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7. El castillo Heinstein

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El castillo Heinstein

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Pandora desperto temprano esa mañana, durmió bien y tranquila agradeciendo el no haber soñado. Penso que soñaría la continuación de aquel viaje que hacía pero no fue asi y estaba agradecida por ello. Ikki no estaba en la cama contigua siendo incierto donde estaría, ya que no se escuchaba ningún ruido en la cercanía así que aprovecho para levantarse y darse un buen baño.

Al desempacar sus pertenencias se encontró con el obsequio que le dio Shun, no lo había abierto ya que, durante el viaje, se había olvidado del paquete por completo pero, ahora que se hallaba sola en la habitación aprovecho para retirar el envoltorio encontrándose con una grata sorpresa: una peineta y un espejo de mano. La joven rio discretamente, seguro Shun pensó que Ikki la llevaría de aqui para allá sin darle tiempo para peinarse siquiera, aunque el detalle era oportuno puesto que noto que no empacó algo así, lo dejo olvidado en la casa de la diosa.

Un rato después estaba delante de la ventana peinando su cabello mientras esperaba a Ikki. El joven se apareció un momento más tarde y se le veía entusiasmado.

—Que bien que ya estás lista, conseguí información útil. El castillo se encuentra lejos de aqui, no es fácil llegar caminando, pero para evitar sospechas —comenzó a bajar la voz como si las paredes tuviesen oídos—, hay un grupo de personas que se marcharán en una hora hacía el camino que lleva al castillo podemos ir con ellos y caminaremos un poco para alejarnos de la gente.

—¿Alejarnos?

—Yo tengo un modo más rápido para llegar hasta allá pero no puedo usarlo entre tantas personas —le guiño un ojo sin subir la voz.

—¿Qué piensas hacer? —preguntó en tono travieso mirándolo con complicidad y picardía.

—Ya verás, ahora hay que darnos prisa —respondió el fénix con algo de ternura en la voz.

Pandora sintió que estaban a punto de cometer un crimen por como Ikki decía las cosas aunque solo iban de expedición a un castillo, nada fuera de lo común por lo poco que conocía resultándole divertido hasta cierto punto.

Se prepararon para salir tras desayunar rápidamente, la joven sentía que Ikki estaba desesperado por llegar a su destino cuando la desesperada debería ser ella. No la dejo desayunar con calma y parecía mirar el reloj de la recepción cada segundo.

—¿Esta todo bien? —pregunto la joven— No has dejado de mirar el reloj desde que iniciamos el día.

—Si, todo esta bien. Solo quisiera que pudiéramos ir hasta allá por nuestros medios y no esperando a otros.

El grupo de personas en cuestión eran unos expedicionistas de varias nacionalidades que iban a los resorts de descanso en los Alpes, llevaban grandes maletas y todo lo necesario para una larga estadía, a pesar de no ser temporada para esquiar. Al ver a toda esa gente Ikki pensó que la ciudad y sus alrededores serían del gusto de Saori, a ella le agradaban ese tipo de actividades y ya se podría imaginar al malencarado Tatsumi llevando el equipo de esquiar a cuestas por la montaña.

Finalmente salieron del hotel rumbo al paso de Steinbach hasta donde terminara, el transporte llegaba hasta el final del camino haciendo un viaje redondo en cada recorrido.

Ikki consiguió un mapa con el encargado de la recepción, un joven oriental, que pudo explicarle con gran detalle como llegar y más o menos ubicaba donde debían bajarse para alejarse lo suficiente del camino y viajar por su cuenta.

—El castillo Heinstein —decía el encargado— está lejos del camino principal, del paso de Steinbach, hay que descender del transporte en la ultima parada que es Hocherb Alm y subir a pie la montaña o rentar un auto, el camino de subida esta bien delimitado así que no tendrán problema en ir a pie. Es una hora hasta donde se puede llegar y unos veinte minutos en auto.

—¿Hasta "dónde se puede llegar"?

—Si, a más o menos unos ciento treinta metros antes de la entrada esta todo cerrado porque hubo un derrumbe hace poco y las rocas cubren gran parte del camino entonces, no hay mucho que ver allá pero la vista desde abajo hacia el castillo es perfecta para hacerse fotos y curiosear un poco.

