
Capítulo 2
Momo avanzó con cautela por el escenario macabro, su linterna temblaba en su mano mientras iluminaba las figuras retorcidas que se arremolinaban a su alrededor. Las risas infernales se intensificaron, creando una cacofonía ensordecedora que resonaba en lo más profundo de su ser.
De repente, una figura emergió de las sombras. Era una mujer alta, pero su rostro ahora estaba distorsionado por una mirada de locura. Momo retrocedió, su corazón latiendo con fuerza en su pecho, sin saber si debía confiar en ella.
—Veo que también has sido arrastrada a este mundo retorcido. Pero ten cuidado, Momo, aquí nada es lo que parece.
Momo confundida al escuchar como esa mujer dijo su nombre sin conocerla, optó solo por decirle:
—Estoy aquí para descubrir la verdad y poner fin a esta pesadilla. ¿Qué sabes sobre estas criaturas y el fenómeno del tiempo derretido?
Ella susurra con una voz lúgubre -Estas criaturas son el resultado de experimentos prohibidos y ahora están condenadas a vagar eternamente en esta oscuridad. Pero hay algo más... algo mucho más aterrador que acecha en las sombras. Por cierto, mi nombre es Sana.
—Mucho gusto Sana, pero ¿qué quieres decir?
Sana con una risa siniestra le dice— Hay una entidad maligna que se alimenta de la desesperación y el miedo de estas criaturas. Pero no sé quien es el creador de todo aquello.
—¿Y cómo descubriremos de quien se trata?
—No será fácil, Momo. Esta entidad está arraigada en lo más profundo de este lugar, alimentándose de las almas atormentadas. Pero si estamos dispuestas a sacrificarlo todo, tal vez haya una oportunidad de detenerla y encontrar al causante de todo.
Momo y Sana se adentraron aún más en el oscuro laberinto de criaturas deformes y pesadillas vivientes. Cada paso resonaba con un eco espeluznante, mientras el susurro del viento parecía llevar consigo lamentos y súplicas de aquellos que habían sido atrapados en aquel lugar maldito.
Momo murmurando para sí misma- No puedo permitir que esta maldad continúe. Debemos encontrar una manera de liberar a estas almas y poner fin a esta pesadilla de una vez por todas.
—Prepárate, Momo. Lo peor está por venir. Debemos enfrentar nuestros propios miedos y luchar contra la oscuridad que se avecina.
El ambiente se volvió más opresivo, las sombras se movían con vida propia y los susurros se volvieron más intensos. El miedo se apoderó de cada fibra del ser de Momo, mientras avanzaba en un mundo donde lo desconocido acechaba en cada esquina.
Momo y Sana avanzaron con pasos temblorosos, la tensión en el aire se volvía palpable. Cada vez que la linterna de Momo iluminaba una nueva esquina, parecía revelar algo más siniestro y aterrador.
De repente, un ruido siniestro resonó en la oscuridad. Un susurro inhumano se deslizó por el aire, envolviéndolas en un escalofriante abrazo. Las criaturas grotescas se retiraron a las sombras, dejando un silencio ominoso.
—¿Qué fue eso? ¿Hay algo más aquí?
Sana con voz entrecortada dice— Es la entidad maligna que nos observa. Está cerca, acechándonos en cada rincón. Debemos mantenernos alerta y no caer en su trampa.
En ese momento, la linterna de Momo comenzó a parpadear, la luz se volvía tenue y vacilante. El terror se apoderó de ellas mientras se encontraban en la oscuridad parcial.
—Mi linterna... ¡No puedo permitir que se apague! Necesitamos luz para protegernos.
—Rápido, Momo, enciéndela de nuevo. No podemos permitir que la oscuridad nos consuma.
Con manos temblorosas, Momo luchó por encender la linterna nuevamente. Después de varios intentos desesperados, la luz se encendió, iluminando el entorno una vez más. Pero algo había cambiado.
Las paredes de la cripta parecían moverse, ondulando como líquido. El suelo bajo sus pies se volvía pegajoso, como si estuvieran atrapadas en una trampa mortal. Las figuras grotescas emergieron nuevamente, esta vez en mayor número y con una ferocidad renovada.
-¡No podemos retroceder! Debemos enfrentar esto juntas, Sana. No podemos permitir que el miedo nos paralice.
-Tienes razón, Momo. No podemos ceder ante esta oscuridad. Debemos seguir adelante y encontrar la forma de liberar a estas criaturas y poner fin a la influencia de la entidad maligna.
Con cada paso, el terror se intensificaba. Las criaturas se abalanzaban sobre ellas con garras afiladas y ojos desbordantes de malicia. Momo y Sana lucharon valientemente, empuñando sus linternas como armas contra las sombras.
A medida que avanzaban, el escenario distorsionado parecía desmoronarse a su alrededor. Las paredes crujían y se retorcían, mientras el suelo se desvanecía bajo sus pies. Parecía que el tiempo mismo se derretía en un caos indescriptible.
En medio del caos, Momo y Sana se aferraron a su determinación, luchando contra las fuerzas del mal con todas sus fuerzas. Sabían que el camino hacia la verdad era peligroso y oscuro, pero estaban decididas a enfrentar cualquier horror para liberar a las criaturas atrapadas en este mundo retorcido.
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