<<Podríamos hablar tantas cosas, gritarlo al mundo y aún así llegaríamos a mentir; por eso prefiero callar, observar y actuar porque para mi las palabras son simplemente palabras>>
Puedo decir que soy una de las personas más desconfiadas del mundo, una ventaja y desventaja de mi personalidad; un efecto colateral de todo lo que he vivido.
Pero nadie puede culparme, las mentiras son fáciles de decir y muy difíciles de remediar, nuestro sistema como ser humano es tener una culpa interna, culpa que se refleja en nuestras expresiones y acciones al decir una mentira culposa, otros tienen la capacidad cruel y habilidosa de no sentir culpa ni expresarlo.
Y pocas personas como yo tienen la necesidad de ser precavidas con cada palabra que uno recibe dentro de una conversación.
Tu puedes hablarme y yo te escucharé atentamente, analizaré cada palabra y cada gesto que expreses, de cierta manera sentiré cuando me mientas, muy dentro de mi sentiré una presión y depende de cuanta claridad tengo respecto a tu personalidad pueda tardarme o no en darme cuenta porque claro no soy adivina.
Siento que es la única habilidad que tengo dentro del campo de socializar y estoy pensando todo esto mientras soy arrastrada a la cafetería de la facultad donde el lugar esta a reventar. Confirmo que es la única habilidad que tengo porque logro quedar paralizada incluso cuando ella me sienta delante de su persona.
— Mejor vamos a un lugar que no tenga tanta multitud — Sugiero después de un rato de observar toda la cafetería con un silencio mortal, tantos murmullos y gritos me estaban empezando a abrumar.
— Bien, conozco el lugar perfecto — Me regala una enorme sonrisa sin preguntar el porque y menos sin quejarse, Se levanta y me lleva de la mano a la parte de atrás de la cafetería que tiene un pequeño campo con arboles grandes y hermosos, con un césped muy verde; un lugar hermoso y solo; definitivamente el lugar perfecto.
Fui rápido a sentarme debajo de un árbol, la coraza del mismo no se sentía rasposa y la grama no me incomodaba al colocar las palmas, tenía una gran sonrisa y mis ojos brillaban por sentirme tranquila en este pequeño campo natural.
No había notado la ausencia de Tess hasta que la vi llegar con el desayuno en la mano y una hermosa sonrisa.
A veces esa chica me abrumaba ¿Quien sonríe siempre? ¿Acaso siempre es feliz? Pero no puedo negar que su sonrisa es hermosa, puede ser de noche e iluminar el lugar, no porque salga luz, sería absurdo; sino porque la manera en la que sonríe es muy especial.
— Traje dos desayunos diferentes, tu eliges — Examino la comida, pienso que no debería desayunar, no tengo apetito — Tranquila no le eche veneno a la comida — Su expresión confusa y divertida al ver que miro la comida sin hacer un ademán de agarrarla me hace suspirar antes de tomar una bandeja sin detallarla mucho.
No volvemos a decir ni una sola palabra y yo empiezo a comer con el sonido de las hojas moviéndose, los pajaritos cantando y el viento azotando mi cara con suavidad me hace sonreír; así que sin duda alguna disfrutó mi desayuno.
Levanto la vista hacia Tess, quien esta mirándome con una intensidad que me abruma, ni siquiera a tocado su comida.
— ¿Por qué no comes? — Mi pregunta se escucho casi como un susurro, detesto hablar tan bajo pero estoy apenada de tener su atención en mi persona.
— Me gusta admirar a las personas que son felices con detalles pequeños como lo es apreciar la naturaleza — Su respuesta tuvo el mismo tono que el mío y respondió la pregunta que realmente quería formular.
¿Por qué me miras tanto?
Me regala una sonrisa que me demuestra que no tenia intenciones de negar su interés en mi y esta vez si empieza a comer.
Me gusto su sinceridad y solo por eso se ha ganado unos puntos extras en nuestra reciente amistad.
***
El día a sido agotador, pasar la mañana de clase en clase teniendo a Tess de compañía, quien no se a guardado ningún detalle y me a pasado explicando lo más mínimo.
Ya al final del día, nos despedimos y siento que todo empieza bien, un hogar, una familia, una amistad y una oportunidad de estudiar.
Pero no todo es color de rosa, de camino a casa, las calles se ven más opacas y un sentimiento de angustia se instala en mi ser.
Elisa ansiosa de llegar a casa y yo que cada paso lo siento pesado.
Al llegar mi tía tiene el almuerzo montado y nos sentamos con una tranquilidad y siento su mirada en todo momento.
— Tu mamá te envió una carta, Scarlett — dice con suavidad y mis comisuras caen, coloca la carta en la mesa y sin mirar a nadie la tomo y subo a mi cuarto.
Siento una nostalgia abrumadora, aprieto la carta en mi mano y una lágrima cae.
No se si emocionarme porque se acordó de mí o preocuparme por lo que lleve escrito ese papel.
Detallo la letra con delicadeza, la reconozco, tenemos casi la misma letra y aunque no me gusta reconocerlo ella me enseño todo lo que sé.
Siento los brazos de Elisa envolverme y dejo caer mi cabeza en su hombro.
— No tienes que abrirla ahora, puedes hacerlo cuando estés lista — Su voz se escucha llena de compresión y cariño, muevo la cabeza después de un rato y guardo la carta a un lado de la cama.
No logro decir nada, el cuarto esta inundado en silencio y en mis suspiros llenos de tristeza, Elisa tampoco dice nada y se lo agradezco.
Como podre sostener la mirada de los demás después de leer esa carta... Si mis ánimos seguro volverán a sumergirse en ese dolor que he tratado de sobrellevar desde que llegue.
¿Por qué? ¿Por qué no se olvida de mi y me deja vivir en paz?.
No le es suficiente que la tenga en mis recuerdos; en los más dolorosos...
***
Buenas tardes mis amores, al fin me digne a actualizar este cap, esperó lo disfruten.
Besos.
Att: Liss
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