Capítulo I-Parte I
Joel
Me desperté como todas las mañanas lo hago, despeinado y con pocas ganas de vivir. ¿De casualidad te sucede a ti? A mí me pasa muy seguido.
Tomé mi celular y revise lo de siempre, las publicaciones de Facebook y los mensajes de Telegram, afortunadamente no había mucho que rescatar por lo que decidí darme una breve ducha antes de colarme en el uniforme de mi colegio, me queda un poco grande, por lo que debo acortarlo en ciertas partes para que encaje en mi como me gusta. «Es un verdadero fastidio ir al colegio, si pudiera me quedaría dormido un poco más» Pensé después de ponerme mi calzado negro y bajar las escaleras para dirigirme a la cocina y saludar a mi mamá, la cual preparaba tostadas con huevo. Lo deduje por el aroma que abundaba en el pasillo.
—Buenos días ma —dije mientras me sentaba en la silla que daba hacia la ventana y veía a los pajaritos que estaban en el cable de la luz; son unas cositas tan lindas.
—Joel, me asustaste —Disimuló un pequeño susto y continuó —, ¿y ese milagro que te levantas temprano? —mencionó de manera graciosa mientras me pasaba un plato con lo que predije a medio camino de la cocina.
Hice una mueca en señal de indignación mientras agarraba la tostada y le daba un mordisco. Sabía raro, la tostada se le había quemado.
—No empieces ma, siempre me levanto temprano, bueno casi siempre... —mencioné molesto por lo que me había dicho, ella tampoco se despierta para hacer ejercicio como había prometido hace un mes y no se lo ando recordando. Le di otro mordisco a la tostada y le pregunté.
—Dejando eso de lado, ¿hoy también llegarás tarde a casa?
—Depende de lo que diga mi jefa hoy en el trabajo — dijo atorándose con la tostada que tenía en la boca —, puede que vuelva a llegar un poco tarde, así que tienes que prepararte algo de comer.
—Sabes que siempre lo hago y dejo para ti cuando no llegas temprano, aparte tú me dices que debo de comer con cuidado, y mírate tú, ahogándote con esas tostadas que ni buenas te quedaron —bromeo mientras me levanto de la silla y empiezo a salir de la cocina para evitar que mi madre me tire lo primero que encuentre en la mesa y me deje medio tuerto.
— ¡No uses lo que te he enseñado en contra mía! —Protestó desde su asiento mientras me dedicaba una mirada no muy buena que digamos, ya saben de esas en las que te dicen "cuando vuelva del trabajo hablamos".
— ¡Lo que tú digas ma, lo que tú digas! —mencioné agarrando mi maleta del colegio y salía de la casa teniendo cuidado de cerrar bien la puerta después de salir.
*
Faltaban trece minutos antes de que las clases iniciaran, y mi colegio queda a cinco minutos de mi casa, por lo que es una gran suerte que no tenga que tomar el autobús de mi barrio.
Después de esa pequeña caminata (buenos para la salud por cierto) llegaba a la entrada del colegio. Muchas personas ya habían llegado, por lo que caminaba lento para evitar aglomerarme con todos aquellos que no conocía. «Esto es el colmo, deberían de ser más organizados, no dejan pasar a nadie». Maldije por lo bajo mientras intentaba pasar por un estrecho del gran portón de mi institución.
Para mi mala suerte choqué con una chica que tenía prisa por llegar a su salón. ¿Se olvidaría de hacer su tarea? Lo más seguro es que sí. Afortunadamente yo casi no tengo problemas en el cole, solo alguna que otra escapada de las clases más aburridas. Bueno como les contaba, se nota que hoy me levante con el pie izquierdo, ya que al chocar con la susodicha perdí el equilibrio y me desplomé hacia atrás. No me golpee ni nada, porque alguien me sujetó por la parte trasera, evitando que mi retaguardia recibiera el impacto. «De la que me salve».
