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Capítulo 18


Piloto1997


No sé que me sorprendió más, si ver a Hwang Lee salir casi de la nada a mi lado, o notar su rarísima sonrisa, sonrisa que antes habia visto cuando el asiático se la dedicaba exclusivamente a Tim, nunca en mi dirección.

Lo vi acercarse, de primeras no lo reconocí.

No, no es cierto, a decir verdad desde el primer momento en que aprecie su silueta acercarse me pareció conocida, pero de inmediato descarte estar en lo correcto y en esos pocos segundos hasta llegué a regañarme.

«Deja de imaginarte cosas, Oliver»—pensé, cambiando de posición, dandole la espalda, buscando la mejor posición para fotografiar un grupo de laboriosas hormigas sobre el troco de un árbol. Necesitaba concentrarme para ser capaz de hacer la mejor toma de criaturas tan pequeñas.

—Es fascinante ver criaturas tan pequeñas, ser tan organizadas...

Demás esta decir que perdí enfoque de inmediato.

Casi había olvidado lo grave que se escuchaba la voz de Hwang Lee, enderece la postura y giré poca cosa hasta quedar mirándolo de frente, con mi atención fluctuando entre los alrededores y su atractivo rostro.

El muchacho vestía unos pantalones y sudadera muy holgados, como acostumbraba, la misma vestimenta que lucia ese día en la escuela. Me pregunte si su padre o la mujer con quien lo vi dos veces anteriormente olvidaron buscarlo y Hwang se había dedicado a vagar por aquel parque, un poco retirado del centro estudiantil, hasta que su familia pasara por él.

Le eche un rápido vistazo a mi reloj pulsera, ya habían pasado más de dos horas desde que finalizaron las clases.

Pensé que probablemente el muchacho estuviese aburrido, y sin nada más que hacer se acerco a mi porque seguramente era la única persona en el parque que le inspiraba algo de confianza, por lo menos era el único conocido.

¿Es que acaso este chico no sabe tomar un autobús, o el tren para llegar por su cuenta a su casa?

«No me extrañaría que fuera así, hoy en día muchos jóvenes viven  en una burbuja de cristal». —pensé, pero de inmediato me cuestioné mis ideas que más bien parecían venir de un hombre adulto y no de uno de diecisiete.

Algo confundido por dichos pensamientos, más con la presencia de mi compañero de clases, giré dándole la espalda, de pronto no deseaba hablarle, o tan siquiera escuchar sus comentarios sobre las hormigas.

—Creo que te estoy molestando...y era lo menos que quería.

Me acerque al banco donde habia dejado mi mochila y me entretuve guardando la cámara. Segundos luego volví a echarle un vistazo, Hwang se encontraba a varios pasos de mi, con su rara sonrisa aun en sus finos labios.

—No me molestas, es solo que...no estoy acostumbrado a socializar con una persona que me dejo bien claro la última vez que hablamos, que no le interesaba ni darme los buenos días...

¿Por qué dije eso? ¿Por qué me escuché tan ardido?

Molesto volví a enfocarme en mi mochila que cerré de un tirón antes de colocarla en mi hombro. Listo para irme a casa volví a mirarlo. Hwang ya no sonreía, ni siquiera me miraba, ahora parecía muy ocupado en mantener su mirada lejos de mi y sobre los tenis de marca negros que calzaba.

—He sido bastante brusco y chocante contigo, pero no pensé que tu estuvieses tan resentido.

Hwang permaneció arrastrando la suela de uno de sus costosos zapatos sobre la superficie rugosa que era la acera del parque, mientras paseaba su mirada a mi alrededor, sin al parecer animarse a mirarme de frente.

—¡Bah! Resentido ¿yo?...no sabes lo que dices.

—Así luces, y ahora el antipático eres tú.

—Eso no debe de molestarte, después de todo solo estarías probando un poco de tu propia medicina, Hwang Lee.

El chico llevo su mirada a mi, enfocándose sobre mis ojos. Los suyos eran pequeños, rasgados y muy oscuros, sin embargo, por un instante, solo un instante, podría jurar que aprecie destellos plateados en ellos. De inmediato lo achaque a mi cansada vista.

—Touche...entonces solo me queda tratar de resarcir mi pasado comportamiento.

Lo miré fjamente frunciendo un poco mis labios, en una mueca de duda.

¿Se reía de mi?

Hwang no retiro su mirada, al contrario, fui yo, una vez más que rompí el contacto visual, girando un poco y echando a caminar dejando el parque atrás, tratando de enfocar mi mirada en el edificio de apartamentos donde residía con el tío.

Por un momento pensé que Hwang habia quedado atrás, y me dieron deseos de detenerme para girarme y comprobarlo, eso fue instantes antes de escuchar sus apresurados pasos a mi espalda, lo que provoco una casi imperceptible sonrisa en mi.

—¿Vives cerca de aquí?

Hwang me alcanzo, caminando a la par conmigo, yo lo miraba de reojo sin ralentizar mis pasos.

—En aquel edificio de aleros color coral...

Alcanzamos la acera cruzándonos con un hombre que hacia footing, una mujer madura vestida de oficina que caminaba muy rápido calzando zapatillas, y un par de chiquillos montando unas modernas Hoverboard, a ellos tuvimos que sorterarlos o ellos a nosotros, no me quedó claro.

Hwang y yo chocamos hombro con hombro en nuestro intento por evitar ser atropellados por los muchachos que soltaron risas nerviosas, mientras se alejaban. Aunque yo perdí un poco el paso, poco falto para que Hwang se subiera al pequeño muro de una de las jardineras del parque.

—¡No podría montarme en uno de esos!

—Lo que no deberían de hacer es correrlas por las aceras.

Giré rápidamente a tiempo para ver al último chico cruzar la calle sin mucho cuidado, unos pasos más y estaba de frente al edificio donde vivía.

—Hasta aquí llegue.

—Mi tía vive en la siguiente cuadra, doblando a la derecha. Allí me estoy quedando estas dos semanas que mi padre esta de viaje.

Su comentario dio sentido a su presencia por aquellos rumbos.

—Supongo que aquí nos despedimos...te veo mañana en la escuela, Oliver.

Esa vez Hwang pronuncio mi nombre con un tono de voz diferente a la última vez. Esa vez lo hizo de manera amigable, con una leve sonrisa sobre sus labios, mientras se despedía y echaba a andar.

—Nos vemos mañana, Hwang...

Cruce la calle trotando y alcance el portal hacia mi edificio, mi intención era entrar sin distraerme, pero no pude, antes de entrar al vestíbulo lleve mi mirada hacia mi izquierda, hacia donde Hwang se había marchado, alcanzando a verlo, de espaldas y al parecer con las manos en los bolsillos del pantalón, quizás protegiéndolas de la suave y algo fría brisa que comenzaba a dejarse sentir.

*******

Recuerdo que esa noche apenas pude sacarme a Hwang de la cabeza, y creo que Edward notó lo distraído que estaba, pero no pregunto. En vez de sentarme a ver con él uno de los episodios de una de sus series favoritas como casi siempre hacia, me fui al cuarto con la excusa de que tenia una tarea que hacer.

No obstante, lo que hice fue acostarme sobre el colchón mirando al techo y dándole vueltas al inesperado cambio de actitud del chico coreano. Fue inevitable recordar su apatía hacia mi desde el primer momento en que nos vimos, el rechazo que mostraba, y sus bruscas palabras en la biblioteca.

Quizás por cuarta vez rememoré nuestro encuentro de esa tarde, la manera en que le quito peso a su actitud anterior, casi haciéndome ver como un exagerado.

—¿Exagerado? Quizás, pero tu eras un maleducado antipático.

Me incorpore, sentándome sobre el colchón con las piernas cruzadas.

—¿Por qué ahora? ¿Por qué tu cambio de actitud? Cuando era evidente que no me soportabas...

No habia nadie que pudiese contestarme mis dudas, y era poco probable que me animara a preguntarle al propio Hwang que habia de diferente ahora.

—¿Te acercaste a mi solo porque te estas quedando dos semanas en la casa de tu tía, cerca de aquí?

Llevé las manos sobre mi cabeza y peine mis cabellos hacia atrás.

—No te obsesiones con ese tema, Oliver, no le des tanta importancia, de seguro mañana ni te da los buenos días.

Me sentí un estúpido por darle tanta importancia a una persona a la que apenas conocía. Esa noche, después de sobre pensar todo lo ocurrido con mi compañero de clases, en un momento mi mente mezclo mi encuentro con Hwang con mis dudas sobre lo sucedido la noche en que me recogieron de la acera, inconsciente.

Esa noche, luego de caer en un duerme vela que duro hasta el amanecer, logré dormir un par de horas, antes de que, agotado mental y físicamente, me levante dispuesto a arreglarme para el día de clases que me esperaba.

En otras circunstancias le hubiese pedido an Edward quedarme en casa, pero el recuerdo de Hwang y los deseos de volverlo a ver me dieron un poco de ánimo de camino al baño.

—Sigues siendo un estúpido Oliver...

***********

—Hoy parece que se te viro encima el fraso de perfume, Oliver...

El tío Edward despeino los cabellos que con tanto esfuerzo me había peinado, en ocasiones, como lo fue ese día, mis cabellos parecían absorber toda la humedad del ambiente y si no usaba un poco de crema para poder mantenerlos en su lugar, parecían tener vida propia y tomar direcciones diferentes en mi cabeza.

—¡Tiooo!

Edward se echo a reír antes de encaminarse en la dirección contraria al camino que me llevaría a la escuela.

—¡A mi me parece que por ahí hay una linda chiquilla que se ha ganado tu atención, sobrino!

Solo hize un gesto quitándole importancia a sus dichos antes de alejarme. En mi mente solo llevaba la imagen de Hwang Lee, en mis pensamientos, la inquietudes que el chico despertaba en mi, y escondido cerca de mi viejo corazón, la intriga a lo desconocido.

Llegué a la escuela con bastante tiempo antes del primer timbre, tratando de parecer despreocupado, pero mirando a todos lados pendiente a ver al chico asiático.

Sin embargo, ese día, viernes, Hwang Lee no se presento. Admito que después de darme cuenta de que el chico no vendría a clases lo único que deseaba era irme a casa. Para mi penúltima clase estaba tan desanimado que poco me falto para dejar caer la cabeza sobre el pupitre sin importarme la lección impartida del día.

Fue saliendo de esa clase, en dirección al aula donde tomaría la última lección del día cuando escuche el tenue, solía mantener el volumen de mi móvil casi en el mínimo cuando estaba en la escuela, sonido anunciando la llegada de una nueva notificación.

Enseguida que me senté, revise la pantalla del celular y me di cuenta de que me habia llegado una solicitud de amistad de un tal Piloto1997 por la red social Easygram. Verdaderamente intrigado, entre mis cinco seguidores solo tenia a dos de mis compañeros, Ming y Azariel, fui al perfil de ese usuario desconocido buscando identificarlo, pero fue en vano.

Allí no habían fotos de la persona, solo post de dibujos y fotografías de aviones, películas y bandas de música que habían visto su esplendor hacia más de veinte años atrás.

Pensativo regresé a mi perfil y estuve mirando mi reciente foto de perfil por largo rato. Edward había insistido en que tenia que tener una, de esa manera alguien que me conociera antes de mi accidente podría reconocerme, y pensé que quizás ese momento había llegado.

Vacilante y algo nervioso volví a guardar el móvil en la mochila y decidí esperar hasta estar en casa para consultar con el tío sobre aceptar o no la solicitud de aquel desconocido.

La incertidumbre, más la emoción que sentía ante la posibilidad de recuperar parte de mis recuerdos a través de alguna persona que me conociera ocuparon mis pensamientos, relegando a un lado la desilusión que experimenté durante el día por la ausencia de Hwang.

Cuando escuche el timbre que marcaba el final del día lectivo, abandone el salón primero que todos, con prisa. Mi meta era llegar a casa, con un poco de suerte, ese viernes, Edward ya estaría allí.

Caminé rápido, con la cabeza llena de posibilidades, pero muy seguro de que quién me contactaba por Easygram era alguien de mi pasado, y esa seguridad sumada a lo rápido de mis pasos elevo los latidos de mi corazón, y comencé a sudar copiosamente.

No sé me ocurrió llamar al tío a su celular para asegurarme de su ubicación, así de obnubilada estaba mi mente con un solo propósito, llegar hasta el apartamento y enseñarle a Edward la solicitud de amistad de esa persona.

Y lo menos que tenia en la mente era un nuevo encuentro con Hwang Lee quien parecía esperarme de pie, casi frente a la puerta principal que daba al vestíbulo del edificio.

—Hola Oliver...

No detuve mis pasos, solo le eche un vistazo, mientras hacia un gesto de saludo con una de mis manos.

—Hablamos luego, Hwang.

Llegue a notar su gesto de incredulidad antes de girarme para halar la primera puerta hacia el vestíbulo, con mi otra manos buscaba en el bolsillo de mis jeans el llavero con la llave de la segunda puerta.

—¿Por qué la prisa? ¿Pasa algo malo?

Hwang fue detrás de mi, y esperaba mi respuesta, mientras sostenía la primera puerta que yo había soltado. En tanto, yo me ocupaba de meter la llave indicada en la cerradura de la segunda puerta.

—No, no pasa nada, es solo que tengo algo urgente que hacer.

—Esta bien...entiendo, quizás podemos vernos mañana en el parque, si quieres acéptame la solicitud de amistad...y así podemos hablarnos por Easygram...

Para ese momento ya habia abierto la puerta y entrado al vestíbulo, encontrándome de frente con un hombre mayor que vivía en el primer piso y tenia un Golden Retriever tan viejo como él.

El hermoso perro siempre se mostraba muy feliz con mi presencia, buscando mis caricias. Esa vez solo le ofrecí unas palmaditas sobre el lomo.

El hombre mayor se disculpo antes de salir a pasear al perro, y yo me fijé en el gesto de Hwang despidiéndose de mi antes de alejarse fuera de mi campo visual.

Dándome cuenta de la identidad de Piloto1997, un poco aturdido y hasta algo decepcionado, volví a salir a la acera buscando con la mirada al chico coreano que contra todo lo esperado habia estado esperando por mi.

—¡Hey, Hwang!

Cuando él se giro en mi dirección, en sus ojos oscuros pude ver reflejada la sonrisa que distendía sus labios.



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