
03
Reino del Norte.
Rgresar a su hogar fue un verdadero alivio, su pueblo estaba agradecido de que ambos hayan regresado con bien, podían verlo en los ojos del otro, pisar el suelo nevado era la mejor sensación que habían sentido en semanas, reafirmando lo que ya sabían en sus interiores, ellos pertenecían al frío invierno. Aunque el regreso fue tranquilo, no podían evitar sentirse desolados, Taehyung había hecho buenos amigos y casi moría a manos de un enfermo, mientras que Jungkook había sentido de todo, la desesperación por el rapto de su esposo y el dolor de haber perdido a uno de sus mejores amigos. Su corazón y mente estaban en ScarLanding, no podía dejar de pensar en Namjoon, en sus últimas palabras, en su petición desesperada de proteger a Jin y a sus hijos, lo cumpliría, porque era su deber, como amigo y como aliado.
Y aunque temía por el bienestar de Scarlanding, estaba completamente seguro de que SeokJin haría un increíble y justo trabajo, porque había aprendido del mejor y porque su templanza y sus valores le alejaban de la tiranía.
—¿Ocurre algo? —preguntó Taehyung quien ingresaba a al cama.
Habían pasado algunas semanas desde que volvieron al Norte, las heridas de su esposo estaban sanando, y después de haberlo encontrado entrenando solo antes del amanecer, su confianza estaba regresando, porque cumplió lo que prometió, le enseñó, ambos entrenaban juntos.
—Estaba pensando—suspiró alargando la mano, dejando libre su pecho, con una invitación que Taehyung tomó de inmediato, se recostó en su pecho—. Pensaba en nuestro reino, en la forma en la que nos recibieron al volver, sus rostros están retratados en mi mente, no creo ser capaz de alguna vez olvidarlo, ellos confían en mí, y por primera vez siento miedo de defraudarlos, de defraudarte a ti.
Taehyung asintió ligeramente. —Es ese cuestionamiento y ese miedo lo que hará que te guíes por la justicia y el honor, confiamos en ti Jungkook, yo más que nadie.
Miró sus ojos azules que le miraban con ternura, acaricio su mejilla, agradecido de que no haya quedado marca de la violencia de aquel asqueroso hombre, pasó su pulgar por sus labios, sacándole una sonrisa. Suspiró pesado, al aceptar a Taehyung en su vida, no se dio cuenta que estaba aceptando algo que había repudiado durante años, el miedo. Había huido de aquellas emociones que le produjeran temor, pero ahora todo estaba perdido, sin embargo, sentía que si tenía a Taehyung cerca, todo podría mejorar.
—Estás demasiado tenso después de la junta con el consejo. Este invierno será el más crudo, pero tenemos como hacerle frente—suspiró separándose de su cuerpo, sentándose en la cama y acercándose más, terminando por estar a horcajadas sobre su regazo—. Necesitas relajarte, yo te voy a ayudar.
Jungkook rio ronco al sentir el cuerpo cálido de su esposo, lo tomó de las caderas sonriendo ladino.
—Lo que tú quieres es que olvide el mundo entero, pero está bien, quiero perderme en tus ojos, en tu cuerpo, en tu alma, amado mío.
Taehyung le sonrió con cariño, se acercó a su rostro y juntó sus labios, que se amoldaban a la perfección, los movían con lentitud, mientras que sus caderas se restregaban, el sentimiento de estar juntos, piel con piel, entregándose a algo que estaba por encima de ellos, les llenaba de una satisfacción inmensa.
Jungkook admiraba a su esposo y después del regreso de Scarlanding, su devoción creció, porque no era el niño asustado que había imaginado la primera vez que le vio, sino un fuerte guerrero, alguien inteligente y voraz, y era suyo, completamente suyo, y lo protegería de lo que fuera, porque no quería verlo sufrír, nunca más.
Los días eran tranquilo, su pequeño príncipe estaba a nada de cumplir el año de nacido, era un niño precioso, Jeon BeomGyu era un ser encantador, con toda la belleza de Taehyung, pero con la tenacidad y la inteligencia del rey, cualquiera que le conociera podría darse cuenta que era un niño especial. Uno que estaba aprendiendo a caminar y que se había vuelto el temor de cualqueira, porque era curioso y descuidado, como en ese momento, que se había escapado de sus padre y nanas cuando tomaban el té y se había escabullido por la puerta sosteniéndose de la pared, caminaba mirando alrededor, estaba intrigado, no dejó de caminar, no había guardias cerca porque estos estaban entrenando. Así que siguió, hasta que miró una puerta abierta y ruido que provenía de ella.
