01
El viento frío hacia que su cuerpo experimentará una oleada de escalofríos, estaba sudando después de una ronda de entrenamiento, ahora, miraba con los brazos cruzados y una mirada frívola y profunda a los hombres que entrenaban, eran diferente a los soldados de la frontera, eso era visible a siempre vista, no podían hacer buenas evasivas, ahora comprendía por qué la mayoría de las bajas en aquella fatídica lucha eran de los soldados pertenecientes al castillo. Estaba enojado, había jurado no irse hasta no ver que aquellos hombres eran dignos de cuidar de su rey, aunque eso significara estar más tiempo en la capital de ScarLanding, en donde los recuerdos atormentan sus noches, pero no había marcha atrás, después de la muerte de Namjoon, había jurado hacer todo lo posible para protejer lo que más amaba, aunque la tarea le estaba costando demasiado.
—No me gusta su forma de entrenar—bufó.
Jackson quien estaba a su lado asintió. —Siempre pensé que nuestro entrenamiento era el correcto, pero después de aquella noche sé que necesitamos más. Por algo su alteza lo ha dejado en tus manos.
—Mi genialidad hará que cada uno de estos malditos mediocres me odie, pero, es necesario, hoy nadie se va a casa, van a entrenar hasta el amanecer. Sin comida ni descanso.
—Mark me va a matar—soltó una carcajada—. Será una noche interesante, los veremos llorar y suplicar.
—Lo harán, Namjoon los tenía muy mal acostumbrados.
Al escuchar el nombre de quien había sido su mayor y un gran amigo, el semblante de Jackson decayó. Todos en el reino resentian su partida, incluso en los reinos vecinos que seguían mandando presentes de pésame, el pueblo entero estaba envuelto en un silencio sepulcral, dentro del castillo las personas realizaban sus tareas sin sonreír y el consejo, quienes se habían dado golpes de grandeza durante años, ahora estaban tan tranquilos, temerosos de decir algo equivocado o de faltar el respeto al luto. Todos estaban dolientes por la muerte de Namjoon, porque a pesar de que en su vida privada era un desgraciado, que brillaba por su egoísmo e insensatez, para el reino fue el rey más preparado y justo, quien en sus objetivos, tenía el hacer crecer Scarlanding sin importar nada. Su pueblo lo quería y ahora se enfrentaban a su partida.
—Es bueno tenerte aquí, sé que para ellos tú eras como su hermano mayor—suspiró con las manos en los bolsillos—. Es importante que estés aquí para él.
—Lo sé, aunque, te voy a ser sincero, no me gusta estar en el castillo, lo mío es el campo.
—Pero, antes estabas aquí ¿Qué es lo que cambió? —preguntó llevado por la curiosidad.
—Este castillo es viejo Jackson—dijo mirando hacia el castillo, en específico un torre—. Muchas cosas han sucedido dentro y los recuerdos que emana son como gritos en la oscuridad, es tenebroso, el pasado siempre lo es—se encogió de hombros—. Además soy un alma libre y aquí me siento como águila enjaulada, mi lugar es en la frontera, pero hice una promesa y no me iré hasta no cumplirla.
Jackson asintió, perdido en el posible significado de sus palabras, a sus ojos Hoseok era una persona misteriosa, hablaba mucho, pero realmente no decía nada que pudiera revelar sus pensamientos o pasado. Nadie sabía de él, pero la confianza de los reyes mantenían tranquilas las mentes curiosas.
Se quedaron en silencio, volviendo a observar el entrenamiento de los hombres quienes estaban dando lo último de su energía, estaba molesto, no pensó que los hombres que cuidarian de Jin y de los herederos serían tan incompetentes.
—¡General Jung!
La voz femenina lo hizo salir de sus pensamientos, se volvió confuso mirando quien lo llamaba, Irene, una mujer hermosa, de piel nivea, ojos oscuros, pelo largo y negro, era demasiado hermosa, lástima que Jin le tenía prohibido acercarse a sus damas.
—Señorita—dijo con un asentimiento de cabeza. Aunque, sabía que si ella estaba ahí eran malas noticias.
—Su alteza ha sufrido un desmayo—dijo con preocupación—. Usted dijo que lo mantuvieramos al tanto y...
No dejo que terminara de explicarse, camino rápidamente al castillo, siendo seguido por Jackson y por Irene quien había vuelto a la seriedad de siempre. Esos llamados no eran nuevos, desearía que lo fueran, pero no era así, todo lo contrario, cada dia vivía con la preocupación de recibir aquellos recados, la salud de Jin estaba decayendo día con día, y nadie podía hacer nada para detenerlo.
Caminó por aquellos extensos, iluminados y elegantes pasillos, siguiendo el recorrido que tenía bien grabado en la mente, ya que él había estado ahí desde los diez años, su padre fue uno de los generales más allegados a Kim SeoJoon, así como su abuelo, por generaciones sirvieron a la realeza, su familia tenía una impetuosa reputación, los Jung eran reconocidos en Scarlanding con honor y devoción.
Llegó a la habitación real, ni siquiera tocó, simplemente entró y miró alrededor. SeokJin estaba en medio de aquella gran cama, por su aspecto físico supo que la estaba pasando mal, su rostro perfilado, que mostraba el peso que había perdido en esos meses, bajo sus ojos la ojeras producto de las noches en vela, su piel pálida y cabello sin brillo. Se acercó preocupado, haciendo que este elevara una ceja.
—¿Por qué estás aquí? Les dije que no le dijeran a nadie.
—No puedes ocultarte de mí, menos en estás condiciones, ni siquiera tienes la energía de esconderte ¿Qué sucedió?
—Un desmayo solamente, no deberían sobre actuar, estoy bien.
