Reseña #14: ¿Quién es X? (Helmholtz)
Autora: LiztMary
Reseñadora: Helmholtz (HelmholtzYWolfgang)
Partes reseñadas: 10
Helmholtz
27 de marzo:
Durante el primer atraco a Echo Nexus de la semana, mientras yo disparaba a los soldados que poco a poco comenzaban a colmar el último piso del rascacielos más importante de Spectra, Sheep se encontraba instalando nuestro virus en la computadora central de la empresa. Con él, no solo tendríamos acceso a los archivos ocultos de la corporación, también podríamos fluctuar entre los recovecos cifrados del ciberespacio: aquellas voces que habían sido encriptadas en un frío lenguaje que ni siquiera aquellos que las conocieron tendrían la posibilidad de comprender.
Me vi obligada a activar el camuflaje termo-óptico de mi pelaje, conectar a Sheep en las entradas USB de mi hombro y saltar al caótico vacío de la ciudad: usando el material adherente de mis guantes y botas, logré llegar hasta la calle principal, subir a la moto y escapar de los nuevos agentes que comenzaban a aparecer tras el rastro de las llantas, invisibilizadas por la tecnología camaleónica del vehículo.
Ahora estamos aquí, sumergidas en un vacío insondable, del que solo es posible rescatar una composición de sonidos lejanos: el escalofriante y agudo grito de una mujer, el crujir de las hojas secas siendo machacadas por una huída frenética; un teléfono vibrando y varias respiraciones entrecortadas colándose entre las ramas de los árboles, perdiéndose desde distintos puntos de la inmensidad del bosque.
Poco a poco, Willow, el escenario principal de «¿Quién es X?», comienza a materializarse frente a nosotras: un pequeño pueblo, oculto entre la espesura de los paisajes boscosos que le rodean, atrapado por el manto de la oscuridad y consumido por el misterio y la desesperante incertidumbre que sus habitantes deben soportar con las recientes desapariciones.
Carteles de «Se busca» empapelan las calles del pueblo, mientras el miedo y la culpa se respiran en el ambiente.
—¿Pero qué carajos pasó aquí y quién verga es X? —pregunto, mientras el eco del grito que acabamos de escuchar choca contra las paredes de mi mente, haciéndose lejano, como un zumbido leve y exasperante.
—Parece que es la chica desaparecida... —dice Sheep, acercándose a un poste de luz forrado en letreros con distintos rostros: al parecer, es la primera vez en más de cuarenta años que los bosques aledaños a Willow absorben a su gente, enterrándolos bajo la tierra mojada para jamás volver—. «La verdad está en la superficie»...
Observo a un grupo de adolescentes a lo lejos, frente a un edificio que parece ser la escuela del pueblo. Conversan entre sí, algunos con gestos de curiosidad, otros con cierta tensión; me vuelvo hacia mi compañera para cerciorarme de si está viendo lo mismo que yo y ambas asentimos.
—¿Crees que estén involucrados en todo este mambo de la desaparecida? —le pregunto, aunque claramente ya sé la respuesta—. Vamos a seguirlos, a ver si nos enteramos del chismesito místico.
Escuchamos algunas conversaciones y pronto todo empieza a cobrar sentido: en menos de una tarde, ya estamos terminando el décimo capítulo y un ligero mal cuerpo recorre la sensibilidad de nuestros avatares del ciberespacio, mientras pensamientos nacidos del grito agudo del principio comienzan a instaurarse en una parte de mi psique que no termino de entender.
—Estoy segura de que el tipo que tiene a X secuestrada, debe ser otro morro del mismo colegio. Ya tengo mis candidatos y todo —digo, entrecerrando los ojos, sospechando de todos, intentando llevar mi mente al análisis habitual—. Aunque... No sé, hay cosas que no tienen tanto sentido. En fin, paranoias mías. ¿Tú qué piensas?
—En que como siempre te estás adelantando —me regaña Sheep y sus ojos digitalizados me miran con gracia—. ¡Es nuestra última reseña, Helmholtz! ¡Ten tantita decencia!
—Ains, ya sé, ya sé —respondo, mientras vuelvo mi mirada hacia las páginas virtuales del libro que sostengo en las manos—. La verdad es una historia sencilla pero que, con los recursos que tiene, está bien lograda. Todo empieza cuando un grupo de amigos, habitantes del pueblo de Willow, se reúne en uno de los bosques de los alrededores y, como son acá bien inteligentes, se les ocurre la gran idea de hacer una especie de amarre raro para dizque adivinar el futuro, en plena noche de Halloween.
—El ambiente se presta para cualquier película de terror: la oscuridad comenzando a apoderarse del cielo, el sonido del viento atravesando los árboles del bosque, un silencio que no termina de ser silencio y una neblina tenebrosa que parece querer consumirlo todo —añade Sheep, envuelta por la sencilla narrativa de la autora—. Aún así, deciden jugarle al verga y se separan para buscar las cosas que necesitan para el ritual.