Caminó sigiloso, cuidadoso de no caer, buscando en que sostenerse, así traspasó la puerta, dos guardias que estaban dentro al lado de ella le miraron con asombro, la sala era grande y estaba llena de hombres y mujeres en grandes abrigos oscuros, en el otro extremo, en medio de estos se hallaba el trono de su padre, Jungkook lucía concentrado, por lo que sólo se volvió hacia la puerta cuando Yugyeom le dijo lo que estaba pasando, miró a su hijo con el ceño fruncido, porque no se supone que tendría que estar ahí. Toda la sala guardó silencio y se dispusieron a ver al pequeño príncipe.
—BeomGyu.
—¡Papá, pa, pa! —soltó antes de salir corriendo hacia él, todos sostuvieron la respiración.
Se levantó de inmediato. —¡No Beomi!
Pero, era tarde porque su hijo cayó de boca al piso, Jungkook corrió hacía él y lo levantó, al tiempo que el llanto desconsolado se hacía presente, su pequeño labio estaba cubierto de sangre y baba, suspiró pesado, trató de calmarle, pero su llanto era atroz.
—¡Beom! —Taehyung llegó corriendo, le quitó al bebé de los brazos y lo abrazó.
—Tae ¿No se supone que estabas cuidandolo?
—Lo...lo siento—dijo inestable, fue entonces que Jungkook se dio cuenta que estaba llorando—. Me distraje sólo unos segundos.
Miró alrededor y se sintió peor de tener aquellas miradas sobre él. Jungkook suspiró.
—Llama al doctor.
Taehyung asintió y con una reverencia se fue de ahí, uno de los miembros del consejo, el más anciano de ellos, sonrió.
—Esta misma escena sucedió hace tiempo, cuando usted mi señor era un pequeño travieso, ahora sabemos que el príncipe será muy aventurero.
Eso ayudó un poco a calmar su susto, Jungkook sonrió tenso.
—Esperemos que no sea así consejal, sino, tendré que tener más niñeras que guardias. Sigamos.
BeomGyu estaba bien, pero tanto Jungkook como Taehyung habían descubierto algo, el miedo de que algo pudiese ocurrirle a su hijo, a quien amaban con fuerza, fue entonces que comenzaron con los cuidados extra, unos que inocentemente creían era lo mejor, pero que en un futuro llenarían de desfortunio a su pequeño consentido.
El pequeño dormía entre ellos, por esa noche no quisieron separarse de él, Taehyung estaba serio, temeroso de que Jungkook se encontrara molesto por su descuido, pero este simplemente miraba a Beom con una mueca, su labio estaba partido, pero no era grave.
—Lo siento, tendré más cuidado.
—Está bien, lamento haberte cuestionado en frente del consejo, es sólo que me asusté. No quisiera que algo les pasara. Lo lamento. No es tu culpa.
—Jungkook, hay algo que tengo que decirte, el médico no sólo reviso a Beomie.
Le miró confundido, sus ojos demostraban incertidumbre y temor, se acomodó para verlo mucho mejor.
—¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
—Estos días me he sentido mal, no quise decirte porque no quería preocuparte.
—Tae, eso es algo que no debes ocultar, tienes que decirme si te sientes mal o si ocurre algo, dime amor, ¿Qué es lo que dijo el doctor?
—Yo...estoy en espera, vamos a tener otro bebé.
Los ojos de Jungkook se agrandaron, de repente escenas del pasado llevaron a su mente a un laberinto sin salida, se quedó en silencio, tomando en cuenta lo que aquello significaba, ellos serían padres de nuevo, el miedo comenzó a consumirlo, se levantó y se sentó en la cama dándole la espalda a Taehyung quien estaba por ponerse a llorar pensando en que reviviria el pasado, se acercó a él quedándose hincado a sus espaldas.
