Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11

Reino del Norte

La habitación estaba llena del sonido de sus pieles chocando una contra la otra, mezclados con los gimoteos repletos de placer, el éxtasis que recorría sus cuerpos era una clara afirmación de su pasión, una que sólo podían saciar juntos. Jungkook tomaba con fuerza su cadera, besando con voracidad sus labios rojos, sonreía cuando el cuerpo que estaba debajo de él se contraía de placer, su vaivén era rápido, aunque modulaba la intensidad para no venirse antes de tiempo, su cuerpo se sentía tan bien, tomó su muslo derecho e hizo que enredara la pierna en su cadera, para ir mucho más profundo.

—Carajo—gruñó en su cuello, estar dentro de él se sentía realmente bien.

—Jungkook—jadeo tomándolo con fuerza del cabello negruzco, las sensaciones de su cuerpo eran algo que no podía agrupar de forma coherente.

Jungkook salió de él y lo tomó en brazos, sentándose en la cama, colocándolo a horcajadas.

—Vamos amor, necesito verte hacerlo—susurró ahogado, con el sudor recorriendo su frente.

Taehyung bajó lentamente por su erección llenándose por completo, jadeo, perdido en los ojos oscuros de Jungkook, comenzó a mover sus caderas de arriba hacia abajo, sensual, para después aumentar el ritmo, agarrándose de los hombros de Jungkook, quien gruñó. El calor los llenaba, el invierno estaba bajando su esplendor, venían los días cálidos, aunque ellos nunca sentían el frio.

Jungkook lo masturbo, creando un escalofrío que recorrió toda su columna, gritó su nombre, sin dejar de moverse, estaba a punto de llegar.

—Vamos cariño—susurró mientras besaba su cuello.

Fue una explosión dolorosamente placentera, Jungkook lo tomó en brazos y lo acostó, moviendo con fuerza sus caderas, cerrando los ojos y viniendose dentro, llenándolo por completo.

Besó cada parte de su rostro, haciendolo reír, se veía hermoso, con sus mejillas sonrosadas, el cabello revuelto, con mechones pegados a su frente por el sudor, sus labios hinchados y sus ojos llorosos debido al orgasmo.

—Te amo—suspiró besando sus labios.

—También te amo mi rey—sonrió adormilado.

—Vamos a dormir, no falta mucho para que amanezca.

Se acomodaron debajo de las cobijas, Jungkook lo abrazó con fuerza a su pecho, besando su cabeza. Las cosas estaban cambiando, mejorando por completo, Taehyung había estado estresado, por no haberle dado otro hijo, después de hablar con él en la casita de campo, ambos se relajaron, aunque, la duda estaba ahí. Jungkook pensaba que realmente ellos no serían capaces de tener otro hijo, y si había la posibilidad de perderlo, no quería arriesgarse, porque no podía seguir viendo a Taehyung sufrir, ese era su mayor miedo.

Su reinado estaba siendo próspero, entrenaba a sus hombres, su pueblo estaba feliz y tranquilo, confiando en que él los ayudaría. Taehyung era increíble, se mantenía al pendiente de sus soberanos, de los huérfanos y las viudas de guerra, era amado.

BaomGyu crecía día con día, era un niño activo, parlanchín y muy lindo, se la pasaba detrás de ellos, jugando y riendo. No podía pedir nada más.

—Iré a uno de los orfanatos—dijo Taehyung con una sonrisa—. Beomie me va a acompañar.

—Eso es algo bueno cariño—suspiró—. Beomie tiene que ver todos estos lugares, porque cuando sea rey, tiene que estar al tanto de lo que sucede en su reino.

Taehyung asintió. —Aunque, cada vez que voy quisiera traer a todos esos niños conmigo.

—No podemos hacer eso, pero sí podemos ayudarlos. En el festival podremos darles juguetes.

—Eso estaría bien—le sonrió—. Podemos hacer algo especial para ellos.

—Se hará lo que tú quieras. Bien, me tengo que ir, nos vemos más tarde—se levantó y le dio un beso en la coronilla.

