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XII. Distancia

Canción del capitulo: Dusk Till Dawn de Zayn ft Sia

Con el tiempo todo pasa, sé que es diferente para él y para mí, pero dudo que llegue el minuto en el que deje de amarlo o de sentir su ausencia como una herida que no sana. Es un amor que vive en los recuerdos, que me atormentan en los sueños que me niego a dejar ir —Kim Jade.

El viaje hacia la frontera de Zemantis fue silencioso, durante gran parte del camino ninguno de los dos pronunció palabra alguna y cuando lo hicieron fue estrictamente política, discutieron sobre las necesidades de la región y las estrategias que llevarían a cabo para mejorar las condiciones de vida. Todo esto sin mirarse a la cara, como si ambos fueron parte de un crimen que cometieron en contra su voluntad y que no podía remediarse, todo lo que les rodeaba era un dolor compartido que ninguno podía ignorar en el momento.

Ninguno mencionó lo sucedido en el castillo con la reina Janeth, Aldric se concentró en sus deberes como escolta, mientras que Thanael evitó cualquier comentario que pudiera cruzar la línea de la profesionalidad.

La región Eldasy, era una zona de tierras áridas donde la agricultura apenas podía sostener a sus habitantes. Las casas estaban construidas con piedra tosca y los campos, castigados por la sequía, lucían la imagen de la desolación. El hambre y la desesperación eran palpables en los rostros de los campesinos que los recibieron con esperanza.

Thanael fue consciente del verdadero problema en aquel pueblo en ese momento, a sus oídos llegaron las quejas y la desesperación, lo poco que sabía de sus habitantes es que fueron olvidados a propósito por su padre, ya que según el "ellos no tenían nada que ofrecer para el crecimiento de Zemantis", pensar en ello ahora como rey, le hizo darse cuenta de que la única intención de su padre era dejarlos morir y que ya no fueran parte de la población del reino.

Ver la calidad de vida, fue tan aterrador como desgarrador, no esperaba enfrentarse a algo como eso, lo que su padre hizo al darles la espalda fue inhumano. Harapientas ropas y descalzos pies, fue lo que vio en los pueblerinos que los saludaban con entusiasmo en su paso a reunirse con duque.

Aquella noche, luego de inspeccionar las tierras y hablar con los líderes locales, los caballeros que acompañaban al rey se retiraron temprano tras la cena, lo que dejó a Thanael y Aldric completamente a solas en el salón iluminado por las velas sobre la mesa, donde solo se escuchaba el crujir de la chimenea.

En la frontera hacia mucho más frio de lo que Aldric recordaba, así que tomó un sorbo del chocolate caliente con su mirada fija en el fuego frente a ellos. No dejó nada de su comida, mucho menos del chocolate que estaba casi seguro fue servido con mucho esfuerzo para ellos. El trato que le daba era exclusivo por Thanael, la historia seria completamente diferentes si no estuviera allí con el rey.

Dejó el vaso vacío sobre la mesa de madera que compartía con Thanael, miró de reojo hacia él y volvió su atención al fuego. No tenía sentido que intentara decir algo, si él no lo hacía, no tomaría la iniciativa, así que todo lo que hizo fue frotar sus manos y soplarlas para mantenerlas más calientes.

Thanael notó el gesto de Aldric mientras terminaba de comer y se quitó sus propios guantes para dejarlos sutilmente sobre las piernas de su caballero, quien lo observó desconcertado.

—Úsalos —declaró Thanael antes de llevarse el vaso de chocolate caliente a la boca.

—No, los míos están en la alcoba, Majestad —informó Aldric extendiéndolos sobre la mesa.

—Tienes frio.

—Puedo soportarlo, estoy acostumbrado al frio de la frontera —insistió Aldric acercando aún más los guantes hacia él.

—No seas terco y úsalos —ordenó Thanael tomando sus manos y dejando los guantes en estas.

Aldric sujetó las manos de Thanael antes de que este pudiera alejarse.

—No sea terco y úselos —expresó con determinación sin dejar ir sus manos—. No estás acostumbrado a este clima, lo sé con solo mirar tus dedos. Además, se supone que debo protegerte.

—Deberías dejar que yo lo haga de vez en cuando —masculló Thanael tan bajito que apenas se pudo escuchar y finalmente tomó los guantes para volver a colocárselos.

