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Capítulo II: Shisui Uchiha.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

Un pequeño de seis años corría por toda la cancha, el balón que su padre le compró para su cumpleaños era el primero que recibía. Estaba realmente emocionado, después de la muerte de su madre, su padre y él no sonreían como en esa ocasión. 

—Vamos Shisui— lo animó al mayor al ver que se acercaba cada vez más a la portería —Solo unos pasos más.

Shisui divisó a su padre, listo para detener su disparo. Pero Shisui no estaba dispuesto a dejarse vencer, le habían prometido que si le anotaba a su padre lo llevarían a las pruebas de la academia.

—Tu puedes Shisui— gritó Itachi, esperando que su voz llegará a los oídos de su primo. Después de todo, la gran distancia entre ellos no era un factor a su favor.

El Uchiha se detuvo solo unos segundos, el balón rodó unos centímetros antes de ser impactado por sus zapatillas deportivas. Su padre adivinó la trayectoria del esférico, la preocupación invadió a Shisui. Aunque su padre saltó, no logró atrapar el balón. Este rozó sus dedos para ir directamente a la red.

Shisui celebró su gran hazaña junto a Itachi, ambos niños corrieron hacia el adulto que los esperaba con la pelota en las manos.

—Lo hiciste bien Shisui.

—Si, estuvo increíble— reconoció Itachi, viendo con admiración a su primo mayor. 

—Gracias— el niño les agradecía con una gran sonrisa plasmada en su rostro. Su mano se detuvo hasta encontrar su nuca, que frotó por los nervios que le daba sentir toda esa atención.

—Te llevaré a las pruebas de la academia. Es una promesa.

Su padre cumplió con su palabra, y él fue aceptado en la academia de fútbol de Konoha. La única condición que su padre le pedía era no descuidar sus estudios en un futuro. Para el Uchiha no era un problema, la escuela siempre había sido algo muy sencillo para él. Shisui llegaba con primeros lugares de aprovechamiento que llenaban de orgullo a su padre.

A sus dieciocho años, Shisui decidió dejar Konoha para estudiar administración en una universidad que contara con un equipo propio de fútbol. Su padre lo apoyó en todo momento. La pasión que tenía por el fútbol era tan fuerte, que Shisui no quiso regresar a su ciudad de origen. No ahora que Itachi le había conseguido una oportunidad para debutar en un equipo nacional. Su padre le dió su bendición, pero pensaba quedarse en Konoha, no deseaba ir a otra parte. Prefería esperar a que su hijo lo visitará en sus vacaciones.

Shisui pronto comenzó a ganar popularidad, era como espuma subiendo rápidamente. A sus veintitrés años se convertía en una de las mejores estrellas del fútbol. Su nombre se escuchaba en todas las televisiones y radios, incluso aparecía en los periódicos. Los habitantes de Konoha estaban orgullosos de que un chico de una familia poco conocida se convirtiera en un jugador de nivel nacional.

Incluso Hinata Hyūga había visto algunos de sus partidos, la ojiperla no podía evitar fantasear con el Uchiha que estaba en boca de todos. 

—Señorita Hyūga, ¿Podría poner el partido de hoy en la televisión?— le pidió uno de sus clientes mientras ella paseaba por las mesas preguntando si les hacía falta algo.

—Si señorita, hoy juega el jóven Shisui.

Hinata se sonrojó ante la mención del chico de ojos negros. Para todos era un secreto que ella también se consideraba una de sus fanáticas.

—Por supuesto. ¿En que canal esta?

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Dos años después. En la actualidad.

La cabeza le dolía, probablemente por la fiesta que dió en su departamento a manera de celebración. Itachi le había conseguido la mejor oportunidad de su vida. Por fin debutaría en un equipo de fútbol internacional. La noticia le daba tanta felicidad que terminó bebiendo más de lo que debería. 

Lo único que no pasó por su mente fue pasar la noche con la linda rubia que conoció hace solos unos días. Ino Yamanaka, recordaba que ese era su nombre.

—Vamos Shisui.

Shisui la tomó de los brazos y la sentó sobre su regazo. Ino no hizo nada por resistirse. Las manos fuertes del Uchiha fueron a parar a sus caderas, la empujó hacia el colchón y entró en ella sin algún juego previo. 

—Ino— gimió en voz baja.

Ino gritó, un poco por el dolor y otro poco de placer. Sostuvo su cintura y comenzó a moverse de forma lenta. Aumentando la velocidad solo por las peticiones de su compañera. Ino sentía como el miembro de Shisui la llenaba por completo, entrando y saliendo sin darle descanso. 

El Uchiha emitía sonidos desde su garganta, algo similar a gruñidos, la rubia gemía cautivando sus oídos.

