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<~▪︎[ °Prólogo° ]▪︎~>

Oscuridad, eso es lo único que podía ver, o quizás tenía los ojos cerrados, no había nada de luz, era un páramo pintado de negro, no había nada ni nadie, solo estaba flotando en ese vacío.

La sensación que lo invadía, parecía mantenerlo en un estado dócil, su respiración se moderaba conforme pasaba los segundos, minutos o quizas horas, pues desconocía el tiempo en el que estuvó levitando.

La ausencia de cualquier sonido del ambiente, más que solo un profundo silencio, emitía un aura muy relajante, siendo una melodía armoniosa para sus oídos, significando una paz interior que muy pocas veces experimentó desde que tenía memoria.

"Los verdaderos heróes son ustedes"...

"Yo soy el verdadero heróe"...

Varios pensamientos que se plasmaban en voces comenzarón a resonar por su mente, haciendo un eco que rebotaba por las paredes de su conciencia.

"¿Por qué te sigues dando en la cabeza con la misma pared de ladrillos?"...

"No sé"...

"¿Sabes por qué?, porque hay una parte de ti que sigue siendo humana, te vamos a sacar esa parte como un maldito cancer"...

"Eres un monstruo"...

Estas voces no tardaron en tornarse como recuerdos, unos actuales y antiguos. Cada uno representando un suceso de su vida, remarcando la injusticia y la crueldad de una manera inhumana, que solo podría contemplarse en las pesadillas. No tuvo el privilegio de una infancia normal, sus primeros meses de vida permaneció como un prisionero, condenado a nisiquiera ver la luz de el sol. Su sentencia fue de 18 años, unos largos y oscuros años, en los que solo sintío el dolor y el miedo.

Estaba indefenso, todo lo que lo rodeaba era desconocido, su inocencia fue robada por esas personas malas, que lo torturaban sin importarles cuantas lagrimas derramara, sus gritos y suplicas simplemente caían en oidos sordos.

De forma repentina muchos recuerdos reprimidos comenzarón a manifestarse a una gran velocidad, provocando que tuviera un ataque de pánico, todo esfuerzo por mantener la calma era en vano, estaba en un estado catatónico, la impotencia por no controlar sus emociones se volvía más intensa, al grado de inundarle la garganta.

Tenía un objetivo, un único objetivo, y aunque hizo todo lo posible por lograrlo, siempre tenía que sacrificar algo, personas a las que debía salvar y parte de su humanidad.

Pero, ¿Acaso él lo eligió?, no, claro que no, le introducieron esa idea de ser el "heróe número uno" desde que nació, mantuviendolo como una rata de laboratorio hasta su adultez, monitoreando cada movimiento las 24 horas del día, usando incluso una bomba atómica para controlar su agresividad. Tratando su mente como a un objeto que podían moldear a su gusto. No fue considerado un ser humano, ni mucho menos un niño, sino un producto a los ojos de Vought, un maldito producto con una simple función.

Armas de fuego, armas químicas o explosiones, ningúna era capaz de perforar su piel o afectar su salud, si bien su resistencia era elevada, todavía conservaba su sensibilidad al dolor. Por ende, cada sesión evaluativa era el mismo infierno, las veces que perdió el conocimiento fueron demasiadas, deseaba con todo su ser que esto acabará de una vez por todas, pero desgraciadamente sus plegarias no fueron escuchadas. Sus intentos de escapar fracasaban constantemente, su enojo por querer derribar la puerta lo impulsaba a continuar, a tal punto que llegaba a lastimarse. Pero estos actos de agresividad eran correspondidos, una alta frecuencia de sonido era suficiente para dejarlo moribundo en el suelo, pues lo aturdía a tal grado de querer arrancarse las orejas.

Los doctores encargados de John, eran propensos a recibír muertes horribles, por el hecho de enfurecerlo con sus evaluaciónes. Se liberaba de sus ataduras, y los asesinaba sin ningún tipo de misericordia.

No obstante, hubo una doctora que fue la excepción, la forma en la que se dirigía a él era muy peculiar, es como sí no le tuviera miedo. Resultandole inusual, ya que cuando un doctor venía a evaluarlo traía consigo un objeto, que emetía una frecuencia capaz de lastimarlo, pero siempre lo terminaba matando con sus manos apenas intentaba encenderlo.

Esta doctora tenía una visión diferente, no lo trataba como a un sujeto de pruebas, sino como un niño, le hablaba como a uno, sin importarle las capacidades monstruosas que poseyera. Su cariño fue de gran ayuda, hizo que se desarrollara un poco mejor, y ese amor que le obsequío fue la chispa que encendío la pequeña flama en su corazón, trayendole la felicidad.

