dijo con seriedad—. Llegaron soldados a tu casa y lo sacaron, lo van a juzgar.
—¿Qué? —la sangre huyó de su cuerpo.
—Arrestaron a Xiumin.
Tanto drama que no sé cómo empezar 🤍
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