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Capítulo 14


Inevitable atracción


Recuerdo los siguientes días como rutinarios, de la escuela a la casa. Me propuse evitar al cuarteto de payasos, aquello último sobre ellos, que sospechaba desde el primer día de clases, lo comprobé al siguiente.

Además de ser lo payasos del aula, eran también odiosos, pendencieros y disfrutaban burlarse de los demás, en especial de Hwang Lee, aunque él no era único que víctima de aquellos abusadores.

Henry, el líder, hizo el intento de acercarse a mi nuevamente el segundo día de clases, pero no obtuvo más que un seco saludo y una tenue sonrisita de mi parte.

Aquellas primeras dos semanas transcurrieron entre saludos, cortas interacciones con mis pares y el profesorado, sin embargo, no permanecía mucho tiempo con ninguno de los estudiantes para que pudiese pensar en hacer nuevos amigos.

En resumen, era el estudiante que saludaba, hablaba y ayudaba a quien lo necesitara aunque apenas conocía sus nombres y ellos el mio. En el receso me ocupaba de comer el almuerzo que no variaba demasiado y de chequear las principales aplicaciones sociales, además de ver videos en uno de los canales más populares de internet.

No obstante, y aunque desde el segundo día me propuse no prestarle atención a cierto chico asiático que igual que yo pasaba los días apartado de los demás, aquello resultó ser demasiado difícil. Y a veces, sin darme cuenta mis ojos parecían controlarme, haciendo que dirigiera toda mi atención sobre aquel chico que a diferencia del primer día, no volvió a sentarse a mi lado, y me ignoraba rotundamente.

En la clase de Literatura Inglesa, Hwang y Tim compartían mesa, y para mi comenzó a ser difícil pasar desapercibida la interacción entre ellos, la hermosa sonrisa de Hwang especialmente dirigida al rubio y la oscura mirada del asiático que parecía brillar cada vez que veía acercarse a Tim, tanto así que decidí moverme de pupitre para estar lo más lejos posible de ese par.

Y no había día que no saliera incómodo de esa última clase, rumiando por lo bajo que diablos me pasaba, e inventando las más disparatadas teorías que explicaran mi absurda fijación con el tal Hwang.

«Quizás Hwang me recuerda a alguien de mi pasado»

Demás esta decir que no importaba cuánto me esforzara, mi mente no queria cooperar y los recuerdos se mantenían detrás de un denso velo de misterio.

***************

No era mi costumbre usar los baños de la escuela, allí donde podías encontrar casi cualquier cosa fuera de lugar, como estudiantes vapeando, fogosas parejitas besándose a escondidas, y hasta peleas. La tarde en la que fui testigo de un encuentro clandestino más, esa vez entre Hwang y Tim, la urgencia de vaciar mi vejiga me hizo desviarme del camino hacia la puerta de salida de la escuela y adentrarme al amplio cuarto de aseo de seis cubículos.

Aquel encuentro no hubo manera de evitarlo una vez empuje la puerta y di los primeros pasos al interior del lugar que olía a lejía y orina, pues me encontré saliendo del segundo cubículo a Tim, seguido de Hwang que tenia sus manos sobre los hombros del otro chico en tanto ambos reían.

Sin embargo, sus risas no duraron mucho cuando se dieron cuenta de mi presencia. Yo me detuve unos segundos, antes de continuar andando hasta uno de los urinales empotrados en la pared frente a los cubículos, después de los lavabos.

Tim y yo nos cruzamos, el muchacho rubio parecía haberse tragado un palo de lo rígido que lucia en su rápida salida de lugar, pasando junto a mi. De reojo, vi a Hwang, muy serio, caminar los escasos pasos que lo retiraban de los lavabos y abrir el grifo.

Noté que el asiático tardaba más de lo necesario en lavar sus manos, y fue igual de parsimonioso cuando le toco secárselas debajo del aparato que echaba aire tibio. En tanto yo terminaba lo que me ocupaba, para acercarme a uno de los lavabos, mojaba mis manos con jabón y luego las metía debajo de la fría agua del grifo, se me ocurrió que la tardanza de Hwang se debía a sus dudas sobre si decirme algo o no, o quizás esperaba que yo me atreviera a hacer algún comentario sobre lo que acababa de ver.

Desee atreverme a decirle que no se preocupara, que a nadie le comentaría, pero dadas las circunstancias lo encontré un exceso, ese chico y yo ni siquiera habíamos cruzado palabra. Lo que sucedió entre él y Grafton no era de mi incumbencia.

Era por pensamientos así que en ocasiones me enojaba conmigo, pues no entendía que tanto me importaba ese fulano que pasaba de mi y que ni siquiera una sonrisa amable me había dedicado.

Cerré el grifo del agua planeando salir de allí incluso con las manos goteando agua, pues de pronto era yo el que queria estar bien lejos del chico. Levanté la cabeza y a través del enorme espejo rectangular, mi mirada hizo contacto con la oscura de Hwang.

