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Capítulo 28


Comenzar de nuevo



Esa noche cuando regresé a casa me encontré con Edward, tuve la certeza de que me esperaba, sentado a oscuras en su butaca preferida en la sala.

—Me cansé de llamar a tu celular —escuché su reclamo no bien se dio cuenta de que habia llegado.

Mi querido primo Edward, el mismo que desde que me accidente cuido de mi como un hijo. No por primera vez pensé en lo buen padre que seria mi primo hermano.

Sonreí porque me salió, sin embargo, Edward lo tomó como una retante burla.

—No le veo la gracia a que te desaparezcas todo el día, y para colmo apagues el celular. Hasta ahora que te vi entrar por la puerta estuve preocupadísimo por ti, Oliver. No sé que te esta pasando últimamente...

Dejé salir un suspiro.

—Discúlpame...tío. —Hacia días que habia decidido no hacer partícipe a Edward de lo que me sucedía, de allí sus palabras, y justo en ese momento me di cuenta de que realmente no valía la pena perturbar la vida de mi primo, hablándole de la increíble y loca historia detrás de mi nueva juventud.

Y es que aun después de escuchar por horas a Ji-Woo, y su explicación a una situación que no tenia ni pies ni cabeza, con bastante insistencia debo decir, e incluso después de ver y experimentar la metamorfosis entre la sencilla chica asiática y el extravagante vagabundo...

Aun así, lejos de ella y su influencia, me costaba aceptar mi realidad.

—No quiero presionarte a que hables sobre lo que te sucede, Oliver, pero me preocupa tu comportamiento. —Edward se puso de pie y fue a mi encuentro, yo me dejé abrazar y correspondí su gesto.

Mientras estuvimos unidos me pregunté que diría Edward si supiera lo que sucedía, ¿podría aceptarlo? o como yo, sentiría que la mente le explotaría en cualquier segundo.

—Estoy muy cansado —dije en cuanto nos separamos, y no esperé para encaminarme a la habitación— .Que duermas bien, Edward —

—Que descanses, hijo. —Se me estrujo el corazón, no me sentía bien manteniéndolo ajeno a mi dilema, pero ¿cómo le explicaba que una especie de hada madrina decidió darme una segunda oportunidad, regresándome la juventud que perdí hacia años, y no comforme a aquello último, reencontrarme con Luca, mi amor perdido?

Cerré la puerta detrás de mi, caminé los pocos pasos hasta la cama y me dejé caer en ella.

—Pronto Hwang recordará su vida pasada, y tomará una decisión. —Recordé una de las últimas cosas que Ji-Woo habia dicho.

Según ella cuando Luca murió reencarno en Hwang, explicándome que debido a su prematura muerte, el universo decidió enviarlo nuevamente a la tierra en otro cuerpo.

—Hwang no recuerda nada de lo que me estas diciendo —dije aunque de inmediato pensé que era lo mejor, pues de recordarlo, todo seria tan confuso y chocante que no lo dejaría funcionar.

—Algo recuerda, Oliver, pero ni por casualidad lo relaciona a algo así, ¿quién lo haría?

Recordé las referencia que me hizo Hwang sobre sus raros gustos, los sueños y pesadillas, incluso mencionó que la primera vez que me vio no fue en la escuela, sino en una de sus experiencias oníricas.

—¿Cuál decisión?, ¿y a qué exactamente te refieres con que recordara su vida pasada?

Ji-Woo tardo unos largos segundos en contestar.

—Hwang sabrá quién en realidad eres, Oliver, pero lo más importante será cuando recuerde lo que ambos significaron en la vida del otro...aunque esto último lo volverá a enfrentar con todo el dolor, el desamor, la frustración y la desilusión que le causaste siendo Luca. —Rodé de costado y clave la mirada en la noche sin estrellas, al menos en el pedacito que lograba vislumbrar por un pequeño resquicio entre el marco de la ventana y la cortina.

Supe que se avecinaba otra noche sin poder dormir, no podría cuando me sentía incapaz de dejar de pensar en los ominosos decretos de Ji-Woo. Volver a escucharlo en mi memoria nuevamente provoco que la piel de mi cuerpo se erizará.