El silencio volvió a ellos, pero sus mentes ya no estaban pensando en el frío y Thanael lo sabía, es por ello que rompió la quietud que les rodeaba con una pregunta que hizo que Aldric alzara la mirada.

—¿Estás bien? —preguntó en voz baja con algo de preocupación.

—Sí —respondió Aldric, tajante, volviendo su atención al plato vacío frente a él.

—Siento que hayas tenido que ver eso... —murmuró Thanael removiéndose inquieto en su silla.

—No hay nada de que disculparse, Majestad —replicó Aldric, en un susurro áspero—. Es su esposa y está embarazada. Es normal que quiera besarlo.

Thanael dejó escapar un largo suspiro, bajando su mirada. Manosea que tenía Aldric sobre él y Janeth, es justamente lo que estaba pensando.

—Esa es la cuestión —señaló—. No lo hacemos. Y fue raro —admitió como si le costara confesarlo.

—Deben ser las hormonas del embarazo —consideró tratando de mantener la conversación impersonal, pero con su expresión endurecida para disimular el torbellino de emociones que le causaba—. Es probable que dentro de poco no solo le pida un beso.

—No —se apresuró a decir Thanael.

La idea de Janeth reclamando algo más lo incomodaba, pero saber que Aldric pensaba en ello le dolía aún más. Sabía que no era algo fácil de sobrellevar, mucho menos después de haber compartido momentos tan íntimos.

Aldric lo observó por un momento, consciente de que, aunque Thanael tuviera sentimientos hacia él, su deber como rey y esposo de la mujer que llevaba a su primogénito era más grande que eso. Por más que Thanael lo amara, siempre estaría en segundo plano. Era una realidad no desconocida y que seguía doliendo.

No quería pensar en cómo eso le afectaba, no frente a él. No quería hacerle sentir de alguna manera culpable, después de todo, ambos tenían igual responsabilidad de haberse enamorado del corazón correcto en el cuerpo incorrecto. Ambos eran culpables de amarse y lo peor de todo es que podrían ser condenados a muerte por ello.

El tiempo que se quedó observando los ojos llenos de preocupación de Thanael fue mucho más largo de lo pretendía que fuera y aun cuando fue consciente de ello no apartó la mirada de su rey, de aquellos ojos oro que parecían hurgar en su interior con tan solo una mirada; intensa y apasionada, pero triste.

Aldric bajó la mirada a sus manos que parecían estar congeladas a pesar de que no estaban muy lejos de la chimenea. Se aclaró la garganta y decidió cambiar de tema antes de que se volviera demasiado personal, además de que no quería que Thanael notara lo mucho que le afectaba su cercanía con Janeth, porque lo hacía y el rey lo sabía, pero se sentía patético si lo demostraba.

—¿Ella está bien? Dijo que tenía miedo por el bebé.

Thanael asintió, pero su expresión se ensombreció y con eso Aldric se dio cuenta de que su respuesta no sería algo precisamente bueno. El estaba verdaderamente preocupado por ella, se notaba.

—Sí..., pero no del todo. Sus malestares no son comunes y está teniendo contracciones antes de tiempo. Apenas tiene cuatro meses. Ha mejorado en estos días, por eso decidí hacer este viaje, pero el estado del bebé sigue siendo delicado.

Desde que empezaron los ataques, Aldric ha notado la reina una tanto diferente, mucho más débil de lo que era una mujer embarazada y sus malestares casi no han cesado, lo que consideraba algo de lo que preocuparse si fuera el rey, pues todos esperaban la llegada de ese hijo con ansias, incluso él, aunque eso significara que tendría menos tiempo a solas con el hombre que amaba.

—¿Y si fue algo relacionado con el intento de envenenamiento? —preguntó Aldric con preocupación.

—Eso nunca llegó a ella —aclaró Thanael—. Pero su salud sigue siendo frágil. Solo te voy a pedir que mantengamos esto entre nosotros. No quiero que ella se sienta peor.

—Si sigue las indicaciones del doctor, todo estará bien —respondió Aldric con la intención de tranquilizarlo.

Esa fue la única conversación privada que tuvieron durante el resto de su estancia en Eldasy, ambos se dedicaron a inspeccionar las tierras, hablar con los campesinos y planificar medidas para volver a levantar al pueblo. A pesar de que pasaron mucho tiempo juntos, mantuvieron sus conversaciones estrictamente profesionales.

Aldric evitó cualquier situación que pudiera poner en peligro su control emocional, mientras que Thanael respetaba esa distancia.