—Aunque la autora se basa más en los diálogos de sus personajes, la atmósfera es bastante palpable: sabes que no todo serán jijises y jajases y que pronto todo se va a ir bien a la mierda. Entonces, cuando está cada quien buscando y encomendándose a Chuchito y a Los Antiguos para que no le pase nada, comienzan a escuchar sonidos que los regresan a la realidad en donde se pueden morir aunque sean los protagonistas del libro: el graznido de un cuervo, pasos fuertes alrededor, voces y finalmente... el terrorífico grito de una mujer.
»Al rato se vuelven a encontrar por el tremendo cagazo que se llevaron y se abren de ahí, a buscar refugio en la casa de otra de sus amigas, donde están haciendo una fiesta de Halloween a la que se supone que iban a ir. La cosa es que nadie sabía que andaban de avispados haciendo amarres en el bosque y que, si cuentan lo que escucharon a la policía, tendrán que confesar su pendejada.
—Entonces deciden que mejor se quedan calladitos, pero les cae la policía al sitio donde están. Bueno no, pero sí empiezan a llegar patrullas para investigar lo sucedido y la casa a la que llegaron resulta estar cerca del bosque. Y así empieza el misterio de «¿Quién es X?».
—Cagados del susto, con paranoias terribles, mucha culpa y una incertidumbre que los carcome, Cielo y sus amigos comienzan a dudar los unos de los otros, mientras sienten cómo sus pecados comienzan a pisarles los talones... —digo casi en un murmullo, pensativa, pues el zumbido del grito agudo que nos trajo hasta este punto continúa haciendo eco en mi mente—. El libro te va mostrando los acontecimientos desde la perspectiva de su protagonista, Cielo, con fechas y lugares al inicio de cada capítulo; cosa similar cuando se trata de las partes donde X es el personaje principal y, aunque todavía no sepamos quién es, poco a poco nos vamos interesando sobre lo que pasa con ella, atrapada bajo la tierra por un raptor que pinta ser sospechosamente conocido...
—Ahora bien, la obra tiene muchos aciertos: es bastante sencilla de leer, debido a la fluidez en sus diálogos y una narrativa simple pero dinámica, construida desde la familiaridad y la cotidianidad —analiza Sheep, caminando en círculos, pasando rápidamente sus ojos por las páginas del libro—. Es entretenida y realmente logra atraparte en el misterio que atañe a los personajes, a pesar de que estén en esa situación porque no son capaces de asumir sus idioteces de adolescentes. Pero incluso eso se siente realista, pues no llegan a ser lo suficientemente conscientes de lo que hacen, solo están preocupados por los castigos que pueden llevarse, aunque en realidad no hayan hecho nada tan terrible. Al menos que sepamos —dice Sheep, levantando una cejita.
—Exacto, se entiende que sean así por todo el contexto que te van mostrando de a pocos sobre la vida en el pueblo y pues, qué se le va a hacer, están verdes todavía. La autora también hace un buen contraste con el misterio y el humor; usa bastantes jergas y se nota que lo pasa bien mientras escribe. —Sonrío, pues leer la historia y vivirla junto a sus personajes, genuinamente fue una experiencia agradable—. Aunque bueno, también se nota que hay muchas cosas sobre las que está aprendiendo, sobre todo en temas de redacción y la construcción de la historia en general. Aunque es dinámica, aún hace falta establecer un hilo sobre el que pueda avanzar la historia: algunos capítulos, a pesar de ser cortos, llegaban a sentirse de relleno o con finales algo abruptos.
»Pero una cosa es cierta: a pesar de que todavía no ha desarrollado mucho a sus personajes, fuera de los chistes que hacen entre ellos y los rumores de corredor (ya sean de la trama principal o no), es un libro que se disfruta y con el que se puede conectar a pesar de sus errores. Se nota que a la autora le gusta mucho su historia, ojalá algún día descubramos quién cojones es X y esperemos que no nos la maten antes de llegar al final.
Sheep comienza a reírse y yo le dedico una sonrisa, aunque los pensamientos siguen atormentando mi cabeza. Desconecto la obra del ciberespacio y volvemos a recostarnos sobre la nada: pero las voces, las pisadas, los gritos, siguen ahí. Se escuchan lejanos, difusos; como si intentaran salir a la superficie en un mar caótico de información...
—¿Quiénes son? —pregunto al vacío, pero mi voz se rompe cuando después de unos instantes de silencio, los gritos se tornan desesperados y las pisadas se convierten en un trote intenso y confuso—. ¡¿Dónde están?!
Pronto, la aparente nada en la que nos encontramos revela su verdad: el código que construye al ciberespacio se muestra a nuestro alrededor y se desgarra a sí mismo, autodestruyéndose, como si quisiera extinguirse con el rastro de aquellas voces...
—¿Qué mierda está pasando, Sheep?
Pero ella solo me mira y puedo ver que el vacío ahora vive en sus ojos.
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