07
Los días dentro del castillo avanzaban de manera tranquila, después del alumbramiento del pequeño príncipe, SeokJin estaba de regreso, realizando sus actividades, sin dejar de lado sus responsabilidades como padre, ayudaba que tenía a personas de confianza a su disposición. Había pasado un año desde la desaparición de Namjoon, las cosas habían cambiado llevándolo a un rumbo incierto, la realidad es que el tiempo estaba avanzando, no se detenía. Tzuyu cumplió los seis años, YeonJun los tres, Mina dos años y JiEun el año, al igual que Soobin, que estaba a nada de cumplirlo, su pequeño bebé al ser el primer hijo varón de Namjoon, desde pequeño debería ser educado para reinar, un peso que sabía era enorme.
Ser rey no era una tarea sencilla, comprendió entonces el labor que Namjoon desempeñaba, y lo respetaba por eso, su corazón herido, llamaba noche tras noche a Namjoon, el contenido de ese cofre sólo le había dado más esperanza, él estaba vivo y tenía que hacer todo lo posible para encontrarlo.
Sin embargo, tenía un mal presentimiento, el peligro no sólo venía de afuera sino de su mismo reino, aquella noche quedaron inconclusas muchas incógnitas, unas que dejaban abiertas muchas posibilidades, el traidor o traidores pudieron estar dentro de ScarLanding, dentro del castillo, y por consiguiente, cerca de ellos. Tenía miedo, sobre todo por sus hijos, su pequeño Soobin era el heredero, y alguien podría hacerle daño.
Mientras miraba hablar al consejo, recordó las palabras que Namjoon le dijo alguna vez después de llegar al trono, todos son traidores, hasta tu mismo puedes llegar a traicionarte, sino aprendes a pensar con la cabeza fría...
La desconfianza en todo aquel que estaba cerca le dejaba sin dormir por las noches, estaba dentro de un juego en donde él no era el principal, sino un peón, no podía caer en sus manos, se negaba a hacerlo, no después de todo lo que había vivido.
—Nuestro deber es garantizar el bienestar de los niños, donceles y mujeres que han quedado desprotegidos, perdiendo padres, esposos e hijos en la guerra, no podemos ignorarlo.
Seungri asintió. —En eso tiene razón, mi señor, pero, considero que es mejor comenzar con los arreglos del puente, algunas personas han perdido la vida.
—Se pueden hacer ambas cosas, mañana empezarán, no quiero retraso, pronto las lluvias comenzarán y será difícil mantener al margen las desgracias en el río.
Leeteuk suspiró. —Los soberanos, sobre todo, los de altos mandos están indignados, aún no han podido conocer al principe Soobin ni al nuevo bebé, ellos quieren ver a su próximo rey.
SeokJin se tensó. —Lo lamento, pero por decisión es mejor que ninguno de los dos sea mostrado, así es más fácil protegerlos, ambos son hijos varones de la corona, corren peligro.
—O también pudieran ser donceles, y de ser así sabemos las normas.
—Las leyes pueden cambiar DongHae.
—No cuando hay personas dentro de la línea de sucesión.
Hoseok rio por lo bajo. —Entonces, hay que deshacernos de ellos ¿No? Oh lo lamento, hablan de ustedes, es inaudito que estén peleando el puesto del hijo varón de nuestros reyes. Debería ordenar darles un castigo ¿No es así?
—No estamos tratando de decir nada—justificó Seungri—. Sólo ponemos en la mesa las posibilidades.
—Sean más inteligentes al hablar—susurró SeokJin—. Los accidentes ocurren.
—Lo siento mi señor—se disculpó Vernon con una inclinación—. Mis hijos no pretendían faltarle al respeto, yo mismo me encargaré de darles un recordatorio.
—Sólo les recuerdo, que el ejército y los reinos del Norte y RyuuMoon sirven al legado de Kim Namjoon, a nadie más, no creo que ellos estén felices de su avaricia, mucho menos el ejército, que siempre fue leal a Namjoon—soltó JiYong con desdén.
—La sesión ha terminado—dijo SeokJin poniéndose de pie, todos hicieron lo mismo dando una reverencia.
Al salir de la sala de juntas gruñó, Hoseok a su lado bufó, caminaban en silencio, directo a la oficina, sabían que por mucho que quisieran no podían hablar libremente, tenían que tener cuidado excesivo, al llegar ahí, Hoseok soltó un gruñido.
—Sus intenciones son claras Jin, ellos quieren la corona y temo que harán alguna estupidez para obtenerla.
—Maldición, es imposible que no pueda confiar en nadie ¿Qué debería hacer?
—Deberías ponerles un alto desde este momento.
—Eso podría hacer que el consejo entero se levante contra mí, ellos no me quieren ahí. Eso es claro.
—Sin embargo, no se van a amotinar, lo que JiYong les dijo es verdad, saben que el ejército y los dos reinos más poderosos aparte de Scarlanding te respaldan. No harán nada por sus propias manos ¿Me entiendes?