Sin embargo, el destino de esta mujer, que para John fue la única persona que vio bondad en él y que no le temía, no fue distinto al de los otros doctores.

Cuando su hora de avaluarlo finalizó, intentó retirarse, pero rapidamente la abarazó; no quería que se fuera, no quería que lo dejará solo, para él ella era lo más importante en el mundo, no había palabras suficientes para demostrarle sus sentimientos, más que solo una, madre. La fuerza que ejerció, fue tanta que termino por romperle la columna, matandola en el acto.

Al verla caer al suelo inerte, lo unico que hizo fue a esconderse en un rincon, cubriendose con una manta a la altura de su cabeza. Se asomo lentamente, solo para contemplar con inocencia y miedo, el rostro inexpresivo de la unica persona que le demostro cariño.

Más que una doctora, fue la primera figura materna de su vida, a quien amaba con todo su corazón. Era la luz de esperanza que lo guío por años, pero que se desvanecío por culpa suya, arrepintiendosé profundamente.

Su partida de esta vida, afecto demasiado a John. Esperaba a que ella volviera algún día, volver a escuchar su voz y sentir sus calidas manos rozandole la piel. Pero eso jamás volvió a suceder.

Desde ahí, entendió de que por más lo intentara, sus poderes solo traerían muerte y desgracia hacia los demás. Era una maldición que lo acompañaría el resto de su vida.

En su primera misión, se le encargó rescatar a los rehenes de una fábrica, sí bien empezó con optimismo, por un error suyo, gran parte de las personas perdieron la vida por su culpa.

Horrorizado por lo que acaba de cometer, se quedó en estado de shock, no recordó haberlo hecho, solo cerró los ojos por un momento y todo se fue a la mierda, es como sí alguien más lo hubiese hecho, pero usando su cuerpo, al igual que una marioneta.

Al momento que su compañero Noctambulo llegó a la escena del crimen, por miedo a que lo delatara, intentó desacerse de él, pero en su persecución, atravesó un tanque con su visión de calor, provocando una explosión, que destruiría toda la fábrica.

Al salir debajo de los escombros, vio con remordimiento la destruccíon que causó, todo por su enojo y desesperacíon.

Para su mala suerte, una de las rehenes sobrevivío, y cuando trató de desacerse de ella con su visión térmica, aparecío Noctambulo. En ese momento, pensó que lo delataría por lo que hizo, pero en lugar de eso, asesinó a la mujer con sus manos, rompiendole el cuello.

Noctambulo se acercó lentamente, mientras que John lo veía con desconcierto por su comportamiento, que iba en contra de su código de heróe, no matar.

Sacando una carpeta azul pequeña y bolígrafo, escribío lo siguiente.

"No importa el error que cometas, Vought incubríra la verdad"...

Ambos al salir de la fábrica destruida, fueron entrevistados. No tuvo más elección que mentir, diciendo que los sujetos tenían una bomba y que intentó cubrirla con su cuerpo. Se consideraba el culpable de no haber podidó salvar a las personas, expresandolo en sus palabras.

Pero a cambio, recibió consuelo por parte de un noticiero.

"No, no, arriesgaste tu vida por nosotros. Nosotros estamos agradecidos"

Estas palabras, causaron un sentimiento de felicidad dentro de si mismo, y más cuando la multitud lo alababa por su acto de heróismo.

Como la compañia Vought International lo protegía, no enfrentaba las consecuencias de sus actos, de esa forma empeoró la situación, influenciandose de manera poco ética. Es así que ignoró su humanidad, sus actos se volvieron más brutales y depravados, para él ya no era una prioridad salvar a las personas, sino preocupandose por sí mismo, obsesionandose así con la destrucción y el hedonismo, una filosofía de la busqueda del placer inmediato, y el bienestar de uno.

Día tras día vivió en la monotonía, la mentira que consideraba como la única realidad verdadera, tarde o temprano se vendría abajo.

Algo en su interior retumbaba sin parar, era como sí una voz gritara con fuerza, para que este lo escuchará. Sin embargo, las voces en su cabeza tenían un dominio mayor sobre él, tantos maltratos durante años, y la ausencia de una figura materna, provocó que creciera con estandarés morales muy bajos, y su estado psicológico resultara muy afectado.

"Eres una maldita decepción"...

Esas palabras solo serían unas más del monton, sin ningún tipo de importancia, pero dichas palabras fueron pronunciadas por una persona en particular, estaban claras las intenciones en cada tono de su voz, decepción y odio. Aquella figura paterna que se ausento por varios años y que al fin había vuelto, el primer super heróe de Vought International líder del equipo Payback, que supuestamente murío de forma heróica, en la guerra de Nicaragua en 1984, al evitar el funcionamiento de un reactor nuclear, el super llamado Caporal.