Di vuelta mi cuerpo para agradecerle a la persona que me sostuvo para que no cayera, pero al ver su rostro, toda esa gratitud se esfumo con el viento, y solo tenía para él una mirada de desprecio. Se trataba de Thomas, la persona que menos me agradaba en todo el colegio.
—Gracias —espeté sin ánimos de empezar una conversación con aquel chico, pero como dije desde un inicio hoy no era mi mejor día, aparte es lunes, ¿qué lunes es bueno para empezar?
— ¿Solo gracias? Ni siquiera me dices hola —dijo Thomas mientras se limpiaba el polvo que le voló en el pantalón del colegio. No les voy a mentir, él se ve muy bien con toda clase de ropa, pero de eso no lo hablaremos hoy.
Opte por alzar mis hombros y decir secamente.
—No tengo nada que hablar contigo —le respondí antes de continuar con mi camino, y ver con el rabillo del ojo a Thomas, el cual me miraba de una forma extraña que nunca había notado en él, después de todo nunca nos hemos llevado bien, o eso pensaba yo.
«Muy mala manera de empezar el día». Me dije mientras lo perdía de vista en los pasillos de la entrada del colegio. Thomas es extraño y no quiere relacionarme con él. Yo también soy extraño, pero al menos yo si me caigo bien.
*
Terminaba la segunda hora en el colegio cuando ya me había aburrido totalmente de la clase de Física que dictaba la profesora Aura. No es que no me guste, simplemente no llama mi atención tantas fórmulas y ecuaciones que no les veo sentido.
Viré mi cabeza hacia la ventana, que daba al patio central del el equipo de basquetbol que practicaba todos los viernes, puesto que iban a entrar al torneo nacional y debían competir con los locales si querían clasificar a las finales.
No soy muy fanático de ningún deporte en general, prefiero la danza y el baile, es algo que me encanta desde que era pequeño y gracias a ello he logrado mantener una buena figura a pesar de consumir comida poco saludable. Dios tiene favoritos, y yo podría ser uno de ellos.
Miré por un largo tiempo el patio vacío, hasta que una figura familiar apareció en el campo y empezó a practicar algunos tiros a la canasta con mucho ánimo. Se trataba de Thomas. No es un secreto para nadie en el colegio que a él le encanta el basquetbol, y que sin duda es uno de los mejores jugadores que tiene el equipo.
Él va en mi mismo salón, pero frecuentemente faltaba a las clases por qué era muy bueno en su deporte y los maestros le permitían faltar para que pudiera practicar.
No me gusta admitirlo pero se ve tan bien con el uniforme deportivo que siempre usa cuando va a practicar o competir. Él es más alto que yo, con facilidad su altura supera a la mía con diez centímetros (cabe recalcar que yo mido un metro con setenta y dos centímetros), y eso le beneficia mucho al momento de jugar contra otros equipos.
Me distraje tanto viendo a Thomas practicar en la cancha que eso llegó a irritarme «¿Por qué lo estoy viendo? ¿Por qué empecé a verlo?» Me dije mientras volvía mi vista hacia la pizarra para intentar concentrarme en la clase de Física. «Joel, eres un idiota» me gritó la vocecita de mi cabeza antes de desaparecer.
*
Por fin terminaba la hora de Física, y con esto venía el descanso, por lo que me dirigí a la cafetería para comer algo en compañía de Claudia y Antony, mis mejores amigos desde la secundaria.
En cuanto llegamos al local mi mirada se posó en Gabriela, la chica más linda y popular del colegio. Ella estaba con sus amigas, Luisa y Alicia, degustando del almuerzo que hoy ofrecían en la cafetería.
Gabriela notó que yo la estaba mirando, y por unos segundos conectó su mirada con la mía haciendo que me sonrojara un poco y desviará mi atención hacia otro lugar. Maldije por lo bajo mientras tomaba mi almuerzo y me dirigía a la mesa donde estaban Antony y Claudia.