Entonces automáticamente la intención de abandonar el baño se fue junto con mi control de movimiento, pues por unos segundos me pareció que no podia moverme, y mucho menos, despegar mi mirada de la suya. De esos ojos oscuros y rasgados, de esa mirada poco amable y...asustada.

Aturdido y con la seguridad de que mirar a alguien fijamente por tantos segudos era de poca educación, sabia que debía retirar la mirada, girar e irme, salir de allí, pero fui incapaz.

—¿Qué? ¿Te debo algo?

Ante aquellas palabras dichas en un tono de voz agresivo y desagradable, mientras tampoco dejaba de mirarme a través del espejo, al fin encontré los movimientos necesarios para hacer lo que desde el minuto cero debí llevar a cabo, largarme.

Sin molestarme en decir nada, di los pasos necesarios para salir del lugar, pasando lo más lejos posible de él. Ya en el pasillo me apresure hacia la salida, y de allí directo a casa, sin mirar atrás.

Durante toda la tarde, hasta que cayo la noche y me fui a dormir, evite sobre pensar acerca de mi encuentro con Hwang en los aseos, en su agresiva mirada que escondia temor.

¿Miedo a qué? ¿A mi?

Absurdo.

*************

Era común encontrarme con el grupo de payasos fuera de la escuela si acaso llegaba bastante temprano, y no fueron pocos los días en que veía pasar a Hwang frente al grupo y escuchaba los silbidos acompañados de algunos adjetivos nada amables y muy burlones, que evidentemente iban dirigidos al muchacho asiático.

Me hice un experto en continuar mi camino simulando no haber escuchado o visto nada, y recuerdo que terminé sacándole los pies no solo al grupo de Henry sino a Hwang, aunque en las pocas ocasiones en que lo tuve cerca un incómodo nerviosismo hacia presa de mi.

Por esos días siempre estaba sin energía y cansando, pues no había noche en que no despertara agitado de una pesadilla que no recordaba, pero que mientras duraba había sido muy vivida. Siempre despertaba cuando el reloj marcaba las cuatro de la madrugada y ya no podia volver a dormir. Edward había notado mi problema y preocupado hizo hecho una llamada al neurólogo quien estuvo de acuerdo en verme mucho antes que mi próxima cita.

Septiembre dio paso a octubre, que trajo sus corrientes de brisa fría, acompañada de las hojas de los árboles cayendo, y pintando las aceras y las calles de amarillo y naranja.

Las festividades, como algunos festivales otoñales y el famoso día de Halloween eran los tópicos preferidos del estudiantado. Por esos días ya había encontrado un grupo de compañeros con los que sentarme en el almuerzo, y ser incluido en sus conversaciones sobre fiestas y salidas en grupo.

Antes de mi llegada era un duo, dos chicos, Ming, de padre chino y madre inglesa, Azariel, un chico de ascendencia española, aunque de vez en vez una extrovertida chica de ascendencia coreana, como Hwang, llamada Ji -Woo, se unia al nuevo trio.

Los chicos me acogieron en su grupo luego de algunos intentos fallidos por mi parte de mantenerme lejos de ellos. No coincidíamos en todas las clases, de hecho solo con Ji – Woo tomaba más de dos, las últimas dos.

Fue en Literatura Inglesa que me di cuenta de que la chica y Hwang parecían llevarse bien, al menos en varias ocasiones me parecio verlos hablar, al menos hasta que entraba Tim al salón, entonces Ji-Woo se despedia de Hwang y volvía a la silla junto a la mia, sin ni siquiera saludar al rubio.

No me atrevía a abordar el tema del chico con mi compañera de clases, lo menos que deseaba era que me mirara con suspicacia ante mi interés, el cual no podia justificar. Incluso en ocasiones me sentía tan obsoleto, como si estuviese fuera de práctica al entablar una conversación con la gente de mi edad, cosa que adjudique a mi pérdida de memoria. Nunca, ni en más locas teorías, pensé en lo increíble, y antinatural que era el verdadero motivo de mi olvido.

Y eso último a nadie se lo había mencionado, era mi secreto. Con nadie me atrevía a compartir el tema del accidente, mi estadía en el hospital, la desaparición de mi padre biológico y mucho menos que realmente no tenia idea de quien era.

Quizás algún día me animaría a contarle mi historia a Ji-Woo sobre mi vida sin pasado. Un hondo suspiro por parte de mi nueva amiga me trajo de vuelta a la realidad.

—No quiero enamorarme jamás...

Su comentario terminó de despertarme. Antes de mirarla, lleve la mirada al frente, el maestro estaba ocupado con dos estudiantes que le estaban pidiendo ayuda extra. Frente a mi el papel en blanco de una de mis libretas, con el bolígrafo sobre el, esperando por que leyera el capítulo tres de la obra Moby Dick, de Herman Melville, y comenzara el ensayo que esperaba le maestro.

Ji-Woo daba rápidos toquecitos sobre su cuaderno, entre nosotros el libro en cuestión.

