Renunciar por ti
- ¿Qué quieres decir, consejero G.D.? - Quiso saber otro de los presentes. - ¿Tú hijo no va a casarse con el príncipe? - Parecía anonadado. Por supuesto que lo estaba. Todo el mundo sabía que el consejero G.D. llevaba toda la vida esperando ese momento. ¿Y de repente no parecía siquiera molesto por lo que acababa de decir?
- Creo que hablo con absoluta claridad . - Expresó en respuesta, totalmente firme. - Mi hijo no será rey consorte de este reino. Mi hijo ha sufrido un duro golpe en esta última misión. Él seguirá siendo el general de sus ejércitos mientras viva. - A HoSeok se le formó un nudo en la garganta ante esa declaración. - Como siempre ha debido ser. Y... - Hizo una pesada pausa en la que todos guardaron silencio y aguantaron la respiración. - ...le he dado mi bendición para que contraiga nupcias con la persona que él quiera. - Aseguró. - Además, el príncipe HoSeok ya tiene un compañero de verdad.
- Pero, ¿qué estás diciendo? El bebé...
- No es del general JungKook. - Afirmó el rey regente. - HoSeok, ¿no crees que deberías explicarlo tú?
- Yo... bueno... - ¿Cómo iba ser rey si no era capaz de decir dos palabras seguidas ante el consejo? Y de pronto, toda la confianza que tenía en sí mismo minutos antes de entrar en esa sala se había desvanecido por completo. ¿Por qué resultaba tsn difícil confesarles el nombre del padre de su hijo? ¿Qué más daba ya? No iba a renegar de YoonGi e iba a pasar la vida a sulado. Igualmente lo iba a saber todo el mundo en poco tiempo, porque no iban a ocultarse más. ¿Entonces por qué costaba tanto? Quizá porque había un montón de ojos pendiéntes de él, juzgándole. Miró a su padre y vio en él la comprensión y el ánimo para continuar. Su padre le sonreía dándole fuerzas, como diciéndole: "Vamos, hijo mío. Tu puedes." - Es de YoonGi. Voy a casarme con YoonGi, el gran dragón blanco. - Anunció definitivamente. Y su pecho se llenó de felicidad y de amor. Ya nada lo pararía. Ya estaba hecho. YoonGi y él... nadie les separaría. Fuera rey o no.
- ¿¡El cazadragones!? ¡No puede ser! - Exclamó uno de ellos golpeando la mesa con el puño.
- ¡No permitiremos tal majadería! - Gritó otro.
- Hay que reconocer, al menos, que el muchacho ayudó a acabar con el rey cazadragones. Incluso si era su propio padre. - Comentó otro, aunque no muchos lo escucharon por el griterío.
- Mi padre y siguiendo sus consejos, puede impedirme asumir el trono de este reino. Pero nadie puede impedirme que me case con él. Es un hecho, señores. Les guste o no. - Indicó HoSeok determinante.
- ¿Ha perdido el juicio, príncipe? - Habló un tercero. - Regente, haga algo para que su hijo recobre la cordura.
- Cuide sus palabras, consejero. Les parezca cuerdo o no, él sigue siendo vuestro príncipe. - Formuló Jin tajantemente. Se levantó de la silla poniendo las manos atrás en un gesto solemne y firme y continuó. - Mi hijo se casará con el dragón blanco. Esa es su decisión y así se hará.
- Pero, regente, no puede... - Jin alzó la mano para silenciar a su consejero y mirando al consejero G.D., que se mantenía callado y tranquilo desde que había comunicado la decisión de su hijo.
- En este reino ya hemos forzado suficiente este tipo de acontecimientos. Desposar a la gente por obligación cuando tienen la posibilidad de hacerlo por amor no es algo por lo que quiero que me recuerden. - Aseguró. Y luego se dirigió a su hijo. - Si te casas con él, ¿conoces las consecuencias, HoSeok?
- Sí, padre. Estoy dispuesto a asumir todas ellas. - Respondió.
- ¿Estás dispuesto a renunciar al trono por él? - Concretó el rey asegurándose. HoSeok asintió con determinación. Lo había decidido. Si se trataba de elegir entre el trono o YoonGi, el deber o el amor, él ya tomado su decisión. Y aunque no estaba seguro de si era la más valiente o la más cobarde, sabía que era la correcta.
- Muy bien. Que así sea entonces. - Pronunció el rey regente.
- ¿Cómo podéis permitirlo majestad? Ese cazadragones no puede ser rey.
- Sí, esa podría ser una de las consecuencias a las que me refería. ¿A quién proponéis como rey vos entonces? - Le dijo Jin al consejero que había hablado. - Escucharé atentamente las sugerencias que puedan darme.
- En mi opinión, el príncipe JiMin es mucho más adecuado para el puesto. - Habló uno de ellos.
- ¡Eso ya no puede ser! - Exclamó otro. - Está casado con un plebeyo. Su hijo no tiene magia, no puede ser el heredero al trono.
- ¡JungKook! - Saltó otro de los consejeros, el que hasta ahora estaba siendo el mayor aliado de G.D. en el consejo. - El hijo de nuestro consejero jefe es el más adecuado para el puesto.
- Si queréis que sea el último rey del Reino de las Montañas Nubladas. - Pronunció G.D. con parsimonia. - Mi hijo ha decidido unir su vida a la de su jinete. Él no tendrán descendencia.
- ¡¿Cómo dices?! ¡¿Cómo es posible?! ¡¿Cómo permites tal herejía?! - Se oía decir en tropel a los consejeros entrando en pánico.