Puede que Gaby me atrajera, aunque solo un poco. Nunca me ha interesado nadie en particular. Las relaciones no van conmigo, y desde siempre me ha gustado estar solo, o bueno casi solo, si no fuera por mis dos únicos amigos, los cuales estaban comiendo frente a mí, mientras que yo aún no probaba bocado de mi postre.
— ¿En qué piensas? Parece que estuvieras en la luna —murmuró Claudia mientras tomaba de su chocolate caliente y me dirigía una mirada burlona.
—Es verdad, desde la clase de Física estabas distraído, al punto no nos prestaste atención a ninguno de los dos —mencionó Antony, el cual comía su postre de helado con vainilla.
—No es nada, aunque los lunes nunca inician bien, estoy tranquilo —les respondí con un pequeña risa mientras me llevaba mi primer bocado de comida a la boca, los pastelitos de chocolate que hacían en la cafetería eran de lo mejor, de eso no tenía duda.
—Claro, y nosotros no te conocemos —volvió a decir Claudia de manera irónica, la cual comía de su oblea y me miraba fijamente, queriendo descifrar en lo que estaba pensando —No será por... —tomó otro bocado de su comida y dijo mientras veía a alguien entrar por la puerta de la cafetería. —No será por Thomas, el chico popular que estabas mirando fijamente en la clase de Física, ¿verdad?
Mi sonrisa y mi apetito se perdieron en ese instante, y en su lugar asomó una mueca por mis labios y Antony soltó una carcajada que podría jurar que se escuchó hasta afuera de la cafería. «Mierda, cállate un rato».
Esbocé una sonrisa falsa para que no se notará mi molestia mientras golpeaba la rodilla de Antony con mi pie y le decía a Claudia intentado sonar lo más tranquilo posible.
—Sabes que lo odio, no sé por qué pasan esas tontas ideas en tu cabeza, pero definitivamente estás equivocada —expresé con seguridad mientras tomaba el último bocado de café que tenía.
— ¿Por qué lo odias? Nunca nos mencionaste nada al respecto —respondió Antony que me devolvía la patada y yo me quejaba con notoriedad. En su rostro se mostraba una sonrisa de triunfo.
—Tengo mis razones para detestar a ese chico, pero principalmente creo que no somos nada compatibles el uno con el otro, puede que sea por eso.
Dije lo último cuando noté que el rostro de Claudia veía con preocupación hacia atrás de mi espalda. No le tomé importancia y me disponía a levantarme para retirarme del lugar cuando una mano fría se posó en mi hombro, haciendo que me sentará nuevamente en mi banca y me obligaba a ver quién era el gracioso que me estaba deteniendo.
Levanté mi mirada y sentí un pequeño escalofrío que recorrió por todo mi cuerpo al reconocer a Thomas, el cual sujetaba mi hombro con fuerza y me miraba de una manera indescifrable.
—Vaya vaya, y yo que pensaba que tenías mejores razones para odiarme —expresó de formaburlona mientras soltaba mi hombro y revolvía mi cabello con su mano antes deirse con su grupo de amigos. «Su mano es muy fría», pensé mientras lo veía irse, misterioso como siempre.
«Mal momento para estar vivo», me dije antes de volver a la realidad de manera precipitada y procesar lo que recién había pasado. ¿Qué acaba de ocurrir?
***
OLAAA Ai, estoy super nervioso por que esta es mi primera publicación, gracias por leerlo hasta acá, lxs amooooo 😭❤
Espero les guste esta historia que ha nacido de muchas cosas. Si llego a tener alguno error no duden en corregirme, sigo aprendiendo <3
estoy corrigiendo los capítulos, asi que si eres nuvx por aquí, perdona las incongruencias que puedes llegar a encontrar. <3
Eso sería todo por el capitulo de hoy, cuando pueda subiré actualización de la historia, no se la pierdan :3
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