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Capítulo III: Convivencia.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

Después de hacer un trato con las hermanas Hyūga, Shisui partió de su restaurante para buscar un lugar donde vivir. Al principio pensó que un año era demasiado tiempo para estar fuera de su equipo, así que decidió contarle todo lo que le sucedió a su mejor amigo. Itachi fue comprensivo con él, juntos encontraron una solución que parecía factible. Shisui regresaría tres veces al mes a jugar un partido con su equipo. El tiempo que no aparecía se manejaría como si hubiera sufrido una lesión leve, y por ese motivo su amigo Lee lo cubría. 

Sus tíos, Fugaku y Mikoto, lo recibieron en casa con los brazos abiertos, Shisui no tenía intención de quedarse en su casa, pero ellos insistieron. Ahora el Uchiha viviría con ellos unos días, en lo que buscaba un departamento para rentar.

El olor a galletas recién hechas y té caliente lo atrajo a la cocina. Su tío permanecía sentado en el comedor, sus brazos descansaban sobre la mesa, en sus manos se veía el periódico del día. A diferencia de él, Mikoto deambulaba por toda la habitación, colocando las galletas en un plato y buscando sus tazas favoritas. 

—Buenos días Shisui— lo saludó Fugaku sin apartar la vista de su lectura. Shisui por fin salió de su trance al escucharlo dirigirse a él. No estaba seguro de cuánto tiempo permaneció viendo la escena familiar, pero es que simplemente no logró evitarlo. Le recordaba a su padre y a la madre que le había faltado para tener una familia completa. 

—Shisui, ¿Despierto tan temprano?— Mikoto le miró con una sonrisa en su rostro, su sobrino siempre fue como un hijo más para ella. Esto se debía a la cercana relación que su marido tenía con el padre de Shisui —¿Quieres té y galletas?, ¿O prefieres pasar al almuerzo?

—Hoy quería salir por la mañana tía— dijo para responder a su primera pregunta —Creo que aceptaré el té y las galletas. Voy a almorzar afuera.

—¿No quieres comer con nosotros?

—No se trata de eso, quiero ver si el restaurante de Hiashi Hyūga es tan bueno como dicen— Shisui se sentó en el comedor, quedando a lado de su tío.

—¿Por qué no corriste a esas niñas?, Es tu casa— Shisui terminó de masticar su galleta para responder, Mikoto se le adelantó hablando primero.

—No seas tan cruel Fugaku, esas niñas no son malas personas. De seguro debe haber una explicación de porque invadieron la casa de tu hermano.

—Hablando de eso— comenzó a decir Shisui, había estado esperando el momento para delatar a Sasuke. Ya quería ver la cara de su primo menor cuando sus padres lo reprendieran por estafar inocentes —Sasuke tiene que ver mucho en este asunto tía.

—¿Sasuke?, ¿Mi pequeño Sasuke?— indagó la mujer Uchiha. Sasuke no podía estar involucrado en el problema, su hijo había partido hace un mes y medio para iniciar su vida propia.

—¿De qué hablas?— Fugaku apartó la vista de la lectura para observar a su sobrino.

—Las hermanas Hyūga me dijeron que Sasuke les vendió la casa. No lo creí, por eso le llamé a mi primo— Mikoto sirvió las tazas de té y se sentó a lado de su esposo —Sasuke dijo que falsificó un documento para venderles la casa.

—¿Qué?— Fugaku alzó la voz, no quería creer que su hijo había hecho algo así, pero la verdad es que no sonaba tan loco. Cuando Sasuke les dijo que se iba a realizar su propia vida con sus ahorros, no lo creyó por completo. Todos sabían bien que Sasuke Uchiha no era muy bueno si se trataba de ahorrar dinero. Ese tal vez sería su único defecto.

—Mi hijo no haría algo así Shisui— Mikoto se llevó la mano derecha a su pecho, la acusación hacia su hijo era grave.

—Es la verdad tía Mikoto, Sasuke me dijo que se fue de vacaciones con el dinero— el mayor de la casa dejó el periódico en la mesa, su mano se detuvo hasta llegar al puente de su nariz, el cual apretó con sus dedos índice y medio —Él estafó a las hermanas.