—De Hwang depende tu futuro, Oliver —dijo— .En esta vida él tiene el control...es simple, si Hwang puede perdonarte de corazón, y te escoge como su compañero a pesar del pasado, conservaras no solo su amor, sino tu juventud... no obstante, si Hwang decide que no te quiere más en su vida aun amándote, me temo que no solo lo perderás para siempre, perderás también tu juventud. Esta vez será Hwang quién escoja, a diferencia de hace tanto tiempo atrás cuando fuiste tu quien escogiste vivir un engaño aun a costa de tu verdadero amor.

Me incorporé sobre el colchón arrimando las piernas a mi pecho, y nuevas lágrimas dejaron mis ojos. Era mucho lo que habia llorado por esos días.

La desesperación que me acompaño toda la noche, con el amanecer dio paso a la resignación ante la posibilidad de que Hwang decidiera en mi contra.

No podía dejar de pensar en el supuesto momento en que recordaría su vida pasada y en nuestro enfrentamiento, uno que aseguró Ji-Woo, yo no tenia manera de evitar.

Agotado, se me hizo difícil levantarme, pero me obligue a no quedarme en la cama. Era domingo y Edward solía aprovechar para dormir un poco más, así que faltando unos minutos para las ocho de la mañana, el silencio pisaba fuerte en la vivienda.

Mientras me preparaba el café a mi mente vino el recuerdo de mis días antes del accidente, y lo solitaria que era mi existencia. Una desagradable sensación me recorrió de pies a cabeza al repasar la posibilidad de que Hwang no me quisiera nuevamente a su lado.

La verdad era que aquello último era más que probable, y merecido. Y aunque debo confesar que una parte de mi apostaba por el amor que habia nacido nuevamente entre los dos, la otra comenzaba a sentir pavor.

Ji-Woo no me aclaro cuándo, cómo y dónde se daría la confrontación entre Hwang y yo, y eso me provocaba, si era posible, más estrés, y me llenaba de incertidumbre.

Me acabé mi primera taza de café con leche, hacia meses que no disfrutaba plenamente de aquella bebida, y armado con la segunda, volví a sentarme cerca de una de las ventanas, aquella que daba al edificio, ahora totalmente renovado, del que fui lanzado.

Ocupe algunos minutos pensando en ir a buscar a Hwang, debatiéndome entre los pro y los contras, conciente de que nuestros últimos encuentros habían sido conflictivos.

Terminé mi segunda taza de café y regresé a la habitación, aun no me decidia a buscar a Hwang, aunque por momentos mi necesidad de verlo se hacia más fuerte.

El tiempo se me fue como agua entre los dedos, no alcanzaba a pensar con claridad, a tomar decisiones, a saber, que hacer. Volvía a sentirme perdido, aunque ya habia conseguido algunas respuestas.

Escuché a Edward levantarse e ir a la cocina, minutos después lo vi asomar su rubicundo rostro entre el marco y la puerta de mi habitación para darme los buenos días.

Como me hubiese gustado compartir con él un poco de mis disyuntivas, pero, aunque Ji-Woo no lo habia mencionado, mi intuición me decía desde el minuto cero, que mantuviera al margen a mi querido primo.

Estuve mucho tiempo repasando las viejas fotografías, rememorando momentos con Luca, mi amado y maravilloso Luca. Un manto de tristeza descendió sobre mi, casi incapacitándome.

Bajé la cabeza mientras apretaba sobre mi pecho las imágenes de Luca, de mi Luca, tan joven y lleno de vida. Y creo que por primera vez me pregunté si realmente deseaba comenzar nuevamente, con todo lo que eso implicaba.

¿Realmente deseaba esta nueva juventud?

Y sinceramente no pude aclarar mis dudas en ese momento. No alcance a sentirme agradecido con Ji-Woo o indignado por tomar mi vida en sus manos.

Entonces pensé otra vez en Hwang, en Luca, y tuve miedo. Miedo a volver a equivocarme, a lastimarlo otra vez, pero también a la posibilidad de verlo alejarse de mi definitivamente. Sin embargo, supe que aceptaría sus deseos, deseándole lo mejor.

Escuche la cómica musiquita que era el timbre del celular de Edward al anunciar una llamada.

—Hola...—Localize an Edward en el pasillo, quizás de camino a su habitación—¿Cómo estás, Binna?

Saber que era Binna quien llamaba me hizo sonreír, quizás Edward encontraría su felicidad al lado de la tia de Hwang.

—Le dire a Oliver, e iremos de inmediato para allá —Al escuchar aquella frase, dicha con premura, supe que algo no andaba bien, y justo cuando Edward se disponía a tocar a la puerta de mi habitación, yo me dispuse a abrirla, con el corazón desbocado.

