Capítulo 2-La Bruja de Fuego
"Soy consciente del mal que intento hacer, pero mi furia es más fuerte que todos mis pensamientos...una furia que trae los mayores males sobre los mortales". -Eurípides.
Durante los siguientes cinco días, Diana se la pasó investigando todo lo que podía sobre el Rey Carmesí, reviso de cabo a rabo todos los expedientes sin dormir durante dos días, hasta que el tercero tuvo que tomarse un ligero descanso. Este criminal la tenía intrigada, lo único resaltante de él es que posee unos ojos rojos que tal vez sean falsos y su cabello de un color carmesí. Diana pregunto por las calles acerca del Rey pero nadie tenía nada o mejor dicho, nadie quería decir nada, lo poco que consiguió fueron puros rumores y leyendas que la gente más supersticiosa de Caracas había creado en torno a la figura del Rey Carmesí. Decían que era un demonio de la justicia, que vino a Caracas a castigar a los criminales para así convertir la ciudad en su propio infierno, pero ella sabía que esas cosas eran solo cuentos raros. Aquel día, muerta de cansancio durante una noche de sábado se puso a pensar en su cama, taciturna y en ropa interior, lista para dormir; se puso a reflexionar porque este criminal la obsesionaba tanto hasta que tuvo una respuesta. Desde pequeña ella siempre tuvo un fuerte sentido de la justicia, cuando era niña, ella sufrió de varias injusticias, la gran mayoría de ellas provenientes de su familia; desde que escapó de casa para irse a vivir con su abuelos, juró nunca permitir alguna injusticia, sería una detective que serviría a la justicia y únicamente a ella; ver como este sujeto distorsionaba el sagrado significado de la justicia, le parecía repugnante.
El día domingo decidió relajarse un poco y olvidarse del Rey Carmesí durante un rato, salió a dar una vuelta por las calles de Caracas para tomar un café y un pan recién horneado, decide entrar a un callejón para acortar camino pero de la nada una camioneta negra le corta el camino, ella por puro instinto sabe que debe correr pero la acorralan dos hombres musculosos por atrás y los hombres de la camioneta la dejan inconsciente usando un paño con cloroformo y la suben a su vehículo.
Diana se despierta con los ojos vendados y una mordaza en la boca, esta en una silla atada de manos y pies, no sabe donde está, pero puede escuchar el eco de gotas de agua caer, siente como unas cucarachas le suben por la pierna y se las intenta quitar como puede. Escucha como una puerta se abre y luego una voz sombría que canta una antigua copla de los llanos.
-Si me encuentra el que me busca el susto lo descarea. Falta un cuarto pá'la una cuando el candil parpadea, cuando el espanto sin rumbo con su dolor sabanea, cuando Florentino calla porque se le va la idea, cuando canta la pavita, cuando el gallo menudea-cantaba con tono sombrío y soberbio, digno de un Rey-. Quitenle la venda y la mordaza, tendremos una larga conversación.
Esa voz aunque con un tono distinto le parecía conocida. pero no puede ser, no puede ser él o al menos eso pensaba. Cuando le quitaron las vendas vio cara a cara al Rey Carmesí, su máscara de diablo resaltaba esos aterradores ojos rojos como la sangre, el Rey Carmesí arrima una silla para sentarse enfrente de Diana.
-Al fin nos conocemos detective, como sabrá yo soy el Rey Carmesí-se presento con aires de superioridad-. Está aquí el día de hoy porque ha roto la primera de mis siete reglas: "buscar mi rostro o mi nombre esta tácitamente prohibido", por lo general la torturaría tanto que haría que dejara Caracas de por vida pero tiene buena suerte, porque le ofrezco una oportunidad de trabajo, convertirse en mi Bruja de Fuego o para aclarar, mi enlace en el CICPC.
-¿Qué te hace pensar que sea remotamente posible que me una a usted? ¿Que me convierta en una detective corrupta? Prefiero morir-mantuvo su compostura pero en el fondo deseaba que no fuera él.
El Rey Carmesí río con un tono de burla para después hacerle una señal a sus subordinados para que los dejaran solos y allí una vez sin nadie alrededor se quita su máscara mostrando que era nada más ni nada menos que Miguel Ángel Pérez, su cabello color carmesí le llega hasta encima de los hombros y sus ojos rojizos seguían mirando fijamente a Diana con fascinación.
-¿Por qué? ¿Por qué haces algo como esto? Pensé que eras un buen hombre pero en realidad eres la peor mierda que existe en la ciudad-dijo con desprecio pero a la vez perturbada-. ¿Que te llevo a hacer esto?
