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17 { Ataque } ✅

Dos semanas han pasado desde aquel viaje. Dos semanas en los que los hombres de Mikhail se han movilizado, dos semanas en las que él ha estado verdaderamente frustrado.

¿La razón?

Púes no lo sé. Tampoco quise saberlo pero no me quedó de otra. Mikhail ha incrementado considerablemente la guardia en toda su mansión, ahora más que nunca, él no me permite salir de esta habitación si no es con él mismo.

Sé que muchos quieren matar a Mikhail, pero también sé que hay alguien que los esta liderando y él quiere saber de quién se trata.

Aiden dice que salir en estos momentos es muy peligroso, por lo que nadie ha salido de la mansión, en especial Mikhail. Él solo permanece en su despacho buscando posibles hombres que quieren acabar con él, posibles hombres que están a la cabeza de ese plan.

Inhalo con pesadez y exhalo de la misma forma. Miro al moreno y este toma una copa de vino, su rostro es neutro aunque muestra una sonrisa cada vez que la pelirroja le dice algo gracioso. Así es, Aiden tiene una nueva lapa y no es nada más ni nada menos que Melissa.

Ella lo sigue a todos lados desde que regresamos a Alemania. Él pobre le ha dejado en claro que no busca una relación, pero vamos, Melissa no se rinde con nada. Cada día viene a molestarlo, cada día sin falta. Hasta podría decir que ya nos hemos hecho amigas.

¿Quién lo diría?

En cambio Charlotte, bueno, no hemos sabido nada de ella y eso me alivia, es un víbora claro esta. Termino mi cena y miro la hora en el reloj que cuelga en el salón del gran comedor.


Me pongo en pie y es cuestión de segundos para que el moreno se percate.

— ¿Dónde vas? — dice en alerta.

Ruedo los ojos.

— Quiero ver a Mikhail... — digo en un susurro — Es que él no ha salido de ese lugar desde hace dos días, o al menos no lo he visto desde hace dos días...

Aiden asiente y mueve la cabeza hacia una lado.

— ¿Y qué estas esperando? — pregunta con seriedad.

Asiento repetidas veces y me doy vuelta para ir hacia el despacho de Mikhail. Llego hasta la puerta y sin esperar más la abro.


Mikhail camina de un lado para otro sujetando papeles maldiciendo en su idioma. Sus azules caen sobre mi y es entonces que muestra una seriedad que emana nada más que molestia.


— Estoy ocupado. — dice secamente y vuelve a tomar otros papeles sobre la mesa.

— Lo sé, no te había visto desde hace dos días y púes, me preocupé por ti... — le sonrío.

Él en cambio permanece con aquella seriedad.

— Bien, púes ya me viste, ahora necesito estar solo.

Me quedo estupefacta al escuchar aquellas palabras.

— ¿Qué rayos te pasa? — levanto la voz.

Mikhail eleva una ceja.

— A mi nada, ¿Se te ofrece algo más? estoy ocupado. — escupe.

Aprieto los labios con rabia y me acerco hasta él.

— Solo quiero saber si estás bien Mikhail, ¿Y tú me tratas de esta forma? — mi voz se oye molesta.

Él suelta un largo suspiro y masajea su sien con irritación.

— En serio estoy ocupado Calipso, retirate.

Me quedo quieta, no puedo creer lo que estoy escuchando.

Mi cuerpo tiembla, siento que mis ojos se cristalizan, me doy vuelta dispuesta a irme pero me detengo en seco. No puedo irme así, no sin antes decirle nada.

Me doy vuelta y lo miro con rabia.

— ¡Bien! — me mira — ¡Me voy! ¡Pero antes tú me va a escuchar! — levanta una ceja.

— ¿Y qué piensas decir? — muestra burla en aquella sonrisa.

— ¡Que eres un maldito estúpido! ¡Un bipolar! ¡Un mal agradecido! ¡Y un tarado por tratarme así!

Sin más me doy vuelta y empiezo a caminar con rapidez. Escucho sus pasos por detrás mientras dice que pare.

