39
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvo cerca de su madre, la situación era tan incomoda como lo pensó, pero no dejó que eso influyera en la atmosfera de la habitación, porque su hermano había preparado una deliciosa cena para él, estaba feliz de tenerlo en el castillo, podía verlo en sus ojos. Alrededor las cosas habían cambiado, podía ver que el lugar de su infancia, en donde había crecido, estaba diferente, desde que el duque Park había tomado posesión del reino dela Villa, ellos tuvieron que vivir en el castillo, era de esperarse que su hermano quisiese hacer una redecoración completa, eso con el fin de aligerar la carga del pasado y de aquellos recuerdos dolorosos.
Sin embargo, a pesar de estar disfrutando de la compañía de su hermano, su corazón seguía con aquella opresión que apareció desde el instante en el que abandonó el Norte, habñia tomado esa decisión después de analizar lo que estaba sucediendo en su vida, necesitaba un respiro, tomar consciencia de sus decisiones y confirmar lo que realmente quería para sí mismo, además, quería probar a Jungkook, comprobar si este le esperaría en tranquilidad o si terminaría yendo por él o visitándolo, una parte de él quería que demostrara que tenerlo lejos le afectaba, aunque sabía que esperar demasiado también le podría llevar a entrar en una terrible decepcion.
—¿Te gustó el postre? —preguntó BaekHyun con una ceja alzada al verlo dejar de comer—. ¿Quieres que te traiga algo más?
—No—dijo con una sonrisa—. Me he distraído, eso es todo.
—Entiendo, anoche no dormiste bien ¿Verdad? —preguntó comprensivo—. Recuerdo que los últimos meses eran difíciles.
Taehyung miró a su sobrina que estaba sentada en una mantita en medio de la sala, había crecido mucho desde la última vez que la vio, acababa de cumplir su primer año de vida, era quien alegraba el hogar con su risa infantil y su belleza, estaba feliz de estar ahí para verla.
—Lo son—suspiró—. No lo recordaba tan incomodo.
BaekHyun asintió. —Cada embarazo es diferente, mamá dice que tú eras más tranquilo que yo. Hablando de ella...
—No—respondió de inmeidato—. No fuerces las cosas, sucederá cuando tenga que suceder, nosotros tenemos muchas cosas que arreglar, no vine para revivir viejos recuerdos, sino para formar nuevos.
—¿Alguna vez me dirás que es lo que sucedió entre ustedes? —preguntó curioso.
—No es algo que quiera recordar—suspiró bajando la mirada a sus manos.
Acababa de perder a su hija, el dolor era tan grande que, por un momento, por un misero instante creyó que podría morir, quería morir, el dolor era tan grande que sabía que jamás podría olvdarlo, sus ojos no dejaban de llorar y los lamentos hacían que las personas que estaban alrededor le miraran con compasión, una que él no quería ni necesitaba. El primero en estar a su lado fue su hermano, quien le había sostenido como si fuese un niño, velando sus sueños que se convertían en terribles pesadillas, pensaba mucho en Jungkook y en la razón por la cual no estaba ahí.
No fue hasta el tercer día que recibió otras visitas, había pasado tiempo esde la última vez que vio a sus padres, estos le miraron con pena, pensó que después de lo ocurrido recibiría el pésame de ellos, pero no fue así.
—Tu cuerpo es más débil de lo que pensamos, siempre fusite un niño enfermiso, pero no imaginamos que llegaría a esto—dijo su padre con seriedad.
—¿Qué? —susurró confundido—. No es el momento de hablar esto, no quiero escucharlo.
—Pues tienes qué hacerlo—dijo su madre con frialdad—. Sí, sé que has perdido un hijo, pero no eres la única persona que lo ha hecho, así que tienes que reponerte, deja de llorar y comienza a recuperarte para que así vuelvas a inentarlo.
—Si el consejo del Norte, se da cuenta que nosotros sabíamos de tu...debilidad, entonces podríamos estar en problemas por darle al rey un doncel defectuoso.
Sus ojos se agrandaron, siempre supo que sus padres no eran expresivos, duros hasta cieto punto, pero jamás imaginó que llegaría el día en el que le hablarúan de esa manera, mucho menos después de la perdida que tuvo, su trato era inhumano.
—Váyanse, por favor—susurró en un hilo de voz.
—No lo entiendes Taehyung, tu posición peligra y con eso la de nosotros, así que debes comenzar a intentar quedar en estado después de que te recuperes por completo.