De regreso al castillo, todo estaba relativamente tranquilo, hasta que tuvieron problemas al cruzar un tramo pedregoso cerca. Una de las ruedas se astilló al pasar sobre una roca, obligándolos a detenerse a medio camino.

—¿Y ahora? —preguntó Thanael asomándose por la ventanilla.

Sin decir nada, Aldric bajó del vehículo e inspeccionó el daño, negó con la cabeza al notar que estaban perdidos, no podría continuar en la carroza.

—La rueda está inutilizable, Majestad. Tendremos que continuar a caballo —consideró Aldric.

Thanael asintió aun desde el interior y salió con cuidado. Desde su lugar vio como Aldric con ayuda de otros caballeros ensillaban uno de los caballos más resistentes, tomó su mano y se subió sobre el animal con cuidado.

No estaba cómodo viajando solo y Aldric lo notó en su mirada, en como sujetaba con poca determinación las riendas, es por ello que decidió acompañarlo.

En ese momento solo le importaba la comodidad de Thanael y su protección, así que ignoró las miradas curiosas de los caballeros detrás de ellos.

No hacía nada más que buscar una alternativa para llegar a Ilarieth antes del anochecer y no descuidar la seguridad del rey.

—Será más rápido si vamos juntos —indicó el caballero.

Thanael se acomodó en la montura y Aldric se colocó detrás de él, sujetando las riendas mientras sus brazos rodeaban su cuerpo. La cercanía no cruzaba lo estrictamente profesional, pero aun así el contacto fue inevitable con el movimiento rítmico del caballo.

Aldric podía sentir la calidez de Thanael contra su pecho y aunque intentó concentrarse en el camino, no pudo evitar pensar en lo íntima que era aquella posición. Nunca imaginó que tendría al rey entre sus brazos, montando el mismo caballo, le ponía nervioso, pero debía mantener una imagen cuando los demás guardias lo seguían y tenían su atención en ellos.

Solo hacía falta que se inclinara un poco hacia adelante para poder besar su mejilla bañada en esas pecas castañas que destacaban a causa del sol que les daba de frente, sus pestañas casi rubias y largas parecían brillar.

Tenerlo así de cerca y no poder hacer nada, era como una tortura para él. Sus corazones parecían latir al unísono, como un recordatorio doloroso de lo que compartían en silencio.

—¿Se siente cómodo, Majestad? —preguntó Aldric, con la voz ligeramente ronca.

—Sí... —apenas respondió Thanael.

El rey mantuvo su mirada al frente, tratando de ignorar lo que tener los brazos de Aldric a su alrededor le causaban, fue inevitable y todo lo que su mente hizo fue recordar aquella tarde en el salón del trono vacío en el que Aldric lo abrazó por la espalda y besó su mandíbula con cariño. Sin bajar su mentón, observó con detenimiento los antebrazos de Aldric y como estos se contraían al sujetar las riendas con fuerza.

Estaba enfrentándose a una de sus mayores debilidades, Aldric Dray y todo lo que él implicaba era su debilidad. No podía tocarlo, no podía solo dejar que su cuerpo se acercara aún más al de él, recostar su cabeza de su hombro, tocar sus brazos fuertes, coquetearle hasta ponerlo nervioso o que él le respondiera con el mismo descaro. Bromear con él o hacer algún comentario atrevido.

Hacerlo reír. Quiso escuchar su risa ronca y sentirse más cómodo entre sus brazos.

Lo tenía a pocos centímetros de su propio cuerpo, de vez en cuando sentía su pecho más cerca cuando cruzaban caminos complicados, pero no iba más allá que ese solo roce involuntario.

El resto del trayecto transcurrió en silencio, para cuando el sol comenzó a descender ya estaban entrando a Ilarieth. Thanael bajó del caballo antes de que Aldric pudiera ayudarlo, no podía demostrarles a sus subordinados que dependía completamente de su caballero.

—Hermano, que bueno volver a verte —expresó Matthew, el primero en la línea de sucesión, en cuanto Thanael entró al castillo con el cabello algo alborotado por la brisa del exterior, mismo que acomodó mientras le sonreía a su familia reunida en el comedor.

Aldric lo siguió manteniendo la distancia, saludo con una reverencia a los presentes y se mantuvo cerca de Thanael, casi nunca se iba de su lado a menos que este se lo pidiera.