—Gracias por la información.

Ikki y Pandora iban en calidad de turistas y aunque la joven estaba nerviosa por tanta gente que llevaba bultos grandes y otros objetos trataba de mantenerse tranquila, se preguntaba si en algún momento ella podría emprender los viajes que hacían esos turistas llevando equipo para descansar sin preocuparse por nada y solo disfrutando del viaje y las hermosas montañas o los verdes prados que se veían por el camino.

Hocherb Alm se trataba de una granja en las montañas, básicamente, que ofrecía diversas actividades para los turistas como venta de alimentos para aquellos que iban camino a la montaña. Ikki y Pandora no entrarían a curiosear ya que solo deseaban alejarse de la gente lo más posible. Al descender en la granja fueron a pie por el camino teniendo un magnífico día por delante. Conforme caminaban se internaban en el bosque y, poco a poco, iban montaña arriba en medio de los altos árboles. Aun no se veía señal del castillo así que caminaron un poco más cuando Ikki se detuvo de golpe.

—Ya no hay gente alrededor, ¡vamos!

La sujetó de la cintura y haciendo uso de su fuerza dio un salto a los árboles cercanos, Pandora no dijo nada limitándose a observar la fuerza del joven como para dar saltos tan altos llevando peso extra. Se le veía magnífico y no podía quitarle los ojos de encima ignorando el camino serpenteante en medio del bosque que estaba debajo de ellos. Ikki la llevaba montaña arriba dando saltos altos entre los arboles del sendero notando que, de haber ido a pie, habrían tardado más de una hora en subir hasta que finalmente el castillo Heinstein se visualizaba delante de ellos.

—Mira Pandora —Ikki paro en las ramas de un arbol robusto y la joven miro al frente—. El castillo está justo frente a nosotros —ambos intercambiaron una mirada afectuosa sonriendo con complicidad al estar cerca de su destino.

Se observaron mutuamente un momento más al notar que estaban, prácticamente, pegados uno al lado del otro. Hasta que los sonidos del ambiente los sacaron del encanto recordando que debían llegar a la puerta del castillo.

El sol estaba en su punto más alto y la fachada se veía perfectamente. Como bien afirmo el empleado del hotel, el camino ya estaba bloqueado desde ese punto. El castillo ya no tenía torres ni paredes, solo se veía una parte endeble al final del complejo. En ese punto Ikki noto que si ese castillo hubiera estado en medio de una ciudad habría sepultado el poblado entero.

—¿Crees que podamos entrar? —preguntó la joven con preocupación tratando de ocultar el rubor en sus mejillas.

—Por supuesto —le guiño un ojo y siguió saltando por encima de los arboles hasta que llegaron a un espacio en la entrada principal.

Ambos estaban justo en medio de las rocas al frente de la puerta del castillo. La puerta conectaba con el camino directamente, el abismo que rodeaba al inmueble estaba por la parte de atrás y no era conectado por ningún puente por lo que era sencillo ver por qué las rocas de la fachada habían bloqueado el camino de subida. Pandora estaba sobrecogida por el espectáculo; nada a lo que se había anticipado. Su casa estaba prácticamente hecha pedazos y no pudo más que llorar en silencio mientras Ikki no la veía.

—Déjame ver a que parte del interior podemos entrar —Ikki saltó hasta la cima de la derruida pared buscando algún acceso disponible.

La joven no podía moverse con más libertad ya que las rocas estaban a su alrededor. Definitivamente ningún curioso podría acercarse en mucho tiempo, pero si bien la caja la espero por 243 años, podría ser encontrada por alguien en otros 243 años. Eso no podía ser por lo que debía encontrarla si o sí. La puerta estaba detrás de todo el desastre y era imposible llegar hasta ella así como las ventanas en la planta baja estaban bloqueadas y una gran parte de la fachada estaba vencida.

—¡Nadie podría entrar! —afirmo Ikki desde lo alto de la única parte de la pared que no estaba vencida— ¿Estas segura de que quieres buscar algo ahí dentro? —de un salto llego al lado de ella mirándola con gravedad— Parece que hasta el final hay un par de habitaciones que están en pie, literalmente podemos llegar volando hasta allá. No hay ningún otro camino disponible en el interior.

