Un mal suegro
Saúl daba vueltas cómo un prisionero en su habitación mientras su cabeza sólo podía pensar en una cosa:
"Debo matar a David, el se llevó a mi hija y quiere poner al pueblo en mi contra"
De repente una idea surgió en su tenebrosa mente, David no estaba en su casa eso quería decir que de momento la casa de su general estaba sola.
Las manoa le temblaban y una sonrisa espeluznante decoraba su rostro mientras rebuscaba entre las gabetas de su alcoba.
-¡Aquí está!- exclamó jubiloso alzando un pequeño frasco de alabastro que guardaba en su interior un líquido ambarino.
-Con esto- recordó las palabras que le había dicho una adivina- dormirás por unas horas a cualquier enemigo tuyo.
Saúl se quitó sus vestiduras reales cambiandose por unas que parecían de criado y se escabulló por la ventana para que nadie lo viese.
Caminó a paso ligero por las calles de Hebrón hasta llegar a la casa de David.
Llamó a la puerta y en seguida una sirvienta lo hizo pasar.
-¿Qué desea señor?- le preguntó la criada- el dueño de la casa no está.
-Soy Saúl el rey-dijo con desdén- llama a mi hija.
-De inmediato majestad- le respondió haciendo una reverencia y corrió a llamar a su señora.
Mical apareció pocos instantes después, se veía asombrada.
-¿Padre qué haces vestido cómo un criado?-preguntó confusa-Es más ¿Qué haces aquí?
-Mical tu siempre has sido la más astuta entre todos mis hijos- Saúl se le acercó y la tomó de las manos-ayuda a tu padre a acabar de una vez por todas con su enemigo.
-Padre yo haría lo que fuera por ti-respondió sincera-Pero ¿Quién es ese enemigo tuyo y qué puedo hacer para ayudarte?
-Es tu esposo, Mical- en el rostro del rey aparecieron cientos de arrugas en una mueca de ira y la joven podía jurar que había visto su mirada ennegrecerse- David desea arrebatarme el trono y eres la única en la que puedo confiar.
Mical tragó en seco mientras observaba a su padre con pena, el jamás comprendería que David no tenía ninguna mala intención en sus acciones o qué jamás se atrevería a hacer algo que pudiera dañar a Saúl.
-Padre ¿Qué quieres que haga?-preguntó al fin la princesa.
-Ten, guarda esto- Saúl le extendió el frasco- esta noche ponlo en su bebida, David deberá dormirse de inmediato, cerca de la medianoche mis hombres vendrán aquí y se lo llevarán con cama y todo a palacio donde yo mismo lo mataré ¿Entendiste?
-Si Padre-ella asintió con una sonrisa triste- haré cómo tu digas.
David llegó tarde esa noche y muy sediento, Mical se apresuró a servirle una copa de vino sin olvidarse de poner el líquido que su padre le había dado...
Hola mis queridos filisteos!!!
Hoy vi que ya tenemos trescientas lecturas y me puse muy feliz entonces hice dos capítulos asi que...
¿Qué piensan que pasará en el capítulo que sigue?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro