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10. Conociendo Seúl

Sabía que tarde o temprano me iban a sacar de esas cuatro paredes blancas, pero nunca pensé que lo haría en una mochila especializada para cargar mascotas, colgada a la espalda de Sama, en una motocicleta a toda velocidad, con el cerdo sujeto en una correa en medio de Sama y Tae-sung. Increíble que el cerdo venga con nosotros.

Desde la burbuja plástica de la mochila podía ver a cientos de transeúntes, todos con la vista clavada en nosotros, desearía decir que es por mi belleza y elocuencia, pero hasta yo sé que es raro ver a una chica con una gata en una mochila, sujetada a un chico con un minipig en medio de ambos.

- ¿Qué quieres hacer primero? - Tae-sung se detuvo en una semáforo en rojo.

Él y Sama parecían la clásica pareja de motociclistas, él vestido con una chaqueta negra, camiseta roja y pantalones militares, ella con un suéter ajustado negro, unos pantalones deportivos y unas botas militares bastante bonitas. Sama se aferraba a la espalda de Tae-sung, suspirando y observando todo con detenimiento. Desde que llegamos a Corea Sama únicamente ha salido de nuestra casa para ir al trabajo, no ha podido disfrutar de lo que este país puede ofrecer, si les soy sincera sé que ella no lo ha perdonando, solo se aprovecha de la situación, la conozco bien, aún falta mucho para que Tae-sung sea perdonando.

- Quiero tragar - ¿Y los modales, reina? Se dice comer, entiendo que estés enojada, pero al menos mantén los modales que no todos los días tienes a dos asiáticos millonarios detrás de ti.

- Conozco un restaurante perfecto cerca de aquí.

- Entonces vamos.

A penas el semáforo se puso en verde Tae-sung hizo rugir el motor de su motocicleta y yo me estrellé contra la esfera de plástico de la mochila. Al llegar se notaba que dicho restaurante era bien caro, de esos que solo los de alta sociedad - como yo - pueden estar. Sama se veía nerviosa al ver el restaurante, por el amor a Ra, no seas tan montañera, niña. Al detenerse la motocicleta Sama bajo conmigo aún atada a su espalda y Tae-sung bajo al Jocopino sujetándolo con la correa negra.

- ¡Tae-sung! ¿Qué haces? ¡No nos van a dejar entrar! - Tae-sung le sonrío y la tomo de la mano.

Para la sorpresa de Sama no solo nos dejaron entrar, sino que todos saludaron inclinando la cabeza a Tae-sung y lo llamaban "Joven Tae-sung" con mucho respeto, y no solo eso, nos llevaron a todos - cerdo incluido - a una especie zona VIP, en lo alto del restaurante, con servicio 5 estrellas. Para la sorpresa de Sama y mi alivio unos empleados me tomaron y me colocaron en una pequeña silla, como esas de bebé al lado de la mesa, al cerdo le colocaron una bandeja de verduras cortadas y una taza elegante con agua. Ahora si me siento como en casa, solo falta que entren los cortesanos y hagan un sacrificio humano para volver a sentirme como en el antiguo Egipto.

- ¿Enserio acabas de hacer que acepten a un minipig y a una gata en un restaurante tan caro? - Sama se sentó en una silla al lado de Tae-sung, pero él disimuladamente acerco su silla más a ella, siempre y cuando no se empiecen a besar todo bien.

¿Excúseme? ¡Si Cleopatra y Ramsés tenían que pedirme permiso para comer en mi mesa! Al poco tiempo llegó alguien que supuse era un mesero, pero resulto ser el gerente del restaurante, el cual al principio hablo en coreano pero pronto empezó a hablar en español para mi alivio.

- Es un placer tenerlo aquí, joven Tae-sung, a usted y...- el señor hizo una pausa, mirándome a mi, al marrano y a la marrana de mi dueña - y a sus distinguidos invitados. Debo informarle que el señor Kim lo ha estado llamando, incluso llamo aquí al restaurante para saber si estaba aquí, ya que sabe de su preferencia en este lugar, lo cual agradecemos, joven señor ¿Quiere que le informe que esta aquí?

Me erice ante tal propuesta, cosa que Tae-sung también hizo, porque rápidamente negó.

- No gracias, ya lo llamaré.

- ¿Puedo preguntar si su esposa, la señorita Eun-yeong vendrá a comer con sus hijos? Así estaremos listos con sus platillos favoritos.

