Capítulo 2 - Malasangre
- ¿Hace cuánto no vienes aquí?
El muchacho de pelo azabache rio por lo bajo mientras miraba a su cita con ojos atentos. Había luchado hasta más no poder para que la bruja lo acompañara a su pequeña expedición por las calles de Marseille, y la chica accedió con la condición de que él la llevara a París .
- Unos cuantos años. - Mintió el vampiro mientras mostraba una sonrisa radiante.
La muchacha rodó sus radiantes ojos pardo, intentado contener su paciencia. Ezio llevaba casi un año hostigándola para que saliera con él, hasta el punto que le ofreció un viaje a Francia. Siempre le intereso el país, pero su agenda oculta la sedujo aceptar la oferta que el vampiro le ofreció.
- ¿Por qué evades el tema? - Le acusó la joven bruja mientras terminaba de comer su cena.
- No lo estoy evadiendo, solo que hay temas que no se pueden discutir en una primera cita.
María pasó su mano por su cabello con impaciencia, no quería bombardearlo con preguntas sobre su pasado y muchos menos de su antigua amante, pero cada vez que traía el tema él lo eludía con facilidad.
La chica tomo un sorbo de su vino y dirigió su atención a la hermosa vista que tenía desde la mesa en donde estaban en el restaurante, cada color y detalle de los veleros y diferentes tipos de naves acuáticas, la hacían parecer como si lo estuviera alucinando todo.
El vampiro sonrió al ver a la bruja observar con admiración la vista que tenía desde el hotel. Llevarla a Francia había sido todo un éxito, en especial cuando llego a la torre Eiffel, no entendía que tenia de especial pero impresionaba a cualquier mujer, vampira o bruja no importaba, siempre reaccionaban igual.
- ¿Lista para dar una vuelta?
La chica asintió y el la ayudó a ponerse de pie, solo como una excusa para poder tomar de su mano. María sonrió, a pesar de todo había sido muy caballeroso con ella, dos semanas juntos, incluso compartían un mismo cuarto y todavía no había jugado su movida, solo le daba su espacio como ella quería. Pero había algo en el ambiente, quizás en como el aire soplaba o en la música distante, sentía como florecía un sentimiento distinto por el hombre que caminaba a su lado.
Ezio paro de caminar y la bruja pauso repentinamente por el aguante que el vampiro tenía en ella. La muchacha frunció el ceño en confusión y el vampiro colocó su dedo índice al frente de sus labios simbolizando que guardara silencio. María rio por lo bajo con sarcasmo y el solo sonrió aún más y la halo hacia él, haciendo que ella chocara contra su pecho suavemente.
- Regarder le ciel. - Ezio le susurró al oído imitando un acento francés y luego se alejó unos centímetros de su rostro para fijar su mirada en el cielo.
La bruja extrañada siguió su movimiento para momentos después ser testigo del espectáculo más impresionante que había tenido el honor de presenciar. Fuegos artificiales alumbraban el cielo oscuro regalándole un toque primaveral, ya que el festival de "Avec le Temp" aún seguía de celebración.
Ezio bajo la mirada hasta quedar al nivel del rostro de la bruja, que mantuvo una sonrisa de oreja a oreja. María nivelo su mirada a la del vampiro, a la misma vez que él se acercó para besarla.
La bruja movió su cara y Ezio la miró extrañado.
- No...- Susurró la mujer.
- ¿Por qué no?
María gruño antes de agarrar al vampiro por la camisa para alcanzar sus labios, que con ansias esperaban desde hace un largo tiempo.
El vampiro la sujeto hacia él y la bruja subió sus manos rápidamente, una se desvió a su cuello mientras la otra siguió hasta su cabello. María tomó las riendas del contacto convirtiéndolo de apasionado a un poco más feroz. No sabía porque, pero algo la hacía necesitar el calor del cuerpo que la sujetaba, necesitaba aferrarse a él para no dejarlo ir. Ezio rápido se dio cuenta del modo desesperado con el que la bruja había comenzado a besarlo y decidió parar antes de que ocurriera una tragedia.
La bruja abrió sus ojos lentamente para perderse en los ojos color esmeralda del vampiro. Se sentía mareada por cierta razón y al percatarse que pudo haber sido el vino el compinche que la asistió para semejante escena en un lugar público, bajo la cabeza abochornada. Siendo así que hasta se sintió aliviada y agradecida por el abrupto movimiento del vampiro, uno que en realidad no se esperaba.