En un momento, Shisui se detuvo, la levantó y le dió la vuelta. Tomó su largo cabello y la obligó a pegar su espalda contra su frío pecho. La fuerza de sus movimientos provocaba el temblor en las piernas de Ino.

Ella fue la primera en llegar al punto culminante de su encuentro, su interior rodeó tanto al pelinegro que logró excitarlo  de sobremanera. Shisui terminó dentro del preservativo.

—Lo hiciste bien Shisui. Me fascinó— él no respondió, estaba más ocupado desechando en la basura el preservativo. Ino continuó hablando —¿Puedo quedarme contigo?

—Me encantaría dulzura, pero mañana tengo una reunión muy temprano— Shisui solo le dió un ligero beso antes de huir al cuarto de baño —Será mejor que te vistas.

Ino obedeció, murmurando algunas palabras en contra del Uchiha.

Después de ese agradable encuentro, Shisui durmió para levantarse a primera hora. Tenía una reunión importante con Itachi y con quién sería su nuevo equipo. Su primo era menor que él por un año, y también era su manager. No había otra persona en que confiara más que en Itachi. Además de su padre, que por obvias razones no ocupaba el lugar de su mejor amigo.

Antes de salir de su departamento, Shisui recibió la noticia que le cambiaría todos sus planes. Su tío Fugaku le llamaba a su celular, algo poco usual. No dudó en contestar, temiendo que fuera algún problema con la familia.

—Shisui.

—¿Si?, ¿Qué sucede tío?

—Hay algo que tienes que saber— hubo unos segundos de silencio, lo único que distinguía era la respiración al otro lado de la línea —Tienes que regresar a Konoha.

—Lo siento tío, pero hoy no puedo salir de viaje. Tengo una reunión importante.

—Shisui, se tarta de tu padre.

La voz de Shisui se volvió seria ante la mención de su familiar más cercano.

—¿Qué sucede con mi padre?

—Ha muerto está mañana. Su funeral será por la noche— los ojos del Uchiha se abrieron de par en par —Te ha dejado la casa, debes venir a ver como está.

Su celular cayó al suelo, cortando la llamada en el momento que se apagó. La fuerza escapó de sus manos, al igual que las lágrimas de sus ojos.

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—Tienes suerte de que el dueño del equipo sea nuestro amigo— Shisui seguía sin hablar, solo permanecía de pie ordenando su maleta —¿Cuánto tiempo te ausentas?

—No lo sé Itachi. Mi padre ha muerto.

—Recuerda que puedes tomar todo tu tiempo si tu suplente demuestra ser tan bueno como tú.

—Lo es, Rock Lee es un buen jugador.

Itachi tomó su hombro, los ojos de Shisui seguían llenos de lágrimas —Tan solo prométeme que no te vas a descuidar. Yo estaré aquí para seguir el trato con tu nuevo equipo. Por eso no debes preocuparte.

—Solo quiero pasar una temporada en casa de mi padre, para recordar los viejos tiempos.

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Shisui aterrizó en Konoha a mediodía, detuvo un taxi en la calle y le dió la dirección de su antiguo hogar. Se llevó una gran sorpresa al ver lo mucho que había cambiado la ciudad. 

Su casa era la que sufrió más daños. El Uchiha no entendía porque había un restaurante del que salía gente con expresiones felices.

—Lo siento, se ha equivocado.

—No, jóven— el chófer del taxi le sonrió —Esta es la dirección que me dijo. Bienvenido al mejor restaurante de Konoha.

—¿Restaurante?

—Si, la pequeña Hinata y su hermana Hanabi lo abrieron hace poco. El restaurante lleva el nombre de su padre Hiashi.

—¿Hinata?— Shisui intentaba hacer memoria, pero estaba seguro de no haber escuchado esos nombres antes —¿Hanabi?

—Oh, lo siento jóven. Olvidé que no es de por aquí— se disculpó el señor de edad avanzada —Algunos llaman al lugar el restaurante de tu corazón. Se ha ganado el apodo por volverse el favorito en tan poco tiempo.

—Gracias— Shisui salió con su maleta en la mano después de pagar por su viaje. 

Quería creer que no era su casa, pero incluso la vieja casa del árbol que su padre construyó para él estaba allí. Los niños bajaban por las escaleras y volvían a subir al lugar que solía compartir con Itachi cuando eran niños.

No pudo manejar la situación como le hubiera gustado, terminó entrando por la puerta principal del local, dejándola caer con fuerza.

—¡Salgan de aquí en este momento!

Todas las miradas se dirigieron a él, algunas curiosas y otras sorprendidas.

—¿Y quién eres tú?— Hanabi dejó la caja registradora a Naruto para ir a enfrentar al sujeto atractivo que se creía con derecho de correr a sus clientes.

—Mi nombre es Shisui Uchiha.

Hinata también dejó de atender algunas mesas para ver de cerca al hombre que acababa de entrar. Sus ojos no podían creer que su deportista favorito estuviera frente a ella.