Clave mis garras en el mantel, ¿Acaso...acaso era una broma? ¡Tae-sung se esta divorciando, tonto!

- No, ella no vendrá - repuso con un tono serio, mismo que hizo al gerente darse cuenta de que había cometido un error.

- Bien, ¿Qué desean comer tan distinguidos invitados?

Sama miró el menú confusa, no entendía bien que contenía cada platillo.

- Para la gata un salmón ahumado - muchas gracias, te amo - ¿Y tu que quieres, Sam? Yo pediré lo mismo que tú.

Ella negó.

- No sé.

- Esta bien, vuelva más tarde, por favor, mientras tanto mi compañera vera qué desea - el señor se inclino una ultima vez y se fue, noté como Sama le gustaba que Tae-sung la llamará "compañera", pero se notaba a leguas que ella estaba incomoda, Tae-sung también lo noto - ¿Qué sucede? ¿No te gusta? Podemos buscar otro lugar - ¡No! ¡Yo quiero salmón!

- No es eso...bueno, sí es eso, realmente no me gusta, es muy elegante y yo estoy vestida como si acabara de venir del servicio militar. No lo sé, me siento incomoda - justo por el rabillo del ojo pude ver a dos mujeres que murmuraban mientras miraban a Sama - ¿Aún no has hecho publico tu divorcio?

Tae-sung miró sus manos nervioso.

- No quiero hacerlo hasta que ya este toda la documentación lista.

- ¿Y qué hace falta?

- Que Eun-yeong firme - Sama abrió los ojos sorprendida -. Ella se niega a firmar el divorcio, insiste en que podemos resolverlo con terapia de pareja y otras tonterías más.

- ¿Y qué piensas tú?

- Pienso que quiero estar nuevamente soltero lo antes posible, así será mejor, ella me engaño, Sama, me hizo creer que esos dos niños eran mis hijos, los ame como si lo fueran, pero creo que no lo suficiente.

- ¿Por qué dices eso? Tae-sung - Sama tomo su mano, con la tristeza grabada en sus ojos - se nota que eres un buen padre.

- Es la verdad, Sama, no los ame lo suficiente porque en el momento en el que supe que no eran míos yo estaba listo para irme.

Sama se mordió los labios y soltó una risa disimulada.

- ¿Qué es tan gracioso? - pregunto Tae-sung confuso.

- ¡Es que todo esto parece el remate de una broma barata!

- ¿Por qué?

- Porque tu padre decía que Eun-yeong era el santo grial o algo similar, "La mejor mujer del mundo" - dijo Sama imitando el tono serio del señor Kim, Tae-sung se hecho a reír - pero resulto ser una infiel y ahora todos en el restaurante deben pensar que soy tu amante loca por los animales.

- Eso no es cierto, eres demasiado buena para ser una amante - Sama y Tae-sung se miraron en silencio, con sonrisas tímidas yendo de un lado a otro -. Hay una dulcería y pastelería a varias calles de aquí, quizás te guste más, no es lugar caro, mamá solía llevarme todos los sábados después de ir a la iglesia.

¿Y mi salmón? ¡Malditas sabandijas, tengo hambre!

Tae-sung también antes iba a la iglesia junto con su madre, pero a medida que el cáncer avanzo Ji-young no pudo seguir saliendo, prácticamente paso sus últimos tres años de vida postrada en cama o confinada a una silla de ruedas, el cáncer de Ji-young llegó a ella cuando Tae-sung tenía ocho años, desde los nueve no iba a la iglesia, a los diez dejó de salir por completo y empezó a ser educado en casa, el señor Kim pagaba los mejores tutores para él, pero siempre en horarios muy estrictos, el señor Kim quería que Tae-sung pasara todo el tiempo posible con su madre, necesitaba que así fuera, creo que todos en secreto sabían que ella iba a morir, por ello el señor Kim prácticamente volvió a meter a Tae-sung en el vientre de su madre, para que él - y hasta cierto punto ella - pudiera crear y atesorar recuerdos con su madre. No fue hasta que Ji-young le dijo al señor Kim que quería pasar su ultimo tiempo de vida en Colombia - la tierra de nacimiento de su abuelo - que Tae-sung volvió a salir. Me gusta pensar que como Ji-young sabia que iba a morir quería que Tae-sung fuera libre, que conociera a más personas, nuevas experiencias y se fuera del nido, Ji-young quería que él amara, que Tae-sung deseara y experimentará. Y lo consiguió, Tae-sung vivió en esos tres años en Colombia muchísimo más que toda su vida en Corea del Sur.

