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Capítulo 2

Magnus

Camino detrás de la hechicera como si fuese su perro. Me lo merezco. La diosa luna me advirtió, y yo no la obedecí. Ahora, mi familia, mis guerreros... todos podrían estar muertos. Como juramento, prometo: "De ahora en adelante, obedeceré a la diosa luna con tal de recuperar a mi gente. La corona no es más que un accesorio; el respeto de tu pueblo es lo que realmente importa. Y luego, les arrancaré la cabeza a los traidores".

"Recuerda, Magnus, primero debemos encontrar nuestra nueva manada y luego a nuestra compañera", me dice Danko, mi lobo, con firmeza.

"Creí que te había perdido", le confesé, aliviado de tenerlo a mi lado.

"No olvides lo que dijo Kalevala: la diosa nos ha bendecido", responde Danko, su voz llena de certeza.

Caminamos durante días, descansando en algunas horas y avanzando en otras. La hechicera habla poco, pero en un momento de curiosidad, le preguntó:


—¿Hacia dónde vamos?


Ella responde con calma:

—Buscamos a tu manada.

—Esa manada de la que tanto hablas... ¿quiénes son? —insisto, impaciente.

—Eres terco, pero te lo diré —respondió, deteniéndose por un momento—. Es una manada de renegados. No tienen líder, y por eso la diosa luna te ha elegido como su rey alfa. Por cierto, ya los conoces.

Sus palabras resuenan en mi mente. Un recuerdo surge: la manada de renegados que invadió los terrenos reales. Su guía me suplicó piedad; cazaban por comida, no por placer. Si la diosa los apoya, es porque son leales.

Tras días de caminata, llegamos a unas ruinas. Parece ser un antiguo castillo incrustado al pie de una gran montaña. Aunque ahora está en ruinas, puedo apreciar que alguna vez fue un lugar imponente, habitado por un gran rey. De repente, comenzamos a escuchar aullidos.

—Hemos llegado, Magnus. Este será tu nuevo castillo, y tus súbditos están por llegar —anuncia la hechicera. Los aullidos se acercan cada vez más.

Danko se pone alerta, listo para defendernos en caso de un ataque. Observo la montaña y, en su cima, aparecen varios lobos en su forma de licántropos. Se dejan caer, utilizando las cornisas de la montaña como escaleras. Levanto la nariz para captar algún olor familiar. Uno de ellos me resulta conocido.

Los renegados se detienen frente a nosotros. Uno de ellos, un lobo de mirada desafiante, avanza y se planta frente a la hechicera Kalevala.


—¿Quién es este? —gruñe, señalándome.

—Él será su alfa. La diosa lo ha decidido —responde Kalevala, sin inmutarse.

—No lo necesitamos —replica el lobo, mostrando sus colmillos.

—Sí, lo necesitan —insiste la hechicera—. Y él los necesita a ustedes. Han perdido a muchos por ser descuidados e indisciplinados. Él les enseñará a luchar y a cazar sin atacar las granjas de los alrededores.

—¿Y si no lo aceptamos? —pregunta otro lobo, desafiante.

Kalevala levanta la mano, pero yo intervengo:


—Déjame demostrarles con hechos. Ya los vencí una vez, y eso que no era un renegado como ellos.

La hechicera asiente en silencio.

—No te tememos, pero no lo aceptaremos —dice uno de ellos, mientras el lobo que una vez me suplicó piedad me observa con curiosidad.

Danko toma su lugar, transformándose en el gigantesco lobo negro que es, tres veces más grande que un rey alfa. Los demás lobos muestran sus cuellos en señal de sumisión, pero los dos que me han desafiado se niegan a inclinarse. Tiemblan ante mi poder, pero su resistencia me impresiona. Esa fortaleza es justo lo que necesito.

Los dos lobos se lanzan hacia mí. No pueden cambiar de forma como yo, pero su agilidad es impresionante. Las lecciones de Olseir vuelven a mi mente; estos licántropos luchan como él, así que puedo anticipar sus movimientos. Esquivó sus zarpazos y contraataco con los míos. Pronto, ambos están jadeantes, mientras yo me siento como si apenas hubiera comenzado.

Al que me retó, lo tomo del cuello, aprisionando sus cervicales con mis dientes. Danko gruñe al otro lobo, que se sostiene el costado donde una de mis garras le arrancó un trozo de piel, dejando al descubierto músculo y hueso. No le quito la mirada, y Danko gruñe para que se rinda. Libero mi aura de rey alfa, y todos se retuercen ante mi poder.

—No quiero que me teman —digo, soltando al lobo que vencí—. Quiero su respeto.

—Yo te conozco —dice el lobo que dejé vivir—. Nos cazaste una vez. Ahora eres un renegado. ¿Por qué?

Kalevala interviene:


—Magnus fue traicionado por su beta el día de su coronación. El traidor recibió la ayuda de Dorcha. Creo que muchos de ustedes ya lo conocen.

—Ese brujo me arrebató mi manada —gruñe el lobo que dejé vivir.

—A mí también —añade el que me retó.

—Creo que tenemos eso en común —les digo, mirándolos a ambos.