-Mi primer caso en el CICPC fue el de un niño que perdió a su padre en un robo que salió mal, se le promete que encontraran al asesino pero jamás hubo un responsable, el culpable de la muerte de su padre jamás fue encontrado, ni siquiera yo pude hacerlo-dijo con voz serena, una sonrisa carismática y una mirada analítica-; juré que ningún niño volverá a sufrir algo así aunque tenga que usar los métodos más sanguinarios para hacer justicia.
-¡No me jodas! ¡¿Como piensas que eso es justicia?!-gritaba Diana con furia en sus palabras-. Como te atreves a distorsionar la justicia para torturar gente y quedarte con un montón de dinero sangriento. La justicia es una idea, un concepto sagrado, la justicia está en este mundo para que las buenas personas salven al mundo con pequeñas y nobles acciones no para que te escondas en esa máscara de mierda y hagas lo que tu quieras...
Le pone su dedo índice en los labios para callarla pero sin decirle nada.
-Entiendo su ideal y visión de la justicia y lo respeto, sin embargo, debe entender que en este país esos ideales no pueden ser aplicados, mi justicia es efectiva-dijo con soberbia y malicia-. En este país todos los que trabajan para la justicia... no, me corrijo, una buena parte de los que trabajan para la justicia son corruptos y dejan libres a los peores criminales del país; incluso en el CICPC hay gente así. Yo trabajé allí unos años y vi de primera mano la corrupción que había allí, usted y otros dos son la excepción, son esas personas en las que confió para que me ayuden con mi otro trabajo como asesor del CICPC. Además, nunca dije que uso el dinero que gano como el Rey Carmesí para mi mismo; acompáñeme y le mostrare.
Miguel Ángel desató a Diana y le ayudo a levantarse de la silla, ella solo acepto ir con él porque le daba curiosidad no por que estuviera de acuerdo con sus ideales y su sentido de la justicia. Él se volvió a poner su máscara para salir, Diana por fin notó que estaban en un complejo industrial abandonado en la ciudad de Caracas, se encontraba en muy mal estado, todo o casi todo lo que estaba hecho de metal estaba oxidado y la humedad podía olerse en el aire; Miguel Ángel se monta en su auto y Diana nota algo curioso, como es que los modales que Miguel Ángel expreso la vez que se conocieron desaparecieron por completo, ella se sube al auto de mala gana y se le nota bastante incomoda. Una vez que se alejaron lo suficiente del complejo él se quita la máscara, Diana por pura curiosidad le jala del cabello.
-¡Au! ¿Eso por qué, no ve que estoy manejando?-pregunto Miguel Ángel algo molesto.
-¿Como? ¿Es de verdad? Pense que era una peluca-dijo Diana riéndose por la reacción de Miguel Ángel que la distrajo un poco de la situación anterior-. Si no es una peluca entonces ¿Se lo tiñe?
-Claro que no, tanto mis ojos como mi cabello son naturales. Nací con una extraña mutación que hizo que se tiñeran así, los médicos jamás habían visto algo como esto y nunca me dieron una respuesta-exhaló un aire de pena, nunca había estado tanto tiempo con una chica tan bonita y a la vez mostrándole sus rarezas-. En la escuela siempre se burlaban de mí, me llamaba el hijo del diablo, durante un tiempo usé lentes de contacto para ocultarlos pero ahora solo prefiero usar mis lentes de sol. Si le soy sincero estar con una chica y que vea mis "mutaciones" me pone nervioso.
Después de esa pequeña anécdota hay un silencio incomodo entre ellos, Diana se queda sorprendida de como cambio de la nada la personalidad de Miguel Ángel, como si hubiera hablado con dos personas totalmente distintas. Miguel Ángel la mira de reojo con una sonrisa carismática.
-¿Usted cree en el karma, detective?-pregunto para romper el hielo entre ellos.
-No realmente-respondió con frialdad.
-¿De verdad? Yo creo que el karma es como la gravedad-comenzó a explicar con aires filosóficos-, una fuerza invisible que no podemos ver, pero que siempre está actuando, véalo como la tercera ley de Newton: "toda acción tiene una reacción opuesta pero igual". Desde mi punto de vista el Karma es casi como una cuarta ley newtoniana. Esta es mi manera de equilibrar mi karma.
Finalmente llegaron a su destino, un conservatorio sumamente grande y bien construido llamado Bodhisattva, era un gigantesco edifico de color amarillo, con jardines verdes y floridos, sus ventanas brillantes y bien limpias y sus puertas enormes siempre están abiertas a nuevos miembros, los dos se bajan del auto, Miguel Ángel se pone sus lentes oscuros y su gorro de lana para ocultar sus rasgos.
