04
Reino de RyuMoon
La sensación de sus cuerpos colisionando en uno solo era indispensable. Yoongi veía con deseo y devoción cómo su esposo se movía sobre él, teniendo el sonido del bosque a su merced, estaba experimentando una noche estrellada e inolvidable, Jimin cerró los ojos con fuerza, dejándose llevar por las manos expertas que tocaban cada parte de su cuerpo, sin dejar un espacio libre de amar, estaba en el limbo, en una nube llena de satisfacción, de la que no quería bajar. Nunca.
Jimin jadeo, sobre estimulado, sus sentidos estaban obnubilados debido al placer, llegó al clímax manchando ambos estómagos, Yoongi lo volteó, quedando sobre él, dando estocadas más fuertes y profundas.
—Yoongi, no adentro...no.
Pero, era tarde, el rey estaba llenándolo con su esencia, Yoongi rio ronco ante la mirada molesta de Jimin, beso sus labios hasta que su ceño dejo de fruncirse.
—¿Tanto odias la idea de tener un hijo conmigo? —dijo con falsa tristeza, lo que alarmó a Jimin quien tomó sus mejillas y comenzó a besarlo en todo el rostro.
—No mi amor, sabes que no es eso, es sólo que—bajo la mirada apenado.
—¿Qué mi dulce rey?
—Me gusta esto—suspiró—. Entrenar a tu lado, aunque soy malo en eso, las excursiones, poder se padre de dos y tener tiempo para nosotros, con un bebé hay mucho que no podré hacer.
Yoongi asintió. —Es verdad, entonces pasará un tiempo para poder verte con un pancita—besó su frente—. Me gusta estar contigo, hacer todo lo que hacemos juntos, me gusta hacerte el amor bajo la luna llena. Tanto, que no quiero regresar, pero tenemos un reino y unos príncipes que atender.
—Esos niños tienen tu carácter, sólo pido piedad.
—Podremos con ellos, tú has llegado a encantarme y domarme a tu antojo bebé.
Jimin sonrió de forma encantadora, su relación había pasado por muchas altas y bajas, el recuerdo de Scarlanding aún estaba en sus mentes, Yoongi se negaba a hablar de todo lo que tuviera que ver con Mark y con su hijo, Jimin estaba seguro de que aquello era aún doloroso para su esposo, así que intentó ser paciente, pero la duda estaba aún en su mente ¿Qué tan afectado estaba por Mark? ¿Llegaria el momento en donde Jihoon supera quien es su padre en realidad? Eran dudas sobre un futuro que podía ser desastroso.
En el reino las cosas estaban realmente bien, el ejercito rebelde había sido eliminado casi en su totalidad, las personas se sentían seguras y Jimin también, después de haber quitado el impuesto extra el pueblo veía con mejores ojos al rey de la muerte, tanto así, que algunos habían hecho denuncias sobre posibles escondites de los rebeldes.
Sus hijos seguían creciendo, Taehyun y Minie estaban cada vez más grandes, a nada de cumplir un año de edad, eran grandes, fuertes y vivaces, sus nanas estaban cansadas de atender sus exigencias, porque no eran bebés fáciles, demandaban atención y juegos a todas horas. Cuando Jimin estaba con ellos, se peleaban por su atención, en eso eran muy parecidos a su padre.
—Tae, no jales el cabello de tu hermana—dijo levantando al niño que sólo estaba haciendo travesuras—. Eso no está bien.
—¿Po qué? —preguntaba mirándolo fijamente a los ojos.
—Porque la lastimas—dijo con una ceja alzada ganándose un encogimiento de hombros de su hijo, su inteligencia a veces llegaba a darle miedo.
Lo dejó en el suelo, este fue de inmediato a quitarle el caballito de madera a su hermana quien comenzó a llorar. Jimin la cargó lamentando su llanto. Era demasiado apegado a sus bebés, no quería que nada les sucediera.
—A estas alturas me harán partirme en dos.
KyungSoo asintió. —Soy unos príncipes muy traviesos, serán un dolor de cabeza.
—Esperemos que no. Soo, dime ¿Cómo van los planes de boda?
—Muy bien, en unas semanas estaré casado.
KyungSoo había aceptado la propuesta de Lay de casarse, Jimin había descubierto por su amigo que este estuvo pidiendo una oportunidad desde hace años, sus familias estaban felices, pero esa felicidad no llegaba a los ojos de su amigo, que en una ocasión le platicó que estaba enamorado de un imposible.
—¿Soo, eres feliz? —preguntó mirándolo de forma amable.
KyungSoo suspiró. —Debo serlo ¿No?