Taehyung lo vio alejarse y miró entonces a su hijo quien estaba a su lado en una silla más alta, estaba comiendo llenándose todo, eran un niño precioso, lo amaba, espero a que terminara para tomarlo en brazos y prepararlo.













El príncipe BeomGyu era adorado por el reino, quien lo viera quedaba cautivado por aquellos ojos gris azulado, su cabello negro y su piel nivea, tenía un gran parecido con el rey Jungkook, al igual que su padre era exigente de atención, amaba que le amaran, por eso ver a su papi Taehyung compartir un momento especial con uno de los más pequeños en el orfanato le molestaba.

Taehyung cargaba a un niño más pequeño que su hijo, los demás niños estaban a su alrededor tratando de llamar su atención, lo adoraba, aquellos niños eran ángeles, le gustaba visitarlos y hacerlos reír.

—Ven aquí Beomie—dijo llamando a su hijo quien estaba cerca de Solar con el ceño fruncido.

—No quiero—dijo con los brazos cruzados.

—Anda, ven.

—No, sueltalo.

—No seas grosero hijo.

Las mujeres que cuidaban de los niños miraban al príncipe preocupadas, Taehyung en cambio, no bajo al niño, haciendo que BeomGyu rompiera en llanto.

—No llores—dijo acercándose.

—Bajalo, no es tuyo, tú eres mío.

—Beom—suspiró—. No te portes así.

—¡Que lo cargue su mamá!

El pequeño chillo en sus brazos, los demás niños bajaron la mirada, el príncipe era demasiado pequeño para comprender que sus palabras habían sido crueles. Taehyung trató de cambiar el semblante de los niños diciéndoles que les habían llevado frutas, ellos corrieron al comedor, le dio al pequeño a otra de las mujeres y se acercó a su hijo, se habían quedado solos, solamente estaban sus damas y los guardias. Se hincó frente a él.

—El privilegio que tú tienes es tan grande, que no eres capaz de verlo ahora.

—Tú eres mi papá, tú sólo tienes que cargarme a mí.

—No Beom, no porque cargue o sea amable con otros niños significa que dejaré de quererte, o que te estoy cambiando, no debes tener esos sentimientos tan mezquinos. Esos pequeños no tienen mamá o papá, no hay nadie que los cuide, que les de abrazos o besos, ellos no tienen lo que tú tienes, y no debes hacerlos sentir mal por eso.

Los ojos azules del niño se abrieron. —¿No tienen mamá? ¿Por qué no?

—Porque hay personas que viven una vida más difícil, ellos sólo quieren cariño, cuando seas rey, vas a encontrarte con personas desdichadas, que carecen de cosas simples, como un abrazo, no debes verlos diferente, ellos no tienen a nadie, lo que dijiste los ha herido.

—Perdón—susurró con un puchero.

—Está bien amor, no es un regaño, sólo quiero que aprendas y que nunca veas a los demás como menos desde tu posición—lo cargó—. Vamos adentro. Todos merecemos una segunda oportunidad. ¿Verdad?

Taehyung dijo esas palabras de forma inocente, sin pensar que se quedarían muy guardadas en la mente de su hijo, quien crecería pensando que cualquiera merecía tener una segunda oportunidad, aunque no lo mereciera.



















Jungkook escuchaba la lectura que Taehyung le leía a BeomGyu, los tres estaban en una sala privada, justo después de la cena, eran momentos donde intentaban estar juntos como familia sin preocupaciones de por medio, estaba tomando una copa, mientras observaba fijamente a su esposo, y a los ojos de su hijo que brillaban con cada cosa que su padre decía, después de mucho tiempo podía sentirse tranquilo, con aquel calor que afloraba su pecho.

—Es momento de ir a dormir Beomie.

Taehyung dejó el libro de lado y se levantó. —Vamos.

El pequeño hizo un puchero. —No quiero dormir.

—Pero es tarde, anda, el profesor vendrá por la mañana, tus clases comienzan—dijo Jungkook poniéndose de pie, tomó a su hijo en brazos y seguido por Taehyung salieron de la sala.

