Saber esperar tiene sus beneficios.

Joel

Siempre pensé que no podías odiar a alguien tan rápido, pero, diablos, la enfermera esa se ganó mi odio con todo y méritos. Ni siquiera sé inmutó ante la situación tan importante en la que estábamos él y yo, la arruinó, la arruino completamente.

Ojalá no tenga agua cuando se este bañando.

Me separé inmediatamente de Thomas intentando disimular el casi primer beso que nos íbamos a dar y empecé a caminar a la salida donde se encontraba la susodicha que daño todo con una simple frase.

—Ven a verme pronto, bonito —dijo sin ningún tipo de vergüenza el tipo que estaba postrado en una cama y que me sonreía de manera descarada.

—Ni pienses que volveré como si nada —respondí regresando la vista hacia él para regalarle una mirada fulminante antes de cerrar la puerta de su habitación.

Caminé en silencio con la enfermera hasta el pasillo de espera, donde me hizo una seña para que continuará hasta la recepción yo solo.

—¿Puedo volver mañana? —pregunté a la señorita que atendía en recepción con cierta timidez por lo que había dicho minutos antes en la habitación de Thomas.

—Por supuesto, debe ser alguien cercano al paciente de la habitación que acaba de salir, ¿verdad? —Inquirió la chica sonriendo mientras apartaba mi visita para las dos de la tarde.

—Algo así, se podría decir... —respondí con un poco de nerviosismo en mi voz y, sin ánimos de continuar con la conversación me despedí rápidamente de mi contraria y salí del hospital intentando no chocar con ningún extraño.

Eso de conocerse con alguien por medio de un golpe no me parece la experiencia más grata del mundo. Únicamente funciona en las películas.
Caminé con destino a la academia de danza tarareando una de las canciones Taylor Swift, una de las artistas que más amo y qué, sin duda alguna me he identificado con varias de sus letras. ¿Será posible que mi Lover Era por fin llegue? Eso sí sería un cambio abrupto en mi vida, pero sería feliz disfrutando de esa etapa de mi vida con... con Thomas a mi lado.

Antes de llegar a mi destino decidí comprar mi refresco favorito y llevarle un jugo de naranja a Víctor, mi compañero de danza con el cual tengo una buena relación. Pienso que somos hermanos perdidos al nacer. Como sea, debía apresurarme si no quería que mi profesora de danza me castigase.

*

Llegué cinco minutos tarde a la clase y, como era de esperarse mi maestra me castigo dejándome afuera del salón por media hora. Un total sufrimiento para aquellos que amamos y vivimos por el baile.

Como sea, eso no fue lo que más me dolió. Lo peor estaba por pasar.

Durante el receso de la clase, acostumbraba tomar mi bebida con Víctor, pero de alguna manera el todavía no salía del salón, por lo que asomé mi cabeza por la ventana para ver si el había asistido. Era una idea descabellada, es decir, aparte de mi, solo mi compañero de danza solía ser el más responsable de todos los bailarines. Cabe la posibilidad que ambos nos vayamos a estudiar al extranjero por nuestro talento nato en la danza.

Observé hacia el sitio donde suele acostumbrar calentar y, para mi sorpresa el todavía estaba ahí, pero no estaba calentando ni realizando ejercicios. Estaba hablando alegremente con un chico al cual no distinguía su rostro, por lo que se me hizo extraño.

Dejando de lado mi castigo, entré al aula ignorando el llamado de atención de mi profesora y me dirigí al lugar donde se encontraba el traidor de mi amigo. Me sentía traicionado, y puede que este exagerando, pero no miento cuando afirmo que en una academia de danza conseguir un amigo sincero es lo más difícil de todo lo que se puede llegar a hacer.

Estando a punto de llegar, reconocí el cabello negro y ondulado de alguien familiar, alguien que sin duda no le traería nada bueno a Víctor.

¿Qué estaba haciendo Antony aquí?

—Me puedes explicar que esta pasando aquí querido amigo. —Empecé diciendo mientras tomaba a Antony del hombro separándolo de Víctor. Él es un pan de dios y no pienso permitir que mi mejor amigo lo arrastre consigo.

—Nada, estaba esperándote pero conocí a alguien más interesante que tú —respondió mi contrario de manera coqueta mientras le sostenía la mirada a Víctor.

—Eso fue muy cruel, discúlpate —agregó ahora el implicado danzante, un poco confundido por la reacción que estaba teniendo en esos momentos.

—Está bien, solo porque tú me lo pides, mono —dijo Antony mientras levantaba sus manos en señal de supuesto arrepentimiento al tiempo que mi compañero se sonrojaba por el halago de mi dolor de cabeza.

—Ya basta Antony, no te metas con él, o lo vas a lamentar —advertí con tono amenazante.

—No pasa nada Joel, no me parece que te comportes de esta manera con Thomas, el parece un buen chico.

—Omite lo de bueno, por favor —contraataqué sin pensarlo mucho.

—Esta bien, pero no pienses que me voy a rendir tan fácil con alguien tan lindo y mono como él, ¿entendiste? —musitó Antony saltándose de mi agarre y dirigiéndose a la puerta de salida.

—Te veo después, guapo, ya sabes dónde buscarme —dijo Antony despidiéndose de Víctor.

Perfecto, ahora tengo más problemas por los que preocuparme, pensé mientras veía preocupado a la próxima víctima de mi mejor amigo.

***

HOLAAAA, revivió el autor tieso favorito de ustedes, perdón por dejarlos votando, no era mi intención, pero aquí estoy con un nuevo capitulo, ya lo tenía hecho, pero al fin tengo Internet para poder subirlo.

¿Les gusto el capitulo de hoy?

POR FIN LLEGO VÍCTOR A LA HISTORIA, DENLE MUCHO AMOR A ESTE PAN DE DIOS <33

¿Creen q Antony quiera algo con él?

¿Volveré a desparecer un año más?

Averiguenlo en el el próximo capítuloo0o0.

Lxs amo <33.