—Jungkook, sé que anteriormente esto ha sido doloroso para ambos, pero, por favor, por lo que más quieras en el mundo, te suplico, que no me alejes, que no vuelvas a ser cruel, porque si antes lo soporte, no creo que ahora pueda hacerlo, prometo ser fuerte y traer a nuestro bebé con bien, de verdad lo haré, pero te necesito, solo no podré hacerlo, sé que tienes miedo, pero lo lograremos, mi cuerpo está mejor, por favor Kookie.
Jungkook temblaba, era el temor de verlo perdido lo que lo llevaba al desespero, pero no podía ignorar las súplicas de su esposo, no podía volver a lo que antes había sido por miedo, no debía, así que simplemente se volvió y lo tomó de las mejillas, junto sus frentes y asintió.
—Quiero que me prometas que vas a cuidar de ti, quiero que te quedes en cama y que estés tranquilo, por favor mi amor, no quiero que nada te pase, a ninguno.
—¿Aceptas a este bebé? —preguntó temeroso.
Jungkook bajo la mano y acarició su vientre con dulzura, sonrió y asintió.
—Claro que sí, es nuestro bebé y nacerá con bien, estaremos bien Tae, estoy feliz, tengo miedo, pero estoy feliz.
—También tengo miedo, pero si el bebé está aquí es por algo, estoy emocionado, el doctor dijo que apenas tengo dos meses, pero, estoy seguro de que nada malo sucederá.
El rey asintió, lo tomó entre sus brazos y beso cada espacio de su rostro haciéndolo reír, estaba seguro que si cuidaba bien de Tae nada malo sucedería, que estaría bien.
Pero, si la desdortuna estuviese personificada, está se reiría en su cara, a la semana de saber sobre su nuevo hijo, Tae cayó enfermo, el haber permanecido un tiempo fuera del Norte desacostumbro su cuerpo, estaban en el pico del invierno, donde cada rincón estaba frío, él no lo sentía y al parecer tampoco BeomGyu quien estaba tranquilo quitándose los zapatos para sentir el piso frío, pero Taehyung, cuyo cuerpo era más débil resintió con cada parte de su ser, el invierno.
Había caído en cama con fiebres altas, Jungkook ponía fomentos de paños en su frente para bajar su temperatura, pensó en esas noches largas de agonía que su esposo perdería al bebé, pero no lo hizo soportó todo lo que pudo.
Una semana más tarde estaba mejor, levantándose, haciendo sus tareas, cuidando de BeomGyu, todo parecía estar bien. Y se relajó.
—Espero una niña—dijo una tarde donde ambos estaban acostados en un cúmulo de mantas frente a la chimenea, Taehyung estaba sentado, mientras que Jungkook tenía la cabeza en su regazo y acariciaba su vientre, dando pequeños besos—. Quiero una princesa, que tenga tus ojos, la quiero igual a ti.
—¿De verdad lo quieres? —acarició sus cabellos—. WheeIn vino a visitarme, me dio fuerza, dice que soy muy fuerte y capaz de esto, también lo creo. No me importa qué sea, sólo quiero que esté bien.
—Lo estará amor, no te preocupes, pronto tendremos dos pequeños hijos—sonrió con emoción—. Es una buena nueva, Jin está a nada de dar a luz, Yoongi quiere volver a embarazar a Jimin, pero este se niega y nosotros tendremos otro hijo, todo sería perfecto si Namjoon estuviese, pero de igual forma sé que donde este debe estar feliz.
Taehyung asintió. —Jin es muy fuerte, yo no sé lo que harás si un día me faltaras, creo que querría morir contigo.
Jungkook sintió miedo de sus palabras, no pudo evitar pensar en sus padres y la forma en la que su madre estaba muerta en vida debido a la ausencia de su padre.
—No digas eso—se levantó para mirarlo a los ojos de cerca—. Jamás sucederá, no podría dejarte aquí, aunque si eso pasa, eres suficientemente fuerte para seguir sin mí.
—Me tienes demasiada fe Jungkook—rio por lo bajo.
—Lo sé, así como tú la tienes conmigo.
Taehyung beso sus labios, de una forma tierna y hermosa, plasmando ese momento para siempre en sus mentes, uno que se vencería un recuerdo doloroso.