—¿Seguro que estas feliz de verme? Parecen estar celebrando algo sin mí —declaró Thanael palmeando la espalda de su hermano que lo abrazaba por los hombros.

—Señor Dray, ¿Cómo fue el viaje? —cuestionó Elias que se encontraba junto a uno de sus hermanos menores observándolos con atención.

—Sin contratiempos —replicó Aldric—. Tuvimos que dejar la carroza por daños causado por el camino, pero nada que no se haya resuelto con inmediatez.

—Lo pregunto porque mi hermano puede llegar a ser un poco terco —explicó Elias llevando su mirada a la reina—. Janeth ya debe saberlo mejor que nosotros.

Janeth asintió conteniendo una sonrisa.

—Solo a veces, su terquedad es manejable —comentó llevando su mirada a Thanael que permanecía de pie junto a Aldric.

Nael, como es que saludas a todos menos a tu esposa, ¿no vas a preguntar cómo ha estado? Estuviste fuera por tres días —comentó la reina madre alzando su mirada por encima de sus hombros.

Thanael la observo con atención y no pudo descifrar a que se debía aquel comportamiento de su familia, ¿por qué de repente estaban comiendo todos juntos en el comedor?, ¿Tenían algo que celebrar? No recordaba que fuera alguna fecha importante para ello.

—No me han permitido apropiadamente con tantos cuestionamientos —expresó Thanael caminando a pasos medidos hacia el extremo de la mesa donde se encontraba Janeth.

Aldric se mantuvo de pie junto al ventanal, pero antes de que Thanael se acercara a la reina, decidió que lo mejor sería irse, no había lugar para el allí y tenía la energía suficiente para soportar otro beso apasionado entre el rey y su esposa.

—Si me necesita para algo más, estaré en mi residencia, Su Majestad —habló Aldric. Su voz resonó en el espacio y en ese instante Thanael se detuvo detrás de Janeth con sus manos sobre los hombros de esta, quien la tocó con suavidad.

—Sí, descanse Sir Aldric.

El caballero hizo una reverencia desde el umbral de la entrada al comedor y cuando estuvo a punto de darse la vuelta para irse, la voz de Hanna lo detuvo.

—Aldric debería quedarse a cenar con nosotros —comentó la princesa.

—No hace falta, Su Alteza —declaró Aldric.

—Él tiene que descansar, Hanna —comentó Thanael—. Cabalgó durante la mayor parte del camino.

—Buenas noches.

Aquellas fueron las últimas palabras de Aldric antes de abandonar el comedor y no fue hasta que Thanael dejó de presenciar su silueta que besó la cabeza de Janeth en forma de saludo.

—¿Cómo sigues? —preguntó el rey sentándose junto a ella en la única silla vacía.

—Mejor que ayer, la compañía de Hanna y la señora Anee me hizo bien —contestó Janeth sonriente.

—¿Y el bebé?

—Está bien —respondió ella dedicándole una sonrisa—. Creo que te extrañó.

Thanael solo asintió y llevó su atención a su madre que los observaba con ojos de enamorada. Ella sabía que era un matrimonio, pero conociéndola, no era de dudar que quisiera que fueran una pareja que se amara de verdad, tan sólo con esa actitud que últimamente tenía, Thanael se dio cuenta de que algo estaba tramando.

—Bueno, en realidad estábamos todos esperando tu llegada para anunciar que Hanna se casará pronto con un el hijo mayor del consejero Will —señaló—. Es un hombre con una buena posición en la corte y viene de buena familia.

—¿West? —cuestionó Thanael—. ¿No es un hombre algo adulto para Hanna madre?

—Solo es dos años mayor que tú —replicó la mujer.

—Precisamente.

—No es muy adulto para ella. Es un hombre que sabe lo que quiere, Hanna no necesita un jovencito que no sepa cómo cuidar de una mujer, él es perfecto para ella, además, es atractivo y a ella le gusta —explicó la reina madre sentándose más derecha en su lugar.

Su respuesta dejó un silencio en la mesa que fue difícil de ignorar. Thanael llevo su mirada a Hanna que no dijo nada, sólo se mantuvo cabizbaja.

—¿Es cierto que te gusta Hanie? —preguntó Thanael con la mirada puesta en esa hermana menor, quien sólo asintió sin mirarlo a la cara—. No tienes que hacerlo si no quieres.

—¡Está es no es una decisión de ella! —chilló su madre alterada.

