10
Hoseok terminaba cansado el entrenamiento de esa tarde, habían pasado dos semanas desde el accidente y todo transcurría con normalidad en el castillo, el consejo parecía haberse apaciguado, Jin se encontraba más tranquilo, aún estaban investigando de dónde había provenido aquel paquete con las cosas de Namjoon, pero las investigaciones no daban muy buenos resultados, parecía que a aquellas personas se las había tragado la tierra. La confusión y el miedo aún estaban presentes, pero por el momento la tranquilidad les era suficiente.
Las cosas estaban tan calmadas que Hoseok tenía la guardia alta, cualquier cosa podría pasar y él tenía que estar atento.
—¿Qué tal se va recuperando Minseok?
—Está mejor—dijo sin expresión.
—Es lindo y valiente, me recuerda a alguien—sonrió.
—¿A quién?
—A Taehyung—suspiró—. Los he extrañado, quisiera verlos, pero viajar en este momento no es lo ideal.
—Es mejor no descuidar el palacio—asintió—. ¿Cómo te sientes?
—Cuidar de un bebé es difícil, si le añadimos que tengo cinco hijos más y un reino que atender, bueno, estoy exhausto. Pero, las cosas van mejorando.
—Sólo no hagas más de lo que puedes soportar, tienes personas que cuidan de los niños y que están atentos al consejo.
SeokJin asintió. —Una vez la reina me dijo que este poder conlleva una responsabilidad que ningún otro podía imaginar, ahora la entiendo, ella era muy sabia.
—Lo era—aclaró su garganta—. Ella era excepcional.
—Recuerdo que tú estabas en su guardia.
Hoseok desvió la mirada nervioso. —Lo estaba, antes de tener que ir a la frontera y tener que cuidar de tu esposo y sus dos amigos revoltosos.
—Ellos te respetan, aún siendo reyes te guardan un cariño y un respeto intachable—rio por lo bajo—. Creo que eres al único al que les daría miedo enfrentar, has domado a los tres reyes idiotas.
—Alguien tenía que darles su merecido—se encogió de hombros—. Eran bueno, ahora son buenos reyes. Es lo que cuenta.
—Jackson me dijo que en unas semanas más querías ir a la frontera.
—Necesito hablar con Ken y asegurarme que todo está bien.
—No te esfuerces tanto. Cuida de ti.
—Cuido de mí—rodó los ojos—. Pero, es mi deber.
—Hoseok, siempre he tenido curiosidad, tú...¿No has pensado en buscar a un compañero o compañera de vida?
—Tengo compañía—respondió con burla.
—Sabes bien a qué me refiero, una esposa, hijos, formar una familia.
—Un hombre puede decidir si vivir como hombre o vivir como guerrero, está vida es más difícil, ni siquiera tengo tiempo para pensar en mí, mucho menos para pensar en alguien más, además, hay más posibilidades de morir, no quisiera dejar una familia. No sería justo. Admiro a quienes lo hacen, Jackson trata de balancear su deber con su vida privada, lo cual es excelente, pero yo no estoy hecho para eso.
—Entonces ¿Jamás te has enamorado? —preguntó con una ceja alzada.
—Me he enamorado, como ningún hombre se ha enamorado jamás, he amado con la intensidad de la guerra, pero, el amor y yo, no somos una buena combinación, he perdido demasiado.
SeokJin hizo una mueca. —Si encuentras a alguien con quien puedes vivir feliz, no lo desaproveches, no te digo que lo hagas ahora, pero busca tú felicidad.
Hoseok asintió. —Tomaré tú consejo, pero tú también toma el mío, sé que siempre estará Namjoon en tu mente, sin embargo, no dejes que su recuerdo se vuelva una sombra, no dejes que se lleve tu felicidad, por experiencia te digo, es cansado seguir amando a pesar de la muerte.
—Namjoon no está muerto, no me creas un loco, pero lo siento, sé que está ahí afuera, no puedo abandonarlo.
