09
Reino de Ryuumoon
—¡Te odio Min Yoongi, te odio con todo mi ser!
Yoongi quien estaba detrás de esa puerta soltó una carcajada. —Bueno, supongo que aquí es donde entro yo.
No era normal que el rey estuviera presente en los alumbramientos de sus hijos, sin embargo, ellos habían roto aquella regla hace mucho, ahora la situación era muy diferente, no estaban distanciados, estaban felices y a la espera de sus hijos, por que sí, ellos no iban a tener un bebé, sino dos.
Cuando Jimin quedó embarazado, se dieron cuenta que sus síntomas empeoraban, sentía mucho cansancio y hambre, su vientre fue creciendo y el doctor le dijo que ellos no tendrían un hijo, sino dos, que podía saberlo debido a sus latidos, estaban felices, al principio fue abrumador, pero el reino entero aclamaba la fertilidad de su rey.
Tenían cuidado, pero Jimin estaba lleno de vida, no dejó de moverse y andar por ahí hasta esa noche donde los dolores se hicieron insoportables.
Entró a la habitación, lo vio postrado sobre la cama, cubierto de sudor, con una mueca de dolor, sus ojos brillantes por las lágrimas, había gente alrededor que se hizo a un lado cuando lo vieron entrar, le dolía el hecho de que su esposo estuviera sintiendo dolor, quería que aquello acabara, se acercó a su lado, se sentó al lado de su cabeza y tomó su mano con fuerza. Jimin le miró con una mueca.
—Esto es demasiado jodido—sollozo.
—Ya pronto acabará, vamos mi amor, eres muy fuerte.
—Yo desearía que seas tú quien siente este dolor, no es justo.
—Si por mi fuera lo sentiría, pero lo único que puedo hacer es estar a tu lado. Perdón.
Jimin apretó su mano, hizo palanca hacia adelante y gruñó con todas sus fuerzas, la partera tomó sus rodillas.
—Lo está haciendo bien mi señor, falta un poco más.
—Ya no quiero hijos, jamás volveré a tener hijos.
Yoongi sonrió. —Eso no decías hace meses.
—¡Cállate! —dijo con desespero.
—Quiero que puje muy fuerte en la próxima contracción mi señor.
—¡Ahhhhg maldición!
El gritó de dolor y desesperación de Jimin se escuchó en toda la habitación, petrificando a Yoongi, quien lo tomó con fuerza, besando su sien, no podía dejar que le vieran en ese momento lleno de vulnerabilidad, el dolor de Jimin era el suyo, se sentía deshecho, viéndolo sufrir de esa manera, Jimin era fuerte y lo estaba demostrando en ese momento, por eso cuando el llanto del primer bebé se escuchó, ambos se miraron sorprendidos.
Habían olvidado la emoción que se sentía escuchar por primera vez a su hijo, una de las damas tomó al bebé y lo limpió, la partera hizo su trabajo, Jimin estaba sollozando por el dolor que no acababa.
—¡Es una niña! —dijo la dama con una enorme sonrisa.
Yoongi rio, se acercó al oído de Jimin. —¿Escuchaste eso? Tenemos una princesa, amor una niña.
—Una niña—susurró con los ojos cerrados, antes de apretarlo—. ¡Carajo!
Volvió a apalancarse, gritando aún más fuerte, Yoongi lo sostuvo, contando los segundos para que todo terminara.
—Falta muy poco—susurró mortificado.
El segundo llanto se escuchó y Jimin lloró con este, Yoongi le miró preocupado, acariciando su mejilla, la dama que tomó al bebé para limpiarlo sonrió en grande.
—¡Un príncipe!
—Un niño—suspiró Jimin con una sonrisa cansada.
Todos alrededor se relajaron, Yoongi besó la frente de Jimin, era todo, tenían a sus bebés con ellos, estaba regozijado, la emoción corría por su cuerpo, las damas se acercaron a mostrarles los bebes, eran pequeños, regoardetes, y pálidos, sus ojos estaban cerrados y sobre sus cabezas había ligera capa de cabello oscuro, Jimin elevó los brazos para tomarlos, pero al momento dirigió sus manos a su costado, hizo una mueca de dolor.
—No ha terminado—susurró cerrando los ojos.
La partera de inmediato acudió a su lugar, Yoongi estaba en blanco, esperaba dos bebés no más que eso, cuando Jimin soltó el aire pujando con fuerza, y de repente se quedó flácido entre sus brazos algo le abrumó.
—Ha nacido...
Pero, no había llanto, Jimin abrió los ojos al darse cuenta de eso. —¿Qué pasó? ¿Y mi bebé? ¿Por qué no llora? ¿Yoongi? —susurró mirándolo.
Yoongi tragó en seco, miró a la partera quien intentaba algo con el bebé. —No respira mi señor.
Jimin abrió mucho los ojos, quiso levantarse, pero Yoongi se lo impidió. Él fue quien se acercó, era un bebé pequeño, jamás había visto a un bebé tan pequeño, pensaba que cabría en sus manos sin problema, estaba delgado y azul.
—¡Haz algo!