—¿De verdad?

Ikki no perdió el tiempo tratando de convencerla, tan solo se limitó a bajar de la pared, la sujeto de la cintura como había hecho hacia un momento y ambos fueron hacía lo alto de la misma. Desde esa altura fue que Pandora comprobó que el interior del castillo fue, literalmente, arrasado por algo ya que el desastre era monumental; las rocas cubrían toda la visibilidad y apenas, hasta el otro lado, se veía una habitación quizás en pie.

—Como te dije, ni un solo pasillo o via de paso —repitió Ikki con calma—. Veamos si puedo llegar hasta la habitación del otro lado.

Mediante los saltos altos de Ikki, Pandora cruzó por casi todas las alas del castillo: el vestíbulo, la cocina, las bodegas, las calderas, la sala de lectura, solo quedaba medianamente en pie una de las torres y bajo de ella la columna con habitaciones que daba al patio de armas. La bodega quedo sepultada bajo el derrumbe; la joven vio desanimada que su plan costaría demasiado trabajo, tenía que recordar si la caja se había quedado ahí dentro luego de tanto tiempo aunque algo dentro de ella le decía que si. La caja estaba en la bodega.

Quedo sepultada bajo las rocas y tardarían mucho tiempo en encontrarla salvo que se hubiera destruido.

Ikki se detuvo a medio camino para tomar un poco de aire sujetando con delicadeza a la joven quien, desde esa distancia, alcanzó a ver que su habitación estaba entre las únicas habitaciones en pie y la reconocía porque había recorrido ese pasillo cientos de veces. Estaba sorprendida de que no se le hubieran caído las cuatro paredes, eso significaba que quizás la pintura de sus padres también hubiera sobrevivido. El fénix tomo aire de nuevo y con trabajos logro llevarla hasta una habitación sobreviviente del primer piso cuya estructura aun se veía firme.

—Bueno, no se vino abajo cuando aterrizamos, seguro podrá mantenerse en pie unos días más. Espero que lo que sea que estés buscando siga aquí porque, si esta en otra parte del castillo me temo que será imposible encontrarlo.

—Lo sé... —respondió la joven mirando el panorama— algo impidió que esta ala se derrumbara.

La joven observó el camino mientras se internaba en el interior encontrándose con las paredes de tapicería clara, nunca había visto todo iluminado por la luz del día. La luz jamás llegaba hasta ahí. En el pasillo estaba un baño completo con sus cuatro paredes y la habitación de Pandora la cual permaneció abierta dejando ver el interior.

Pandora miro el interior con otros ojos, la cama de madera clara con dosel rojo, el ropero también de madera clara, las mesas de noche y detrás de la cama había un cuadro muy bonito en tonos azules, rosas y blancos. Las sillas, un pequeño librero vacío, todo era color claro. Ella estaba segura de que todo era negro y nada más pero no era así, la influencia de Hades hizo que todo ahí pareciera el interior de un mausoleo pero, en realidad, era una habitación colorida.

Primero buscaría en su propia habitación. Quizás siendo niña huyo de los gemelos llevándose la caja a donde ella creía nadie la encontraría y, con prisas, sin que Ikki la viera ya que él estaba recorriendo el lugar, revisaría todo. ¿Dónde lo guardaría? Seguro habría algo dentro del ropero y con toda la luz que entraba lo encontraría.

Uno a uno arrojo los vestidos del ropero a la cama formando una pila de ropa negra una sobre la otra, reviso los cajones uno a uno y nada, la única caja que había era aquella donde Hypnos le entrego el collar maldito y el anillo con forma de serpiente. Pandora noto que no poseía nada realmente, no tenía accesorios de ningún tipo solo unos cuantos vestidos negros y un solo par de zapatos. Así se había mantenido todo ese tiempo. En un estante encontró, hasta arriba del ropero, que había una valija de viaje tamaño mediano que serviría para guardar un par de cosas nada más.