—¿Aún después de todo lo que te hizo?
—Aún después de todo—rio melancólico—. Soy un idiota por amarlo a pesar del dolor ¿No?
—No lo eres, sólo amas demasiado, vives para los demás, piensa más en ti.
—Un rey no puede pensar sólo en sí, debo ver por los demás, debo hacer sacrificios, lo he prometido, sino encuentro a Namjoon haré todo lo humanamente posible para cuidar el reino que le pertenece a mí hijo, es mi deber. Ahora entiendo tus palabras, hay cosas a las que no podemos darle la espalda.
—Estamos condenados a ser presas del deber.
Ambos se quedaron en silencio, lamentando en sus interiores la crueldad de la realidad.
Hoseok estaba seguro de que haber aceptado a Xiumin era un error, algo que había estado evitando durante años, a lo que huía de forma permanente, el amor no estaba hecho para él, porque aunque pasaran mil años jamás podría llegar a amar de la forma en la que lo hizo, porque su recuerdo siempre estaría en su mente y porque el destino le había dejado claro que el amor no era para él.
Sin embargo, todas las noches después de un día cansado de entrenamiento y de planeación, se hallaba camino a casa de Xiumin, este le recibía con alimentos y vino, con una tina de agua tibia, jamás se bañaba con agua caliente, pero empezaba a gustarle, le veía sonreír, preguntando sobre su día y no dejaba de pensar que esa era una imagen hogareña, una que nunca antes había experimentado, le gustaba más de lo que debería.
No sabía si estaba haciendo lo correcto, pero le encantaba verlo, sus ojos eran hermosos, su sonrisa aún más, cuando le escuchaba hablar era especial. Todo en él le atraía de una forma que le asustaba.
Debía alejarse, pero ¿Eso evitaría sus sentimientos? No lo hacía.
Era una dinámica diferente, cuando se enamoró de Taeyeon sus encuentros eran secretos, las palabras que se decían o las caricias que compartían eran dentro de un carruaje o de una habitación sin custodios, no podía hablar de ella en público, no podía mirarla o tocarla cuando quería, se conformaba con ver su sonrisa de lejos, no por eso la amaba menos, pero, con Xiumin era diferente, podía estar a su lado sin importarle que alguien hablara, porque a esas alturas ya sus hombres sabían que de alguna manera lo prefería, no por nada le preguntaban sobre su estado o Jackson sonreía cuando se despedían, ambos a "casa".
Esa noche llegó pensando en que jamás había tenido un lugar al cual llamar hogar, ni se había planteado en la mente la posibilidad de tener una familia. Xiumin no era doncel, pero los hijos no importaban si se trataba de estar al lado de alguien que le quisiera y aceptara.
—Hola—dijo al abrir la puerta y sonreír.
Se veía diferente, más arreglado y lindo.
—Hola—suspiró entrando—. Estoy muerto. ¿Que tal la tarde?
—Productiva ¿Tienes hambre? Preparé algo.
—Se supone que no puedes hacer esfuerzos y...—miró cerca de la mesa la espada, elevó una ceja mirándolo con reproche—. ¿Estuviste usando la espada?
—Sí—asintió mordiendo su labio inferior—. Lo he estado haciendo estos días, me siento mejor y no puedo perder el ritmo, tus entrenamientos son duros.
Hoseok negó. —¿Si se abren los puntos?
—Tú dijiste que un guerrero tiene que entrenar, aún así si la vida se le va en eso—se encogió de hombros—. Sigo tus órdenes.
—Entonces no tengo nada más que decir—dijo, estaba orgulloso, lo que le gustaba de Xiumin era que siempre demostraba ser fuerte.
—Espero te guste—puso un plato sobre la mesa.
—Gracias.
Ambos se sentaron a comer, hablando de su día, de las últimas noticias y de los soldados que habían estado en el entrenamiento, Xiumin extrañaba todo eso. Al terminar Hoseok tomó un baño rápido, esta vez Xiumin no lo ayudó, dijo que prepararía la cama, al salir lo encontró sentado en esta quitando la venda de su hombro.