- María, yo-
Ezio fue interrumpido por el celaje de una mujer más adelante de ellos. Una figura sin igual con cabello familiar. El vampiro parpadeó para poder borrar de su mente tal atrocidad que pudiera arruinar el bello recuerdo que había acabado de presenciar pero la imagen de esa mujer tan allegado a él, lo mantenía pegado a la calle más delante de ellos.
- ¿Estás bien? - La bruja preguntó mientras se daba media vuelta para observar con claridad el camino al que Ezio no dejaba de mirar.
- ¡Maledizione!
El vampiro maldijo en su acento materno y luego agarró a la bruja por la cintura, con cuidado de no lastimarla. Necesitaba llevarla al cuarto del hotel, sano y salvo.
María se sujetó del brazo del vampiro, temerosa con la abrupta reacción de parte de él. En cambio Ezio solo seguía su instinto, sin mirar atrás con perfil aterrador, mientras dentro de su cabeza se desataba una horrible batalla, su pasado versus su futuro.
Una vez en el vestíbulo del hotel, Ezio se calmó un poco, pero su mano seguía aferrada al antebrazo de la bruja.
- ¿Ezio, que sucede? - Preguntó ella, sujetándolo cuando llegaron a la habitación del hotel.
- Nada, solo una sospecha.
La bruja asintió sin creer su respuesta, algo había sucedido para haberlo impulsado a sacarla de allí sin haber escuchado sus quejas.
Dos horas habían pasado desde el incierto suceso que los había traído de vuelta a su habitación. María se encontraba frente al espejo cepillando su largo cabello castaño, mientras que Ezio seguía parado en el balcón, como si estuviera esperando algo.
La bruja suspiró, dejo su cepillo a un lado y decidió moverse sigilosamente hasta donde estaba el vampiro. Una vez en la entrada al balcón la chica se detuvo, pensándolo dos veces antes de acercarse.
Ezio sabía que la bruja estaba parada a unos solos pasos de él y decidió voltearse para no terminar de arruinar sus pequeñas vacaciones.
- ¿En qué piensas?
María subió su mirada para encontrarse cara a cara con él. Una vez llegara de nuevo a su isla, presentía que nada iba a volver a ser igual y arruinar su última noche ignorando aquel caballero que la había tratado como princesa en esas dos semanas la hacía sentirse malagradecida.
- María, contéstame...
- Olvídalo.
Una batalla de pensamientos en la cabeza de la bruja no la dejaban decidirse entre sí cedía a pasar una última noche espectacular en París o si dejaba que sus valores la hicieran retroceder y perderse una experiencia diferente.
- ¿Cómo callas tu conciencia?
El vampiro sonrió, sabía a lo que se refería pero no podía permitir corromper tan bella inocencia, no podía permitirse arruinarle la vida.
- Buenas noches, querida. - Ezio susurró y camino hacia la puerta.
- ¡Espera!
El chico paro en seco, pero no se volteó. Si lo hacía no habría marcha atrás.
- Al carajo...- Murmuró la bruja y se apresuró hacia el vampiro.
Ezio trato de protestar pero los labios de la bruja lo callaron en el momento preciso. Si ella quería arruinar su inocencia en Paris, era su problema, Ezio opto por darle la oportunidad y el espacio que se merecía para pensarlo dos veces, al fin y al cabo sus poderes de hombre se rindieron ante el radiante perfil de la bruja que lo miraba conimpudicia.
❧
El vampiro miro una vez más a la mujer que dormía profundamente antes de levantarse de la cama y caminar hasta el baño para cambiarse. El reflejo que mostraba el espejo era lejos de lo que era su apariencia, su rostro se mostraba pálido mostrando ojeras de hace un tiempo atrás.
Ezio odiaba romper promesas pero ya no podía seguir tomando sangre guardada en paquetitos de hospitales, necesitaba sangre fresca, directa de la vena para poder satisfacer sus más carnales deseos. María lo odiaría si se enteraba que iba a romper su promesa, pero ni más ni menos ya poco le importaba al vampiro.