-¿Qué es este lugar?-preguntó Diana asombrada de la belleza del lugar.
-Es un conservatorio que yo mismo construí, soy el dueño legal del lugar, lo hice con el propósito de alejar a los jóvenes de las pandillas y el crimen. Aquí las generaciones más jóvenes son nutridas tanto en mente, cuerpo y espíritu-explico con orgullo de su propia creación.
-Entiendo pero ¿Por qué el nombre?.
-En el budismo la palabra Bodhisattva se refiere a alguien que esta en el camino del Buda, es decir, de la iluminación y lo mejor es que este lugar es totalmente gratis por lo que hasta las familias de clase baja podrán enviar a sus hijos a este lugar. Nosotros recibimos el financiamiento por parte del gobierno. Les enseñamos deportes, teatro, música y otras ciencias como la filosofía, les otorgamos a nuestros estudiantes becas para la universidad y licencias en distintas áreas útiles para la vida dentro y fuera del país. Desde que el conservatorio Bodhisattva ha abierto los índices de delincuencia juvenil en Caracas se han reducido un 22%, es un logro admirable y todo gracias al dinero que consigo en "mi otro trabajo".
Después de una hora de recorrido por el conservatorio durante el cual todos los estudiantes solo hablaron maravillas de Miguel Ángel, todos ignoraban su lado más perverso pero todo lo que él hacía era para que ellos tuvieran un mejor futuro y que no terminen como él, algo que Diana entendió al instante.
El día terminó con Diana y Miguel Ángel en el apartamento de este último tomando un té verde con limon, los dos están en silencio unos segundos tomando su rica bebida hasta que Miguel Ángel toma la palabra.
-¿Qué opina de mi oferta ahora, detective?-preguntó con una sutil sonrisa-¿Quieres ser mi Bruja de Fuego?
-Primero debe responderme dos preguntas-respondió con tono serio-: primero, ¿Por qué ese nombre? y segundo, ¿Por qué necesita a un enlace con el CICPC si usted parece ser bastante influyente en la ciudad o mejor dicho si el Rey Carmesí es bastante influyente?
-¿Nunca a escuchado In the court of the Crimsom King? Fue mi canción favorita en la universidad y la sigo escuchando hasta el día de hoy. De allí saco los nombres para mis guardianes escarlatas, mis personas de mayor confianza y solo ellos saben mi verdadera identidad-respondió la primera pregunta para luego tomar un sorbo de su té para responder la última pregunta-. Yo necesito un enlace del CICPC porque como ya le he dicho antes , solo confío en tres personas en el CICPC, contándola a usted, por ende el tener un enlace es clave para poder resolver los innumerables crímenes que ocurren en Venezuela cada cierto tiempo.
Miguel Ángel se pone de pie terminando su té y se dispone a tocar con su cuatro para acompañar de forma teatral su último argumento para convencer finalmente a Diana.
-Venezuela es un país extraño, un país donde la magia, los crímenes y asesinos seriales se encuentran en cada rincón-narró tocando suavemente su guitarra, sus dedos se movían fluidamente por las cuerdas -. El CICPC no está preparado para tales casos porque no piensan fuera de la caja. En los cuatro cortos años que trabajé para ellos lo vi todo, asesinos seriales místicos, rituales satánicos, asesinatos caníbales y todo tipo de crímenes que van desde el ingenio, la locura, la venganza y el amor. Allí es donde entro yo para poder darle luz a estos sombríos casos y al mismo tiempo encontrar un entretenimiento para mi brillante mente.
Diana se quedó en silencio un momento pensado seriamente en lo que se estaba metiendo.
-Acepto la oferta, con la condición de que usted me tiene que contar todo, inclusive lo que hace como el Rey Carmesí-respondió Diana con determinación y mirando a Miguel Angel a los ojos-. Si yo seré su enlace con el CICPC entonces también quiero ser su mayor confidente.
-Que así sea. Me alegro de que podamos trabajar juntos, creo que será el inicio de una bonita amistad-dijo Miguel Ángel con una sonrisa carismática y con sus ojos brillando de la emoción.
Una poderosa alianza se había formado, Diana sabía que de ahora en adelante tendría que enfrentar prejuicios y un sin fin de extraños crímenes, pero estaba dispuesta a hacer todo esto con tal de hacer justicia y sobre todas las cosas... ayudar a un buen amigo a salir de las tinieblas.
https://youtu.be/y2oxxIq8Mqc
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