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Reseña #6: OTRO INCENDIO POR LLEGAR (Helmholtz)

Autora: JanetMarilyn

Reseñadora: Helmholtz (HelmholtzYWolfgang)

Capítulos reseñados: 10

Un galón de gasolina abierto impactó contra las paredes del pequeño apartamento, derramando su contenido por el suelo. Un disparo dio inicio al incendio y Helmholtz y Sheep no tuvieron más opción que escabullirse por una nueva rejilla, que las llevaría directamente a otro refugio donde podrían esconderse.

—¿Venderán prótesis para los pulmones? Sigo con tos gracias a ese humo de mierda —dijo Helmholtz, terminando de instalar los ciberequipos que había logrado salvar con los que tenía en la alargada habitación donde ahora se encontraban—. ¿Quién habrá sido el puto loco que nos prendió el apartamento en llamas? No parecía tratarse de Echo Nexus, no creo que sean tan idiotas o tan pirómanos...

—Pues... Quizá les haya resultado irónico... —respondió Sheep, pensativa, transfiriendo los datos que había descargado en la memoria de su sistema a una vieja computadora de alta tecnología. No era tan buena como la que se había achicharrado, pero serviría para conectarse con el ciberespacio.

—¿Irónico? ¿Por qué?

—No quería decírtelo todavía, pero «Rey de corazones» no fue la única obra que robamos...

Las patitas USB de Sheep se encontraban conectadas a los puertos de la computadora, pero su psique navegaba con soltura por la red. Fue así como abrió un nuevo documento, cuyo título llamó inevitablemente la atención de Helmholtz.

«OTRO INCENDIO POR LLEGAR»... ¡Sheep, eres la verga!

—¡Sorpresa! —dijo la ovejita y una tierna sonrisa se dibujó en su metálico rostro.

Helmholtz sonrió y, emocionada, desprendió a Sheep del ordenador para conectarla en su hombro y acercarse a un sillón de cuero sintético, del que salían unos cables de fibra óptica que conectó en los puertos externos de su nuca.

Una vez dentro del ciberespacio, observaron una larga fila de locutorios, divididos por paredes que seccionaban las cabinas y cristales que separaban a las visitas de los presos, comunicados por teléfonos y micrófonos. La voz de una mujer llamó su atención y ambas se volvieron hacia ella, quien vestía un traje naranja y cuestionaba a su interlocutor: un hombre de cabello negrísimo y unos ojos verdes que no terminaban de encajar en la extrañeza de su rostro.

—¿Y estos son exnovios o por qué tanta tensión en el ambiente? —murmuró Helmholtz a su compañera, mientras se acercaban para escuchar la conversación—. Aunque eso sí, la tipa se suelta unas frases de película que te meten en el ambiente carcelario al toque.

Escucharon la charla, intrigadas.

—Pues me suena a que Erick de verdad va a ser el donpendejo de Mia, oye. ¿Cómo se le ocurre sacar a su exesposa loca de la cárcel, cuando a él también le andaba prendiendo la ropa en llamas? ¿El puto fuego del amor o qué cojones?

—Pues, ya te lo dijo: es un súper huevón —dijo Sheep, con cierta inocencia.

—Diría lo mismo que Mia: Nadie es así de huevón, pero me he encontrado con unas cosas...

Antes de que alguna de las dos pudiera decir algo más, el escenario carcelario comenzó a desvanecerse: frente a ellas apareció lo que parecía ser la cocina de una casa común y el olor a chamuscado comenzó a hinundarles las narices. La escena de un pequeño incendio cotidiano terminó por mostrarse como el primer vestigio de lo que acabaría convirtiéndose en una fuerte piromanía, incrustada y sellada con fuego sobre la psique de Mia.

—Mierda... Le hubieran dado un Bon Yurt a la morrita de paso, pa' felicitarla por andar prendiendo en fuego la casa... —dijo Helmholtz, observando cómo el escenario a su alrededor volvía a cambiar—. Me gusta que cada capítulo te muestre algo definido, siendo cortos, hace que la lectura se haga muy adictiva.

—Mira, aquí tenemos de nuevo a donpendejo —dijo Sheep, una vez la estancia se hubo convertido en la entrada de un apartamento, donde se encontraban los dos protagonistas: Mia y Erick.

Dicho esto, ambas se dejaron atrapar por el progresivo desarrollo de la trama, su enigmática narrativa y los diálogos cargados de un humor satírico (y algo retorcido) que inundaban la obra y que habían provocado en ellas unas cuantas carcajadas.

—Madre mía, estos dos tienen una relación bien tótsicota, como diría Wolfgang —dijo Helmholtz, con una risa nostálgica, al culminar los primeros diez capítulos—, pero qué adictivos de leer se vuelven...

—Aunque Mia está más loca que una cabra —añadió Sheep, guiñando un ojo varias veces a un público imaginario, con una sonrisa burlona.

La gatita comenzó a reírse por el aporte de su amiga.

—Ya se te andan contagiando los chistes bobos del orejudo —dijo ella, entre risas cariñosas.

—¡Awww, alguien extraña a su compañero! —contraatacó Sheep, a lo que Helmholtz chasqueó la lengua.

—¿Yo, extrañar a ese amante de las ciudades muertas? Un poco, la verdad, pero lo de su fijación por las naves culeras me hace pensármelo. Pero bueno, bueno, ¿no le ibas a hablar a nuestro público sobre la parcera de los fetiches raros?