Thanael la fulminó con la mirada y volvió su atención a su hermana.

—Hanna —demandó Thanael cambiando su tono de voz a uno más grave.

—Es inútil —susurró Anee.

—Madre, ella no tiene que casarse si no quiere —declaró Thanael—. Que elija con quien.

—Me casare con él, Nael —le interrumpió Hanna—. No hay hacer un escándalo, aunque hubiese preferido a Aldric, pero West está bien para mí, me trata bien y es lindo.

—¿Aldric? —cuestionó Thanael mirándola con seriedad.

De todo lo que ella dijo, eso fue lo único que hizo eco en su cabeza. A ella realmente le interesaba Aldric.

—Sí, creo que es alguien con quien podría casarme, les daría envidia a todas las mujeres de Zemantis, desde que es caballero, todas las mujeres de Zemantis lo quieren, así que sería como ganar el premio mayor, pero él apenas y me nota —expresó Hanna suspirando.

—Aldric no está a tu altura mocosa —se mofó Glenn, el quinto de los hermanos Thornfield.

—¡Cállate!

—¡Bueno ya! Aldric Dray no está a tu altura porque eres una princesa y él no viene de una familia noble. Olvida tus caprichos y dile a Thanael lo que quiere escuchar para que pueda dormir tranquilo —señaló la reina madre.

El rey se removió incómodo en su lugar, ya estaba listo para defender a Aldric cuando Hanna volvió a tomar la palabra.

—Tampoco es que esté enamorada de él, solo me parece alguien agradable y amable, lo que le faltaba a muchos —pronunció la princesa—. Y si hermano, estoy lista para casarme con West, de no ser así no lo aceptaría y lo sabes.

—De acuerdo.

Fue lo único que dijo antes de empezar a cenar, la conversación fue mucho más amena y con menos gritos de por medio cuando Janeth lideró los temas en la mesa. Thanael apenas escuchaba, sólo tomó vino y pensó en como su hermana estaba dispuesta a casarse con Aldric solo por interés, no porque estaba enamorada de él o le gustara románticamente, sólo por competencia, lo que por supuesto lo tranquilizó.

No dejó de preguntarse qué tantas mujeres querían tener a Aldric como si fuera una especie de trofeo. En esa ocasión estaba feliz de no tener la respuesta.

Al cabo de tres meses, del otoño llegó el invierno. Ahora con el sol en su punto más alto y el calor dominando las tierras de Zemantis, Aldric se encontraba mucho más cerca de su mejor forma de vida.

En ese tiempo ha teniendo un arduo entrenamiento físico y militar en el que practicaba con la espada, lanza y escudo. También tuvo muchas prácticas de equitación para perfeccionar sus habilidades que le serían útiles para escoltar al rey en sus frecuentes viajes.

También dedicaba tiempo a su formación académica y cortesana. Con mucho esfuerzo y largas horas de constante estudio, aprendió a leer y escribir, aunque aún le faltaba la fluidez al hacerlo, al menos había avanzado bastante.

Además, sus lecciones incluían cómo comportarse durante eventos oficiales: desde el saludo correcto a nobles y realeza, hasta la manera adecuada de hablar en la corte. Participaba en simulacros de banquetes y audiencias, donde practicaba protocolos, modales, y la resolución de conflictos diplomáticos. Aprender sobre el código de caballería, que incluía justicia, honor, lealtad y compasión, era una parte esencial de su educación como caballero real.

Su tiempo estaba enteramente dedicado a sus estudios y a escoltar al rey. A pesar de que los problemas con los atacantes no volvieron a surgir, no dejó de estar alerta. Desde su participación en la captura de los implicados en el intento asesinato del rey, su colaboración en la corte ha sido más activa y receptiva con el tiempo.

Aunque Thanael estaba demasiado ocupado con sus deberes como rey y esposo, el estar concentrado en tantas cosas al mismo tiempo, mantenía su mente lo suficientemente distraída como para no pensar en ellos o en porque lo último que hicieron en privado fue discutir por quien usaría los guantes para el frío de la frontera, desde entonces han mantenido todo en la línea de caballero y rey.

La confianza que Thanael depositó en Aldric, lo llevó a recibir misiones de mayor importancia. Una de ellas fue representarlo como emisario en el reino de Zaquira, llevando mensajes oficiales y asistiendo a eventos en su nombre, debido a que el consejero Will estaba ocupado en otros asuntos diplomáticos de igual importancia.