—Encontré unas escaleras circulares al final del pasillo —Ikki entro en la habitación de pronto observándolo todo—, servirán para que busques en el piso de arriba y la planta baja nada más. Oye... —observó con calma la ropa en la cama sonriendo un poco— tienes suficiente ropa para asistir a un par de funerales —lanzo una risita para aminorar la tensión.

—Si —respondió la joven sonriente—. Toda mi ropa es negra y, siendo honestos, es un color que termino por gustarme. Los colores claros no son lo mío.

—Bueno, no discutiré esos temas. Si gustas buscar lo que necesitas yo iré abajo. Desde arriba se ven una o dos sillas cómodas para sentarse un momento.

Salió enseguida y Pandora aprovecho para buscar si algo de lo que había ahí, realmente, servía. Los vestidos fueron un supuesto regalo de Hades en su momento, aquellos atuendos eran mágicos ya que crecieron mientras ella crecía, puesto que nadie invertiría unas monedas para comprarle ropa y ahora que la influencia de Hades acabó esos vestidos no eran más que los harapos que llevaba siendo niña. No servían. En el tocador habían un cepillo y un bonito espejo de plata que, quizás, fueran de su madre; eso lo guardó, mientras que en la mesa de noche estaban un par de libros que guardó también. Se sentó en la cama un momento llevándose una gran decepción al no encontrar nada más en los muebles.

Como solo hubiera estado de paso, ahora que solo era conocida como la hija "sin nombre" de los Heinstein entendía el por qué no tuviera más pertenencias. ¿Cuál sería su verdadero nombre? Puesto que Pandora era como los gemelos la llamaban desde que recordaba.

—¿Cuál es tu nombre niña? —pregunto Hypnos la primera vez que los vio tras abrir la caja.

—Mi nombre es... mi nombre es... —no recordaba su nombre, no lo pudo pronunciar y fue Thanatos quien puso palabras en su boca.

—Te llamas Pandora, ¿cierto?

—Si —respondió la niña ya en trance—, mi nombre es Pandora.

Mi nombre es Pandora, repetía la joven en su mente. Sea como sea así la conocían todos y no valía la pena investigar su nombre real porque, seguro, el documento donde estaba escrito fue destruido hacía mucho tiempo. En esa habitación no quedaba más que buscar, nada había ahí, la niña que lo habitó, que era dueña de juguetes caros, ropa bonita y que era tan amada por sus padres, falleció hace trece años cuando abrió una caja que destruiría su vida por siempre.

Pandora Heinstein era el fantasma de esa niña. Se levanto de la cama furiosa como nunca y golpeo el espejo del tocador hasta hacerlo pedazos sintiendo como los trozos de vidrio le cortaban la piel y un poco de sangre fluía de sus muñones. Observó su propia sangre con cuidado, era roja clara y brillante.

El cuarto al lado era el baño, al cual entro notando que estaba iluminado por la luz del día y jamás lo había visto así antes. Las paredes eran de mosaico verde, la tina también era color verde claro y aunque debería dar prioridad en curarse las heridas estaba maravillada. Aun había agua en esa tubería ya que esta salía cristalina y fría del lavamanos, se sentía fresca al contacto.

—Es increíble que esta parte del castillo aun funcione —susurró.

—Este lugar es perfecto para un buen baño —Ikki apareció nuevamente maravillado por el espectáculo—, escuché que caían vidrios. ¿Estas bien? —la sujetó suavemente de los hombros mirándola con ternura.

—Si, solo estaba buscando algo y... el espejo cayó. Si gustas puedes usar el baño, hay agua pero no está caliente ya que la zona de calderas está en la parte destruida —respondio con timidez dedicándole esa mirada dulce y hermosa que no podía evitar en ese punto de su trato con él.

—¿No te molesta?

—No, yo estaré buscando otras cosas mientras...

Pandora estaba apenada, un sentimiento de vergüenza extraño surgió en ella apenas Ikki menciono la palabra "baño". Le señalo donde estaban las toallas y salió cerrando la puerta. Con la puerta cerrada sintió que miraba a Ikki con unos ojos completamente distintos sintiendo curiosidad y un deseo nació en ella: el fenix desnudo y su cuerpo musculoso. La joven se mordió el labio inferior para luego desechar esos pensamientos inapropiados, aunque inevitables. La puerta se abrió en ese momento y el fenix la miro también con ternura por unos segundos, ella tenía las mejillas encendidas y ambos se miraron con más intensidad que los días anteriores.