—Sí y eso es peor, así es como quisieron eliminar a Namjoon, usando a otros, sin dejar rastro. Estoy muy molesto, ahora no dejaré que nadie vea a Soobin.
Pero, Jin tenía en mente otra preocupación, amaba a sus hijos sin impedimento, sin embargo, jamás se había puesto a pensar en la posibilidad de que Soobin fuese un doncel, necesitaba esperar hasta que este cumpliera los tres años, para saberlo con certeza, no era como él u otros donde era demasiado notorio, y que la partera pudiera identificarlo.
—Tendré que hablar con el doctor.
—No pienses mucho en eso, sus revisiones físicas siempre han revelado que no se trata de un doncel, el bebé es diferente, siento que lo es.
—¿Mi Yeonsang? Entonces sería igual que YeonJun.
—Resulto ser una sorpresa que fuera doncel, aunque no me interesa.
—Él no tiene la culpa de nada, ¿Por qué te empeñas en alejarlo de ti?
—Sus ojos me recuerdan a ella, ese es el problema, soy malo conciliando el pasado—suspiró pesadamente, tomó una copa de vino—. No te preocupes, aunque Soobin lo fuera, hay formas de ocultarlo.
SeokJin elevó una ceja. —Me interesa saberlo, bueno, no pienso preocuparme por eso, pero sí por que nadie tenga contacto con Soobin. Hay que tener cuidado, esto es demasiado, Namjoon sabría qué hacer.
—Podemos guiarnos por las enseñanzas de Yoongi y matarlos a todos. No sé, parece que le funciona.
—No somos bárbaros Hoseok, Yoongi es un caso extraño y especial, está loco.
—En eso tienes razón. Vamos a que veas a tus príncipes y princesas, eso siempre te cambia el humor.
—Me conoces bien.
Jihoon nuevamente vagaba por el castillo, sus padres le permitían ir más, debido a que dentro de poco comenzaría su entrenamiento, estaba concentrado en su camino, mirando lo que había alrededor, siempre estuvo interesado en todo lo que tenía que ver con el reino y sus secretos, a su padre Mark no le gustaba que hiciera tantas preguntas, que investigara, pero a él le encantaba, era un mundo desconocido por explorar.
Mientras estaba caminando por aquel pasillo que llevaba a la escalera especial, se dio cuenta de algo, había visto a esa niña antes, sabía quien era, la princesa, pequeña, de cabellos castaños claros, y unos ojos de color singular, la primera vez que la vio está corrió hasta el río, y él casi moría ahogado, de no ser por el increíble rey de RyuuMoon.
—Princesa, tenga cuidado—dijo en voz alta cuando ella comenzó a ir por el borde de las escaleras—. ¡Princesa Tzuyu!
Corrió hasta ella, terminando por tomarla del brazo y hacer que retrocederá, la niña le miró con el ceño fruncido, trató de alejarse de su agarre, fue lo suficientemente fuerte para impedirlo, la atrajo hacia atrás alejándola de las escaleras, Tzuyu le miró inconforme, molesta y gritó, era un grito extraño, casi gutural, y bajo, siguió haciéndolo, tratando de zafarse, Jihoon la soltó y le miró con preocupación.
—Lo siento princesa, pero es por su seguridad.
Ella seguía con el ceño fruncido, escuchó pasos a sus espaldas, su padre venía acompañado del general Hoseok y del rey, se sintió apenado, pensaba que estaba haciendo algo mal. Hizo una inclinación de respeto.
—¿Qué sucede Jihoon?
—La princesa estaba caminando hacia las escaleras temi que cayera, le llamé, pero ella no escuchó, la detuve, pero se enojó. Lo lamento.
SeokJin se acercó a su hija, la cual estaba molesta, movió sus manos rápidamente. —No puedes bajar las escaleras sola, lo sabes.
La niña gruñó y respondió con sus manos. ¿Por qué no? Yo quiero bajar al jardín.
—Ya dije que es peligroso—bufó, se volvió hacia Jihoon quien le miraba atento—. No tienes de qué disculparte, gracias por impedir que bajara, ella no puede escucharte, es sorda, por eso tampoco habla, hace algunos sonidos, pero no es lo mismo, es demasiado traviesa, tranquilo, no hiciste nada malo.
—¿Puede decirme cómo disculparme con ella?
SeokJin sonrió cálidamente. —Bien, mira—se puso frente a él—. Pon tus manos así, entonces haces esto. Significa, lo siento, pero ten cuidado.
No era un movimiento difícil, por lo que Jihoon lo captó rápidamente, se volvió hacia la princesa e hizo las señas.
—Lo siento—susurró mirando los ojos de la pequeña.
Ella sonrió y asintió al momento que con sus manos decía algo. Jihoon miró a Jin.
—Dice que está bien—se volvió hacia su hija—. Nosotras hablaremos claramente.
—¡Mi señor!
Una mujer alta de cabello oscuro se acercó haciendo una reverencia. —Joy, ella estaba por bajar las escaleras.
—Lo siento mi señor, pero ella es más escurridiza que nada.