Agarro su jacket, la llave del cuarto y sigilosamente salió sin dejar rastro atrás. Se le hacía difícil creer que luego de que prácticamente María se moría por entregarse a él, tan solo unas horas atrás, Ezio decidió no seguir con el acto. Simplemente no se sentía cómodo al pensar en que fue el quien corrompió a una bruja en viaje lejos de su hogar. Llevaba mucho tiempo rogándole a María por una cita, y luego de obtenerla no la iba a echar a perder simplemente porque las hormonas de la mujer la traicionaban. Ezio podía ser muchas cosas, pero nunca podía dejar al lado sus modales de duque.
- Hola, guapo.
El vampiro se fijó en la bella francesa que lo estaba mirando de arriba abajo, era tarde en la noche y las calles estaban vacías y silenciosas. Era la oportunidad perfecta para alimentarse y luego regresar a su hotel, pero su conciencia una que solo aparecía para joderlo, le dio con hacer su trabajo en esos momentos.
La hermosa mujer de cabellos oscuros camino hacia él y lo acorralo con sus brazos, el vampiro pudo detectar alcohol en la mujer sin ningún problema. Luego ella se recostó en él, dejando su cuello a la merced del vampiro. Ezio trato de aguantar sus colmillo y apaegarse a la promesa que le había hecho a María pero más fue su hambre, su dulce escarlata debilidad y espetó sus colmillos en el cuello de la mujer. Una vez sus colmillos abrieron la piel, y su lengua pudo detectar las primeras gotas de su más favorito néctar, perdió su conciencia y cerró sus ojos para disfrutarse el momento.
Hacia tanto tiempo que no se sentía tan energético y poderoso, no iba a parar de tomar la vida de la mujer que aun sostenía entre sus brazos hasta que su última gota calmara su sed.
- Creó que ya fue suficiente. Hasta donde sé, los humanos no tienen reservas especiales para la sangre una vez te la acabas en un par de tragos.
Ezio retiro sus colmillos del cuello de la ya difunta y con cuidado la sentó en el piso antes de incorporarse y darse la vuelta para encontrarse a solo unos pasos de la mujer que llevaba tiempo buscando.
- Quinn, por fin decides reaparecer. A qué se debe esta grata visita. - Ezio le dio la bienvenida con sarcasmo.
La pelinegra rio por lo bajo, tenía que hacer que Ezio desapareciera o podía perjudicar su plan. Estaba tan cerca de encontrar a Emilia, pero no podía permitir que su amigo fuera parte de una colisión de maldad que se podía desatar cuando ellas dos se encontraran.
Al fin y al cabo la muerte de Lydia era su culpa, todo por seguir las últimas directrices del viejo demonio que solía llamar su familia. Ezio siempre la defendía, pero si se enteraba de que Draco la mando a matar a la niña, perdería su confianza para siempre y el simple hecho de pensar en la más mínima negatividad de la situación la desesperaba. Así que siguió como si nada, cargaría con el secreto hasta la tumba.
- Aparecí por que quise, no porque me encontraste. - La bruja se acercó a su mejor amigo, eliminando la distancia. - Tienes que largarte de aquí, Draco está cerca y no será lindo si nos encuentra a los dos en el país. - Susurró Quinn.
- ¿Sabes algo de Emilia?- El vampiro preguntó esperanzado.
La bruja notó el brillo en los ojos de Ezio, no podía creer que siguiera enamorado de ella, la mujer que destruyo su vida y la de su familia, y aun así tenía esperanzas de volverla a encontrar. Esperanzas que la bruja sabía que tenía que destrozar.
- Todavía nada, pero tan pronto encuentre aunque sea una pista te avisare. - Mintió la bruja con una falsa sonrisa.
Ezio asintió y sin más preámbulos desapareció, dándole la oportunidad perfecta para buscar a la mujer que más detestaba por excelencia. Con una sonrisa triunfante se dio la vuelta para regresar a su camino pero paro en seco al ver a la figura que la miraba con desprecio justo a unos pies de ella.
La sonrisa de Quinn se borró por completo al comprender que no había encontrado Emilia, sino que la vampira la había encontrado a ella.
Nota de la autora:
¡Segundo capítulo! La emoción corre por mis venas al igual que la musa hehehe
Este capítulo es más largo, así que no se pueden quejar.
La canción que elegí para el capítulo se llama "Happiness is overrated" por The airborne toxic event
¡Espero que la disfruten!
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