—En estos últimos años he sabido bien la diferencia entre el deber y el querer ¿No lo quieres?
—No es eso—sonrío a medias—. Supongo que lo quiero, pero no lo amo, no llegaré a amarlo, porque lamentablemente mi corazón le pertenece a otra persona.
—¿Tanto lo amas? Si es así ¿Por qué no luchar por estar juntos?
—Esa es la diferencia entre deber y querer, nosotros queremos estar juntos, pero no debemos, el destino ha decidido que no podemos estar juntos, no en esta vida, espero que en la próxima podamos.
—¿Cómo conociste al amor de tu vida? —preguntó tratando de no ser intrusivo.
—Nos conocemos de siempre, de hecho, mi familia trabajó para la suya por mucho tiempo, crecimos juntos, su madre quería que también tuviera educación a pesar de ser hijo de esclavos, nos volvimos amigos, pero eso cambió, cuando crecimos nos dimos cuenta que estábamos enamorados, sin embargo, lo nuestro siempre estuvo condenado, él prometió que se casaría conmigo, pero terminó casándose con alguien más. Aún así, pensamos que podríamos seguir juntos—bajo la mirada, intentando retener sus lágrimas—. Me siento avergonzado de decirte esto, habrás de pensar mal de mí.
—No, no pienso mal de ti—negó, era sincero, jamás podría pensar mal de alguien como su amigo, que había demostrado ser una gran persona—. Cuando estamos enamorado, hacemos cosas tontas por amor.
—Tienes suerte, claro que has sufrido mucho, pero el rey te ama tanto como para dejarlo todo, para ser una mejor persona, no hay día que no demuestre que eres su todo, vivir de las migas de un amor imposible es doloroso.
Jimin asintió ligeramente, pocas veces se preguntaba dónde estaría en ese momento de no haberse casado con Yoongi, tal vez su vida sería muy diferente, pero, a pesar de todo, no quería pensarse sin el amor de su rey, a quien adoraba con todo el corazón. Estaba enamorado y lo amaba, con él había descubierto el significado del dolor y el amor.
—¿Crees que alguna vez llegues a amar a Lay? —tomó su mano como medio para reconfortarlo.
—No lo sé, no dudo que llegue a quererlo mucho, pero ¿Amarlo? Sólo se ama de verdad una vez en la vida.
—¿Casarte es la mejor decisión?
—Lo es, porque sólo así podré alejarme por completo de él, sólo así podré sentir que no sigo en su red y sólo así le daré una lección, las personas, aunque amemos, nos cansamos de esperar algo que no llegará.
Durante todo el día tuvo la conversación de KyungSoo en la mente, de sentía triste por su amigo, porque en sus ojos podía ver el dolor genuino, pensaba en que si él hubiese estado en esa situación probablemente moriría de amor, no soportaría ver al amor de su vida de la mano de alguien más, en el viaje a Scarlanding sintio el veneno que eran los celos, cuando vio a Yoongi cerca de Mark algo en él despertó, algo desagradable, pensamientos turbios que quería dejar en el pasado, aún había noches en donde lo veía dormir a su lado y revivia el miedo de que Mark siguiera en sus pensamientos, no ayudaba saber que ellos dos compartían algo realmente fuerte y especial. Un hijo.
—¿Pasa algo? —Yoongi le miró con una ceja alzada, se sentó frente a él, estaban preparándose para dormir—. Por más que te hablo no me escuchas, ¿En qué piensas?
Jimin le miró con una media sonrisa. —No es nada—suspiró—. Son cosas sin sentido.
—Todo lo que te preocupe tiene sentido—acarició su mejilla, su piel se erizaba con cada uno de sus toques.
—¿Me amas? —preguntó con ojos brillantes y tristes.
Yoongi suspiró, se acercó a su rostro y besó la punta de su nariz. —No, no te amo, es más grande que eso, te idolatro, te venero, porque eres mi salvación, lo único bueno que me ha pasado en la vida, eres mi todo, sin ti estaría vacío, sería nada. Moriría si te perdiera, yo antes de conocerte no le temía a la muerte, ahora me aterra. No dudes nunca de mi amor, es lo único real en mi vida.
Jimin soltó lentamente el aire que mantenía retenido, observó detalladamente a Yoongi, con aquella piel pálida, labios delgados y ojos profundos y oscuros, donde podía perderse por horas, sonrió cerrando los ojos y se lanzó a sus brazos, rodeando su cuello y sentándose a horcajadas en su regazo, besó sus labios, de manera tenue y lenta, probando hasta el último de sus alientos, las manos de Yoongi tomaron su cadera y lo acercaron, no dejaría que se vaya, nunca.