No se había sentido bien en todo el día, el doctor le había recomendado guardar reposo, y él obedeció, Jungkook hizo que le llevaran la cena y habló con él mientras se quedaba dormido, ambos durmieron abrazados, tranquilos, aunque por la noche Taehyung estaba un poco inquieto, pero no había nada que alarmarlos.
Un extraño dolor le hizo despertar, se sentía mareado, estaba amaneciendo, la habitación era iluminada por un manto azulado, Jungkook lo sostenía en su pecho, la sensación de que algo no estaba bien continuó, junto al sentirse mojado, entonces su respiración decayó, sus ojos se humedecieron y sus labios temblaron, no miró bajo las sábanas, pero tento su camisón, cuando sacó la mano sollozo, sus dedos estaban tintados de carmín.
Jungkook se removió debido al llanto de Taehyung, abrió los ojos y le miró sollozar y temblar, al tiempo que observaba su mano llena de sangre, actuó rápido mirando bajo las mantas y un nudo llegó a su garganta. Lo abrazó con cuidado, pero sin perder la fuerza, sus propias lágrimas recorrieron sus mejillas.
—Lo siento, lo siento, es mi culpa—sollozo sobre su pecho—. Soy débil, soy muy débil Jungkook.
—No, no es tu culpa, no—negó besando su frente—. No es nuestra culpa, lo intentamos, hicimos todo lo posible.
—¿Por qué Jungkook? —preguntó desolado—. ¿Por qué no puedo tener un hijo sin el miedo de perderlo?
Jungkook sollozo tomando sus mejillas. —No es tu culpa, entiende que no lo es, no eres débil Tae, sólo hay cosas que no pueden ser.
—Jinnie tuvo a su hijo en medio de una depresión, al haber perdido a su esposo, un bebé sano, Jimin es tan fértil que no tiene sólo un hijo sino dos, y yo, apenas y pude traer a BeomGyu al mundo. No es justo ¿Por qué yo?
Lo abrazó, estaba seguro de que su sentir no se iría con nada que pudiera decir lo haría sentir bien, por lo que simplemente lloró a su lado, a aquel hijo que jamás conocerían.
El doctor lo revisó, estaba bien, la pérdida del bebé no lo había dañado, no físicamente, pero si en el interior, después de unos días de descanso pudo salir al mundo, pero Taehyung se había recluido en su habitación, donde lo pasaba con Beomie y sus amigas, ni siquiera había querido hablar con su hermano cuando este le visisto, le insistió en que no hablaran del tema.
—Vamos al recorrido—dijo con súplica—. El pueblo quiere verte.
—No, me quedaré con Beom aquí.
Esa era su respuesta para todo, no quiso volver a entrenar, no quiso asistir a las fiestas de fin de año, no quiso arreglarse como siempre, sólo quería dormir, hacerlo comer era un reto, pensó que enfermaría, pero no fue así, simplemente se mantenía con la mirada triste.
Jungkook no sabía qué hacer, menos cuando una carta llegó a su poder.
Querido Jungkook.
Te habla tu amigo, el más feliz y eatupido del mundo, ¿Sabes que Jiminie no quería hijos? Pero, aún así se puso a saltar de felicidad cuando se enteró que seriamos padres de nuevo, espera que sea sólo uno, pero yo quiero más. Espero que pronto la vida les dé la dicha de darle un hermanito a su príncipe, por favor, vengan a visitarnos, pronto se dará a cabo el festival del dragón, quisiera que estuvieran aquí.
El hijo de puta más feliz del mundo. Min Yoongi.
No podía enojarse con Yoongi, porque este no sabía de la desventura que habían vivido, pero estaba atemorizado de que una carta de Jimin, pudiese hacerlo sentir más miserable, por lo que creyó que era suficiente.
Robó a BeomGyu. Taehyung había estado buscando al niño desesperaba por todo el castillo, nadie podía decirle en donde estaba, incluso había regañado a sus damas, Hwasa se negó a ayudarlo a buscarlo y él creyó que era la persona más cruel del mundo por un momento.
—¿Dónde está tú señor? —dijo con voz fría al guardia que estaba pasando por los pasillo.
—Yo...
—Dime, sino quieres que te mande a la frontera—nadie estaba preparado para ver al rey enojado, sus ojos estaban furicos, por lo que suspiró.
—Entrenando, afuera.