—¿Estás bien?

—Si... eso creo. Discúlpame, te dejaré solo.

Ikki la sujetó del brazo jalándola hacia él. Pandora no logro evitar lo que paso después ya que, en cosa de pocos segundos, el fénix la beso. Planto en ella un suave y prolongado beso rodeando su cuerpo con ambas manos. La joven no sabía que hacer y no opuso ninguna resistencia, estaba un poco desconcertada pero sentía algo cálido dentro de ella y, como pudo, lo rodeo con sus brazos también.

Era la primera vez que la besaban.

—Esto... —dijo ella con timidez sin soltarse de su abrazo y sin apartar la mirada del joven— no lo esperaba.

—Perdóname, no debí pero no pude evitarlo —Ikki apenas si podía hablar perdiéndose en los ojos de Pandora—. Eres muy... eres muy... —tenía el rostro encendido acariciando una mejilla sonrosada en el suave rostro de la joven.

Pandora encontró esa reacción divertida y tierna.

—¿Muy qué? —pregunto sonriente arqueando una ceja.

—Muy hermosa y, estos días, me he dado cuenta de que creo que... me gustas —hizo un gran esfuerzo por decirlo mientras la chica lo miraba risueña.

—¿Te gusto?

—Si... creo que si.

—¿Crees?

—Bueno, estoy seguro que si.

Ambos se miraron amorosamente por un momento mientras se mantenían en ese cálido abrazo sintiendo como su corazón latía con rapidez y el calor de sus cuerpos los invitaba a quedarse así por otro largo rato.

—Saldré en un momento —dijo Ikki tras unos instantes, no deseaba estar con ella en medio de un molesto aroma a sudor por el esfuerzo de saltar hasta allá desde la entrada.

—Claro, espero el agua no esté demasiado fria.

Ikki volvio al baño mientras Pandora iba por el pasillo rumbo a las únicas escaleras que había sin dejar de sonreír, sin dejar de sentirse increíblemente feliz por todo. Jamás se había sentido así pese a que ya había experimentado la felicidad en la casa de Atena. Aquello era simplemente diferente y mejor en todos los sentidos. Bajo con calma la escalera de caracol sin estar muy atenta a su alrededor.

Hasta que reparó donde estaba. Era la sala donde había visto a Radamanthys sentarse con su botella de alcohol y en esa estancia, en la pared más amplia, estaba la pintura de sus padres en el suelo. El marco estaba roto y había pedazos de vidrio por todas partes pero ahí estaba. Pandora la observó y cuando paso sus ojos por el sitio donde había estado colgada noto algo en la pared.

—Esto es... —con la mano retiro algo del polvo y ahí estaba.

La puerta metálica de una caja fuerte. Intento girar la manija pero estaba cerrada por dentro. Quizás Ikki la pudiera abrir ya que era muy fuerte y hubiere algo dentro que fuera útil para su vida futura. Estaba segura de que esa caja fue de su padre, él tenía su propia caja secreta después de todo.

La joven fue escaleras arriba notando como el sol cambiaba, estaba atardeciendo y era la primera vez que se veía un atardecer dentro del castillo. No estaba segura si era por la ausencia de paredes o bien porque el hechizo de Hades termino no dejando pasar ninguna luz durante trece años. Desde su habitación se apreciaba todo con nitidez.

—Fue la influencia de Hades —repetía.

—¿Qué fue influencia de Hades? —Ikki entro secándose el cabello mientras la joven lo miraba acercándose a él con calma.

—Nunca había entrado la luz del atardecer hasta hoy —Pandora recorrió lentamente con sus manos el cuerpo de Ikki, era la primera vez que hacía algo así así que se tomó su tiempo.

Sacó todo pensamiento de su mente, toda perturbación dedicando su entera atención a Ikki, quien estaba frente a ella mirándola con esos ojos que le gustaban mucho.