—Mi señor yo...el bebé está...lo siento—dijo con temor, porque todos temían a la furia de Yoongi.
—¡Hagan algo! ¡Doctor!
El doctor real, estaba al lado de la mujer masajeando el pecho del bebé, pero no funcionaba, entonces los sollozos de Jimin despertaron en Yoongi la furia.
—¡Hagan que respire sino quieren morir!
Jimin negó. —Damelo—susurró—. ¡Damelo ya!
—Jimin, él no está...
—¡Que me lo den carajo!
Yoongi se acercó al bebé, la partera y el doctor se hicieron a un lado, lo tomó con delicadeza, estaba tibio, pero nada más, era tan pequeño y frágil que le dio miedo moverlo, Jimin lloraba desconsolado mientras lo esperaba, se lo tendió con cuidado, él lo puso en su pecho y lloró con más fuerza.
—Jimin, cariño.
Yoongi se sentó a su lado, y lo abrazó por los hombros, juntó su cabeza en su sien y suspiró, temblaba, pero no lloraba, no podía hacerlo. Jimin acariciaba la espalda de su bebé, llorando sobre su cabeza.
—No quiero que se vaya.
—Tiene que irse—susurró—. Está muerto.
—Yoongi—suplicó.
—Está muerto Jimin, ha nacido muerto, aún tienes dos bebés qué cuidar. Este...
—Yoongi, no—sollozo rompiendo el corazón de Yoongi.
—Tienes que dejarlo.
—No...es mí bebé—negó sin dejar de llorar sobre la cabeza de su hijo.
—Tenemos más hijos Jimin y...
—¡No me importa si tengo más hijos! —recriminó—. Es mío...mi bebé...
—Dame al niño Jimin...
—No seas cruel—negó sin dejar de llorar—. Es tú hijo también.
Y esas fueron las palabras que Yoongi necesitaba para comenzar a sollozar abrazando a Jimin, acarició al bebé, estaba perdiendo su calor, negó escondiendo la cabeza en el cuello de su esposo, los demás miraban en silencio, lamentando la pérdida.
—Lo siento—susurró Jimin a su hijo.
Ambos se enfrascaron en una oleada de dolor, dentro de un sentimiento que no podían describir, Jimin negaba a soltarlo.
—Es momento Jimin.
Pero, cuando Jimin lo miró perdido, supo que no sería sencillo. Ambos observaron al pequeño, y después escucharon algo tan tenue que los dejó helados, era un pequeño quejido, casi imperceptible.
—Doctor—dijo Yoongi haciendo que el hombre se moviera cerca.
—Mi señor, tengo que revisarlo.
Jimin dudo al dárselo, pero el quejido estaba siendo más consiente.
—¡Salvalo!
El doctor puso al bebé en la cama, acercó su oído a su boca, masajeo su pecho y le dio respiración boca a boca, continuó haciendo eso hasta que escuchó un gorgoteo, lo volvió y palmeo su espalda.
—Ha tragado líquido—tomó una pequeña toalla y la puso en su nariz tratando de despejar sus vías, hizo lo mismo en su boca.
El llanto gorgoteante, lo escucharon todos, el doctor hizo que el bebé vomitara agua, siguió palmeando su espalda, terminado todo con un llanto bajito, el bebé se movía, Jimin se acercó, tomándolo en brazos, acariciando su cuerpecito, Yoongi estaba petrificado.
—¿Está vivo?
—Sí mi señor.
—Mi amor, alabado sea—sollozo Jimin abrazando al bebé.
—Jimin.
Lo abrazó nuevamente, soltando el aire, las damas se acercaron con los otros dos, habían tenido una princesa y dos príncipes. Los tomó en brazos, Jimin besó la cabeza de sus tres bebés.
—Maldita sea—gruñó Yoongi—. Esto ha sido lo peor que he pasado en toda mi vida.
Jimin no contestó. —No quiero más hijos Yoongi.
—Bien—suspiró besando su cabeza.
Pero, Yoongi sabía que estaba lejos de la calma y la tranquilidad, ninguno de los dos estaba listo para enfrentar el miedo de la incertidumbre, Yoongi se reunió esa madrugada con sus doctores, quienes lejos de tranquilizarlo, aumentaron sus temores.
—Es muy pequeño y débil, posiblemente mi señor, no logré sobrevivir más que unos cuantos días.
—¿Qué puedes hacer?
—Lamentablemente nada, todo esta en manos del destino.
Lo peor para Yoongi fue darse cuenta que no tenía a nadie a quien castigar, no había a nadie a quien clavarle su espada, la muerte por primera vez en su vida no fue la respuesta, sino el tiempo.
Jimin no estaba bien, se encontraba con el mismo temor, aunque él no le había dicho las malas noticias, cuidaba de los tres pequeños, dos niños muy activos y uno que se quedaba dormido la mayor parte del tiempo, a quien debía despertar para alimentar, un bebé tan pequeño que su ropa no le quedaba, sus dos hijos mayores estaban demandantes, querían la atención de su padre, pero Jimin no podía con todo.
—¿Onde eta papá? —reclamó Taehyun cuando su padre no se presentó nuevamente a la cena.