—¿Por qué Sasuke haría algo así?

—No lo sé tía.

—¿Es por eso qué no les quitaste la casa?— Shisui asintió ante las palabras de Fugaku.

—Ellas no tenían la culpa. Les hice saber que quiero mi casa de regreso, pero tampoco planeo dejarlas sin su patrimonio— Shisui bebió un poco de su té, extrañaba tanto algo preparado por su tía —Les daré la oportunidad de que reúnan lo que Sasuke les quitó. Ellas pueden usar la casa durante un año, no les cobro nada, es sólo un préstamo.

—Eso habla muy bien de ti Shisui— reconoció Mikoto, posando su mano derecha sobre la mano de su sobrino. Fugaku asintió, totalmente de acuerdo con su esposa.

—Cambiando de tema, ¿Por qué no me dijeron que mi padre estaba enfermo?

Fugaku giró ligeramente su cabeza para ver directamente a Shisui con sus oscuros ojos, Mikoto seguía sin apartar su mano del más jóven.

—Tu padre no quería que dejaras tu trabajo por venir a verlo, pensó que mejoraría pronto— respondió el Uchiha.

—Era su voluntad, aún así, fue difícil aceptarlo— Mikoto bajó la mirada, justo al lugar donde sus manos se conectaban. 

—Ya no deben sentirse mal, no estoy molesto.

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Sakura era la segunda en llegar al restaurante, las primeras eran las hermanas Hyūga y el último Naruto. Este sería el primer día de trabajo que tenían sabiendo que el restaurante no les pertenecía del todo. Al menos la casa no. La amiga de Sakura parecía feliz de tener una oportunidad, su hermana, a diferencia de ella, estaba realmente enfadada con los acontecimientos del día anterior. 

Hanabi odiaba a Sasuke Uchiha por ser tan ruin al engañarlas, a Shisui Uchiha por aparecer a reclamar su casa y también a sí misma por no impedir que vinieran a quitarle lo que era suyo. Aceptaba que agradecía el hecho de que le dieran un plazo para reunir lo que perdieron, pero seguía pensando que ese futbolista bien podía conseguirse otra casa para pasar sus vacaciones. ¿Por qué quería precisamente la que era suya?, ¿Por qué no le quitaba el dinero que le pertenecía a su primo y a ellas les daba las verdaderas escrituras?, ¿Por qué debía ella soportar su cara todos los días que él quisiera?

—Hey chicas— saludó Naruto entrando al restaurante por la puerta principal, el local aún no estaba abierto al público. Primero debían realizar su rutina matutina para dejar pasar a los clientes hambrientos —¿Qué tal pasaron la noche?

—Yo muy bien— Sakura le guiñó un ojo a su novio, el rubio la miró con complicidad.

—¿Saben que Onee-sama sólo los deja coquetear en horas de trabajo por ser sus amigos?

—No te molestes Hanabi-chan, es un día lindo cómo para que te enfades tan temprano— la reprendió Naruto con un tono de voz suave. Hinata escuchaba su pequeña pelea desde la cocina, una sonrisa brotó de sus labios sin darse cuenta. Ellos eran su familia.

—Estoy molesta porque ese niño bonito vendrá a molestar con su presencia— Hanabi cortó una zanahoria con más fuerza de la necesaria. Sakura lo comprobó al ver la grieta que el cuchillo dejó en la tabla para picar de madera.

—Espero que no imaginarás que esa zanahoria era Shisui— le dijo la pelirosa.

Naruto frotó su cuello, le asustaba la idea de que pudiera ser él con quién Hanabi desquitará su furia después —Yo no quiero estar en su lugar.

—No es tan malo Hanabi— habló por primera vez su hermana mayor —Sé que nos han estafado, pero Shisui-san no parece una mala persona. Él nos dió un año para reunir dinero y comenzar de nuevo en otro lugar.

—Es cierto— Sakura comenzó sus labores del día preparando los postres que le encantaban a sus clientes —Bien pudo sacarnos de aquí a la fuerza.