—Pues no te ves bien, de hecho, te ves bastante mal, has perdido tu brillo SeokJin.
El pelinegro bufó, bajo la mirada a sus manos y mordió su labio inferior con fuerza.
—No quiero tus regaños.
—No vengo a regañarte, vine para ver cómo estabas solamente. Tranquilo, estoy de tu lado.
—Últimamente todos se creen con el derecho de decirme lo que debo hacer, no recuerdan que soy su rey, yo sé cuales son mis obligaciones.
—Eres un buen rey—asintió—. Pero, así como cuidas del reino deberías cuidar de tu salud, a estas alturas cuando llegue el momento morirás.
Hoseok se plantó a su lado, SeokJin llevó su mano al vientre hinchado, en poco tiempo el último hijo de Kim Namjoon llegaría al mundo, pero nadie estaba seguro de que su alumbramiento traería cosas buenas al reino.
—No moriré y si lo hago, entonces ¿Qué más da? Todas las personas tienen que morir algún día.
—¿Y tus hijos? —preguntó con reproche en la voz—. Tzuyu, Soobin, Yeonjun, Mina y JiEun te necesitan con vida, eres lo único que les queda.
El rostro de Seokjin se deformó en una mueca llena de dolor.
—Ellos necesitan un padre fuerte...este bebé también, pero, como dices he perdido el brillo y todo lo que me mantenía en este mundo, no puedo solo.
—No estás solo—se sentó a su lado—. Habemos quienes estarán a tu lado hasta el final, pero, no podemos ayudarte si no haces el esfuerzo, el doctor fue claro, tienes que guardar reposo.
—¿Guardar reposo siendo el rey? Eso es algo imposible de hacer, ahora entiendo a Namjoon y el peso que tenía en los hombros. Scarlanding me necesita.
—Scarlanding necesita que su rey esté sano, tienes la ayuda suficiente para poder descansar, Jiyong es quien puede hacerse cargo y el consejo también.
—Lo sé—relamió sus labios agrietados—. Sin embargo, estar en esta habitación me da pesar, no puedo, mantenerme aquí es mantener vivo el recuerdo, me está matando Hoseok, todo aquí me recuerda a él, ver a nuestros hijos me recuerda lo que he perdido para siempre.
—Namjoon no querría que su muerte fuera el motivo de tu enfermedad. Sé que lo extrañas, todos lo hacemos, pero Jinnie, es momento de dejarlo ir.
—Eso nunca—dijo con renuencia, molesto—. Yo no perderé la fe, necesito encontrarlo.
Hoseok suspiró. —No Jin, tienes que entender que es imposible que Namjoon esté con vida, es una locura que sigas buscando, por más fuerte que haya sido, Namjoon no pudo sobrevivir a esa espada y a esa caída, murió.
—¡¿Cómo puedes decir eso?! —soltó lleno de cólera—. Todos piensan que estoy loco, puedo verlo en sus ojos, me miran con lástima, inclusive las cartas de Yoongi y Jungkook me piden resignación, descanso, pero no puedo, no sabiendo que hay una posibilidad por mínima que sea de que Namjoon esté con vida, no descansaré hasta no tener su cuerpo. No lo haré.
—Bien, bien—dijo tomando sus manos para ayudar a tranquilizarlo—. Seguiremos con la búsqueda, lo haremos, pero así como te aferras a la idea de que está con vida, también aférrate a sobrevivir. Necesitamos que estes fuerte y que puedas aguantar el parto.
—Voy a descansar—asintió cabizbajo—. Porque ya no puedo, la energía se me esta yendo, necesito aguantar para sobrevivir, así como sé que Namjoon sobrevivió.
Hoseok tenía qué decirle que no, que Namjoon no podía estar con vida, pero en vez de eso asintió y apretó el agarre que mantenía en sus manos, SeokJin le miró con profundidad.
—Busca nuevamente en el río, algo debemos encontrar ahí, hay algo que no está bien, sé que lo sucedido fue algo más grande que una disputa entre hermanos. Alguien nos traicionó.
—Lo haré, sólo si prometes que vas a quedarte en cama lo que queda del embarazo.
SeokJin rodó los ojos, pero termino asintiendo. —Bien, tú ganas.
—Prometí a Namjoon que cuidaría de ti, y es lo que haré SeokJin, no me hagas fallar a mi promesa, nunca antes he fallado, así que, no me hagas hacerlo ahora.
—He recibido una carta de las cumbres, el rey Choi habló de un matrimonio acordado, tengo miedo.
—No creo que Namjoon haya acordado nada, pero es sospechoso, lo investigaré. Ese reino no me trae buena espina.
—Cada que recibo una carta de ellos pareciera que saben más de lo que me gustaría. No confío, tampoco quiero que el consejo lo sepa, no confío en nadie más que en ustedes.
—Tendrás mi silencio Jin.
SeokJin asintió. —Gracias.
La noche era fría, sus hombres estaban buscando, durante horas lo habían hecho sin encontrar nada, más que los vestigios de una guerra perdida. Caminó por aquel campo desértico, Xiumin se acercó a él.
—General, tiene que venir a ver algo.
Asintió siguiéndolo, a unos metros estaban dos hombres mirando algo con completa incógnita, al acercarse, estos le tendieron un botón, era diminuto y dorado, lo examinó con cuidado, elevando una ceja.
—El escudo de las cumbres—dijo antes de cerrar el puño, escondiendo aquel botón—. Sigan buscando.
Algo no estaba bien, pero lo peor era, que él había visto ese mismo escudo años atrás, en su propia casa.
—Empieza la cacería.
Esta historia es más desde la perspectiva de Hobi, pero también estaremos viendo cosas de los otro reinos.
Bienvenidos al drama de su vida 🤍
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