— Calipso para, ¿Hablemos esta bien? — escucho su risa.

¿Esto le causa gracia? ¡Ja!

— ¡Estoy ocupada! — digo con ironía.

Ambos continuamos de esa forma subiendo los escalones. Sus carcajadas suenan en todo él lugar y eso solo hace que sienta ganas de lanzarme hacia él y darle unos buenos golpes.

Entro en la habitación y cierro la puerta, pero Mikhail pone resistencia del otro lado. Batallamos de esta forma hasta que él gana.

Cuando logra entrar me cruzo de brazos y lo miro enfadada.

— ¿Te dije que te ves hermosa cuando te enfadas? — sonríe descaradamente.

Me quito la zapatilla y se la lanzo con rabia. Él evade el material y continúa riendo.

Me quito el otro zapato y repito el acto, una vez más él lo evade. Se acerca hasta mi y me envuelve en sus brazos, hago ademán de soltarme, pero su agarre se hace más fuerte.

— Tranquila gruñona... — rie.

Lo fulminó con la mirada.

— Lo siento — suelta un suspiro — me porté como un tarado lo sé, pero entiendeme por favor. No puedo estar tranquilo cuando alguien trata de matarme día tras día... Es frustrante...

Mi mirada se alivia al igual que su abrazo.

— Lo peor es que no he encontrado ni siquiera a un sospechoso. Cada día se hace más peligroso... — el cansancio en cada palabra es notoria — Perdón, ¿Esta bien?

Sonríe. Asiento levemente y pongo ambas manos al rededor de su cuello.

Ambos nos abrazamos por un buen tiempo hasta que me alejo y tomo sus mejillas para unir nuestros labios. El beso es lento aunque necesitado, Mikhail me apega con más fuerza hacia él y se aferra aun más. Con cuidando nos separamos y nos dedicamos una sonrisa el uno al otro.


Se acerca nuevamente para besarme pero es entonces que se escucha un terrible ruido.

Mikhail me abraza con fuerza y solo es cuestión de segundos para que el lugar sea inundado de gritos y disparos.

El teléfono móvil de Mikhail suena al instante, busca en su bolsillo con mucha rapidez y saca el aparato.

— ¡¿Qué jodidos está pasando?! — levanta la voz.

¡Señor se han infiltrado! — se escucha al otro lado de la linea.

— ¡¿Cómo que se infiltraron?! ¡¿Y dónde carajos estaban los guardias?! — pregunta.

¡Señor pusieron explosiones en el lugar! ¡Todos están muertos!

¡¿Cuántos?!

¡Entraron muchas camionetas señor! ¡Cálculounos cincuenta hombres a lo mucho señor!

¡Carajo! — maldice Mikhail y cuelga.

Se quita el saco y sale a paso apresurado, llevándome con él, ambos bajamos los escalones a toda prisa.

Una gran variedad de hombres se preparan en todo el lugar. La cantidad de armas es visible en cada rincón. Aiden recarga un arma y al ver a Mikhail no tarda en acercarse.

— Mikhail, han entrado. Serán solo minutos para que pasen la segunda puerta y lleguen a la mansión — habla con total seriedad.

La pelirroja sujeta su mano en cuanto llega.

— Ya llamé a mi hermano. Vendrá lo más pronto posible. — tiembla.

— Bien — dice Mikhail — ¿Dónde está todo el personal? — pregunta.

— Todos ya fueron escoltados lejos de la mansión. — asegura Aiden.

— Bien. — suelta un suspiro.

Su mirada se torna seria. Su mandíbula se aprieta con fuerza, toma cuatro armas. Dos de ellas las pone a cada lado de sus caderas y en cambio las otras a dos se quedan en sus manos.

Se da vuelta y me toma de las mejillas. Me mira con seriedad, examina cada parte de mi rostro.

— Escúchame... — dice lento — Tengo que ir allá afuera, no puedo dejar a mis hombres. Calipso, llévate a Melissa, ambas deben de ponerse a salvo

— ¡No Mikhail! ¡Por favor no vayas! — mi voz se quiebra — ¡Por favor quédate! — mi pecho se comprime.