—Disculpa... —dijo la joven tímidamente.

—Espera...

La acercó a él sujetándola por la cintura besándola con pasión, recorriendo su espalda con las manos. La joven no sabía qué pasaría después y solo le permitió continuar, lo dejo enseñarle qué seguía en ese momento desconocido para ella. Así la condujo a la cama donde le mostró con caricias, besos y abrazos el ritual de amor en un tiempo y espacio que solo era de ambos. Pandora jamás había sentido semejante éxtasis, se notaba que Ikki era muy bueno en lo que hacía y sabía cómo hacerla estremecer desde el cuello hacía abajo.

—Relájate, de acuerdo. No sucederá nada malo.

—Si...

Y fue así como ambos hicieron el amor el resto de la tarde. Era la primera vez para Pandora pero, algo le decía, que Ikki llevaba más experiencias en su haber dada su habilidad, no le cuestionó nada de eso ya que no le incumbía pero quería preguntarle más al respecto por curiosidad.

Cuando ambos acabaron se quedaron dormidos uno al lado del otro sin embargo, algo en Pandora no estaba bien, algo dentro de ella se sentía extraño; como si hubiese hecho algo malo e inapropiado y no algo bonito como pensó hacía un momento. Algo estaba mal. Dudó un poco en girarse para ver a su amante ya que no estaba segura si era algo personal, luego de un momento se giró levemente observando a Ikki pareciendo que él pensaba lo mismo. Se notaba que él también se sentía incómodo pues su mirada había cambiado.

—¿Así es como debe sentirse? —pregunto la joven mirando el techo destartalado sobre sus cabezas— ¿se debe sentir... raro?

—No —Ikki evitaba mirarla mientras la joven buscaba el contacto con sus ojos—, debería sentirse diferente. Uno debería sentirse bien o feliz, pero... discúlpame, creo que soy yo.

—No, yo me siento igual. Como si hubiéramos hecho algo malo y no entiendo por qué.

—Tengo la voz de Shun en la cabeza —comenzó a decir Ikki—. Hablando como si fueses nuestra hermana biológica y no tenemos lazos de sangre. No sé si empecé a verte más como un familiar aunque estoy seguro de que no es así pero... —no podía mirarla a la cara pese a que la mirada de Pandora no había cambiado.

— Te entiendo, creo que estuvo mal —respondio con tristeza.

—Dormiré afuera si no te molesta.

—No, hay un sofá en el pasillo. Siento que no haya otra habitación disponible. Arriba de nosotros hay un salón pero esta vacío si mal no recuerdo —atropellaba las palabras.

No deseaba otra cosa solo que él se fuera de ahí por ahora. Ikki se vistió y salió cerrando la puerta sin añadir más. Pandora se sentía mal, por qué sucedió no se lo podía explicar pero también tenía el rostro de Shun en su cabeza. ¿Qué pensaría de todo eso si lo supiera?, ¿se decepcionaría acaso?, ¿los juzgaría? Lo que haya sido, terminó con la naciente elación entre Ikki y ella, algo le decía que no podrían volverse a mirar como lo habían hecho hacía un par de horas. Que no podrían confiar el uno en el otro haciendo que la joven se sintiera miserable.

Ella había deseado estar con él por voluntad propia, estaba segura que sentía algo por Ikki por eso quiso consumarlo, pero ahora no tenía certeza de nada, estaba desconcertada y sin idea alguna de qué pensar. No pudo más que quedarse llorando un buen rato hasta caer dormida.

La mañana llego sin novedad aunque era extraño el haber pasado la noche en un castillo derruido. Se levantó y sin hacer ruido se preparó para pedirle ayuda a su acompañante con la caja fuerte. Solo sería eso y ya verían que pasaría después. El agua fría de la bañera sería excelente para poner la mente en blanco y no pensar en lo ocurrido. Al salir de la habitación, varios minutos más tarde, se encontró al fénix de pie en la zona sin pared mirando al vacío, seguro pensaba también en lo ocurrido.

—Hola —dijo con timidez.

—¿Ya encontraste lo que buscabas? —pregunto con cortesía observándola con unos ojos fríos casi carentes de emoción— Creo que es momento de volver.