A ambos les gustaba preparar a BeomGyu para dormir, le daban un beso de buenas noches y lo arropaban, después iban a su habitación a dormir. Aunque, esa noche Jungkook tenía otros planes.

Sirvió dos copas de vino, Taehyung salía del baño con la bata de dormir, el fuego de la chimenea estaba prendido, aunque no hiciera demasiado frío, Jungkook se sentó en la alfombra frente a este, había algunos cojines.

—¿Qué es esto? —preguntó con una ceja alzada.

—Una cita para ti y para mí—sonrió orgulloso—. Ven.

Taehyung se sentó frente a él y tomó la copa, la llevó a sus labios y sonrió, no bebía mucho, porque era un desastre cuando lo hacía, pero nunca caía mal, le daba una atmósfera especial.

—¿Por qué quieres tener una cita conmigo?

—Yo siempre quiero tener citas contigo, amo el tiempo que estamos juntos, lo sabes, hoy quiero beber contigo, hacerte el amor y dormir abrazado a ti.

Las mejillas de Taehyung se sonrojaron. —Creo que tienes muy buenos planes—sonrió de lado—. Me agrada.

—Y dime esposo mío ¿Qué es lo que te agrada más?

—Estar aquí, contigo.

Jungkook suspiró. —Todos los días me pongo de rodillas y doy gracias al cielo por haberte recuperado, sé que nuestro inicio no fue bueno, sé que es mi culpa, pero estoy feliz de tenerte, quiero darte algo.

Buscó en su chaqueta sacando una cajita negra, se la tendió, Taehyung le miró con sorpresa antes de abrirla, dentro había una cadena delgada y blanca, con un pequeño colgante en forma de corazón de color azul cielo.

—Es un corazón de invierno, mi corazón es como este, frío, pero es tuyo y este también lo es.

—Me encanta—dijo con una sonrisa que iluminó sus ojos—. Ponmelo.

Jungkook alargó sus labios en una sonrisa enternecida, se posicionó atrás de él y colocó con cuidado el collar, abrochandolo en su nuca, besó con ligereza la piel expuesta, rondando hasta su hombro, bajando delicadamente la bata de seda, que cayó hasta su cadera, el fuego iluminaba su piel tintandola de tonalidades naranjas, como fuego, era cálido y suave, no dejó de acariciar su pecho, quería hacerle el amor, reclamarlo como suyo para siempre.

—Te amo—susurró en su oreja.

Taehyung volvió la cabeza para juntar sus labios, suspiró tras el toque frío de estos, el contraste perfecto, entre la frialdad del invierno y el calor de sus cuerpos.

Se amaron como todas las noches, encontrando en el otro el refugio perfecto para poder descansar y ser ellos mismos, su amor estaba floreciendo, a pesar de las adversidades se habían dado cuenta que lo que tenían, era un diamante en bruto que tenía que pulirse hasta brillar con esplendor.

Los días eran tranquilos y las noches cálidas en los brazos ajenos, Taehyung seguía con su entrenamiento, cada día mejoraba más, Jungkook estaba orgulloso de él, para sus soldados era un espectáculo verlo pelear contra el rey, no podían tomar partido, pero se emocionaban cuando Taehyung hacia un movimiento que en batalla podría resultar letal.

Como en esa mañana, que ambos blandian la espada y la golpeaban con barbarie, se miraban intensamente, reflejándose en el otro, tratando de prever el ataque, la agilidad se plasmaba en cada uno de sus elegantes movimientos.

Había mejorado mucho y eso le dio la pauta a Jungkook para que dejara de ser condescendiente y aplicara más fuerza a sus ataques. El sudor recorría sus frentes, Taehyung dio un ataque con todo y Jungkook lo bloqueó haciéndolo caer, rio al verse vencedor.

—Buen entrenamiento—dijo teniendo los halagos de sus hombres de fondo.