Estaba adolorido y cansado, tanto, que su mente sufrió un colapso y comenzó a llorar de manera desconsolada. No era lo que esperaba escuchar en esos momentos.
—Tú único deber como consorte real es traer niños vivos al mundo—soltó su madre con desprecio—. ¿Como te atreves a pelear con el rey? Esto que ha sucedido fue tu culpa, y tienes que remediarlo, además, era una mujer, el primer hijo del rey tiene que ser varón.
—Jamás les hemos importado ¿Verdad? Ustedes piensan sólo en su beneficio ¡No les importa nada, más que en pode!
—Es tu deber como esposo del rey, sino puedes hacer tu labor, entonces, estarás fallando al reino del Norte—la voz de su padre le heló por completo.
—¡Largo! No los quiero ver, ni ahora ni nunca ¡Quiero que se vayan! ¡BoGum sacalos de aquí!
—¡¿Cómo te atreves a hacer esto si somos tus padres?! —escandalizó su padre con los ojos muy abiertos al tiempo que escuchaba como dos guardias entraban.
—¡Ustedes no son padres, son unos malditos monstruos avariciosos! —sollozo poniéndose de pie—. No quiero que vuelvan a aparecer en mi vista ¡Largo!
—Cuando te quedes sin nada, te vas a arrepentir—dijo su madre con una mueca—. Todo lo que hicimos fue por tu bien, pero lo vas a perder todo, porque jamás podrás darle un hijo al rey, vivirás viendo como otros y otras toman tú lugar.
—¡No te quiero ver! —gruñó.
Los guardias sacaron a la pareja de la habitación, su cuerpo estaba aún muy débil, por lo que cayó al piso, BoGum se acercó a él y lo levantó en brazos, lo llevó a la cama, pero cuando iba a dejarlo, Taehyung se aferró a su cuello y comenzó a sollozar, fue así que permaneció a su lado consolando sus lamentos hasta que se quedó dormido.
—No quiero que pienses en ella cuando estés aquí, igual desde que pasó lo de papá se encierra en su habitación o pasa mucho tiempo en los jardines. Sólo disfruta tu estadía aquí.
—Lo haré. Gracias.
Pero la atención de su hermano y regresar a su antiguo hogar, en su antigua habitación, no era algo que le mantuviera del todo cómodo. Cuando era hora de dormir, su mente seguía reproduciendo aquellos recuerdos o sus últimos momentos con Jungkook, le extrañaba, más de lo que pensaba, suspiraba cansado.
Una noche en particular, cuando el insomnio se volvió insoportable, salió de la habitación en completo silencio, vago por los pasillos hasta la biblioteca, en donde entró, comenzó a prender las velas de alrededor y buscó entre los estantes sus libros favoritos, aquellos que hablaba de apuestos reyes rescatando al amor de su vida, aquellos clichés, ya no figuraban parte de su entretenimiento, sin embargo, le remontaban al tiempo donde era inocente y crédulo, donde soñó con un amor de cuento.
—La realidad es más dura—suspiró para sí mismo al tiempo que se sentaba en uno de los sillones para comenzar a leer—. No te agrada ¿Verdad? —preguntó a su vientre, el cual acaricio cuidadosamente, su bebé se estaba moviendo dando pequeñas patadas a sus costados—. ¿También extrañas a papá Beomie?
—¿Cómo sabes que será varon? —preguntaron haciendo eco en la habitación.
Taehyung no se volvió, espero con la mirada baja, los pasos que se acercaron culminaron en el sillón individual que estaba frente a él.
—¿Qué se supone que estás haciendo aquí? —preguntó de forma tosca.
—Deberíamos hablar—dijo con seriedad.
—¿Y si no quiero hablar contigo? —soltó con frialdad levantando la mirada para observarla con desprecio.
—Entonces no lo hagas y sólo escucha—susurró temerosa—. Lo siento—dijo con una mascara de mortificación que Taehyung no creyó—. Por lo sucedido hace años, por dejar que él tomara sus vidas para moverlas como piezas de ajedrez, tal vez no lo comprendas ahora, pero cuando nazca tu hijo...
—No—dijo con un nudo en la garganta—. No te atrevas a decir que cuando tenga a mi hijo lo entenderé, porque ni en un millón de años comprenderé las cosas que has hecho, porque no sería capaz de dejar que algo lastime a mi hijo.