—Te ayudo.
Quitó sus manos con cuidado y comenzó a mirar la herida, estaba bien, sanando, la limpió y puso un vendaje nuevo.
—Se ve bien, creo que en una semana más puedes empezar a entrenar.
—Gracias al cielo, me estoy volviendo loco.
Se miraron con seriedad, Hoseok agachó la cabeza lentamente para juntar sus labios, fue un toque suave y cálido, Xiumin subió una de sus manos a la mejilla del guerrero, quien sonrió entre el beso, profundizando el toque, moviendo los labios de forma tan sensual y lenta, poco a poco lo recostó en la cama, hacia días que sólo dormían juntos, pero esa noche ambos querían más, Hoseok acarició su pecho desnudo, su piel era muy suave, sin marcas, algo extraño de ver en el cuerpo de un guerrero, bajo sus besos hacia su cuello, lamiendo la piel, tenía un buen sabor.
Le gustaba el sexo rudo, siempre era brusco, pero esa noche sabía que no podía perderse por completo, porque aún se encontraba herido y porque quería volver al tiempo donde sus encuentros físicos estaban llenos de cuidado y atenciones, sólo con una persona lo había hecho de esa manera y esa noche quería volverlo a sentir.
La ropa no fue por mucho un impedimento para que sus pieles se juntaran, para sentir el calor del otro emanando lentamente, acarició sus piernas, mientras besaba el interior de sus muslos gruesos, dejó que sus suspiros de satisfacción elevaran la temperatura de la habitación, le miró desde abajo, sonriendo por lo bien que se veía, besó todo su cuerpo, no dejó espacio libre sin atención, terminó en sus labios, donde todo había comenzado, subió sobre su cuerpo, tomó sus piernas y las separó, dejándolo dispuesto ante él.
Se adentró a su cuerpo, lentamente, gruñendo por como sus paderes lo abrazaban, Xiumin enmarcó la espalda, cerrando los ojos con fuerza, dejándose llevar por sus dedos expertos que tomaban con fuerza su cadera, marcando un territorio que sólo él quería explorar.
Lo abrazó a su cuerpo, besando su cuello y gimiendo en su oreja, estar dentro se sentía muy bien, lo hacía desearlo con más ganas.
Xiumin enredó su cuerpo con sus piernas, lo que le permitió ir más profundo todavía. Gimoteo su nombre, algo que le volvía loco.
No pasó mucho para que Xiumin tuviera un orgasmo, desenvolviendo los cabellos de Hoseok que llegó llenando su interior, le gustaba que estuviera lleno de él. Lo besó y le sonrió.
—Esto ayuda a la resistencia.
—Pueees ayudarme con eso siempre.
—Te has vuelto un sinvergüenza. Me gusta.
—¿Te gusta que esté perdidamente enamorado de ti?
—Me fascina.
Salió de su interior y se recostó a su lado. Xiumin le sonrió con las mejillas sonrosadas.
—Nunca me has dicho ¿Por qué prefieres que te llamen Xiumin?
—Es un nombre que me dio mi hermano, siempre me llamaba así.
—¿Eran cercanos?
—Él me crió, era más como un padre para mí, a veces lo extraño.
—Es normal extrañar a los que se han ido.
—Tú también has perdido mucho ¿Verdad?
Hoseok suspiró. —Más de lo que podrías llegar a imaginar. No hablemos de cosas oscuras, no es momento.
Xiumin asintió, sabía que Hoseok guardaba más secretos que cualquier hombre que haya conocido, no lo culpaba, los demonios internos eran más poderosos que cualquier enemigo.
Era de noche, su primera guardia, estaba afuera de la habitación de la reina esperando, cuando escuchó un estruendo proveniente de esta, se quedó quieto, tratando de escuchar más, cuando la oyó gritar, sabía que no estaba bien, pero no le importó a la hora de abrir la puerta, entonces la vio en el piso, se acercó rápidamente a ella.