—La mayoría de las veces cuando nos enamoramos perdemos la perspectiva de las cosas, y no te das cuenta hasta que es muy tarde, de lo que esta bien y lo que no.

—Supongo que te refieres a cuando nos enamoramos y no somos correspondidos.

—Si...pero hay casos peores que eso. Por ejemplo, cuando estas tan enamorado que tu razón se nubla y no te das cuenta de que la personas que amas no es una buena persona, deseas tanto estar a su lado que pasas por alto demasiado. Te ha pasado, Oliver?

El maestro aun estaba ocupado con los estudiantes, que rodeaban su escritorio, al parecer, llenos de dudas sobre el trabajo a hacer. Ji – Woo no continuo hablando y yo realmente no supe que contestarle, incómodo llevé la mirada sobre el libro entre nosotros.

Se suponía que lo leyéramos, una página ella y otra yo, y que discutiéramos y analizaramos el capítulo para hacer un corto ensayo, era un ejercicio bastante fácil. Me disponía a iniciar mi lectura, apuntando los puntos que queria sobresaltar y analizar con mi compañera cuando una risa, bastante conocida, desvió mi atención.

No era la primera vez que la escuchaba, precisamente estando en esa clase cuando Tim y Hwang se sentaban juntos y en ocasiones no paraban de cuchichear y de vez en cuando reír.

Al mismo tiempo, mientras Hwang reía, Ji -Woo hacía un ruido con su boca, uno de desprecio y enojo, en tanto rompía la punta de su lápiz al recargarla con demasiada fuerza sobre su libreta, llamando poderosamente mi atención.

No tuve que pensar mucho sobre a quién iban dirigidos los comentarios anteriores, aquellos que por un momento no les encontraba sentido. Le eche un rápido vistazo a mi nueva amiga que hizo una mueca con su pequeña boca.

—Lo siento, no soy buena disimulando cuando me enojan ciertas cosas.

Yo no supe si debía aprovechar el momento e indagar sobre Hwang y su relación con Timothee, aunque ya yo tenia una idea bastante clara, aun sin conocer la historia completa.

—Espero que su trabajo sea entregado a tiempo señor Lee y señor Grafton.

Mr. Thomas estaba de pie al lado de su escritorio con su atención puesta en los dos estudiantes casi al fondo del salón y que no cesaban en sus risas. En tanto yo perdía la oportunidad de preguntar sobre ellos, pues el maestro parecía estar más pendiente que nunca a las habladurías y perdida de tiempo entre nosotros.

Luego de esa tarde Ji-Woo no volvió a mencionar algo en relación a su amigo Hwang, y yo, aunque moria por preguntarle, no vi la ocasión para ello.

El día en que me metí en problemas no estaba supuesto a ir a clases, pues había tenido mi cita con el neurólogo, sin embargo, le comenté al tío que de igual manera iría, aunque tarde. Edward no puso peros, al contrario, a él le encantaba ver lo bien que me había acoplado a la vida estudiantil.

Cuando llegue a la cafetería paso desapercibido para mi cualquier señal en el ambiente de que algo se movía entre los estudiantes, que no era un receso normal. Al acércame a mis amigos los vi arrimados, muy juntos en tanto miraban con atención el celular de Azariel. Estaban tan concentrados en lo que veían en la pantalla del móvil que ni siquiera notaron mi presencia.

—Hola, chicos...

Ji – Woo fue la primera que levantó la mirada y me dedico una tenue sonrisa, muy diferente a la sonrisa llena de alegría que siempre mostraba. Azariel y Hyeon, casi al unísono me hicieron sendos gestos de saludo, algo desganados.

Antes de sentarme algo me dio con mirar hacia donde sabia, se encontraría Hwang, y allí estaba él, más encogido en su asiento que nunca, mirando también su móvil.

—Esto va a traer problemas...

Ji – Woo se llevo una de sus delicadas manos hacia el rostro, en tanto hacia el comentario dirigido a todos y a nadie en particular.

—Qué cabron se atrevería a compartir ese video.

Hyeon hizo un gesto de ira.

—Un video super corto, pero que no deja dudas y los compromete a los dos.

Y Azariel sacudió sus castaños rizos en señal de pesar.

—¿Qué sucede?

A mi no se me ocurrió nada más que preguntar, me sentía muy perdido, no solo entre ellos, sino ante prácticamente todo el estudiantado, porque para entonces ya había tenido la oportunidad de notar no solo el hecho de que todos miraban sus celulares, sino que algunos se reian, silbaban y, los más atrevidos, señalaban con el dedo sin ningún reparo hacia el chico asiático que permanecía en su lugar habitual, alejado de todos.

Ming me acerco su celular invitándome a echarle un vistazo a las imágenes en movimiento en la pantalla. Unas imagenes que al principio me costaba algo discernir. Sin embargo, mi confusión duro solo unos instantes, antes de reconocer a los dos chicos, uno rubio y el otro de cabellos oscuros que se besaban, evidentemente ajenos a que alguien los filmaba, y mucho menos a las consecuencias que aquel video traería.



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