Taehyung hizo una mueca inconforme, no quería salir, no quería ver a nadie ni enfrentarse a nadie, sabía bien que no iba a suceder, pero no quería que lo juzgaran, ni siquiera tomó su abrigo, la nieve había dejado el suelo, ahora había un calor considerable, era un buen tiempo, antes había pasado todo el día afuera, pero no ahora.
Salió resignado, siendo seguido por Solar y Hwasa, quienes se mantenían en silencio, sabiendo que Taehyung no estaba de humor y previendo una pelea con el rey. Los vio entrenando y algo que hirvio su sangre, Jungkook sostenía a su hijo quien reía y aplaudía, no le importó nada. Estaba molesto.
—¡Deténganse! —ordenó con voz clara y frívola.
Los hombres se detuvieron e hicieron silencio, dejando que el rey cruzara el campo de entrenamiento, fue directo a Jungkook quien estaba serio.
—¡¿Cómo te atreves a sacar a mí hijo sin mi consentimiento?
—No sabía que para pasar tiempo con mí hijo tenía que pedir permiso—respondió con una ceja alzada, claramente no estaba feliz de que Taehyung le hablara de esa manera frente a sus hombres, pero era mejor a que estuviera serio y sumiso, justo como hace tiempo.
—Soy yo quien cuida de él, claro que tienes que pedir permiso, más si lo vas a sacar aquí. ¡Le puede dar frialdad, puede enfermar!
—Hay sol, está haciendo calor, no le va a pasar nada.
—¡Damelo! —trató de quitárselo, pero Jungkook se lo pasó a Mingyu. Taehyung pareció prenderse en fuego—. ¡Soldado, deme a mí hijo en este momento!
Mingyu se hizo para atrás. —Lo siento mi señor.
—¡Dile que me lo de!
Las miradas que ellos dos se lanzaban eran incomodas y tensas para quienes los miraban, por una parte estaba Taehyung furioso y por la otra el rey lleno de seriedad, una que helaba la sangre de los demás.
—¿Quieres a BeomGyu? Entonces, pelea por él.
—¿Qué estupideces estás diciendo Jeon?
—Lo que has escuchado, tú quieres llevarte a Beom, pero yo no lo voy a permitir, no hasta que tomes tu espada y pelees con él.
—No voy a hacer eso, dame a mi hijo.
La postura de Jungkook no cambió. —Un guerrero no se deja vencer tan pronto, lucha por lo que quiere, así que lucha ahora.
—Yo no soy un guerrero, soy un doncel y soy tu esposo, así que dame a mí hijo ahora.
—¡No dejaré que mi hijo tenga un padre cobarde! Pelea por él o no se irá contigo, y no hablo de este día, sino de todos los días hasta que sea capaz de tomar una espada y luchar con cada uno de nosotros, no vas a poder estar a su lado y cuidar de él.
—¿Te has escuchado? ¡Eso es una tiranía! No puedes hacerlo.
—Puedo y lo haré.
—Prometiste que no me harías daño.
—Y tú prometiste ser fuerte. Decide.
Yugyeom se acercó con la espada de Taehyung, este miró con los ojos llenos de lágrimas a Jungkook quien no pareció inmutarse, con las manos temblorosas, sollozando tomó nuevamente su espada, sintiéndola tan ajena, era liviana, pero sus brazos eran débiles. Miró con dolor y reproche a Jungkook quien también tomó su espada, para los guerreros alrededor ver esa escena les partía el corazón, pero confiaban en las palabras de su rey.
—Te odio—susurró con despecho.
—Eso no es verdad, me amas y te amo y cuando acabe sabrás por qué hice esto.
Taehyung no quería escucharlo, por lo que se encaminó para atacarlo, ataque, que Jungkook bloqueó a la perfección, ambos comenzaron a luchar, era una lucha de poder que ninguno estaba dispuesto a perder, las lagrimas no dejaban ver bien a Taehyung, por lo que las limpió con el dorso de la mano y comenzó en serio, usando nuevos movimientos que Hoseok le había enseñado.
