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Reseña #8: El Péndulo de Alicia (Helmholtz)

Autor: rielMta

Reseñadora: Helmholtz (HelmholtzYWolfgang)

Capítulos reseñados: 10

En una ciudad como Spectra, es imposible que Helmholtz y Sheep sean las únicas prófugas de la ley, mucho menos por actos subversivos: si bien es cierto que son singulares en su oficio de ladronas de historias, los grupos underground que se dedican a atacar a empresas como Echo Nexus hacen parte de la esencia de la urbe.

—No sabía que entrenabas Taekwondo, felina —dice una muchacha pelirroja, vestida con un dobok, con el símbolo de los rebeldes bordado en la parte superior, tras recibir y contraatacar una patada ap chagui de su oponente.

Sin esperar una respuesta, da un giro sobre su pie izquierdo y propicia una tuit chagui.

—Soy una gata joven en una ciudad peligrosa, una tiene que aprender a cuidarse —responde Helmholtz, desviando el ataque con ambas patas delanteras y retrocediendo hacia atrás por instinto—. Tú debes saberlo mejor que nadie.

Tras un par de giros y patadas, la mujer de cabellos cobrizos sonríe con malicia y complicidad a la gata, para entonces soltar un intimidante grito, seguido de una bakat dari furigui que impacta contra Helmholtz, llevándola hacia atrás y arrinconándola contra una de las paredes del Dojang.

Es entonces cuando Helmholtz decide hacer uso del Enhancer que tiene instalado en la columna vertebral: una vez la pelirroja está lo suficientemente cerca, la gata da un giro de 180° y propina otra tuit chagui en el estómago de su contrincante, que termina dejándola sin aliento.

—¿Qué mierda fue eso? —pregunta la mujer, reincorporándose—. ¿Eres un avatar qi? No, no, la última vez... Espera, ¿lograste replicarlo?

—Esa es la diferencia entre tú y yo, roja. Algunos queremos llevar las tradiciones más allá de cómo las conocemos... Tal vez no estamos tan lejos del cielo.

Ambas se quedan mirándose por unos instantes, la pelirroja se encuentra sopesando la petición de Helmholtz, con una expresión de duda en su rostro. Finalmente, chasquea la lengua y dice:

—Bien, te las daré. Echo Nexus las robó para eliminar lo poco que queda de nuestra cultura, las tomamos de regreso para conservarlas aquí. Pero viendo lo que quieres hacer con ellas... Tal vez estén mejor contigo.

Helmholtz le dedica una sonrisa serena y le extiende una de sus patas delanteras, para estrecharle la mano.

—Lo que son estará a salvo con Los Antiguos.

La pelirroja corresponde el gesto de la gata y conecta un pequeño dispositivo USB en uno de los puertos externos de Sheep, transfiriendo desde su base de datos las únicas obras de su linaje que no han sido borradas de la historia.

—Confío en ustedes.

Una vez en su guarida, sumergidas en el ciberespacio, Helmholtz y Sheep pueden comprender a qué se refiere la pelirroja: poco a poco se convierten en un par de personajes 2D y ven a la lejanía a un grupo de tres adolescentes. Se acercan para observar a uno de ellos, el menor, escalar un árbol. Tras una breve conversación, la escena se desintegra y da inicio a una nueva ambientación: una parada de autobús, donde se encuentran los mismos chicos y arriba a la izquierda, puede apreciarse una viñeta amarilla que indica: «Un par de días después».

—Parece que vamos a estar cambiando de escenario seguido en cada capítulo... —dice Sheep, mientras ambas se suben al transporte público, que después de un rato los deja a todos en la Academia de Taekwondo.

—¿Entonces vamos a seguir la historia de una niña rica, el amigovio fanfarrón y el parcero que nunca se rinde? —pregunta Helmholtz, intrigada, siguiendo los pasos de los muchachos—. Buena premisa de anime.

—Y peleas, no te olvides de las peleas —comenta Sheep, viendo a los estudiantes preparándose para su entrenamiento.

Un par de cambios de escena más tarde, las dos compañeras visualizan a la protagonista de «El Péndulo de Alicia», nuevamente en su hogar: es una muchacha de cabello rubio, muy bonita, de ojos verdes y una personalidad que oscila entre la vanidad y lo que ella concibe como «lógico».

Pero entonces, el sonido de la televisión llama la atención de las dos ladronas.

Valkyria y Roxanne... Qué curioso, me recuerdan a alguien —dice Helmholtz y ahora es ella quien guiña un ojo a los espectadores imaginarios de Sheep, como si el autor pudiera verlas navegar en su historia.

—Un grupo rebelde en contra de la élite... Suena a que esta historia va a estar buena. —La ovejita le dedica una sonrisa de emoción a su compañera, para entonces avanzar por los siguientes capítulos.

Tras presenciar el desenlace de la última pelea del décimo capítulo, Helmholtz y Sheep comienzan a simular una pelea de Taekwondo: la ovejita intenta dar una neryo chagui, pero termina riéndose en el suelo.

—Ya se te están prendiendo los dotes marciales —dice Helmholtz, entre risas—. No te culpo, estaban muy bien narrados. Esa última batalla entre Axl y...