Le tendió la mano y Taehyung al levantarse sintió su cuerpo ligero, un escalofrío recorrió su ser y un mareo nubló su visión, de repente corrió, porque las ganas de vomitar se hicieron insoportables, se agachó vaciando su estómago, los hombres se volvieron para no mirarlo y avergonzarlo, mientras que Jungkook corrió a su auxilio, acariciando su espalda.

—¿Qué pasa amor? ¿Estás bien? —preguntó sumamente preocupado, sacó de su pantalón un pañuelo que le tendió.

Taehyung cerró los ojos un momento para después tomar el pañuelo y limpiar su boca, hizo una mueca de asco.

—Creo que...

—Fue duro el entrenamiento, estás pálido ¡Solar! —llamó a la dama de Taehyung quien se acercó rápidamente—. Llévalo adentro. Tienes que descansar.

—Sí, eso creo.

Lo vio alejarse con el ceño fruncido, para Jungkook todo lo que le pasaba a Taehyung le preocupaba de una manera excesiva, suspiró.

—Sigan entrenando—ordenó.

Durante toda la tarde la presión en su pecho no disminuyó, sólo hasta que pudo ver a Taehyung en la cena, fue que se sintió más ligero.

—¿Cómo te sientes? —le dijo tomando su mano.

—Bien, no exageres, todo está en orden, peleamos con fuerza.

—Sí, lo diste todo, eres un buen guerrero.

Pero los días pasaban, Taehyung aparentaba estar bien, aunque los mareos y náuseas aumentaran, en otras circunstancias pensaría que estaba embarazado, sin embargo, había intentado por mucho tiempo sin resultados, así que lo acuñó al hecho de no estar alimentándose bien.

Era una mañana fría, Jungkook acarició los cabellos de su esposo quien no parecía querer despertar, le dio un beso en la frente y salió de la habitación.

—No molesten a su alteza—le dijo a Hwasa—. Yo me haré cargo de Beom, lo llevaré a la junta del consejo.

Tomó a su hijo de la mano quien iba brincoteando feliz, era tranquilo, así que cuidarlo no sería un problema, pensó que Taehyung estaría bien a la hora de la comida, pero de llevo una sorpresa cuando Solar le dijo que seguía durmiendo. No había despertado y cuando lo habían intentado, él dijo que estaba cansado. Comió a solas con su hijo, llevándolo después a ver los entrenamientos de sus hombres.

BeomGyu cenaba animado, hablando de los entrenamientos y de que quería crecer para poder hacerlos, Jungkook estaba ido, Taehyung no había bajado, llevó a Beomie a dormir, le dio un beso en la frente y lo arropó.

—Prepara una bandeja de comida y llévala a mi habitación—ordenó al salir.

Llegó rápidamente a la habitación principal, donde su hermoso esposo seguía durmiendo, se sentó a su lado y acarició su mejilla.

—¿Amor? Despierta.

Movió ligeramente su hombro, escuchando el gruñido, no paró hasta que vio que sus ojos luchaban por abrirse, cuando aquella mirada azul se posó sobre él le sonrió.

—Vamos, es de noche, no has comido nada, he mandado a que te traigan la cena, puedes comer y después seguir durmiendo.

Taehyung abrió mucho los ojos antes de sentarse de golpe lo que le causo un serio mareo.

—¿De noche? —balbuceo mirando alrededor, las velas ya estaban prendidas, de pronto tuvo muchas ganas de llorar.

—Está bien amor, no te preocupes.

—Pero es de noche...¿Beomie? Oh dios, no cuide de él...soy horrible y...

Lo tomó de los hombros para que dejara de hablar. —No pasa nada, estabas cansado, está bien, no tienes qué preocuparte amor.

Hizo un puchero antes de ponerse a llorar, Jungkook lo abrazó con fuerza. —¿Qué sucede? No llores.

—Lo lamento.

—Deja eso, no tienes porqué disculparte, vamos, necesitas comer, me preocupa que no comas nada.

—No entiendo porqué estoy tan cansado. Aún tengo sueño.

—No lo sé, tal vez no has dormido bien, ven, han traído la comida. Dormiremos después.