— ¡Escúchame! — exige — el tiempo es corto hermosa, tenemos que aprovechar cada segundo. Eres mi mayor responsabilidad en estos momentos. Te prometo que no me pasará nada, acabaré con esto, ¿Entendido? pero necesito que estes a salvo o no podré concentrarme.

Asiento repetidas veces. Mikhail toma mis mejillas y deposita un beso en mi frente, repite el mismo acto en los nudillos de mi mano y sin más se da vuelta para salir de la mansión.

Aiden repite el mismo acto en la frente de la pelirroja y antes de irse me mira sonriente.

— Tranquila, cuidaré de él...

Asiento y sin más sale de lugar seguido de todos los hombres. Limpio una lágrima rebelde de mi mejilla y tomo la mano de Melissa para guiarla.


— ¡¿A dónde vamos?! — pregunta con miedo.

— Debemos ponernos a salvo. El lugar será peligroso en pocos minutos.

— ¡Pero mi hermano vendrá! ¡Él traerá refuerzos!

— ¡Lo sé pero este no es un sitio seguro! — la jalo.

Subimos los escalones, la mansión se halla en completo silencio. Entramos en mi habitación pero es entones que otro explosivo detona cerca de la ventana. Los vidrios se rompen y hago que Melissa se agache junto conmigo.

Los disparos se escuchan y no puedo evitar empezar a llorar. Mikhail está allí fuera y temo que le pase algo.

Todo el lugar empieza a llenarse de sonidos de disparos, varias explosiones hacen que todo tiemble.

Sostengo con fuerza la mano de Melissa mientras la conduzco hacia la planta baja nuevamente. Pienso en qué lugar sería el mejor para escondernos hasta que se me viene uno a la mente.


El día que me trajeron a esta mansión, Aiden me llevó a una habitación. El lugar era pequeño y solo tenía una diminuta ventana al igual que la puerta.


— ¡Sígueme! — empiezo a correr.

Melissa sigue mis pasos.

Abro la puerta que da camino hacia aquella habitación y bajamos todo el corredor hasta llegar al último espacio. Pongo toda mi fuerza y abro la puerta de un solo golpe. Melissa entra y yo también lo hago.


Cierro el material y le hecho seguro.

Rápidamente me dirijo hacia la diminuta apertura para observar que es lo que está pasando. El humo inunda todo el lugar, varios hombres corren y se disparan unos contra otros.


Melissa llora y su cuerpo tiembla mientras permanece sentada en la cama. Trato de tranquilizarla pero entonces oímos pasos.

— ¡Calipso están aquí! — dice Melissa.

Mis nervios aumentan y busco cualquier artefacto existente en la habitación.

Escuchamos disparos a medida que los pasos van acercándose. Hago que Melissa se esconda debajo de la cama mientras que yo me voy detrás la puerta.

Sujeto con fuerza la pequeña silla esperando a que cualquiera entre.

Golpean la puerta con fuerza y tratan de abrirla. Al final esta cede y se abre haciendo un sonido rechinante.

Por ella entra un tipo, busca en el lugar mientras sostiene un arma, con cuidado me posicionó detrás de él y sin esperar más le doy con la silla en la espalda. Este suelta un quejido de dolor mientras cae al piso.

— ¡Toma el arma! — le grito a Melissa.

Esta sale rápidamente de su escondite y toma el arma. Sujeto su mano y nuevamente salimos corriendo del lugar.

Otro hombre sale de una de las habitaciones y nos apunta, pero Melissa es más rápida y dispara haciendo que el tipo caiga inerte en el piso.

Respiro agitadamente mientras caminamos a paso rápido.

— ¿Dónde iremos? — pregunta.

La miro con seriedad. Yo sé perfectamente donde debo de ir. La sujeto de ambos brazos y la miro.