—¿Irías en contra de tu esposo? ¿De tus enseñanzas? —cuestionó con una ceja alzada.
—Lo haría—asintió sin nota de mentira—. Jamás dejaría que Jungkook le hiciera daño a mis hijos, ¿Por qué crees que a estas alturas sigo embarazado? Si yo hubiese seguido sus ordenes, entonces jamás podría ser padre, pero, aunque le entregue todo de mí, no le entregaré a mi hijo. Si estoy luchando y sobreviviendo desde el principio es para que él o ella puedan ser libres, ya no soy un niño, ya no tengo miedo madre.
Los ojos azules de su madre se cristalizaron. —Tú padre no es como el rey, él era alguien cruel...sabes que, aunque quisiese negarme, su palabra era ley. Tú debes entenderme ¿Nunca te has sentido usado? Reducido a nada.
Taehyung la miró fijamente, en sus ojos se reflejo, aquel dolor que supo ambos compartían, el de sentirse reducido, como si nada en él fuera adecuado, una persona inservible, sus labios temblaron, y su mirada que había sido fría, se volvió más cálida.
—Ahora entiendes por qué tengo que luchar—susurró con voz temblorosa—. Porque no hay forma que deje que mi hijo viva lo que yo estoy viviendo. No más dolor.
—¿Algún día podrás perdonarme? —preguntó con voz ahogada, cuando las lágrimas cayeron por sus mejillas.
—Lo haré, porque a pesar de todo eres mi mamá—se levantó dejando el libro en la mesa—. Pero, las cosas jamás volverán a ser las mismas, ahora estás libre, ya no lo podrás culpar a él de tus propias acciones, vive con esa responsabilidad y has un mejor trabajo.
Se dio la vuelta intentando abandonar aquella habitación. —Eres igual a él, igual al rey, tu mirada se ha vuelto fría y tus sentimientos se han congelado, ¿Dónde está el niño tierno que se abrazaba a mis piernas cuando tenía miedo?
Taehyung la miró sobre sus hombros con una sonrisa triste. —El niño creció madre, se alimetó del dolor y dejó que el frío invierno entumeciera su cuerpo.
Se volvió sintiendo como su corazón ahgumentaba aquella opresión que le impedia respirar con normalidad, esa fue la última vez que habló a solas con su madre, sin embargo, podía convivir con ella sin necesidad de mirarla con desprecio, no sabía si en algún momento ellos podían formar una buena relación, sólo no era el momento.
Los días pasaban lentamente, pero cada amanecer estaba a un paso de recuperarse, se sentía mñas ligero, con el sol en su rostro, el frío en el viento estaba presente, pero no era de la naturaleza del Norte, hablar con su hermano, llorar con él, le había ayudado a soltar aquellos sentimientos que se habían arraigado durante años en su pecho.
Extrañaba a Jungkook, demasiado, recibía cartas de este diciendo lo mucho que le echaba de manos y lo entusiasmado que estaba por ver que la estaba pasando bien con su familia. Después de un mes de estar en el castillo de la Villa, sintió que era suficiente.
—Creo que regresaré al Norte mañana—dijo en la cena llamando la atención de ChanYeol, Baekhyun y su madre.
—Pero...dijiste que te quedarías hasta después del parto—susurró su hermano con el ceño fruncido debido a la mortificación—. ¿Jungkook te ha ordenado volver?
Taehyung sonrió ladino y negó. —No, él sigue pensando que me quedaré aquí unos meses más—suspiró—. Ese era el plan, pero creo que quiero volver.
—¿Lo crees?
—Quiero volver, estar aquí ha sido increíble, pero el Norte es mi hogar, extraño a mis amigas, mi cama, extraño a mis cachorros y a Jungkook, no me mirés así—chasqueo la lengua.
—Tienes que impedirlo—Baekhyun miró a ChanYeol con una mueca, este rio como respuesta y le tomó la mano, la cual apretó ligeramente.
—No puedo hacer eso amor, no podemos impedirle a tu hermano que quiera regresar con su esposo—dijo con tranquilidad.
—Odio a su esposo—bufó volviendo la vista hacía su hermano—. Sabes que si por mí fuera tú jamás saldrías de aquí, pero con el tiempo he aprendido que no puedo protegerte de todo, este es tu hogar, siempre que lo necesitas puedes venir, nosotros te recibiremos con los brazos abiertos.