—¿Qué sucede Hanabi?

—Este niño bonito cree que puede venir a gritarme en mi propio restaurante. 

Naruto delegó su cargo a Sakura para ir con las hermanas Hyūga. La menor de ellas estaba realmente furiosa.

—Hanabi, ¿No sabes quién es él?

—No, y será mejor que lo saques por su gran falta de respeto— le exigió Hanabi a su amigo con voz firme.

—Él es Shisui Uchiha, Hanabi. Es un jugador de fútbol profesional— le dijo Hinata con las mejillas sonrojadas. Shisui no sabía si era de vergüenza o se debía a que estaba furiosa, igual que su hermana —Solo debe tratarse de un malentendido.

—No— anunció Shisui en voz alta —Quiero que se vayan de mi casa.

—¿Tu casa?— preguntó Hinata con notable confusión —E-eso no es posible. Yo compré esta casa.

—¿Qué?— ahora el sorprendido era Shisui.

—Si, le compramos esta casa a Sasuke Uchiha— confirmó Naruto.

—Sasuke— murmuró el pelinegro —No, mi padre me ha dejado está casa. He venido por ese motivo.

—Pe-pero...

—Llámale a tu familia— lo retó Hanabi interrumpiendo a su hermana —Sasuke te lo dirá.

—Pues eso haré— le respondió Shisui con el mismo tono de desafío. Alejándose solo unos pasos para llamar a su primo.

—¿Quién habla?

—Sasuke— Shisui ni siquiera pudo decir algo más, el hermano menor de su mejor amigo lo saludó con entusiasmo antes de que siguiera hablando.

—Hola Shisui, ¿Qué tal te trata el fútbol?

—No es una llamada de viejos amigos, Sasuke.

—No tengo dinero para prestarte.

—Sasuke.

—Está bien, está bien— intentó tranquilizarlo el menor —¿Qué sucede?

—¿Le vendiste mi casa a una desconocida?— exclamó por fin Shisui, descargando toda su molestia con Sasuke.

—Oh, sobre eso— él rió ligeramente —Si lo hice.

Shisui se quedó en silencio, tratando de procesar sus palabras —¿Cómo lograste hacer eso?, Tú no eres el dueño de la casa.

—No es difícil falsificar un documento— respondió.

—Tú, pequeño demonio. Cuando te ponga las manos encima...

—Suerte con eso, estoy gastando el dinero de tu casa en unas vacaciones. Muy lejos de Konoha.

—Sasuke Uchiha— la llamada se cortó, dejando a Shisui con un mal sabor de boca.

—¿Y bien?— le retó Hanabi nuevamente con una mirada burlona. Por la mirada del Uchiha se podía notar que la llamada no salió bien.

—Resulta que la casa sigue siendo mía— le dijo con seguridad.

Hinata palideció, Naruto le acercó una silla para que tomara asiento.

—¿Qué dices?— preguntó Hanabi, ofendida por sus palabras.

—Mi padre me heredó esta casa. No es mi culpa que las hayan estafado.

—¿Estafado?— los ojos de Hinata se volvieron dos pequeñas gotas apunto de romperse. Shisui se sintió mal al verla así, el jamás había sido bueno con el llanto de las chicas —Perderé el sueño de mi padre por ser tan ilusa.

—No Hinata, tranquila. Podemos solucionarlo— Naruto frotó sus hombros, la Hyūga seguía luchando por no derramar sus lágrimas.

—¿El sueño de tu padre?— Shisui se atrevió a hablar bajo la molesta mirada de Hanabi. La mención de un lazo familiar como el que había perdido le llamó la atención.

—Abrir un restaurante era el sueño del padre de Hinata antes de morir— fue lo único que dijo Naruto.

Shisui la miró atentamente. Ella no le parecía una mala mujer, solo era una víctima de una muy mala broma de Sasuke. Le daba tristeza verla de esa manera, él también sabía lo que se sentía perder lo único que te quedaba de tu padre.

—Te propongo un trato— Hinata levantó su mirada, encontrándose con los oscuros ojos de Shisui —Dejaré que uses mi casa para seguir con tu restaurante por un año, para que juntes dinero y compres un nuevo local. No te cobraré renta.

La esperanza reflejada en ella ablandó su corazón, estaba seguro de estar tomando una buena decisión —¿De verdad?

—Si, solo te pido que me dejes visitar tu restaurante para probar la comida— la Hyūga asintió feliz —Y me dejaras comer gratis.

—Si, está bien— Hinata se levantó de la silla y se acercó a él para abrazarlo. Estaba tan feliz de que no decidiera destrozar sus sueños —Puedes venir todas las veces que desees.

El corazón del Uchiha dió un salto al sentirla tan cerca, su respiración aumentó rápidamente —Gracias.

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