John al recibir la noticia de que su padre seguía con vida, decidió presentarle a su hijo Ryan, esperando así una oportunidad de tener una familia, pero lo que recibió a cambio fue un golpe duro en su corazón, su propio padre lo rechazó de la forma más cruel, esas palabras tan directas y llenas de odio, fueron suficientes como para herirlo.

Ese recuerdo amargo, fue el último que tuvo de su padre.

...<~\Recuerdo/~>...

Eres, una maldita decepción.-dijo caporal mirandolo con enojo. Su mano derecha que reposaba en su hombro, lo sujeto del cuello con fuerza, casi estrangulandolo.-

Los dos que lo acompañaban se unieron para someterlo, sujetando sus brazos, inmovilizandolo. Al desviar su vista hacia su derecha, se encontro con una mirada fría que penetraba en lo más profundo de su alma. El hombre al que consideraba como igual, que a pesar de haber sido un humano normal desde el inicio, no le demostraba ningun miedo, sino rencor, por haberle arrebatado a su esposa hace 10 años, Rebecca Butcher.

Billy Butcher no abandonó ese amor que le tenía a su esposa durante años, más su enojo, fue la motivacíon restante que lo impulsó a querer vengarse de él. Pero cuando por fin la encontró, se dió con la sorpresa de que ella había concevido a su hijo, Ryan.

Ryan había sido el fruto de su violación hacía Rebecca Butcher, él y su madre estuvieron ocultos por Vought International durante 10 años. No paso mucho tiempo cuando supo de su existencia.

A su izquierda se hallaba la mujer a la que una vez amó, Queen Maeve. Quien lo miraba de la misma manera, decidida a ponerle un fin a su vida como Heróe.

No se resistío, aceptó su final al cerrar los ojos, esperando aquella luz que acabaría con su existencia. Pero, detecto un zumbido, un misero zumbido, que solo él capto. Abriendo los ojos y posicionando su vista en un punto fijo, a su derecha descubrío el origen del sonido, la revelación fue impactante, dejandolo en shock, pues contempló con escalofríos a Ryan, quien tenía sus ojos emanando un color rojizo, indicando que estaba por usar su visión láser.

¡Ryan! .-grito con preocupacíon-.

Antes de que pudiese decir algo más, un destello de luz lo cegó, terminando en un vacío oscuro. Por unos mili segundos, sintío su pecho arder, como sí se carbonizara hasta convertirse en ceniza, pero esa sensación solamente fue pasajera.

...<~\Fin del recuerdo/~>...

Su hijo, en un acto repentino, atacó a Caporal para defenderlo, pero ese acto más que de valentía, fue uno muy estúpido. Su miedo e intriga alcanzaron su punto límite, se preguntaba que ocurrío después, no sabía si Ryan se encontraba bien, o que quizas ya estaba siendo asesinado a sangre fría por Caporal. Todo este desorden de sus pensamientos, lo consumían desenfrenadamente.

Su reputación, su hijo, su vida, todo lo perdío como castigo por sus pecados. Lo único que quería era que lo amaran, aunque ese propósito se le fue impuesto, no tardó mucho en convertirse en un deseo personal, uno que anhelaba con todo su ser.

Sus esfuerzos por conseguir esa meta, lo alejaron de su mayor valor, su humanidad, empatizar, o siquiera sentir emociones como las demas personas, fueron rebocadas por el egoísmo, la soberbía, el miedo y la ira.

Quería gritar, llorar, o al menos desahogarse, arrepintiendose de los pecados que cometío bajo su egoísmo y narcisismo, fue un estupido al seguir órdenes como un peón.

Repentinamente, una pequeña, diminuta, y minúscula luz blanca, comenzó a visualizarse frente a él, y a medida transitaban los segundos, su resplandor se intensificaba. Un poco desconcertado, intentó ver con más detemimiento aquello, sin embargo, sintío como una fuerza desconocida lo aprisiono y condució a hacía la luz.

Se alertó por tan inoportuno impulso, su intento por oponerse era inútil, lo que lo estaba dominando era mucho más fuerte que él. Aquella luz crecía conforme se dirigía a ella, cegandolo en su maximo esplendor, forzandolo a cerrar sus ojos con fuerza.

Un zumbido, es lo único que percibía, su visión era borrosa, pero podía distinguir unas figuras que se asemejaban a las de un ser humano. Voces retumbaban en sus oídos, siendo inentendibles. Su ritmo cardíaco era agitado, cosa que lo confundío, porque aseguraba, no haber sentido siquiera su corazón palpitar, cuando se encontraba en la oscuridad absoluta.