Pero ahora los papeles se invertían, Sama fue la guía de Tae-sung en Colombia, ahora Tae-sung seria el guía de Sama en Corea del Sur.

- Vamos, entonces.

¿Y mi salmón?

No hace falta decir que no comí salmón, ¿Verdad? En vez de eso comí pollo desmenuzado con cangrejo, ellos serán adventistas y no comerán animales impuros, pero mi naturaleza me llama. Decir que fue un restaurante raro era poco, todo era rosa y la mesa giraba en circulo con distintos postres en todas las direcciones, varias personas le pidieron fotos a Sama, al parecer es raro ver a extranjeros allí, las personas se emocionan mucho. Al terminar de comer, con Sama teniendo una sobredosis de azúcar Tae-sung le sonrío, parecía emocionado.

- Vamos a buscar a mi hermana, quiero que la conozcas. La vas a amar, es elegante y un amor de persona.

- Creí que hacía poco te enteraste que tu padre estuvo casado antes.

- Sí, pero So-jing estuvo en mi vida desde que era un niño, papá decía que era la hija de una amiga y cuando me enteré que era mi hermana mayor fue como un sueño, ella es tan buena persona, te amará.

Oigan ustedes dos no están saliendo oficialmente y ya se van a presentar a la familia, ¿Sin un tecito primero? Escuche atentamente todo lo que Tae-sung decía, Kim So-jing es la hermana mayor de Tae-sung y hermana menor de Zhao Yi, el señor Kim si se mantuvo en contacto con ella, principalmente mandándole regalos en su cumpleaños y le pagó la universidad, ahora es dueña de una de las líneas de moda más importantes en Corea del Sur.
Al llegar a la empresa de su hermana todos nos saludaron con muchísimo respeto, habían modelos y ropa en todas partes, parecía una sesión de fotos.

- ¡Mi niño! - una mujer asiática bastante elegante bajo las escaleras con la elegancia felina que tanto me caracteriza, Tae-sung y ella se abrazaron, bastante felices, todo lo contrario de la forma en la que se tratan Zhao Yi y Tae-sung - ¡Me alegra que estés aquí! Necesito a un modelo para la nueva colección ¡Ven!

So-jing tiró de la mano a Tae-sung con la intención de llevárselo, todo el tiempo ella nos ignoró, pero Tae-sung frenó, haciéndola detenerse.

- So-jing, quiero presentarte a Yael Samara, la joven que me ayudo cuando mamá murió - So-jing parecía confundida, como si no notará a una chica con un cerdo y una gata en una mochila.

- Oh...- al parecer So-jing no le gustaba que su hermano estuviera con otras mujeres -, wow, ¡Gracias por ayudar a mi hermanito! - ella la abrazo, estripandome en el proceso, su sonrisa era más falsa que mi virginidad - Y... ¿Qué haces aquí? Colombia esta muy lejos.

- Trabajo en la empresa de Zhao Yi, como interprete y traductora.

- ¿En la empresa de mi hermano? ¡Wow! ¡Es un mundo muy pequeño! - no tienes idea - . Bueno, en todo caso también necesito una modelo femenina no coreana, se suponía que vendría una chica de filipinas pero su vuelo se retraso, ¡Vamos! ¡El tiempo es dinero! - ahora entendía porque el señor Kim la apoyaba tanto, So-jing es idéntica al señor Kim, una maga del dinero y los negocios. So-jing tiró de la mano de Sama y Tae-sung, llevándolos consigo, a penas llegamos al camerino dos asistentes nos tomaron a mí y al cerdo, llevando a Sama y a Tae-sung a una sesión de fotos, dándole ropa a Tae-sung y empezando a maquillar a Sama -. Eres perfecta - So-jing coloco sus delgados dedos con manicura recién hecha en los hombros de Sama, mirándola a través del espejo -, tienes labios gigantescos, pero no de forma exagerada, ¿Son naturales? - claro, ella no es una Kardashian -, lo sabía, unos labios tan perfectos solo pueden ser obra de la naturaleza - de Dios querrás decir.