—¿Y bebés? —preguntó Minnie con una mueca triste.
—Para tener tres años hacen demasiadas preguntas, papá está delicado y sus hermanos también, tienen que ser pacientes.
—¡No quelo! —gruñó Taehyun.
—Pues tienes que serlo, la virtud más grande es la paciencia.
Se sentía estupido al decirlo, porque él no estaba siendo paciente, aquella espera y el transcurso de los días estaban siendo una tortura. Era difícil, en ese tiempo su humor había sido terrible, el pueblo temía que en cualquier momento su rey volviese a ser un tirano. El consejo tampoco ayudaba, para ellos era importante mantener la vitalidad del reino, eso quería decir que tenía que volver a trabajar, cumplir con sus obligaciones, eso le tenía molesto.
Dejó de lado sus sentimientos, comenzó a realizar sus actividades, tratando de poner atención a éstas, su padre siempre le dijo que su deber como rey era trabajar duro por el reino, sin embargo, nada le importaba más que Jimin.
—Mi señor ¿Ha escuchado lo que hemos hablado? Es importante tener listo todo antes del próximo invierno...
Yoongi se levantó de su trono, miró a su consejo y bufó. —Me largo.
—Pero...señor.
—Me tomaré el día—elevó una ceja—. ¿Alguna objeción?
El consejo negó, le tenían miedo, dejó las cosas de lado, sin importarle todo lo que tenía que tener listo, se encaminó a su habitación, abriendo lentamente, suspiró al ver a Jimin dormido, abrazando a Minie y Tae, al lado de la cama estaba la cuna con sus tres bebés, dos de ellos dormían plácidamente, pero el tercero se movía tenuemente, lo tomó en brazos, colocándolo en su pecho y se sentó en uno de los sillones, meciendolo.
—Papá ha tardado mucho ¿No? Hace días que no te veo, estás más pesado.
Lamento haberse alejado, no estar con Jimin, llegar en la madrugada sólo para encontrarlo dormido. Estuvo un tiempo cargando a su hijo, cuando escuchó pasos lentos. Jimin se acercó, se sentó en el suelo y le sonrió, Yoongi bajó del sillón para sentarse a su lado, le dio al bebé dormido. Jimin le sonrió cansado.
—¿Por qué estás aquí? Tú madre dijo que había mucho por hacer en el reino.
—Me tome la tarde y tal vez me tome más días.
—No puedes hacer eso—suspiró—. Hay trabajo por hacer.
—¿Cómo te sientes?
Los ojos de Jimin se cristalizaron. —Solo, sé que no debo recriminar nada, que mi deber es ocuparme de esto, pero me has hecho mucha falta, lo siento.
—Lamento haberte dejado solo, sobre todo sabiendo del bebé.
—Tengo miedo—susurró mirando al bebé—. No puedo dormir de sólo pensar que me despertaré y él no estará, no quiero que muera. Por eso me esfuerzo, ha mejorado, pero es muy pequeño.
—Es fuerte, todos lo son, porque son iguales a ti.
—No los hemos nombrado. Deben tener un nombre ¿No? La niña quiero que se llama Yuju.
—El niño se llamará HongJoon y este pequeño, él es SoonYoung. Nuestros hijos.
—Espero que viva—susurró sobre su cabecita—. Que crezca y sea feliz.
—Jimin, ellos estarán bien. Lo sé.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Porque son mis hijos. Ellos vivirán para ser grandes. Lo serán.
Jimin se acercó para dejar que le abrazara. —No tendremos más hijos Yoongi.
—Está bien.
El invierno llegó, pasaron dos meses y los pequeños trillizos parecían ganar fuerza, su pequeño SoonYoung crecía, estaba más gordito y despierto, ambos se postraban de rodillas para agradecerlo, así pasó el tiempo, y cuando ellos cumplieron los seis meses los mostraron al reino en la celebración del cumpleaños del rey, estaba feliz, sus hijos crecían bien y su esposo también lo hacía, ambos estaban más relajados, más felices.
—Felicidades su alteza, está en espera.
—Maldita sea.
No fue una noticia maravillosa, ellos hacían de todo para cuidarse, pero Jimin era más fértil de lo que cualquiera pudiera pensar.
—¿Crees que esto está bien? —preguntó temeroso.
—Ay Jimin, realmente no lo sé, pero veamos que nos tiene deparado el destino.
Le sonrió y le besó, esperando que todo saliera mejor.
Las pequeñas Yeji y Lia, que nacieron tiempo después llegaron el día de la luna, eran hermosas, inquietas y lloronas, Jimin supo que jamás podría dormir tranquilo, así que, contrató a un doncel para que cuidara de sus hijos, pero ese fue un grave error.
¿Les parece aburrida la historia?
Gracias por leer
El heredero de Ryuumoon Taehyun
(En un futuro al personaje que más van a insultar)
La princesa Minnie
Yuju la princesa
Hongjoon el príncipe
SoonYoung el pequeño príncipe
Yeji la mayor de las mellizas
Lia la menor
Nos leemos en las próximas actualizaciones. Gracias por todo 🤍🤍
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