¿Qué ocurre?, ¿Dónde estoy?, ¿Quiénes son?, ¿Por qué estoy aquí?, ¿Por qué no puedo ver?, ¿Por qué no oigo?, ¿Por qué no puedo moverme?.

Varias preguntas se dibulgaban en su mente, su confusión no le ayudaba a recopilar la información con claridad, pues parecía estar ciego y sordo.

Pero como si fuera un escalofrío, una emoción desconocida recorrío su cuerpo, y de alguna manera, todo el pesar que cargaba se desvanecío repentínamente. Una tranquilidad comenzaba a florecer dentro de sí mismo, su respiración agitada bajo y sus latidos disminuyeron.

Su visión recobró la claridad poco a poco, y lo primero que vió lo dejó sin palabra alguna. Un sentimiento desconocido lo invadió por completo, contempló con asombro un rostro, que era casi cubierto por unos cabellos lacios de color amarillo claro.

El rostro de una mujer, que expresaba felicidad y tranquilidad, adornado con una suave sonrisa de labios, unos hermosos ojos azules que chocaban con los suyos, contemplandolo como si tuviera un nudo en la garganta, pues sus labios ancíaban querer articular una palabra, pero su emoción la detenía.

Tomando una pequeña bocanada de aire, pronuncio al fin lo que quería decir.

...Mi bebé...

Fue la única palabra que alcanzó a oír, antes de cerrar sus ojos, envolviendose en la oscuridad nuevamente.

¿Qué fue eso?, ¿Quién era ella?, ¿A qué se refería?

Antes que pudiera siquiera volver a cuestionarse lo que vió y escuchó, un roze se deslizó por su mejilla, la suavidad y calidez del contacto fisíco, lo dejaron perplejo, su cuerpo y mente se vieron afectados, pasaron de ser una corriente de agua violenta, a una corriente tranquila.

Lentamente, empezó a abrir sus ojos. Reencontrandose con la misma sonrisa de antes, al elevar su vista, la vio detenidamente, reconocería esos ojos azules y ese cabello rubio. Se trataba de aquella mujer, al intentar pronunciar una palabra, lo único que salió de su boca, fue un balbuseo infantil.

Desesperado, intentó articular palabra alguna, pero lo que se escuchaba, eran solo balbuseos y gemidos provinientes de un infante.

La insistencia por querer hablar lo llevo a retorcerse de forma agresiva, incluso sus gritos resonaban por el ambiente como los de un infante. De pronto, comenzó a ser mesido de un lado a otro con lentitud, confundiendose, pues el acto parecía tener efecto sobre su temperamento, desvaneciendolo poco a poco.

Antes de que pudiera levantar su cabeza para observar hacía arriba, se quedó estático, algo lo acababa de paralizar en seco. Una piel suave se posicionó en su frente, y aunque permaneció por unos pequeños segundos, fue suficiente como para dejarlo inmóvil.

Al momento en el que se separó, pudo elevar su mirada, topandose así con el rostro de la mujer, quien lo observaba de manera tranquila y compasiva, diciendolé por medio de sus ojos, tranquilo.

Poco a poco, sus labios fueron acercandose a él y sin previo aviso, lo besó en su frente.

Esta sensación, recorrío su cuerpo como un rayo, su mente se desconectó del mundo real en un parpadeo, su cuerpo alcanzó el grado más alto de relajación. Un pequeño sentimiento se formó dentro su pecho, sus latidos bajaron a un ritmo estable, y un líquido se generó en sus ojos inundandolos.

Al parpadear, varias lagrimas se deslizarón por sus mejillas, no sabía la razón del por qué, no tenía idea de lo que le estaba ocurriendo.

Pero, de alguna manera, se sentía...seguro...

...No llores...

La mujer habló, sacandolo de su trance, y al verla detenidamente, escuchó unas palabras que jamás hubiera oído en su vida.

...Mami te cuida...

Finalizó su dialogo con un abrazó suave, acurrucandolo en su pecho, permitiendole ser capaz de escuchar sus latidos. La parte de abajo de su cabeza, reposó por encima de la suya con delicadeza, mientras que con su mano derecha, comenzó a acariciarle la espalda.

Unas últimas palabras fueron dichas por aquella mujer, que lo conmovieron, y marcarían de por vida.

...Yo...te protegeré...hijo...

Lamento mi tardanza, este prólogo consumió mucho de mi tiempo. Espero y hayan disfrutado, tal vez me demore un poco pero haré lo posible para continuar el fanfic.

Mis otro fanfic tendra también mi atención si mi creatividad me lo permite.

Si gustan oirlo, les recomiendo que vayan a mi canal de YouTube donde subiré los siguientes capitulos del fanfic. Solo pidanme el link y se los daré.

Por el momento eso es todo, me despido.

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