SeokJin asintió, se levantó y miró a Jihoon con una sonrisa. —De no ser por este pequeño caballero no quiero imaginar lo que hubiese pasado, gracias.
Jackson sonrió ante la mirada llena de anhelo de su hijo. —Hiciste un buen trabajo hijo, ahora vamos a casa.
—¿Puedo quedarme? Ayudaré a cuidar de las princesas y príncipes.
—Eso sería bueno—miró a Joy—. Llévalos al jardín, que tomen sol y aire, regresen antes de la comida.
—Sí, mi señor.
Jihoon la siguió, Tzuyu se dio cuenta de su presencia y caminó a su lado sin dejar de sonreírle, SeokJin negó.
—Esa niña es igual o peor que Namjoon.
—Caprichosa y obstinada—asintió Hoseok—. Causará muchos corazones rotos.
—Ya lo creo—suspiró—. Vamos, tenemos que revisar los informes.
Ambos siguieron a SeokJin, Jackson con un vuelco en el corazón, su hijo estaba yendo por su mismo camino, Mark no estaba muy contento por eso, sin embargo, no lo impedía, porque Jihoon quería ser uno de los mejores guerreros. Quería que lo lograra, pero al mismo tiempo sabía bien lo que la vida de un guerrero conllevaba, no quería que algo le sucediera, o que no viviera de forma tranquila y feliz.
No todos estaban dispuestos a sacrificarse. No todos estaban dispuestos a sufrir.
Era una tarde tranquila, demasiado tranquila, con el sol en su punto máximo, pero la brisa fresca, bajo un toldo estaba los hijos de los reyes, custodiados por soldados que vigilaban los alrededores, pero sin presiones, porque estaban en la parte más segura del castillo, Jihoon estaba con las nanas, ellas le habían dicho que podían enseñarle lenguaje de señas, hasta ese momento sólo sabía decir hola, pero estaba bien, le había parecido muy interesante.
Los niños eran ruidosos, los más pequeños se quedaban sobre las mantas jugando, Mina y JiEun se tomaban de las manos y daban vueltas mientras reían, YeonJun estaba cerca de Soobin jugando con los caballos de madera, concentrados.
Era una tarde agradable, no era la primera vez que estaban ahí, todos cuidaban bien de los príncipes y las princesas. SeokJin podía relajarse, pensaba que ellos estaban a salvo. Pero, la realidad era más dura.
—¡Una flecha!
Aquel llamado hizo que todos volvieran el rostro hacia uno de los guardias, las nanas se movilizaron tomando a los niños, pero, la princesa Tzuyu y Jihoon estaban jugando a la pelota más alejados, el miedo recorrió a todos, al escuchar, Jihoon abrazó a Tzuyu, protegiéndola con su cuerpo, la flecha iba directo hacia ellos.
—¡La princesa Tzuyu!
El tiempo se detuvo, todo sucedió en cámara lenta, el soldado que valientemente había corrido hacia ellos, ahora estaba hincado en el piso, con una mueca de dolor punzante, porque la flecha atravesó la calidez de su cuerpo, sollozo tomando su pecho, pero mirando alrededor, pensaban que estaban bajo ataque. Una horda de soldados que habían escuchado el llamado aparecieron, rodeando a los niños.
—¿Están bien? —preguntó a Jihoon el soldado que sudaba frío.
Jihoon separó de su cuerpo a Tzuyu quien miraba todo alrededor asustada, ella no sabía lo que estaba pasando, pero se volvió a aferrar al niño.
—S...sí—susurró con los ojos muy abiertos.
—Bien.
—Tenemos que sacar a los niños de aquí—dijo uno de los soldados sin dejar de mirar alrededor—. Ustedes vayan a investigar, el ataque se detuvo.
No pasó mucho tiempo para que Hoseok se hiciese camino, estaba entrenando junto a un grupo de hombres que irían a la frontera en una semana, ahora estaba con la espada en mano mirando enojado alrededor.
—¡Entren! —ordenó a las nanas quienes tomaron a los niños. Joy corrió hacia Jihoon y Tzuyu y los apartó para movilizarlos—. ¡Quiero al culpable!.
La orden de Hoseok se escuchó entre los hombres que de inmediato se movilizaron, no pudo verlos, porque sus ojos estaba posados sobre el chico que se encontraba hincado, se acercó rápidamente, tomó su rostro con cuidado, la flecha sobresalía de su hombro izquierdo, negó con un gruñido.
—¡Xiumin! ¿Me escuchas?
Pero, los ojos almendrados fueron cerrándose hasta quedar cubiertos por unos párpados cansados. Se desplomó en sus brazos y Hoseok sintió la sangre huir de su cuerpo, comenzó a respirar pesadamente. Eso no podía estar pasando. Lo estaban cabreando demasiado y él no estaba listo para jugar, quería matar.
—Aguanta, por favor—dijo en su oído antes de besar su sien—. No te perderé.
Quiero que me digan ¿Qué les parece hasta el momento?
Este fin de semana más actualizaciones porque vengo bien inspirada en hacerlos sufrir, digo, en entretenerlos.
Gracias amores míos 🤍
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