—¿Mi señora?
Taeyeon elevó la vista con los ojos cristalinos. —Me caí—casi parecía una niña, se agachó a su altura y la tomó de la cintura, pequeña, la ayudó a levantarse, ella se quejó—. No puedo apoyar el pie derecho.
Hoseok la tomó en brazos y la llevó a la cama, estar cerca de ella le permitió oler su dulce aroma a rosas, Taeyeon se quejó.
—Llamaré a alguien para que la ayude.
—No—dijo tomando su mano para detenerlo—. No lo hagas.
—Pero...
—Al lado del mueble hay un bote de aceite, traerlo.
Hoseok acató la orden, aún sabiendo que estaba faltando al protocolo, tomó la botella y se acercó quedándose parado a su lado.
—Ayúdame. Siéntate.
Se sentó cerca de sus piernas, llevaba un largo camisón que cubría sus tobillos, ella lo levantó un poco dejando al descubierto su pantorrilla, Hoseok abrió la botella y vertió un poco en sus manos, con mucho cuidado lo puso en su tobillo el cual se veía rojo.
—Lo mejor es que la vea el doctor mi señora.
—No quiero que nadie sepa—hizo un puchero—. No ahora.
—Bien.
Masajeo con cuidado, pendiente de sus expresiones. Taeyeon cerró los ojos y suspiró lentamente tratando de controlar el dolor. Hoseok estaba temeroso, no quería que nada malo le sucediera.
—Con eso es suficiente—dijo limpiando las lagrimas en sus ojos—. Gracias.
Ambos sabían que el hecho de que Hoseok estuviera a solas con ella y que la haya tocado estaba más que prohibido, la ayudó a arroparse y se levantó dispuesto a irse de ahí, pero la mano de la reina le detuvo, lo miró de una forma que le puso la piel de gallina.
—¿Mi señora?
—¿Sabes guardar un secreto?
Asintió.
—Acércate.
Hoseok actuaba por puro impulso, se agachó más cerca de ella, mirando su rostro, era aún más hermosa, Taeyeon le sonrió.
—He bebido, no puedo hacerlo, por eso no puedes decirle a nadie esto.
—No lo haré.
—Bebí para olvidar, pero no está funcionando, dime Hoseok ¿Me ayudarías?
—No entiendo—susurró sin aliento.
—Ven.
Se sentó a su lado, ella tomó sus hombros y lo acercó, lo primero que hizo fue abrazarlo, Hoseok se quedó petrificado, lentamente subió sus manos a su espalda y la sostuvo ahí, oliendo su cabello, estaba haciendo una locura, pero no podía detenerse.
Ella le miró y cerró los ojos, acercándose más y más, tomando sus mejillas y yendo directo a sus labios, sus alientos mezclándose, Hoseok, sintió los labios tibios sobre los suyos y sus ojos se abrieron en demasía, intentó alejarse, pero ella agudizó el beso, haciéndolo ceder, cerrar los ojos y moverlos. Era su primer beso.
Torpemente movió los labios, la suavidad ajena le volvía loco, como besar un pétalo de una flor. Ella suspiró y se alejó.
—No le...
—No le diré a nadie, mi señora, jamás lo haré, siempre puede usarme para olvidar.
—No te usé para olvidar, sino para recordar. Quería sentir que estoy viva aún.
—Yo...
—Descansa.
Se recostó en la cama, Hoseok tragó en seco y se separó, levantándose para salir rápidamente de ahí, tranquilo de no ver a nadie cerca, cerró la puerta con cuidado y se recargó en esta. Ellos no lo sabían, pero ese beso marcaría el inicio de su amor prohibido.
Capitulo dedicado a la promotora BabyabiVega
Si ustedes creían que me había pasado con los otros, eso es porque no conocían la historia de Hobi. Perdón. Jajajaja 🤍
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