La furia se apoderó de él, no con Jungkook, sino con todo el dolor que había en su corazón, haber perdido otro hijo y sentirse inútil, estaba furioso con la vida y con el destino, estaba furioso con la manera cruel en que habían pasado las cosas y la furia lo cegó. Tanto que llegó un momento en que Jungkook no pudo prever sus movimientos, y sin saberlo, dejó que este le diera, cayó de espaldas con un dolor terrible en el costado derecho, Taehyung paró en seco. Todos quedaron pasmados con lo que había sucedido.
—¿Jun...Jungkook? —susurró, aventando la espada, y corriendo hacía él, se hincó a su lado y comenzó a tocarlo, con las manos temblorosas. Levantó su camisa, no era un corte profundo, pero no dejaba de sangrar—. Lo siento, perdóname.
Jungkook soltó una carcajada. —Es un pequeño rasguño, estoy bien.
—No, no lo es...—dijo sin dejar de llorar.
—Mírame, Taehyung mírame—ordenó, este le miró desolado, tomó sus mejillas—. Estoy bien, tú también, estamos bien, hemos caído, pero tenemos que seguir luchando, esa es la vida de un guerrero, no todas las batallas se pueden ganar.
—Copito, bolita de nieve—sollozo al recordar los apodos de sus hijos, unos que ya no estaban con ellos—. Me siento tan culpable.
—No es tu culpa—susurró limpiando sus lágrimas—. Nada de lo que pasó no es tu culpa, de nadie, tuvieron que irse.
—¿Y si ya no puedo volver a darte un hijo?
—Me has dado un hijo perfecto, y lo volverás a hacer, pero no es el momento, vamos a disfrutar, de nosotros y de Beom, te amo Jeon Taehyung, por eso, quiero que dejes de tener miedo, vamos a resolverlo, juntos.
Taehyung le abrazó, sin darse cuenta de la mueca de dolor de Jungkook, tenía miedo, pero no podía seguir así por siempre.
La herida de Jungkook tardo una semana en sanar por completo, en esos días, Taehyung lo había cuidado, como él lo hizo cuando estaba enfermo, pronto las cosas volvieron a la normalidad, hicieron una placa para su pequeño en el mausoleo familiar, aún si no había nada, siguieron entrenando y siendo los reyes que eran, aunque de vez en cuando les gustaba salir y hacer cosas nuevas.
Las patas del caballo retumbaban con fuerza sobre la hierba, iba riendo, disfrutando de la libertad y del viento que movía su rubio cabello, eran días soleados, miró sobre su hombro a Jungkook quien intentaba seguirle el ritmo.
—¡Cuidado al frente!
Se volvió de repente, alcanzando a agacharse para evitar ser golpeado por las ramas, soltó una carcajada.
—¡Te estás quedando atrás!
Jungkook gruñó. —No es gracioso.
Llegaron al lago, la enorme cascada hacia un sonido maravilloso, Taehyung estaba sin aire, debido a la risa, Jungkook llegó segundos después bajando del caballo y yendo a su lado para bajarlo de una y propinarle una nalgada.
—No puedes burlarte de tu rey así.
Taehyung le sonrió ladino, beso sus labios, separándose con esa mirada infantil. Se acercó al agua y la tocó, estaba caliente, cosa que no pasaba a menudo.
—Vamos a tomar un baño—dijo llevando las manos a su playera.
Jungkook le miró con una ceja alzada. —Me gusta esta parte libertina de ti—negó haciéndose cargo de su ropa.
Ambos quedaron desnudos y se adentraron al agua, la sensación era deliciosa, nadaron al lado del otro, se tocaron y abrazaron, llegaron a donde golpeaba la cascada, ahí había unas rocas grandes, Taehyung se abrazó a Jungkook y lo rodeó con sus piernas y brazos, lo besó de forma profunda, disfrutando el momento. Jungkook lo tocó de forma indecente, disfrutando de cómo su esposo se frotaba sobre él, sonrieron, sabiendo lo que el otro pensaba.
Subieron a una roca lisa y Jungkook se adentró a su cuerpo, sin dejar de besarlo y acariciarlo, el sol bañaba sus cuerpos desnudos, el sonido de la cascada ahogaba sus gemidos, era profundo y perfecto.
—Te amo—susurró sobre sus labios.
—Te amo—jadeo Taehyung enterrando las uñas en su fornida espalda.
Disfrutaban del calor, para poder hacerle frente al invierno.
Taekook
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