—¡Oh, sí, doña incendios! Bien, Mia es un personaje complicado, lleno de matices muy interesantes que, a pesar de lo problemáticos que pueden llegar a ser, concuerdan a la perfección con el contexto que poco a poco te va dando la autora. Es un personaje muy adictivo de leer, aunque te emputes por las pendejadas con las que sale y su falta de empatía, poco a poco vas adentrándote en su mente y en cómo la conciben los demás.

—Como pudieron ver —añadió Helmholtz, contextualizando—, la historia comienza con Erick sacando a su princesa en apuros (no es cierto, está bien loca) de la prisión, bajo fianza y uno que otro contacto. La cosa es que ella está ahí metida porque andaba de traviesa prendiéndole en llamas el carro a su actual marido. El chisme se empieza a poner bueno desde ahí, porque Erick y Mia son exesposos y él la lleva al apartamento que solían compartir, y pues obviamente se terminan llenando de nostalgia y recuerdos cursis, a pesar de que te enteras de lo tóxica que era su relación, no solo por los rayes mentales de Mia, sino también por la complacencia y falta de límites de Erick. Los clásicos codependientes, vaya. Pero no nos malinterpreten, este no es el típico romance tóxico de Echo Nexus...

—Exacto, pues a pesar de todo el caos que envuelve a la expareja, puedes empatizar con ellos sin justificar sus acciones ni mucho menos romantizarlas. Se te muestran como humanos muy rotos y a la autora no le da miedo explorar la oscuridad que puede esconderse entre los recovecos de la psique humana, plasmándola con crudeza y un patadón muy duro de realidad.

—Sí, sin duda alguna toda la narrativa emocional que trabaja la obra es muy buena. Como dijo Sheep, lo riko es que te lo va mostrando con crudeza, pero también utiliza simbolismos (el fuego que consume a Mia y a los demás a su alrededor) y un lenguaje envolvente y muy poético para que conectes con la historia. Por eso se nos hizo tan adictiva, porque sabe jugar bien con los elementos que tiene.

—¡Oh, oh, Helmholtz! ¡Nos estamos olvidando de alguien! —dijo Sheep, una vez su compañera hubo terminado de hablar—. También tenemos a nuestro coprotagonista, Erick, quien se encarga de la campaña política de otro donpendejo. Sí, porque ahora los donpendejos también quieren ser presidentes... Bueno, eso siempre —corrigió Sheep, con una sonrisa inocente.

—Sí, sí, al pendejo te lo muestran como un completo ahuevado con su ex, pero a la hora de dirigir la propaganda política de este otro señor, al que llaman dizque Don Leo de lo chafado que está, se convierte en todo un maestro de ilusionismo. Momento latam, sí, sí. Denle una arepa a ese muchacho, se la merece.

—Poco a poco te van mostrando las cosas turbias detrás de toda esta trama política, sus estrategias de manipulación y persuasión hacia los votantes y uno que otro chismesito gubernamental. Todo eso se va conjuntando de manera muy dinámica con la trama emocional que lleva con Mia, quien también le anda haciendo una que otra hijueputada —dijo Sheep, haciendo énfasis en la última palabra, pues la había aprendido recientemente de la boca de Helmholtz.

—También llevan a Mia a un loquero, bueno, una loquera, que en realidad es una psicóloga muy buena, encargada de lidiarle los traumas al donpendejo, pero no Erick, al que quiere ser presidente, ese. Ahí nuestra sociópata favorita comienza a enfrentarse a sus traumas y de paso nos cuenta un poco de su pasado. En ese capítulo está una de las escenas mejor escritas de la novela, así que léanla, les va a encantar.

—Sí, sí... Aunque quizá habría que pulir un par de detallitos en los tiempos en los que se llega a esa cúspide emocional, pero nada grave. La escena y la obra en general tienen una narrativa muy bonita, envolvente y demasiado adictiva.

—Estúpida y sensual Mia, ya nos traes todas enganchadas a ver qué chingados te pasa. A ti y al pendejo del Erick, que por ahora no nos han contado mucho de él, además de su trabajo y el tema de su amenaza de m...

—¡Shh, cállate, Helmholtz! Cómo eres de acelerada, deveras, deja un poquito a la imaginación, al misterio —regañó Sheep a su amiga y su lana se tornó de un púrpura más oscuro, opaco.

—Ay, perdón, ¡es que me pica la lengua, Sheep! No puedes culparme por ser una señora chismosa. Además es una historia muy adictiva, el caos y el fuego alrededor de ella son demasiado punk... Su trama, sus personajes, su narrativa, son arriesgados y dan un toque muy fresco al erotismo, a la novela negra, al thriller, al suspenso y a todo lo que suene riko. Es sensual y psicológica, con un humor ácido que no deja de ser digerible y entretenido.

—Jsjsjsjsjs, sí, tienen que leerla, es una sátira de todo lo que se han convertido los géneros a los que pertenece —comentó la ovejita, reaccionando positivamente al humor de su amiga y el color de su lana se hizo más suave.

—Pero bueno, Sheep... Ya va siendo hora de que volvamos a las andadas y nos robemos una que otra historia de por ahí... No sé tú, pero yo tengo un buen presentimiento de lo que vamos a encontrar.

Ambas se volvieron hacia la otra y sonrieron con malicia, motivadas por la llamarada que acababan de presenciar, encendiéndose frente a ellas: el fuego se reflejó en la mirada de las dos y se desconectaron del ciberespacio, listas para inmiscuirse de nuevo entre las calles de Spectra.

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