Jungkook pensó que aquello era una cosa de una sola vez, pero se equivico, porque los días que surgieron el cansancio de Taehyung se volvió más persistente, ya no podía levantarse a entrenar, estaba el almuerzo y la comida, pero en la cena se encontraba tan cansado que apenas comía, aquello era extraño.

—¿Taehyung?

Escuchó ruidos extraños en el baño, espero impaciente antes de verlo salir con cara de enfermo, estaba pálido y sus ojos llorosos.

—Creo que el desayuno me cayó mal—suspiró pesadamente—. Tengo el estómago hecho un asco, le pedí a Solar que me preparara un té.

Entrecerró los ojos. —¿Estás seguro?

—Sí—suspiró—. Quiero recostarte un poco ¿Duerme conmigo?

Jungkook le miró dubitativo, tenía mucho por hacer, pero los ojos de Taehyung brillantes y tristes le hicieron asentir, ambos, se recortaron en la cama, mientras su esposo dormía, él comenzaba a pensar que nada de lo que sucedía era normal, pero no quería sobre actuar. Sólo quería que todo estuviera bien.













—Estoy preocupado por él—dijo antes de llevar la copa de vino a su boca.

Mingyu le observó detenidamente. —Dices que está enfermo, pero, no lo sé, no me parece que eso podría ser una enfermedad.

—No come, tiene vómitos y mucho cansancio, me preocupa demasiado. No quiere ver al doctor.

—Jungkook—suspiró—. Esos síntomas, son de embarazo.

—¿Qué? —dijo mirándolo con el ceño fruncido.

—Cuando Wonwoo estaba en espera dormía todo el tiempo y se molestaba por todo, su alteza ha tenido estos síntomas antes ¿No?

—Sí, aunque no estaba tan cansado, pero, entonces ¿Por qué no me lo dijo? Taehyung hubiese hablado conmigo.

—A menos que él realmente no crea que puede estarlo, ya sabes, después de lo que pasó la última vez y el tiempo que ha pasado sin algún indicio, puede hacerlo pensar que realmente es todo menos un bebé.

Jungkook suspiró pesadamente, si antes estaba preocupado, ahora estaba volviéndose loco, porque sabía lo que significaba que Taehyung estuviera nuevamente en espera, el miedo de no saber si podría tenerlo o no, esa noche llegó a la habitación tarde, con algunas copas de más, su esposo estaba durmiendo, se acercó a él sigilosamente, bajó las cobijas y mirando su cuerpo levantó un poco su camisa de dormir, había una pequeña barriguita, pero, no sabía si era debido a un posible bebé o era la normalidad del cuerpo de su esposo.

No durmió nada, se la pasó pensando en los peores escenarios, esa mañana, llamó al doctor.

—Quiero que revises a su alteza—dijo con seriedad—. Creo que puede estar embarazado.

El doctor frunció levemente el entrecejo. —Mi señor, eso puede ser...

—No me importa saber si es o no imposible, quiero que lo hagas de inmediato.

—Claro su majestad.

Salieron de su oficina, llegando a la sala en donde Taehyung se encontraba descansando, al verlos entrar se levantó confundido.

—El doctor te va a revisar, vamos.

—Pero...¿Por qué?

—Sólo vamos, es por tu bien, creo que debes ser revisado no has estado bien.

Taehyung mordió con fuerza su labio inferior, pero asintió, él realmente pensaba que estaba bajo un extraño padecimiento, creía que algo le había caído mal, pero mientras el doctor le revisaba y tocaba su vientre algo le hizo caer en cuenta.

Espero sentado en la cama, mientras el doctor se quitaba los lentes y miraba a Jungkook quien había permanecido serio.

—Su alteza está en estado.

Parecía que el mundo le había caído encima, bajo la mirada a su regazo, en donde sus manos se entrelazaban, estaba sin habla, Jungkook suspiró y asintió.

—Dejanos solos, por favor.

El doctor salió de inmediato no sin antes hacer una reverencia. Jungkook lentamente se hincó frente a Taehyung y lo tomó de las mejillas, dándose cuenta que estaban húmedas debido al llanto.