—Gracias Baek—dijo con una sonrisa llena de amor—. Por siempre estar ahí, muchas gracias.
—No me hagas llorar antes del postre—bufó desviando la mirada.
—Gracias—dijo hacía ChanYeol, quien dio un asentimiento de cabeza.
Esa noche, su hermano le acompañó y le ayudó a hacer las maletas, esa era una forma de permanecer más tiempo uno al lado del otro, intentaron no hablar de su partida sino de otros temas que mantendrían sus lágrimas controladas, cuando fue momento de que este se retirara, le dio un gran abrazo, lo que consoló su alma.
No se arrepentía de haber ido a aquel viaje, al contrario, le había ayudado a aclarar muchas cosas en su mente, en esos momentos se sentía realmente tranquilo y emocionado por la pronta llegada de su bebé, no faltana mucho, este podía llegar en cualquier momento y tenía que estar preparado.
Durmió plácidamente por unas horas, hasta que algo hizo que despertara, era el sonido de la ventana, pensó que era el viento, sin embargo, abrió los ojos ligeramente, un extraño presentimiento se acomuló en su pecho, miró a través del dosel y fue en ese inetante que observó una sombra, sus ojos se abrieron en demasia, se sentó en la cama tomando con fuerza sus mantas, quería gritar, pero no podía, porque estaba petrificado del miedo, tembló ligeramente a la par que escuchaba los pasos acercándose.
—Soy yo—aquella voz, dulce hizo que ladeara la cabeza, parpadeo perplejo antes de abrir el dosel y saltar de la cama—. Con cuidado—unas manos sostuvieron sus brazos sin ejercer demasiada fuerza.
—¿Jungkook? —preguntó descolocado.
Al ver sus ojos grises sintió un tiron en su estómago, estaba ahí frente a él y su cuerpo y corazón reaccionaron al instante debido a su cercanía, brincó para abrazarlo por el cuello, este rio encantado.
—Si hubiese sabido que me recibirías de esta manera habría venido mucho antes—lo abrazó por la cintura, llevando su rostro a su cuello y después a sus labios.
El beso que cmpartieron les regresó la energía que no sabían que necesitaban, fue acompasado, pero muy profundo, suspiraron contra sus bocas placenteramente, Jungkook no dejó de estrecharlo en sus brazos y besar su rostro entero, así hasta que lo llevó de vuelta a la cama, se sentó y lo atrajo a su regaazo, al intante su mano paró en su prominente vientre, su hijo estaba moviéndose.
—No soy el único que te ha extrañado—susurró Taehyung acariciando los cabellos oscuros.
—Sé que no debería estar aquí, pero no aguantaba más, tenía que verte, aunque sea sólo por una noche, tomé mi caballo, y llegue hasta aquí a pesar del frío, el camino se volvió más sencillo al llegar a la villa, amor mío, me di cuenta que, sin ti, mi castillo no es más que montones de piedras. Tú le das vida a mí mundo.
—Es gracioso que lo digas—susurró contra sus labios—. Porque yo tenía pensado partir a primera hora en la mañana de vuelta al Norte.
Jungkook sonrió en grande, volvió a besar sus labios está vez siendo más fugaz. —¿Será está una señal del destino? Porque, maldición Taehyung, te amo—balbuceo sin dejar de mirar sus ojos—. Te amo como la luna ama las estrellas, eres indispensable para mí, no puedo vivir sin ti.
—Supongo que tenía que alejarme para que te dieras cuanta que te hago falta—rio por lo bajo.
—Tengo miedo de perderte, sé que te lo he dicho demasiado, pero de verdad estoy aterrado.
—No me iré, al menos no si sigues haciendo bien las cosas—chasqueo la lengua—. Beomie se merece crecer en un hogar lleno de amor, no de dolor ¿Lo entiendes?
—Creí que alejándome podría protegerte, pero en vez de eso te he lastimado, quiero que sepas que mientras viva siempre intentaré hacerte feliz, no merezco compasión, pero quiero tener al menos el beneficio de la duda.
—Duerme conmigo—sonrió sobre sus labios—. Quiero que me abraces.
—Tus deseos son mís órdenes mi rey.
Taehyung se envolvió en esos brazos que le protegieron y velaron por él durante toda la noche, estaba indeciso, su corazón golpeaba su pecho con fuerza y su mente no dejaba de pensar en que tal vez, aquel era el inicio de un nuevo comienzo.
Se acerca el final bebés 💙
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