— Escuchame, ve arriba y escondete en una de las habitaciónes. Cierra la puerta con llave y métete bajo la cama. Hagas lo que hagas no debes salir, si por alguna razón alguien trata de entrar no dudes y dispara, ¿Entendido?

— ¿Pero y tú? — curiosea.

— Debo ir con Mikhail, no puedo estar tranquila si no compruebo que está bien. Hubo muchas explosiones y disparos, sí él está ahí herido...

— ¡¿Estas loca?! ¡Allí fuera es todo un caos! ¡Mikhail dijo que debíamos ponernos a salvo!

— Iré, ni tu ni nadie me lo va a impedir, estaré bien tranquila...

Ella asiente y empieza a subir los escalones con rapidez.

Suelto un leve suspiro y sin más empiezo a caminar con cuidado hasta la puerta principal.

Cuando salgo es aún peor. Todos gritan y los disparos se oyen con más potencia. Camino con sumo cuidado, paso por el jardín mientras permanezco agachada. Busco a Mikhail con la mirada, pero no lo encuentro, ni a él, ni a Aiden.


Continuo caminando mientras veo cuerpos tirados en medio de los paisajes. Respiro con calma y continúo con mi camino hasta que alguien me empuja fuertemente.

Caigo con fuerza en el suelo y suelto grito de dolor. Elevo mi mirada y me encuentro con un tipo enorme. Sostiene un arma y me apunta. Se acerca hasta mi y cuando menos lo espera golpeo su entre pierna haciendo que este caiga en el suelo mientras suelta maldiciones.


Pateo su mano y hago que suelte el arma pero entonces él golpea mi estomago con su puño.

Me inco de dolor y trato de respirar. El hombre se para con rapidez y sin más, la palma de su mano choca con fuerza contra mi mejilla tirándome al piso una vez más.

Siento el sabor metálico de la sangre en mi labio inferior. El tipo se acerca nuevamente pero justo en el momento en el que levanta su puño alguien se lanza contra él y empieza a golpearlo.


Rápidamente me pongo en pie y noto que es Mikhail. Lo golpea una y otra vez con mucha fuerza.

— ¡Pedazo de mierda! — grita golpeándolo con mucho enojo.

Al final lo deja totalmente inconsciente, se pone en pie y rápidamente corre hacia mi para ayudarme. Toma mis mejillas y examina con detenimiento mi rostro.


Limpia la sangre de mi labio y sin más me estrecha contra su cuerpo para abrazarme con mucha fuerza.

— ¿Qué a caso no te dije que te pusieras a salvo? — suena preocupado.

— ¿Qué a caso no sabes que yo  no obedezco a nadie? — digo de la misma manera — Lo siento, pero debía saber si estabas bien.

Su risa se escucha y con cuidado estrecha sus labios contra los míos en un casto beso. Aiden llega hasta nosotros con apuro.

— ¡Mikahil se están acercando! — dice con la voz agitada. Su mirada cae en mi y busca en mi alrededor — ¿Y Melissa? — pregunta con preocupación.

— Está a salvo, no te preocupes...

Él asiente con alivio.

— ¿Cuántos hombres son? — pregunta Mikhail.

— Entre veinte o más...

— ¡Joder! — maldice.

Escuchamos disparos muy cerca y es entonces que me paralizo. Mikhail me ve y me sonríe para luego captar a Aiden.

— Cuidala. — es lo único que dice.

Antes de que pueda decir algo Aiden cubre mi boca y nos mete entre los arbustos para ocultarnos. Trato de zafarme a como de lugar pero Aiden pone mucha fuerza.


Varios hombres rodean a Mikhail y yo trato de soltarme. Ahogo un grito cuando veo que lo golpean con fuerza, las lágrimas no cesan mientras veo como lo lastiman. Aiden impide que me mueva.

Al final lo dejan inconsciente y sin más se lo llevan casi arrastras.

Lo meten en uno de sus autos y se alejan, Aiden suelta su agarre y yo lo empujo para alejarme y tratar de alcanzarll.

— Mikhail...  — sollloz cuando veo que ya no están en la mansión.

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