—Amor...

—Yo...

Ninguno podía hablar, aunque dentro de ellos querían ser felices la sombra del pasado nublaba ese momento.

—Está bien, ahora tenemos que cuidarte, lo mejor es que no salgas del castillo, y no hagas movimientos bruscos, tampoco cargues a Beom...

—Tengo miedo—susurró mirándolo perdido, Jungkook apretó la mandíbula y lo abrazó con fuerza.

—También tengo miedo.

Estaban aterrados, Taehyung, porque no quería enfrentarse a la realidad de perder otro hijo y Jungkook, porque no quería que aquello se complicará al grado de que algo pudiese pasarle a su esposo. Tenía miedo de verlo sufrir.

Los días siguientes todo fue sombrío, su consejo lo felicitó, pero él sólo mantenía una sonrisa falsa, en las noches Taehyung lloraba, evitando hacer algo o decir algo, evitando por completo hablar del bebé. Ninguno estaba seguro de lo que pasaría.

En una de sus noches en vela, Jungkook pensó en algo, Beomie había sido traído al mundo debido a que alguien había ayudado a Taehyung, sobreviviendo a peligros que hubieran sido mortales, así fue como WheeIn fue llamada.

—Mi señor—dijo inclinándose.

—Te he llamado porque Taehyung está embarazado, sabes lo que pasó la última vez.

—Lo sé mi señor, fue un hecho lamentable, pero el cielo los ha bendecido con otro hijo.

—Uno que no sabemos si nacerá—susurró conteniendo el aliento—. Por eso te llamé.

—¿A mí? ¿En qué podría ayudarlo mi señor?

—Tú le diste unas hierbas especiales a Taehyung para que su cuerpo tomara la fuerza y pudiera tener un hijo ¿Verdad? Entonces, quiero que hagas lo mismo, necesito que le des algo para fortalecer su cuerpo sin dañar al bebé.

WheeIn asintió. —Puedo hacerlo mi señor, sin embargo, tendrá que tener cuidado, no es lo mismo tomarlo antes a durante, el menor esfuerzo que él haga y que está vez no tenga contacto con caballos, si sabe a lo que me refiero.

Jungkook rio amargamente. Recordaba ese momento y los siguientes, que fueron fríos y duros. No sé sentía orgulloso.

—Hazlo por favor, yo me encargaré de que él esté bien.

Y así lo hizo, los días siguientes Taehyung comenzó a tomar las hierbas que WheeIn le había dado, y era cuidado por Jungkook y también por BeomGyu, quien sin saber la verdadera razón siempre estaba detrás de él diciendo que no hiciera las cosas.

—No papi, no debes cargarme—dijo dando un paso hacia atrás—. Mejor te abrazo.

Taehyung suspiró y se sentó esperando el abrazo de su hijo, quien era el que le daba la fuerza para seguir. El miedo nuevamente lo estaba imposibilitando.

Estaba aterrorizado, seguro de que nuevamente todo sería un desastre total, estaba deshecho, no dejaba de pensar en aquella noche donde perdió a su hija o aquel día que despertó sin su hijo, no quería pasar por lo mismo de nuevo, así que se prometió que no se ilusionaria.

Jungkook estaba consciente de lo que Taehyung sentía, porque este no hablaba del bebé, era como si día tras día esperara perderlo, era el mismo, mimoso con Beomie, amable con todos y amoroso con él, pero no hablaba del bebé, no preguntaba nada, en las revisiones se quedaba callado, él parecía no quererlo.

Su embarazo estaba siendo bueno, no se quejaba, no lo dejaban hacer gran cosa, pero se sentía bien, su vientre estaba creciendo, pero intentaba no tocarlo, no sentirlo, para él sería mejor de esa manera.

—Tae—dijo Jungkook una noche que estaban los dos solos leyendo, su sueño era terrible en veces, pero, otras, tardaba en conciliar el sueño.

—¿Sí? —suspiró bajando el libro.