—Pero no lo hizo— las apoyó Naruto.

Hanabi los señaló con su cuchillo en la mano, el único en perder el color fue Naruto —¿Están de acuerdo con ese futbolista superficial?, Él tiene dinero suficiente para comprarse otra casa, incluso una más grande que está.

—Buen punto.

—¿Y tú de qué lado estás Naruto?— lo acusó Sakura cruzando sus brazos.

—Estoy de lado de la chica que tiene un cuchillo en la mano— el rubio se alejó un momento de ellas para preparar las mesas, algo que hizo por su propia seguridad. Nadie con amor propio quería estar enmedio de una discusión de mujeres.

—¿Y qué sugieres Hanabi?— preguntó Hinata, dejando la cocina un momento para picar vegetales junto a su hermana —¿Quieres que rechacemos la ayuda que nos está brindando?

—No, yo solo quiero— la menor dejó de hablarle cuando una gran idea cruzó por su cabeza. Sakura y Hinata miraron con cierto temor la sonrisa de Hanabi, la conocían lo suficiente para saber que no planeaba nada bueno —Ya sé lo que haremos.

—¿Qué haremos?— Naruto volvió a acercarse a ellas para unirse a la conversación. Las mesas estaban puestas y ahora lo que seguía era revisar la caja registradora.

—Nos ganaremos su confianza y luego conseguiremos su firma.

—¿Para que quieres su firma?— la Haruno parecía desconcertada.

—Quiero que firme un papel en donde acepte que nos cede la casa.

—No Hanabi, no podemos traicionar la confianza de Shisui-san. Él está siendo bueno con nosotros— se apresuró a decir Hinata. La idea de su hermana le parecía incorrecta, no se basaba para nada en los valores que su padre les enseñaba. 

—Vamos Onee-sama, él tiene mucho dinero. Es un futbolista profesional, puede comprarse la casa que quiera.

—Y-yo no...

—Es cierto Hinata— aceptó Sakura, para sorpresa tanto de Hinata como de Naruto —Así no tendremos que levantar un negocio desde el principio nuevamente.

—¿Y quién conseguirá la firma?— cuestionó Naruto. El Uzumaki tampoco estaba de acuerdo con esa idea.

—Hinata lo hará— propuso Hanabi.

—¡¿Eh?!— la mayor de las hermanas palideció. Ella ni siquiera era capaz de hablarle de manera coherente a un hombre de su edad, ¿Cómo querían que ganará la confianza de su ídolo?, Podía asegurar que le iría igual de mal que con cualquier otro chico.

—Tú eres la indicada Onee-sama— le aseguró su hermana menor, dejando de lado los vegetales para mirarla fijamente —Sakura está de novia con Naruto, y él es celoso— el rubio cruzó sus brazos, ofendido por lo que en realidad era verdad —Naruto es demasiado idiota como para lograr algo, y yo no puedo ni verlo sin sentir rencor por él. 

—No estoy de acuerdo con esto Hanabi, no es correcto.

—Si, estoy con Hinata— la ojiperla se sintió aliviada al ver que su mejor amigo la apoyaba.

—Pero Hinata, tu hermana tiene razón.

—Shisui puede conseguir lo que quiere hermana, esto solo debe ser uno de sus caprichos. Pronto lo olvidará, no le va importar si nos quedamos con la casa.

—N-no lo sé.

—Sabes que a nuestro padre le habría encantado este lugar, él siempre soñó con un restaurante en el centro de la ciudad. Esta casa cumple con esas características.

Hinata bajó la mirada, siempre era sencillo convencerla cuando mencionaban a su padre y su gran anhelo por abrir su negocio. Era una debilidad que Hanabi conocía y se encargaba de usar en su contra.

—Bueno, ya es hora de abrir— interrumpió Naruto para que Hinata no se sintiera obligada a aceptar. Aunque conociendola, inconscientemente ya lo había hecho.

—Pero apenas son las siete, abrimos a las ocho— dijo Sakura.

—Creo que es un buen día para abrir más temprano— le respondió Naruto en tono inocente.