—Te soñé—dijo Yoongi sobre sus labios—. En mis momentos de agonía soñé con un alma caritativa que me salvaba, con unas manos cálidas que me tocaban y unos dulces labios que me devolvían la vida, soñé contigo y te encontré. Me has enamorado desde el primer día que te vi, juré que haría todo lo posible por tenerte en mis brazos y aquí estás, no te voy a soltar jamás. Jimin.
—Te amo, mi alma quema por tu amor, lo lamento, he tenido miedo desde nuestro regreso, temo que no me ames como yo te amo, que alguien pueda apartarte de mí, tengo tanto miedo de verte partir, porque tuyo soy, te he dado todo, mi alma, mi esperanza, mi corazón y mi razón, vivo por ti, así que jamás dejes de decir que me amas. No me abandones.
—Jamás—susurró volviendo a sus labios, está vez acostandolo lentamente sobre la cama, descubriendo su cuerpo y amandolo hasta que las velas se redujeron a nada.
Fue tan delicado, que Jimin no dejó de pensar en su encuentro por días, había sentido todo el amor que el rey de la muerte podía darle, y le gustó, se vio a sí mismo dentro de su corazón y disfrutó la vida.
Una tarde, buscaba a KyungSoo, era de noche, quería decirle que se marchara porque una tormenta estaba por comenzar, entró a una sala común cuando escuchó ruidos que le alertaron, un par de voces que hablaban bajo, algunas palabras que no podía llegar a entender, se acercó hasta que su rostro quedó cerca de la puerta y pudo mirar dentro. La sangre huyó de su cuerpo.
JongIn tomaba con fuerza el brazo de KyungSoo, este intentaba zafarse, pero era imposible, estaba llorando, ambos lo hacían.
—No te cases—suplicó el más alto con voz ahogada.
—No me pidas eso, no tienes derecho a hacerlo—negó—. Tú hija acaba de nacer, tienes una esposa, tienes una vida, no me quites la oportunidad de tenerla yo.
—Te amo, no sabes lo que me arrepiento, debí haberme negado, escapado contigo, lo siento, en verdad lo siento.
—Las cosas a veces no son como deseamos, hay caminos que no podemos evitar y este es uno de ellos.
—Dime que me amas, que jamás lo vas a amar igual a cómo me amas a mí, suena egoísta, lo sé, pero, es lo único que me dejará vivir tranquilo. Te lo suplico.
—Tú bien sabes que jamás podré amar a alguien de la misma forma que te amo a ti, no podría.
JongIn se acercó y lo besó, fue un beso acompañado de un sollozo lleno de dolor, Jimin se volvió, su corazón latía con fuerza, entonces comprendió el dolor de KyungSoo y su decisión, sintió pena por los dos, pena por su cuñada que estaba perdidamente enamorada del padre de su hija, negó corriendo escaleras arriba, él podría decir algo, pero eso condenaría a dos personas cuyo único pecado era amarse, desechó la idea al instante.
La tormenta había comenzado, fue a su habitación, donde Yoongi permanecía con sus hijos, Taehyun estaba aferrado al cuello de su esposo, este le tenía miedo a las tormentas, se acercó a ellos, Minie le dio los brazos y la cargó.
—Estás muy pálido, como si hubieses visto a un fantasma ¿Estás bien? —preguntó con una ceja alzada.
—Sí, sólo me asusté con un relámpago, pero estoy aquí.
Ambos se sentaron frente a la chimenea, cargando a sus hijo, perdiendo la mirada en el fuego, Yoongi suspiró.
—Terry tiene miedo—así es como llamaba a su hijo a veces, porque sabía que a Jimin le molestaba—. No ha dejado de temblar aunque se encuentra dormido, me preocupa.
—Es pequeño, los miedo a esa edad son normales—suspiró—. Mi pobre bebé debe estar teniendo pesadillas. No dejará de moverse por la noche.
—¿Tú tienes algún miedo que no te deja dormir?
—No lo sé—se encogió de hombros—. ¿Y tú?
—El futuro suena aterrador, estoy tratando de hacer un buen trabajo para que Taehyun no tenga problemas al reinar.
—Eres un buen padre—le sonrió.
—He pensado mucho en Namjoon últimamente, SeokJin me mandó al carajo cuando le dije que dejara de buscarlo, de cierta forma lo entiendo ¿Sabes? Si yo estuviera en su lugar, y hubiera una mínima posibilidad de encontrarte con vida, no dejaría jamás de buscar, pero, temo que este sobrepasandose, porque sé que Namjoon no querría esto para él.