—Más que eso —interviene Kalevala—. Han sido bendecidos por la diosa. Por eso he traído a Magnus aquí. Necesitan un líder que los ayude a liberarse de esa maldición.

—¿Y cómo podrá él, si es uno como nosotros? —pregunta otro lobo.

—Porque cuando encuentre a su compañera, serán invencibles. Juntos, podrán derrotar a Dorcha —explica la hechicera.

Los dos lobos frente a mí se inclinan, mostrando su lealtad.

—Lo primero que haremos es devolverle a este castillo algo de su grandeza perdida —anunció.

—Soy Darri Anarson —se presenta el lobo que conocía de antes—. ¿Qué quieres que hagamos?

—Y yo soy Soturi Unison —dice el que casi le rompí el cuello.

—Bien, Darri. Tú serás mi beta. Y tú, Soturi, serás mi jefe de guerreros. Elige a los mejores; muchos vendrán a atacarnos, y debemos estar preparados. Lo primero es hacer de este castillo un lugar habitable.

Ambos asienten y se marchan a cumplir sus órdenes.

—Buenas decisiones —dice Kalevala—. La diosa no se equivocó contigo. Esos lobos son leales; has elegido bien. Ahora, veamos cómo está ese castillo. Tendremos mucho trabajo por delante.

Caminamos juntos hacia el interior del lugar. Para mi sorpresa, aunque la fachada del castillo está en ruinas, el interior es una vasta cueva con múltiples galerías que forman habitaciones en diferentes niveles. Los antiguos habitantes debieron tallar las estalactitas y estalagmitas para crear aposentos, cocinas, bodegas, áreas de lavado, salones e incluso un gran salón de entrenamiento. Se nota que los lobos que ahora son mi manada ya habían elegido este lugar como su hogar, pues en algunas áreas hay pertenencias dispersas.

—Magnus, queremos que nos sigas, por favor —me dice Darri, mientras la hechicera me sonríe con complicidad. Mi cuerpo se tensa, asiento y los sigo.

Caminamos por pasillos estrechos y sombríos hasta llegar a una zona más apartada del castillo. Allí, nos encontramos con una serie de galerías, cada una con puertas talladas de manera elaborada. La que está frente a mí tiene la cabeza de un lobo esculpida en su superficie, imponente y misteriosa.

—Esta es una habitación que nunca hemos abierto —explica Soturi—. Es demasiado pesada. Talvez tú puedas lograrlo.

Sin dudarlo, tomo el pomo de la puerta y trato de girarlo. Está trabado, pero no me doy por vencido. Dejo que Danko tome el control; siento cómo mi garra se fortalece. Con un movimiento firme, la manija cede ante mi fuerza. Empujo la puerta con decisión, y esta se abre con un crujido que resuena en el silencio del lugar.

El interior está sumido en la oscuridad. Uno de los chicos me alcanza una antorcha, y entramos con cautela. La habitación es enorme, con una ventana cerrada y candelabros vacíos en las paredes. Con las antorchas, encendemos los candelabros, y la luz revela la magnífica estancia.

—Es impresionante —comenté, maravillado por la belleza del lugar.

—Esta será tu habitación —dice Darri con una sonrisa—. Y la de tu reina, cuando la encontremos.

—Así será —confirma la hechicera, asintiendo con solemnidad.

Los demás se retiran, dejándome solo en la habitación. Me siento en una silla robusta que parece haber resistido el paso del tiempo. Observo los muebles, todos cuidadosamente tallados. No es momento de descansar; hay demasiado por hacer. Me acerco al escritorio y reviso sus cajones. Encuentro documentos, mapas y un libro grande. Lo abro y descubro que es un diario. En la portada, grabado con detalle, hay un lobo idéntico al de la puerta.

"DIARIO DE LORD BLACKROCK"

Este debe ser el genio detrás de esta construcción. Leo las primeras páginas, donde habla de los orígenes de su dinastía. Intrigado, pero consciente de que no es el momento, cierro el libro y continúo explorando la habitación. Hay un cuarto de baño con tuberías y todo lo necesario, algo sorprendente para un lugar tan antiguo. Es amplio y funcional, aunque el tiempo ha dejado su huella.

Me dirijo a la estantería de libros. Ya habrá tiempo para leerlos más adelante. El armario contiene ropa antigua, dañada por los años de abandono. Me acerco a la ventana y la abro. Desde aquí, en lo más alto, tengo una vista impresionante del territorio. Hacia el este, a unos kilómetros, se distingue un lago. Hacia el oeste, un gran río serpentea entre los árboles. Mi nariz capta los aromas de un pueblo cercano, aunque no logro verlo desde aquí. Tal vez desde la torre más alta pueda divisarlo.

Horas después, mis hombres de confianza ya han organizado un grupo de cazadores, quienes han regresado con varios ciervos para alimentarnos. Darri ha establecido rondas de vigilancia desde las tres torres, y en la cima hay un vigía atento. Todo está comenzando a tomar forma.

Mañana empezaremos con la remodelación de la fachada del castillo. Y cuando terminemos, comenzaré la búsqueda de mi compañera. Por ahora, el trabajo no puede esperar.

https://youtu.be/eVI4LI_OOvY

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