—Si, yo también creo que debemos irnos de aquí —respondio ella fingiendo indiferencia.

—Escucha... —trato de no mirarla pero era difícil— no pensé que lo de ayer terminaría siendo un error, quiero decir, creo que no debimos, aunque yo estaba seguro que si o no lo sé... soy un estúpido. No sé cómo decir las cosas.

—Crees que Shun se decepcionaría si lo supiera.

—Creo que si... —dijo al fin apenado— tu y yo no compartimos lazos de sangre pero él te considera de la familia por razones que no entiendo y eso hace que lo de ayer haya estado mal.

—Yo también pienso que se decepcionaría, aunque no compartamos lazos de sangre yo también los veo a ambos como si fueran mi familia —respondió ella al fin—. ¿Le dirás lo de ayer?

—¡No! No... yo no hablo de esas cosas con Shun —dijo apenado con el rostro encendido— Esas son cosas personales.

—Bueno, entonces no mencionemos nada más del tema, ¿te parece? —dijo resignada.

—Si, nada paso aqui.

Eso aminoró un poco la tensión entre ambos aunque era como querer reparar una pieza de porcelana rota ya que las cosas jamás volverían a ser igual.

—Quería pedirte ayuda con algo —comenzó a decir Pandora—. Encontré una caja fuerte y no puedo abrirla. ¿Me ayudarías a quitarle la puerta?

—¿Caja fuerte?

Ella lo condujo hasta donde estaba empotrada la caja.

—¿Esto es lo que buscabas?

—No, no sé qué hay detrás solo quiero saber si lo que está guardado me serviría.

—De acuerdo.

Ikki hizo fuerza con ambas manos jalando la tapa hasta zafarla y esta cayó pesadamente a sus pies. Se aparto un poco fingiendo poner interés en la pintura familiar de la joven mientras ella revisaba el contenido de la caja fuerte; había dinero, no estaba segura si era mucho o poco pero era lo que había junto con otros documentos que no entendía qué eran pero los guardo en la valija de viaje. Metio la mano buscando en el fondo esperando encontrar algo más. Y lo encontró.

—Por dios... —Ikki la miro con sospecha ya que se le veía asustada.

Pandora sacó la mano de la caja fuerte y delante de ambos estaba la caja maldita. La caja cerrada que Pandora y el fénix miraban con horror. El lugar de donde habían salido los males que ocasionaron la ultima guerra santa.

—¿Por qué está aquí?

—Pandora, ¿qué es esa caja? —pregunto el fénix con brusquedad.

—La caja donde estaban Hypnos y Thanatos. La que yo abri hace trece años.

—¿Estaba en la caja fuerte por casualidad? —pregunto molesto tomándola de los hombros—Responde, ¡¿estaba ahí por casualidad?!

—No lo sé... yo no sabía que estaba ahí dentro.

—¿Estas segura?

—¿Por qué preguntas eso?

—¿No te parece demasiada coincidencia? —espetó molesto—Dijiste que no sabías lo que estabas buscando y, de casualidad, encuentras una caja fuerte donde, por igual casualidad, esta la caja que tiene el espíritu de los gemelos malignos. ¡A QUÉ ESTAS JUGANDO!

—¡Calma Ikki!

—¡No me pidas que me calme, tu ideaste esto! Tú sabías que la maldita caja estaba aqui, ¿verdad?

—Yo...

—Nos engañaste para traerte —Ikki estaba enfurecido y miraba a la chica con rabia en los ojos— ¡Querías recuperar esa cosa! ¿qué pretendes? ¡Quieres iniciar otra guerra santa!

—¡Eso no es cierto! —Pandora sujeto la caja con aprehensión mirando a Ikki con estupefacción— La caja estaba en la bodega del castillo, debió destruirse cuando este lugar se vino abajo. No tenía idea de que estaba en la caja fuerte, ¿cómo podría yo haberla colocado ahí sino tengo la combinación del cerrojo?

—De acuerdo, no sabías que estaba en la caja fuerte pero si sabías que estaba en alguna parte del castillo, ¿no?