—Jin es más valiente que cualquiera, he hecho tanto, vive con el dolor y aún así lo encara. No muchos podemos decir que somos fuertes.
—Tú eres muy fuerte—le reprendió con la mirada—. Demasiado, sólo que no te has dado cuenta—alargó la mano para acariciar su mejilla—. Es por eso y más que te amo.
Jimin le sonrió, volviendo su vista al fuego, él no tenía razones para sentirse inferior a los demás, pero lo hacía, pensó en eso toda la noche ¿Qué estaría pasando con Jin y Tae? Esperaba que lo estuviesen haciendo bien.
La tormenta se había disipado después de dos días, dejando tras su paso días de calma. No dijo nada sobre lo sucedido a KyungSoo, no hasta que él quisiera hablar, que pensaba que sería nunca, su boda había sucedido, fue un evento pequeño, pero hermoso, Lay le miraba con tanto amor, que esperaba que fuera capaz de borrar de su mente a JongIn, este no apareció en algunos días y cuando lo hizo sus ojos estaban llenos de desdicha, pero nadie parecía notarlo.
Se había sentido mal, sus mareos aumentaban, no quería decir nada, pero la posibilidad de estar nuevamente esperando un hijo de su esposo, estaba en su mente, de igual forma quería dejar pasar unos días, asegurándose de que aquel síntoma no fuera debido al cansancio, sus noches eran largas en desvelos, si no era por sus hijos, era por su esposo, quien no le dejaba tranquilo, siempre insaciable y feroz, no se quejaba, en lo absoluto, le encantaba.
Pero, aquella mañana en particular, algo sucedió, algo que no le gustó, miraban a la muchacha, era linda, de ojos azules y cabello rubio, Karleth se llamaba, era la sobrina del rey Kang de RedScorpion, y se quedaría de visita por unos días, Jimin se preguntaba el por qué, pero al verla animada hablando con su esposo en la cena, con un vestido color vino que tenía un buen escote lo supuso.
En RyuMoon se esperaba que el rey fuera fiel a su matrimonio, pero, no negaban que podía existir placeres culposos, Jimin no quería que ella fuera uno de ellos. La odiaba.
Su sonrisa falsa y la forma exagerada de hablar, eran cosas que no podía dejar pasar desapercibidas, menos, cuando Yoongi se portaba tan hospitalario, su deber era hacer eso mismo, pero Jimin, no la quería ahí.
—Espero que su estadía sea corta, no quiero saber que su familia está preocupada por su regreso—dijo cuando bebían el té.
—No tiene de qué preocuparse mi señor, mi familia está bien con mi visita, ellos no sienten angustia por mi regreso.
Jimin asintió desviando la mirada a su té. —Entiendo.
—Se ve cansado, supongo que ser padre de dos niños pequeños lo tiene agotado, pobre de mi señor.
La miró con desprecio, LuHan, Nayeon y KyungSoo le observaron con sorpresa, porque nadie sería capaz de decirle algo como aquello a Jimin.
—No son mis hijos los que me tienen cansado, es su alteza—dijo con suficiencia—. ¿No has visto la sonrisa en sus ojos cada mañana? Te aseguro que no es por dormir bien.
Karleth asintió. —Mucho se habla sobre Min Yoongi, sobre todo, de sus excesos y excentricidades, nunca se ha catalogado como una persona fiel ¿No le molesta saber esto?
—Lo que me molesta es que alguien más piense que está al nivel, no es así, Yoongi es un hombre fiel.
—Eso, hasta que se canse.
Se miraron como reto, Jimin sabía que ella lo estaba haciendo para provocarlo, lo sabía muy bien, sin embargo, dejó que entrara a su mente y sembrará esa duda, ¿Y si Yoongi llegaba a cansarse de él? Dejó que esa posibilidad arremetera contra su mente causándole dolor y angustia, negó una y otra vez, pero el historial de su esposo no ayudaba. Esa noche no durmió, tampoco la siguiente, en el desayuno tuvo que pasar escuchando maravillas del reino de Kang, y la risa falsa de ella, las preguntas curiosas de Yoongi.
—He traído muchos libros mi señor, puedo mostrarle algunos.
—Me encantaría—asintió Yoongi.
Jimin se levantó. —Me retiro. Disfruten el desayuno, no me siento bien.
Yoongi tomó su mano extrañado. —¿Quieres que llame al médico?
—No, estaré bien.
Se acercó a él y beso sus labios, no de una manera que pudiera verse en público, Yoongi trató de no dejarlo ir, pero se dio cuenta que estaban acompañados. Jimin salió de ahí con una sonrisa triunfal.
Esa tarde, decidió buscarlo, se había quedado con las ganas de seguir probando sus labios, llegó a la salita privada del rey, y abrió sin llamar, sabía que ahí tomaba el té por la tarde. Lo que vio no le gustó.
—¿Qué haces aquí? —dijo mirando a Kareth, quien le sonrió con inocencia.
—Le traje el té a su alteza.
Yoongi estaba bebiendo el té tranquilo, ajeno a todo, pero al escuchar la voz de Jimin le miró, al verlo supo que su esposo estaba molesto.
—Largo, no tienes permitido entrar aquí, si vuelvo a verte yo mismo mandaré a que te saquen.
—Pero...—dijo mirando al rey quien se encogió de hombros.
—Has escuchado a mi esposo, vete.
Karleth hizo una reverencia, sus ojos estaba furiosos, Jimin observó hasta que se fue, se acercó molesto a Yoongi y le quitó de las manos el té, el cual dejó caer al piso, rompiendo la taza de porcelana en miles de pedazos.
—¿Jimin?
—¡La quiero fuera de aquí! Mañana mismo tiene que estar de regreso en su estupido reino ¿Emtendiste?
Yoongi le miró con una ceja alzada. —¿Me das órdenes a mí?
—¡Sí! ¿Crees que soy estupido? —dijo al borde de las lágrimas—. Sé bien por qué está aquí, la quiero fuera, tú no necesitas a alguien más ¿O está es tu forma de decirme que ma vas a reemplazar? ¿Qué acaso no soy suficiente?
Yoongi se puso de pie y lo tomó de los hombros, miró sus ojos y suspiró abrazandolo. —Me dijo que tú la habías mandado para darme el té, me molesté, sabes que no me gusta que nadie además de ti entren aquí, no sabía que te molestaba tanto ¿Quieres que se vaya? Bien, se irá está misma noche, pero Jimin, no digas que quiero un reemplazo, porque ninguna mujer u hombre en el mundo podrían llegar reemplazarte. Te amo, entiende eso, mi corazón y mi alma son tuyos, juré serte fiel y lo cumpliré hasta el último de mis días.
Jimin lo tomó de las mejillas y se acercó a su rostro. —No quiero que nadie te mire, que nadie te toque, porque eres mío Min Yoongi, sólo mío ¿Te ha quedado claro?
—Muy claro mi amor—rio ladino antes de tomar sus labios—. Y como soy tuyo, lo voy a demostrar, hasta que no pueda más.
Jimin gimió cuando tocó su trasero, Yoongi era feroz y mientras lo tomaba con fuerza, proclamando en cada suspiro y caricia, en cada beso, su amor. Mientras que aquella chica ingenua salía del castillo, Yoongi después se encargaría de mandarle una carta al rey Kang explicando su expulsión, él no necesitaba más regalos, no quería a nadie más, sólo a Jimin. Quien era su luna, la luz que guiaba a Ryumoon y al dragón de la muerte.
La asamblea estaba esperando las indicaciones de su rey, quien esa mañana estaba inquieto, Jimin había mandado a llamar al doctor porque no se sentía bien, le dijo que no había nada de qué preocuparse, sin embargo, no podía concentrarse.
—Mi señor—dijo un mensajero irrumpiendo en la asamblea, en otras ocasiones se habría molestado, pero no ese día que esperaba noticias de su esposo.
—Dime—ordenó con voz fría.
—Felicidades mi señor, su alteza real está en espera de un bebé.
Todos en el consejo dieron un grito de felicidad, Yoongi se levantó, con los ojos brillantes y una sonrisa que sorprendió a todos, sin decir nada salió de la asamblea, dando pasos largos y veloces, buscando a Jimin, un guardia le dijo que este estaba tomando el sol en los jardines. Corrió hacia afuera y lo vio, de pie mirando atento cómo sus dos pequeños jugaban, se acercó sin decir nada, Jimin se volvió a verlo y le sonrió.
Al llegar a él, lo tomó de la cintura y lo levantó, terminando por besarlo con fervor, bajo la atenta mirada de todos.
—Estamos haciendo un escándalo.
Yoongi negó. —Me importa una mierda ¡Min Jimin me darás otro hijo! Mi amor, me haces el hombre más feliz del mundo, te amo.
Volvió a besarlo, está vez sin soltarlo. Esa noche hubo una enorme celebración por la noticia del nuevo bebé, uno que ambos esperaban con amor e impaciencia. Estaban felices y nadie podría arruinar esa felicidad.
Lindo el Yoonmin ¿No?
¿Qué pasó con Jin?
Nos leemos pronto 🤍
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