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06

El viento se coló por la ventana quemando con frialdad la piel expuesta de su espalda, tembló y abrazó con fuerza el cuerpo que se pegaba a su pecho, los rebeldes cabellos rubios comenzaron a cosquillearle la nariz, arrugó el gesto despertando por completo. Su vista nublada cayó sobre el menudo cuerpo a su lado, al cual se aferraba como una garrapata.

Lo observó con detenimiento, sin hacer el menor ruido, Taehyung sin lugar a dudas era un ser humano precioso, incluso dormido las facciones rebosantes de juventud se mostraban como una burla a su salud emocional, era un placer verlo y escuchar su profunda respiración. El cuerpo desnudo y caliente de su esposo le quemaba aún más que la fría brisa que se colaba por la ventana. Gruñó por lo bajo apartando la vista de tan maravilloso ser.

Se separó de la alarmante fuente de calor y froto las palmas sobre su rostro, le costaba admitirlo, pero en esas dos semanas donde había pasado las noches enteras al lado de Taehyung durmió apaciblemente, sin rastro de pesadillas descubriendo lo necesitado que estaba de calor humano.

Se sentó en la cama, el frío de la habitación era cada vez mas constante, el invierno se acercaba, pronto la nieve llegaría, lo cual acrecentaba la presión en sus hombros, tenía que mantener a su reino protegido ante las heladas tormentas. Tomó la bata y se levanto, camino hasta la gran ventana y la cerró. Debido a los cambios en su rutina había mandado a traer de su habitación  algunos trajes, no le gustaba mostrarse ante los demás caminando en bata por los pasillos. Cambiarse fue rápido, hecho esto se encaminó al baño a hacer sus necesidades y lavar su rostro, tenía que verse presentable, la presentación  lo era todo como decía su padre.

Al regresar a la habitación y tras  ponerse sus joyas y calzar sus zapatos miró a Taehyung, que últimamente pasaba más tiempo dormido, lo adjudicaba al hecho que ahora se desvelaba atendiendo los deseos de sus cuerpos. Se acercó y sonrió, en los años que habían pasado juntos no se detuvo a reconocer lo mucho que había madurado, cuando se casaron eran apenas unos niños que no sabían de la vida, ni lo que les esperaba el matrimonio.

Lo arropó hasta la mandíbula, no era ajeno a la forma tan enfermiza que tenía su esposo de recibir el invierno, ahora que pasaba más tiempo del debido a su lado no quería que enfermara, acarició ligeramente su mejilla y suspiró antes de salir a cumplir sus obligaciones como el rey que era.











—No me estás ayudando—recriminó luego de escuchar la fatídica explicación que para él no tenía el menor sentido—. Dices que tenemos todo controlado pero Woon dice que hay personas muriendo de hambre a las afueras del reino ¿Eso es para ti control?

—Pero mi señor, aquellos son relegados, pobres que no han hecho nada más que deshonrrar a nuestro pueblo—se excusó el hombre sorprendiendo a todos—. Son sólo unas pérdidas pequeñas, nuestro deber es prever la seguridad de quienes viven en el reino, no en los alrededores. 

Jungkook elevó una de sus cejas mirando fijamente al que fue un buen consejero de su padre, era anciano, con ideas anticuadas de un reinado injusto, cosa que él repudiaba, porque no era la forma en la que había sido criado, no era la forma en la que su padre había reinado, ni lo que sus soberanos esperaban de él. 

—Cuando mi padre fue a la guerra a servir en nombre de la libertad de nuestro pueblo lo hizo por cada uno de los habitantes, él dio su vida para traernos paz, yo apenas tenía diez años cuando murió victorioso, desde entonces he tratado de llevar a cabo cada uno de sus deseos ¿No lo comprendes? Este pueblo lo es todo para mí y no me importa tu ojo crítico, ellos son parte importante de nosotros y tú pretendes matarlos de  hambre—negó chasqueando la lengua, los miembros del consejo asintieron dándole la razón—. Choi, desde hace tiempo he visto que no ha cumplido con sus obligaciones como se esperaba, yo personalmente me he dado cuenta que este trabajo le ha llevado al cansancio y a la deshumanización casi total, se ha cerrado de poder y no puedo permitirlo.