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—¿Qué vas a querer niño bonito?— Shisui frunció el ceño ante el nuevo apodo de Hanabi. Ahora confirmaba que no era su imaginación, esa chica realmente lo odiaba.

—¿No puede atenderme alguien más en tu lugar?— Hanabi sonrió, sin saberlo, Shisui había caído en su trampa.

—Por supuesto, lo que tú prefieras— el Uchiha la observó confundido por su repentino cambio de humor —Le diré a mi hermana que te atienda personalmente. Sólo lo mejor para ti niño bonito.

Shisui resopló molesto, pero dejó que ella se fuera reservándose sus comentarios. No entendía del todo el rencor que Hanabi le tenía, si lo pensaba detenidamente, él no había hecho nada malo. Al contrario, les estaba dando una oportunidad. 

Fue interrumpido por alguien que aclaraba su garganta. Alzó la vista para encontrarse con la hermana mayor de la chica que lo atendió. Aunque no recordaba si ella se llamaba Hinata o Hanabi. 

La mujer frente a él tenía la piel blanca con cierto toque pálido, era parecido a la porcelana de las tazas de su tía Mikoto. Sus ojos eran idénticos a los de su hermana menor, blancos con un poco de lavanda, era un rasgo que jamás había visto antes en una persona. También tenía el cabello azul oscuro, largo y voluminoso, algo que le encantaba en las mujeres. Vestía una blusa de mangas corta blanca y una falda de color crema que llegaba por arriba de sus rodillas. Su ropa iba protegida por un lindo delantal rosa claro. Ese parecía el uniforme de las mujeres del restaurante.

Hinata se sintió intimidada por la mirada que estaba recibiendo, volvió a aclarar su garganta y se decidió a hablar —Mi hermana dijo que no quería ser atendido por ella.

—Es cierto, parece odiarme así que le evite el mal rato a los dos— Shisui sonrió, Hinata aún mantenía su expresión tímida en el rostro —No imagine que enviaría a la cocinera a atenderme.

—También me gusta atender a los clientes— le dijo ella —Mi padre siempre decía que debemos asegurarnos personalmente de que ellos la estén pasando bien.

—No me has preguntado si la estoy pasando bien.

La Hyūga pasó saliva, se encontraba muy nerviosa, sentía que en cualquier momento podía colapsar —¿La está pasando bien? 

—Ahora sí, digamos que justo en este momento tengo una buena vista— Hinata se sonrojó, pensando si era correcta la manera en que interpretó sus palabras.

—M-me alegro. ¿Ya le trajeron el menú?

—Oh, no me trates con tanta formalidad— la sonrisa en el rostro del Uchiha se hizo más grande —Solo tengo veinticinco años, me haces sentir más grande de lo que soy.

—L-lo siento Shisui-san.

Él negó lentamente —¿De qué estamos hablando?

—Lo siento Shisui-kun— se corrigió.

—¿Me dirás tu nombre?

—Cierto— la azabache escondió un mechón de su cabello detrás de su oreja, Shisui tomó ese gesto como una invitación a seguir con su pequeño coqueteo —Mi nombre es Hinata Hyūga, este día te atenderé personalmente.

—Muchas gracias Hinata, es todo un honor.

—¿Ya sabes que ordenar?— Hinata comenzó a buscar su libreta y su pluma —Tal vez pueda darte una sugerencia.

—Tenía una idea de lo que quiero— Hinata asintió, preparando su pluma para escribir su pedido —Aunque eso depende de la cocinera.

—¿Quieres algo que no está en el menú?

—Tal vez, ¿Tú estás en el menú?

El color en el rostro de Hinata subió de inmediato, le faltaba poco para sacar vapor como los sartenes en su cocina.

—¿Qué di-dices?

—¿De qué color son tus bragas?

—¿Eh?

—Mi color favorito es el azul.

Eso fue más de lo que Hinata podía manejar, perdió el conocimiento cuando Shisui terminó de hablar. Su cuerpo cayó al suelo causando un gran susto en el Uchiha, que no fue capaz de atraparla a tiempo. Hanabi se acercó a ellos a pasos grandes y molestos.

—¿Qué le hiciste a mi hermana, niño bonito?

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