Pandora no estaba segura si mentirle o no, la estaba acorralando y no podía pensar con calma cual era la mejor respuesta. Ni siquiera entendía por qué estaba tan furioso.

—¡Contéstame! —la tomo con fuerza por los hombros— ¡Responde Pandora, querías que te trajeramos para recuperar la caja, ¿no es cierto?!

—Me lastimas...

—¿No es cierto?

—¡Si!... Yo sabía que la caja estaba aqui pero no por las razones que crees.

—¿Ah no?

—No, esta cosa ha estado en mi familia por siglos. Mi padre sabía de su existencia, mis ancestros sabían de su existencia. Yo sé de su existencia. Si no la recuperaba corremos el riesgo de que alguien más la encuentre y la abra. ¡No te das cuenta! Esta caja es una amenaza para todos si cae en cualquier par de manos podrían abrirla.

Pandora lloraba lágrimas furiosas tratando de explicarse, tratando de hacerle ver que no había obrado mal.

—Lo siento, no podía decirles por qué tenía que volver.

—¿Por qué no confiaste en nosotros? —Ikki la miro con decepción en los ojos, unos ojos que ella jamás había visto en nadie— Si hubieras planteado todo esto cuando estábamos en Grecia habríamos encontrado el modo de recuperarla y resguardarla. No hacerme venir con engaños.

—Perdóname Ikki, pensé que era mejor hacerlo así. No estaba del todo segura de esto, pero debía hacerlo.

No la soltaba de los brazos ni dejaba de escudriñarla con sus ojos perforantes. Estaba realmente decepcionado de ella y, eso sumado a lo ocurrido el día anterior, era más que suficiente para borrar cualquier rastro de simpatía entre ambos.

—¿Qué piensas hacer con ella? —dijo al fin apartando la mirada.

—No puedo descuidarla ni dejarla aquí. No puedo deshacerme de ella.

La caja ya no tenia el sello de Atena pero estaba cerrada ya que al manipularla no se abría. Tenía un pequeño cerrojo aunque la llave no estaba en la caja fuerte. Ikki estaba más que furioso con Pandora, él la hubiera apoyado de haber hablado con la verdad y ahora no estaba seguro de nada. Se sentía traicionado y eso era todo. La joven lo sabía porque evitaba mirarla a los ojos y eso era mucho peor que haber dormido juntos.

Pandora sentía que lo había perdido todo y no pudo más que llorar lágrimas furiosas porque la influencia de la caja, nuevamente, le había arrebatado la posibilidad de una nueva vida, se dejo caer en el suelo llorando desconsoladamente sin soltar su objeto maldito.

—Mátame Ikki... por favor.

—¿Qué?

—Acaba conmigo y en mi tumba coloca la caja, así nadie podrá encontrarla nunca. Jamás volverá a ser una amenaza para nadie. Eso es lo que merezco —dijo suplicante.

—Estas loca... no haré eso. No te traje a la vida para mandarte a la tumba de nuevo.

—Prefiero la muerte a vivir con tu desprecio por mis decisiones.

—No, estoy furioso pero no es para tanto. Debo hablar con Saori y pensar qué haremos con la caja. Si los gemelos están ahí dentro a la espera de que alguien la abra entonces ese objeto es una amenaza ciertamente. Busca tus cosas y larguémonos de aquí, ¡vamos!

Pandora ató la caja con una de las cintas para sujetar las cortinas del salón metiéndola en la valija ya empacada. Sacó el retrato de sus padres del marco y lo dobló para podérselo llevar. Fuera de eso, no quedaba más en el Castillo Heinstein para ella y no deseaba permanecer ahí más tiempo.

Ikki la llevo hasta la entrada del camino y emprendieron el viaje a pie sin mirarse y sin charlar sobre nada. El iba al frente y ella lo observaba deseando que volviera a mirarla como antes, deseando que el mal trago se pasara, sin embargo nada ocurrió. Al mismo tiempo giraba de vez en vez dejando atrás la que fuera su casa.

Las noticias dijeron esa noche que la ultima ala del castillo Heinstein se vino abajo ocasionando otro derrumbe en las cercanías.

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Continuará...

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