—¡Otra vez no, Helm! ¡No empieces! —Sheep regaña cariñosamente a su compañera, cansada de los spoilers—. Ellos tienen que presenciarlo con sus propios ojos, ese desarrollo de personaje tan increíble.

—Sí, sí, esperable, pero tremendo. Bueno, como no te gustan mis resúmenes, ¿qué tal si hoy les comienzas a contar tú sobre la historia de la señorita Rosen-algo?

—¡Weno! —dice Sheep, con sus ojos digitalizados brillando colores neón de la emoción—. Y es Rosenzweig —corrige, con una pronunciación robótica y perfecta.

—Esa vaina.

—Bien, nuestra protagonista es una adolescente, rica y popular, hija de la familia más importante de la ciudad, pues su papá es miembro del Partido Republicano.

—El cual, por supuesto, es otro hijueputa político de manual... —complementa Helmholtz—. Él y su hermana mayor, Reyna, que es lo más parecido a un grano en el culo.

—Tal cual —replica Sheep, para continuar—: El punto es que Alicia comienza a relacionarse con Dominick, un joven prodigio para las artes marciales, con una beca en el Gran Bretaña, el colegio más prestigioso de la ciudad y claro, un donjuan; y Axl, un chico con pocos recursos, torpe, dulce, empático y muy terco, pues aunque todo el mundo se ponga en su contra, él sigue dispuesto a convertirse en el mejor peleador, así se lleve un par de golpizas en el camino.

—Poco a poco comienzan a mostrar sus aventuras, llenas de peleas entre ellos y con otros chicos de la escuela, Ryan y Kara (dos adolescentes que se creen la verga pero son bien raritos), o los verdaderos amigos de Dominick: Coba e Iriabelle, quienes al menos le tienen tantito respeto al pobre de Axl.

—Entre buenas descripciones de pelea y una ambientación clásica del anime —continúa la ovejita—, también nos van contextualizando sobre la trama política tras la familia de Alicia: al ser unos aristócratas, existe un grupo revolucionario fundado por una tal Valkyria que los tiene en la mira, con Roxanne, una muchacha pelirroja y con la que tienen una fuerte enemistad, quien es parte de dicho colectivo.

—Sin duda es lo más interesante de toda la obra: la política detrás y cómo va permeando en la forma de ver el mundo de todos los personajes, sobre todo de Alicia, quien poco a poco comienza a ser consciente de sus privilegios —añade Helmholtz—. Pero es un arma de doble filo, pues la historia deja esta parte un poco de lado.

—¡No te desanimes, quizá en siguientes capítulos lo toquen a mayor profundidad! —dice Sheep, esperanzada y entusiasmada por la historia—. Sin duda en lo que se centra la historia es en las interacciones de sus personajes, su desarrollo y, por supuesto, su evolución como peleadores. Al menos en los diez primeros capítulos, que cierran con broche de oro con una escena que no les vamos a contar.

Sheep vuelve su mirada hacia Helmholtz, como si esperara que ella le diera la razón. La gata comienza a reír y asiente con la cabeza.

—Que sí, Sheep, que sí. Temo por mi nariz, esta historia está convirtiendo a mi compañera en una otaku —dice, entre risas—. Qué bueno que tú no necesitas bañarte.

—¡Oye! No es mi culpa que el estilo anime esté tan bien construido, es sencilla y fácil de seguir, aunque debemos admitir que al principio nos enredó un poco entre tanta cosa. Pero fue bonito dejarnos llevar por la mano de Axl, digo, de Alicia, para sumergirnos en esta historia.

—¡Ajá! ¡Así que ya estás desarrollando crushes literarios! —señala Helmholtz, con un gesto pícaro y victorioso en su rostro—. ¡Te gustó Axl!

—¡No! ¿Qué no ves que está chikito? —responde Sheep, a la defensiva—. Aunque tengo que reconocer que al final se anda poniendo mamadísimo...

—Ya no tienes escapatoria, Sheep. Te haré bullying toda tu cibernética vida. —La gata vuelve a reír, pero luego retoma su tono analítico—. Pero sí, es el mejor personaje, probablemente a partir de él se vayan desarrollando los mensajes de la obra. Los que están conectados con la cultura oriental, sobre todo.

—Sí, sí, además del vínculo que empieza a formar con la protagonista, que poco a poco va transformando a ambos en algo muy bonito. Y bueno, a pesar de que los vínculos e interacciones entre personajes están muy bien, nos hizo falta un poco de trama y ambientación dentro de tanta pelea. A veces el ciberespacio se caía por la falta de detalles del ambiente, por lo que era difícil observar lo que estaba pasando... Al sistema le tocó adaptarse a los distintos clichés del anime, que funcionan, pero le quitan frescura a la historia.

—También quisimos que nos contaran un poco más sobre la vieja sabrosa de Roxanne y el contexto político detrás, que pinta muy interesante, pero no se muestra mucho.

Sheep asiente varias veces con la cabeza y apaga el libro virtual que tiene en sus manos, para luego soltar un suspiro.

—¿Qué nos esperará en la siguiente historia? —pregunta la ovejita, ansiosa por conocer más de las historias ambientadas en otras partes del mundo.

—Interesante el otro lado del charco, ¿verdad?

Helmholtz sonríe y comienza a descargar los datos de su siguiente aventura, con el mismo entusiasmo de su compañera.

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