—¿Qué esta tratando de decir mi señor? —dijo el hombre molesto dejando en ridículo su desafiante personalidad.

—Tomará un descanso de sus actividades, Mingyu será su suplente—el nombrado sonrió con agradecimiento—. En este tiempo quiero que piense en sus acciones, sin mas preámbulo se levanta la sesión de hoy. 

El consejo asintió haciendo una reverencia, el señor Choi lleno de vergüenza apretó la mandíbula y se alejó de la sala con rapidez, huyendo de la humillación.

—BoGum por favor quédate—dijo sobre los murmullos ajenos.

El general se paró frente a su rey listo para cualquier orden, este era un soldado que había crecido y entrenado bajo el mandato del rey Jeon, sus firmes deseos y su pasión al realizad sus actividades, le habían ayudado a ganarse la confianza del rey.

—¿Necesita algo mi señor?

—Sí—suspiró—. Hace unos días mi esposo se desvió de su misión para visitar a una vieja amiga, quiero que investigues quién era y que lo vigiles de cerca—ordenó—. No tiene permitido abandonar el castillo sin mi permiso.

—Lo haré mi señor—reverenció y salió para encargarse de la encomienda.

Mingyu fue el único que se quedó, en silencio caminó hacia el rey con una sonrisa llena de aplomo.

—Choi no se quedará así y lo sabes bien, él es uno de los más viejos del consejo, su palabra vale mucho ante ellos.

Ambos eran amigos de la infancia, sus padres habían luchado juntos y eran como hermanos,  por lo que era el único miembro del consejo que tenía permitido hablarle sin honoríficos, era quien podía golpearlo sin recibir una orden de muerte y era su mano derecha.

—Lo sé, pero temo más por ti, cuidate y atiende los problemas no resueltos, confió en ti.

—Lo haré bien Kook—sonrió seguro de sí, caminó por la sala mirando a todas partes, Jungkook no le quitó la vista de encima, porque lo conocía muy bien, sabía que este quería decirle algo, así que espero—. Hoy vi algo, y no sé si deba decirte, pero han confirmado que has decidido darle una oportunidad a tu marido, ya te estabas tardando y...

—Ve al punto Mingyu—bufó cerrando los ojos, estaba cansado, necesitaba dormir, pero aún faltaba mucho para que pudiera retirarse.

—Mientras venía hacia aquí me encontré con tu esposo, su alteza estaba con sus damas, este estaba tomando algo, era un frasco con hierbas, pude verlo porque venía de frente, cuando me vio, actuó sospechosamente nervioso, quise comentarlo contigo, ambos sabemos que la salud del consorte real es delicada y me preocupa que pudiese estar tomando algo que le perjudique—en ese momento Jungkook abrió los ojos consternado—. ¿Todo esta bien? Quise averiguar que era, pero sus damas son difíciles.

—Lo son—asintió con un mal sabor de boca—. Averiguaré de qué se trata, gracias por darme aviso.

—Sólo lo hago porque en verdad me preocupo, Jungkook, cuida de él. 

—Lo haré, ahora ve a cumplir tus obligaciones.

No le dejó contestar, Jungkook se levantó de la silla y caminó a la salida en silencio, Mingyu le miró confundido, pero al mismo tiempo aliviado de ver aquella mirada de preocupación en su rostro.

Jungkook caminaba por el pasillo pensativo, sabía que a esas horas Taehyung esperaba la cena en una de las salitas de entretenimiento, no reparó en detenerse a pensar coherentemente sus acciones, odiaba sentirse ciego, es por eso que al llegar miró alrededor impaciente, su esposo le observó con una enorme sonrisa que iluminó sus ojos.

—Dejenos solos, por favor—dijo con seriedad, las damas de su esposo se levantaron y tras una reverencia salieron.

—¿Hay algo en lo que le pueda ayudar mi rey? —preguntó Taehyung confundido de verlo ahí parado.

La voz cantarina y grave de Taehyung entró en su interior iluminando todo a su paso, apretó las manos para no lanzarse a sus brazos, simplemente se adentró caminando lentamente hasta estar frente a él.

—¿Estás enfermo nuevamente? —preguntó serio—. ¿Por que no llamaste al doctor real?

—No entiendo—susurró con el ceño fruncido.

—Me han dicho que has estado tomando unas hierbas  ¿Para qué son? Y ¿Quién te las dio? No pudo ser el doctor, él siempre me avisa cuando te va a recetar algo, sabes que no tienes permitido tomar nada que venga de otras fuentes.

Taehyung soltó el aire de golpe mordiendo su labio inferior. —Yo...son para...usted sabe, llega el invierno y no puedo evitar caer en cama, conocí a alguien que me dijo que esas hierbas me ayudarían, no es nada peligroso, tan sólo manzanilla, laurel y menta.

Jungkook suspiró cerrando los ojos por un momento, después de tranquilizar su pulso miró a Taehyung quien posiblemente esperaba una respuesta, la cual no llegó de manera inmediata. Él caminó hacia su esposo quien le observaba expectante, lo tomó de los hombros y le levantó para poder abrazarlo con fuerza a su cuerpo necesitado de calor y afecto.

—Tienes que decirme ¿Entendido? Si estás mal, también si tienes que tomar algo, sabes que no me gustan los brebajes, son peligrosos. 

—Si Jungkook—sonrió Taehyung pegando su cabeza al pecho de su esposo cómodo con la repentina cercanía. Estaba acostumbrándose demasiado rápido a aquellas pequeñas muestras de afecto.

Jungkook pudo eliminar el miedo que sintió bajo el recuerdo del pasado, su padre había muerto en batalla cuando tenía diez años, tiempo después su madre le había acompañado, esta no pudo soportar el peso del mundo sin el amor de su vida y tomando una infusión especial de hierbas se había despedido de la vida. Por un momento creyó que Taehyung haría lo mismo, ese miedo en su interior le asustó, ahora más que nunca tenía que acallar los gritos desesperados en su mente. Separó a su esposo de su cuerpo sintiéndose de repente vacío.

—¿Quién le dijo que estaba tomando algo? —preguntó curioso.

Jungkook rio por lo bajo, tomó de los hombros a Taehyung e hizo que volviese a sentarse, él hizo lo mismo en el sillón individual que estaba frente a él.

—Todos aquí están bajo mi mandato, saben las reglas y mis órdenes.

—Fue Mingyu ¿Verdad? —cuestionó con un puchero inconforme—. Ah ese bribón, le dije que no era nada, bueno mi rey, usted tiene buenos compañeros. ¿Le sirvo té?

—Claro—asintió sonriendo, divertido de las acciones de Taehyung. 

Este tomó la tetera y le sirvió una taza de té, se levantó para llevársela y le sonrió, volviendo poco después a su asiento. Jungkook aun tenía mucho que hacer, pero acepto tomar el té por primera vez con su esposo. Ambos comenzaron a beberlo en silencio, a diferencia de días anteriores, no era un silencio incómodo sino uno ameno.

—Hace tiempo, usaste una espada—dijo Jungkook mirándolo.

—Sí, el día que me humilló ante la corte—soltó con desdén.

—Lo siento—dijo con una mueca—. A veces soy cruel, si se trata de ti, pensaré mejor en mis actos.

Taehyung le sonrió, su corazón latía con fuerza. —¿A qué viene este tema de conversación?

—¿Por qué estabas sosteniendo una espada? Los donceles no deben hacer eso.

—Yo lo sé—asintió con una nota de incomodidad en la voz—. Pero, siempre me ha llamado la atención, pienso ¿Cómo pueden manejar una espada de ese tamaño? Es interesante, aunque mi curiosidad puede llegar a ser imprudente.

Jungkook asintió pensativo.  —No creo que seas capaz de manejar una espada, no una que nosotros usemos, son pesadas, eso sólo podría perjudicarte, necesitarías una más liviana, así podrías moverte con mayor agilidad.

Taehyung le miró consternado. —¿Por qué necesitaría algo así?

—No la necesitarías—dijo con una media sonrisa—. Tengo trabajo qué hacer—se levantó con un suspiro—. Nos vemos en la cena.

Taehyung le observó alejarse confundido, su corazón no dejó de latir con fuerza y el calor abrasador le inundaba por dentro, sonrió ladino, se sentía realmente dichoso.



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