El viaje a Zaquira duró poco más de una semana y durante su estancia en dicho reino mantuvo un comportamiento impecable. Se aseguró de seguir todos los protocolos al pie de la letra de cómo había aprendido. Que el rey lo haya enviado a él, le ponía nervioso, tenía miedo de cometer algún error, especialmente en los reportes que debía enviarle.

Todo iba de maravilla, cumplió con su deber como caballero e hizo un gran esfuerzo para enviar sus novedades por escrito, lo único que ha sido difícil para él. Se vio más de una noche escribiendo frente a la vela, releyendo una y otra vez todo o reescribiendo todo desde un inicio hasta que estuviera seguro de lo que estaba a punto de enviarle a Thanael.

La primera vez que tuvo noticias de Zemantis fue sobre las complicaciones que empezaba a tener el embarazo de la reina Janeth. Aunque las noticias eran vagas, no podía evitar sentirse preocupado, además sabía que no era algo nuevo para la reina y si aquello había llegado a Zaquira, solo significaba que era algo de lo que preocuparse.

Cuando finalmente regresó a Zemantis, se reportó inmediatamente con Thanael. Al entrar al salón del trono, notó el semblante cansado de su rey. Las ojeras bajo sus ojos y la tensión en sus hombros eran señales claras de que algo estaba mal. Aun así, Aldric decidió no preguntar nada. No era ni el momento, ni el lugar para hacerlo, estaba allí únicamente para reportarse y estar a disposición de lo que él quisiera.

Se preguntó que tanto pudo haber sucedido durante su ausencia, intentó descifrarlo al mirar a Thanael, pero este apenas lo miró a los ojos. Por un momento pensó que se desmayaría o caería del sueño.

Se dio la vuelta al terminar y solo fue cuestión de dar dos pasos cuando escuchó el sonido estruendoso de algo caer al suelo, rápidamente se volvió al rey y vio como este se sujetaba del brazo de la silla del trono y apretaba su sien con el ceño fruncido en un intento de mantenerse de pie.

Thanael dio un paso en falso hacia el frente sin notar la presencia de Aldric, pensó que su caballero ya debía estar lejos. Cerró sus ojos por un momento y esperó a que el vértigo en su cabeza cesara, pero todo lo que sintió fue un fuerte dolor que le martillaba sin cesar.

No tener la ayuda de Aldric en Ilarieth le estaba pasando factura, aun no confiaba del todo en los demás caballeros, así que hizo casi todo el trabajo por su cuenta y estar atento al cuidado constante de Janeth, durmiendo pocas horas, viajando de ida y vuelta en un mismo día, era agotador.

Sintió unas manos sujetarlo cuando sintió que en cualquier instante desfallecería, alzó su mirada para encontrarse con aquellos ojos ámbar mirarlo con preocupación.

—Se ve cansado, Majestad, debería descansar —susurró Aldric.

—Tengo mucho trabajo —indico enderezando su cuerpo, aun sintiendo el suave toque de Aldric en su brazo y otra mano en su cintura.

—Estoy seguro de que las puede hacer mañana —declaró Aldric dejándolo ir al notar que ya podía sostenerse de pie por su cuenta.

Thanael dio un paso hacia atrás, alejándose ligeramente, pero su mirada permaneció fija en Aldric. Durante un instante que pareció eterno, el rey contempló a su caballero, las palabras estaban en la punta de su lengua, pero la responsabilidad que pesaba sobre sus hombros las detuvo antes de que pudieran escapar de su boca.

Mía solecitos. Hasta aquí el capítulo de hoy, perdón la tardanza, espero que les haya gustado el capítulo.

Este capítulo estuvo relativamente tranquilo, hay que hacer un balance con lo que se viene. Tuvimos a Aldric terco como guerrero que aguanta frío, luego q Thanel tratando de lidiar con todo el trabajo por su cuenta. SE CASA HANNA Y NO ES CON ALDRIC, por otro lado, ¿creen que la reina madre esté tramando algo?

Cuéntenme que les pareció, ¿cuál fue su parte favorita? La Mia definitivamente fue cuando estuvieron en el mismo caballo, LA TENSIÓN😮‍💨

Adelanto del capítulo de mañana: "Perdóname, pero ya no debes esperarme más."

Nos seguimos leyendo mañana.

KJ👑⚔️

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