—Hwang tuvo un accidente, Oliver —Edward no dio rodeos para hablar y se echo a un lado cuando yo deje la habitación encaminándome hacia la puerta principal— .Dejame buscar la cartera —añadió, yo continue hacia fuera del apartamento, y me detuve de frente al elevador accionando el botón para llamarlo.

El camino hacia el hospital se me hizo eterno, mientras Edward no podia disinmular su nerviosismo, factor que me hizo pensar que no me habia dicho la verdad, según él, Hwang no se encontraba grave. Sin embargo, interiormente pensé que la situación era otra y Edward no habia querido decirme la verdad.

El viaje en taxi tomó por lo menos quince minutos y lo hice sentado muy derecho. Cuando el vehículo apenas tomaba su lugar frente a la acera del hospital, un edificio empotrado entre un restaurant muy conocido de sándwiches y una academia de manejo, salté fuera.

—¿Puedes tener más cuidado? lo menos que quiero es que termines accidentado tu también —comentó Edward alcanzándome en el recibidor del edificio.

Frente a los tres ascensores habia un numeroso grupo de personas entre visitantes, médicos, enfermeras y personal administrativo. No mucho después Edward y yo no dudamos en apretujarnos dentro de uno de ellos.

El hospital era uno de los mejores de la ciudad, muy completo y de excelente reputación y servicio. Aun así, caminar por sus pasillos desinfectados, donde el ambiente helado junto con los aromas característicos de esos lugares parecía pegarse a la piel, y no era de mi agrado.

Además, hasta que no viera a Hwang la intranquilidad que sentía seria difícil de echar a un lado. No podia dejar de pensar en lo que le sucedio a Luca, en el accidente de autobus, tratando de evitar las comparaciones.

Mi alma y corazon no tendrían sosiego hasta que pudiera ver a Hwang y comprobar su estado de salud.

Supe que Edward y yo, casi al mismo tiempo, localizamos a Binna casi al final del pasillo, saliendo de una de las habitaciones, me fije que aunque cansada, su semblante lucia tranquilo. Tuve que controlarme para no cruzar corriendo el resto de distancia hasta ella.

No obstante, fue Edward el que acelero sus pasos, y llegó hasta Binna antes que yo. La mujer no oculto la alegria al verlo, o al vernos...

Edward tomó entre las suyas las manos de Binna, dándoles un suave apretón, mientras la mujer sonreía encantada.

—¿Cómo estás, Binna? ¿Cómo se encuentra tu sobrino? —

—Gracias por venir, Edward —mencionó Binna. La mujer se esforzó por llevar su atención lejos de Edward al verme acercar— .Hola Oliver, que bueno que estás aquí —Una de las manos de Binna fue a posarse sobre mi hombro, gesto que acompañó con una pequeña sonrisa.

Según su tia, Hwang habia salido del apartamento donde vivía con su padre a dar un paseo en bicicleta por Central Park, el chico no regreso a casa y pasadas unas horas le avisaron a Jae-Sung que el muchacho se accidento, un conductor atropello al muchacho, y que se encontraba en aquel hospital.

—No me extraña pues Hwang lleva días muy distraído, además sé que a veces es bastante temerario al volante de esa bicicleta. El hombre del carro dice que salió casi de la nada para echarse sobre él —dijo ella.

Aunque Binna no me hizo sentir incómodo, y mucho menos señalado o culpable por lo que le sucedió a su sobrino, yo no pude deshacerme de la idea de que habia tenido mucho que ver, y recordé mi actitud con él hacia un día.

—Afortunadamente Hwang esta bien, algo golpeado y en observación, pero a parte de la fractura en su brazo izquierdo...el médico comentó que probablemente salga de alta el martes —añadió la mujer— .Ahora duerme, esta sedado. Jae-Sung fue a comer algo...

—Y tu, ¿has comido algo? —le preguntó Edward, solicito.

—¿Puedo verlo? —pregunté yo antes de que ella contestara.

—Puedes pasar, Oliver, a Hwang le encantaría verte, pero ahora esta descansando.

—Igual me gustaría verlo.

—Ve, mientras tanto, me voy a robar a tu tío para que me acompañe a tomarme un café.—La guapa mujer engancho uno de sus brazos al de Edward, que encantado no le quitaba los ojos de encima.

No perdí tiempo en alejarme de la pareja, me urgía ver a Hwang, de preferencia antes de que volviera su padre.





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