- Silencio. - Gruñó G.D. con firmeza. - Vosotros poco tenéis que opinar en la vida de mi hijo. Él es mucho mejor que todos vosotros atajo de carcamales. Seguirá siendo el general, el mejor general que haya habido en el reino y se casará con quien le venga en gana. - HoSeok se mordió el labio para no sonreír ante esa afirmación. Todos los demás consejeros no se atrevieron a decir nada más. El rey regente, aguantándose el ataque de risa por la cara que se les había quedado a los consejeros, volvió a tomar la palabra dirigiéndose al consejero jefe. - Entonces, ¿cuál sería vuestra sujerencia? - Quiso saber con una sonrisa sagaz. G.D miró alrededor como pensando y finalmente se encogió de hombros.
- Sinceramente, mi rey. Cualquiera de los dos príncipes está preparado para asumir el trono. Aunque le pertenece por derecho propio al príncipe HoSeok, siempre he considerado al prícipe JiMin muy capaz. No sabría decir a cual de los dos necesitamos ahora. - Comentó. - Sin embargo, lo que sí sé es que el dragón que vuestro hijo guarda su vientre va a ser poderoso. - Añadió. - Sea como fuere... creo que le aguarda un próspero futuro a este reino. - Jin sonrió.
- Este reino siempre ha tenido reyes fuerte. - Aseguró. - Reyes guerreros que nos han protegido en tiempos de guerra.
- Reyes como lo sería JiMin. - Añadió con rapidez un consejero.
- Puede que sea cierto. - Continuó hablando. - Pero ahora no estamos en guerra. El más podeoso de los cazadragones ya no está. Así que, aunque siempre hemos de estar preparados, quizá un rey guerrero no sea lo óptimo para este reino ahora, en tiempos de paz. Quizá sea momento de elegir a alguien cuyo corazón esté guiando tan solo por el amor y la adoración a la vida. Alguien que deje que sea el amor por los suyos lo que guíe sus actos. - Miró a su primogenito con solemne ternura. - Alguien que sea capaz de amar hasta el punto de estar dispuesto a arriesgarlo todo y a renunciar a su destino por ello. - HoSeok le miró sin saber qué decir.
- Pero si se casa con ese cazadragones...
- Es un dragón ahora, y nunca más nadie se referirá a él como cazadragones. - Sentenció Jin. - Fue por mi hijo y por este reino que YoonGi obtuvo el valor necesario para desertar de su hogar y traicionar a su padre. Nada más llegar, salvó la vida de mi nieto y de mi yerno. Luego salvó a HoSeok y peleó contra su padre, y él mismo acabó con su vida porque lo creyó su respondabilidad. ¿No creeis que se ha ganado con creces nuestra confianza y respeto? Como habéis podido ver, los cazadragones no son más que dragones renegados de su propia naturaleza o maldecidos con ese estigma desde su nacimiento. Criado en el odio a los dragones y en la guerra supo ver la belleza y la amabilidad de nuestro reino. ¿No sería una traición por nuestra parte renunciar a esa amabilidad? Además, él es un dragón de sangre real también. Su magia de hielo lo demuestra. Así que, en realidad, tiene absoluto derecho de ocupar el lugar que le corresponde junto a mi hijo. - Pronunció. - Así que, a partir del momento de la coronación de mi hijo y su enlace, os referiréis a él como rey YoonGi. - HoSeok contuvo la respiración con la sentencia del rey regente. - Ese es mi dictamen y eso será, sin discusión alguna, lo que ocurrirá. - HoSeok aguantó las lágrimas. - Ahora, consejeros, si me disculpan, les pido que se retiren y me dejen hablar a solas con mi hijo. Tengo a un nuevo rey al que preparar. - HoSeok y él permanecieron sentados mientras todos los consejeros se iban cuchicheando. El consejero jefe G.D. dio una última mirada de complicidad al rey y le saludó respetuosa pero discretamente con un gesto de cabeza antes de irse.
HoSeok no aguantó las lágrimas de dicha por más tiempo cuando la puerta volvió a cerrarse. Su padre le dejó llorar manteniendo el silencio y aun cuando HoSeok se limpiaba las lágrimas y se serenaba, él se mantuvo callado.
- ¿No crees que, en realidad, no es buena idea tener a los consejeros en contra?
- No estarán en contra en cuanto YoonGi y tú demostréis ser capsces de gobernar este reino sabiamente. - Anunció sin parecer preocupado.
- Ya... ¿y cómo hacemos eso? - Quiso saber HoSeok dudabitativo de pronto. El rey regente rió enternecido.
- Oh, HoSeok, tranquilo. Llevas toda la vida preparándote para esto. Todo irá bien, y yo seguiré aquí para guiarte. - HoSeok asintió más calmado.
- ¿Crees de verdad todo lo que has dicho? ¿Que YoonGi y yo somos los más adecuados para gobernar este reino? - Preguntó pidiendo total sinceridad.
- No, HoSeok, no lo creo. - Dijo levantándose de su asiento y acercándose a su hijo. Puso una mano en su hombro y se agachó para ponerse a su altura. Observó su vientre y sonrió. - Sé que serás un gran rey, mi dulce hijo.
Hola!!!!! Aquí tenéis el primer capítulo extra!!! Ahora sí sé exactamente cuanto queda!!! Queda un capítulo más y el epílogo!!!! Los tengo casi!!! Si me dais mucho apoyo lo intentaré publicaré hoy y mañana!!!
Casi se me olvida!!!! Hay que buscarle un nombre al bebé de HoSeok y YoonGi!!!!! Dadme ideas!!! Elegiré el que más me guste y mencionaré a la persona!!! Ponedmelo o en los comentarios o por twitter!!!
Un besazo!!!!
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