Y en menos de lo que un político latinoamericano roba al pueblo ya estaban listos, el vestido que Sama llevaba un vestido bellísimo del color de mármol con flores en las mangas, Tae-sung llevaba un traje del color de las perlas con líneas y flores doradas por todo el traje. Parecían ángeles, hermosos e inocentes ángeles. El fondo imitaba la naturaleza, con arbustos altos en forma de personas, enredaderas verdes y hermosas fuentes de mármol que desprendía agua cristalina, habían flores de oro y plata alrededor de ambos, y Sama se sentaba en una sabana de seda clara, con Tae-sung tomándola de la mano. No me di cuenta que literalmente estaban haciendo una especie de sesión de fotos de novia hasta que le dieron el ramo de oro y plata a Sama, y Tae-sung la abrazo maravillado.

- ¡Muy bien! - aplaudió So-jing - ¡Sonríe más, Tae! - Tae-sung la obedeció, pero el rostro angelical de Tae-sung desapareció cuando So-jing le dijo que el señor Kim lo estaba llamando. Tae-sung termino de hacer las fotos y corrió a cambiarse, So-jing lo siguió -. Sé que estas enojado con él, Tae-tae, pero es nuestro padre, no puedes ignorarlo para siempre.

- ¿Por qué no? Él ignoro mis sentimientos y deseos e hizo lo que quiso conmigo, es hora de que pruebe una cucharada de su propio chocolate - le respondió Tae-sung, en el vestidor.

- Él esta arrepentido, eres su bebé, eres su mundo, te ama más que nadie, incluso más que a mí, aunque me duela admitirlo - So-jing recostó su cabeza contra la pared purpura -, ¿Enserio crees que si padre hubiera sabido que Eun-yeong era así te hubiera casado con ella?

- Sí, la verdad sí - ese es mi chico, sumiso solo con sama, rebelde con los demás.

- Por favor, Tae-sung, no tienes que verlo, solo llamalo y dile que estás bien.

Tae-sung salió del vestidor con la misma ropa de antes, se estaba ajustando la chaqueta cuando le respondió a So-jing.

- Ese es el problema, hermana, no estoy bien.

Tae-sung me tomó y me metió en la mochila, luego fue por el cerdo y por Sama que ya estaba cambiada, ¿Acaso nadie me va a tomar una foto a mí? ¿Acaso no ven la belleza egipcia que tienen frente a ellos?

- ¡Tae-sung! ¡Por favor!

- ¡Dije que no! - enserio So-jing es igual al señor Kim, no respetan los limites.

- De acuerdo - So-jing hizo un puchero, pero luego volvió a sonreír -. Al menor la próxima vez que vengas con tu amiga prestámela más tiempo, necesito a alguien tan curvilínea como ella para rellenar la nueva colección de pantalones.

¿La acaba de llamar nalgona? Tae-sung tomó a Sama de la mano, ella parecía maravillada con el tema de ser modelo, pero Tae-sung seguía enojado, el tema de su padre lo alteraba de la misma forma en la que a mi me alteraba la idea de bañarme o el pastor alemán de casa, pero ya no era como antes, antes Tae-sung temblaba de miedo al pensar en decepcionar a su padre, antes temblaba de miedo al oír el nombre del señor Kim, ahora tiembla de rabia cuando escucha su nombre. Nos detuvimos en lo que parecía un centro comercial, en un punto Sama me coloco la correa y me saco de la mochila, admito que fue lindo estirar las patas, pero no me gusto que me amarraran con una correa, ¡No soy un perro, dita sea!

- ¿Qué quieres hacer?

- Vamos al cine, escuche que los cines coreanos son de otro nivel.

Sama parecía una niña pequeña mirándolo todo y Tae-sung se maravillaba con cada sonrisa de Sama, pobrecita, la cuarentena la afecto.

- ¿Nos dejaran entrar al cine con Friga y Jocopino?

- Claro, So-jing trae a su perro todo el tiempo.

¿Me acabas de comparar con un perro, animal? Nuevamente los empleados saludaron corteses a Tae-sung, inclinándose ante nosotros, debo admitir que en un punto me dio miedo, ósea, lo hicieron al mismo tiempo y de forma tan organizada que pensé que era robots. Estábamos en la tienda dulces, con Sama pidiendo un kilo de ositos de goma y Tae-sung con los caramelos que Sama pedía hasta en el cabello, cuando ella apareció.

- ¿Tae-sung?

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