Jungkook le sonrió. —Creo que deberías pedir algunas cosas para el bebé.

—No creo que sea necesario, falta tiempo.

—Cada día crece más, en cuanto menos lo esperemos estará aquí.

—Creo que lo mejor será esperar.

—¿Esperar a qué?

—A que viva—tragó en seco desviando la mirada.

—Todo va bien.

—Jungkook, no...

—Taehyung no puedo ver como te consumes con esto, lo siento, dime cómo puedo ayudarte. Sé que tienes miedo, yo también, pero las cosas están bien.

—¿Por cuánto tiempo estarán así?

—Mi dulce príncipe—suspiró levantándose y sentándose frente a él, llevó sus manos a su vientre—. Tenemos que confiar en que todo saldrá bien, haremos lo posible porque todo este bien, pero, no lo rechaces, hagamos lo que hicimos con copito y bolita de nieve.

Las lágrimas de Taehyung descendían por sus mejillas. —¿Qué? —susurró.

—Vamos a hacerlos felices y a hacernos felices, los perdimos, pero mientras estaban aquí éramos felices, sigamos haciendo eso, nos tenemos y podremos con todo. Yo...te amo, eres tan fuerte y valiente.

—No quiero perder otro hijo.

—No lo haremos.

—Jungkook.

Este bajo a su estómago y dio un beso. —Hay que ser fuertes. Una última vez.

Se quedaron en silencio, simplemente mirándose a los ojos cuando pasó de nuevo, días atrás Taehyung lo había sentido moverse, pero no dijo nada por miedo, ahora estaba sucediendo y Jungkook lo sintió también, se quedó atónito antes de sonreír.

—Tae...

Pero, este no hablaba, estaba en la nada, Jungkook tomó sus manos y las puso debajo de las suyas, para que sintiera, entonces, soltó en llanto.

—No quiero perderlo.

—No lo haremos.

Sabía que no podía prometer algo así, pero prefería hacerlo a verlo sufrir. Los días pasaban y la calma regresaba, Taehyung comenzó a disfrutar esos pequeños momentos, porque tal vez en algún segundo todo podría acabar, pero él quería amarlo mientras durara.

















El sonido estridente del llanto llenó sus oídos por completo, abrió los ojos deshecho, Jungkook estaba tomando su mano, le miró con lágrimas.

—¡Una princesa!

Su corazón pálpito con fuerza, era real, ella estaba ahí. Después de limpiarla se la entregaron, eran pequeña, con una mata de pelo negro, le sonrió, sollozando, estaba ahí y era suya, la amaba. Besó su cabeza y miró a Jungkook con ojos brillantes, este hacía todo para no ponerse a llorar.

—Una princesa—susurró besando su sien—. Una hermosa niña, Jeon Shuhua.

BeomGyu aventó la puerta que estaba siendo abierta por una de las sirvientas, desobedeciendo toda orden y corrió a la cama, miró a sus padres sorprendido, Jungkook lo tomó en brazos y lo acercó para que viera a su hermana.

—¿Es ella?

—Sí, es tu hermana Shuhua.

—Es fea—dijo riendo—. Muy rosa.

—Con el tiempo se pondrá más linda—le dijo Taehyung.

—Bienvenida hermana.













La familia siempre sería su mayor tesoro, Jungkook lo sabía, pero ¿Hasta dónde llegaría por el amor a Taehyung?

—Mi señor, lo hemos encontrado—dijo Jaebum entrando.

—¿Qué has encontrado?

—Kim Namgil, el padre de su alteza está aquí, y quiere hablar con usted.

—Que sorpresa—sonrió ladino—. Las ratas siempre vuelven a su madriguera. Llévalo al calabozo ¿De dónde viene?

—Dijo algo sobre las cumbres mi señor.

Los ojos de Jungkook se entrecerraron, guardó la carta de SeokJin y apretó la mandíbula, ahora todo tenía sentido.




Las partes de Yoonmin y KookV no van a la par que la de Hoseok, están más adelantadas. 🤍




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro