01
Los primeros capítulos de desarrollan antes de que Jungkook y Taehyung visitaran el reino de Min.
Nuevamente aquel terrible sueño, ese que lo mantenía sudando y exaltado, el que hacía su corazón palpitar con fuerza y que sus lágrimas salieran aún y cuando sus ojos permanecían cerrados.
Apretó los ojos tratando de modular su respiración, sus manos temblaban al igual que su labio inferior, en la frente algunos cabellos se pegaban debido al sudor que recorría su nuca hasta su espalda. Sentado en esa inmensa cama completamente solo sollozo hasta que estuvo satisfecho. Aquel sueño se repetía constantemente, aunque habían pasado cuatro largos años, los estragos y el dolor seguían presentes, y lo peor era que no se trataba de un sueño, sino de un recuerdo, uno muy doloroso.
Detrás de la ventana el cielo estaba a punto de despejarse con la poca luz del sol que existía en el norte. Sin importarle estar caliente y sudado se levantó de la cama y caminó a la ventana, abrió está a la par y sacó la cabeza, el aire frío del invierno interminable golpearon cada parte de su ser entumeciéndo su rostro y secando las pocas lágrimas que quedaban.
La frialdad del bosque le llenaron de nostalgia, ahí estaba su hogar, uno al que no pertenecía. El Reino de Norte.
—Señor Taehyung no puede estar cerca de la ventana—dijeron a sus espaldas.
Suspiró, ni siquiera había escuchado a alguien entrar, era normal que en su condición de inhibiera de todo lo que había alrededor, dejando de prestar atención a los detalles.
—Lo sé—cerró los ojos antes de volverse y sonreír tenuemente—. El desayuno puedes ponerlo ahí.
—¿No quiere tomarlo en la cama señor? —preguntó indecisa—. El doctor dijo que debía guardar reposo, su estado aún no es el mejor, hace días tuvo fiebre.
—Estoy mejor—dijo con una sonrisa apenada, no le gustaba enfermar y que los demás se desvivieran en cuidarle. Se acercó a la silla que estaba al lado de la chimenea prendida y se sentó, la mucama llevó la bandeja con sus alimentos a la pequeña mesa que estaba al lado—. Gracias, puedes retirarte.
—Lo haré señor, si necesita algo, no dude en llamarme—hizo una ligera reverencia y se marchó.
Taehyung se quedó observando la bandeja, había fruta, avena y té de manzanilla con leche. Empezó a comer, sintiendo aún su estómago indispuesto, mientras comía, las pequeñas lágrimas recorrían sus mejillas, mirando alrededor comprendió que aquella habitación era demasiado grande y él, se sentía tan solo.
Estaba tratando de escapar de aquellas mujeres que no hacían más que prepararle trajes imposibles de usar, eran pesados debido a las pieles, pero aunque odiaba usarlos era su único refugio del frío invierno. Miró a la chimenea, esa mañana había comido ligeramente y su estómago se sentía vacío, deseaba probar más, pero la hora de la comida ya había pasado, en el castillo tenían un estricto itinerario que todos debían seguir al pie de la letra por órdenes del rey, su esposo.
—Mi señor, creo que le hace falta un corte de cabello—dijo una pelinegra sonriente, mientras acariciaba su cabello.
—No Hwasa—susurró adormilado debido a cómo los dedos de la experta chica trabajaban en sus mechones rubios—. He decidido dejarlo más largo.
Le gustaba ver su cabello crecer, pero a quien más le agradaba aquel cambio era al rey, no tenía forma de confirmarlo, este no se lo había dicho nunca, pero se dio cuenta que cada que tenían intimidad él acariciaba su cabello enredando los dedos y jalando sin hacerle daño. Lo dejaría largo hasta que esté le dijera que debía cortarlo.
—Muy bien mi señor. De todas las formas se ve hermoso, tiene una belleza envidiable.
—Te dije que me dijeras Taehyung—suspiró abriendo los ojos y mirando a las tres mujeres frente a él—. Se los dije muchas veces.
—Al...al rey no le gusta que lo llamemos por su nombre, ayer nos llamó la atención—respondió cabizbaja.
—Pero él no esta aquí—dijo levantando una ceja.
Las tres se miraron y asintieron sonriendo mucho más relajadas. Taehyung confiaba mucho en ellas, quienes estaban a cargo de él desde el primer día en que llegó al castillo, aún recordaba lo asustado que estaba. Solar una rubia bailarina, que siempre alegraba sus días con sus platicas elocuentes, Hwasa una pelinegra experta en estilo, que lo dejaba hermoso cada día y Moonbyul la que llegaba con las nuevas noticias y cotillas del castillo, eran lo más cercano que tenía de amistades, a él no se le permitía salir del castillo, por lo que ellas eran lo único que tenía.
—Escuchamos que el rey no está bien de salud ¿Es verdad?—preguntó Moon.
—No lo sé—murmuró avergonzado—. No lo he visto en cuatro días.
—Hoy es viernes—sonrió Solar con picardía—. Hoy le toca verlo.
Eso hizo que Taehyung sonriera con melancolía, no quería admitir que ese era el significado de su relación, pero la realidad era esa, él no tenía contacto con Jungkook, no tanto como él deseaba, lo veía algunas veces a la hora de las comidas donde casi no hablaban, en las noches dormían separados a excepción de viernes a domingo donde tenían intimidad, sin embargo, este no se quedaban dormir a su lado, se iba después de haber saciado sus ansias. Le dolía saber que no siempre las cosas fueron de esa manera y era aún peor estar consciente que fue su culpa. Él volvió al rey desdichado.
—No estés triste Taehyung—sonrió Hwasa tomando sus manos—. Mejor vamos a ponerte muy lindo, así él va a quedar encantado cuando te vea. Vamos, sonríe un poco.
—Gracias—sonrió mostrando su perfecta dentadura, era una sonrisa falsa, pero ayudaba.
Estuvieron hablando de muchas cosas sin importancia, cuando escucharon los tambores reales anunciando importantes visitantes. Él junto a sus compañeras salieron de la sala aislada donde se encontraban para caminar al salón real, Taehyung se dio prisa y se posicionó en su lugar.
Su corazón latió con fuerza cuando escuchó los pasos tan conocidos para él, estos que caminaron a su lado. Imponente el rey Jeon Jungkook entró llevando un traje negro, sobre este una gabardina azul petróleo, se veía fantástico. Le miró por unos segundos antes de volverse a la puerta.
—Llegas temprano—dijo con voz dura—. Bien.
Taehyung mordió su labio inferior para no sonreír de más ante el inesperado cumplido de su esposo, este no acostumbraba a hacerlos.
—Gracias—susurró bajando la mirada, con las mejillas encendidas.
Uno de los guardias abrió la enorme puerta dejando ver a una pareja conocida por los reyes, el primero de ellos, que llevaba una piel de zorro sobre un traje negro, era alto, de ojos expresivos y sonrisa encantadora, el segundo, más bajo, con caireles rubios, ojos brillantes y delgado.
—El duque Park ChanYeol y su esposo Park BaekHyun.
Ambos rubios se miraron tratando de mantenerse en silencio y quietos, porque no podían hacer una escena efusiva en frente de sus esposos.
—Jeon—saludó el alto hombre—. He venido como me has pedido.
Jungkook sonrió y asintió. —Acompáñame—señaló el camino—. Taehyung se hará cargo de hacerle compañía al duque.
ChanYeol miró a su esposo con una sonrisa y le dio un beso en la frente antes de irse. Aquella muestra de afecto incómodo a los reyes, quienes simplemente se miraron como si desearán decir algo, pero callaron.
Cuando ambos hombres se alejaron, los chicos rubios corrieron a abrazarse, fue un abrazo largo y fuerte, donde compartieron el mismo sentimiento, alivio y emoción al verse.
—Maldición Taehyung te extrañe hermanito. Mucho.
El nombrado rio cantarin. —Hace meses que no te veía—suspiró sintiéndose seguro en brazos de su hermano mayor, sus ojos se llenaron de lágrimas—. Créeme que te he extrañado demasiado.
—Con el nacimiento de SoWon no pude hacer mucho, pero ahora estoy aquí—tomó sus manos las cuales apretó—. No llores, estás frío.
—Debiste traerla—respondió con un puchero—. Quiero conocerla.
—Hace demasiado frio para una bebé de tres meses Tae, además ChanYeol por ningún motivo quiere que enferme, tuve que rogarle una hora para que me dejara venir a verte.
—Tienes razón—suspiró asintiendo—. Aquí no es como la villa—rio por lo bajo—. Espero verla pronto, ven vamos a hablar, hace frío aquí, tenemos que sentarnos en la chimenea.
Con risas escandalosas, cuentos divertidos y chismes burgueses se pasaron una hora en la mejor de las compañías, ambos eran muy unidos, Baekhyun era sólo dos años mayor que él, ambos fueron instruidos juntos, enseñados y criados, se querían demasiado, Taehyung fue muy dependiente de su hermano mayor cuando era más joven, pensaba que este era un héroe, el único que podía hacerlo sentir feliz, y que ahora vivía demasiado lejos.
—¿Cómo están las cosas con el rey Jeon?
El menor hizo una mueca, podía engañar a todo el mundo, menos a él. —No ha cambiado nada, es lo mismo de siempre, nosotros...bueno, parecemos dos extraños compañeros de cama.
—Ese idiota, podra ser un buen rey pero es un idiota como esposo, no mereces algo así Tae—negó molesto.
—No hables así de él, es solo que...
—Ni se te ocurra defenderlo o justificarlo, está siendo un idiota—gruñó dejando la taza de té en la mesa—. Aún no entiendo cotmo es que nuestros padres dejaron que te casarás con él.
Taehyung soltó una carcajada. —Ellos me vendieron, bueno a ambos, pero al menos a ti te fue mucho mejor. Eres feliz Baek, y eso es todo lo que me importa, uno de los dos tenía que serlo.
—Tae...—dijo triste de ver a su hermanito sufriendo, no pudo evitar sentir odio por sus padres quienes los habían criado para ser esposos perfectos de hombres poderosos, nunca les mostraron que también tenían derecho de sentir y ser amados.
—Está bien Baekie yo entiendo. Las cosas no siempre son como uno lo desea, pero hay que jugar las cartas que nos tocan ¿No es así?
Baek le miraba con una ceja alzada, su hermano era demasiado tierno y bondadoso para aquel mundo cruel y frío. No sabía cómo ayudarlo, pero se le ocurrió una idea.
—Sé que me hablaste de ese acuerdo que tienen, donde sólo pude verte unas cuantas noches, pero Tae en la intimidad ¿Cómo te toma el rey? ¿Participas o él hace todo?
—Por...como...¡¿Por qué dices esas cosas tan a la ligera?! Baek...no te responderé eso, es muy vergonzoso.
—Sólo responde, soy tu hermano—bufó—. Puedes confiar en mí.
Taehyung enrojeció hasta las orejas, miró sus dedos que estaban en su regazo y susurró la respuesta. —Siempre es como él lo desea, yo sólo me quedo quieto y siempre es...él está...
—¿Siempre arriba? —cuestionó con una ceja alzada.
—Sí—negó avergonzado.
—Pensé que era mejor que tú aprendieras solo estas cosas, por eso nunca te pregunté de forma directa, pero ahora entiendo que hay cosas que tienes que saber de la intimidad—suspiró tomando sus manos—. Una de mis damas me lo dijo, es importante para nosotros, mujeres o donceles aprender lo que a nuestros esposos les gusta, a veces, ellos disfrutan haciendo más cosas que sólo...hacer el trabajo, también quieren sentir. Deberías aprender a seducir.
—¿Qué? —le miró consternado—. ¿Cómo se supone que haga eso?
—Eres hermoso, tu cuerpo es muy lindo, al igual que tus ojos, sólo tienes que aprender a usarlos. Te puedo ayudar con unos consejos.
—¿Y si al rey no le gusta que sea un descarado? —soltó alarmado.
—Créeme que a los hombres les gusta mucho cuando su esposo es atrevido en la cama—le guiñó un ojo—. Vamos a hablar serio hermanito—sonrió ladino.
Estaba sentado en la cama, con la bata negra lista, debajo no llevaba nada así era como debía recibir a su esposo, lo hacia seguido, pero por alguna razón aquella noche estaba nervioso, esto por todas las cosas y "consejos" que su hermano le había dado con el fin de ayudarlo.
"Si quieres que él llegue a sentir algo por ti debes hacerlo"
Era su oportunidad, lo sabía, pero tenía miedo. Escuchó la puerta ser abierta, su aliento se detuvo por un instante, Jungkook entró vistiendo una bata blanca, se notaba cansado, sin embargo se acercó, lo tomó de los hombros y lo levantó, sin decir nada sólo mirándolo a los ojos duramente llenos de deseo le besó. Suspiró al sentir nuevamente aquellos labios que le hervían la sangre de lujuria. Siguió el beso con movimientos lentos. Jungkook lo pegó a su cuerpo tomándolo de la cintura apretando y metiendo al tiempo su lengua. Jungkook se separó y sonriendo ladino lo tendió en la cama y se subió sobre él, restregando su hombría y besando su cuello, lo hacía de forma brusca.
—N...no, espera—susurró el rubio temblando de deseo.
—¿No? —le preguntó con una ceja alzada y una mirada llena de extrañeza, nunca se negaba, así que decir que no, para Jungkook era algo nuevo—. Soy tu esposo y quiero estar contigo, pero sino quieres me iré—hizo ademán de irse pero Taehyung lo tomó de los hombros deteniendo su huida.
—Yo tambien mi rey—asintió atemorizado, de repente los consejos de Baek estaban puestos en duda, no creía poder hacerlo—. Pero quiero intentar algo...yo....
—¿Que....?
Acarició su mejilla, si fuera igual que siempre, dejaría que Jungkook le tomara, le besara con rudeza y estaría satisfecho, pero, esa noche quería sentirlo de otra manera, se acercó haciendo que Jungkook se sentara en la cama confundido, Taehyung se hincó en esta y relamiendo sus labios, lo besó, era la primera vez que él iniciaba un beso, aquello sorprendió al rey, quien por unos instantes abrió en demasía los ojos, subió las manos por sus muslos a su cintura, donde afianzó su agarre. Taehyung cerró los ojos y comenzó a mover sus labios, al principio lentamente, podía sentir su propio temblor, Jungkook cerró los ojos y siguió aquel beso tierno, el rubio llevó las manos a sus mechones negros y los tomó con caricias suaves, comenzó a suspirar al tiempo que profundizaba el beso, ingresando por primera vez la lengua, ambos músculos húmedos se encontraron en una danza lenta y sensual, Jungkook se sentó y lo subió a su regazo, haciendo que su entrepierna despertara por el erótico momento, Taehyung siguió besando, entregándose en cada movimiento, dejando que sus manos recorrieran la nuca del rey hasta sus hombros, donde apretó sintiéndo la dureza de su cuerpo. El calor que emanaba era esquisto, Jungkook se separó y le miró a los ojos, Taehyung le observaba de una forma tímida, pero cargado de deseo y algo más, algo, que le puso nervioso, lo tomó de los hombros y lo aventó, separándolo de su cuerpo.
—No estoy para juegos—dijo levantándose rápidamente y saliendo a grandes zancadas de la habitación.
Taehyung observó la puesta siendo cerrada por unos momentos, su corazón se estrujó, sus ojos se cristalizaron y comenzó a llorar, se cubrió con las cobijas, sintiéndose tan humillado, negó una y otra vez, jamás debió de intentar hacer aquello, porque ahora estaba nuevamente solo y era esa soledad la que lo estaba partiendo en miles de pedazos, la que le impedía descansar y ser feliz, de ninguna manera lograría que Jungkook le amara. Eso era imposible.
Nota: esto comienza antes del embarazo de Tae
¿Cómo estuvo el primer capítulo? 🐤 💜
En esta edición, van a odiar más a JK amigos jajaja 💙
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